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Saturday, September 28th, 2024
the Week of Proper 20 / Ordinary 25
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Bible Commentaries
Comentario completo de Henry sobre la Biblia Completo de Henry
Declaración de derechos de autor
Estos archivos están en el dominio público y son derivados de una edición electrónica disponible en el sitio web de la Biblioteca Cristiana de Clásicos Etéreos.
Estos archivos están en el dominio público y son derivados de una edición electrónica disponible en el sitio web de la Biblioteca Cristiana de Clásicos Etéreos.
Información bibliográfica
Henry, Matthew. "Comentario completo sobre 1 Thessalonians 5". "Comentario completo de Henry sobre toda la Biblia". https://beta.studylight.org/commentaries/spa/mhm/1-thessalonians-5.html. 1706.
Henry, Matthew. "Comentario completo sobre 1 Thessalonians 5". "Comentario completo de Henry sobre toda la Biblia". https://beta.studylight.org/
Introducción
El ap�stol exhorta a estar siempre preparados para la venida de Cristo al juicio, que ser� con s�bita y sorpresiva. (1-11) Dirige a varios deberes particulares. (12-22) Y concluye con una oraci�n, un saludo y una bendici�n. (23-28)
Versículos 1-5
1-5 Es innecesario o in�til preguntar por el momento concreto de la venida de Cristo. Cristo no revel� esto a los ap�stoles. Hay tiempos y �pocas para que trabajemos, y es nuestro deber e inter�s conocerlos y observarlos; pero en cuanto al tiempo en que debemos rendir cuentas, no lo sabemos, ni es necesario que lo sepamos. La venida de Cristo ser� una gran sorpresa para los hombres. Nuestro Se�or mismo lo dijo. Como la hora de la muerte es la misma para cada persona que el juicio ser� para la humanidad en general, las mismas observaciones responden para ambos. La venida de Cristo ser� terrible para los imp�os. Su destrucci�n los alcanzar� mientras sue�an con la felicidad y se complacen con vanas diversiones. No habr� medios para escapar del terror o del castigo de ese d�a. Este d�a ser� un d�a feliz para los justos. No est�n en las tinieblas; son los hijos de la luz. Es la condici�n feliz de todos los verdaderos cristianos. Pero �cu�ntos hablan de paz y seguridad para s� mismos, sobre cuyas cabezas se cierne la destrucci�n total! Procuremos despertarnos a nosotros mismos y a los dem�s, y guard�monos de nuestros enemigos espirituales.Es innecesario o in�til preguntar sobre el tiempo concreto de la venida de Cristo. Cristo no se lo revel� a los ap�stoles. Hay tiempos y �pocas para que trabajemos, y es nuestro deber e inter�s conocerlos y observarlos; pero en cuanto al tiempo en que debemos rendir nuestras cuentas, no lo sabemos, ni es necesario que lo sepamos. La venida de Cristo ser� una gran sorpresa para los hombres. Nuestro Se�or mismo lo dijo. Como la hora de la muerte es la misma para cada persona que el juicio ser� para la humanidad en general, las mismas observaciones responden para ambos. La venida de Cristo ser� terrible para los imp�os. Su destrucci�n los alcanzar� mientras sue�an con la felicidad y se complacen con vanas diversiones. No habr� medios para escapar del terror o del castigo de ese d�a. Este d�a ser� un d�a feliz para los justos. No est�n en las tinieblas; son los hijos de la luz. Es la condici�n feliz de todos los verdaderos cristianos. Pero �cu�ntos hablan de paz y seguridad para s� mismos, sobre cuyas cabezas se cierne la destrucci�n total! Procuremos despertarnos a nosotros mismos y a los dem�s, y guard�monos de nuestros enemigos espirituales.
Versículos 6-11
6-11 La mayor parte de la humanidad no considera en absoluto las cosas del otro mundo, porque est� dormida; o no las considera correctamente, porque duerme y sue�a. Nuestra moderaci�n en cuanto a todas las cosas terrenales debe ser conocida por todos los hombres. Los cristianos, que tienen la luz del bendito Evangelio brillando en sus rostros, �deber�an ser descuidados en cuanto a sus almas, y no tener en cuenta el otro mundo? Necesitamos la armadura espiritual, o las tres gracias cristianas, fe, amor y esperanza. Fe; si creemos que el ojo de Dios est� siempre sobre nosotros, que hay otro mundo para el que prepararse, veremos razones para vigilar y ser sobrios. El amor verdadero y ferviente a Dios, y a las cosas de Dios, nos mantendr� vigilantes y sobrios. Si tenemos la esperanza de la salvaci�n, cuid�monos de cualquier cosa que pueda hacer tambalear nuestra confianza en el Se�or. Tenemos un terreno en el que construir una esperanza inamovible, cuando consideramos que la salvaci�n es por nuestro Se�or Jesucristo, que muri� por nosotros, para expiar nuestros pecados y rescatar nuestras almas. Debemos unirnos en oraci�n y alabanza unos con otros. Debemos dar buen ejemplo unos ante otros, y �ste es el mejor medio para responder al fin de la sociedad. As� aprenderemos a vivir para �l, con quien esperamos vivir para siempre.
