Lectionary Calendar
Saturday, September 28th, 2024
the Week of Proper 20 / Ordinary 25
Attention!
Take your personal ministry to the Next Level by helping StudyLight build churches and supporting pastors in Uganda.
Click here to join the effort!

Bible Commentaries
Deuteronomio 19

Notas de Mackintosh sobre el PentateucoNotas de Mackintosh

Buscar…
Enter query below:

Versículos 1-21

�Cuando Jehov� tu Dios hubiere destruido las naciones cuya tierra Jehov� tu Dios te da, y t� las heredases, y habitares en sus ciudades y en sus casas, te apartar�s tres ciudades en medio de tu tierra . , que Jehov� tu Dios te da para que la poseas. Preparar�s camino, y dividir�s los t�rminos de tu tierra, que Jehov� tu Dios te da en heredad, en tres partes, para que huya all� todo homicida. (Vers. 1-3.)

�Qu� sorprendente combinaci�n de "bondad y severidad" observamos en estas pocas l�neas! Tenemos el "corte" de las naciones de Cana�n, debido a su maldad consumada que se hab�a vuelto positivamente insoportable. Y, por otro lado, tenemos una muestra conmovedora de la bondad divina en la provisi�n hecha para el pobre homicida, en el d�a de su profunda angustia, cuando hu�a para salvar su vida del vengador de la sangre.

El gobierno y la bondad de Dios son, no hace falta decirlo, ambos divinamente perfectos. Hay casos en los que la bondad no ser�a m�s que la tolerancia de la pura maldad y la rebeli�n abierta, lo cual es completamente imposible bajo el gobierno de Dios. Si los hombres imaginan que, porque Dios es bueno, pueden seguir adelante y pecar con mano alta, tarde o temprano descubrir�n su lamentable error.

"He aqu�", dice el inspirado ap�stol, "�la bondad y la severidad de Dios!"* Dios, con toda seguridad, exterminar� a los malhechores que desprecian su bondad y su longanimidad. �l es lento para la ira, �bendito sea Su Santo Nombre! y de gran bondad. Durante cientos de a�os soport� a las siete naciones; de Cana�n, hasta que su maldad se elev� hasta los mismos cielos, y la tierra misma no los pudo soportar m�s.

Soport� la enorme maldad de las ciudades culpables de la llanura; y si hubiera encontrado incluso a diez justos en Sodoma, la habr�a perdonado por amor a ellos. Pero lleg� el d�a de la terrible venganza, y fueron "cortados"

*La palabra traducida como "severidad" es apotomia , que literalmente significa "cortar".

Y as� ser�, dentro de poco, con la cristiandad culpable. "T� tambi�n ser�s cortado". Llegar� el momento del juicio, y �oh! �Qu� tiempo de ajuste de cuentas ser�! El coraz�n se estremece al pensarlo, mientras el ojo escudri�a y la pluma traza el alma sometiendo palabras.

Pero observe c�mo la "bondad" divina brilla en las primeras l�neas de nuestro cap�tulo. Vea la misericordiosa labor de nuestro Dios para hacer que la ciudad de refugio est� lo m�s disponible posible para el asesino. Las tres ciudades deb�an estar " en medio de tu tierra" No ser�a bueno tenerlas en rincones remotos, o en lugares de dif�cil acceso. Y no s�lo eso, sino que " preparar�s el camino ". Y otra vez, "dividir�s las costas de tu tierra.

... en tres partes". Todo deb�a hacerse para facilitar la huida del asesino. El misericordioso Se�or pens� en los sentimientos del afligido "volando en busca de refugio para asirse de la esperanza puesta delante de �l". La ciudad de refugio era ser "llevado cerca, tal como "la justicia de Dios" se acerca al pobre pecador indefenso y de coraz�n quebrantado, que es "al que no obra, sino que cree en aquel que justifica al imp�o".

Hay una dulzura peculiar en la expresi�n: " Preparar�s el camino". �Cu�n semejante a nuestro siempre misericordioso Dios, "�El Dios y Padre de nuestro Se�or Jesucristo!" Y, sin embargo, fue el mismo Dios que extirp� a las naciones de Cana�n en juicio justo, quien de esta manera hizo provisi�n tan misericordiosa para el homicida "He aqu�, el bondad y severidad de Dios".

