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Bible Commentaries
Isaías 49

Comentario del Pobre Hombre de HawkerComentario del Pobre Hombre

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Versículo 1

CONTENIDO

Este cap�tulo sumamente interesante contiene las l�neas generales de la alianza de redenci�n, en las transacciones solemnes entre Dios Padre y Dios Hijo, acerca de la salvaci�n. Este tema se lleva a cabo sin interrupci�n de principio a fin.

Versículos 1-3

Encontramos aqu� a alg�n orador glorioso, llamando a las naciones de las islas para que le presten atenci�n, y declarando tanto la autoridad sobre la que habl� como el tema de su discurso. Y si lo aplicamos al Se�or Jesucristo, como Mediador Dios-hombre, nada puede ser m�s hermoso e interesante. Primero exige atenci�n; luego habla de las personas a las que iba dirigido su discurso; y luego de su autoridad, y el objeto de su llamado.

Y Jes�s, y s�lo Jes�s, era y es todo esto; y de ning�n otro se podr�a decir o hablar: Se dice que Dios Padre dio a su amado Hijo para que fuera luz para alumbrar a los gentiles y para ser la gloria de su pueblo Israel; Lucas 2:32 . Y desde el vientre de toda la eternidad, fue llamado Jes�s, s�, en el volumen del libro fue escrito de �l.

Si el lector compara lo que el amado ap�stol Juan dice del libro de los decretos divinos, que estaba en la mano del que estaba sentado en el trono, y que nadie fue encontrado digno de abrir sino el Cordero que hab�a sido inmolado; tal vez sea conducido al sentido del pasaje y descubra que la Biblia misma no es m�s que la transcripci�n, en la parte revelada de ella, de lo que est� escrito en �l; Apocalipsis 5:1 ; Salmo 40:6 .

Y cuando se acercaba la hora de la revelaci�n abierta de Jes�s, el �ngel declar� su nombre, como leemos, Mateo 1:21 . Pero no debemos detenernos aqu�. Se dice que Dios el Padre, quien llam� a Cristo a la obra, lo prepar� para ello. De modo que los t�rminos del pacto corr�an, Salmo 89:19 .

Quiz�s el ocultamiento de Cristo podr�a referirse a lo que Pablo habla del misterio de la redenci�n, oculto desde tiempos y generaciones, Efesios 3:4 . La boca de Jes�s, como una espada, se refiere al poder y la soberan�a con que habl� como nunca lo ha hecho ning�n hombre. Se dice que la palabra de Cristo es r�pida y poderosa, Hebreos 4:12 ; Juan 5:25 ; Salmo 45:5 .

Por �ltimo, el hecho de que Dios lo reconozca en la obra, adem�s de llamarlo a la obra, se establece con la mayor bendici�n en este pasaje: Cristo, como Mediador y Fiador, es el siervo de Jehov�, el Esposo de su Iglesia y su pueblo; y espero que el lector no pase por alto lo que es tan dulce como cualquier otro, que Cristo toma, en este pasaje, el nombre de su Iglesia. Es algo habitual en la vida que la esposa tome el nombre de su esposo, pero Jes�s, en su inigualable condescendencia, aqu� toma el nombre de su esposa y se llama Israel. �Precioso Se�or Jes�s! �Qu� humildad fue la tuya!

Versículos 4-5

�Qu� parecido sorprendente tiene esto con la predicaci�n de nuestro Se�or, cuando estuvo en la tierra! Quien lee en el Evangelio del desprecio derramado sobre la persona y el oficio de Jes�s, pero debe quedar impresionado con esta descripci�n, Juan 1:11 . Y cu�n bienaventurado es contemplar la aceptaci�n prometida de la persona de Cristo, por m�s despreciada que sea por los gobernantes y fariseos. �Lector! nunca olvides en qui�n es toda redenci�n, y por qui�n se da toda aceptaci�n a las personas y ofrendas de su pueblo.

Versículo 6

No deseo forzar ning�n pasaje de las Escrituras, m�s all� de su significado llano; pero humildemente le preguntar�a al lector, si estas palabras no parecen transmitir como si el coraz�n mismo de Dios el Padre estuviera saliendo con amor y deleite por el persona de su amado Hijo, como Mediador y Fiador de su pueblo. Vea esas dulces escrituras, Salmo 2:8 ; Juan 10:7 . Y no olvide, siempre que contemple la gloriosa obra de la salvaci�n, que Jehov� la llama SUYA. �Pensamiento dulce y delicioso!

