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Bible Commentaries
1 Tesalonicenses 1

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Versículo 1

Pablo, Silvano y Timoteo a la Iglesia de los Tesalonicenses.

Despu�s de la inscripci�n habitual en la que San Pablo asocia consigo a sus dos compa�eros misioneros, tenemos

I. El saludo apost�lico.

1. "Gracia y paz" combina los modos de saludo griego y hebreo, "esa uni�n del reposo asi�tico y la presteza europea". Pero estas f�rmulas se hab�an convertido en unos preciosos jarrones antiguos, m�s apreciados por su belleza que por su uso, y vac�os de significado o al menos de bendiciones. Pero ahora son elevados a una esfera superior y alcanzan un significado m�s santo, la gracia representa la bendici�n del evangelio como proveniente del coraz�n de Dios; paz, bendici�n del evangelio que permanece en el coraz�n del hombre; abrazando juntos la plenitud de la salvaci�n. La correcta recepci�n de ellos trae la paz de la conciencia interior, del amor fraternal, de la gloria eterna.

2. Esta gracia y paz.

(1) provienen de Dios el Padre como la fuente de todo bien. Ninguna designaci�n acerca a Dios m�s al coraz�n que la favorita de Pablo, "el Dios de paz". Nunca puede venir a trav�s de nosotros o de otros.

(2) Viene a trav�s de Aquel que es "nuestra Paz", que reconcilia las cosas en la tierra y las cosas en el cielo ( Romanos 5:1 ).

(3) Cuando recibimos la adopci�n, tenemos "la paz que sobrepasa todo entendimiento".

II. La oraci�n apost�lica.

1. La vida de Pablo fue de una actividad sin igual. El cuidado de todas las iglesias depend�a de �l. Pero no estaba demasiado ocupado para rezar. Cuanto m�s ocupado est� un siervo de Dios, m�s orante debe ser. La devoci�n y el trabajo son dos caras de una vida renovada. Con la Palabra, el predicador influye en el mundo; con la oraci�n influye en el cielo. Pero la insinuaci�n aqu� es que Pablo ten�a sus tiempos establecidos para la oraci�n. Se dijo de �l en su conversi�n: "He aqu�, �l ora", y para siempre las palabras se mantuvieron bien.

2. Pero en las oraciones de Pablo siempre estuvo presente el elemento de acci�n de gracias.

(1) Ninguna oraci�n puede estar completa sin ella. Es una caracter�stica peculiar de la oraci�n cristiana. Hay oraciones en los poemas de Homero, pero qu� pocas acciones de gracias. El mundo gentil "no le glorific�, ni le dio gracias".

(2) Esta acci�n de gracias fue para otros. Surgi� de su contemplaci�n amorosa de las excelencias de los tesalonicenses. Si bien la oraci�n por los dem�s es com�n, la gratitud por los dem�s es rara. No obstante, es un deber que surge de una comunidad de intereses en el bienestar de los dem�s.

III. La felicitaci�n apost�lica. Tiene mucho que decir en la reprensi�n, por lo que comenzar� con elogios. Este fue el m�todo de Cristo hacia las Siete Iglesias. Dejemos que la misma mente est� en nosotros.

1. La base de su encomio, las tres gracias de la vida renovada, no en s� mismas, sin embargo, sino como se manifiestan en la vida.

(1) �Tu obra de fe�, es decir, la obra que produce la fe. Dondequiera que est� la fe, act�a en consecuencia. Este es el deber del cristiano para con uno mismo.

(2) �Trabajo de amor� es su deber para con el pr�jimo. El amor es infundido por Dios y derramado en buenas obras.

(3) �Paciencia de esperanza� es deber en referencia al futuro y hacia Dios. Resistencia varonil bajo prueba y firme expectativa de un feliz resultado cuando el justo y gentil monarca venga a terminar con el mal y diadema con el derecho.

2. Estas gracias existen y prueban su existencia.

(1) "En nuestro Se�or Jesucristo". Los tres proceden de �l como su origen y terminan en �l como su fin.

(2) "A los ojos de Dios el Padre". Esto es cierto tanto para las obras malas como para las buenas, pero el pensamiento no trae paz al mal trabajador, mientras que es el gozo y la vida del cristiano. ( J. Hutchison, DD )

En dios el padre

Un hombre no puede ser como una casa con puertas y ventanas cerradas a la luz, pero estando en medio de la luz. Un barco puede refugiarse en un puerto sin recibir a nadie a bordo ni enviar a nadie a tierra; pero un hombre no puede tratar as� con Dios; no puede refugiarse en Dios sin dejar entrar a Dios. El buzo desciende al agua para encontrar un tesoro, pero excluye cuidadosamente el agua; un hombre no puede tratar as� con Dios y los tesoros escondidos en Dios. En el mismo acto de encontrar seguridad y descanso en Dios, debe abrir su alma a Dios. ( J. Leckie, DD )

La introducci�n a la ep�stola

I. Una especificaci�n de las personas de; a quien fue la carta.

1. El nombre de Pablo ocupa el primer lugar porque:

(1) �l solo pose�a plena autoridad apost�lica.

(2) �l solo escribi� o dict� la Ep�stola ( 1 Tesalonicenses 2:8 ; 1 Tesalonicenses 3:5 ; 1 Tesalonicenses 5:27 ).

2. La conexi�n de Silvano y Timoteo con Pablo y con los Tesalonicenses se ilustra en los Hechos. Cuando Pablo parti� de Antioqu�a en su segundo viaje, eligi� a Silas para que lo asistiera ( Hechos 15:34 ; Hechos 15:40 ). En el transcurso de su viaje se encontraron con Timoteo ( Hechos 15:1 ).

Los tres se dirigieron a Troas ( Hechos 16:8 ), donde cruzaron el mar y llevaron el evangelio a varias ciudades de Macedonia. Al salir de Filipos, Pablo y Silas, si no Timoteo, procedieron a Tesal�nica ( Hechos 17:1 ). Silas y Timoteo se quedan en Berea ( Hechos 17:13 ).

Pablo procedi� a Atenas y Corinto. ( Hechos 17:15 ; Hechos 18:1 ). Aqu� Silas y Timoteo, el �ltimo de los cuales hab�a sido enviado desde Atenas para animar y confirmar a los tesalonicenses, finalmente se reunieron con �l, y aqu� Pablo escribi� la ep�stola.

3. Estos detalles explican tres cosas en esta especificaci�n.

(1) Cu�n natural fue para Pablo dirigir una carta tan paternal a una Iglesia que fue fundamental en la fundaci�n.

(2) Cu�n apropiado es que se asocie consigo mismo a hombres que hab�an estado activos en el ministerio de los tesalonicenses.

(3) Cu�n apropiado es que Silas el mayor tuviera prioridad sobre Timoteo ( 2 Corintios 1:19 ).

II. Las personas a quienes se envi� la ep�stola.

1. Tesal�nica era una ciudad de Macedonia. Antiguamente llevaba los nombres, sucesivamente, de Eurathia y Therma. Fue restaurada y ampliada por Casandro, y fue llamada Tesal�nica en honor a su esposa, la hija del rey Felipe, o, seg�n otra opini�n, por una victoria que logr� el propio Felipe. Era una rica ciudad comercial, distinguida por el despilfarro. Ahora se llama Salonichi y conserva vestigios considerables de su antiguo esplendor.

2. All� Pablo predic� en sucesivas ocasiones en la sinagoga jud�a. Su doctrina se especifica en Hechos 17:2 , y su �xito en Hechos 17:4 . Pero los id�latras tambi�n se convirtieron ( 1 Tesalonicenses 1:9 ).

3. Los conversos combinados formaron una Iglesia.

(1) La palabra significa "llamado" y se usa para denotar una asamblea de personas. Los cristianos tesalonicenses hab�an sido apartados por un llamado divino con respecto a la fe, el car�cter y la profesi�n, y estaban asociados como una hermandad religiosa, una comunidad de santos.

(2) Esta Iglesia estaba "en Dios el Padre", lo que significa intimidad de relaci�n. Fueron protegidos por Su poder, guiados por Su consejo y apreciados por Su gracia.

(3) �En el Se�or Jesucristo� denota la uni�n entre Cristo y los creyentes, en otra parte comparada con la que subsiste entre la vid y las ramas, los miembros y la cabeza, etc.

III. Las bendiciones invocadas.

1. Gracia: el favor de Dios.

2. Paz.

(1) Tranquilidad y tranquilidad.

(2) Prosperidad ( Salmo 122:6 ; 3 Juan 1:2 ). ( COMO Patterson, DD )

Fases del saludo apost�lico

I. Es armonioso en su fluir.

1. Pablo, aunque era el �nico ap�stol de los tres, no asumi� el t�tulo ni mostr� superioridad alguna. Los otros hab�an pertenecido a Dios por igual con �l en Tesal�nica y los conversos los ten�an en alta estima. Timoteo era solo un hombre joven, y es un testimonio significativo de su car�cter el que deba estar asociado con hombres tan distinguidos. Cada uno ten�a su individualidad, talento y modo de trabajar distintivos; pero hubo una enf�tica unidad de prop�sito en la obtenci�n de resultados.

2. La asociaci�n tambi�n indic� concordancia perfecta en el car�cter divino de las doctrinas de Pablo. No es que les diera un valor adicional. La verdad es m�s vasta que el individuo, independientemente de los dones que posea o le falten.

3. Qu� sugerente lecci�n de confianza y unidad les fue ense�ada a los tesalonicenses por el ejemplo armonioso de sus maestros.

II. Reconoce el origen sublime de la Iglesia.

1. La Iglesia est� fundada divinamente. �En� denota uni�n �ntima con Dios, y es equivalente a Juan 17:21 .

2. La Iglesia est� divinamente sostenida. Fundada en Dios, es sostenida por �l. As�, la Iglesia sobrevive a la oposici�n y al desgaste y al desgaste del cambio. Pero esto se retira de las iglesias ap�statas.

III. Suplica las mayores bendiciones.

1. La gracia incluye todo el bien temporal y todos los beneficios espirituales. La generosidad de Dios no tiene l�mites. Una vez, un monarca abri� sus jardines al p�blico durante los meses de verano. El jardinero, encontr�ndolo molesto, se quej� de que los visitantes arrancaban las flores. ��Qu�,� dijo el rey, �a mi pueblo le gustan las flores? �Entonces planta un poco m�s! " Entonces, nuestro Rey Celestial esparce en nuestro camino diario las flores de bendici�n, y tan r�pido como podemos recogerlas, a pesar del mundo rencoroso.

2. La paz incluye toda la felicidad resultante de la participaci�n en el favor divino.

(1) Paz con Dios, con quien el pecado nos ha puesto en antagonismo.

(2) Paz de conciencia.

(3) Paz unos con otros.

3. La fuente y el medio de todas las bendiciones deseadas. "De Dios nuestro Padre, y del Se�or Jesucristo". El jud�o s�lo pod�a decir: "Dios tenga misericordia de ustedes y recuerde su pacto"; pero el cristiano "honra al Hijo como honra al Padre". El amor del Padre y la obra del Hijo son la �nica fuente y causa de toda bendici�n cristiana.

Aprender&mdash

1. La franqueza y plenitud del evangelio.

2. El esp�ritu que debemos cultivar hacia los dem�s: el de genuina benevolencia y simpat�a cristianas. No podemos suplicar por otros nada mejor que la gracia y la paz. ( G. Barlow. )

La oraci�n del pastor

I. Las bendiciones deseadas.

1. Su naturaleza.

(1) Gracia.

(2) Paz.

2. Su conexi�n.

(1) La gracia puede existir sin paz, pero no la paz sin gracia.

(2) Sin embargo, la paz fluye de la gracia.

II. Su fuente.

1. Dios el Padre es la Fuente de toda gracia.

2. Cristo es el medio de comunicaci�n.

III. Su suministro.

1. Gratis.

2. Suficiente para todos.

3. Constante.

4. Inagotable. ( J. Lyth, DD )

Timoteo

era un liconiano nacido en Derbe o Listra, donde se form� religiosamente. Probablemente fue convertido por San Pablo durante su primera visita a Licaonia (45 d.C., Hechos 14:6 ). Fue llevado en una segunda visita para ser el compa�ero de Pablo y fue circuncidado (51 d.C., Hechos 16:1 , etc.

). Fue enviado de Bares a Tesal�nica ( Hechos 17:14 ; 1 Tesalonicenses 3:2 ); con Silas se re�ne con Pablo en Corinto (52 d.C., Hechos 18:5 ; 1 Tesalonicenses 3:6 ) y permanece con Pablo ( 1 Tesalonicenses 1:1 ; 2 Tesalonicenses 2:1 ).

Estuvo con Pablo en �feso (57 d.C., Hechos 19:22 ; y de all� fue enviado a Corinto ( Hechos 19:22 19:22; 1 Corintios 4:17 ; 1 Corintios 16:10 ).

Est� de nuevo con Pablo (58 d.C., 2 Corintios 1:1 ; Romanos 16:21 ). Viaja con Pablo desde Corinto a Asia ( Hechos 20:4 ); y est� con Paul en Roma (A.

D. 62 o 63, Filipenses 1:1 ; Colosenses 1:1 ; Filem�n 1:1 ). En adelante, sus movimientos son inciertos (68-66 d. C.). Probablemente lo dej� Pablo a cargo de la Iglesia en �feso (A.

D. 66 o 67; 1 Timoteo); recibi� la segunda ep�stola y se propone reunirse con Pablo en Roma (67 o 68 d.C.). La tradici�n eclesi�stica lo convierte en primer obispo de �feso y en sufrir el martirio bajo Domiciano o Nerva. ( Bleek. )

Silvanus

o Silas fue un miembro eminente de la Iglesia cristiana primitiva. La primera, que en su nombre completo, se le da en las Ep�stolas, la �ltima contracci�n por los Hechos. Aparece como uno de los l�deres de la Iglesia en Jerusal�n ( Hechos 15:22 ), ocupando el cargo de maestro inspirado. Su nombre, derivado del lat�n silva "madera", le denota un jud�o helen�stico, y parece haber sido un ciudadano romano ( Hechos 16:37 ).

Design� a un delegado para que acompa�ara a Pablo y Bernab� a su regreso de Antioqu�a con el decreto del concilio de Jerusal�n ( Hechos 15:22 ; Hechos 15:32 ). Habiendo cumplido esta misi�n, regres� a Jerusal�n ( Hechos 15:33 ).

Sin embargo, debe haber vuelto a visitar Antioqu�a inmediatamente, porque lo encontramos seleccionado por San Pablo como el compa�ero de su segundo viaje misionero ( Hechos 15:40 ; Hechos 17:4 ). En Berea se qued� atr�s con Timoteo mientras Pablo se dirig�a a Atenas ( Hechos 17:14 ), y no escuchamos nada m�s de sus movimientos hasta que se reuni� con el ap�stol en Corinto ( Hechos 18:5 ).

Si hab�a seguido a Pablo a Atenas en obediencia al mandato de hacerlo ( Hechos 17:15 ), y hab�a sido enviado con Timoteo a Tesal�nica ( 1 Tesalonicenses 3:2 ), o si sus movimientos eran totalmente independientes de los de Timoteo, es incierto.

Su presencia en Corinto se nota varias veces (2Co 1:19; 1 Tesalonicenses 1:1 ; 2 Tesalonicenses 2:1 ). Probablemente regres� a Jerusal�n con Pablo, y desde ese momento la conexi�n entre ellos parece haber terminado.

Es dudoso si fue el Silvano que transport� 1 Pedro a Asia Menor ( 1 Pedro 5:2 ). Las probabilidades est�n a favor de la identidad. Una tradici�n de poca autoridad representa a Silas como obispo de Corinto. ( WL Bevan, MA )

A la Iglesia

en G�latas, Corintios y Tesalonicenses, pero a los santos en Romanos, Efesios, Filipenses y Colosenses. Es notable que este cambio de forma tenga lugar en todas las ep�stolas posteriores; quiz�s porque el ap�stol, m�s o menos en sus �ltimos a�os, invisti� a la Iglesia en la tierra con los atributos de la Iglesia en el cielo. La palabra ecclesia se usa en la LXX para la congregaci�n, indistintamente con sinagoga.

Tambi�n se encuentra en Mateo, en las ep�stolas de Juan y Santiago, as� como en Hebreos y Apocalipsis. Por lo tanto, no podr�a haber pertenecido a ning�n partido o divisi�n de la Iglesia. En la �poca de San Pablo, era el t�rmino general, y gradualmente se fue apropiando de la Iglesia cristiana. Todas las asociaciones sagradas con las que estaba investido como el cuerpo de Cristo fueron transferidas a �l, y las palabras sinagoga y ecclesia pronto se volvieron tan distintas como las cosas a las que se aplicaban.

La misma rapidez con que �ecclesia� adquiri� su nuevo significado, es una prueba de la vida y la fuerza que desde el principio el pensamiento de comuni�n unos con otros debe haber ejercido en la mente de los primeros creyentes. Alguna indicaci�n de la transici�n se puede rastrear en Hebreos 2:12 , donde las palabras de Salmo 22:23 se adoptan en un sentido cristiano; tambi�n en Hebreos 12:23 , donde los significados de ecclesia del Antiguo y Nuevo Testamento se mezclan de manera similar. ( Prof. Jowett. )

La nota de una verdadera Iglesia

Hab�a asambleas paganas en Tesal�nica, numerosas y poderosas; pero estos eran para la adoraci�n de dioses falsos. La �nica Iglesia verdadera era esta reciente, despreciada y perseguida, que se regocijaba en el conocimiento del Creador del cielo y de la tierra como su Padre celestial por medio de Cristo. Tambi�n hab�a una congregaci�n de jud�os. All� hab�a una sinagoga para adorar al Dios de Abraham, Isaac y Jacob, el �nico Dios vivo y verdadero.

Pero su pueblo, por el rechazo del Mes�as y la persecuci�n de sus santos, lo hab�a transformado en "una sinagoga de Satan�s". Pero la Iglesia, que Pablo hab�a plantado, estaba "en el Se�or Jesucristo". Era una comunidad cristiana. Fue "en Dios el Padre", habiendo sido originado por �l, siendo Su posesi�n, recibiendo las se�ales de Su favor y siendo gobernado por Sus leyes. Fue �en el Se�or Jesucristo�, sus miembros habiendo sido reunidos en Su nombre, unidos en Su amor, existiendo para Su servicio y preservados para Su gloria. ( J. Hutchison, DD )

Gracia a vosotros y paz : miremos las bendiciones.

I. Aparte.

1. Gracia: favor mostrado a alguien que no tiene derecho a �l; y as�, o la bondad que existe en el coraz�n de Dios para con nosotros, o como alguna operaci�n de esa bondad. En un caso, no podemos verlo: es un oc�ano ilimitado escondido en la mente infinita de Dios; en el otro caso, si no podemos verlo, podemos disfrutarlo: es una corriente que fluye desde ese oc�ano invisible hacia nuestros corazones. Esta gracia ...

(1) Acelera.

(2) Ilumina.

(3) Mantiene y fortalece.

(4) Transforma.

(5) Eleva.

(6) Comodidades.

Estamos perdidos hasta que la gracia nos encuentre, deshechos hasta que nos salve, desnudos hasta que nos vista, miserables hasta que nos consuele. La gracia nos encuentra pobres y nos enriquece; hundido, y nunca nos deja hasta que nos ha elevado al cielo.

2. Paz, es decir, mental mediante la reconciliaci�n con Dios. Naturalmente, todos somos ajenos a esto. En consecuencia, encontramos hombres en todas partes volando del pensamiento y el sentimiento al placer, los negocios, la ciencia e incluso las preocupaciones. Pero el silencio no se obtiene as�. El alma duerme pero no est� en paz. La paz del texto no es ausencia de pensamiento y sentimiento, es tranquilidad y comodidad al pensar y sentir. Se extiende por toda la mente.

(1) El entendimiento que ya no es acosado en su b�squeda de la verdad siente que en el evangelio ha encontrado la verdad sobre la cual descansar.

(2) La conciencia se aquieta. Sus temores atormentadores desaparecen cuando la sangre de Jes�s lo limpia del pecado.

(3) Los afectos que ning�n hombre natural puede complacer sin inquietud, tienen objetos que satisfacen mientras los ejercitan, que los regulan mientras los excitan.

(4) La voluntad antes de pelear con los tratos de Dios ahora los acepta y entra en perfecta paz.

II. Unidos.

1. La conexi�n es muy cercana. Pablo los menciona juntos en todas sus ep�stolas excepto en Hebreos, y tambi�n lo hace San Pedro. Casi veinte veces se juntan y se ora por ellos en el Nuevo Testamento. Entonces la conexi�n no puede ser accidental.

2. Siempre se mencionan en el mismo orden, en ninguna parte "paz y gracia".

3. Est�n unidos como causa y efecto. La gracia es la ra�z de la paz, la paz es la flor de la gracia. No se encuentran juntos como dos �rboles que crecen uno al lado del otro, sus ra�ces y ramas entrelazadas. Donde est� la gracia, la paz est� o estar�.

4. Podemos aplicar esto para rectificar los errores de

(1) El mundano. Los corta en dos. Quiere paz sin gracia, felicidad sin santidad. Pero tambi�n podr�a dar la vuelta al mundo y buscar un d�a sin sol.

(2) El penitente que busca la gracia pero desespera de la paz.

III. Su doble fuente.

1. Del Padre, porque su amor eterno y gratuito es la fuente de ellos. La obra de Cristo no hizo amar a Dios, fue la forma en que se manifest� el amor de Dios.

2. Del Se�or Jesucristo, como el gran medio a trav�s del cual ascienden nuestras oraciones por gracia y paz, y a trav�s del cual fluyen estas bendiciones de Dios. El hombre en uni�n con Cristo: el coraz�n pobre, vac�o e inquieto del hombre es la cisterna a la que corren los arroyos de la gracia y la paz.

3. En cada caso en el que Pablo usa esta bendici�n, los dos nombres est�n unidos - un testimonio enf�tico de la co-igualdad de Cristo con Dios.

IV. La luz en la que esta oraci�n los coloca. Los representa como ...

1. Muy valioso. Si tenemos pero estos no necesitamos nada m�s.

2. Necesitado por todos.

(1) Por los pecadores.

(2) Por los inc�modos.

(3) Por santos de todo tipo, como aqu�.

No se dan de una vez por todas, sino momento a momento.

3. Copioso: suficiente para todos los tiempos, etc. ( C. Bradley, MA )

Paz de cristo

Un amigo le pregunt� una vez al profesor Francke, que construy� la casa de los hu�rfanos en Halle, c�mo sucedi� que mantuviera una paz mental tan constante. El hombre piadoso y ben�volo respondi�: �Al agitar mi mente cien veces al d�a. Dondequiera que est�, haga lo que haga, digo: Bendito Jes�s, �tengo realmente una participaci�n en tu redenci�n? �Son perdonados mis pecados? �Soy guiado por tu Esp�ritu? Tuyo soy. L�vame una y otra vez. Mediante esta conversaci�n constante con Jes�s, he disfrutado de serenidad mental y una paz firme en mi alma ". ( Scottish Christian Herald. )

Paz

El saludo ordinario de Oriente fue de paz, y est� tan quieto. Sentado en su fiero corcel y armado hasta los dientes, el beduino recorre el desierto. Al captar, lejos de la bruma de las arenas ardientes, una forma igualmente montada y armada que se acerca a �l, est� instant�neamente en alerta; porque la vida es una posesi�n precaria entre estos salvajes hijos de la libertad. Su larga lanza cae al nivel; y agarr�ndolo con su mano nervuda avanza, hasta que los ojos negros que miran desde los pliegues de su chal reconocen en el extra�o a uno de una tribu amiga, entre quien y �l no hay disputa, no hay cuesti�n de sangre que resolver.

Entonces, porque el sol est� caliente, y est� lejos de sus tiendas, como dos barcos en medio del oc�ano, pasan; no tiran de las riendas, sino que siguen adelante con un "Salem Aleikum" - "La paz sea contigo". Como su atuendo fluido, las tiendas negras de Kedar, la procesi�n de antorchas en sus matrimonios, este saludo es uno de los muchos h�bitos estereotipados de Oriente. El viajero moderno lo oye fresco y sin cambios, como si fuera ayer cuando David lo envi� a Nabal.

Por hermosa que sea la costumbre, como el alhel� fragante que brota de la ruina en descomposici�n que adorna, surgi� de una condici�n infeliz de la sociedad. �Por qu� la paz? Porque las frecuentes guerras hac�an suspirar por la paz a los habitantes de estas tierras. La guerra no nos toma desprevenidos. Vemos la nube negra de tormenta que se acumula antes de que estalle; y mediante una pol�tica prudente puede evitarlo o, si es inevitable, prepararse valientemente para enfrentarlo.

Pero esta maldici�n de la humanidad cay� sobre esos pa�ses con la brusquedad de una tormenta de mar que golpea un barco y, antes de que llegue el momento de arriar una vela o arriar un barco, lo arroja sobre los extremos de su viga y la env�a, tripulaci�n y carga. , hundi�ndose en las profundidades. Mire el caso de Job, el rescate de Lot por parte de Abraham y el despojo de Siclag ( 1 Samuel 30:1 ), y es f�cil entender c�mo el saludo m�s amable y com�n en tales pa�ses fue �La paz sea contigo.

Con estas palabras nuestro Se�or, al regresar de la tumba, abord� a sus disc�pulos. �Qu� bien se adaptaron a la ocasi�n! Se ha librado la batalla de la salvaci�n y se ha ganado una gran victoria; y en ese saludo Jes�s, su propio heraldo, anuncia la noticia a la Iglesia angustiada. Ha cumplido el himno con el que los �ngeles cantaron Su advenimiento a este mundo distra�do y culpable. Aunque tuvo que llamarla del cielo, donde ella hab�a huido alarmada por la Ca�da, o m�s bien, tuvo que buscarla en los sombr�os retiros de la muerte, �l devuelve la dulce y santa paz a la tierra.

Supongamos que en lugar de descender en esas influencias silenciosas e invisibles del Esp�ritu, nuestro Se�or viniera en persona, �c�mo se dirigir� a nosotros? Ser�a en estas mismas palabras. ( T. Guthrie, DD )

Versículos 2-4

Damos gracias a Dios siempre por todos ustedes, mencion�ndolos en nuestras oraciones.

Acci�n de gracias ministerial

I. Es expansivo en su car�cter. Es nuestro deber estar agradecidos por los beneficios personales, pero muestra una generosidad m�s noble el estar agradecidos por el bien de los dem�s. Pablo dio gracias a Dios:

1. Por su obra de fe.

(1) La fe en s� misma es una obra; es asirse de Cristo para salvaci�n. En su ejercicio, el hombre se encuentra con la oposici�n y se convierte en una pelea.

(2) Es la causa del trabajo, el motivo propulsor y sustentador de todo el trabajo cristiano. "La fe sin obras est� muerta."

2. Por su labor de amor. El trabajo prueba la fuerza del amor. Demostramos nuestro amor a Cristo por lo que hacemos por �l. El amor hace que incluso la monoton�a sea un placer. Nos lleva a intentar aquello de lo que una vez nos hubi�ramos rehuido consternados.

3. Por su paciente esperanza. Se prob� severamente, pero no se apag�. Es dif�cil tener esperanza en medio del des�nimo. As� sucedi� con Jos� en la c�rcel, con David en los montes de Jud�, con los jud�os en Babilonia. Pero la gracia de la paciencia da constancia a la esperanza.

4. Debido a su elecci�n, no como individuos, esto no pudo �l, sino como pueblo. San Pablo aqu� quiere decir que por lo que vio de las operaciones de la gracia cristiana en ellos, supo que eran los elegidos de Dios. Como dice Bengel, �La elecci�n es el juicio de la gracia divina, que exime en Cristo, de la destrucci�n com�n de los hombres, a aquellos que aceptan su llamado por la fe. Todo aquel que es llamado, es elegido desde el primer momento de su fe; y mientras contin�e en su vocaci�n y fe, seguir� siendo elegido; si en alg�n momento pierde vocaci�n y fe, deja de ser elegido.

Observe la constancia de este esp�ritu de acci�n de gracias: "Siempre damos gracias por todos ustedes". Al recordar sin cesar las evidencias genuinas de conversi�n, agradecieron asiduamente a Dios.

II. Evoca un esp�ritu de devoci�n pr�ctica. "Haciendo menci�n de ti en nuestras oraciones". Se despierta vivamente el inter�s del trabajador exitoso en sus conversos; est� especialmente ansioso por que la obra sea permanente y recurre a la oraci�n como medio eficaz. La oraci�n por los dem�s beneficia al suplicante. Cuando la Iglesia or�, no solo Pedro fue liberado de la prisi�n, sino que la fe de los miembros se envalenton�.

III. Se entrega al gran Dador de todo bien. "Damos gracias a Dios". Dios es el autor del verdadero �xito. En vano trabajamos donde Su bendici�n es retenida. ( G. Barlow. )

Oraci�n de intercesi�n

Un ingeniero en oraci�n sol�a correr desde Boston en el tren expreso de la ma�ana. Era un hombre muy fiel en su negocio; y era un hombre de ardor y entusiasmo por las almas. Sol�a ??hacerme montar con �l y me contaba su caza y pesca de almas. Supongo que fue el medio para rescatar a cincuenta hombres de las garras del diablo, vestirlos y hacerlos negocios. Incluso mientras estaba en marcha, pensaba en su trabajo, porque su verdadero trabajo estaba entre las almas.