�Y este es el caso del homicida que huye all� para vivir, el que mata a su pr�jimo por ignorancia, a quien no aborreci� en otro tiempo; como cuando uno va al bosque con su pr�jimo a cortar le�a, y su Su mano toma un golpe con el hacha para cortar el �rbol, y la cabeza se resbala del helve, y cae sobre su pr�jimo, y muere; huir� a una de esas ciudades y vivir�, no sea que el vengador de la sangre persiga al asesino, mientras su coraz�n est� caliente, y alcanzarlo, porque el camino es largo" muy conmovedor.

. y exquisita gracia! "y m�talo, siendo que no era digno de muerte, ya que no lo aborreci� en el pasado. Por tanto, te mando, diciendo: Separar�s tres ciudades para ti". (Vers�culos 4-7.)

Aqu� tenemos una descripci�n minuciosa del hombre a quien se le proporcion� la Ciudad de refugio. Si no respond�a a esto, la ciudad no era para �l; pero si lo hiciera, podr�a sentir la seguridad m�s perfecta de que un Dios misericordioso hab�a pensado en �l y encontrado un refugio para �l donde podr�a estar tan seguro como la mano de Dios pudiera hacerlo. Una vez que el asesino se encontraba dentro de los recintos de la ciudad de refugio, pod�a respirar libremente y disfrutar de un tranquilo y dulce reposo. Ninguna espada vengadora podr�a alcanzarlo all�, ni un cabello de su cabeza podr�a tocarse all�.

Estaba a salvo; s�, perfectamente seguro; y no s�lo perfectamente seguro, sino perfectamente cierto . No esperaba ser salvado, estaba seguro de ello. Estaba en la ciudad, y eso era suficiente. Antes de entrar, podr�a tener muchas luchas en el fondo de su pobre coraz�n aterrorizado, muchas dudas y temores y ejercicios dolorosos. Estaba volando por su vida, y esto era un asunto serio y absorbente para �l, un asunto que har�a que todo lo dem�s pareciera ligero e insignificante.

No pod�amos imaginar al asesino volador deteni�ndose a recoger flores al borde de la carretera. Flores, dec�a: "�Qu� tengo que ver con las flores en este momento? Mi vida est� en juego. Estoy volando por mi vida. �Y si el vengador viniera y me encontrara recogiendo flores? No, la ciudad es mi �nico gran objeto que todo lo absorbe, nada m�s tiene el menor inter�s o encanto para m�, quiero ser salvado, ese es mi negocio exclusivo ahora.

Pero en el momento en que se encontr� dentro de las puertas, estaba a salvo, y lo sab�a. �C�mo lo supo? �Por sus sentimientos? �Por sus evidencias? �Por experiencias? No; sino simplemente por la palabra de Dios. Sin duda, ten�a el sentimiento, la evidencia y la experiencia, y lo m�s precioso que ser�a para �l despu�s de su tremenda lucha y conflicto para entrar. Pero estas cosas no eran, de ninguna manera, la base de su certeza o la base de su su paz Sab�a que estaba a salvo porque Dios se lo dijo. La gracia de Dios lo hab�a hecho seguro , y la palabra de Dios lo hab�a hecho seguro .

No podemos concebir un homicida, dentro de los muros de la ciudad de refugio, expres�ndose como lo hacen muchos del pueblo querido del Se�or, en referencia a la cuesti�n de la seguridad y la certeza. No considerar�a presunci�n estar seguro de que estaba a salvo. Si alguien le hubiera preguntado: "�Est�s seguro de que est�s a salvo?" "�Por supuesto!" �l dir�a: "�C�mo puedo estar seguro? �No fui yo un asesino? �No he huido a esta ciudad de refugio? �No ha prometido Jehov�, nuestro Dios del pacto, Su palabra para ello? �No ha dicho eso, 'huir all� puede vivir'? S�, gracias a Dios, estoy perfectamente seguro.

Tuve una racha terrible, una lucha terrible. A veces, sent�a como si el vengador me tuviera en su temible agarre. me di por perdido; pero entonces, Dios, en su infinita misericordia, me hizo el camino tan claro y me hizo tan f�cil el acceso a la ciudad, que, a pesar de todas las dudas y temores, aqu� estoy, seguro y seguro. La lucha ha terminado, el conflicto ha pasado y se ha ido. Puedo respirar libremente ahora, y caminar de un lado a otro en la perfecta seguridad de este lugar bendito, alabando a nuestro misericordioso Dios del pacto, por su gran bondad al haber proporcionado un refugio tan dulce para un pobre asesino como yo".

