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Bible Commentaries
1 Corintios 2

Comentario popular de Schaff sobre el Nuevo TestamentoComentario del NT de Schaff

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Versículo 1

1 Corintios 2:1 . Y yo, hermanos, cuando vine a vosotros, no fui con excelencia de palabra (como un ret�rico), o de sabidur�a (como un fil�sofo), proclam�ndoos el testimonio de Dios [1] acerca de Su Hijo.

[1] O, seg�n otra lectura, que tiene un apoyo sorprendente, 'el misterio de Dios'. Pero la evidencia de la lectura recibida, dada arriba, nos parece m�s fuerte, y con Meyer pensamos que la palabra 'misterio' se desliz� aqu� desde 1 Corintios 2:7 .

Versículo 2

1 Corintios 2:2 . Porque me propuse no saber nada entre vosotros, sino a Jesucristo, y �ste crucificado. No s�lo conocer�a un tema, sino que lo expondr�a precisamente bajo la luz que sab�a que resultar�a m�s repulsiva para sus o�dos meticulosos y su gusto corrupto. Porque siendo esto en lo que cada hecho de Su vida tiene sus explicaciones, y de lo cual todo el principio de Su obra toma su car�cter, sinti� que no pod�a retenerlo ni suavizarlo. Sin embargo, esto no era una bravata. Estaba temblorosamente consciente del posible efecto de hacer de esto el eje de su ministerio.

Versículo 3

1 Corintios 2:3 . Y estuve con vosotros en debilidad, y en temor, y en mucho temblor. Es notable que en ninguna otra parte el ap�stol habla as�, ni parece haber sentido en ninguna otra parte una conciencia tan opresiva de su insuficiencia (ver 2 Corintios 2:15-17 ); y es digno de notarse que el historiador de los Hechos ( Hechos 18:5 ) se refiere a estos mismos sentimientos en Corinto en los siguientes t�rminos inusuales: 'Pero cuando Silas y Timoteo descendieron de Macedonia (a Corinto), Pablo estaba obligado por la palabra (como es el texto verdadero), testificando a los jud�os que Jes�s era el Cristo.'

Versículo 4

1 Corintios 2:4 . Y mi discurso y mi predicaci�n, el 'mensaje' mismo as� como su vestimenta, no fueron en palabras persuasivas de sabidur�a, [1] sino en el poder de Dios. No es que no pudiera haber manejado el arma de la 'sabidur�a humana' con excelentes resultados, como puede verse en varios pasajes de estas mismas Ep�stolas a los Corintios, cuya elocuencia es sin duda superadora; pero que por la raz�n dada, lo evit� cuidadosamente. Por supuesto, sin embargo, no hay nada aqu� que menosprecie el uso correcto de la cultura humana en el ministerio cristiano.

[1] No (como en el texto recibido) 'en palabras persuasivas de sabidur�a humana'.

Versículo 6

1 Corintios 2:6 . Sin embargo, hablamos sabidur�a entre los perfectos. Esta es una palabra paulina favorita, que tiene un sentido bien definido, con solo matices variables seg�n el tema tratado. Con referencia a la obra de Cristo, denota su 'terminaci�n' por Su muerte ( Hebreos 2:10 ; Hebreos 5:10 ); con respecto a la posici�n del creyente ante Dios en virtud de esa obra completa, expresa su aceptaci�n 'perfecta' ( Hebreos 10:14 , comparado con 1 Corintios 9:9 y 1 Corintios 10:1); y en relaci�n con su etapa de avance en la vida cristiana, significa su 'plena' aprehensi�n de la verdad del evangelio de 'hombres' completamente desarrollados en contraste con la inmadurez de los 'ni�os en Cristo' (cap.

1 Corintios 3:1-2 ; Hebreos 5:12-14 ). Este �ltimo es claramente el sentido aqu�. Porque s�lo cuando se alcanza esta etapa, cuando el esquema del evangelio puede ser captado como un todo, y puede ser inspeccionado por todos lados, puede descubrirse plenamente la 'sabidur�a' que hay en �l.

Sin embargo, una sabidur�a que no es de este mundo, ni de los gobernantes de este mundo, los gobernantes de su pensamiento incluso m�s que de su poder, griegos y jud�os por igual, que se est�n desvaneciendo, a trav�s del poder socavador silencioso pero seguro del Evangelio.

Versículo 7

1 Corintios 2:7 . pero hablamos sabidur�a de Dios en misterio , es decir (en el sentido apost�lico de la palabra 'misterio') una sabidur�a oculta por mucho tiempo a la vista, pero ahora revelada (ver Romanos 16:25-26 ; Efesios 3:6 ; 1 Timoteo 3:16 ).