En el momento en que lleg� a la terminal, se fue la ropa de ingeniero y se puso su ropa normal, y comenz� a recorrer la ciudad para cuidar algunas de sus maletas, preguntar por ellas y hablar con ellos. �Sac� su lista de oraci�n un d�a! Descubr� que ten�a una tira de papel en la que estaban escritos diez o quince nombres; y dijo que cada d�a oraba por cada uno de ellos. A veces se conmov�a m�s particularmente a favor de �ste, y otras veces a favor de aqu�l.

Dijo: �Tan pronto como uno de estos se convierte, pongo otro en la lista. Hay much�simos esperando para estar en la lista; pero no puedo poner m�s de quince ". Siempre estaba rezando a alguien dentro o fuera de esa lista suya. Me dio algunos de los relatos m�s conmovedores que he escuchado en mi vida. ( HW Beecher. )

Oraci�n por las personas

No hay nada mejor que tener siempre en mente a alguien a cuya conversi�n est�s apuntando. Puede que haya una planta marchita en su jard�n, pero responder� al toque del agua con la que la roc�e, y habr� un despertar a una nueva fuerza y ??belleza. �Y qui�n dir� que menos eficaz ser� el poder del Esp�ritu Santo? �Que el cristiano no puede orar por una influencia como las aguas de la vida a cualquier alma consumida por el pecado? Es tan esperanzador este trabajo personal a favor de las almas.

Es m�s eficaz cuando su objetivo es �nico, y uno por uno separa a los hombres y los convierte en objetos especiales e individuales de su atenci�n. Tal trabajo, si persiste, lo contar� maravillosamente con el tiempo. Los resultados se convertir�n en monta�as. Es posible que no se agreguen tan r�pidamente como lo hizo el Dr. Hopkins, el viejo p�rroco de Newport y el famoso autor del Hopkinsonismo. Hizo una lista de los miembros de su congregaci�n, y para cada uno hizo una s�plica por separado. Hubo treinta y una conversiones despu�s de esas oraciones separadas. Puede que no tengas tanto �xito, �pero suficientes estrellas brillar�n en tu corona para crear una gloria constelada all� para siempre!

Versículos 3-4

Recordando sin cesar tu obra de fe

Las tres gracias en acci�n

I. La obra de la fe. La fe es un principio activo, y Santiago lo ha tratado como tal, y les dijo a los antinomianos de todas las �pocas que "la fe sin obras est� muerta". Algunos afirman que se opon�a a San Pablo en este tema. Pero esto es refutado por el ejemplo de San Pablo y por el texto, que concuerda con todo lo que ha escrito Santiago.

1. La fe es el despertar del alma a las realidades de la vida. Aprender la verdad es sentir su poder, sin la conciencia de ese poder la vida es un sue�o. Captar las verdades del evangelio con la mano de la fe es estimular los poderes de la naturaleza humana y cargarlos de responsabilidades.

2. La fe es la inspiraci�n para cumplir con los deberes de la vida. El mero sentido de obligaci�n no es suficiente. Es deber del hombre pagar sus deudas, tenga o no los medios. La honestidad de prop�sito y la esperanza de �xito animar�n al deudor a trabajar hasta que pueda cumplir con sus obligaciones. La obra de la fe, aunque no sin recompensa, es un esfuerzo presente para asegurar frutos futuros. La buena semilla se echa en la tierra a la espera de una cosecha. El trabajo sigue a la creencia.

II. El trabajo de amor distingue entre el trabajo ordinario de la Iglesia y los supremos esfuerzos necesarios para mantener el nombre de pila. La cruz sol�a ser muy pesada. Llegaron pruebas de fuego para vencer a la fe, pero el amor se interpuso en la brecha y rechaz� al enemigo. Donde la confianza puede fallar, el amor nunca lo har�.

1. Es una labor de amor cuando todo parece ir en contra nuestra. Pedro y sus compa�eros disc�pulos, aunque hab�an trabajado en vano toda la noche, echaron la red una vez m�s por amor al Salvador. No parece que creyeran que el �xito vendr�a con el segundo esfuerzo, pero lo hicieron en amorosa obediencia a Cristo. Las labores apost�licas se llevaron a cabo a menudo con el mismo esp�ritu. Los ministros, maestros de escuela dominical y obreros cristianos, cuando la fe flaquea, deben hacer lo que hace el segundo oficial cuando se detecta un peligro inmediato: llamar al capit�n. En mares agitados, deja que el amor tome el mando del barco. "La caridad nunca deja de ser".

2. Es una labor de amor cuando somos perseguidos por aquellos a quienes buscamos salvar. Es una prueba dif�cil beneficiar a otros mientras nos lastiman. Tenemos una lecci�n severa que aprender cuando debemos amar a quienes nos odian. En esto, el creyente se acerca m�s al Salvador.

3. Es una labor de amor cuando dejamos todo el fruto para que otros lo recojan y lo disfruten. El amor desinteresado no trabaja para s� mismo, sino para los que le siguen. Este es un gran movimiento en la Iglesia.

III. Paciencia de esperanza. Este es el cl�max. El trabajo debe dar frutos. La gloria de Dios en lo que hacemos puede estar m�s all� del alcance de la fe. La tormenta puede arder furiosamente, amenazando con superar la sabidur�a y el coraje del amor. La esperanza ve m�s all� de todo esto hacia el refugio deseado.

1. Respete el tiempo de Dios. Para el Se�or, mil a�os son como un solo d�a. La fe puede desanimarse porque parece que Dios ha dejado de cumplir Su promesa. El amor puede ser derrotado por la tormenta durante m�s tiempo de lo esperado. La esperanza adelanta las visiones del futuro para alegrar a uno y fortalecer al otro.

2. Ag�rrate del brazo de Dios. La esperanza siente la fuerza del Se�or y se apoya en ella. ( P�lpito semanal. )

Una triolog�a favorita

�stas eran la "triolog�a favorita de los principios cristianos" de San Pablo. Y tambi�n fueron fundamentales. Un eminente te�logo lo expresa as�: - �As� como los tres colores principales del arco iris - rojo, amarillo y azul, que representan el calor, la luz y el poder purificador - suministran en su combinaci�n todos los dem�s colores, as�, por un Una especie de an�lisis moral, la fe, la esperanza y el amor est�n en el fundamento, o entran en la composici�n, de todas las dem�s excelencias cristianas.

�Son, en una palabra, gracias inseparables. La fe siempre obra por el amor, y estas dos virtudes pueden esperar con paciencia y esperanza los resultados finales. Son la corona de los creyentes cristianos y las fuerzas de toda la Iglesia. Y deben tener �xito. Faith dice: "Trabajo con la plena confianza de que finalmente lograr� todo lo que quisiera"; El amor dice: "Me deleito en mi trabajo y, por lo tanto, no desfallecer� en mis esfuerzos hasta que haya obtenido todo lo que deseo". y Hope dice: �Puedo esperar pacientemente todo lo que anticipo con alegr�a.

�Estas tres gracias divinas son una trinidad creada, y tienen una semejanza resplandeciente de la Trinidad no creada; porque as� como all� el Hijo es engendrado del Padre, y el Esp�ritu Santo procede de ambos; de modo que aqu� una fe verdadera engendra una esperanza constante, y de ella procede la caridad. En el piadoso estos tres est�n unidos y no pueden separarse. Creemos en la misericordia de Dios, esperamos su misericordia y lo amamos por su misericordia. ( T. Adams. )

Las gracias vitales

Las principales gracias del cristianismo son "la fe, la esperanza y la caridad". De estas todas las dem�s gracias dependen esencialmente; de modo que donde est�n, seguramente se encontrar�n todos los dem�s. Pero de todas estas gracias hay falsificaciones: hay "una fe que est� muerta"; hay "un amor que es disimulo"; y hay "esperanza del hip�crita que perece". Sin embargo, tales no eran las gracias que se hab�an ejercido entre los tesalonicenses: en ellos el ap�stol hab�a visto:

I. Una fe activa. La verdadera fe es activa: trae a la vista del cristiano al Se�or Jesucristo, que tiene en �l la plenitud de todas las bendiciones imaginables atesoradas para el uso de la Iglesia; as� como la vid tiene en su ra�z y en su tronco esa savia de la que todos los sarmientos participan y de la que se nutren. La fe, adem�s, lleva al cristiano a Cristo para el suministro diario de las bendiciones que requieren sus diversas necesidades.

Y habiendo recibido comunicaciones de gracia de acuerdo con sus necesidades, es incitado por ellas para mejorarlas para la gloria del nombre de su Redentor. En una palabra, todo lo que el cristiano tiene que hacer por Dios, lo hace mediante la operaci�n de este principio, por el cual, y solo por el cual, vence al mundo y purifica su coraz�n. San Pablo hab�a visto esta fe en sus conversos tesalonicenses; s�, hab�a brillado tan eminentemente en ellos, que fueron celebrados por ello en casi todas las iglesias en todo el imperio romano, y se presentaron como modelos y ejemplos de ello en todo el mundo cristiano.

II. Un amor laborioso. El amor es ese fruto por el que, sobre todo, se discernir� la verdad y la realidad de la fe. Es por esto, sobre todo, que podemos asegurarnos a nosotros mismos, o ser conocidos por otros, como fieles seguidores de Cristo. Si no lo tenemos, todo lo dem�s que podamos tener no tiene valor. Pero el amor es una gracia laboriosa: siempre busca algo que pueda hacer por Dios o por el hombre. No puede soportar estar inactivo.

Ya sea que pueda hacer mucho o poco, se deleita en hacer lo que puede. Tampoco se aparta de su persecuci�n por peque�os obst�culos; no, como el agua obstruida por el dique, los vencer� y manifestar� su fuerza y ??ardor en proporci�n a las dificultades que impidan su ejercicio. El amor es una gracia abnegada; y donde existe en la debida medida, incitar� al hombre no solo a sacrificar la facilidad y el inter�s, sino incluso a dar su vida por los hermanos.

Esta gracia fue tan conspicua en los conversos tesalonicenses, que San Pablo juzg� absolutamente innecesario escribirles sobre el tema: fueron tan ense�ados por Dios mismo respetando todos sus deberes y oficios, que no pudo agregar nada a ellos, sino s�lo para exhortarlos a abundar cada vez m�s en la conducta que ya hab�an seguido.

III. Una esperanza paciente. La esperanza es fruto de la fe y el amor, o al menos de esa fe que obra por el amor. San Pablo lo llama "esperanza en nuestro Se�or Jesucristo", porque "en �l todas las promesas de Dios son s� y am�n". Es una gracia paciente, que nos lleva a esperar todo lo que Dios ha prometido, por mucho que tengamos que esperarlo; y para cumplir todo lo que Dios ha requerido, en la mayor medida posible; y sufrir todo lo que Dios nos ha ordenado sufrir, con la esperanza de una recompensa final; y, finalmente, continuar en un curso constante de bien hacer, hasta el final. Tal era la esperanza que hab�an manifestado los tesalonicenses, y en la que se hab�an regocijado mucho aun en medio de todas sus aflicciones. ( C. Simeon, MA )

El car�cter del cristianismo de Tesal�nica

I. Fe activa demostrada en ...

1. Una completa persuasi�n de la verdad del evangelio.

2. Firme adherencia a �l en medio de la prueba.

3. El gran cambio que ya hab�a producido en su vida y car�cter.

4. Los esfuerzos en los que se hab�an comprometido para extender el evangelio.

II. Amor laborioso que implica:

1. Gran ansiedad por el bienestar temporal y espiritual de los dem�s.

2. Esfuerzos abnegados para promover ese bienestar.

III. Esperanza paciente.

1. La convicci�n de que Cristo vendr�.

2. Una preparaci�n para Su venida.

3. Una expectativa de ello.

4. Un ferviente deseo por ello. ( T. Hughes. )

Fe, hogar y amor

La fe depende de la palabra de la promesa, el amor de ese Dios que da, la esperanza de la herencia prometida. La fe recibe y tiene, el amor da, la esperanza espera. La fe fortalece el coraz�n, el amor lo suaviza, la esperanza lo expande. La fe se aferra a lo que ha recibido, el amor renuncia a lo que ha recibido, la esperanza triunfa sobre lo que falta. La fe nos capacita para el dominio de este mundo, el amor por ministrar a este mundo, la esperanza de renunciar a este mundo.

La fe es la confianza en lo que uno espera; amor, la prueba de esto, que uno tiene fe; la esperanza, la posesi�n, antes de alcanzar la meta, de lo que hemos aprendido por la fe y el amor a anhelar. La fe es lo que deja de ser a la vista; la esperanza es lo que deja de estar en plena posesi�n; el amor es lo que nunca deja de ser, porque Dios es amor. ( Prof. Harless. )

La fe es como la de un ni�o, la esperanza es como un santo, pero el amor es como un Dios. ( Prof. Eadie. )

La obra de la fe

I. En lo que respecta a Dios.

1. Depender de Su gu�a:

(1) En Su palabra.

(2) En la apertura de oportunidades providenciales.

2. Confiar en su ayuda. Sin �l no podemos hacer nada.

(1) La mente est� oscura en cuanto al deber: debe iluminarla.

(2) La voluntad es irresoluta o rebelde: debe someterla y fortalecerla.

(3) Las energ�as est�n debilitadas - �l debe vigorizarlas.

3. Usar Su poder.

(1) Se ofrece gratuitamente.

(2) Debe emplearse fiel y en�rgicamente.

4. Para esperar Su momento. Como en la naturaleza, as� en la gracia, hay tiempo de siembra y cosecha: cu�n a menudo el agricultor cristiano confunde a los dos.

5. Apuntar a Su gloria.

(1) Esto le corresponde en la medida en que �l es el gran Agente, nosotros los implementos.

(2) Esto elevar� nuestros esfuerzos a una plataforma m�s alta y los dotar� de una fuerza motriz irresistible.

II. En lo que respecta a uno mismo.

1. Creer que Dios nos ha calificado para cierta obra de cierta manera.

(1) Dios ha calificado a algunos mentalmente. Es para tales creer que Dios los ha preparado para la literatura, la ense�anza, la organizaci�n, etc.

(2) Dios ha calificado a algunos f�sicamente. Es para aquellos que crean que, aunque no est�n dotados intelectualmente, todav�a pueden trabajar para Dios visitando a los enfermos, etc.

(3) Dios ha calificado a algunos econ�micamente: deben creer que su trabajo es ben�fico.

(4) Dios ha calificado a algunos con solo una influencia silenciosa: tales no deben creer que no pueden hacer nada. Dios a veces califica por descalificaciones. �C�mo pueden trabajar los enfermos? De muchas maneras. Por la oraci�n, el ejemplo de la resignaci�n cristiana, etc. "Tambi�n trabajan los que s�lo est�n de pie y esperan".

2. Creer que Dios tiene la intenci�n y nos ayudar� a cada uno a trabajar a su manera. Entonces, no imites a nadie m�s. Eso es incredulidad en nuestra individualidad dada por Dios. Sin embargo, se obtiene en gran medida. El predicador nato piensa que debe organizar: el visitante debe ense�ar: pero es fe fuera de lugar y, por lo tanto, incredulidad. Sea usted mismo y conf�e en usted mismo como lo ha llamado y calificado Dios.

3. Creer que a trav�s de la fuerza de Dios somos suficientes para todo aquello a lo que �l nos llama. La incredulidad aqu� es la par�lisis del esfuerzo cristiano y la enfermera de mucha indolencia pecaminosa.

4. Creer que Dios nos aceptar� y consagrar� mientras lidiamos con nuestras tareas. La fe es el manantial de la devoci�n a Dios.

III. En cuanto a nuestro trabajo.

1. Creer en la sanci�n divina. La incredulidad aqu� es ruinosa. Cualquier duda sobre nuestra Divina llamada no ser� compensada por la m�s transparente sinceridad y el m�s prodigioso esfuerzo. Todo trabajo debe desmoronarse sin fe en su Divinidad.

2. Creer que es digno de las mejores energ�as que podamos dedicarle, el mejor tiempo que podamos dedicar a su preparaci�n y ejecuci�n, los mejores electrodom�sticos que podamos utilizar en �l. Debemos considerarlo como el trabajo m�s noble en el que puede participar un esp�ritu humano: lo que realmente es.

3. Creer en su �xito final. �Qui�n se quedar�a muchas horas detr�s de un mostrador a menos que creyera que su trabajo va a dar sus frutos? Y qui�n puede predicar y ense�ar con alg�n poder a menos que crea que la palabra de Dios no volver� a �l vac�a.

IV. En cuanto a los dem�s, es decir, aquellos en cuyo beneficio trabajamos.

1. Creer que quieren nuestro servicio: que los pecadores necesitan ser limpiados, que los degradados necesitan ser elevados, etc.

2. Creer que nuestro servicio cubrir� esta necesidad. Si tenemos alguna duda persistente de que el evangelio no es del todo efectivo y debe ser abandonado por, por ejemplo, algunos m�todos de reforma social, adi�s a todo poder y perspectiva de �xito. Aprender&mdash

1. Que Cristo es el Autor y Consumador de nuestra fe. "Es el don de Dios".

2. Que la fe, habiendo asegurado la salvaci�n personal, de ahora en adelante se vuelve pr�ctica.

3. Que la fe crece y se fortalece con el ejercicio, y en ninguna parte con tanta eficacia como en el trabajo cristiano. ( JW Burn. )

Y trabajo de amor:

El trabajo del amor

I. El trabajo que inspira el amor. El amor es el motivo m�s poderoso: el que nunca falla. Esto es necesario en todo trabajo que valga la pena hacer: mucho m�s trabajo cristiano. El amor se refiere a la obra en s�, como en el caso de un artista, o al objeto por el que se realiza la obra, es decir, complacer a un amigo o alimentar a una familia. La obra cristiana est� animada por un triple motivo: la obra vale la pena, vale la pena servir a Dios, vale la pena salvar las almas.

II. El trabajo que hace el amor.

1. Se somete a sacrificios. Marque la abnegaci�n del estudiante, por ejemplo, en su b�squeda de aprendizaje. �Evitar� entonces el cristiano cualquier disciplina que perfeccione su car�cter o sea necesaria para su equipo para la guerra o el servicio?

2. No sucumbe a la fatiga. Del mero servicio de tareas pronto nos cansamos.

3. No escatima energ�as. Cuando un hombre comienza a escoger y elegir, es f�cil ver que no tiene coraz�n en ello. El amor cristiano no pregunta qu� tan poco puedo hacer y escapar de la condenaci�n, sino cu�nto puedo hacer de esta gloriosa obra por este querido Maestro.

III. El trabajo que el amor perfecciona. Su trabajo debe ser digno de s� mismo. Entonces&mdash

1. Es ingenioso para lograr hacer lo mejor de la mejor manera. Qu� dolores se toman con el regalo de cumplea�os de la madre; y seremos menos sol�citos con Cristo.

2. Agrega belleza a la habilidad para que la gratificaci�n sea completa. Hay una extravagancia sagrada sobre el amor que despierta la pregunta: "�Para qu� es este desperdicio?"

IV. El trabajo que el amor recompensa.

1. El trabajo del amor es su propia recompensa: haber producido un libro que ha edificado a miles es una recompensa a la que la remuneraci�n m�s hermosa es desproporcionada. Haber tra�do un alma a Cristo vale m�s que la riqueza de un Rothschild.

2. La sonrisa del amado recompensa el trabajo del amor. Su trabajo vale tanto, �cu�l tendr� usted, el doble de su valor o la c�lida palabra de agradecimiento? El "bien hecho" del Maestro es el cielo.

Lecciones:

1. Aprenda a amar lo que hace, ya sea por s� mismo o por el bien de alguien. Esto har� que "la monoton�a sea divina".

2. Deja que tu amor crezca con tu trabajo y tu trabajo bajo tu amor. ( JW Burn. )

Productos del amor

El miedo produce actuaciones serviles y involuntarias, como las frutas que crecen en invierno o en pa�ses fr�os son agrias, desagradables y crudas; pero las que crecen en verano o en pa�ses m�s c�lidos, por el calor y la influencia del sol, son dulces y saludables. Tal es la diferencia entre los frutos de la obediencia que produce el miedo y el amor. ( Obispo Reynolds. )

El amor forj� esto

Hace un siglo, en el norte de Europa, se erig�a una antigua catedral, sobre uno de cuyos arcos hab�a un rostro esculpido de maravillosa belleza. Estuvo oculto durante mucho tiempo, hasta que un d�a la luz del sol que entraba a trav�s de una ventana inclinada revel� sus caracter�sticas incomparables. Y para siempre, a�o tras a�o, en los d�as en que durante una breve hora estuvo as� iluminado, las multitudes acudieron y esperaron ansiosas por vislumbrar ese rostro.

Ten�a una historia extra�a. Cuando se estaba construyendo la catedral, vino un anciano, destrozado por el peso de los a�os y los cuidados, y le rog� al arquitecto que le dejara trabajar en ella. Compadecido por su edad, pero temiendo que su visi�n d�bil y su tacto tembloroso pudieran estropear alg�n hermoso dise�o, el maestro lo puso a trabajar en las sombras del techo abovedado. Un d�a encontraron al anciano dormido en la muerte, las herramientas de su oficio colocadas en orden a su lado, la astucia de su mano derecha hab�a desaparecido, el rostro vuelto hacia ese rostro maravilloso que hab�a forjado, el rostro de alguien a quien hab�a creado. amado y perdido en la edad adulta.

Y cuando los artistas, escultores y obreros de todas partes de la catedral vinieron y miraron ese rostro, dijeron: �Esta es la obra m�s grandiosa de todas; el amor forj� esto ". ( Abogado cristiano. )

Paciencia de esperanza

Paciencia de esperanza

Es el punto de este vers�culo en el que insistiremos. Pero, �qu� es la esperanza? Es una emoci�n; pero est� m�s cerca de un estado intelectual, quiz�s, que muchos otros. Es alegr�a; es la felicidad en la expectativa; o es una visi�n brillante del futuro. La memoria se ocupa del pasado; la realizaci�n considera el presente; la anticipaci�n funciona en el futuro, pero es un estado puramente intelectual de previsi�n: puede correr a lo largo de la l�nea de causa y efecto; es una especie de profec�a del lado conocido de la relaci�n entre causas y efectos.

La esperanza act�a en el futuro; destila alegr�a en el presente a causa de lo que ve en el futuro. La anticipaci�n no lo hace: las alegr�as anticipadas no lo hacen a uno necesariamente feliz ahora; el �xito anticipado no trae la remuneraci�n del �xito en el presente; puede traer coraje, pero no alegr�a. La esperanza trae alegr�a, irradia el presente; las pruebas, las luchas, las tentaciones, las derrotas, todo se hace radiante por la esperanza.

No s�lo es un estado activo, sino que, en determinadas circunstancias, es un estado que se apoya en la condici�n de la paciencia o se sostiene por ella, como si la paciencia fuera un candelabro y la esperanza la vela. Es mirar las cosas en el futuro con una luz brillante y alegre: la luz de la felicidad. En este sentido hay quienes no tienen esperanza, o mejor dicho, tienen una esperanza que es t�rpida. Recuerdo haber tenido que lidiar con una mujer santa y notable que, al estallar el resurgimiento de la religi�n, se encontraba sumida en las profundidades de la desesperaci�n y sent�a que sus esperanzas hab�an sido destruidas y que estaba condenada a la destrucci�n eterna.

Hab�a estado tan excesivamente activa en todas las etapas preliminares de la excitaci�n religiosa que simplemente se hab�a agotado; y, siendo de temperamento bilioso, hab�a entrado en un estado de par�lisis absoluta, si se me permite decirlo, de esperanza. No le dirig� una sola consideraci�n de esperanza. Cuando su confianza estuvo asegurada, para que pudiera seguir impl�citamente mis instrucciones, le prohib� ir a la iglesia, leer una palabra de la Biblia o pronunciar una s�laba de oraci�n hasta que le diera permiso.

Ella se llen� de asombro; pero descansando absolutamente, y liber�ndose de lo que ya hab�a sido un exceso de ansiedad en su caso, por fin la naturaleza se recuper�, y me envi� un recado de que si no la libraba de su promesa tendr�a que romperla, por su El coraz�n rebosaba de alegr�a y no pudo evitarlo aunque lo intent� con todas sus fuerzas. Si hubiera seguido describiendo el pecado de que ella se olvid� de Cristo y dem�s, habr�a aumentado su sobreesfuerzo y no habr�a habido ninguna posibilidad de que la naturaleza se recuperara y acudiera en su ayuda.

Entonces, mientras existe este estado de una condici�n mental probablemente enferma, debe haber algo m�s que un mero tratamiento moral. Son muchas las personas que se han visto perjudicadas por una aplicaci�n demasiado intensa, en sus casos, de est�mulos religiosos. Deber�amos tener cuidado de no hundir a los hombres en el abatimiento; pero, por otro lado, todos debemos aprender, desde el principio, que por nosotros mismos apenas podemos alcanzar algo que sea muy elevado, que la luz que hay en nosotros, que tiende al bien, es la luz. atm�sfera de Dios mismo.

Tenga esperanza, no desesperaci�n; y sobre todas las cosas, no te dejes atrapar en el rompecabezas del diablo entre lo que hay en ti por el est�mulo de Dios y lo que depende de tu propio esfuerzo y tu propia voluntad. ( HW Hayas. )

La paciencia de la esperanza

I. La relaci�n de la esperanza con la paciencia.

1. Genera paciencia. Donde no hay esperanza no hay paciencia, sino apat�a o imprudencia. El hombre que siente que no hay esperanza de recuperar sus fortunas arruinadas simplemente cruza las manos o ahoga su desesperaci�n en la autocomplacencia.

2. Fomenta la paciencia. Si bien existe la esperanza de cualquier cosa, creemos que vale la pena esperarla. Pero en la misma proporci�n en que la esperanza se desvanece, la paciencia afloja su dominio.

3. Justifica la paciencia. Si no hay nada que esperar, �por qu� esperar? La promesa de un amigo, por ejemplo , seguramente ser� redimida. La esperanza de eso garantiza la paciencia de a�os. Aplique estos principios:

(1) Para la salvaci�n de Dios. Desesperar por esto, como han hecho algunos, es volverse descuidado e indiferente, pero qu� d�as y meses agotadores se han pasado en la esperanza de la sonrisa del rostro de Dios. Esta esperanza nos anima a esperar la salvaci�n en el tiempo y la manera de Dios, y el objetivo es tan grande que justifica cualquier cantidad de paciencia.

(2) Al trabajo cristiano. La perspectiva de ganar almas exige el uso paciente de los medios. Cuando nos desanimamos, los medios se abandonan o s�lo se emplean d�bilmente. Pero la esperanza atrae al trabajador a seguir adelante. La semilla se siembra con l�grimas; pero se siembra; y la cosecha recompensar� la paciente perseverancia en hacer el bien.

(3) A los deberes familiares. La suerte de la madre est� iluminada por la esperanza. �Pobre de m�! �Qu� ser�a sin �l? Ese chico problem�tico puede llegar a ser un gran hombre. �Con la esperanza de seguir adelante, madre!

II. La relaci�n de la paciencia con la esperanza.

1. Mantiene viva la esperanza. Los impacientes est�n m�s sujetos a ataques de abatimiento. El paciente a menudo se siente decepcionado, pero �qu� hacen? Convierte sus energ�as en otro canal. Bruce y la ara�a, "Intenta, intenta, vuelve a intentar". El hombre que avanza lentamente a pesar del des�nimo aumenta su esperanza.

2. Lleva la esperanza m�s cerca de su realizaci�n. Cada paso acerca al viajero a casa. Aplique estos principios:

(1) Al conflicto cristiano. Cuanto m�s arduos sean sus esfuerzos para someter la carne y resistir la tentaci�n, m�s f�cil se vuelve la guerra y m�s brillante la esperanza de la victoria.

(2) A las perspectivas de la Iglesia. �Nuestro Se�or retrasa su venida! �Qu� haremos? �Abandonar misiones? No �defender el fuerte, porque �l est� llegando�, y el servicio de todos los d�as le lleva m�s cerca. ( JW Burn. )

La paciencia de la esperanza

En el a�o 1683, Viena, la capital de Austria, fue sitiada; un gran ej�rcito de turcos, que entonces estaban haciendo la guerra con las naciones de Europa, estaba ante �l. Cuando se supo que estaban cerca de Viena, el emperador de Austria huy� de la ciudad, y los pobres que viv�an en ella se quedaron con tristeza y angustia. La �nica persona que cre�an que pod�a salvarlos era el rey de Polonia, John Sobieski, y lo enviaron a rogarle que acudiera en su ayuda.

Sab�an que s�lo pod�a llegar a ellos por las monta�as del norte, y d�a tras d�a se levantaban temprano y buscaban la primera luz de la ma�ana, con la esperanza de ver al ej�rcito polaco en las monta�as. Fue una espera ansiosa, pero la esperanza los sostuvo. El asedio comenz� en julio; El 11 de septiembre, unos fatigados espectadores miraban desde las murallas a la monta�a de Kalimburg, cuando, �oh, hermosa vista !, vieron algo brillante en la ladera de la monta�a y distinguieron las lanzas y armaduras de los valientes polacos. marchando al rescate. Ese mismo d�a, Sobieski libr� una sangrienta batalla, derrot� a los turcos y liber� a Viena. ( Tesorer�a familiar ) .

