Lectionary Calendar
Saturday, September 28th, 2024
the Week of Proper 20 / Ordinary 25
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Bible Commentaries
Comentario del Pobre Hombre de Hawker Comentario del Pobre Hombre
Declaración de derechos de autor
Estos archivos están en el dominio público.
Texto Cortesía de BibleSupport.com. Utilizado con Permiso.
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Información bibliográfica
Hawker, Robert, D.D. "Comentario sobre 2 Chronicles 13". "Comentario del Pobre Hombre de Hawker". https://beta.studylight.org/commentaries/spa/pmc/2-chronicles-13.html. 1828.
Hawker, Robert, D.D. "Comentario sobre 2 Chronicles 13". "Comentario del Pobre Hombre de Hawker". https://beta.studylight.org/
Versículo 1
CONTENIDO
Este cap�tulo nos relata la historia de Ab�as, el hijo de Roboam. Y aqu� tenemos el relato melanc�lico de las guerras entre Jud� e Israel. Esto nos lleva al final de la historia de Ab�as.
Versículos 1-2
El lector har� bien en consultar la historia paralela, 1 Reyes 15:1 aunque aqu� est� m�s relacionada con el reinado de Ab�as que en ese registro sagrado. Pero el tema es realmente interesante; y el lector, espero, no dejar� de considerarlo. El nombre de Ab�as es sorprendente; Abba, padre; Jab, Jehov�; es decir, el Se�or es mi Padre.
Versículos 3-5
Su ej�rcito era muy inferior. Pero esto no lo considera. Aboga bien, como descendiente de David; mientras que Jeroboam es un usurpador. El pacto de la sal deber�a parecer implicar un pacto con el sacrificio. Porque todo sacrificio es salado con sal. David, con la mirada puesta en Cristo, as� lo hab�a expresado, Salmo 50:5 . Es precioso ver tanto de Jes�s en las circunstancias generales de la gente en esas edades remotas. Al estar Ab�as sobre el monte de Efra�n, est� claro que hab�a penetrado bastante en el coraz�n de los dominios de Jeroboam.
Versículos 6-9
Este discurso de Ab�as es muy animado y poderoso. Se�ala la iniquidad de Jeroboam, quien como siervo se hab�a levantado en abierta rebeli�n contra su Se�or. Pide a la gente que se d� cuenta de los hombres vanidosos, ligeros e insignificantes que fueron sus partidarios. A continuaci�n, se refiere al terrible estado en el que se encontraban �l y su ej�rcito, con respecto a la religi�n. Hab�a abandonado la verdadera religi�n del Dios de Israel, hab�a establecido becerros para dioses y consagrado hombres imp�os para sus sacerdotes. Como si hubiera dicho: �Es posible que alguno de ustedes pueda concebir que tal causa pueda prosperar?
Versículos 10-12
Ab�as, habiendo se�alado en la primera parte de su discurso la maldad de la causa de sus enemigos, en esos vers�culos llama al pueblo a juzgar la bondad de su causa de parte del Se�or. �l representa firmemente que sus sacerdotes son los descendientes de Aar�n, y habla m�s particularmente (y deseo que el lector no pase por alto esta parte de su discurso) en ese car�cter distintivo de la verdadera religi�n, la observancia del holocausto por la ma�ana. y la tarde de todos los d�as. �Lector! �No fue esto evidentemente con la mirada puesta en Cristo? �Dulce pensamiento! Si Jes�s es por nosotros, �qui�n contra nosotros?
Versículo 13
Parecer�a que mientras Ab�as se dirig�a a los ej�rcitos, Jeroboam h�bilmente envi� un grupo para rodearlo.
Versículo 14
Este es un hermoso testimonio de piedad; este clamor al Se�or.
Versículo 15
Y este es un testimonio tan dulce de que el Se�or oy� y respondi� a la oraci�n. - No fue la espada de Ab�as, no el discurso de Ab�as, sino que fue el Se�or quien hiri� a Jeroboam e Israel con �l.
Versículos 16-19
El evento fue realmente espantoso. Esta matanza es la m�s grande que jam�s hayamos le�do en la historia sagrada.
Versículo 20
�Qu� breve pero terrible relato da el Esp�ritu Santo de este hombre! Piensa s�lo en el terror que este desgraciado hab�a sido para las multitudes. Como otro Herodes, el Se�or lo hiere y muere. �Oh! Si tales personajes consideraran cu�n d�biles criaturas son en medio de toda su jactancia, �qu� freno podr�a dar a la vanidad de su mente! Ver Hechos 12:23 .
Versículos 21-22
Parece que no hubo gracia en el coraz�n de Ab�as; aunque al Se�or le agrad� hacer de �l un instrumento en su mano para la destrucci�n de Jeroboam. �Lector! �No es �ste el caso en la hora actual?
Versículo 22
REFLEXIONES
Dif�cilmente es posible leer la historia de la guerra y el derramamiento de sangre sin que nuestras mentes sean conducidas a las graves consecuencias del pecado, que ha introducido la muerte con todas sus cadenas de maldad. He aqu�, lector, en el ejemplo que tenemos ante nosotros, c�mo los descendientes de Jacob, en las diferentes tribus y familias, han perdido de vista su estirpe original y est�n ocupados en destruirse unos a otros. �Oh! �las miserables consecuencias de un estado ca�do! precioso Jes�s! aqu� de nuevo, como en mil otros casos, perm�teme hacer una pausa para alabarte por tu graciosa intervenci�n en la redenci�n de nuestra naturaleza ca�da.
�Se�or! Te ruego que en todos los conflictos y guerras en que pueda estar envuelta mi alma, me dejes ver, como Ab�as, que el Se�or est� de mi lado, entonces no necesito temer lo que los hombres puedan hacerme. �Y oh, Se�or! est� mi causa al mismo lado que la suya, con la casa de David. Jes�s es mi leg�timo soberano: por herencia; porque el Padre le ha hecho heredero de todas las cosas; y por compra y por conquista, porque ha comprado mi redenci�n con su sangre; y por la victoria de su gracia sobre mi coraz�n, tiene derecho a reclamar mi obediencia y mi amor.
Se�or, conc�deme que nunca me encuentren levantando el calca�ar de la desobediencia contra ti, no sea que, como Jeroboam, el Se�or me hiera, y nunca despu�s recobre las fuerzas para levantar la cabeza. Pero hazme sujeto voluntario de tu gracia, para que mi rodilla se doble ante ti, y con todos los redimidos confiesen con gozo que Jesucristo es Se�or para gloria de Dios Padre. - Am�n.