En el mismo sentido nuestro Se�or usa la palabra ( Mateo 13:11 ; Mateo 13:17 ). aun la sabidur�a que ha estado escondida, la cual Dios predestin� antes de los siglos para nuestra gloria (ver 2 Timoteo 2:10 ).

Versículo 8

1 Corintios 2:8 . la cual (sabidur�a) ninguno de los pr�ncipes de este mundo conoce: porque si la hubieran conocido, no habr�an crucificado al Se�or de la gloria (como tambi�n se le llama en Santiago 2:1 ) infligiendo por este medio (exclama Bengel) al Se�or de gloria el castigo de los esclavos!

Versículo 9

1 Corintios 2:9 . pero como est� escrito ( Isa�as 64:4 , o 1 Corintios 2:3 en Heb., que aqu� se recuerda en forma fragmentaria): Cosas que ojo no vio, etc. La verdad aqu� expresada por el profeta y el ap�stol es, que lo que Dios tiene reservado para su pueblo trasciende no s�lo toda experiencia pasada, sino toda concepci�n humana.

Esto lleva al ap�stol a una nueva l�nea de pensamiento, episodio que se extiende hasta el final del cap�tulo. La 'sabidur�a' del Evangelio, siendo en su naturaleza puramente espiritual, s�lo puede ser aprehendida por lo espiritual, ya que incluso a los mismos ap�stoles les es revelada a trav�s de la ense�anza del Esp�ritu.

Versículo 10

1 Corintios 2:10 . Pero a nosotros Dios las revel� a trav�s del Esp�ritu. [1] Aunque esto es cierto para los creyentes en general, la referencia aqu�, como aparece en 1 Corintios 2:3 , es a los ap�stoles.

[1] No (como en el texto recibido) 'a trav�s de su Esp�ritu.'

Porque el Esp�ritu escudri�a todas las cosas, s�, las cosas profundas de Dios, no las profundidades de Su Ser, sino de Sus prop�sitos, aunque en s� mismos estos son inseparables.

N�tese aqu� la relaci�n e interacci�n de 'Dios' y 'el Esp�ritu'. �Por qu�, puede preguntarse, Dios emplea la agencia del Esp�ritu para revelar a los creyentes lo que ojo no vio, ni o�do oy�, ni coraz�n concibi�? Porque (dice este vers�culo) esas profundidades de la Deidad est�n abiertas a la mirada penetrante del Esp�ritu; una declaraci�n �nica para la que no hay un paralelo real, excepto Romanos 8:26-27 , que arroja mucha luz sobre la declaraci�n aqu�. Pero el siguiente vers�culo contiene una declaraci�n igualmente �nica y digna de menci�n.

Versículo 11

1 Corintios 2:11 . Porque �qui�n entre los hombres sabe las cosas del hombre sino el esp�ritu del hombre que est� en �l? as� las cosas de Dios nadie las conoce sino el Esp�ritu de Dios. La relaci�n del 'Esp�ritu' con 'Dios' se compara aqu� con la de un hombre con su propio esp�ritu. As� como el esp�ritu de cada hombre no es conocido por nadie sino por �l mismo ( Romanos 14:10 ), as� la mente de Dios (dice el ap�stol) es conocida solo por el Esp�ritu de Dios.

Pero como cualquier otra comparaci�n, esta no debe ser presionada m�s all� de su prop�sito inmediato: porque en el caso de nosotros mismos, nosotros y nuestro propio esp�ritu somos num�ricamente uno; mientras que en este mismo pasaje y en todos los dem�s lugares donde se habla del Esp�ritu Santo se observa una distinci�n de personalidad consciente entre 'Dios' por un lado y el 'Esp�ritu de Dios' por el otro. Y no s�lo eso, sino que aunque la identidad personal de estos dos ciertamente nunca se ense�a, la Divinidad personal del Esp�ritu se ense�a aqu� tan claramente, que bajo cualquier otra suposici�n, la declaraci�n en la �ltima parte de este vers�culo ser�a inepta.

Versículo 12

1 Corintios 2:12 . Ahora bien, nosotros recibimos, no el esp�ritu del mundo, sino el Esp�ritu que es de Dios; para que conozcamos las cosas que Dios nos da gratuitamente. No s�lo las cosas mismas nos son 'dadas gratuitamente', sino que s�lo las 'conocemos', para hacerlas nuestras, por el Esp�ritu que nos es dado por Dios para ese mismo fin.

Versículo 13

1 Corintios 2:13 . Lo cual nosotros (los ap�stoles) hablamos, no con palabras ense�adas por sabidur�a humana, sino con las que ense�a el Esp�ritu [2] , combinando las cosas espirituales (en su materia) con las espirituales (cosas en su forma). Entonces entendemos esta cl�usula tan dif�cil.