Los efectos producidos por las gracias vitales en la mente de San Pablo

I. Un vivo inter�s por su bienestar. Una persona menos relacionada con ellos de lo que no podr�a haber admirado tales excelencias; pero era su padre; los hab�a engendrado en el evangelio y, por lo tanto, bien podr�a jactarse de ellos como su "gloria y gozo". En consecuencia, encontramos que cada vez que entraba en la presencia de su Dios y Padre, les daba gracias y oraba por su avance a�n mayor en todo lo que era bueno.

Lo m�s exaltado fue el gozo que sinti� por ellos. Cuando vio la trascendente eminencia de sus logros, olvid� por completo todas sus propias aflicciones; la vista le inspir� nueva vida y vigor; y sinti� en s� mismo una recompensa que recompens� generosamente todo lo que hab�a hecho y sufrido por ellos. Esto muestra cu�les son los sentimientos y puntos de vista de todo ministro fiel cuando ve a su pueblo adornando as� el evangelio de Cristo.

Que se les conceda un honor tan grande, que se impartan tales ventajas a sus semejantes que perecen, y que tanta gloria se lleve a Dios por sus medios, es para ellos un tema de asombro casi estupefaciente y de una gratitud abrumadora. Y, mientras rinden gracias a Dios por estas cosas, derraman su coraz�n ante �l en oraciones y s�plicas por ellos. En una palabra, estas cosas forman un v�nculo de uni�n entre un ministro y su pueblo, como no existe en todo el mundo.

II. Una confianza segura en su estado. Cuando el ap�stol contempl� estos frutos producidos por sus conversos tesalonicenses, no tuvo ninguna duda de su "elecci�n de Dios"; las gracias que ejerc�an se obtuvieron manifiestamente en ellos por el poder de Dios, que hab�a obrado as� en ellos como consecuencia de su propio prop�sito, que desde toda la eternidad se hab�a propuesto en s� mismo. Ahora se puede tener la misma bendita seguridad dondequiera que exista el mismo motivo.

La seguridad, as� fundada, nunca puede producir ning�n efecto negativo. Cuando los frutos como los que produjeron los conversos tesalonicenses son visibles en cualquiera, entonces podemos permitirnos el placentero pensamiento con respecto a ellos, como tambi�n pueden hacerlo con respecto a s� mismos, de que "Dios los am� con un amor eterno", y por lo tanto con bondad amorosa ha los dibuj�. S�lo podemos observar que esta seguridad no es m�s justificable de lo que est� garantizada por las gracias que existen en el alma; con el aumento de esas gracias puede justamente subir, y con su disminuci�n debe caer proporcionalmente. Cualquier otra seguridad que no sea esta es antib�blica y vana; pero esto no solo puede ser entretenido, sino que es el privilegio y consuelo de todos los que creen en Cristo. ( C. Simeon, MA )

A los ojos de Dios y nuestro Padre ,

El reconocimiento habitual de Dios

I. Qu� es actuar como siempre ante los ojos de Dios. Mantener una consideraci�n suprema y habitual de Dios en las relaciones que mantiene con nosotros.

1. Algunos act�an con una autoconciencia perpetua. No se preocupan por la estima o la condena de nadie. Su �nico objetivo es complacerse a s� mismo: un pobre maestro cuando est� m�s complacido.

2. Actuar con una conciencia perpetua de los dem�s: siempre temerosos de ofender y ofendiendo por el mismo temor; siempre ansioso por complacer, y fallando debido a una ansiedad excesiva.

3. El cristiano siempre es consciente de: "T� Dios me ves".

(1) Como un Ser de perfecci�n infinita.

(2) Como legislador y soberano.

(3) Como Creador, Conservador, Benefactor.

(4) Como Redentor y Santificador.

(5) Como juez y galardonado.

(6) Como padre.

II. La ventaja de actuar como siempre ante los ojos de Dios.

1. Har�a de toda la vida un acto religioso continuo. Aplique esto a los negocios, la pol�tica, los deberes dom�sticos.

2. Nos dar�a el consuelo de saber que alguien cuyo aprecio es digno de tener es consciente de peque�os actos que los hombres no valoran. �A qui�n le importa el �caro de la viuda o el vaso de agua fr�a? Dios tambi�n observa esas peque�as pruebas en el almac�n o en el hogar, cuyo conjunto constituye una gran prueba. �l mira hacia abajo con simpat�a - s� valiente; �l est� mirando hacia abajo con justicia, ten cuidado.

3. Fortalecer�a contra la tentaci�n. Hay suficiente en ese Ser omnisciente para satisfacer cada anhelo. �Por qu�, entonces, tratar de llenar su est�mago con las c�scaras que comen los cerdos?

4. Nos mantendr�a firmes en toda santa obediencia. Debemos estar preparados para todos los deberes de la devoci�n. El sentido de Dios con nosotros en medio de todas las preocupaciones y el bullicio del mundo ayudar�a a mantener todas las gracias en un ejercicio vivo.

5. Se preparar�a para la muerte y la eternidad. ( NW Taylor, DD )

Realizaci�n de la presencia de Dios

La realizaci�n de la presencia divina es el pensamiento central de toda la vida del cristiano. Todas las gracias de su car�cter surgen de esa �nica ra�z. As� como toda la vida, animal o vegetal, se forma alrededor de un n�cleo, un centro, un mero punto o mota al principio, pero que contiene el germen del animal o la planta que se desarrolla a partir de �l; de modo que la vida espiritual del creyente se forma a partir de este �nico centro, la realizaci�n de la presencia de Dios. ( Dean Goulburn. )

Un ojo fijo en el hombre

�Qu� dir�as si, dondequiera que mires, lo que sea que est�s haciendo, lo que sea que pienses en p�blico o en privado, con un amigo de confianza, contando tus secretos, o solo planific�ndolos, si, digo, vieras un ojo fijo constantemente en ti, de cuya vigilancia, aunque te esforzaras tanto, nunca podr�as escapar; e incluso si cerraba el ojo para evitarlo, todav�a pensaba que deshacerse de �l era imposible, �que pod�a percibir todos sus pensamientos? La suposici�n es bastante terrible.

Existe tal Ojo, aunque los negocios y las luchas del mundo a menudo nos impiden considerar esta terrible verdad. En las multitudes somos demasiado interrumpidos, en la b�squeda del inter�s propio somos demasiado pervertidos, en los campos luchamos por la vida o la muerte, en los tribunales no vemos m�s que el ojo de un soberano humano; sin embargo, el ojo divino est� siempre sobre nosotros y, cuando menos lo pensamos, est� notando todo y, lo que pensemos, lo recordar� todo. ( De Vere. )

El hombre ante los ojos de Dios

Pregunt�monos seria y honestamente: "�Qu� clase de espect�culo har�a despu�s de todo, si la gente que me rodea conociera mi coraz�n y todos mis pensamientos secretos?" Entonces, �qu� clase de espect�culo hago ya ante los ojos del Dios Todopoderoso, que ve a cada hombre exactamente como es? Pero consu�late tambi�n y recuerda lo poco que t� y yo sepamos, Dios lo sabe; �l se conoce a s� mismo, a ti ya m� y todas las cosas; y su misericordia est� sobre todas sus obras. ( C. Kingsley, MA )

Versículos 4-6

Sabiendo, hermanos amados, su elecci�n de Dios

Elecci�n

I. La elecci�n �de Dios� no est� relacionada con el �conocimiento� ni con la �elecci�n�. El significado es que la Iglesia era "amada" por Dios, no meramente por los misioneros. Y la prueba de que son objeto del amor divino es su elecci�n. Esta elecci�n fue su selecci�n hist�rica fuera del mundo occidental para ser los primeros receptores europeos del evangelio. La narraci�n en Hechos 16:6 es explicativa de ello.

El curso de los misioneros se redujo de este y aquel lugar hasta la visi�n del hombre de Macedonia. Siendo Tesal�nica la ciudad principal de Macedonia, la visi�n fue una declaraci�n de la elecci�n de sus habitantes. El t�rmino "elecci�n" es raro en las Escrituras y est� ausente, excepto en este caso, de todas las ep�stolas anteriores de Pablo. Se hab�a utilizado de Pablo a Anan�as en referencia a su propia selecci�n similar: �Vaso de elecci�n es para m�.

�En ambos casos significa selecci�n por privilegio y, por lo tanto, por servicio. La misma elecci�n se ve incesantemente: una naci�n, ciudad, familia, individuo, convocado antes que otro. Son muchas las perplejidades que se acumulan en torno al tema, y ??su soluci�n �ltima se encuentra �nicamente en la soberan�a divina. A menudo, sin embargo, la cosa est� clara. Aqu�, por ejemplo, hubo una adecuaci�n en la elecci�n de Tesal�nica como centro de influencia cristiana ( 1 Tesalonicenses 1:8 ). Tesal�nica fue un gran emporio del comercio mar�timo. Tambi�n estaba en la l�nea de una de las grandes calzadas romanas. Cicer�n lo describe como "colocado en el seno del Imperio Romano".

II. Los fundamentos del conocimiento del ap�stol de esta elecci�n fueron:

1. Subjetivo - por su parte.

(1) �Nuestro evangelio�, una frase que implica:

(2) La posesi�n del coraz�n. "Cre�, por eso habl�". Este es el primer requisito previo de un ministerio fiel. Como sol�a decir Melanchthon a sus alumnos: "Es el que toda tu casa se salvar�". Estas palabras fueron proclamadas por los labios del ap�stol. La instrumentalidad humana se emplea en lo que es, en el sentido m�s estricto, la obra de Dios. Pero a menudo es en "solo palabra". Incluso de los labios de Cristo el mensaje no tuvo efecto, y Pablo tiene su parte en esto. Pero aqu� fue muy diferente.

(3) Este evangelio vino "con poder", no milagrosamente, sino de manera persuasiva. No fue un cumplimiento formal y fr�o del deber, sino un trabajo card�aco en un grado muy excepcional.

(4) Por lo tanto, fue "en el Esp�ritu Santo". �l reconoci� la presencia y la energ�a del Esp�ritu Divino. Sus declaraciones fueron m�s que las luchas de un esp�ritu humano serio; eran las palabras aladas del Esp�ritu de la Verdad.

(5) Por eso vino �con mucha certeza�, es decir, con la firme convicci�n de que su mensaje ven�a del cielo, y que no era en vano ( 1 Corintios 2:1 ). De modo que �l sab�a desde dentro de s� mismo que estaban "designados para salvaci�n". De esto podemos deducir:

(a) Todo ministro se siente a veces impotente, sin la ayuda del Esp�ritu y oprimido por la duda. En tal caso, est� obligado a buscar causas en su propio coraz�n. Pero tambi�n tiene derecho a mirar hacia afuera; para rastrear la causa de su propia debilidad en la apat�a del pueblo. Incluso, siguiendo el ejemplo de Pablo, puede concluir en algunos casos de esta predicaci�n ineficaz que no son el pueblo elegido de Dios. El p�lpito y el banco reaccionan entre s�. "Como personas, como sacerdote".

(b) El ap�stol apela al conocimiento de su porte y conducta, as� como a sus palabras. La influencia personal es mucho m�s directa y efectiva que la oficial. La verdad debe ense�arse tanto con el ejemplo como con el precepto. Un infiel le dijo una vez a Fenelon, con quien hab�a estado viviendo: "Si me quedo aqu� por m�s tiempo, me convertir� en cristiano a pesar de m� mismo".

(c) Este comportamiento no fue por inter�s propio, sino por el bien de ellos, como debe ser el de todo ministro.

2. Objetivo: el gozo entusiasta con el que los tesalonicenses recibieron la predicaci�n de Pablo. Los dos motivos no se pueden separar. La primera no podr�a ser una prueba segura sin la segunda. El haber sido elegidos por Dios se muestra por haber elegido el evangelio de Dios ( 1 Tesalonicenses 2:13 ). Se convirti� en tanto de ellos como de Paul.

Se convirtieron en seguidores, es decir, imitadores de Pablo y Cristo. �C�mo? No en su recepci�n de la verdad. En esto podr�an ser imitadores de Pablo, pero no de Cristo, quien era la Verdad. El objetivo de la imitaci�n es la gozosa aguante del sufrimiento. Pablo predic� el evangelio �con mucha aflicci�n con el gozo del Esp�ritu Santo�, como Cristo lo hab�a hecho: �el cual, por el gozo puesto delante de �l, soport� la cruz.

�En esta esfera de prueba, y de gozo espiritual en medio de ella, Cristo, sus ap�stoles y su pueblo son uno. Abrazar a Cristo implicaba sufrimiento; pero el dolor de fuera no pudo destruir el gozo interior. Las aflicciones provienen de los hombres, pero el gozo del Esp�ritu Santo. El evangelio no se puede recibir sin gozo. Pablo, entonces, los alentar�a a resistir a�n m�s, al reconocer con agradecimiento esta evidencia de su elecci�n. ( J. Hutchison, DD )

Evidencias de elecci�n

I. La Palabra de Dios regresando a casa con poder. El poder del evangelio

1. No miente

(1) En el predicador, de otro modo los hombres ser�an los convertidores de almas.

(2) Ni en la sabidur�a del predicador, o consistir�a en la sabidur�a de los hombres.

(3) Ni en la adaptaci�n del predicador a su obra; esa es una agencia secundaria, no la causa.

(4) Ni en el patetismo que pueda emplear el predicador. La gente puede llorar en un teatro. No, hay algo m�s buscado. Un hombre medio borracho le dijo a Rowland Hill: "Soy uno de tus conversos". �S�, dijo, �me atrevo a decir que eres uno de los m�os; pero si fueras uno de los de Dios, no estar�as en ese estado ".

2. Est� en el poder del Esp�ritu Santo.

(1) �Alguna vez, sin importar d�nde, al escuchar la Palabra, sinti� un poder Divino viniendo con ella? �No es una impresi�n, que puede ser borrada, sino un poder que te convence del pecado, te hace temblar y luego te corteja a Cristo, en quien cre�ste y luego te convertiste en un hombre cambiado?

(2) � Y ya que la Palabra te reprendi�, te llen� del amor, la luz y el gozo de Dios, y el deseo de la santidad? Si no es as�, carece de una prueba de su elecci�n. No es que suceda siempre, porque el predicador no siempre est� en un marco adecuado.

II. Recibir la Palabra con mucha seguridad, no con plena seguridad; que viene despu�s. Hay algunas personas que juegan r�pido y relajado con los principios; pongan un libro de himnos en sus bolsillos cuando vayan a la reuni�n y un libro de canciones cuando vayan a otro lugar. Pueden aguantar con la liebre y correr con los sabuesos. Tales personas nunca tienen mucha confianza en su religi�n, y es muy apropiado que no lo hagan, porque su religi�n no vale el tiempo que dedican a hacer de ella una profesi�n.

Pero el verdadero cristiano, cuando se apodera de los principios, los guarda. Su religi�n es parte de s� mismo. Cree en la verdad, no porque se le haya ense�ado, sino porque le es verdadera; como la sirvienta que, cuando no pudo responder a su amo infiel, dijo: "Se�or, no puedo contestarle, pero tengo algo aqu� que, si pudiera hablar". Ahora, si ha recibido el evangelio con mucha seguridad, puede decir: �Cristo es m�o.

S� que Cristo es precioso, no por las 'Evidencias de Paley' o la 'Analog�a de Butler', sino por la evidencia interna de mi coraz�n, la analog�a de la experiencia de mi alma ". Si puedes decir eso, creas o no en la doctrina de la elecci�n, eres uno de los elegidos.

III. Convertirse en seguidores de nosotros y del Se�or; con lo cual el ap�stol no quiere decir que dijeron: "Yo soy de Pablo, yo de Silas, yo de Timoteo". No, los imitaron en la medida en que imitaron a Cristo. �Eres como Cristo o quieres serlo? �Puedes perdonar a tu enemigo, amarlo y hacerle bien? �Oras como Jes�s? Si un hombre no sigue a Cristo, todo lo que diga acerca de la elecci�n no es del Se�or.

IV. Aguante con gozo la aflicci�n. ( CH Spurgeon. )

Elecci�n condicional

Un hombre de color que hab�a recibido el evangelio se convirti� en predicador entre sus hermanos negros. En una ocasi�n, su maestro se dirigi� a �l con estas palabras: "Y por eso escuch� que te has convertido en predicador, Sam, y que crees en la doctrina de la elecci�n". "Bueno, s�, sah, creo que la verdad est� claramente revelada en la Palabra de Dios". Y supongo, Sam, que crees que eres uno de los elegidos.

"Bueno, sah, estoy dispuesto a decir que hago toda la diligencia para hacer que mi vocaci�n y elecci�n sean seguras, eso es cierto". �Pero supongo que no piensas que soy uno de los elegidos�, dijo el maestro de Sam. El predicador sable dio una respuesta que vale la pena citar. Sam sab�a que su amo estaba entregado a la b�squeda de los placeres, el dinero y el servicio del pecado. Muy tranquilamente respondi�: �Bueno, massa, no estoy seguro de eso; esto lo s�, nunca sab�a de una elecci�n en la que no hab�a ning�n candidato ". ( H. Varley. )

Conocimiento de la elecci�n

Un arminiano que estaba a punto de pagarle a un calvinista una suma de dinero, pregunt�: "�Est� decretado que te pagar� este dinero?" �Ponlo en mi mano y te lo dir�, fue la respuesta. �No es de desear que muchos profesores de religi�n infieran su �elecci�n de gracia� por su posesi�n real de la gracia? ( An�cdotas del Nuevo Testamento ) .

La providencia de elecci�n de Dios

Enrique IV, rey de Francia, fue desde todos los puntos de vista un gran hombre. Se dice que en un aniversario de su cumplea�os hizo la siguiente reflexi�n: �Yo nac� en este d�a y, sin duda, llev�ndose el mundo a trav�s, miles nacieron el mismo d�a conmigo; sin embargo, de todos esos miles, probablemente soy el �nico a quien Dios ha hecho rey. �Cu�n peculiarmente me favorece la generosidad de Su providencia! " Pero un cristiano, reflexionando sobre su segundo nacimiento, puede, con mayor raz�n, adorar la gracia libre y soberana de Dios.

Comprobantes de elecci�n

La forma en que el ap�stol conoci� la elecci�n de los tesalonicenses debe ser el m�todo por el cual nosotros conoceremos la nuestra. Hemos conocido a algunos hombres que pretend�an conocer su elecci�n con su descaro. Se les hab�a metido en la cabeza la presunci�n de que hab�an sido elegidos, y aunque viv�an en el pecado y a�n hac�an lo que quer�an, se imaginaban que eran los elegidos de Dios. Esto es lo que yo llamo presumir tras la elecci�n por pura insolencia.

Conocemos a otros que se han imaginado elegidos, por las visiones que han tenido cuando dorm�an o cuando estaban despiertos - porque los hombres tienen sue�os de vigilia - y las han tra�do como evidencia de su elecci�n. Son tan valiosos como las telara�as para una prenda, y te ser�n tan �tiles en el d�a del juicio como lo ser�an para �l las convicciones de un ladr�n si necesitara un personaje que lo encomendara a la misericordia. .

Puede que sue�es lo suficiente antes de so�arte a ti mismo en el cielo, y puedes tener tantas nociones est�pidas en tu cabeza como romances hay en tus bibliotecas circulantes, pero como est�n en tu cabeza no est�n, por lo tanto, en el libro de Dios. Queremos una palabra de testimonio m�s segura que �sta, y si no la tenemos, Dios no permita que nos entreguemos a nuestras vanas presunciones con el delicado pensamiento de que somos elegidos por Dios.

He o�do de uno que dijo en una taberna que pod�a decir m�s que los dem�s, a saber, que era uno de los hijos de Dios; mientras tanto, beb�a hasta emborracharse m�s profundamente que el resto. Seguramente podr�a haber dicho que era uno de los hijos del diablo con �nfasis, y habr�a estado en lo cierto. Cuando los hombres inmorales y los hombres que viven constantemente en pecado hablan de ser hijos de Dios, los discernimos de inmediato.

As� como conocemos un cangrejo cuando vemos la fruta colgando de �l, tambi�n entendemos de qu� esp�ritu son cuando vemos su caminar y su conversaci�n. "Sin santidad nadie ver� al Se�or". Si somos los elegidos de Dios, tendremos alguna evidencia sustancial para atestiguarlo . ( CH Spurgeon. )

Versículos 5-10

Porque nuestro evangelio no lleg� a ustedes solo en palabras,

La venida del evangelio y sus efectos

I. La manera en que el evangelio debe llegar a un pueblo.

1. En palabra.

(1) En la palabra escrita. No sirve de nada sin esto. La voz del predicador no puede llegar a donde puede llegar.

(2) En la palabra predicada - expresada en proposiciones desnudas y claras. La religi�n no es un impulso de la mente oscuro e ininteligible. Una trompeta debe dar un cierto sonido, o qui�n se preparar� para la batalla. El trabajo de un heraldo es hacerse entender.

(3) En la palabra aprehendida. Por la falta de esfuerzo en esta direcci�n, muchos viven en la m�s burda presunci�n, suponi�ndose santos mientras corren el mayor peligro; por el otro, hay muchos avergonzados por las dudas y los temores que deber�an estar disfrutando del evangelio.

2. En el poder.

(1) Sin duda en poder milagroso, pero esto es subordinado. La importancia de un documento radica en su contenido, no en el sello.

(2) Ciertamente en el poder moral: la energ�a intr�nseca y la eficacia de la verdad. "�No es mi palabra un martillo", etc. "La palabra de Dios es r�pida y poderosa". Esto se vio en el caso de Felix y Agrippa. Cuando la verdad se anuncia enf�ticamente, hay en ella una majestad, autoridad y fuerza que no se encuentran en disquisiciones y arengas morales, filos�ficas o cient�ficas. Perm�teme testificar que eres un hombre pecador, una criatura moribunda, que la eternidad est� a punto de abrirse, etc., y hay un poder en esas verdades para golpear la conciencia y causar alarma, y ??si se rechaza, es un desaf�o al dicta el entendimiento y el coraz�n.

3. En el Esp�ritu Santo, quien ...

(1) Convenciones de pecado, justicia y juicio, creando un sentido de la necesidad del Salvador y prepar�ndose para la recepci�n del mensaje de misericordia.

(2) Aplica la salvaci�n del evangelio al coraz�n, derrama en �l el amor de Dios y renueva toda la naturaleza.

4. Con mucha seguridad. La imagen es la de una embarcaci�n ricamente cargada con todas sus velas desplegadas, y el viento y la marea directamente a su favor, entrando galantemente en puerto aclamado por las aclamaciones de la gente en la playa.

(1) El evangelio vino de nuestra parte con pleno conocimiento, convicci�n invariable y certeza.

(2) Fue recibido por usted como una vasija ricamente cargada, comisionada por la Providencia, enviada por Dios, y el tesoro, por apropiaci�n, de inmediato se convirti� completamente en suyo. Esto implica, por supuesto, que vieron la evidencia y sintieron el poder de la palabra, de modo que no qued� lugar para la duda. Los creyentes primitivos no estaban enredados como nosotros por sutilezas metaf�sicas y dificultades con respecto a la fe. Sab�an de inmediato, con la sencillez de los ni�os, que una recepci�n cordial de Cristo era la salvaci�n.

(3) Es el privilegio de todo creyente regocijarse en la plenitud y felicidad de su justificaci�n. Esta plena certeza no es m�s que una simple y perfecta creencia.

(4) Con gozo del Esp�ritu Santo en medio de mucha aflicci�n. El dise�o del evangelio es producir gozo donde nada m�s puede producirlo. Los esp�ritus animales, las delicias de la ciencia o de los sentidos, �d�nde est�n en aflicci�n? Pero el gozo cristiano florece y canta en las pruebas: "Aunque la higuera no florezca", etc.

II. Los efectos que producir� el Evangelio cuando llegue.

1. Se apartaron de los �dolos. �No hay idolatr�a entre nosotros que el evangelio deba destronar? �Qu� pasa con la adoraci�n de Mammon, del mundo, de uno mismo?

2. Se volvieron para servir al Dios vivo y verdadero.

(1) Qui�n tiene el derecho a nuestro servicio que nadie m�s tiene.

(2) Qui�n nos recompensar� por nuestro servicio como nadie m�s lo har�.

3. Esperar a Jes�s.

(1) �l nos libr� de la ira venidera; por lo tanto, no hay nada que temer en el futuro.

(2) Jes�s viene en el juicio; a la muerte.

4. Se convirtieron en imitadores de Cristo. �l es nuestro ejemplo supremo. Sus seguidores deben ser imitados solo si realmente lo siguen. �Llevad mi yugo sobre vosotros�, etc.

5. Se convirtieron en ejemplos para los dem�s. Hab�a luz sobre los candelabros de Filipos, Berea, etc., pero ninguno tan brillante como aqu�. No se requiere que un cristiano d� un ejemplo de conocimiento, riqueza, etc., sino de bondad.

III. El informe que puede ir al extranjero. Era lo mismo que cuando un pueblo moderno renuncia a los �dolos y la maldad. El rumor llega al extranjero y se confirma con vidas cambiadas. Lo mismo ocurre cuando se produce un resurgimiento de la religi�n verdadera en cualquier lugar. ( J. Stratten. )

Poder a trav�s del Esp�ritu

�La mejor manera en que puedo explicar c�mo el obrero cristiano, en completo contacto con Cristo, es un poder para salvar almas, es con el siguiente ejemplo. Tome una barra de hierro com�n y, primero d�blela en forma de herradura, apl�quela a una bater�a. La corriente de magnetismo fluye a trav�s de �l, y por este poder puede sostenerse, aunque de �l se suspendan pesos extremadamente pesados. Mientras la plancha est� en contacto con la bater�a, durar� la energ�a; pero en el momento en que se interrumpe la conexi�n, la energ�a cesa, los pesos caen y el im�n se convierte en solo una pieza de hierro.

De manera similar, el obrero cristiano, en contacto inmediato con Cristo, tiene Su Esp�ritu fluyendo a trav�s de �l, y este Esp�ritu es el poder, y por �l somos capacitados para hacer grandes obras para Cristo: pero en el momento en que perdemos el contacto con Cristo, ese momento es nuestro poder se ha ido, y nos convertimos, para el prop�sito de Dios, en una simple pieza de arcilla sin valor. ( C. White. )

El evangelio, el �nico poder para salvaci�n

El obispo Lavington, al dirigirse a su clero en un cargo pastoral en el �ltimo siglo, dijo: �Durante mucho tiempo hemos estado intentando reformar la naci�n mediante la predicaci�n moral. �Con qu� efecto? Ninguno. Por el contrario, hemos predicado con destreza al pueblo sobre la infidelidad total. Debemos cambiar nuestra voz; debemos predicar a Cristo ya �l crucificado; nada m�s que el evangelio es poder de Dios para salvaci�n �.

C�mo lleg� el evangelio a los tesalonicenses

I. Un hecho afirmado. �Nuestro evangelio lleg� a ustedes�.

1. Nuestro evangelio, no por revelaci�n, sino por dispensaci�n. Lo ten�an en fideicomiso para beneficio de los dem�s. Y estaban tan seguros de que vino de Dios que dijeron: "Si nosotros o un �ngel del cielo predicamos a cualquier otro", etc.

2. �Qu� es este evangelio Buenas nuevas? pero la bondad de la noticia debe tener en cuenta el estado del receptor. La proclamaci�n de liberaci�n ser� aceptable solo para los cautivos. Ofrecer perd�n a los inocentes o limosna a los ricos ser�a un insulto. El evangelio encuentra a todo hombre como un pecador, y el alivio que brinda se adapta a su condici�n. Esta perdido? Aqu� hay un Salvador. �Es imp�o? Aqu� est� la gracia renovadora.

3. Este evangelio les lleg�; no acudieron ni enviaron a buscarlo. Tampoco nuestros antepasados ??paganos; ni nosotros. "He sido hallado de los que no me buscaban".

II. La manera de explicarlo. Vino&mdash

1. En palabra - por las escrituras traducidas y la palabra que le fue predicada. Por lo tanto, debe llegar a ser recibido en absoluto. Pero un mero conocimiento te�rico ...

(1) No puede responder al dise�o del evangelio. Dios no ha inspirado a los hombres a escribir Su palabra y luego magnificarla para divertir sus mentes o proporcionarles materiales para la controversia. "Toda escritura ... es provechosa", etc.

(2) Agravar� su pecado y aumentar� su condenaci�n. Es una medicina que matar� o curar�: probar� el sabor de la vida o la muerte. "Mirad que no desech�is al que habla".

2. En el poder. Cuando este es el caso

(1) Produce convicci�n de pecado. La palabra en Pentecost�s fue r�pida y poderosa. Picaba a los hombres en el coraz�n, etc. Es lo mismo ahora. Pero funciona la convicci�n solo con el prop�sito de salvar. Cree en el Se�or Jesucristo y la palabra vendr� con poder.

(2) Da consuelo, y el consuelo aumenta con la tribulaci�n. "Ah", dijo Bolingbroke, "encuentro que mi filosof�a me falla ahora en esta aflicci�n". �Falla el evangelio? "Aunque la higuera no florezca", etc.

(3) Santifica. Nos llama a ser y nos hace santos. Plat�n se quejaba a menudo de que no pod�a hacer que los habitantes de una sola aldea vivieran de acuerdo con sus reglas. Pero, �los pescadores de Galilea se quejaron de manera similar? Hemos visto al libertino volverse moral, al liberal codicioso, al implacable dispuesto a perdonar.