�Puede el lector hablar as� de su seguridad Cristo? �Es salvo y lo sabe? Si no, �que el Esp�ritu de Dios aplique a su coraz�n la simple ilustraci�n del homicida dentro de los muros de la ciudad de refugio! Que conozca ese "fuerte consuelo" que es la porci�n segura, porque divinamente designada, de todos aquellos que "han buscado refugio para echar mano de la esperanza que se ve delante de ellos". ( Hebreos 6:18 ).

Ahora debemos continuar con nuestro cap�tulo; y, al hacerlo, encontraremos que hab�a m�s en que pensar en las ciudades de refugio que la cuesti�n de la seguridad del asesino. Eso estaba perfectamente previsto, como hemos visto; pero la gloria de Dios, la pureza de Su tierra y la integridad de Su gobierno ten�an que ser debidamente mantenidas. Si estas cosas fueran tocadas, no habr�a seguridad para nadie.

Este gran principio brilla en cada p�gina de la historia de los caminos de Dios con el hombre. La verdadera bendici�n del hombre y la gloria de Dios est�n indisolublemente unidas, y tanto la una como la otra descansan sobre el mismo fundamento imperecedero, a saber, Cristo y su preciosa obra.

�Y si Jehov� tu Dios ensanchare tu territorio, como lo jur� a tus padres, y te diere toda la tierra que prometi� dar a tus padres, si guardares todos estos mandamientos para ponerlos por obra, que yo te mando aqu� d�a, para amar a Jehov� tu Dios, y andar siempre en sus caminos; entonces a�adir�s para ti tres ciudades m�s, adem�s de estas tres, para que no se derrame sangre inocente en tu tierra, que Jehov� tu Dios te da por heredad . heredad, y as� la sangre sea sobre ti.

Pero si alguno aborrece a su pr�jimo, y lo acecha, y se levanta contra �l, y lo hiere de muerte, y muere, y huye a una de estas ciudades; entonces los ancianos de su ciudad enviar�n, y lo traer�n de all�, y lo entregar�n en manos del vengador de la sangre, para que muera. Tu ojo no tendr� piedad de �l, sino que quitar�s de Israel la culpa de la sangre inocente, para que te vaya bien.� (Vers. 8-13).

As�, ya fuera gracia para el homicida, o juicio para el homicida, la gloria de Dios y los derechos de Su gobierno ten�an que ser debidamente mantenidos. El homicida involuntario se encontr� con la provisi�n de la misericordia; el asesino culpable cay� bajo la severa sentencia de la justicia inflexible. Nunca debemos olvidar la solemne realidad del gobierno divino. Nos encuentra en todas partes; y si se la reconociera m�s plenamente, nos librar�a efectivamente de puntos de vista unilaterales sobre el car�cter divino.

Toma palabras como estas: "Tu ojo no tendr� piedad de �l". �Qui�n las pronunci�? Jehov�. �Qui�n los escribi�? Dios el Esp�ritu Santo. �Qu� quieren decir? Juicio solemne sobre la maldad. Que los hombres se cuiden de c�mo juegan con estos asuntos importantes. Que el pueblo del Se�or tenga cuidado de c�mo dan lugar a razonamientos necios en referencia a cosas que est�n totalmente fuera de su alcance. Que recuerden que constantemente se puede encontrar un falso sentimentalismo en connivencia con una audaz infidelidad al poner en tela de juicio las solemnes promulgaciones del gobierno divino.

Esta es una consideraci�n muy seria. Los malhechores deben esperar el juicio seguro de un Dios que odia el pecado. Si un homicida voluntario se atrevi� a valerse de la provisi�n de Dios para el homicida ignorante, la mano de la justicia lo agarr� y lo mat�, sin misericordia. Tal era el gobierno de Dios en Israel de la antig�edad; y as� ser� en un d�a que se acerca r�pidamente. Justo ahora, Dios est� tratando con misericordia paciente con el mundo; este es el d�a de salvaci�n, el tiempo aceptable.

El d�a de la venganza est� cerca. �Vaya! �que el hombre, en lugar de razonar sobre la justicia de los tratos de Dios con los malhechores, buscar�a refugio en ese precioso Salvador que muri� en la cruz para salvarnos de las llamas de un infierno eterno!*

*Para otros puntos presentados en las ciudades de refugio, debemos referir al lector a 'Notas sobre el Libro de N�meros', cap�tulo 35.