Mientras que la palabra que hemos traducido como 'combinar' o 'conectar' significa en su forma simple 'dividir' o 'separar', la forma compuesta de la misma, aqu� utilizada, significa 'combinar' o 'conectar' entre s� las partes separadas. . De hecho, tiene un sentido secundario, 'comparar', y en 2 Corintios 10:12 se usa dos veces en ese sentido; y guiados por esto, nuestros traductores lo han traducido as� aqu� �comparando cosas espirituales con espirituales.

Pero aunque los buenos cr�ticos piensan que esto es correcto, nos parece bastante inadecuado aqu�. Porque �cu�l es el sentido de la declaraci�n del ap�stol? Ya hab�a dicho bastante en los vers�culos anteriores acerca de las cosas del Esp�ritu; aqu� ha llegado a las palabras adecuadas para transmitirlas: �cosas que no hablamos con las palabras que ense�a la sabidur�a humana, sino las que ense�a el Esp�ritu�. Luego sigue nuestra cl�usula de participio, que naturalmente esperamos que no sea m�s que una expansi�n o expresi�n variada de la misma declaraci�n, y as� relacionarse tanto con las cosas mismas como con las palabras o formas apropiadas para expresarlas.

Estos, en consecuencia, dice, cuidemos que se correspondan con las cosas que expresan, vinculando las cosas espirituales a las formas espirituales de expresi�n. Ninguno ha captado el verdadero sentido, como pensamos, mejor que Calvino, quien dice: �Que la palabra original aqu� significa adaptarse, no lo dudo. Esto concuerda mucho mejor con el contexto que comparar, como lo presentan otros. Lo que dice, entonces, es que adapta las cosas espirituales a las cosas que son espirituales adaptando las palabras a la cosa�. Beza se decide igualmente por este sentido. Y con ellos coinciden De Wette, Osiander y Meyer, de los int�rpretes modernos.

[2] El adjetivo 'santo' antes de 'Esp�ritu' no est� suficientemente atestiguado aqu�.

Nota. Que tanto el estilo como la materia de las cosas espirituales deber�an haber sido provistos divinamente, es de lo m�s notable. Entonces, nos preguntamos naturalmente, �cu�l es su car�cter y molde? Lo vemos en el estilo propio del ap�stol, y en el del Nuevo Testamento en general; y esto encontramos que es exactamente el de los or�culos antiguos, solo que purificado, enriquecido e informado con una vida nueva y superior.

As�, las cosas del Esp�ritu se casan indisolublemente con una fraseolog�a adecuada a las cosas mismas; y lo que Dios junt�, no lo separe el hombre. Hay quienes piensan que ahora pueden expresar �las cosas del Esp�ritu de Dios� con un efecto mucho mejor si se quitan la c�scara de la fraseolog�a b�blica, como la de una era pasada, y se usan esas formas modernas de hablar a las que estamos acostumbrados. acostumbrado en los asuntos seculares.

Pero aquellos que los escuchan encuentran que las cosas mismas, en su vida y eficacia, se han evaporado en gran medida en el proceso, mientras que el lenguaje b�blico es como m�sica para sus o�dos. Tampoco debe pasarse por alto el hecho interesante de que los primeros traductores del Nuevo Testamento al lat�n, a quienes el estilo del mismo les parec�a tan sagrado como los pensamientos, en lugar de emplear la latinidad refinada de los cl�sicos, inventaron una latinidad propia, que , aunque bastante b�rbaro para el o�do cl�sico, transmit�a casi literalmente el estilo b�blico as� como su pensamiento; ya esta peculiar fraseolog�a de ellos nuestra propia Versi�n Autorizada le debe algunos de sus mejores giros de expresi�n, de los cuales los cristianos de habla inglesa har�an bien en no separarse nunca.

Versículo 14

1 Corintios 2:14 . Pero el hombre natural es una frase en cuyo sentido ser�a vano esperar luz de los escritores cl�sicos, quienes no ten�an concepto de las cosas espirituales que aqu� se pretenden. En los escritos griegos, el sustantivo, del que se forma el adjetivo aqu� usado, significa 'el alma animal', o esa vida que el hombre tiene en com�n con todos los animales.

Por lo tanto, pas� a significar el apetito o la pasi�n de la naturaleza inferior del hombre, a diferencia de su raz�n superior o 'esp�ritu'. As� entendido, 'el hombre natural' de nuestro pasaje no significar�a m�s que el hombre gobernado por el apetito sensual, o los impulsos inferiores de su naturaleza. Y este es el sentido en el que lo toman todos los int�rpretes de una escuela superficial de teolog�a. Pero est� muy por debajo del significado del ap�stol.