3. En el Esp�ritu Santo. Esto marca la naturaleza y la fuente del poder. El ap�stol no se refiere al poder milagroso, porque eso ces� en la temprana edad, y los milagros fallaron una y otra vez cuando se obtuvieron para asegurar la fe. Este poder es com�n a todas las �pocas y, cuando se ejerce, nunca falla. "No con fuerza ni con fuerza". Melanchthon, en su celo por Dios, esperaba que todo lo que hablaba sobre el amor de Cristo lo abrazara como Salvador; pero pronto descubri� que el viejo Adam era demasiado fuerte para el joven Melanchthon.

4. Con mucha seguridad:

(1) de comprensi�n,

(2) de fe,

(3) de esperanza. ( W. Jay. )

El poder, el esp�ritu y la seguridad del evangelio

I. La palabra de tu Evangelio.

1. No el evangelio del hombre ( G�latas 1:6 ; 2 Corintios 11:4 ).

2. Pero el evangelio de Dios ( Hechos 20:24 ).

3. Para algunos, un evangelio oculto ( 2 Corintios 4:3 ).

4. Pero para otros uno revelado ( Mateo 11:25 ).

II. El poder del Evangelio.

1. Revela al Salvador ( 1 Corintios 1:24 ).

2. Da vida a los muertos ( 1 Corintios 4:15 ).

3. Ilumina la mente ( 1 Pedro 2:9 ).

4. Revela ira ( Marco 16:16 ).

III. El esp�ritu del Evangelio.

1. Expone la naturaleza de la verdad ( 1 Corintios 2:10 ).

2. Da el conocimiento de la libertad ( Romanos 8:2 ).

3. Ayuda al alma contra sus enfermedades ( Romanos 8:26 ).

4. Y nos da el sello de gloria ( Efesios 1:13 ).

IV. La seguridad del Evangelio.

1. La seguridad del perd�n ( Salmo 103:12 ).

2. Seguridad de justicia ( Isa�as 32:17 ).

3. Seguridad de esperanza ( Hebreos 6:18 ).

4. Seguridad de amor ( Colosenses 2:2 ). ( TB Baker. )

Un evangelio de poder

I. El evangelio no es simplemente un sistema de moral; es un poder divino que obra en la vida humana, el poder del Esp�ritu Santo. No viene en mera palabra, teor�a o filosof�a, sino como un poder sobrenatural directo de Dios. A este respecto, distinguimos la religi�n de la simple moralidad. La moralidad no pretende ir m�s all� de los buenos motivos. Pero el hombre religioso busca en Dios la fuerza divina y la ayuda para complementar su propia debilidad.

II. El evangelio no es la mera palabra de un credo o ritual, sino el poder de una vida. Lo que Cristo m�s desea para nosotros es que todo verdadero afecto se fortalezca en nosotros; que toda aspiraci�n noble debe elevarse hasta el logro; que todo impulso generoso lo lleve a ayudar y bendecir a sus semejantes; para que aborrezcas el mal y ames el bien.

III. La seguridad cristiana le llegar� a quien viva por el poder del Esp�ritu Santo. Demuestre las palabras de Cristo mediante un experimento personal, avent�rese todo en Sus dichos, entr�guese a �l por completo, siga Su consejo; y crecer� dentro de ti una convicci�n tan invencible de Su verdad que ni la muerte ni la vida sacudir�n Su poder sobre ti. ( Prof. James Legge. )

El evangelio en palabra

Escuch� a dos personas en el Wengern Alp hablar por horas juntas de los nombres de los helechos; ni una palabra sobre sus caracter�sticas, usos o h�bitos, sino una mezcolanza de t�tulos incre�bles, y nada m�s. Evidentemente, sent�an que estaban ventilando su bot�nica y se manten�an en el rostro mediante descargas alternas de tonter�as. Bueno, eran tan sensibles como esos doctrinalistas que siempre hablan de los tecnicismos de la religi�n, pero que no saben nada por experiencia de su esp�ritu y poder.

�No somos todos demasiado propensos a divertirnos de la misma manera? El que conoce meros nombres linneanos, pero nunca ha visto una flor, es tan confiable en bot�nica como lo es en teolog�a, quien puede descartar el supralapsarianismo, pero nunca ha conocido el amor de Cristo en su coraz�n. "La verdadera religi�n es m�s que una doctrina, algo debe ser conocido y sentido". ( CH Spurgeon. )

Palabra y poder

El evangelio en dos aspectos.

I. Humano. "Nuestro." Es humano

1. En su instrumentalidad. Fue revelado al hombre, sus bendiciones son disfrutadas por el hombre; es predicado y propagado por el hombre ( Romanos 10:14 ).

2. Cuando no est� coronado por el �xito. "Solo de palabra". Aparte de la unci�n de arriba, el evangelio es letra muerta, olor de muerte para muerte: la buena semilla cae junto al camino, entre espinas, en pedregales. Las impresiones son superficiales y defectuosas.

II. Adivinar. "En el Esp�ritu Santo". Es divino

1. En su origen. Es el plan de salvaci�n de Dios. No pudo haber sido originado por el hombre, porque la idea est� m�s all� del l�mite de sus pensamientos. El hombre nunca puede dar existencia a lo Divino. �Lo que nace de la carne, carne es�. El evangelio lleva la imagen del celestial. Es el plan de Dios.

2. En su revelaci�n. Nadie pod�a revelar los secretos de Dios excepto �l mismo. La salvaci�n es una de las cosas profundas de Dios. Aquello que no se origin� en el hombre no pudo ser revelado por �l. La salvaci�n del evangelio se revel� temprano, inesperadamente, gradualmente, completamente.

3. En su eficacia. Las tres cl�usulas muestran la influencia bendita y salvadora del evangelio.

(1) En la emancipaci�n de los pecadores de la esclavitud del pecado y Satan�s. El evangelio es verdad, y la verdad libera y destruye la fortaleza de Satan�s.

(2) Al establecer el reino de Dios en el coraz�n. El evangelio produce fe, esperanza, amor; ilumina el entendimiento, espiritualiza los afectos y purifica el coraz�n. ( J. Jenkins. )

El evangelio en palabra

Has atravesado un p�ramo desolado y est�ril, donde el suelo parec�a sembrado de piedras y desfigurado por tocones de �rboles, y los �nicos signos de vida vegetativa eran parches dispersos de brezos y l�quenes sin flores. Despu�s de un tiempo, ha vuelto a atravesar la misma regi�n y ha observado campos de grano madurando para la cosecha y brotes j�venes que prometen el futuro bosque. �De d�nde viene esta transformaci�n? El cultivador ha estado trabajando.

No menos evidente fue el cambio efectuado en Tesal�nica por el trabajo diligente y la predicaci�n fiel de los ap�stoles. Tenemos aqu� dos caracter�sticas destacadas en la exitosa declaraci�n del evangelio.

I. El Evangelio en palabra. �Nuestro evangelio les lleg� en palabra�. En la historia ( Hechos 17:1 ) aprendemos los temas principales de la predicaci�n apost�lica. Es digno de menci�n que el ap�stol inspirado bas� su discurso en las Escrituras. Incluso �l no se sinti� libre de sus lazos sagrados. �l ense��&mdash

1. Que el Mes�as prometido iba a ser un Mes�as sufriente. La mente jud�a estaba tan deslumbrada con las profec�as de la majestuosidad real y el dominio de Jes�s, que pasaron por alto los dolorosos pasos por los cuales �l iba a subir a esta grandeza imperial. A partir de sus propias escrituras, demostr� que el �nico Mes�as anunciado ser�a "un var�n de dolores".

2. Que el Mes�as que iba a sufrir y morir as�, resucitar�a. Esto declar� la dignidad divina de Su persona y fue la garant�a del �xito y la estabilidad de Su obra.

3. Que el Jes�s que as� sufri� y muri� y resucit� fue el mismo Mes�as prometido en sus escrituras. El gran tema de la predicaci�n apost�lica debe ser el tema b�sico del p�lpito hoy.

II. El Evangelio en poder.

1. En el ejercicio del poder milagroso. Los ap�stoles fueron investidos con esto y lo usaron para corroborar los hechos del evangelio.

2. En el Esp�ritu Santo, no solo en Sus manifestaciones milagrosas, que eran necesarias en esa �poca; pero en el ejercicio ordinario de Su poder, que contin�a hasta el d�a de hoy: esclarecedor, convincente, renovador.

3. Con mucha seguridad. Literalmente, "con total seguridad y mucha de ella". �Plerophorla� es una palabra que significa llenar, y se usa para denotar el apresuramiento de un barco en su carrera, con todas sus velas desplegadas y llenas de viento. De modo que el alma, llena de la plena convicci�n de la verdad, es impulsada a seguir un curso de conducta en armon�a con esa convicci�n.

4. Una seguridad reforzada por una alta integridad de car�cter. �Como sab�is de qu� manera�, etc. Sus fervorosos trabajos y sus vidas rectas demostraron que eran hombres movidos por una profunda convicci�n, una combinaci�n de pruebas que no es menos potente en estos d�as. ( G. Barlow. )

El evangelio poderoso

I. El mundo necesita un evangelio poderoso. La gran necesidad de los hombres en todas las edades es un impulso para sacarlos del letargo espiritual. El primer requisito no es la luz. Aquellos que se sientan en la oscuridad pueden ver una gran luz, pero no tienen la disposici�n ni la energ�a para buscarla. La plaga de la sociedad no es el odio virulento al bien, sino la indiferencia, la par�lisis espiritual. El conocimiento de la verdad est� muy por delante, no solo de la pr�ctica, sino de la capacidad de perseguirla.

Las teor�as del universo han sido formuladas por carretas, y el mundo es poco mejor para ellas. No hay esperanza de salvaci�n en una teor�a m�s. Ning�n evangelio que no est� inspirado con energ�a, por muy f�rtil en pensamiento o hermoso en sentimiento, satisfar� las necesidades del mundo. Pero tenga cuidado de confundir la sensaci�n con la energ�a. La predicaci�n sensacional puede despertar inter�s y despertar emoci�n; sin embargo, puede ser tan impotente como el trueno que s�lo llega cuando el rel�mpago se ha ido. Queremos una energ�a real aunque sea tan silenciosa como la luz del sol.

II. El Evangelio de Cristo est� lleno de poder. El cristianismo no es meramente un sistema religioso espec�fico clasificado con el egipcio, indio, griego, etc. Tampoco es solo un sistema mejor en dignidad, pureza, etc. Es m�s que la soluci�n m�s noble del enigma del universo. Su peculiaridad llamativa es que est� vivo, mientras que otros sistemas est�n muertos. Hay mucha verdad en las ideas ved�sticas de Dios, en la ense�anza zoro�strica sobre el pecado, en la escatolog�a egipcia, en las opiniones de los dramaturgos griegos sobre el gobierno moral, en los pensamientos de los fil�sofos griegos sobre el bien principal.

Pero todos estos carecen de poder para cambiar el coraz�n. El cristianismo hace esto. Cristo dio la nota clave cuando obr� milagros: �se�ales poderosas� de su obra espiritual. El "poder" de ellos era una indicaci�n de Su poder. Estaba "movido por la compasi�n"; pero su simpat�a se manifest� en en�rgicas obras de caridad. Prometi� que su exaltaci�n en la cruz atraer�a a todos los hombres hacia �l. As�, Pablo escribe de la Cruz como "el poder de Dios" ( 1 Corintios 1:18 ).

Cuando los ap�stoles fueron "investidos con poder de lo alto", su predicaci�n fue eficaz. El poder del evangelio se ve por sus efectos en las grandes misiones apost�licas, en la regeneraci�n del mundo romano y la creaci�n de la cristiandad, en la ley cristiana, la literatura, la sociedad, la vida hogare�a y el car�cter individual, en las victorias misioneras de los tiempos modernos. .

III. Cristo es la fuente del poder del Evangelio.

1. �l es la Verdad ( Juan 14:6 ). Los errores nunca son poderosos de forma duradera. Cuando una religi�n falsa gana su camino es porque la verdad se mezcla con sus errores. El mahometismo, por ejemplo, fue una gran protesta del monote�smo contra la idolatr�a. Si el cristianismo fuera falso, en �ltima instancia, debe haber fracasado. La verdad de Cristo es el primer secreto de su poder; y el poder del evangelio es una prueba de su verdad.

Puede que el mero �xito externo no sirva de mucho, pero el �xito en la regeneraci�n espiritual no puede ser engendrado por una mentira. El cristianismo no es simplemente poderoso: es poderoso para el bien y, por lo tanto, no puede haber sido acunado en un enga�o.

2. Cristo es visto en amor abnegado. Gana por las atracciones de Su Persona y car�cter. El gran secreto de su poder es su cruz. Un evangelio sin Cristo debe ser siempre in�til, y Cristo sin Su Cruz ser� despojado de Su fuerza. Sin esto, la �tica y la teolog�a cristianas son d�biles.

3. Cristo env�a su Esp�ritu con su evangelio. Conclusi�n:

El poder del evangelio puede verse frustrado:

1. Si el evangelio se predica de manera deshonesta, infiel y sin esp�ritu.

2. Si la ayuda del Esp�ritu Divino es rechazada o descuidada.

3. Si el oyente rechaza voluntariamente su influencia. ( WF Adeney, MA )

Poder del evangelio

Ojal� pudiera llevarte a una escena en el reino de Hyderabad. La gente se hab�a levantado en turba para echarnos, porque tratamos de hablar de otro Dios que el de ellos. La multitud llenaba las calles. �Me dijeron que si intentaba decir una palabra m�s, me mataban! �Debo irme de inmediato, o nunca dejar� esa ciudad con vida! Consegu� su permiso para contar una historia antes de que me apedrearan. Estaban parados listos para tirar las piedras, cuando les cont� la historia de todas las historias: el amor del Padre Divino que nos hab�a hecho de una sola sangre.

Les cont� la historia del nacimiento en el pesebre de Bel�n; de esa maravillosa vida; de las palabras llenas de gracia que pronunci�. Les cont� la historia de la Cruz y represent�, con las gr�ficas palabras que el Maestro me dio ese d�a, la historia de nuestro Salvador clavado en la cruz por ellos. Cuando les dije eso, vi a los hombres ir y arrojar sus piedras a la cuneta, y por las mejillas de los mismos hombres que hab�an estado clamando m�s fuerte por mi sangre, vi las l�grimas correr.

Y cuando les cont� c�mo hab�a sido puesto en la tumba, y c�mo despu�s de tres d�as sali� triunfante y luego ascendi� al cielo, donde siempre vive para interceder por ellos, y para que por medio de �l cada uno de ellos pueda obtener remisi�n. de los pecados y la vida eterna, les dije que hab�a terminado mi historia y que podr�an apedrearme ahora. �Pero no! no quer�an apedrearme ahora. Se acercaron y compraron Escrituras, Evangelios y tratados, porque quer�an saber m�s del maravilloso Salvador. ( D. Chamberlain. )

El silencioso poder del evangelio

Un c�lebre te�logo, que fue notable en el primer per�odo de su ministerio por un modo bullicioso de predicaci�n, repentinamente cambi� por completo su actitud en el p�lpito y adopt� un modo de hablar apacible y desapasionado. Entonces uno de sus hermanos le pregunt� qu� lo hab�a inducido a hacer el cambio. �l respondi�: �Cuando era joven pens� que era el trueno lo que mataba a la gente; pero cuando crec� y fui m�s sabio descubr� que era el rayo. As� que decid� tronar menos y aligerar m�s ". ( W. Antliff, DD )

El poder penetrante del evangelio

En Mitcham, cuando la lavanda est� creciendo, si tomas una casa all�, percibir�s un olor a lavanda; puedes cerrar las ventanas y cerrar las puertas, pero cuando alguien entra, entra un olor a lavanda, no puedes evitarlo; y si vives en un lugar donde se predica el evangelio, estar�s seguro de escucharlo y conocerlo. Es la intenci�n de Dios que lo haga. Es una voz que llega sin ser solicitada y no deseada, pero llega. ( CH Spurgeon. )

El poder subyugante del evangelio

Entre los primeros en llegar a un servicio al aire libre se encontraba un joven respetable y bien vestido. Tom� una posici�n cercana a donde est�bamos parados. Evidentemente, no se mostr� predispuesto a nuestro favor. Nos miraba con severidad y ten�a l�neas duras en la boca, como si estuviera luchando con una pasi�n interna. Vi esto y le dije: "�Sabes por qu� hemos venido aqu� hoy?" Su respuesta fue una mirada prolongada hacia m�.

No me di cuenta de esto, pero dije: "Hemos venido a decirles a ustedes ya estos reunidos aqu� acerca de un Padre que est� en los cielos y que los ama". El efecto sobre el hombre fue instant�neo. Toda una bater�a de argumentos no podr�a haber producido un efecto m�s repentino que estas pocas palabras sin premeditaci�n. Su rostro se suaviz� de inmediato; las l�neas severas y severas alrededor de su boca se desvanecieron, y aunque no respondi�, pude ver que estaba conmovido. Permaneci� clavado en el lugar, un oyente sincero todo el tiempo que estuvimos all�. ( J. Macgowan de Amoy. )

Grados de poder que acompa�an al evangelio

Pablo afirm� que dos cosas eran necesarias para tener �xito en el ministerio.

1. Podr�a llamar al evangelio "nuestro evangelio". Debemos ser salvos antes de poder predicar la salvaci�n. Ezequiel tuvo que comerse el rollo de su profec�a. Piense tambi�n en conducir el Great Eastern a trav�s del oc�ano sin conocer los primeros principios de la navegaci�n; Piense tambi�n en establecerse como embajador sin la autoridad de su pa�s, como en predicar antes de que el evangelio sea suyo. Ninguna cantidad de educaci�n ser� suficiente si no tiene un inter�s personal en la salvaci�n de Cristo.

2. Pudo se�alar "su forma de vida". Y nosotros tambi�n. Debemos mostrar en nuestra vida lo que predicamos con nuestros labios. Ay del ministro cuando se ve obligado a decir: "Haz lo que digo, no lo que hago". Usaremos el texto

I. Por discriminaci�n. El evangelio llega a todos los que lo escuchan; a los no regenerados como a los regenerados. Pero algunos predicadores dan un evangelio a una clase y otro a otra. A diferencia de los viejos sembradores que sembraban indiscriminadamente, ellos quieren encontrar la buena tierra antes de sembrar. En lugar de salir a las carreteras y los setos, quieren saber qui�nes est�n designados para venir, y luego dar�n la invitaci�n innecesaria. Pero los ap�stoles entregaron el mismo evangelio a los elegidos y no elegidos. El punto de distinci�n no est� en el evangelio, sino en que el Esp�ritu lo aplica o deja que los hombres lo rechacen.

1. Para algunos, el evangelio viene solo en palabras. Incluso aqu� hay gradaciones.

(1) Algunos apenas saben de qu� se trata. Van a un lugar de adoraci�n y se sientan a una hora y media de penitencia, y cuando terminan piensan que han hecho lo correcto, pero son adoradores impasibles e irreflexivos de un Dios desconocido.

(2) Otros lo entienden en teor�a y se complacen con �l si se predica de una manera que se adapte a sus gustos; pero el evangelio permanece en ellos como drogas en el caj�n de un boticario: est�n ah�, pero no producen ning�n efecto. Es un ca��n descargado o un barril de p�lvora; no tiene fuerza porque el fuego del Esp�ritu de Dios est� ausente.

(3) A otros realmente les afecta. Lloran, resuelven enmendarse, se alarman, pero la nube de la ma�ana no es m�s fugaz que sus emociones. Pero estos son producidos por palabras, no por el Esp�ritu. Pero los hombres lloran en un teatro. Me temo que gran parte del agua bendita que se derrama por los ojos en nuestros lugares de culto no tiene m�s valor que el agua bendita de las capillas cat�licas. No es dolor de coraz�n.

En este punto, perm�tame preguntarle: "�Conoce el evangelio solo de palabra?" Hay una clase que son oyentes profesionales de sermones. Van un domingo a escuchar al Sr. A., otro a escuchar al Sr. B., y valorar, criticar, etc. No son mejores que vagabundos espirituales, que no obtienen ni hacen el bien.

2. Hay quienes reciben el evangelio con tres acompa�amientos.

(1) A veces hay un efecto producido por el evangelio que puede llamarse �poder�, pero no es el poder el que salva.

(a) Viene con poder sobre el entendimiento. Lo has escuchado, pesado, juzgado y recibido como divino; est�s de acuerdo con sus proposiciones.

(b) A la conciencia. Te ha convencido del pecado. Como Felix, tiemblas.

(c) Sobre los sentimientos. Tus deseos se han despertado. Has dicho: "�Oh, si yo fuera salvo!" e incluso avanz� hasta Balaam, "D�jame morir con la muerte de los justos".

(d) Sobre la vida. El evangelio te ha hecho mucho bien, aunque no te ha salvado; aunque, �ay! hay otros para quienes s�lo durante un tiempo ha sido un freno y un freno.

(2) Llegamos ahora a una elevaci�n m�s noble y hablamos a aquellos a quienes ha llegado la Palabra "en el Esp�ritu Santo". Este es un gran secreto y no se puede exponer, pero muchos de ustedes lo conocen experimentalmente. El Esp�ritu ha venido

(a) Un poder vivificante. Ahora tienes sentimientos, alegr�as, dolores diferentes a los que ten�as antes, porque mientras escuchabas la carta que mata, el espad�n vino con ella y te hizo vivir.

(b) Como un poder iluminador. Te mostr� tus pecados y tu Salvador.

(c) Como un poder reconfortante. Sus cargas fueron removidas cuando �l les abri� las promesas.

(d) Un poder inflamatorio. �l ha descansado sobre ti cuando has escuchado la Palabra como un Esp�ritu ardiente.

(e) Un poder de regocijo.

(3) El punto m�s alto del texto es "mucha seguridad".

(a) Estaban completamente persuadidos de la verdad del evangelio y no ten�an dudas asombrosas o cegadoras.

(b) Ten�an la m�s completa convicci�n de su inter�s en esa verdad. Fueron salvos y lo sab�an.

II. Para instrucci�n. No es suficiente predicar el evangelio; se quiere algo m�s para la conversi�n que eso. Debemos tener la energ�a del Esp�ritu Santo. Luego&mdash

1. Se hace cada vez m�s imperativamente necesario que oremos mucho a Dios por esa bendici�n. Lutero dijo: "Tengo tantos asuntos hoy que no puedo superarlos con menos de tres horas de oraci�n". La mayor�a de la gente dice: "Tengo tantos asuntos que solo debo tener tres minutos de oraci�n".

2. Aprendamos nuestra propia deuda con la gracia distintiva y bendigamos a Dios porque la Palabra nos ha llegado con poder.

3. En la medida en que haya grados de logro, busquemos el grado m�s alto. La pol�tica de "descansar y ser agradecido" no est� muy aprobada en pol�tica, y en religi�n nunca responder�.

4. Un privilegio puede convertirse en una maldici�n. Si ha recibido el evangelio solo de palabra, agravar� la condenaci�n de aquellos que podr�an haberlo recibido con el Esp�ritu Santo pero no lo hubieran recibido. ( CH Spurgeon. )

El evangelio en poder

Al escuchar estas palabras del ap�stol, �qui�n no est� inmediatamente dispuesto a decir: �Hombre feliz, qui�n podr�a abordar as� los objetos de su ministerio y los frutos de sus labores evang�licas�? Pero �qui�n no est� tambi�n dispuesto a decir: �Feliz ministro, con quienquiera que est� asociado en la vida religiosa, en cualquier edad o pa�s en el que pueda ejercer su ministerio, quien, al dirigirse a aquellos entre quienes ha estado predicando, puede emplear un lenguaje similar? 'Porque nuestro evangelio no vino a ustedes solamente en palabras, sino tambi�n en poder, y en el Esp�ritu Santo, y con mucha certeza.' �? Ahora, �c�mo lleg� este evangelio a los tesalonicenses?

I.No solo de palabra. Las palabras son s�mbolos del pensamiento, la idea y el sentimiento; ya Dios Esp�ritu Santo le ha agradado honrar las palabras, y se ha complacido en santificar y dignificar las palabras por medio de las cuales dar a conocer Sus pensamientos y sentimientos, Sus designios y tratos en referencia a nosotros los hombres y nuestra salvaci�n. Por tanto, inspir� a los santos profetas, y �stos anunciaron las grandes cosas que pertenecen a la salvaci�n del alma; y luego se les orden� que registraran esto; y leemos las palabras que Dios el Esp�ritu Santo ense�� - la palabra de esta salvaci�n - c�mo �que Cristo muri� por nuestros pecados y resucit� al tercer d�a, seg�n las Escrituras; y enuncian las doctrinas que se encuentran en estos hechos, los privilegios relacionados con ellos, la tendencia pr�ctica del conjunto y las ordenanzas e instituciones del evangelio:

Y a�n as�, siempre que venga el evangelio, debe venir "en palabra"; deben emplearse palabras, y el ministro del santuario a�n debe emplear "las palabras de esta vida". Pero entonces el gran peligro es que no venga s�lo en palabras: entonces el gran dise�o del evangelio es derrotado; Todos los detalles elevados e importantes relacionados con nuestra salvaci�n no se realizan donde el evangelio viene solo en palabras. Podemos suponer el caso de un ministro de Cristo, poseedor de talentos, talentos sin orden com�n, con un intelecto muy cultivado, una imaginaci�n muy fecunda y un genio que lo lleva a emplear figuras de la poes�a y a sugerir pensamientos que cautivan. la atenci�n y golpea la mente de quienes escuchan sus discursos de vez en cuando; hay multitudes que se agolpan para escucharlo dondequiera que va; y, para usar las palabras del profeta,

�Y, oh, qu� bien atendidos son sus ministraciones! Pero, �d�nde, en medio de todo esto, est� el ejemplo del pobre pecador traspasado en el coraz�n por la espada de dos filos del Esp�ritu y sintiendo la punzante punzada de la convicci�n? �D�nde est� el caso del hombre que se golpea el pecho y clama: �Dios, ten misericordia de m�, pecador�? Pero as� no lleg� el evangelio a los tesalonicenses.

II. Tambi�n en el poder. �Qu� poder?

1. No el poder civil; porque en los d�as a los que se refiere el ap�stol el cristianismo ni siquiera estaba protegido por el gobierno civil, sino que �ste se opon�a. No fue con ellos como felizmente con nosotros, donde el cristianismo forma parte de la propia constituci�n y las leyes del pa�s, y donde el amplio escudo de protecci�n legal nos arroja sobre nosotros, y donde �nos sentamos bajo nuestra propia vid�. e higuera, nadie se atreva a asustarnos �.

2. El ap�stol tampoco pudo referirse al poder de la elocuencia o al talento humano. El mismo San Pablo nos dice que "su discurso y su predicaci�n no fue con palabras seductoras de la sabidur�a del hombre, sino en demostraci�n del Esp�ritu y de poder". Este era "el poder"; era un poder divino; y era divino en dos puntos de vista: primero, hab�a un poder milagroso para marcar la propagaci�n del evangelio; en segundo lugar, hab�a una energ�a secreta que acompa�aba la administraci�n de la Palabra, llev�ndola a la conciencia y al coraz�n de los que escuchaban.

Hay un poder de despertar, un poder de convicci�n; y hay un poder regenerador, un poder santificador y un poder consolador y satisfactorio. �Oh, qu� energ�a hay en el evangelio del Se�or Jesucristo!

III. Y en el Esp�ritu Santo. Tan seguro como hubo poder milagroso en la primera era del cristianismo, as� tambi�n estaba el Esp�ritu Santo all�; porque los milagros que se obraron entonces fueron los milagros del Esp�ritu Santo: �Dios tambi�n les dio testimonio, tanto por se�ales como por prodigios, y con diversos milagros y dones del Esp�ritu Santo, de acuerdo con Su propia voluntad�. Y tan ciertamente como siempre debe haber un poder eficaz para dar eficacia al evangelio dondequiera que se administre, el Esp�ritu Santo debe estar all�.

El evangelio es la dispensaci�n del Esp�ritu; y donde se predica el evangelio, el Esp�ritu de Dios est� presente para dar testimonio de la verdad. �Qui�n y qu� es el cristiano genuino? Una vez estuvo en la oscuridad, pero ahora es "luz en el Se�or". �C�mo lleg� a serlo ?. "Ah", dice uno, "el predicador nos dijo que el evangelio es luz". Cierto; y el evangelio es la gran luz del sistema, y ??el evangelio est� brillando en el cenit de su esplendor y gloria.

Pero de qu� me sirve el sol del mediod�a, con todo el resplandor del d�a, si no tengo los �rganos de la visi�n. No solo es necesario que la luz est� ah�, sino que debemos tener los �rganos para discernirla. �Y c�mo llega este cambio a transmitirnos? Por la poderosa energ�a del Esp�ritu. Quita las escamas de nuestros ojos mentales; es �l quien da el �rgano de la visi�n espiritual y de la percepci�n; es el Esp�ritu el que alumbra,

IV. Y en mucha seguridad, una plenitud de seguridad. Esta frase es significativa de la manera en que la gente recibi� el evangelio.