Versículos 12-15
12-15 Los ministros del Evangelio son descritos por la obra de su oficio, que es servir y honrar al Se�or. Es su deber no s�lo dar buen consejo, sino tambi�n advertir al reba�o de los peligros, y reprender lo que pueda estar mal. El pueblo debe honrar y amar a sus ministros, porque su negocio es el bienestar de las almas de los hombres. Y el pueblo debe estar en paz entre s�, haciendo todo lo posible para evitar cualquier diferencia. Pero el amor a la paz no debe hacernos gui�ar el ojo al pecado. Los esp�ritus temerosos y afligidos deben ser alentados, y una palabra amable puede hacer mucho bien. Debemos soportar y aguantar. Debemos ser tolerantes y contener la ira, y esto con todos los hombres. Todo lo que el hombre nos haga, debemos hacer el bien a los dem�s.
Versículos 16-22
16-22 Debemos regocijarnos en las comodidades de las criaturas, como si no nos regocij�ramos, y no debemos esperar vivir muchos a�os, y regocijarnos en todos ellos; pero si nos regocijamos en Dios, podemos hacer eso para siempre.� Una vida verdaderamente religiosa es una vida de constante alegr�a. Y nos alegrar�amos m�s si or�ramos m�s. La oraci�n ayudar� a avanzar en todos los asuntos l�citos y en toda obra buena. Si oramos sin cesar, no nos faltar� motivo para dar gracias en todo. Veremos motivos para dar gracias por lo que ahorra y previene, por las misericordias comunes y no comunes, pasadas y presentes, temporales y espirituales. No s�lo por las providencias pr�speras y agradables, sino tambi�n por las aflictivas, por los castigos y las correcciones; porque Dios lo dise�a todo para nuestro bien, aunque por el momento no veamos c�mo tienden a �l. No apagu�is el Esp�ritu. Se dice que los cristianos son bautizados con el Esp�ritu Santo y con fuego. �l obra como el fuego, iluminando, avivando y purificando las almas de los hombres. Como el fuego se apaga quitando el combustible, y como se apaga echando agua o poniendo mucha tierra sobre �l, as� debemos tener cuidado de no apagar el Esp�ritu Santo, dando rienda suelta a los deseos y afectos carnales, pensando s�lo en las cosas terrenales. Los creyentes a menudo obstaculizan su crecimiento en la gracia, al no entregarse a los afectos espirituales suscitados en sus corazones por el Esp�ritu Santo. Por profec�as se entiende aqu� la predicaci�n de la palabra, la interpretaci�n y aplicaci�n de las Escrituras. No debemos despreciar la predicaci�n, aunque sea sencilla, aunque no se nos diga m�s que lo que sab�amos antes. Debemos escudri�ar las Escrituras. Y probar todas las cosas debe ser para retener lo que es bueno. Debemos abstenernos del pecado, y de todo lo que se parece al pecado, conduce a �l y lo bordea. El que no se asusta de las apariencias del pecado, el que no evita las ocasiones de cometerlo, y el que no evita las tentaciones y los acercamientos a �l, no se mantendr� por mucho tiempo sin cometer pecado.
Versículos 23-28
23-28 El ap�stol ora para que sean santificados m�s perfectamente, porque los mejores son santificados s�lo en parte mientras est�n en este mundo; por lo tanto, debemos orar por, y presionar hacia, la santidad completa. Y como debemos caer, si Dios no lleva a cabo su buena obra en el alma, debemos orar a Dios para que perfeccione su obra, hasta que seamos presentados impecables ante el trono de su gloria. Debemos orar unos por otros; y los hermanos deben expresar as� el amor fraternal. Esta ep�stola deb�a ser le�da a todos los hermanos. No s�lo se permite al pueblo leer las Escrituras, sino que es su deber, y lo que se debe persuadir a hacer. La palabra de Dios no debe guardarse en una lengua desconocida, sino que debe transplantarse, para que as� como todos los hombres est�n interesados en conocer las Escrituras, todos puedan leerlas. Las Escrituras deben ser le�das en todas las congregaciones p�blicas, para beneficio de los indoctos especialmente. No necesitamos m�s para ser felices que conocer la gracia de nuestro Se�or Jesucristo. �l es una fuente de gracia siempre fluyente y rebosante para suplir todas nuestras necesidades.