Antes de citar para el lector el p�rrafo final de nuestro cap�tulo, simplemente llamaremos su atenci�n al vers�culo 14, en el que tenemos una prueba muy hermosa del tierno cuidado de Dios por su pueblo, y de su inter�s misericordioso en todo lo que, directa o indirectamente, les preocupaba. "No quitar�s el lindero de tu pr�jimo, el cual pusieron desde antiguo en tu heredad, la cual heredar�s en la tierra que Jehov� tu Dios te da para que la poseas".

Este pasaje, tomado en su significado sencillo y aplicaci�n principal, est� lleno de dulzura, ya que presenta el coraz�n amoroso de nuestro Dios y nos muestra cu�n maravillosamente entr� �l en todas las circunstancias de Su amado pueblo. No se deb�a entrometerse con los puntos de referencia. La porci�n de cada uno deb�a quedar intacta de acuerdo con las l�neas fronterizas establecidas por los de la antig�edad.

Jehov� hab�a dado la tierra a Israel; y, no s�lo eso, sino que �l hab�a asignado a cada tribu y a cada familia su porci�n apropiada, marcada con perfecta precisi�n e indicada por mojones tan claros que no pod�a haber confusi�n, ni conflicto de intereses, ni interferencia entre unos y otros. , sin motivo de demanda o controversia sobre la propiedad.

All� estaban los antiguos mojones marcando la porci�n de cada uno de tal manera que eliminaba todo posible motivo de disputa. Cada uno ten�a como arrendatario al Dios de Israel, que sab�a todo acerca de su peque�a propiedad, como decimos; y cada arrendatario ten�a el consuelo de saber que el ojo del Gracioso y Todopoderoso Propietario estaba sobre su pedazo de tierra, y Su mano sobre �l para protegerlo de todo intruso. As� pudo morar en paz debajo de su vid y debajo de su higuera, disfrutando de la porci�n asignada por el Dios de Abraham, Isaac y Jacob.

Tanto en cuanto al sentido obvio de esta hermosa cl�usula de nuestro cap�tulo. Pero seguramente tambi�n tiene un profundo significado espiritual. �No hay hitos espirituales para la iglesia de Dios, y para cada miembro individual de ella, marcando, con precisi�n divina, los l�mites de nuestra herencia celestial esos hitos que ellos de la antig�edad, aun los ap�stoles de nuestro Se�or y Salvador Jes�s han establecido? �arriba? Seguramente los hay, y Dios tiene Su ojo sobre ellos, y no permitir� que sean removidos impunemente.

�Ay del hombre que intente tocarlos! tendr� que dar cuenta a Dios por hacerlo. Es una cosa seria que alguien interfiera, de cualquier manera, con el lugar, la porci�n y la perspectiva de la iglesia de Dios; y es de temer que muchos lo est�n haciendo sin darse cuenta.

No intentamos entrar en la cuesti�n de cu�les son estos hitos; hemos buscado hacer esto en nuestro primer volumen de "Notas sobre Deuteronomio", as� como en los otros cuatro vol�menes de la serie; pero sentimos que es nuestro deber advertir, de la manera m�s solemne, a todos los que puedan interesar, en contra de hacer lo que, en la iglesia de Dios, corresponde a la remoci�n de los mojones en Israel.

Si alguien se hubiera presentado en Israel y en Israel para sugerir alg�n nuevo arreglo en la herencia de las tribus, para ajustar la propiedad de cada uno sobre alg�n nuevo principio, para establecer nuevas l�neas fronterizas, �cu�l habr�a sido la respuesta de el israelita fiel? Uno muy simple, podemos estar seguros.

Habr�a respondido en el lenguaje de Deuteronomio 19:14 . Habr�a dicho: "No queremos novedades aqu�; estamos perfectamente contentos con esos hitos sagrados y consagrados por el tiempo que ellos de anta�o han establecido en nuestra herencia. Estamos decididos, por la gracia de Dios, a mantenerlos, y resistir, con firme prop�sito, a cualquier innovaci�n moderna�.

Tal, creemos, habr�a sido la pronta respuesta de todo verdadero miembro de la congregaci�n de Israel; y ciertamente el cristiano no debe ser menos r�pido o menos decidido en su respuesta a todos aquellos que, bajo el pretexto del progreso y desarrollo, quitan los hitos de la iglesia de Dios, y en lugar de la preciosa ense�anza de Cristo y sus ap�stoles, ofrecernos la llamada luz de la ciencia, y los recursos de la filosof�a.