1. La certeza de la verdad del mensaje. No s� que los primeros creyentes en el cristianismo esperaron en el exterior del gran templo de la verdad, para examinar los dos pilares externos sobre los que reposa el templo y sobre los que se apoya. Ya sabes cu�les son esos dos pilares: inm�viles permanecen donde siempre estuvieron, y todos los ejes de la infidelidad no han podido causarles ninguna impresi�n.

(1) Profec�a; y el argumento es este: donde hay profec�a genuina, all� est� Dios, porque solo Dios ve el fin desde el principio: ahora en este Libro hay profec�a genuina; entonces aqu� est� Dios.

(2) Milagros: donde hay milagros genuinos debe estar Dios, porque solo �l puede controlar la naturaleza y actuar en oposici�n a sus leyes. Pero aqu� se registran tales interposiciones; por tanto, aqu� est� Dios. Ahora no s�, digo, que estos creyentes primitivos esperaban fuera del templo para examinar entonces sus dos grandes pilares en primer lugar; Creo que entraron enseguida. El templo de la verdad, la sabidur�a y la gracia: "Como el arco cer�leo que vemos, Majestuoso en su propia simplicidad".

2. Vieron la santidad de los que oficiaron all�. �Saben�, dice el ap�stol, �qu� clase de hombres �ramos entre ustedes�. Su sencillez, su abnegaci�n, su pureza, su benevolencia, su celo; �Son estos personajes que pertenecen a la infidelidad? Luego estaba el Arquitecto - el Arquitecto del templo de la verdad habl� en el templo de la verdad; y la gente escuch�, y la verdad lleg� a sus corazones y conciencias, y examin� lo m�s rec�ndito de sus corazones: fueron juzgados por todos, condenados por todos y aprobados por todos; y se les asegur� que era el gran Arquitecto de la verdad mismo quien hablaba as�. ( Robert Newton, DD )

La aplicaci�n pr�ctica del evangelio

La pregunta importante es: �realmente te ha llegado el evangelio? y �le ha llegado �con poder, y en el Esp�ritu Santo, y con mucha seguridad�? Si es as�, debe haber experimentado ...

I. Una convicci�n de pecado. Al hombre que es un verdadero cristiano se le debe haber ense�ado la plaga de su vieja naturaleza, y qu� maldad es pecar contra Dios.

II. Conocimiento del car�cter de la santa ley de Dios. Este es un conocimiento muy necesario. Un simple profesor, que nunca ha sabido lo que es la verdadera convicci�n de pecado, puede ser capaz de enmendar la vida hasta cierto punto, pero no puede tener una concepci�n justa de la enormidad de la transgresi�n contra un Dios santo y justo. Cuando un hombre se familiariza experimentalmente con las operaciones del Esp�ritu Santo, siente que ha transgredido contra Dios y contra la ley razonable de un Dios poderoso y justo, en cada detalle. �El que infringi� la ley en un punto, en todos la infringi�.

III. Creencia en el Se�or Jesucristo. Cuando un hombre se encuentra en esta condici�n, no hay ninguna dificultad en persuadirlo de que todas sus esperanzas sobre sus propios esfuerzos y su propia justicia deben ser prescindidas, y que debe descansar en la justicia imputada de Jesucristo, la obra perfecta de Dios. el Hijo de Dios, la salvaci�n del Divino Salvador. Todo hombre que se salva, se salva por s� mismo. Dios viene a un hombre personalmente; el Esp�ritu Santo viene a un hombre personalmente; los m�ritos de Jes�s llegan a un hombre personalmente. Esta es la verdadera religi�n. ( H. Allen, DD )

El poder de un evangelio sentido

Una vez, un hombre oscuro se levant� para dirigirse a la Convenci�n francesa. Al concluir su discurso, Mirabeau, el genio de la Revoluci�n Francesa, se volvi� hacia su vecino y le pregunt� con entusiasmo: "�Qui�n es ese?". El otro, que no hab�a estado interesado de ninguna manera en la direcci�n, se pregunt� por la curiosidad de Mirabeau; con lo cual este �ltimo dijo: "Ese hombre a�n desempe�ar� una gran parte"; y agreg�, al pedirle una explicaci�n: "Habla como quien cree cada palabra que dice". Gran parte del poder del p�lpito bajo Dios depende de eso; admite esa explicaci�n, o una aliada a ella. Hacen sentir a los dem�s que se sienten a s� mismos. ( T. Guthrie, DD )

El poder del evangelio

Hay poder del orden creado m�s alto donde hay mente. No necesitamos citar un adagio que tiene dos siglos de antig�edad: �El conocimiento es poder�, cuando podemos encontrar el sentimiento expresado de manera mucho m�s noble y antigua en nuestra Biblia: �El sabio es fuerte; s�, el hombre de conocimiento aumenta las fuerzas �. �C�mo act�a la mente sobre la mente! �Qu� vibraciones ligadas a un solo pensamiento! Pero el evangelio despierta a un hombre muerto en delitos y pecados.

A trav�s de sus preceptos obtiene entendimiento. Le recuerda la imagen en la que fue creado y que ha perdido. Le llena de verg�enza y confusi�n que se haya hundido tanto. Le informa de la infinita dulzura que puede volver a hacerle grande. Saca a relucir la resistencia de su sensibilidad mental y moral por los mismos objetos, solo lo toca en todas las articulaciones, agita cada profundidad �ntima y desata cada energ�a latente del esp�ritu. El poder de Cristo ciertamente descansa sobre �l. Por tanto, hay un poder�o en el evangelio.

I. Es el poder de la verdad. El evangelio se basa en hechos, en lo que se hizo y en lo que se ense��. �sta es una verdad sustancial; y justifica la fe sincera.

II. Es el poder de la autoridad. Es obligaci�n divina; el poder vinculante y la sanci�n es precisamente este: "El que creyere ser� salvo, y el que no creyere, ser� condenado".

III. Es el poder de la realizaci�n. Tarde o temprano, est� m�s o menos rodeado por algo como �l mismo. Provoca indagaci�n y obliga a participar. Habla de la muerte de Cristo: se da cuenta del futuro. En nosotros se encuentra toda doctrina y bendici�n del evangelio en forma actual y rudimento. La nuestra es una salvaci�n presente. La obra de la gracia da sus frutos. La fe crece en gran manera; el amor abunda cada vez m�s; la paz sobrepasa todo entendimiento; y la paciencia tiene su obra perfecta. Sin duda, esto es poder - el encendido de una luz viva sobre la Palabra escrita, y la interpretaci�n interior - el testimonio del alma cerr�ndose con ella. ( RW Hamilton, LL. D. )

El poder y la seguridad del evangelio

Vino y viene

I. Con poder. �Qui�n declarar� este misterio de poder? Todas las edades y ciencias han trabajado en el problema.

1. El poder en sus concepciones m�s bajas pertenece a lo material. Est� en la tormenta, la ola, el rel�mpago. Latente o activo, pertenece a todos los �tomos del universo.

2. M�s arriba est� el poder del pensamiento que le da al hombre el imperio sobre el mundo; templos, m�quinas, cuadros, etc., son pensamientos encarnados. Devuelve tu mente al pasado infinito y encontrar�s un per�odo en el que cada fuerza exist�a como un pensamiento en la Mente Eterna.

3. El m�s alto de todos es el poder del evangelio. �Que es esto? El poder que duerme en los grandes, divinos y esenciales pensamientos semilla del cristianismo. El evangelio es un evangelio de ...

(1) Encarnaci�n. Las concepciones hist�ricas de Dios son todas verdaderas y grandiosas, pero �qu� fr�as y distantes! Pero volvamos al evangelio y veremos al Dios poderoso en la cuna de Bel�n, en las calles de Nazaret, en la cruz del Calvario, para que �l pueda tomar mi naturaleza en S� mismo.

(2) Benevolencia ilimitada. Ninguna verdad de la historia est� mejor autenticada que esta, que fuera de la influencia del cristianismo hay poca simpat�a. Dios envi� a este mundo un nuevo pensamiento, el de la expiaci�n y el autosacrificio por el bien de los dem�s. Este es el poder de la Cruz. "Yo, si fuere levantado, a todos atraer� a M�". A partir de esa hora, el mundo entr� en una nueva era. Hab�a una fuente abierta para la culpa y tambi�n para el dolor junto a la Cruz. Desde el momento de Pentecost�s hubo una disposici�n a salvar a otros. Se confeccion� ropa para los pobres y se empezaron a fundar asilos.

(3) Resurrecci�n e inmortalidad. �Qui�n dir� las sombras que caen sobre la tierra y el hogar donde el cristianismo no ha llegado?

II. En el Esp�ritu Santo.

1. En todas las religiones existe la doctrina de la influencia divina que llega al esp�ritu del hombre. El pante�smo del antiguo brahm�n implicaba esto. Los te�sofos de Egipto se aferraron a esto. La lucha interior del platonismo significaba esto. Desde el montanismo hacia abajo, esta fue la principal doctrina del misticismo. Esto encuentra su culminaci�n en el evangelio. Se ve en la creaci�n sacando la belleza del caos; en la civilizaci�n; en los logros del evangelio.

El mundo es rico en literatura, pero imagina al genio m�s grande diciendo: "�Cansado, cree en Mi palabra y s� salvo!" Pero que el Esp�ritu lleve la palabra del evangelio, y es esp�ritu y vida para todo el que la acepta.

2. Un Esp�ritu Santo debe tener un ministerio del Esp�ritu Santo. Tomemos a un hombre, por muy dotado que sea, pero no ungido con el Esp�ritu, y su palabra ser� como el rel�mpago de verano que no golpea nada. Pero dale el Esp�ritu Santo a un pescador rudo, y herir� la conciencia de tres mil.

III. Con mucha seguridad.

1. Existe la seguridad que proviene de la demostraci�n a otros. Hay decenas de miles que hoy son mejores hombres gracias a este poder; y sus efectos se ven en los caminos del comercio y las santidades del hogar.

2. El de una experiencia interior. El que cree, tiene el testimonio en s� mismo.

3. El del triunfo final. "�Oh!" dijo un gran sabio, mientras temblaba al borde del sepulcro, "aqu� me falla mi filosof�a". All�, en un oscuro calabozo y esposado en sus extremidades, hay un anciano. �Qu� dices, Pablo? "Ahora estoy listo para que me ofrezcan", etc. ( G. Douglass, DD )

Mucha seguridad.

I. Mucha certeza.

II. Mucha plenitud de dones espirituales.

III. Mucho efecto o plenitud. ( Prof. Jowett. )

La seguridad de Lutero

M�relo cuando se puso de pie para la gloria de su Dios, �hubo alguna vez un dogm�tico as�? �Lo creo�, dijo, �y por eso lo hablo�. Desde ese d�a en que Pilato estaba tratando de subir y bajar las escaleras para ganar el cielo, cuando la frase del folio mohoso lleg� ante �l: "Justificados por la fe tenemos paz con Dios", ese hombre estaba tan seguro de que las obras no pudieron salvarlo ya que �l era de su propia existencia.

Ahora, si �l hubiera salido y dicho, �Caballero, tengo una teor�a que proponer que puede ser correcta; disculpe que lo haga �, y as� sucesivamente, el papado hab�a sido dominante hasta el d�a de hoy. El hombre sab�a que Dios lo hab�a dicho, y sinti� flotar que era el camino de Dios hacia su propia alma, y ??no pudo evitar dogmatizar con esa gloriosa fuerza de persuasi�n que pronto puso a sus enemigos postrados a sus pies. ( CH Spurgeon. )

Versículos 6-8

Y os convertisteis en seguidores de nosotros y del Se�or

Seguidores de los Ap�stoles y del Se�or

Este es un relato muy interesante y hermoso del triunfo de la verdad y el progreso de la religi�n en Tesal�nica.

La mirada se posa con alegr�a y gratitud en los puntos y per�odos brillantes de la historia de nuestro mundo, en los que la religi�n de Jes�s ha sometido y vencido el vicio, el enamoramiento, la ignorancia y la estupidez de nuestra raza; y estamos dispuestos a decir con devoci�n: �Despierta, brazo del Se�or; despierto, como en la antig�edad, en las generaciones de anta�o! �Que se repita tu obra y que se vuelva a contemplar el hermoso paisaje! "

I. Los tesalonicenses tuvieron cuidado de seguir el ejemplo de los ap�stoles. Y los ap�stoles hicieron todo lo posible por degradarse bien, no solo por su propio cr�dito, sino por el beneficio de los dem�s, mediante una conversaci�n adecuada a su doctrina, para que no derribaran con una mano lo que hab�an edificado con la otra. ; as� que los tesalonicenses, que observaron qu� clase de hombres eran entre ellos, c�mo su predicaci�n y su vida eran todos de una pieza, mostraron un cuidado concienzudo para ser seguidores de ellos; es decir, para imitar su buen ejemplo.

Y aqu� tambi�n se convirtieron en seguidores del Se�or, que es el ejemplo perfecto; y no debemos ser seguidores de otros m�s de lo que ellos son seguidores de Cristo ( 1 Corintios 11:1 ). Los tesalonicenses actuaron as� a pesar de las aflicciones a las que los ap�stoles y ellos mismos tambi�n fueron expuestos. Estaban dispuestos a compartir los sufrimientos que acompa�aron al abrazar y profesar el cristianismo.

Quiz�s esto hizo que la Palabra fuera m�s preciosa, siendo comprada cara; y los ejemplos de los ap�stoles brillaron mucho en estas dif�ciles circunstancias; de modo que los tesalonicenses abrazaron el evangelio con alegr�a y siguieron con gozo el ejemplo de los ap�stoles que sufr�an. El gozo espiritual, s�lido y duradero del que es autor el Esp�ritu Santo, cuando abundan nuestras aflicciones, hace que nuestro consuelo sea mucho m�s abundante.

II. Su celo prevaleci� tanto que ellos mismos fueron ejemplos para todos los dem�s. Eran "sellos" o instrumentos para causar impresi�n. Hicieron una buena impresi�n y su conversaci�n tuvo una influencia correspondiente en los dem�s. No hay nada que haga que el evangelio suene m�s fuerte, que su sonido se escuche mejor y que la oferta se acepte m�s f�cilmente, que cuando una profesi�n sincera es embellecida, adornada y secundada por una pr�ctica sobria y concienzuda; porque fue tal profesi�n, fortalecida con tal pr�ctica, en los tesalonicenses, lo que hizo sonar el evangelio de ellos en Macedonia y Acaya.

La palabra significa sonar agudo y lejano, como con el ruido de una trompeta, o la voz de un heraldo de le�n. De modo que los efectos del evangelio al apartar a los tesalonicenses de los �dolos "para servir al Dios vivo y verdadero" se difundieron tanto que los mismos ap�stoles "no necesitan hablar nada". ( D. Mayo. )

El poder del ejemplo

"Ustedes se hicieron seguidores" - imitadores o copiadoras - "de nosotros". Esta es la primera visi�n que Pablo aqu� tiene de sus conversos tesalonicenses.

1.Se parec�an a �l y a sus compa�eros de trabajo. �Pero c�mo? En su fe, su esperanza, su amor y sus buenas obras. Entremos en este pensamiento. El hombre es una criatura imitativa. Los primeros esfuerzos voluntarios que realizan los ni�os son siempre los esfuerzos por imitar algo que han visto. Pero como el hombre es una criatura depravada, y como est� expuesto a malos ejemplos en este mundo, as� como a buenos, y m�s a malos ejemplos que a buenos, naturalmente sigue a la multitud para hacer el mal; y la pregunta con �l, por lo tanto, con respecto a cualquier cosa, no es: �Es verdad? o es esto razonable? o es justo? pero - ��Qu� pensar� o dir� la gente de m�? �No ser� visto? Pues todo el pueblo del Se�or es "un pueblo peculiar"; y argumenta mucha m�s dignidad de principio y pureza de motivo para avanzar solo que bajo el aplauso de miles.

Esta disposici�n fue en el caso de los tesalonicenses santificados, porque se cambi� de otra manera; pues los hombres a los que ahora segu�an eran pocos, comparados con el resto, y no ten�an nada mundano que los recomendara. No; fueron estimados como la mism�sima "inmundicia y vinagre" de todos. Sin embargo, con Mois�s, estos tesalonicenses eligieron �m�s bien sufrir aflicci�n con el pueblo de Dios, que disfrutar de los placeres del pecado por un tiempo.

"Ellos" estimaron el oprobio de Cristo m�s riquezas que los tesoros de Egipto ". S�; con David pudieron decir: "Compa�ero soy de todos los que te temen, de los que guardan tus estatutos". As� sucede siempre cuando las personas se hacen sabias para la salvaci�n; entonces ven inmediatamente que los justos son m�s excelentes que sus vecinos, y que de ellos el mundo "no es digno". Luego oran: "M�rame y ten misericordia de m�, como sol�as hacer con los que aman tu nombre". Entonces dejan ir a los hijos e hijas de la locura y el vicio, y corren y agarran la falda del que es jud�o, diciendo: "Iremos contigo, porque hemos o�do que Dios est� contigo".

2. Tambi�n se parec�an al Se�or; para mostrarles a los ap�stoles la confianza de que ellos mismos estaban conformados a �l, y los que los siguieron hasta ahora ser�an seguidores de �l. Por eso, dice el ap�stol a los corintios: �Sed imitadores de m�, como tambi�n yo lo soy de Cristo�. �Quer�a, entonces, ponerse al mismo nivel que Cristo? De ninguna manera; pero afirmar que sab�a que caminaba por el mismo camino, que estaba influenciado por los mismos principios, que sent�a los mismos sentimientos.

Y debemos ser conscientes de esto tambi�n. S�; debemos recordar que "si alguno no tiene el esp�ritu de Cristo, no es de �l". Pero se agrega, para ense�arnos que ning�n hombre debe ser nuestro ejemplo m�s all� de lo que se parece a �l; que no debemos entregarnos absolutamente a ning�n l�der, por m�s que se distinga por sus dones o gracias. No debemos poner nuestra fe en su manga, o determinar nuestra acci�n por su pr�ctica invariablemente.

No; todos son falibles. Los hombres m�s sabios tienen sus locuras; los mejores hombres tienen sus defectos; el m�s sabio y el mejor de los hombres, por tanto, puede desviarnos. Abraham neg� a su esposa en Gerah; Mois�s habl� sin avisar con sus labios; Job maldijo el d�a de su nacimiento; Peter dijo con juramento: "No conozco al Hombre". Pero aqu� tenemos en el Se�or Jes�s un patr�n infalible; y, por lo tanto, podemos entregarnos por completo a Su direcci�n e influencia, y, como se dice, "seguir al Cordero por dondequiera que vaya".

3. Los que imitaron a otros se convirtieron en ejemplos para otros: - �Vosotros os convert�s en modelo para todos los que creen en Macedonia y Acaya�. Es muy observable en la naturaleza que las cosas en sucesi�n son alternativamente causa y efecto, efecto y causa. As�, los padres engendran hijos y los hijos producen a su tiempo hijos; as�, los que ahora obedecen, quienes por y por mandato; por tanto, los alumnos ahora se convierten en profesores; y los que fueron seguidores se convierten ellos mismos en l�deres.

Este fue el caso aqu�; de seguir a los ap�stoles y al Se�or Jes�s, "se convirtieron en ejemplos para todos los que cre�an en Macedonia y Acaya". De hecho, �qu� individuo hay, que no es, m�s o menos, un �ejemplo� para algunos? �Qui�n de ustedes est� completamente aislado? �Qui�n no se ve y se oye de algunos? �Qui�n no es seguido por algunos? �Pero cu�n honorable fue para estos conversos! Eran "ejemplos", �para qui�n? �A los que creen.

" �Oh! es f�cil para ustedes ser �ejemplos� para algunos. Es f�cil tener la bondad suficiente para censurar y condenar a los malvados; es f�cil tener la bondad suficiente para ser considerado justo, en comparaci�n con los borrachos, los blasfemos, los ladrones y los salteadores. Pero estos tesalonicenses fueron ejemplos para los buenos, para los piadosos, "para los que creyeron"; s�, y lo que es m�s, �a todos los que creyeron en Macedonia y Acaya�; aunque es muy probable que muchos de ellos hayan estado en el Se�or antes que ellos y hayan cre�do antes que ellos. Hay muchos casos en los que "los primeros ser�n los �ltimos y los �ltimos ser�n los primeros". ( W. Jay. )

El resultado pr�ctico de una verdadera recepci�n del evangelio

I. La verdadera recepci�n del Evangelio

1. Recibieron la Palabra con dolor - �en mucha tribulaci�n� ( Hechos 17:5 ). Principalmente, dolor a causa del pecado: su prolongado rechazo de Cristo y su obstinada desobediencia.

2. Con alegr�a. �Con gozo del Esp�ritu Santo�. Ellos se dieron cuenta&mdash

(1) El gozo del perd�n consciente y la aceptaci�n de Dios. Los �ngeles sin pecado, colocados m�s all� de la necesidad del perd�n, son incapaces de realizar este gozo. Pertenece exclusivamente al penitente creyente.

(2) El gozo de sufrir por la verdad. Cipriano, que sufri� por Jes�s, sol�a decir: "No es el dolor sino la causa lo que hace al m�rtir". Esa causa es la causa de la verdad. El sufrimiento se limita a la vida, pero la verdad es eterna. Sufrir por la verdad es un privilegio y una alegr�a.

(3) El gozo del triunfo: sobre el error, el pecado, Satan�s, la persecuci�n. Este gozo es fruto del Esp�ritu. Estos sentimientos gemelos, dolor y alegr�a, son t�picos de la experiencia alterna del creyente a lo largo de su carrera terrenal.

II. El resultado pr�ctico.

1. Se convirtieron en imitadores de los patrones m�s altos de excelencia: "nosotros y el Se�or". El ejemplo de Cristo es la norma absolutamente perfecta. Pero esto no reemplaza el uso de modelos inferiores. Los planetas tienen su misi�n, as� como el sol, y podemos soportar mejor la luz moderada de su esplendor prestado. La valent�a de un soldado com�n, as� como la capacidad y el hero�smo del oficial m�s talentoso, pueden estimular a un regimiento a realizar actos de valor. De modo que los ap�stoles, en su paciencia, celo e integridad, se convirtieron en ejemplos, mientras se�alaban el gran Modelo.

2. Se convirtieron en ejemplos para los dem�s. "De modo que sois ejemplos para todos los que creen".

(1) En la realidad y el poder de su fe.

(2) En su celosa propagaci�n de la verdad. "Porque de ti ha salido la palabra del Se�or".

(3) La influencia de su ejemplo fue extensa en su rango. Macedonia y Acaya eran dos provincias romanas que comprend�an el territorio conocido como la antigua Grecia. Tesal�nica, la metr�poli de Macedonia, era la estaci�n principal de la gran calzada romana, la V�a Egnatia, que conectaba Roma con toda la regi�n al norte del mar Egeo, y era un centro importante, tanto para el comercio como para la difusi�n de la inteligencia. .

All� donde se extend�a el comercio de la ciudad mercantil, penetraba la fama de la Iglesia reci�n fundada. Grande era el renombre de su propio Alejandro, el monarca macedonio, y sus brillantes victorias; pero la reputaci�n de los cristianos tesalonicenses era de un orden superior y sus logros m�s duraderos. Aprender&mdash

1. El evangelio que trae dolor al coraz�n tambi�n trae gozo.

2. Una recepci�n genuina de la verdad cambia al hombre y crea aspiraciones insaciables en pos del bien supremo.

3. Un ejemplo vivo es m�s potente que el c�digo de preceptos m�s elaborado, por muy elocuentemente explicado o aplicado de manera convincente. ( G. Barlow. )

La divinidad de un verdadero hombre

I. �l es un recipiente de lo Divino. La "palabra" aqu� es el evangelio. Su sufrimiento al recibirlo fue m�s que contrarrestado por �el gozo del Esp�ritu Santo�. Lo que importa la aflicci�n corporal si tienes este gozo. �Nos gloriamos en la tribulaci�n�, etc. Un cristiano genuino es un hombre que ha recibido en �l la Palabra Divina. Los grandes pensamientos de Dios han entrado en su intelecto, han tocado su coraz�n y han dado un nuevo impulso moral a su ser. Aquel que no ha recibido esta Palabra Divina inteligentemente y con efecto pr�ctico no es cristiano. El cristiano es una Biblia viva, la "palabra hecha carne".

II. Es un imitador de lo Divino. Los ap�stoles eran cristianos porque eran "seguidores del Se�or"; y todos los que quieran ser cristianos deben volverse iguales.

1. Cristo es el modelo moral m�s perfecto. En �l tenemos todo lo que llama la atenci�n y la admiraci�n del alma.

2. Cristo es el modelo moral m�s imitable. Sublimemente grande como es, ning�n personaje ha aparecido en la historia tan imitable como el suyo.

(1) Porque ninguno es tan poderoso para despertar nuestra admiraci�n. Lo que m�s admiramos, lo m�s imitamos .

(2) Porque ninguno se comprende tan f�cilmente. Es perfectamente transparente. Un principio, el amor, explica todas sus caracter�sticas y actividades morales.

(3) Porque nadie m�s que el Suyo es permanentemente consistente.

III. Es un ejemplo de lo Divino. �De modo que ustedes eran ejemplos�, etc. Macedonia y Acaya representan a toda Grecia, de modo que se convirtieron en ejemplos para toda la raza griega. El cristiano genuino no solo recibe e imita, sino que refleja e irradia lo Divino. �l es la revelaci�n m�s brillante y completa de Dios en la tierra; se ve m�s de lo Divino en el alma de Cristo que en los cielos estrellados y los paisajes florecientes. "Vosotros sois mis testigos".

IV. Es un proclamador de lo Divino. "De ti son� la palabra". Esta es una imagen de una trompeta que llena con su eco claro todos los lugares circundantes. Ellos sondearon el evangelio, no solo con declaraciones entusiastas, sino tambi�n con hechos nobles y generosos. Tesal�nica era una gran ciudad mar�tima y comercial; y sus comerciantes cristianos har�an sonar el evangelio en todas sus transacciones con comerciantes extranjeros.

Conclusi�n: un cristiano genuino, entonces, es un hombre divino. Existe, tanto en el sentido moral como en el constitucional, una "divinidad dentro de �l". �l es el receptor, imitador, ejemplo y heraldo de la Divinidad. ( D. Thomas, DD )

Ejemplo estimulante

El ocio de C�sar se dedic� a leer la historia de Alejandro Magno. En una ocasi�n, sus amigos lo encontraron ba�ando el libro con l�grimas. Con profunda preocupaci�n le preguntaron la raz�n por la que lloraba. La respuesta fue: "�Crees que no tengo motivos suficientes para preocuparme, cuando Alejandro, a mi edad, rein� sobre tantos pa�ses conquistados, y no tengo ni un logro glorioso del que jactarme?" De modo que los cristianos podemos estudiar la vida de los ap�stoles y de los primeros santos, para que sus haza�as nos impulsen a hacer mayores obras para Dios; y debemos lamentarnos amargamente cuando comparamos nuestros peque�os logros con los de Aquel a quien llamamos Maestro y Se�or, y que, antes de alcanzar los a�os de la mediana edad, hab�a realizado hechos en los que los cuerpos m�s robustos podr�an temblar y el alma m�s fiel podr�a sonrojarse. .

Comparaciones como estas primero despertar�an nuestra gratitud por habernos dejado tal ejemplo, y luego disparar�an nuestro valor, para que al final nuestras vidas no fueran meros nombres vac�os, sino que los hombres podr�an contemplar con admiraci�n y buscar Copiar.

Cristo el �nico ejemplo suficiente

Se dice que, pensando en divertirlo, su esposa le ley� al Dr. Judson algunos avisos de peri�dicos, en los que se le compara con uno u otro de los ap�stoles. Se sinti� sumamente angustiado, y luego a�adi�: �Ni quiero ser como ellos; No quiero ser como Pablo, ni Apolos, ni Cefas, ni un simple hombre. Quiero ser como Cristo. Solo tenemos un Ejemplo perfectamente seguro, solo Uno, que, tentado como nosotros en cada punto, todav�a no tiene pecado. Solo quiero seguirlo a �l, copiar Sus ense�anzas, beber de Su Esp�ritu, colocar mis pies en Sus huellas y medir sus defectos con estos, y solo con estos. �Oh, ser m�s como "Cristo!"

El noble ej�rcito de m�rtires

�El hombre puede prescindir de la felicidad y, en lugar de ella, encontrar la bienaventuranza, escribi� Carlyle, y Paul lo predic� con su vida. Pero esa vida era solo un d�bil eco de una vida m�s grande. "El Var�n de dolores" era "Dios sobre todo, bendito por los siglos". Si un hombre no puede comprender cu�ntas �aflicciones� pueden estar en consonancia con �el gozo del Esp�ritu Santo�, puede que sea cristiano por cortes�a, pero sabe poco de la experiencia cristiana.

La vocaci�n de un hijo de Dios no exime del dolor, pero abre debajo un manantial de alegr�a. Esto fue probado por Paul, y la obra de su vida fue la m�s noble y ha dejado la marca m�s profunda en el progreso de la carrera. �D�nde est�n los C�sares? Gran parte de su trabajo permanece, pero sus nombres son poco m�s que sombras. Es el hombre que lleva la obra regeneradora a su �poca quien es santificado con m�s amor en la reverencia de la humanidad.

Y entonces Pablo vive porque Cristo vivi� en �l. Los que siguieron a Cristo viven entre nosotros porque Cristo est� entre nosotros. Hace trescientos a�os, Pablo sacudi� a la cristiandad como sacudi� el paganismo y el juda�smo de su �poca.