Para �l, �el hombre natural� es aquel que en las cosas espirituales tiene s�lo sus facultades humanas naturales para guiarlo, sin percepci�n o aprehensi�n espiritual, pero no necesariamente esclavo de impulsos serviles. Cierto es que todos los hombres no renovados, no espirituales, incluso los mejores y m�s refinados, estando dominados por las cosas sensibles, puede decirse que est�n bajo el dominio de la parte inferior de su naturaleza; ya que las verdaderas capacidades de su naturaleza superior solo pueden manifestarse cuando se convierten en "nuevas criaturas".

Pero es simplemente la ausencia de esta vida lo que se denota con la frase �el hombre natural�. no recibe las cosas del Esp�ritu de Dios, porque le son locura, porque le falta capacidad para comprenderlas, y no las puede conocer, porque son juzgadas espiritualmente , son para �l como luz para los ciegos de nacimiento. Pero es una completa perversi�n de tales afirmaciones sostener, como lo hacen los fan�ticos, que existe en el hombre natural alguna incapacidad constitucional org�nica de percepci�n espiritual, que requiera ser creada en �l por el Esp�ritu Santo.

Por sostener esto, un eminente profesor luterano de teolog�a, poco despu�s de la muerte de Lutero, tuvo que ser depuesto. La ense�anza uniforme de la Escritura es que el cambio efectuado en la regeneraci�n es puramente moral y espiritual.

Versículo 15

1 Corintios 2:15 . Pero el que es espiritual juzga todas las cosas, no s�lo las cosas espirituales que el hombre natural no puede juzgar, sino tambi�n las que pertenecen al dominio propio del hombre natural, y que �l s�lo ve en su verdadera luz.

Sin embargo, �l mismo no es juzgado por ning�n hombre (que no sea espiritual).

Versículo 16

1 Corintios 2:16 . Porque �qui�n ha conocido la mente del Se�or, para que pueda instruirlo? La pregunta se cita de Isa�as 40:13 (como en LXX,).

Pero tenemos la mente de Cristo. El significado es que, aunque nadie puede penetrar la mente de Jehov� , ya que en Cristo est�n escondidos todos los tesoros de la sabidur�a y el conocimiento ( Colosenses 3:3 ), si tenemos la mente de Cristo, sabemos todas las �cosas de Dios�. que a una criatura se le permite conocer.

Nota. El contraste tan marcado aqu� entre la sabidur�a divina y la humana es de gran alcance, e involucra la gran cuesti�n de las pretensiones rivales de la Raz�n y la Revelaci�n de ser la gu�a suprema para descubrir lo que el hombre necesita para la regulaci�n de su vida y el logro de sus objetivos. su mayor bienaventuranza. Una luz es de abajo, la otra de arriba. En un sentido profundo, en efecto, �el esp�ritu del hombre es la l�mpara del Se�or, que escudri�a todas las entra�as del vientre� ( Proverbios 20:27 ); pero nunca ha llevado por s� mismo, en ninguna �poca o pa�s, al hombre al verdadero conocimiento de Dios y la vida eterna.

Considerando que, tan pronto como �Dios, que mand� que de las tinieblas resplandeciese la luz, resplandece en nuestros corazones, para iluminaci�n del conocimiento de la gloria de Dios en la faz de Jesucristo�, entramos en la regi�n y respiramos el aire, vivan los intereses, enciendan las simpat�as y saboreen las alegr�as de todo lo espiritual, vi�ndolo todo en su verdadera luz. �Es tan? Entonces las profundas diversidades de la cristiandad dejan de ser motivo de tropiezo.

Porque la familia de lo espiritual mora sola en el mundo. �Por eso el mundo no los conoce, porque no le conoci� a �l� Ellos se conocen y se reconocen, pero ellos mismos no son conocidos por ning�n hombre.

Est�n en casa el uno con el otro a la vez, aunque se encuentran por primera vez desde los confines de la tierra. Los rudos y los refinados, los salvajes y los civilizados, se re�nen como uno solo; �el Se�or es el Hacedor de todos ellos� en el sentido m�s elevado. Sus diversidades se pierden en su unidad superior, y pueden derramar su himno com�n con un solo coraz�n como con una sola voz: �Al que nos am�, y nos lav� de nuestros pecados con su propia sangre, y nos hizo reyes para nuestro Dios. y sacerdotes, a �l sea gloria e imperio por los siglos de los siglos.�

Información bibliográfica
Schaff, Philip. "Comentario sobre 1 Corinthians 2". "Comentario popular de Schaff sobre el Nuevo Testamento". https://beta.studylight.org/commentaries/spa/scn/1-corinthians-2.html. 1879-90.
 
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