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Saturday, September 28th, 2024
the Week of Proper 20 / Ordinary 25
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Bible Commentaries
Comentario completo de Henry sobre la Biblia Completo de Henry
Declaración de derechos de autor
Estos archivos están en el dominio público y son derivados de una edición electrónica disponible en el sitio web de la Biblioteca Cristiana de Clásicos Etéreos.
Estos archivos están en el dominio público y son derivados de una edición electrónica disponible en el sitio web de la Biblioteca Cristiana de Clásicos Etéreos.
Información bibliográfica
Henry, Matthew. "Comentario completo sobre Deuteronomy 6". "Comentario completo de Henry sobre toda la Biblia". https://beta.studylight.org/commentaries/spa/mhm/deuteronomy-6.html. 1706.
Henry, Matthew. "Comentario completo sobre Deuteronomy 6". "Comentario completo de Henry sobre toda la Biblia". https://beta.studylight.org/
Introducción
* Un persuasivo para la obediencia. (1-3) Una exhortaci�n a la obediencia. (4,5) Obediencia ense�ada. (6-16) Preceptos generales, instrucciones para dar a sus hijos. (17-25)
Versículos 1-3
1-3 En este y otros pasajes similares, los "mandamientos" parecen denotar la ley moral, las "estatuas", la ley ceremonial y los "juicios", la ley por la cual los jueces decidieron. Mois�s ense�� a la gente todo eso, y solo eso, que Dios le orden� que ense�ara. As�, los ministros de Cristo deben ense�ar a sus iglesias todo lo que ha mandado, ni m�s ni menos, Mateo 28:20. El temor de Dios en el coraz�n ser� el principio m�s poderoso de obediencia. Es altamente deseable que no solo nosotros, sino tambi�n nuestros hijos y los hijos de nuestros hijos, podamos temer al Se�or. La religi�n y la justicia promueven y aseguran la prosperidad de cualquier persona.
Versículos 4-5
4,5 Aqu� hay un breve resumen de la religi�n, que contiene los primeros principios de fe y obediencia. Jehov� nuestro Dios es el �nico Dios vivo y verdadero; �l solo es Dios, y �l es solo un Dios. No deseamos tener otro. La triple menci�n de los nombres Divinos, y el n�mero plural de la palabra traducida Dios, parecen intimar claramente a una Trinidad de personas, incluso en esta declaraci�n expresa de la unidad de la Deidad. Felices los que tienen a este Se�or para su Dios. Es mejor tener una fuente que mil cisternas; un Dios todo suficiente que mil amigos insuficientes. Este es el primer y gran mandamiento de la ley de Dios, que lo amamos; y que hacemos todas las partes de nuestro deber hacia �l desde un principio de amor; Hijo m�o, dame tu coraz�n. Debemos amar a Dios con todo nuestro coraz�n, alma y poder. Es decir,
1. Con un amor sincero; no solo en palabras y lenguas, sino interiormente en verdad.
2. Con un fuerte amor. El que es nuestro Todo, debe tener nuestro todo, y ninguno excepto Hebreos 3.
3. Con un amor superlativo; debemos amar a Dios por encima de cualquier criatura, y amar nada m�s que lo que amamos por �l.
4. Con un amor inteligente. Para amarlo con todo el coraz�n y con todo el entendimiento, debemos ver una buena causa para amarlo.
5. Con todo un amor; �l es UNO, nuestros corazones deben estar unidos en su amor. �Oh, que este amor de Dios se derrame en nuestros corazones!
Versículos 6-16
6-16 Aqu� hay medios para mantener y mantener la religi�n en nuestros corazones y casas.
1. Meditaci�n. Las palabras de Dios deben depositarse en nuestros corazones, para que nuestros pensamientos puedan emplearse diariamente sobre ellas.
2. La educaci�n religiosa de los ni�os. A menudo les repito estas cosas. S� cuidadoso y exacto al ense�ar a tus hijos. Ense�e estas verdades a todos los que est�n bajo su cuidado.
3. Discurso piadoso. Hablar�s de estas cosas con la debida reverencia y seriedad, en beneficio no solo de tus hijos, sino tambi�n de tus siervos, tus amigos y compa�eros. Aproveche todas las ocasiones para conversar con aquellos acerca de usted, no de asuntos de disputa dudosa, sino de las simples verdades y leyes de Dios, y las cosas que pertenecen a nuestra paz.
4. Lectura frecuente de la palabra. Dios los design� para escribir oraciones de la ley en sus paredes y en rollos de pergamino para usar sobre sus mu�ecas. Esto parece haber sido vinculante en la carta a los jud�os, como lo es para nosotros en la intenci�n de ello; es decir, que por todos los medios debemos familiarizarnos con la palabra de Dios; para que podamos tenerlo listo para usar en todas las ocasiones, para restringirnos del pecado y dirigirnos en el deber. Nunca debemos avergonzarnos de ser due�os de nuestra religi�n, ni de ser due�os de nosotros mismos bajo su control y gobierno. Aqu� hay una advertencia para no olvidar a Dios en un d�a de prosperidad y abundancia. Cuando llegaran f�cilmente con el regalo, ser�an propensos a sentirse seguros y sin importarles al Dador. Por lo tanto, ten cuidado, cuando est�s sano y salvo, para que no olvides al Se�or. Cuando el mundo sonr�e, somos propensos a juzgarlo, y esperamos nuestra felicidad en �l, y as� nos olvidamos de �l, quien es nuestra �nica porci�n y descanso. Se necesita mucho cuidado y precauci�n en ese momento. Entonces ten cuidado; siendo advertido de su peligro, p�rese en guardia. No tentar�s al Se�or tu Dios; ni por la desesperaci�n de su poder y bondad, mientras nos mantenemos en el camino de nuestro deber; ni presumiendo sobre ello, cuando nos apartamos de ese camino.
Versículos 17-25
17-25 Mois�s se encarga de guardar los mandamientos de Dios. La negligencia nos arruinar�; pero no podemos ser salvos sin diligencia. Es nuestro inter�s, as� como nuestro deber, ser religiosos. Ser� nuestra vida. La piedad tiene la promesa de la continuidad y la comodidad de la vida que es ahora, en lo que respecta a la gloria de Dios. Ser� nuestra justicia. Es solo a trav�s del Mediador que podemos ser justos ante Dios. El conocimiento de la espiritualidad y la excelencia de la santa ley de Dios, es adecuado para mostrar al hombre pecador su necesidad de un Salvador, y para preparar su coraz�n para recibir una salvaci�n gratuita. El evangelio honra la ley, no solo en la perfecta obediencia del Hijo de Dios, el Se�or Jesucristo; pero en eso es un plan para traer de vuelta a los rebeldes y enemigos ap�statas, por medio del arrepentimiento, la fe, el perd�n y la gracia renovadora, amar a Dios sobre todas las cosas, incluso en este mundo; y en el mundo de arriba, amarlo perfectamente, as� como los �ngeles lo aman.