I. Seguidores de nosotros y del Se�or.

1. Hay algo sorprendente en estas palabras. Un hombre de pasiones semejantes a las nuestras se atreve a proponerse para imitar a quienes buscaban seguir al Dios encarnado. Y el mundo nunca est� exento de seres semejantes a los de Cristo. Y no hay nada m�s maravilloso que que hombres y mujeres como nosotros podamos ser y vivir como el Hijo de Dios. No brilla en un aislamiento inaccesible. Como el mayor entre muchos hermanos, una estrella brillante en particular en medio de un grupo de constelaciones, �l dirige a la hueste humana con la que ha echado Su suerte y mezclado Su vida para siempre.

2. �D�nde est�n los puntos de semejanza? ( G�latas 2:20 ; 2 Corintios 12:10 ). En el poder del autosacrificio. Puede parecer extra�o en esta �poca de amor propio, pero vale la pena se�alar que estos hombres cuyas vidas han sido tan fruct�feras no pensaron en ning�n inter�s m�s que en Cristo; sin voluntad propia, pero estaban absolutamente abiertos a la voluntad de Dios.

Entonces, �no tendremos voluntad propia? �Dios no lo quiera! Pablo ten�a una gran voluntad propia y la expres� desafiando a todo el mundo secular y religioso. Pero era suyo y, sin embargo, no suyo; fue moldeado y refinado en armon�a con una voluntad superior; y as� como la sangre se purifica de su escoria carb�nica cuando el aire vital respira a trav�s de ella en los pulmones, as� la voluntad de Pablo fue purgada de la levadura acre del yo mediante la oraci�n para que Dios lo usara, lo fortaleciera para seguir a Cristo, y ens��ale a gastarse al servicio de la humanidad.

3. Un hombre no necesita adoptar el llamado de un ap�stol para entrar en una vida como esta. Ha habido soldados, estadistas, comerciantes, cuyo pensamiento m�s profundo ha sido "no soy m�o". Por dif�cil que sea, es el comienzo de la paz decirlo y tratar de vivirlo. Puedes salirte con la tuya y te cansar�s tan pronto como lo tengas; mientras usted abandone nuestro propio camino y se esfuerce por cuidar de los dem�s, un resplandor de gozo celestial entrar� y permanecer� en su esp�ritu. La semejanza con Cristo radica expresamente en el poder del autosacrificio, y esto es para comprender la diferencia entre bienaventuranza y felicidad que expone el texto.

II. Entraron en esta comuni�n al recibir la Palabra con mucha aflicci�n y gozo del Esp�ritu Santo.

1. La confesi�n o profesi�n es en estos d�as un trabajo barato. Entonces era un trabajo caro, y en cualquier momento pod�a costar una vida cara. No es bueno estar fuera de la alianza con los hero�smos del pasado. �Cu�ntos ciudadanos robustos ha manchado su piedra de hogar con la sangre de su vida para que puedas sentarte con tus seres queridos sin temores en torno a los tuyos? Una �poca fuera de la comuni�n con los m�rtires no es noble ni bendecida, por muy pr�spera que sea.

2. Aprendemos de Hechos 17:1 y la Ep�stola algo de estas aflicciones. Esfuerza tu imaginaci�n para realizarlos.

(1) Sienta c�mo se tensan las cuerdas, vea el ojo deslumbrante del le�n, escuche el silbido del hierro al rojo vivo o el balanceo del hacha; y piense en el �ltimo y terrible momento de una esposa amable, o un muchacho querido, etc., a quien est� dejando desagradable a la misma condenaci�n. �Le parece que podr�a pronunciar el nombre de Cristo con su �ltimo aliento con apasionada devoci�n? Entonces comprender� c�mo nadie, salvo los m�rtires, puede saborear el gozo del Esp�ritu Santo.

(2) Luego se produjo la ruptura total de todos los lazos de parentesco y relaci�n social, y la p�rdida de medios. Es evidente, por la Segunda Ep�stola, que hab�a una profunda pobreza en la Iglesia. Recibieron la Palabra como lo hizo Inglaterra en la Reforma, como la reciben hoy los hind�es, los chinos y los isle�os de los mares del Sur.

(3) Y esto es independiente del dolor que surge de la dura lucha contra el mundo, la carne y el diablo.

3. Para comprender esto mejor, observe:

(1) Que las alegr�as m�s puras son independientes del entorno. Lo que tiene un hombre no es nada en comparaci�n con lo que es. Si dos personas se aman, estar cerca, incluso en la miseria, es una bendici�n; estar separados, incluso en la riqueza, es miseria.

(2) De modo que el gozo del Esp�ritu Santo es el gozo de un hombre que ha encontrado al verdadero Amante y Se�or de Su ser, a quien puede obedecer con supremo deleite. Es la alegr�a del alma solitaria que ha encontrado a su parentela, de un enfermo que siente en s� mismo que la fuente de su vida est� sanada. Los hombres pueden gloriarse en las tribulaciones si los introducen plenamente en la esfera de la comuni�n y el amor de Cristo. El sufrimiento deja de ser dolor si el amor lo consagra.

4. Y que los descuidados comprendan que la elecci�n en la vida es principalmente entre sufrir con gozo en el Esp�ritu Santo y sufrir sin �l. La vida no es un pasatiempo festivo para ninguno de nosotros; pero la verdadera agon�a de la vida debe ser con aquellos que est�n sin Dios y sin esperanza en el mundo. ( Baldwin Brown, BA )

Seguidores de nosotros y del Se�or -

No meramente disc�pulos, sino imitadores

I. En recepci�n mansa ( Salmo 40:6 ; Isa�as 50:5 ).

II. Cueste lo que cueste.

III. Regocij�ndose todo el tiempo ( Salmo 22:22 ; Salmo 45:7 ). ( Canon Mason. )

El ejemplo de Cristo la regla universal

Dios nunca le dio a un hombre algo que hacer acerca de lo cual fuera irreverente reflexionar sobre c�mo lo habr�a hecho el Hijo de Dios. ( G. Macdonald, LL. D. )

La posibilidad de seguir a Cristo

La divinidad de Cristo no destruye la realidad de su hombr�a al eclipsarla o absorberla. Ciertamente, los atributos divinos de Jes�s est�n m�s all� de nuestra imitaci�n. No podemos m�s que adorar una inteligencia ilimitada o una voluntad sin resistencia. Pero el campo de lo imitable en la vida de Jes�s no se traza indistintamente; como Amigo de los publicanos y pecadores, como Consolador de los que sufren, y como Ayudador de los que necesitan, Jesucristo est� de aqu� entre nosotros.

Podemos copiarlo, no solo en las actividades externas de la caridad, sino en su temperamento interno. Podemos copiar la ternura, la mansedumbre, la paciencia, el valor que brillan de Su perfecta hombr�a. Sus perfecciones humanas constituyen, de hecho, un ideal de belleza impecable, que, como artistas morales, estamos obligados a tener en cuenta. Lo que es el verdadero y m�s elevado modelo de vida humana, ha sido decidido para nosotros los cristianos por la aparici�n de Jesucristo en la carne. Otros pueden intentar reabrir la pregunta; para nosotros est� resuelto irrevocablemente. ( Canon Liddon. )

Lo indispensable de seguir a Cristo

Creer en Cristo, aprender de Cristo, seguir a Cristo; eso es ser cristiano. Debes creer en �l para que puedas aprender de �l. Debes aprender de �l para poder seguirlo. Pero creer no es nada, y aprender es menos que nada, si no resultan en seguidores fieles. ( W. Gladden, DD )

El motivo para seguir a Cristo

Francisco I de Francia no hab�a cumplido los veinte a�os cuando estuvo presente en la celebrada batalla de Marignan, que dur� dos d�as. Realiz� prodigios de valor y luch� menos como rey que como soldado. Habiendo visto a su abanderado rodeado por el enemigo, se precipit� en su ayuda en medio de lanzas y alabardas. En ese momento estaba rodeado, su caballo atravesado por varias heridas y su casco despojado de sus plumas.

Deb�a haberse sentido inevitablemente abrumado si un cuerpo de tropas, separado de los aliados, no se hubiera apresurado a socorrerlo. Francisco arriesg� esta batalla en contra de los consejos de sus generales, y cort� todas las protestas con la expresi�n, que luego se convirti� en proverbial: "�El que me ama, s�game!" ( Percy. )

Mucha aflicci�n, con gozo del Esp�ritu Santo,

Aflicci�n y alegr�a

Plat�n hace que S�crates diga a sus amigos, despu�s de beber el veneno: ��Cu�n singular es la cosa llamada placer, y cu�n curiosamente relacionada con el dolor, que podr�a pensarse lo contrario! Porque nunca vienen a un hombre juntos; y, sin embargo, quien posee una de las dos, generalmente se ve obligado a tomar la otra. Son dos y, sin embargo, crecen juntos a partir de una cabeza o tallo; y no puedo evitar pensar que, si AEsop los hubiera notado, habr�a hecho una f�bula sobre Dios tratando de reconciliar sus luchas y, cuando no pudo, uniendo sus cabezas; y esta es la raz�n por la que, cuando llega uno, le sigue el otro.

�Esa es una especulaci�n pagana sobre uno de los grandes misterios de la vida humana. El misterio aparece intensificado en la vida cristiana ( 2 Corintios 6:10 ). Sin embargo, hasta ahora se explica por el hecho de que la vida es una imitaci�n de Cristo. El creyente, como su Maestro, estando en un mundo de pecado, est� rodeado de tribulaci�n; pero, siendo ciudadano del cielo, tambi�n est� �ce�ido de alegr�a.

�Oye la voz de la autoridad amorosa, y se entrega a ella con amorosa obediencia. �Si alguien quiere venir en pos de �l�, etc. Sabe que la v�a dolorosa que as� tiene que recorrer es un camino de verdadera alegr�a, porque reconoce los pasos de su Salvador en ella. De ah� que pueda "cantar en los caminos del Se�or", porque la plenitud de consuelo ser� por fin suya. La corriente de la vida renovada es de dos corrientes.

Como cerca de Ginebra, en la uni�n del R�dano con el Arve, los dos r�os, aunque unidos, parecen distintos: el arroyo azul del uno y el arroyo blanco del otro forman un volumen de agua que fluye dentro de las mismas orillas. , al menos por un tiempo, hacia el mar m�s all�, as� es con la vida cristiana. Su corriente tiene dos corrientes, distintas, pero unidas, de tribulaci�n y gozo, siempre siguiendo su curso, turbado y tranquilo, hacia el oc�ano de la eternidad m�s all�. ( J. Hutchison, DD )

Versículos 7-10

De modo que fuisteis ejemplos para todos los que creen en Macedonia y Acaya.

Car�cter y ejemplo cristiano

I. Ejemplo cristiano.

1. Los cristianos son primero seguidores, luego l�deres; primeros imitadores y luego imitados ( cf. 1 Tesalonicenses 1:6 )

. Primero miran a Aquel que es la Luz del mundo; luego brillan con brillo reflejado, convirti�ndose ellos mismos en luces del mundo. Esto est� impl�cito en el original, lo que significa la impresi�n de un sello. Los creyentes est�n sellados con la semejanza de Cristo y, por lo tanto, se convierten en un dado por los dem�s.

(1) Esta es la ley de la comunicaci�n de la verdad. Cada cristiano se convierte en una ep�stola viviente, una nueva Biblia. El ejemplo trae a casa m�s poderosamente que el precepto de las lecciones de fe ( Hechos 12:24 ).

(2) En esto los tesalonicenses fueron m�s conspicuos. Otras iglesias los consideraban su modelo:

(a) Una noble dignidad.

(b) Un deber sagrado.

(c) Un peligro constante.

2. Este ejemplo est� explicado y definido por 1 Tesalonicenses 1:8 . Por esto debemos entender:

(1) No el informe de su conversi�n, o la influencia de su ejemplo simplemente; pero

(2) Su celo misionero. La figura de la trompeta, extendi�ndose como un eco como si se repitiera, no se encuentra en ninguna otra parte de las Escrituras, excepto en las trompetas de plata de los jud�os. Puede sugerirnos la voz o el cuerno del vigilante, que desde alguna alta atalaya en medio de la oscuridad de la medianoche circundante se eleva sobre la ciudad, el pueblo y la llanura, o el repique de alguna iglesia humilde que corona la cima de una colina alpina, de la melod�a de campanas, flotando en el aire ondulante sobre el valle y la monta�a y el lago, convocando a la oraci�n.

3. Pero es posible ver aqu� una alusi�n a un servicio misionero especial. Hab�an recibido un llamado a esto ( 1 Tesalonicenses 1:4 ); y porque el suyo era un centro de influencia dominante. Debemos recordar que estas fueron las primeras ep�stolas de Pablo. Los conversos del paganismo necesitaban tal ense�anza.

Tambi�n necesitaban alg�n registro hist�rico de la vida, muerte y resurrecci�n de nuestro Se�or. Por tanto, no es improbable que Lucas haya escrito su Evangelio para su uso. Ese evangelista era el compa�ero de Pablo en Macedonia, y Tesal�nica, por su posici�n y conexiones comerciales, era particularmente adecuada para la obra de hacer circular ese Evangelio. En esta �labor de amor�, la Iglesia de Tesal�nica se hizo ampliamente conocida y honrada.

La alabanza que Pablo dio a Lucas ( 2 Corintios 8:18 ) fue de ellos. Mientras los campesinos valdenses vagaban por las llanuras de Lombard�a e Italia, llevando en secreto muchas copias de la Palabra y ofreci�ndolas junto con sus mercanc�as dondequiera que "se presentara una puerta abierta", posiblemente estos primeros comerciantes cristianos llevaban copias del Evangelio de San Lucas. con ellos desde Tesal�nica, y as� desde all� son� la Palabra del Se�or.

II. Car�cter cristiano.

1. Fe. Esto fue conspicuo y generalizado. Se hab�a extendido sobre un �rea m�s amplia que incluso sus esfuerzos directos. Pablo se encontraba ahora en Corinto, donde se encontraban diversas corrientes de viajeros, por lo que ten�a amplia oportunidad de conocerlo. Aquila y Priscila acababan de llegar de Roma ( Hechos 18:2 ), y ser conocido all� deb�a ser conocido en todas partes, y habi�ndolo o�do, naturalmente se lo dir�an al ap�stol; de modo que cualquier menci�n especial al respecto era innecesaria.

Esta es la verdadera fama, que se encuentra cuando no se busca, la recompensa natural del trabajo abnegado y la fe constante. Estos cristianos, simplemente cumpliendo con su deber, "dejaron su nombre, una luz, un hito en los acantilados de la fama".

2. Conversi�n de �dolos. El coraz�n de todo hombre sirve a los �dolos. Todo lo que est� lejos de Dios en lo que busca su satisfacci�n es un fantasma, una imagen, no una realidad. �Guardaos de los �dolos� es lo que todos necesitan.

3. Servir a Dios y esperar a Cristo. Una cl�usula distingue a los tesalonicenses de los paganos, la otra a los jud�os; pero m�s, representan la vida cristiana universal en sus dos aspectos m�s destacados, la acci�n incesante y la espera paciente. La esperanza de la venida de Cristo da fuerza y ??perseverancia en el servicio, y el servicio fiel justifica y consagra la esperanza. El servicio sin su esperanza se convertir�a en una rutina seca y formal; la esperanza sin su servicio se convertir�a en una excitaci�n indolente, sentimental o inquieta. ( J. Hutchison, DD )

Ejemplo: su naturaleza y valor

Los matem�ticos demuestran sus teoremas mediante esquemas y diagramas que, en efecto, no son m�s que ejemplos sensibles; los oradores respaldan sus entimemas (o argumentaciones racionales) con inducciones (o ejemplos singulares); los fil�sofos alegan el ejemplo de S�crates, Zen�n, etc., para autorizar su doctrina; la pol�tica y la prudencia civil se extraen m�s f�cil y dulcemente de la historia que de los libros. Los art�fices describen modelos y establecen patrones ante sus disc�pulos, con mayor �xito que si entregaran reglas y preceptos precisos; pues, �qui�n no aprender�a a construir m�s f�cilmente observando cuidadosamente las partes y el marco de una estructura bien dise�ada que mediante una investigaci�n estudiosa de las reglas de la arquitectura? o dibujar, poni�ndole un buen cuadro, que simplemente especulando sobre las leyes de la perspectiva? o escribir de manera justa y r�pida imitando una buena copia, que escuchando mil prescripciones orales, cuya comprensi�n, o facultad de aplicarlas a la pr�ctica, puede resultar m�s dif�cil y tediosa que toda la pr�ctica en s� como lo indica una copia. ? (I. Barrow, DD )

Ejemplo: su superioridad al mero precepto

Un sistema de preceptos, aunque exquisitamente compactado, es, en comparaci�n, un esqueleto: una masa seca, exigua y sin vida; no exhibiendo nada de persona, lugar, tiempo, manera, grado, en lo que principalmente consisten la carne y la sangre, el color y las gracias, la vida y el alma de las cosas, en las que nos agradan, nos afectan y nos conmueven; pero el ejemplo le imparte una buena corpulencia, una vida, un movimiento; la hace visible y activa, transformando su universalidad nocional en la realidad de la subsistencia singular. ( I. Barrow, DD )

Ejemplo: su influencia instructiva

No hay duda de que un buen ejemplo instruye mucho m�s eficazmente que los buenos preceptos; porque no s�lo expresa las mismas virtudes que prescriben los preceptos, sino con mucha m�s gracia y �nfasis. Porque mientras que los preceptos y los discursos de la virtud son s�lo cuadros muertos y paisajes artificiales y descripciones de ella, un ejemplo virtuoso es la virtud misma, informada y animada, viva y en movimiento, ejerciendo y exhibi�ndose en todos sus encantos y gracias.

Y, por lo tanto, conocemos mucho mejor a un hombre cuando lo vemos vivo y en acci�n que cuando lo vemos solo en una imagen; por eso entendemos mejor la virtud cuando la vemos viviendo y actuando con un buen ejemplo, que cuando solo la contemplamos descrita y representada en preceptos y discursos. ( J. Scott. )

Los mejores maestros de la humanidad son ejemplos de grandes hombres. ( CH Fowler. )

Ejemplo: estimulante

Ning�n hombre o mujer del tipo m�s humilde puede ser fuerte, gentil, puro y bueno, sin que el mundo sea mejor por ello, sin que alguien sea ayudado y consolado por la mera existencia de esa bondad. ( Phillips Brooks, DD )

Ejemplo: conversi�n

Podemos hacer m�s bien siendo buenos que de cualquier otra manera. ( Rowland Hill. )

Un joven infiel estuvo una noche en la cama, contemplando el car�cter de su madre. �Veo�, dijo, dentro de s� mismo, �dos hechos incuestionables. Primero, mi madre est� muy afligida en las circunstancias, en cuerpo y mente; y veo que alegremente soporta todo por el apoyo que obtiene al retirarse constantemente a su armario y su Biblia. En segundo lugar, que tiene un manantial secreto de consuelo del que no s� nada; mientras que yo, que doy un desenfreno ilimitado a mis apetitos y busco placer por todos los medios, rara vez o nunca lo encuentro.

Sin embargo, si existe tal secreto en la religi�n, �por qu� no puedo alcanzarlo tan bien como mi madre? Inmediatamente lo buscar� de Dios �. As�, la influencia del cristianismo, exhibida en su belleza por un ejemplo vivo ante �l, llev� a Richard Cecil a conocer a Cristo mismo y a glorificarlo con una vida llena de �xito y devoci�n. ( F. Morse, MA )

Cuando los conversos nativos de la isla de Madagascar sol�an presentarse para el bautismo, a menudo se les preguntaba: ��Qu� fue lo primero que los llev� a pensar en convertirse en cristianos? �Fue un serm�n o un discurso en particular, o la lectura de la palabra de Dios? " Por lo general, la respuesta era que el cambio de conducta de otros que se hab�an convertido en cristianos fue lo que primero llam� su atenci�n. �Sab�a que este hombre era un ladr�n; ese era un borracho; otro fue muy cruel y cruel con su familia.

Ahora todos han cambiado. El ladr�n es un hombre honesto, el borracho es sobrio y respetable, y el otro es gentil y amable en su hogar. Debe haber algo en una religi�n que pueda producir tales cambios ". ( SS Times. )

Ejemplo: autopropagable

El ejemplo es como la prensa: una cosa hecha es el pensamiento impreso, se puede repetir si no se puede recordar; ha salido con un poder que se propaga a s� mismo, y puede correr hasta los confines de la tierra y descender de generaci�n en generaci�n. ( H. Melvill, BD )

macedonia

es la primera parte de Europa que recibi� el evangelio directamente de San Pablo, y un escenario importante de sus labores posteriores. Esta regi�n est� tan estrechamente asociada con los viajes apost�licos, los sufrimientos y las ep�stolas, que Clarke, el viajero, la ha llamado verdaderamente una especie de Tierra Santa. En t�rminos generales, es la regi�n delimitada tierra adentro por la cordillera del Haemus o los Balcanes hacia el norte, y la cadena del Pindus hacia el oeste, m�s all� de la cual los arroyos fluyen respectivamente hacia el Danubio y el Adri�tico.

Est� separada de Tesalia al sur por las colinas de Cambunian, y al este de Tracia por un l�mite monta�oso menos definido. Del espacio as� encerrado, dos de las caracter�sticas f�sicas m�s notables son dos grandes llanuras; uno regado por el Axius, que llega al mar en el golfo Termaico, no lejos de Tesal�nica; el otro, por el Strymon, que, despu�s de pasar cerca de Filipos, fluye por debajo de Anf�polis.

Entre las desembocaduras de estos r�os hay una pen�nsula en la que el Monte Athos se eleva casi hasta la regi�n de las nieves perpetuas, y por cuyo cuello Pablo viaj� m�s de una vez. Este era el territorio sobre el que gobernaban Felipe y Alejandro, y que los romanos conquistaron a Perseo. Al principio, AEmilius Paulus dividi� el pa�s conquistado en cuatro distritos. Macedonia Prima estaba al este del Strymon y ten�a Anf�polis como capital.

Macedonia Secunda se extend�a entre Strymon y Axius, con Tesalonia como metr�poli. Los distritos tercero y cuarto se encuentran al sur y al oeste. Esta divisi�n fue solo temporal. La totalidad de Macedonia junto con Tesalia y una gran extensi�n a lo largo del Adri�tico se convirti� en una provincia y se centraliz� bajo la jurisdicci�n de un proc�nsul en Tesal�nica. Ahora hemos llegado a la definici�n que corresponde al uso del t�rmino en el Nuevo Testamento ( Hechos 16:9 ; Hechos 16:12 y en otros lugares, y en las Ep�stolas).

Nada puede exceder el inter�s y lo impresionante de la ocasi�n ( Hechos 16:9 ) cuando se le dio un significado nuevo y religioso al conocido hombre de Macedonia de Dem�stenes, y cuando esta parte de Europa fue designada como la primera en ser pisoteada. un ap�stol ( Hechos 16:1 ; Hechos 17:1 ).

El car�cter de las iglesias plantadas entonces se presenta ante nosotros en una luz muy favorable. La franqueza de los bereanos es muy elogiada; los tesalonicenses eran objeto del afecto peculiar de Pablo; y los filipenses, adem�s de su libertad general de culpa, eran notables por su generosidad y abnegaci�n. Vale la pena se�alar, como un hecho casi t�pico del cambio producido por el cristianismo en la vida social de Europa, que el elemento femenino se destaca en los registros de su introducci�n en Macedonia ( Hechos 16:13 ; Filipenses 4:2 ).

Cabe se�alar que en la �poca de San Pablo, Macedonia estaba bien cruzada por caminos romanos, especialmente por la gran V�a Egnatia, que conectaba Filipos y Tesal�nica, y tambi�n conduc�a hacia Il�rico. ( Dean Howson. )

Acaya

significa una provincia romana, que inclu�a todo el Peloponeso y la mayor parte de Hellas propiamente dicha, con las islas adyacentes. Esto, con Macedonia, comprend�a toda Grecia. Por lo tanto, ambos se mencionan con frecuencia juntos. Un estrecho deslizamiento en la costa norte se llam� originalmente Acaya, cuyas ciudades se confederaron en una antigua liga, que fue renovada, 280 a. C., con el prop�sito de resistir a los macedonios.

Esta liga incluy� posteriormente a varios de los otros estados y se convirti� en el cuerpo pol�tico m�s poderoso de Grecia; y por tanto era natural que los romanos aplicaran el nombre de Acaya al Peloponeso, y al sur donde tomaron Corinto y destruyeron la liga, 146 a. C. En la divisi�n de las provincias por Augusto, entre el Emperador y el Senado en a. C. 27, Acaya era una de las provincias asignadas a este �ltimo, y estaba gobernada por un proc�nsul.

Tiberio, en el a�o 16 d. C., la quit� del Senado y la convirti� en una provincia imperial, gobernada por un procurador. Claudio lo devolvi� al Senado. Esta fue su condici�n cuando Pablo fue llevado ante Gali�n, el proc�nsul ( Hechos 18:12 ). ( Sir G. Grove, LL. D. )

Porque de ti ha sonado la Palabra del Se�or :

Trompeta de dios

El ap�stol emplea una palabra que nunca se us� en ning�n otro lugar del Nuevo Testamento para describir la naturaleza conspicua y generalizada de este testimonio suyo. �l dice: �La Palabra del Se�or son� de ellos. Esa frase es una de las que se emplea m�s naturalmente para describir el toque de una trompeta. Tan clara y resonante, tan fuerte, penetrante, melodiosa, conmovedora y plena fue su proclamaci�n, por la elocuencia silenciosa de sus vidas, del evangelio que los impulsaba y capacitaba para llevar tales vidas. �Un gran ideal de comunidad de creyentes!

I. Esta met�fora sugiere el gran prop�sito de la Iglesia. Es la trompeta de Dios. Sus medios para hacer que su voz se escuche a trav�s de todo el alboroto del mundo. As� como el capit�n en cubierta en el vendaval usar� su trompeta parlante, la voz de Dios necesita tu voz. El evangelio debe pasar por labios humanos para que pueda llegar a o�dos sordos. La Iglesia es peor que un �metal que resuena�, es como un metal silencioso y un platillo inquebrantable, a menos que los individuos que pertenecen a ella reconozcan el significado de Dios al convertirlos en Sus hijos, y hagan todo lo posible por cumplirlo. �Vosotros sois mis testigos�, dice el Se�or. Lo ponen en el estrado de los testigos, aseg�rese de hablar cuando est� all�.

II. Otro punto que esta figura puede sugerir es el tipo de sonido que deber�a provenir de la trompeta.

1. Una nota de trompeta es, ante todo, clara. No deber�a haber ninguna vacilaci�n en nuestro testimonio; nada incierto en el sonido que damos.

2. La nota debe ser penetrante. No hay ning�n instrumento, supongo, que llegue m�s lejos que el resonante clar�n que se oye a menudo en el campo de batalla, sobre todo la contienda. Y as�, esta peque�a iglesia en Tesal�nica, un mero pu�ado de personas, reci�n convertidas, en el mismo centro de un paganismo fuerte, compacto, organizado, seguro de s� mismo y arrogante, insisti� en ser escuchado, y se hizo audible, simplemente por el pureza y consistencia de la vida de sus miembros.

Una voz clara arrojar� palabras a una distancia que una voz gruesa y murmurada nunca podr� alcanzar. Una nota viajar� mucho m�s lejos que otra. �Se encarga de que sus notas sean del tipo penetrante?

3. Y luego, nuevamente, la nota debe ser musical. No se puede hacer nada por Dios con dureza; nada que se pueda hacer con discordias y tintineos; nada se puede hacer con rega�os y reprensiones. La secuencia ordenada de sonido melodioso viajar� mucho m�s lejos que el habla simple y no musical. Puede escuchar una canci�n a distancia en la que un dicho ser�a inaudible. Lo que es una alegor�a, y esta es su lecci�n. La m�sica va m�s all� de la discordia; y el testimonio que da un cristiano viajar� en proporci�n directa, ya que es armonioso, amable, gentil y hermoso.

4. Y luego, de nuevo, la nota deber�a ser conmovedora. No tocas la trompeta cuando quieres que la gente se duerma; dulcimers y similares son las cosas para ese prop�sito. La trompeta significa intensidad colgada, significa un llamado a las armas o al regocijo; significa, en cualquier caso, vigor, y tiene la intenci�n de despertar. Deje que su testimonio tenga su significado m�s �ntimo: ��Despertad! t� que duermes, y lev�ntate de entre los muertos, y Cristo te alumbrar� �.

III. Luego, a�n m�s lejos, tomemos otro pensamiento que pueda sugerir esta met�fora, el silencio de la nota m�s fuerte. Si observa el contexto, ver� que todas las formas en las que la Palabra del Se�or se representa resonando desde la Iglesia de Tesal�nica fueron hechos, no palabras. El contexto proporciona varios de ellos. En �l se especifican los siguientes: su trabajo; su trabajo, que es m�s que trabajo; su paciencia; su seguridad; su recepci�n de la Palabra, en mucha aflicci�n con gozo en el Esp�ritu Santo; su fe en Dios; su vuelta a Dios de los �dolos, para servir y esperar.