Gracias a Dios, no los queremos. Tenemos a Cristo y su palabra; �Qu� se puede agregar a estos? �Qu� queremos del progreso o desarrollo humano, cuando tenemos " lo que era desde el principio"? �Qu� pueden hacer la ciencia o la filosof�a por aquellos que poseen " toda la verdad"? Sin duda, queremos, s�, anhelamos progresar en el conocimiento de Cristo; desear un desarrollo m�s pleno y claro de la vida de Cristo en nuestra historia cotidiana; pero la ciencia y la filosof�a no pueden ayudarnos en esto; es m�s, s�lo pod�an resultar un obst�culo muy serio.

Lector cristiano, procuremos mantenernos cerca de Cristo, cerca de su palabra. Esta es nuestra �nica seguridad, en este d�a oscuro y malo. Aparte de �l, no somos nada, no tenemos nada, no podemos hacer nada. En El tenemos todo El es la porci�n de nuestra copa y la suerte de nuestra herencia. Que sepamos lo que es no s�lo estar seguros en �l, sino separados para �l y satisfechos con �l, hasta ese d�a brillante en que lo veremos tal como �l es, y seremos como �l y con �l para siempre.

Ahora haremos poco m�s que citar los vers�culos restantes de nuestro cap�tulo. No necesitan exposici�n. Presentan una verdad saludable a la que los cristianos profesantes, con toda su luz y conocimiento, bien pueden prestar atenci�n.

�Un solo testigo no se levantar� contra un hombre por cualquier iniquidad, o por cualquier pecado, en cualquier pecado que cometa; en boca de dos testigos, o en boca de tres testigos, se resolver� el asunto�. (Ver. 15.)

Este tema ya se nos ha presentado. No se puede insistir demasiado en ello. Podemos juzgar su importancia por el hecho de que, no s�lo Mois�s, una y otra vez, insiste sobre esto en la atenci�n de Israel, sino que nuestro Se�or Jesucristo mismo, y el Esp�ritu Santo en el ap�stol Pablo, en dos de sus ep�stolas, insiste en el principio de "dos o tres testigos", en todos los casos. Un testigo, por muy digno de confianza que sea, no es suficiente para decidir un caso.

Si este simple hecho fuera m�s cuidadosamente sopesado y debidamente atendido, pondr�a fin a una gran cantidad de luchas y contiendas. Nosotros, en nuestra fantas�a de sabidur�a, podr�amos imaginar que un testigo completamente confiable deber�a ser suficiente para resolver cualquier cuesti�n. Recordemos que Dios es m�s sabio que nosotros, y que siempre es nuestra m�s verdadera sabidur�a, as� como nuestra mayor seguridad moral, aferrarnos a Su palabra infalible.

Si se levantare contra alguno un testigo falso, para testificar contra �l lo que es injusto, entonces ambos varones, entre quienes hubiere pleito, comparecer�n delante de Jehov�, delante de los sacerdotes y de los jueces que hubiere en aquellos d�as; y los jueces har�n diligente inquisici�n: y he aqu�, si el testigo fuere falso testigo, y hubiere testificado falsamente contra su hermano, har�is con �l como �l hab�a pensado hacer con su hermano; el mal lejos de entre vosotros.

Y los que queden oir�n y temer�n, y no volver�n a cometer semejante maldad entre vosotros. Y tu ojo no tendr� piedad; pero vida por vida, ojo por ojo, diente por diente, mano por mano, pie por pie.� (Vers. 16-21).

Aqu� podemos ver c�mo Dios odia el falso testimonio; y adem�s, hemos de tener en cuenta que, aunque no estamos bajo la ley sino bajo la gracia, el falso testimonio no es menos aborrecible a Dios; y seguramente cuanto m�s entremos plenamente en la gracia en la que nos encontramos, m�s intensamente aborreceremos el falso testimonio, la calumnia y la maledicencia, en toda forma y forma. �El buen Dios nos guarde de todo eso!

Información bibliográfica
Mackintosh, Charles Henry. "Comentario sobre Deuteronomy 19". Notas de Mackintosh sobre el Pentateuco. https://beta.studylight.org/commentaries/spa/nfp/deuteronomy-19.html.
 
adsfree-icon
Ads FreeProfile