Versículos 7-9

�Habr� alguna vez un pasaje m�s impactante y decisivo que este, en confirmaci�n de la grandeza y gloria de su persona y car�cter, a quien se dirigen las palabras? Jehov� primero le da su propio nombre glorioso y distintivo: el Redentor de Israel y su Santo. Y, lector, te ruego que observes c�mo se llama al Redentor: su Santo; ese es el Santo de Jehov�; porque Jes�s, en su car�cter mediador, es el Cristo; es decir, el enviado, el ungido de Dios.

Espero que conozcas a tu Redentor en este sentido. Pedro lo hizo, y lo encontr� sumamente bendecido, Mateo 16:13 . Y si leemos las palabras, su Santo, como el Santo de Israel, todav�a es bendito; si Cristo nuestro Redentor es el Cristo de Dios; as� tambi�n �l es de su Iglesia. �Preciosa consideraci�n! A continuaci�n, Jehov� se�ala su maravillosa humillaci�n; que, en verdad, era algo de lo que nunca antes se hab�a o�do hablar: no solo un hombre, porque muchos lo despreciaban; pero la naci�n en general lo aborrec�a.

Fue despreciado en su persona, sus oficios, sus perfecciones, sus atributos, s�, en todas las cosas, como el m�s abyecto de los hombres. Ver Mateo 27:43 ; Juan 9:29 . Sus atributos tambi�n fueron despreciados; aunque la sabidur�a misma; Sin embargo, dijeron ellos, �c�mo sabe este hombre letras, sin haber aprendido nunca? Juan 7:15 .

Su omnisciencia fue injuriada: Profec�a, dicen ellos, para nosotros, Cristo, cuando le vendaron los ojos, �qui�n es el que te hiri�? Mateo 26:68 . As� que nuevamente su oficio real: si es el rey de Israel, �que descienda de la cruz! Y as� tambi�n su oficio sacerdotal: salv� a otros, dicen, �a s� mismo no puede salvarse! Mateo 27:39 .

Escuche tambi�n lo que el Cordero de Dios dice de s� mismo sobre este tema, Salmo 22:6 . Pero, �qu� gloria promete Jehov� que seguir�? �Se le asegur� la presencia de Dios Padre, en medio de todas estas burlas y reproches! el resultado de la aflicci�n de su alma era seguro. Y el Se�or Jes�s, como la totalidad del pacto, ha cumplido los prop�sitos y contin�a hasta la hora presente para cumplirlos en la tierra.

Vea esas escrituras, Zacar�as 9:11 ; Juan 11:42 ; Isa�as 53:10 .

Versículos 10-12

Cu�n dulcemente siguen estos vers�culos lo que se dijo antes: Habiendo Jehov� garantizado al glorioso Cabeza de la iglesia todo lo necesario para su seguridad y honor personal, aqu� se compromete a bendecir y cuidar de su pueblo; y, tanto a trav�s de una vida de gracia como en el reino de gloria, se asegura su eterna seguridad y felicidad. Ver Apocalipsis 7:13 , hasta el final.

Versículo 13

Esta es una hermosa pausa en el Cap�tulo, para convocar incluso a las partes inanimadas de la naturaleza para celebrar, en himnos sagrados, las glorias de la redenci�n: el cielo y la tierra cantar�n de ella, porque ambos mundos participan en los triunfos de la gracia redentora. Lucas 2:13 .

Versículos 14-21

La angustia de Sion solo deja paso a la demostraci�n del amor divino; y si el pueblo de Dios, en sus diversos ejercicios (sean lo que sea), pudiera ser llevado a considerar el cuidado incesante y eterno del Se�or sobre su pueblo, les gustar�a que Pablo, se complaciera en las debilidades y los reproches por amor a Cristo. , sabiendo que cuando son m�s d�biles en s� mismos, esos son los momentos para ser fuertes en el Se�or y en el poder de su fuerza.