Eso es todo. En lo que respecta al contexto, es posible que no haya habido un hombre entre ellos que alguna vez haya abierto Su boca para Jesucristo. No sabemos, por supuesto, hasta qu� punto eran una congregaci�n de testigos silenciosos, pero sabemos esto, que lo que Pablo quiso decir cuando dijo: "El mundo entero est� sonando con la voz de la Palabra de Dios que suena desde ti", fue no su andar por el mundo gritando sobre su cristianismo, sino su vida tranquila como Jesucristo.

Esa es una voz m�s fuerte que cualquier otra. No quiero decir que los hombres y mujeres cristianos tengan la libertad de cerrar los labios ante la proclamaci�n verbal del Salvador que han encontrado, pero s� quiero decir que si se habla menos y se vive m�s, el testimonio de la Iglesia de Dios ser�a m�s fuerte y no m�s bajo; �Y los hombres nos conocer�an que hab�amos estado con Jes�s�; y de Jes�s, que nos hizo semejantes a �l.

IV. Y as�, por �ltimo, perm�tanme extraer otro pensamiento de esta met�fora, que espero que no les parezca imaginativo jugando con una figura; y ese es el aliento que hace la m�sica. Si la Iglesia es la trompeta, �qui�n la toca? �Dios! Es por Su Esp�ritu Divino que habita dentro de nosotros y respira a trav�s de nosotros que las duras discordias de nuestra vida natural se transforman en melod�as de alabanza y m�sica de testimonio para �l.

Mant�ngase cerca de Cristo, viva en comuni�n con Dios, deje que �l respire a trav�s de usted, y cuando Su Esp�ritu pase por sus esp�ritus, su silencio se convertir� en un discurso armonioso; y de ti "resonar� la Palabra del Se�or". ( A. Maclaren, DD )

La Palabra del Se�or resuena

I. Fue la Palabra del Se�or la que se difundi� ( 1 Tesalonicenses 1:5 ).

1. Pablo no despreci� el poder de las palabras; era un maestro en ellos; pero contrast� las palabras con el poder. Palabras: el aire es agitado por ellas, como por las gotas de lluvia, pero desaparecen, tal vez no se olvidan, la memoria vive para siempre, aguijoneando como una serpiente o ministrando como un �ngel, resplandeciendo como un rel�mpago o refrescante como el roc�o. "Las palabras de los sabios son como clavos atados". Pablo no despreci� el maravilloso idioma griego como veh�culo de pensamiento y sentimiento, pero dijo que hab�a algo m�s. La palabra es el organismo que contiene la vida, el cuerpo que contiene el alma, el marco que rodea el cuadro. El conocimiento es poder, verdad y amor.

2. Tenemos la Palabra de Dios en poder. �Tenemos una interpretaci�n infalible de ella? Rome dice que s�, pero nosotros decimos que lo ha manipulado y rechazamos su falsificaci�n. Para comprender correctamente la Palabra, necesitamos:

(1) Una versi�n correcta.

(2) El ejercicio de nuestros propios poderes en su estudio. Cristo no exige una credulidad ciega, sino que dice: "Ven y mira".

(3) La ayuda de quienes saben arrojar luz sobre ella.

(4) Oraci�n por la ayuda del Esp�ritu Santo.

II. Los que reciben la Palabra deben difundirla en el extranjero.

1. El poder siempre conlleva responsabilidad. Los sabios deben ense�ar a los ignorantes, los fuertes ayudar a los d�biles, los valientes a los t�midos. Esto puede no ser de acuerdo con la ley de "selecci�n natural", por la cual los d�biles van al muro, pero es de acuerdo con la ley del amor, del Sina�, de Cristo, que dice: "Amar�s a tu pr�jimo". etc. La desaprobaci�n de Dios del ego�smo se ve en esto, que es solo usando Sus dones que podemos retenerlos y mejorarlos. La riqueza acumulada es in�til; el grano almacenado est� enmohecido; el talento enterrado se pierde. Conseguimos dando y aprendemos ense�ando. Dios nos habla para que podamos hablar con otros.

2. En este caso, el evangelio se hab�a transmitido a trav�s de la tierra y otras tierras. El mismo sonido alegre se ha escuchado en este pa�s. Todo lo que es feliz en la condici�n y noble en el car�cter de nuestro pueblo se debe a esto. Dejemos que Inglaterra sea fiel a su vocaci�n y transmita la bendici�n.

III. �C�mo difundirlo en el exterior?

1. Negativamente.

(1) No por la fuerza. Cuando los caballeros de Alemania ofrecieron sus espadas a Lutero, �l respondi�: "No, la Palabra lo har�". No se puede destruir el error o propagar la verdad espiritual con espadas o leyes del Parlamento. Puedes hacer reglas de la m�sica, pero no puedes imponerlas a los cantantes del bosque. Puedes guiar el arroyuelo que corre a trav�s de los campos, pero �qui�n puede abrir canales para el roc�o? Los pensamientos de los hombres son igualmente libres; no se pueden prevenir con la violencia.

(2) No mediante ceremonias. Se est� intentando deshacer la Reforma y devolver el dial sobre la civilizaci�n y la libertad inglesas. Todas las formas son maliciosas que se interponen entre nosotros y Cristo. Mientras algunas personas necias cubrieron grandes cuadros y frescos en las paredes de la iglesia con yeso, la superstici�n ha cubierto la fe que est� �rotulada ante nuestros ojos� con cemento romano. Fue obra de Lutero y de otros cortar la corteza y revelar la obra del Artista Divino; y es nuestro trabajo protestar contra todo lo que pueda atar la Palabra o esconder al Salvador.

(3) No mediante adoraci�n o ense�anza sensacionalistas. Un hombre verdaderamente serio estar� dispuesto a dar la bienvenida a casi cualquier cosa que despierte a los indiferentes y atraiga la atenci�n hacia la verdad. Pablo estaba dispuesto a ser todo para todos; pero no creo que haya incluido absurdos en los medios que emplear�. Hay dos peligros que acompa�an a la excitaci�n religiosa: uno, que mientras la superficie de la naturaleza se vea afectada, los hombres estar�n satisfechos con eso; el otro, que cuando termine la excitaci�n habr� una reacci�n hiriente. Las multitudes que gritaban "Hosanna" tambi�n gritaban "Crucif�cale".

2. Positivamente.

(1) Con una espontaneidad que ser� en s� misma un presagio de �xito. �De ti son�, etc., como un efecto natural de recepci�n.

(a) Es dif�cil ocultar la verdad, porque naturalmente tiende a mostrarse. Cuando se ha hecho un descubrimiento cient�fico, no es natural que el descubridor se lo guarde para s� mismo, con la fuerte convicci�n de que la verdad no es propiedad de un individuo, sociedad, naci�n, sino de la raza. Es tan dif�cil ocultar la verdad como ocultar la luz; si hay una grieta en alguna parte, saldr� disparada. Puede ser enterrado como una semilla, y las tormentas de un largo invierno pueden pasar sobre �l hasta casi olvidarlo; pero los elementos van en busca de la semilla; el roc�o pregunta: "�D�nde est�?" La lluvia dice: "Lo encontrar�"; y el sol extiende sus largos dedos de luz para sentirlo, y la semilla se vitaliza y brota; de modo que la verdad resurge, quiz�s en una nueva forma, pero con poder multiplicado.

(b) Esto se ilustra especialmente en la historia de la verdad espiritual. Cuando la verdad tenga curso libre en la naturaleza de un hombre, resonar� espont�neamente como la fragancia de una rosa de junio, como el calor del fuego, como el brillo de un diamante, como la m�sica de un arpa e�lica.

(c) Hay quienes reciben y nunca dan. Son como un objeto en blanco que absorbe la luz y nunca la refleja. No son como ese peque�o manantial en la ladera de la colina, que recibe de la nube, y luego da frescor y belleza al musgo y al helecho cabeceo, se da para el uso del mundo, cantando como da. Pero son como el estanque estancado, que recibe los chubascos, y permanece en el mismo lugar, para envenenar la atm�sfera, hasta que al fin el caluroso sol de verano la seca.

Hay otros que dan, pero nunca con alegr�a, con una mala gracia que estropea el regalo. Tambi�n hay otros que dan con tanta facilidad que es como respirar el aire bals�mico de mayo para pedirles una contribuci�n.

(2) Por una vida santa. "Vosotros fuisteis ejemplos". Una vida santa es la mejor transcripci�n de la Palabra. Gibbon atribuye el �xito temprano del cristianismo a "la moral pura y austera de los cristianos". Y la vida cristiana es el argumento m�s poderoso que la Iglesia puede usar hoy. Puede ser la de un joven londinense sin amigos que, en medio de las tentaciones, se atreve a vivir una vida pura; o la de una sirvienta que �barre debajo de las esteras� porque reconoce a un Maestro en el cielo. Rezar en el santuario y hacer trampa en el intercambio es lo que el mundo mira con disgusto.

(3) Por esfuerzo activo. Desde el puerto mar�timo de Tesal�nica, mercaderes y marineros llevar�an consigo las buenas nuevas. Las noticias de su fe estaban tan difundidas que el ap�stol no tuvo necesidad de hablar de ello. �Qu� elogio! Hay algunos cuya fe es tan peque�a que est�s obligado a publicitarla si quieres que se sepa. Nuestros nombres con demasiada frecuencia, no nuestra fe, se difunden en el extranjero. El mensaje de la Iglesia a menudo ha fallado porque ha habido muy poca fe viva en �l. La seriedad de nuestra piedad es la mejor respuesta a la mundanalidad y el escepticismo del d�a. ( James Owen. )

El sonar de la Palabra

Los comentaristas griegos de esta pintoresca palabra observan una met�fora derivada del tono brillante de la trompeta y el poder de resonancia distante. As�, Cris�stomo: �La resonancia de la trompeta llena toda la vecindad; pero la fama de tu excelencia llena el mundo y llega a todos y en todas partes con el mismo sonido. Las grandes haza�as se celebran con la conmemoraci�n m�s distintiva donde se realizaron.

De hecho, a menudo se celebran lejos, pero no tanto. No es as� contigo. El glorioso sonido ha atravesado la tierra ". Apenas se puede dudar de que San Pablo estaba pensando en la posici�n geogr�fica de Tesal�nica, que hab�a sido particularmente se�alada por Cicer�n (�Est� colocada en el seno de nuestro Imperio�). De hecho, fue por tierra una estaci�n principal en la gran V�a Militar Romana ( Via Egnatia )

, as Cicero also observes; while by sea it had a principal share in the commerce of the Levant, and was in constant communication with almost every shore of the known world. When we take into account St. Paul�s subtle tact in dealing with men, there seems to be much reason for finding an allusion also to a history of which every Thessalonian must have been proud&mdashan historical blended with a geographical reference. The apostle may have lightly touched upon a new fame in the gospel, succeeding to and surpassing the ancient Macedonian glory.

En el vers�culo en general, y m�s particularmente en las palabras v�vidas, �Tu fe se habla como si fuera un ser vivo�, Cris�stomo parece trazar una reminiscencia del s�mbolo el�stico y delimitador del Imperio macedonio de Alejandro en Daniel 8:5 . Rara vez, de hecho, tales palabras podr�an haberse aplicado posteriormente a la Iglesia de Tesal�nica.

Cirilo y Metodio, sin embargo, pertenecientes a la nacionalidad Esclavo-B�lgara, que se extiende desde el Danubio hasta Tesalia - Esclavas helenizadas - evangelizaron Moravia, Bohemia y Panonia. Nacieron en el siglo IX en Tesal�nica. ( Mons. Alexander. )

Difusi�n de la influencia cristiana

Si un hombre lleva en la mano una vela encendida encendida, no s�lo alumbra al que la lleva, sino a todos los que est�n en la casa; y tambi�n lo ven los que est�n fuera. Aun as�, si alguno es hijo del conocimiento y lleva consigo la luz de Dios, no solo saborear� el consuelo de �l mismo y obrar� consuelo a los que pertenecen a la Iglesia de Dios, sino que tambi�n iluminar� los corazones de los hombres. paganos e infieles que est�n en el extranjero.

Los que est�n ba�ados o perfumados con ung�entos o polvos preciosos no s�lo tienen el placer para ellos mismos, sino que su sabor se echa fuera y es agradable para todos los que est�n presentes. El evangelio es la luz de Dios; brilla en las tinieblas de este mundo; es el dulce incienso y olor de Dios; dondequiera que se reciba su aliento, da vida. ( Mons. Jewell. )

La fama del car�cter cristiano es mejor que la fama mundana

Como el rel�mpago se ve de una parte del aire a la otra, y como el sonido de un gran ruido se extiende a lo largo y ancho, as� se manifiesta la luz de la buena conversaci�n en la piadosa manifestaci�n. Y por eso les dice que han llenado de conocimiento y de asombro a todo el pa�s de Macedonia por su fe y firmeza en la verdad. Como si hubiera dicho: Grande es la fama de tu rey, Alejandro, y tu pa�s es famoso.

Ha invadido el mundo entero y lo ha sometido. Ha conquistado Grecia, Asia, Arabia, Frigia, Armenia, Escitia e India. Reyes y pr�ncipes se postraron ante �l: el mundo entero estaba asombrado por su nombre. Sin embargo, Alejandro ten�a el poder y la fuerza de los hombres. Ten�a grandes tesoros de oro y plata; ten�a muchos caballos, camellos y elefantes; ten�a espadas, picos, lanzas y dardos, y artiller�a y armaduras similares.

Estas son las cosas con las que venci� a sus enemigos; por lo tanto, tanto �l como su gente eran famosos. Entonces, �qu� puede decir de la batalla que has librado? �O de la victoria que has obtenido? Has ganado que Alejandro nunca podr�a ganar. Os hab�is superado a vosotros mismos; has vencido al mundo. Conquist� los cuerpos de muchos y los tuvo como mandamiento; pero sus almas se destacaron y no fueron conquistadas.

Hab�is sometido vuestras almas y las hab�is llevado a la obediencia del evangelio. Has invadido todo el pa�s y triunfaste entre el pueblo. Y todo esto se lleva a cabo sin fuerza, sin pol�tica, sin armadura, sin artiller�a, solo con tu paciencia y sufrimiento por el bien del evangelio. ( Mons. Jewell. )

Reflectores de p�lpito

Fue un dicho muy sugerente del Dr. Lyman Beecher, que la raz�n por la que fue tan bendecido con la conversi�n de los hombres fue que ten�a tantos reflectores en el p�lpito, que vivieron y difundieron el evangelio por todas partes.

Testificando de Cristo al mundo entero

Nunca hubo una tierra bendecida con instalaciones tan peculiares como Gran Breta�a para actuar como testigo de Cristo ante el mundo. �Por qu� el evangelio est� en este momento confiado a un pueblo cuyos barcos cubren el mar, que son los mercaderes del mundo? �Aquel que traz� los l�mites de Judea con su propio dedo, que seleccion� el lugar preciso para el templo, que hizo todo por la Iglesia jud�a desde el dise�o, abandon� la Iglesia cristiana por accidente? Y, si no, si �l ha colocado el evangelio aqu� con un dise�o, �cu�l puede ser la naturaleza de ese dise�o, sino que deber�a llevarlo al mundo en las alas de cada viento que sopla? Diga, �por qu� Gran Breta�a, y su aliado religioso Estados Unidos, deber�an dividir los mares, deber�an tener las llaves del mundo? Oh, si estuvi�ramos despiertos a los designios de Dios y a nuestra propia responsabilidad, deber�amos o�rle decir: �Te he puesto en posesi�n de los mares; Pon al mundo en posesi�n de Mi evangelio.

�Y cada barco que envi�ramos ser�a una Iglesia Misionera, como el arca del diluvio, un testimonio flotante de Dios, y que llevar�a en su seno las semillas de una nueva creaci�n. �Cristianos, el nuestro es, en verdad, un cargo de responsabilidad y de honor! Sobre nosotros se han acumulado todas las ventajas del pasado; y sobre nosotros reside el gran estr�s del presente. El mundo espera sin aliento nuestros movimientos; la voz de todo el cielo nos urge. Oh, por la sabidur�a celestial, para actuar en armon�a con los altos nombramientos de la Providencia, para aprovechar la crisis que ha venido para bendecir al mundo. ( John Harris. )

En todo lugar se difunde tu fe en Dios ,

Verdadera fama

No se puede fundar una fama verdadera y permanente excepto en trabajos que promuevan la felicidad de la humanidad. La mayor grandeza que sobrevive al tiempo y la piedra es la que procede del alma del hombre. Reyes y gabinetes, generales y almirantes, con la pompa de las cortes y las circunstancias de la guerra, en el transcurso del tiempo desaparecen de la vista; pero los pioneros de la verdad, aunque pobres y humildes, especialmente aquellos cuyo ejemplo eleva la naturaleza humana y ense�a los derechos del hombre, para que �un gobierno del pueblo, por el pueblo y para el pueblo, no perezca de la tierra �; tal presagio nunca puede ser olvidado, y su renombre se extiende de manera paralela a la causa por la que tan bien sirvieron. ( Charles Sumner. )

Los medios para asegurar la fama

�Vive por algo! Haz el bien y deja tras de ti un monumento a la virtud que la tormenta del tiempo nunca podr� destruir. Escribe tu nombre con bondad, amor y misericordia en los corazones de los miles con los que entras en contacto a�o tras a�o, y nunca ser�s olvidado. Tu nombre, tus hechos, ser�n tan legibles en los corazones que dejes atr�s como las estrellas en la frente de la noche. Las buenas obras brillar�n como las estrellas del cielo. ( T. Chalmers, DD )

Porque ellos mismos muestran la manera de entrar que ten�amos para ti.

Un resumen de la experiencia

I. La entrada de la Palabra. Cuando predicamos ustedes escuchan, y hasta ahora se recibe la Palabra. Pero el predicador a menudo siente que est� fuera de la puerta, porque Cristo no ha entrado en el coraz�n. Al responder a un golpe, un hombre a veces abre la puerta un poco para ver y escuchar antes de ser admitido. El mensajero del rey ha sido tratado as�, e incluso ha puesto su pie en la puerta, pero ha recibido un doloroso dolor cuando la puerta ha sido forzada hacia atr�s con furiosa violencia. Pero tambi�n ha escuchado el grito de alegr�a: "Entra". La verdad tiene muchas v�as de entrada.

1. Afecta la comprensi�n. Los hombres descubren que el evangelio es precisamente lo que han estado esperando.

2. Entonces act�a sobre la conciencia, siendo el entendimiento ejercido sobre la verdad moral. El hombre se ve a s� mismo como un pecador y, por lo tanto, est� listo para recibir la gracia perdonadora de Cristo.

3. Entonces se despiertan las emociones, se despierta el miedo y se excita la esperanza. El arrepentimiento llama a uno tras otro de sus centinelas. Quebrantado el orgulloso, ablandado el coraz�n duro.

4. Poco a poco la entrada est� completa, porque la verdad lleva el castillo central de Alma Humana y captura el coraz�n. Aquel que una vez odi� el Evangelio, ahora lo ama; al principio lo ama con la esperanza de que sea suyo, aunque temiendo lo contrario; luego se atreve a captarlo, animado por la Palabra que le invita a asirse de la vida eterna.

II. Conversi�n. "Te volviste". La conversi�n es la vuelta completa de un hombre para odiar lo que amaba y amar lo que odiaba. Es volverse a Dios claramente mediante un acto y una obra de la mente y la voluntad. En algunos sentidos somos �convertidos�, en otros �convertimos�: no prometemos ni resuelve, la Reforma no es suficiente, debe haber una revoluci�n: los viejos tronos deben caer y un nuevo rey debe reinar.

1. Se apartaron de los �dolos. Las calles de Londres est�n repletas de culto fetichista.

(1) Multitudes est�n adorando, no becerros de oro, sino oro en una forma m�s port�til. Los peque�os �dolos circulares son muy buscados. El ep�teto "todopoderoso" se aplica a una forma estadounidense de estos �dolos.

(2) Muchos adoran rango, nombre, placer, honor.

(3) La mayor�a se adora a s� mismo, y no hay forma de adoraci�n m�s degradante. Ninguna imagen de madera es m�s fea.

(4) Los hombres todav�a adoran a Baco. Hay un templo para �l en cada esquina. Otros comercios se contentan con las tiendas, este demonio debe tener un palacio.

(5) Los dioses de la falta de castidad y el vicio a�n est�n entre nosotros. Si aman algo m�s que a Dios, son id�latras.

2. Algunos pasan de un �dolo a otro. Si un hombre se aleja de Baco y se vuelve abstemio, puede volverse codicioso. Cuando los hombres abandonan la codicia, a veces se vuelven libertinos. Nada servir� m�s que volverse al Dios vivo y verdadero.

III. Servicio.

1. El objeto de este servicio es:

(1) El Dios vivo. Muchos todav�a tienen un Dios muerto. No sienten que �l escucha sus oraciones ni lo toman en sus c�lculos. Un Dios vivo exige un servicio vivo.

(2) El Dios verdadero, y por lo tanto no se puede servir con falsedad. Evidentemente, muchos sirven a un Dios falso, porque oran sin coraz�n. Cuando las vidas de los hombres son falsas y artificiales, no son un servicio adecuado para el Dios de la verdad. Una vida es falsa cuando no es el verdadero resultado del alma, cuando est� modelada por la costumbre, gobernada por la observaci�n, restringida por motivos ego�stas y gobernada por el amor a la estima humana.

2. Observe el orden. La entrada de la Palabra produce conversi�n y servicio de conversi�n. Si son conversos sin la Palabra, son inconversos; si profesando recibirlo, no se vuelve hacia �l, no lo ha recibido; si afirma haberse convertido y no est� sirviendo a Dios, no est� convertido; y si te jactas de servir a Dios sin convertirte, no le est�s sirviendo.

IV. Esperando.

1. La salvaci�n no es algo que solo requiere unos momentos de fe y luego todo termina; es el negocio de nuestras vidas. Recibimos la salvaci�n en un instante, pero la resolvemos con miedo y temblor todos los d�as.

2. Esta espera tambi�n es vivir en el futuro. El cristiano espera el segundo advenimiento con serena esperanza; no sabe cu�ndo ser�, pero se mantiene alerta como un siervo que espera el regreso de su Se�or. No espera ser recompensado por los hombres, ni siquiera por Dios en las cosas temporales, sino por Cristo con el cielo. ( CH Spurgeon. )

El car�cter de los ministros involucrados en la conducta de los profesores.

En esta charla general ( 1 Tesalonicenses 1:8 ), los conversos y los predicadores estaban muy confundidos: "Porque ellos mismos nos muestran qu� manera de entrar en nosotros tuvimos para vosotros". No s� si es posible que el predicador se mantenga distinto de aquellos que profesan ser convertidos por �l.

�l es alegremente uno con ellos en el amor por sus almas, pero quisiera recordar que no puede ser responsable de todas sus acciones. Aquellos que profesan haberse convertido bajo cualquier ministerio tienen el poder de da�ar ese ministerio mucho m�s de lo que cualquier adversario puede hacer. "�All�!" dice el mundo, cuando detecta a un profesor falso, "esto es lo que viene de tal predicaci�n". Juzgan injustamente, lo s�; pero la mayor�a de los hombres tienen mucha prisa y no examinar�n la l�gica de sus oponentes; mientras que muchos otros est�n tan ansiosos por juzgar desfavorablemente, que una muy poca verdad, o solo un informe simple, es suficiente para condenar tanto al ministro como a su doctrina.

Todo hombre que vive para Dios con pureza de vida honra el evangelio que lo convirti�, la comunidad a la que pertenece y la predicaci�n por la cual fue llevado al conocimiento de la verdad; pero lo contrario es igualmente cierto en la facilidad de adherentes indignos. Miembros de las iglesias, �podr�an tener la bondad de pensar en esto? Sus ministros comparten la culpa de su mala conducta si alguna vez se deshonran a s� mismos. Estoy seguro de que ninguno de ustedes desea traer verg�enza y problemas a sus pastores, por muy descuidados que sean con respecto a su propia reputaci�n. ( CH Spurgeon. )

Repudiando �dolos

Un gran templo pagano chino se ha convertido recientemente en un lugar de culto cristiano en el norte de China. En un lugar llamado Shih-Chia-Tang, los misioneros, Stanley y Smith, miraron el barranco donde, en la oscuridad de la noche, los dioses fueron empujados hacia adentro. Las lluvias de verano hab�an hecho que un dios grande se desmoronara. �Los hombres lo llaman "barro divino!" entonces los misioneros tomaron un pu�ado de arcilla humedecida y lo arrojaron al suelo, diciendo: "�Polvo a polvo, lodo a lodo!" El templo se ve muy agradable en su car�cter cambiado.

Las dos grandes campanas ahora llaman a la gente a adorar al Dios viviente, en lugar de llamar al �dolo, como supon�an, de su fiesta y letargo. En el frente del templo, a�n permanecen pintorescas im�genes de esp�ritus voladores y genios, pintadas en las paredes. El templo m�s grande hace una capilla de la misi�n muy ordenada, con sus paredes blanqueadas y postes y vigas pintados de escarlata. La mesa de incienso de madera se ha cortado para convertirla en una mesa de predicaci�n, y los bancos est�n hechos de la plataforma que sosten�a los �dolos m�s grandes.

En el frente del templo cuelga una gran tablilla, con la �Capilla de Jes�s� en hermosos caracteres chinos, reemplazando el antiguo letrero tau�sta. Este templo ahora es un testimonio distintivo de la verdad de que Dios es Esp�ritu, y en �l se proclama Su glorioso evangelio.

Absurdo de la adoraci�n de �dolos

Un ni�o cingaleso que viv�a en Baddegamma, en Ceil�n, fue un d�a a un templo budista para ofrecer su flor vespertina. Cuando lo hubo hecho, mir� a la cara del �dolo, esperando ver una sonrisa de aprobaci�n; pero como los grandes ojos miraban sin ninguna expresi�n de placer en ellos, pens� que un dios tan grande no condescender�a a aceptar la ofrenda de un ni�o. Poco despu�s, entr� un hombre, deposit� su flor, le dio la espalda y se alej� descuidadamente.

El ni�o volvi� a mirar el rostro del �dolo y pens� que deber�a ver un ce�o enojado ante esta falta de respeto; pero los ojos miraban como antes. �l entonces comenz� a darse cuenta del hecho de que la imagen no ten�a vida en ella, y no ten�a poder por igual a castigar o premiar. Tan pronto como se abri� una escuela misionera en el barrio, se convirti� en uno de los alumnos y se convirti� a Dios, junto con varios miembros de su familia. Posteriormente se convirti� en un ministro celoso y devoto. Su nombre era Abraham Gunasekara. Muri� y su hijo es ahora ministro de una congregaci�n de cristianos cingaleses en Kandy.

La idolatr�a barrida

No hace mucho lleg� un joven de Raratonga a esta metr�poli y lo llevaron a conocer el Museo Brit�nico. Entre el resto de las maravillas que vio all� estaba una hilera de �dolos, y entre otras hab�a un dios Raratonga. Lo mir� con maravillosa curiosidad y pidi� permiso para tomarlo en sus manos. Lo mir� todo un rato con gran inter�s, se lo devolvi� al gu�a y dijo: �Gracias; ese es el primer �dolo que vi en mi vida.

�En la �poca del honrado John Williams hab�a m�s de 100.000 dioses individuales en Raratonga; y el evangelio de Cristo ha hecho una barrida tan limpia de toda la abominaci�n, que un joven de diecinueve a�os nunca hab�a visto a una de ellas desde el d�a de su nacimiento. ( Jackson Wray. )

La noci�n de religi�n cristiana y sus principales doctrinas, en los primeros d�as

El relato primitivo de la religi�n cristiana, tan universalmente recibido y tan bien aprobado por los ap�stoles, consta de dos partes principales:

I. El servicio debido al Dios vivo.

1. La religi�n, considerada desde este punto de vista, no puede ser otra que la religi�n natural. �sta era la religi�n original del hombre, pero hab�a sido tan corrompida y abusada que apenas hab�a se�ales de ella cuando nuestro Salvador apareci� en el mundo. La predicaci�n del evangelio revivi� la verdadera religi�n antigua de la naturaleza y prepar� a los hombres para recibirla; y, mediante los apoyos adicionales de la revelaci�n, lo ha mantenido durante muchas edades, y probablemente lo mantendr� hasta el fin y la consumaci�n de todas las cosas.

2.Estos apoyos adicionales constituyen la pr�xima gran rama de la doctrina cristiana. Estos son revividos por la autoridad de la revelaci�n, y se basan en la evidencia de pruebas externas: que debemos apartarnos de los �dolos y servir al Dios viviente; que debemos servirle en santidad y pureza, conform�ndonos al ejemplo de su justicia, equidad y bondad, son verdades que todo hombre puede sentir como tal si tiene alguna raz�n o sentimiento natural hacia �l; sino que hemos sido librados de la ira venidera por Jes�s el Hijo de Dios; que Dios lo levant� de los muertos y lo nombr� juez de muertos y vivos, son art�culos que la raz�n de ning�n hombre puede sugerir; que, cuando se sugiere, la raz�n no puede recibir ninguna evidencia interna, sino que debe tomarlas sobre una autoridad suficientemente confirmada por evidencia externa.