2 Corintios 12:9 . �Lector! Ruego que se den cuenta de la imagen tan tierna e interesante de la que se sirve el Se�or aqu� para secar las l�grimas de Si�n; y que, le ruego al lector que recuerde, se dirige tanto a los dolientes en Sion ahora, como lo fue entonces cuando dio a luz por primera vez: �Puede una mujer olvidar a su hijo de pecho? La figura es llevada a la m�xima ternura que la imaginaci�n pueda concebir, para mostrar la inmensa superioridad de ese amor que Dios tiene hacia su Si�n, su pueblo.

Una mujer, la parte m�s tierna de la naturaleza humana; y una madre tambi�n; s�, una madre lactante; y no s�lo a un ni�o, sino a un ni�o que amamanta, que todav�a est� colgado de sus pechos y depende de ella para todo; �Puede tal persona olvidar al infante, el hijo de su vientre, que sali� de sus propias entra�as, y de hecho es parte de s� misma: y la plenitud misma de sus pechos que requieren secreci�n todav�a impulsando tambi�n al recuerdo? �Es posible, dice el Se�or, que pueda olvidarse del ni�o o de s� misma? El Se�or hace la pregunta y �l mismo la responde: �S�, pueden olvidar! �S�, su compasi�n puede ceder! La enfermedad, la fiebre, la p�rdida de los sentidos, la muerte o circunstancias agonizantes, pueden inducirlo; s�, algunas madres, como se ha sabido, han destruido el fruto de su vientre para ocultar su verg�enza; y algo, Lamentaciones 4:10 .

Pero, dice el Se�or, aunque se pierdan todos los sentimientos naturales, la tierna compasi�n de Dios por su Si�n nunca ceder�. �Y cu�n bendecidas son las promesas que siguen, de crear fe en los corazones de su pueblo? Ponme, dice la Iglesia, como un sello en tu coraz�n, como un sello en tu brazo. Te he grabado, dice el Se�or, en las palmas de mis manos. �Y c�mo se cumpli� esto cuando las manos y los pies de Jes�s se aburrieron y se sujetaron a la cruz! Seguramente no puede haber un recuerdo como este; ning�n recuerdo para que el creyente mire, as� como a su Se�or, para asegurar una atenci�n incesante a sus necesidades y para dar cada bendici�n que la cruz compr�.

Ver Cantares de los Cantares 8:6 ; Zacar�as 12:10 . Y cu�n bienaventuradamente siguen todas las promesas a estas seguridades divinas, de que las misericordias del Se�or sobre Sion seguir�n cada p�rdida de tiempo con diez veces m�s plenitud, para sorprender al pueblo de Dios con lo inesperado, as� como con la grandeza de la salvaci�n de Jes�s.

Ruego al lector que no pierda de vista, que en esas indecibles bendiciones, lo que se dice, se dice, primero, a la persona de nuestro Se�or, como gran Cabeza de su Iglesia; y luego a su Sion, sus redimidos en �l; porque tales puntos de vista realzan abundantemente cada bendici�n.

Versículos 22-23

�Lector! Si bien las misericordias de Dios para con la pobre iglesia gentil aparecen repetidamente, no pases por alto la dulzura y plenitud de ellas, ya que se respetan a ti mismo. El inter�s personal deleita toda misericordia; en nada m�s que nuestro propio inter�s en Jes�s. Y cuando leemos estas misericordias, como se prometi� al Se�or Jes�s tantas edades antes de su venida; y ahora sentir y saber que se realizan, tantas generaciones despu�s de su regreso a la gloria; �Qu� acumulaci�n de evidencia traen consigo, a la verdad como es en Jes�s! �Oh, precioso Se�or! �tanto de jud�os como de gentiles! �Cu�n plenamente has confirmado tu promesa, en tu �nico redil, debajo de ti mismo, el �nico Pastor verdadero! Juan 10:16 ; Ezequiel 34:23 .

Versículos 24-26

La grandeza de las bendiciones prometidas en este Cap�tulo, siendo tan maravillosas en s� mismas, y mucho m�s all� de toda expectativa posible para la gente, que iba a ser feliz en su posesi�n, bien podr�a suscitar sorpresa y dar lugar a dudas de c�mo, y por qu� medios, deben cumplirse. Si se considera el tema espiritualmente, tanto los jud�os como los gentiles eran, por naturaleza y por pr�ctica, los leg�timos cautivos del pecado y de Satan�s; �C�mo, entonces, ser�n liberados? Los pobres pecadores no pueden comprar su libertad ni por precio ni por poder.

El Se�or solo puede resolver la dificultad: Jes�s es su Redentor, y �l lograr� la liberaci�n de sus redimidos por ambos. Vea esas dulces escrituras que muestran el camino, y cuando haya meditado debidamente sobre el tema bienaventurado, recuerde que el todo es para la gloria de Jehov�, ya que el todo es realizado por �l mismo; Isa�as 45:13 ; 1 Pedro 1:18 ; Hebreos 2:14 ; Apocalipsis 5:9 .

Versículo 26

REFLEXIONES

�LECTOR! Te encomiendo, ya que deseo sentir la impresi�n completa en mi propia mente, que el tema, as� como el contenido, de este cap�tulo tan precioso, no sean descartados, antes que todas sus benditas verdades, bajo la ense�anza divina, sea ??recibido y disfrutado adecuadamente en nuestras dos almas. Las transacciones solemnes aqu� registradas, de lo que sucedi�, entre nuestro Dios y Padre en Cristo Jes�s, y nuestro bendito Se�or, con respecto al recobro de nuestra pobre naturaleza perdida y ca�da, son, de hecho, la base y fundamento de toda gracia y misericordia. , que nos fue dado en Cristo Jes�s antes de que el mundo comenzara.

Todo lo que recibimos en perd�n, en la regeneraci�n de nuestra naturaleza, nuestra adopci�n y suprema vocaci�n en Cristo Jes�s, nuestra seguridad de salvaci�n en gracia aqu�, y gloria por toda la eternidad; todos son el resultado de los compromisos del pacto, que registra este bendito Cap�tulo, y que tuvieron lugar entre las altas partes contratantes, antes de la ca�da del hombre, s�, antes de que se echara la base de la tierra.

Haga una pausa entonces y rastree el tema maravilloso a trav�s de todas sus partes. He aqu� a Dios Padre, en su amor por nuestra pobre naturaleza; quien nos am� tanto como para dar a su Hijo unig�nito, para que todos los que creen en �l no se pierdan, mas tengan vida eterna. He aqu� a Dios el Hijo, que nos am� tanto que se entreg� a s� mismo por nosotros. He aqu� que Dios el Esp�ritu Santo testifica lo mismo al hacer que la Iglesia se familiarice con sus misericordias, y no solo revela las buenas nuevas de la salvaci�n, sino que inclina el coraz�n de los ni�os a la fe en la verdad de Jes�s y los hace dispuestos en el d�a de su poder.

�Oh! �Qu� eterna alabanza, amor y adoraci�n tenemos ahora para ofrecer, y tendremos que presentar eternamente, al santo, indiviso, Tres en Uno, Jehov�, por estas misericordias inefables de Dios en Cristo!

�Lector! busquemos la gracia para recibir las benditas verdades contenidas en este Cap�tulo, para vivir a la altura de la fe y en el disfrute de ellas, durante toda nuestra permanencia en la tierra, hasta que lleguemos a darnos cuenta de la plena posesi�n de ellas en la gloria eterna. �Precioso Jes�s! que te contemplemos como la totalidad del pacto. Todas las obligaciones de la misma han sido realizadas por ti; todas sus bendiciones son de ti; y todas las preocupaciones de ella, y de la felicidad de tu pueblo, te son confiadas.

�Ay�dame entonces, oh Se�or, a mirarte m�s en cada bendici�n, como el autor y procurador de ella! Hay m�s de ti en las misericordias m�s comunes, de lo que tu pueblo es consciente: tu muerte ha asegurado nuestra vida, tu cruz ha comprado nuestra corona. A �l sea gloria en la Iglesia por todos los siglos, por los siglos de los siglos. Am�n.

Información bibliográfica
Hawker, Robert, D.D. "Comentario sobre Isaiah 49". "Comentario del Pobre Hombre de Hawker". https://beta.studylight.org/commentaries/spa/pmc/isaiah-49.html. 1828.
 
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