II. Nuestra fe en Cristo y nuestra esperanza y expectativa se basan en esa fe.

1. La paciencia de la fe. San Pablo nos ense�a a esperar al Hijo de Dios desde el cielo. Pero esta espera implica no solo la paciencia de la fe, sino el bien, en espera de la venida de nuestro Salvador y Juez; cuyo sentido est� completamente expresado en la Ep�stola a los Filipenses - �Sed juntos imitadores de m�, y observad a los que andan as�, como nos ten�is por ejemplo; porque nuestra conversaci�n est� en el cielo; de donde tambi�n esperamos al Salvador, al Se�or Jesucristo, quien cambiar� nuestro cuerpo vil, para que sea modelado a semejanza de su cuerpo glorioso, de acuerdo con la obra por la cual �l puede aun sojuzgar todas las cosas para s� mismo �.

2. La expectativa de la venida de Cristo para juzgar al mundo es peculiar de los cristianos; y est� respaldado por la creencia en la resurrecci�n de Cristo, ese gran y principal punto de fe, que los Ap�stoles fueron comisionados para ense�ar y establecer en la Iglesia de Dios. Esta designaci�n de Cristo para ser juez del mundo no es una acusaci�n de la autoridad de Dios. El Hijo act�a por comisi�n del Padre, quien le ha dado todo el juicio; pero esto no modifica la naturaleza del juicio en s�.

�El art�culo de la resurrecci�n hizo alguna alteraci�n en nuestras nociones de Dios o religi�n? Si nos trajo alguna carga nueva de cualquier tipo, no ser�a de extra�ar ver a los hombres muy atentos a la forma en que lo admitieron; pero ahora que no requiere de nuestras manos nada m�s que lo que la raz�n y la naturaleza exigen, qu� pretensi�n de ser escrupulosos al respecto. Admita el art�culo, y nuestras esperanzas mejorar�n mucho, mientras que nuestro deber es el mismo; Rechazamos el art�culo, y nuestro deber es el mismo, mientras que nuestras esperanzas son mucho menores. ( T. Sherlock, DD )

La exposici�n de la idolatr�a en la Biblia

Ese distinguido misionero, John Williams, me dijo que encontraba la lectura simple de Isa�as 44:1 m�s eficaz para convencer a los nativos de la locura y el pecado de la idolatr�a que cualquiera de sus propias ense�anzas. Vers�culo 17, �Y lo que queda de �l hace un dios�, fueron las palabras que de inmediato se apoderaron de su entendimiento y de su conciencia. ( Conde de Chichester. )

Locura de la idolatr�a

Seg�n la tradici�n jud�a, Tar� era un fabricante y vendedor de �dolos, y al verse obligado un d�a a salir de casa, encarg� a su hijo Abram que se ocupara de los negocios en su ausencia. En ese momento entr� un anciano, y se enamor� de un �dolo y pregunt� el precio. En respuesta, Abram dijo: "Viejo, �cu�l es tu edad?" �Setenta a�os�, respondi� el visitante. Entonces Abram exclam�: ��Sesenta a�os! �Y adorar�as algo que ha sido creado por las manos de los esclavos de mi padre en las �ltimas veinticuatro horas! �Es extra�o que un hombre de sesenta a�os est� dispuesto a inclinar su cabeza gris ante una criatura de un d�a! Ante estas palabras, el hombre, abrumado por la verg�enza, se fue.

Vanidad de �dolos

Un misionero y su esposa, hace unos treinta a�os, fueron de Manchester a Samoa. All� les nacieron ni�os, ya uno de ellos le fue enviado, por un viejo criado de la familia, una espl�ndida mu�eca, que abr�a y cerraba los ojos y estaba ricamente vestida. Mientras tanto, los sacerdotes cat�licos romanos hab�an intentado establecer una misi�n en Samoa y se hab�an afianzado. Entre sus mercanc�as hab�a una imagen de la Virgen Mar�a, sin duda ricamente vestida; pero lamentablemente sus ojos estaban fijos.

While the priests and this object of worship were still under discussion, it became known that the English people had received a box of gifts from their own country. The natives crowded to the sight, of which by far the most attractive part was the old servant�s doll. After watching for a time the wonder of its opening and closing eyes, they began to say to one another, without any suggestion from the missionaries, �We have seen the God of the Roman Catholics; we have also seen the plaything of the English children; the plaything opens its eyes, but the eyes of the Catholic god are fixed: greater is the plaything of the Protestants than the idol of the Romanists.

�Cu�l debe ser el Dios de los protestantes? " Los sacerdotes fueron absolutamente expulsados ??de la isla por el mu�eco, mientras que la palabra predicada por los misioneros tuvo curso libre y fue bien escuchada. ( Tesorer�a familiar ) .

El Dios vivo y verdadero ... �Qu� frase tan extra�a pero fecunda! Ciertamente el Autor de la vida debe vivir; sin embargo, aqu� hay una expresi�n que sugiere que hay deidades que no est�n vivas. As� fue como los hebreos distinguieron entre el Dios verdadero y los dioses falsos de las naciones que los rodeaban ( Salmo 96:5 ). Las deidades paganas estaban talladas, esculpidas y coloreadas; o eran tanta imaginaci�n o especulaci�n humana; no ten�an independencia del trabajo, ni de las manos ni del cerebro de los hombres.

Era cierto que los esp�ritus malignos, acechando bajo las formas de �dolos, o envolvi�ndose en degradantes fantas�as paganas, pod�an arregl�rselas para apropiarse del homenaje que el coraz�n humano prodigaba en sus propias creaciones ( Salmo 106:37 ). Pero el contraste amplio, latente en la expresi�n �el Dios vivo�, es el contraste entre una imaginaci�n y un hecho; entre un Ser existente y personajes de fantas�a; entre una verdad solemne y una irrealidad est�pida y degradante.

Sin embargo, hab�a algo de verdad en las formas m�s degradantes de adoraci�n pagana; ya que una religi�n que es pura falsedad no podr�a seguir existiendo como religi�n, y las religiones falsas que existen, s�lo existen en virtud de los elementos de verdad que en diversas proporciones contienen individualmente. Y esta mezcla de verdad proporciona el mejor punto de partida para convencer a los paganos de los errores que admiten y de las verdades que niegan m�s all�.

En este sentido, sin duda, la ciencia de la teolog�a comparada puede ser realmente �til a la verdad cristiana. Es algo muy diferente comenzar con la suposici�n de que todas las religiones positivas del mundo, jud�as y cristianas incluidas, son formaciones de conglomerados similares en muy diversos grados, en parte verdaderas, en parte falsas; y que la religi�n del futuro - una abstracci�n et�rea, que la ciencia destilar� de todos los credos y cultos de la humanidad - ser� algo m�s all� y distinto de todos ellos.

Ciertamente, el paganismo no se trata, ni en el Antiguo ni en el Nuevo Testamento, con la ternura que corresponde a una anticipaci�n como �sta. En la pr�ctica, y en contraste con la verdad revelada, el paganismo se representa como una mentira. Vivir dentro de su rango es vivir en el reino de las tinieblas ( Isa�as 60:2 ; 1 Pedro 2:9 ); practicar sus ritos es ser enemigo de Dios mediante obras inicuas ( Colosenses 1:21 ); ir tras dioses falsos es tener las arras de grandes problemas y provocar la ira del verdadero Se�or del universo ( Salmo 78:59 ; Salmo 106:36 ). ( Canon Liddon. )

Y esperar a su Hijo del cielo,

Un cuerpo de divinidad

I. La Deidad de Cristo. "Su hijo."

II. Su humanidad. "A quien �l cri�". Cristo no podr�a haber resucitado si no hubiera muerto, y no podr�a haber muerto si no hubiera sido hombre.

III. La unidad de su persona. "Incluso Jes�s".

IV. Su redenci�n.

1. Los hombres son culpables, est�n perdidos o no podr�an haber necesitado una liberaci�n de Jes�s, el Salvador.

2. Cristo muri� por los hombres para librarlos.

3. Su muerte fue aceptada por el Padre, "A quien resucit�".

V. Su resurrecci�n. No debemos pensar en Cristo como muerto, ni centrar nuestra fe completamente en la Cruz. "�l no est� aqu�; �l ha resucitado."

VI. Su ascensi�n. "Del cielo." Por lo tanto, debe haber ido all�.

1. �l fue primero como nuestro precursor y nos asegur� el Esp�ritu.

2. Permanece en el cielo.

(1) Para prepararnos un lugar.

(2) Interceder.

(3) Observar los conflictos de Su Iglesia y librarlos.

3. �l est� all� con poder salvador: "Libera". En este momento est� dando a luz.

VII. Su segunda venida.

1. Cierto e incierto. Vendr�, pero cuando no lo sepamos.

2. De repente, como un ladr�n en la noche.

3. Para librar a su pueblo de la ira venidera. ( CH Spurgeon. )

El segundo advenimiento de Cristo

I. La certeza del advenimiento. De esto, seg�n las declaraciones ininterrumpidas del Nuevo Testamento, no hay sombra de duda; pero yo observar�a

1. El tiempo de la venida es una incertidumbre. Si examina algunas de las declaraciones con referencia a esa incertidumbre, encontrar� una declaraci�n en el Nuevo Testamento en cuanto a que esa venida es algo cercano. En la primera Ep�stola a los Tesalonicenses, el cap�tulo cuarto y el vers�culo quince, lees: �Porque esto os decimos por la Palabra del Se�or, que nosotros los que vivimos, y quedaremos hasta la venida del Se�or, No les impida que est�n dormidos.

�Mientras que en la segunda ep�stola, el segundo cap�tulo y el tercer vers�culo, se encuentra la declaraci�n que implica que esa venida no fue inmediata:� Nadie os enga�e de ninguna manera; una ca�da primero ". En la Ep�stola a los Hebreos encontrar� las mismas declaraciones aparentemente contradictorias. Luego, en el vers�culo s�ptimo del cap�tulo cuarto de la primera ep�stola de Pedro, dice: �El fin de todas las cosas se acerca.

Nuevamente, en el tercer cap�tulo, el vers�culo noveno, de la segunda ep�stola de Pedro, usted encuentra al ap�stol hablando de que el Se�or es �paciente para con nosotros, no queriendo que ninguno perezca�. Tienes el mismo aparente conflicto de declaraciones en las propias palabras de nuestro bendito Se�or. As�, en el cap�tulo veinticuatro de Mateo y el vers�culo treinta y cuatro, �l dice: "No pasar� esta generaci�n hasta que todas estas cosas se cumplan"; que parece insinuar un acercamiento cercano de la segunda venida.

Luego, en el vers�culo diecinueve del cap�tulo veinticinco, en la par�bola de los talentos: "Despu�s de mucho tiempo, viene el se�or de aquellos siervos y les cuenta". De nuevo, hay otra clase de declaraciones que afirman expresa y claramente que el tiempo de la segunda venida queda en la incertidumbre. As�, en el cap�tulo veinticuatro de Mateo y el vers�culo cuarenta y dos: �Velad, pues, porque no sab�is a qu� hora ha de venir vuestro Se�or.

"Y encuentras una declaraci�n a�n m�s notable en el Evangelio de San Marcos:" Pero de aquel d�a y aquella hora nadie sabe, ni aun, los �ngeles que est�n en el cielo, ni el Hijo, sino el Padre "; es decir, el Se�or Jes�s en Su naturaleza humana no conoc�a en ese momento el d�a de Su Segunda Venida. �Cu�l es, entonces, el resultado que la Palabra de Dios parece tener la intenci�n de producir con este aparente conflicto de declaraciones? Creo que el resultado que pretende producir es el siguiente: que debemos estar siempre atentos a la segunda venida de nuestro bendito Se�or.

Hay una tendencia en algunas mentes a anticipar esa venida, a afirmar y creer que esa venida est� a la mano. Los cristianos de Tesal�nica corr�an el peligro de dejar as� de lado los deberes temporales y descuidar las actuales llamadas de la vida, a fin de estar preparados para lo que esperaban de inmediato. Hay una tendencia en otras mentes a aplazar y posponer ese d�a, a pensar que es seguro que no ocurrir� pronto; y as� vivir una vida indolente, ap�tica y comparativamente indiferente, en cuanto a ese gran objeto de nuestra esperanza.

Ahora bien, si leemos el Nuevo Testamento correctamente, y si recibimos la impresi�n que estos diversos pasajes pretenden dejar en nuestras mentes, con referencia a la certeza del hecho y la incertidumbre de la venida, creo que el efecto producido ser� sea ??para hacernos sentir que la venida del Se�or, aunque incierta en cualquier momento, es posible en cualquier momento. Producir� ese estado de expectativa, y ese estado de preparaci�n y deseo con referencia a �l, en el que nuestro Se�or considera que es la condici�n m�s adecuada para que los esp�ritus de Su pueblo vivan y sean.

2.El gran objeto presentado. Dif�cilmente puedo leer sin emoci�n la anticipaci�n del primer advenimiento, por parte de los jud�os piadosos, que precedieron a ese advenimiento. Pero cu�nto m�s grandioso y sublime es el objeto de nuestra esperanza: la Segunda Venida; la venida del Se�or Jes�s, no en humillaci�n, sino en gloria; no en debilidad, sino en poder; no a sufrir, sino a reinar. Y cuando pensamos en todas las circunstancias concomitantes que est�n predichas: el rapto de los santos, el descenso del Se�or del cielo, el juicio, la atadura de Satan�s, la renovaci�n de esta tierra, y todas esas grandes escenas que producir� Su gloria, �qui�n puede mirar este gran objeto de nuestra esperanza sin sentir su esp�ritu sobrecogido y solemnizado?

II. La influencia que esta esperanza est� destinada a ejercer.

1. Santidad. �Todo aquel que tiene esta esperanza, se purifica a s� mismo, como �l tambi�n es puro�. Ahora bien, es imposible para una persona que vive en anticipaci�n diaria de la segunda venida de Jes�s, imposible para un creyente en Cristo cuya mente se vuelve constantemente hacia esa gloriosa aparici�n, hacer otra cosa que esforzarse por que su imagen moral sea conforme, como por mucho que sea, a la imagen moral de Aquel a quien espera; y que radica en la misma naturaleza esencial del hombre, que si con amor y fe sincera espera la venida del Se�or, debe procurar purificarse a s� mismo como su Se�or es puro.

2. Gratitud y amor. Hay una palabra muy enf�tica al final de nuestro texto, donde el Ap�stol dice que estamos esperando a Jes�s �que nos libr� de la ira venidera�. �Considere lo que es esa ira! �Qui�n es el que nos ha librado! Considere c�mo nos ha librado, no entregando alg�n rescate mercenario, sino entreg�ndose a s� mismo para sufrir y morir; y que es a trav�s de esta compra que Cristo ha pagado que ha logrado esta poderosa liberaci�n; y luego decir si la anticipaci�n de encontrarlo no debe producir, en la mente de quien tiene esta esperanza, un sincero sentimiento de gratitud y amor devoto hacia �l, a quien debe su salvaci�n y su gloria.

3. Infancia. Si un hombre vive en anticipaci�n del advenimiento de Cristo, es imposible que est� tan completamente inmerso en las preocupaciones, placeres y negocios de este mundo, como es el caso de demasiados cristianos profesantes. Si tuvi�ramos la certeza de que la venida del Se�or est� cerca, �alg�n cristiano se sentir�a indebidamente engre�do con las cosas del mundo? No. "Usa el mundo y no abuses de �l". ( E. Bayley, MA )

Esperando la segunda venida de Cristo

Una vez, un ministro entr� en una antigua casa de beneficencia, de la cual una pareja de ancianos eran los internos. Junto a una mesita redonda, frente al fuego, estaba sentado el marido, demasiado paralizado para moverse a su entrada, y con el sombrero en la cabeza para protegerse de las r�fagas de viento que se colaban por su morada resquebrajada. Su zapato de madera golpeaba el suelo sin cesar, siguiendo el ritmo del temblor de su cuerpo tembloroso; y, como estaba muy sordo, su visitante le grit� al o�do: �Bueno, �qu� est�s haciendo? Esperando, se�or.

" "�Para qu�? Por la aparici�n de mi Se�or ". "�Y qu� te hace desear su aparici�n?" �Porque espero grandes cosas entonces. �l ha prometido una corona de justicia a todos los que aman su venida �. Se hicieron algunas preguntas m�s sobre el fundamento de su esperanza, cuando lentamente se puso las gafas y, volviendo las hojas de la Biblia grande que ya estaba abierta ante �l, se�al� el texto: �Por tanto, siendo justificado por la fe , tenemos paz con Dios �. ( Capucha EP. )

El gran libertador

I. Nuestro peligro, "Ira".

1. Merecido.

2. Destructivo.

3. Terrible.

4. Inevitable.

5. "Por venir".

II. Nuestro Libertador, "Jes�s". Entr� en la terrible brecha, tom� nuestro lugar, fue "magullado por nuestras iniquidades". Por tanto, su liberaci�n fue:

1. Honorable.

2. Costoso.

3. Vicariamente efectuado.

4. Genial:

(1) Salva de la tristeza indecible.

(2) Conduce a la gloria indecible.

5. Completo en su naturaleza.

6. Libre en sus d�divas.

7. Eterno en su duraci�n.

8. Para toda la raza en sus prop�sitos. ( T. Kelly. )

La venida del redentor

I. La ira a la que fuimos expuestos antes de nuestra liberaci�n.

II. Nuestra liberaci�n. Por amor a nosotros, Cristo asumi� nuestra naturaleza, se puso bajo nuestra maldici�n. Por esto nos rescata.

III. La prueba de que nuestra compra total de la ira est� pagada. Su resurrecci�n.

IV. La futura venida de Cristo. Es cierto, incluso si se retrasa, por lo que no debemos impacientarnos, sino esperarlo. Conclusi�n:

1. Sea agradecido por su redenci�n.

2. No se preocupe porque no est� liberado de los males presentes.

3. Cumplir con paciencia todos los deberes presentes y esperar la venida del Se�or del cielo. ( Dr. Belfrage. )

Diferentes tipos de creyentes

Parece notable que San Pablo deber�a hacer que la esencia del evangelio consistiera aqu�, no en la fe en Cristo o en tomar Su cruz, sino en la esperanza de Su venida de nuevo. Sin embargo, tal era la fe de la Iglesia de Tesal�nica, tal es el tono y el esp�ritu de esta ep�stola. Ni en la �poca apost�lica ni en la nuestra, podemos reducir a todos al mismo tipo. Un aspecto del evangelio es m�s externo, otro m�s interno; uno parece conectarse con la vida de Cristo, otro con su muerte; uno con Su nacimiento, otro con Su venida de nuevo.

Si no insistimos en determinar los tiempos y las estaciones, o en saber c�mo, todos estos diferentes caminos pueden llevarnos dentro del velo. La fe de los tiempos modernos abarca muchas partes o verdades; sin embargo, permitimos que los hombres, de acuerdo con su car�cter individual, se detengan en esta verdad, o en la que sea m�s peculiarmente apropiada a su naturaleza. La fe de la Iglesia primitiva era m�s simple y progresiva, deteni�ndose de la misma manera en una verdad particular que las circunstancias del mundo o de la Iglesia les tra�an. ( Prof. Jowett. )

Esperando

La figura es de un centinela, que de noche camina hacia atr�s y hacia adelante, y est� cansado y desfallecido, y anhela descansar, y espera ansiosamente la ma�ana, cuando el guardia ser� relevado. O es del vigilante de los enfermos, que pasa la noche fatigado en la habitaci�n del enfermo, donde el tic-tac del reloj y el gemido del enfermo se alternan y miden las largas horas, y mira, como asoma tras estrella sobre el horizonte. , para que aparezca la estrella de la ma�ana. ( HW Beecher. )

Los creyentes siguieron esperando hasta la muerte para que los hombres pudieran ser testigos de su piedad.

A veces, el sol parece colgar durante media hora en el horizonte, solo para mostrar lo glorioso que puede ser. El d�a ha terminado; se acab� el fervor del resplandor, y el sol cuelga dorado - no, m�s rojo que el oro - en el oeste, haciendo que todo parezca indescriptiblemente bello, con la rica refulgencia que arroja por todos lados. As� que Dios parece dejar que algunas personas, cuando su deber en este mundo haya terminado, cuelguen en el oeste, para que los hombres las miren y vean lo hermosas que son. �Hay algunos colgando en el oeste ahora! ( HW Beecher. )

Esperando con gozo a Cristo

Fue una anciana que dijo: ��No es un Salvador precioso? �tan grande y bueno, y dispuesto a salvarnos a todos los pobres pecadores! " Estaba acostada en una cama dura en la l�gubre enfermer�a de un asilo; y el poder de la fe y el amor para crear una felicidad independiente de las circunstancias sali� con una fuerza casi sorprendente en su respuesta a la pregunta: "�Entonces lo conoces y lo amas?" "S�; Lo conozco y lo amo: Su presencia hace de esta habitaci�n un cielo.

Si amontonaras mi cama con oro y plata �, agreg�; �Y si pudieras darme el carruaje y los caballos de la reina, y su palacio y su jard�n, y todas sus hermosas flores, y salud y fuerza para disfrutarlo todo, no los tomar�a, si me impidieran ir a casa a mi Salvador. Hablan de los dolores de la muerte: �qu� ser�n para m�? Solo me apurar�n al cielo y a Jes�s ". Liberado de la ira venidera : -

I. La espantosa destrucci�n a la que se hace referencia.

1. La verdadera imposici�n del desagrado Divino ( Salmo 11:6 ). Excluir&mdash

(1) Del cielo.

(2) De Dios.

(3) En miserias.

(4) Y tormentos.

2. Esta ira respetar� cuerpo y alma ( Mateo 10:28 ).

3. Esta intensa furia de ira vendr� ( Romanos 2:5 ).

4. Este castigo ser� eterno ( Marco 9:44 ).

II. Una bendita liberaci�n declarada.

1. De la sentencia de ira ( Romanos 8:1 ).

2. De la idoneidad a esta ira ( Romanos 6:14 ).

3. De los sombr�os presagios de ira ( 1 Juan 4:18 ).

4. De la posibilidad de ira ( Colosenses 3:3 ).

III. El glorioso libertador anunci�, incluso Jes�s.

1. Meritoriamente por Jesucristo ( Colosenses 1:14 );

2. Instrumentalmente por Su Palabra ( Juan 8:32 );

3. Eficientemente por Su Esp�ritu ( Romanos 8:14 );

4. Dios nos librar� personal y eternamente ( 2 Timoteo 4:8 ). ( TB Baker. )

La ira por venir

Los hombres en estos tiempos parecen no estar dispuestos a o�r hablar de castigos futuros. Infierno ya no es una palabra para o�dos educados. Hablan como si �cierta clase de predicadores� hubiera inventado el infierno y lo mantuviera encendido para hacer cumplir sus preceptos. Estuve en N�poles en 1884, el a�o en que el c�lera fue una epidemia. Los napolitanos acusaron a los m�dicos de traer el c�lera. Los m�dicos lo predijeron; le dijeron a la gente que, a menos que limpiaran su ciudad, vendr�a el azote.

Establecieron reglas y dieron advertencias. Entonces, cuando lleg� el c�lera, la gente pens� que los m�dicos lo trajeron para intimidarlos para que se lavaran y mantuvieran limpios sus patios traseros, por lo que arrojaron piedras a los m�dicos y los sacaron de la ciudad. Estos m�dicos hab�an llegado a arriesgar sus vidas por las personas ingratas que los rechazaron. Por lo tanto, cuando los predicadores comienzan a hablar del flagelo que seguir� al pecado, la gente, es decir, algunos de ellos, comienza a pensar que los predicadores son de alguna manera responsables de este flagelo.

Los predicadores son atacados como crueles, fan�ticos, atrasados ??y todo eso. Nuestro Se�or es M�dico. �l vino y ya encontr� aqu� la enfermedad del pecado y sus fatales consecuencias. No los trajo. Dej� Su hogar para mejorar las condiciones sanitarias de este mundo, para limpiar su inmundicia. Y para inducir a los hombres a someterse a Su tratamiento, les advierte que huyan de la ira venidera. ( RS Barrett. )

La ira por venir

El tema m�s delicioso y alentador en el que un pecador puede fijar sus pensamientos es la misericordia desbordante de un Dios ofendido; pero tambi�n a menudo estar� pensando en la terrible justicia del Ser de quien la ha recibido, y el temor de esa ira de la que lo ha rescatado. As�, el anhelo por la venida del Salvador y la expectativa del cielo estar�n siempre conectados con el recuerdo del peligro que se escap� y la ira en que se incurri�.

I. La ira de la que habla el ap�stol.

1. Es la ira divina. No la ira de una criatura cuyo poder es limitado y cuya duraci�n es finita, sino el disgusto de Aquel que llena el cielo y la tierra con Su poder y la eternidad con Su existencia.

2. Es ira sin mezcla; es decir, juicio sin piedad, justicia sin la m�s m�nima mezcla de bondad. �Beber�n del vino de la ira de Dios, que es derramado sin mezcla en la copa de su indignaci�n�.

3. Es ira provocada. No fue la herencia original del hombre. El que nos hizo, nos ama; �l nos visita cada hora con bondad, y nos env�a en su Evangelio las ofertas de reconciliaci�n m�s libres y llenas de gracia. Pero si rechazamos una salvaci�n que le cost� la sangre de su Hijo, lo provocamos a ira y provocamos su ira.

4. Es ira acumulada. Cada acto repetido de pecado lo aumenta y agravar� nuestra miseria en la eternidad. "Seg�n tu dureza y tu coraz�n impenitente", dice San Pablo, "atesoras para ti mismo la ira para el d�a de la ira y la revelaci�n del justo juicio de Dios".

5. Es ira futura. "La ira que vendr�", y cuando la hayamos soportado millones de edades, seguir� siendo "la ira que vendr�", no m�s cerca de un final de lo que estaba al principio, ni m�s f�cil de soportar. Es la ira eterna, duradera como la santidad de Aquel que la inflige y la culpa del pecador que la soporta.

II. La v�a de escape de esta ira. El Ap�stol habla de algunos que realmente se han escapado de ella.

1. La liberaci�n de ella es inmerecida. Es cierto que quienes lo han recibido son un pueblo que �se ha apartado de los �dolos para servir al Dios vivo y verdadero�; pero, �qu� los llev� a elegir Su servicio? Sin amor natural. Fue el poder de la Palabra, acompa�ado por el Esp�ritu Santo, lo que los convirti�. La liberaci�n, por lo tanto, no la merec�an, sino que se deb�a a la gracia libre y distintiva del mismo Dios a quien hab�an desafiado y odiado durante mucho tiempo.

2. Aunque inmerecido, es liberaci�n completa. "La ira venidera" nunca podr� tocar a aquellos "cuyas iniquidades son perdonadas y cuyos pecados est�n cubiertos". Est�n tan perfectamente librados de la ira como si hubiera dejado de arder o hubieran dejado de merecerlo.

3. Por tanto, la liberaci�n es una liberaci�n eterna. La salvaci�n de todos los creyentes en Jes�s es una salvaci�n eterna, haciendo una separaci�n final entre ellos y toda posibilidad de condenaci�n.

4. El autor de esta liberaci�n. "Incluso Jes�s". Es cierto que el hombre no puede ser su propio libertador. "Nadie puede redimir a su hermano, ni dar a Dios rescate por �l". Tampoco pueden los �ngeles, aunque "sobresalen en fuerza", ayudarlo. El Hijo eterno, part�cipe de la propia omnipotencia del Padre, se propuso como Mediador entre el cielo y la tierra y apres� la espada de la justicia.

��l llev� nuestros pecados en Su propio cuerpo sobre el madero�. Y ahora, como consecuencia de su obediencia hasta la muerte, "todos los que creen en �l son justificados de todas las cosas"; su propensi�n al castigo ha sido eliminada y eliminada para siempre; han "pasado de muerte a vida". De modo que cuando �el Se�or Jes�s sea revelado desde el cielo�, levantar�n la cabeza con gozo y gritar�n: ��He aqu�! este es nuestro Dios; lo hemos esperado y �l nos salvar�. Este es el Se�or; lo hemos esperado; �nos alegraremos y nos regocijaremos en su salvaci�n! " ( C. Bradley, MA )

La ira - principio

El Dr. Watts ha dejado constancia del hecho de que de todos los que han sido guiados a una fe salvadora bajo su ministerio, s�lo pod�a recordar a uno que hab�a sido despertado por primera vez por los atributos amables del car�cter divino. Todos los dem�s se despertaron primero por el miedo a la ira Divina. "El amor de Dios", dijo, "hab�a sido el poder persuasivo, pero la ira de Dios hab�a sido el poder del despertar". La misma sucesi�n de convicciones en el orden del tiempo es confirmada por la historia de conversiones en los grandes avivamientos del pasado.

Antes de que los hombres descubran en su poder salvador que "Dios es amor", descubren en su poder condenador que "Dios es fuego consumidor". El Dr. Bushnell ha expresado este hecho de manera incisiva. Dice: �Una de las cosas m�s necesarias en el recobro de los hombres para Dios es esto mismo: una manifestaci�n m�s decisiva del principio de la ira. La intimidaci�n es el primer medio de gracia. Ninguna mente mala es detenida por el amor y la belleza hasta el momento en que se opone a la maldad y adopta formas de pensar.

Y nada puede ser tan eficaz para esto como una clara aprehensi�n de 'la ira venidera' �. Por supuesto, hay excepciones a esta regla. Wilberforce registra que nunca experiment� una sensaci�n de ira divina hasta despu�s de que el amor de Cristo lo persuadi� al arrepentimiento. Pero tales casos no son relativamente numerosos en las historias de conversi�n.

Información bibliográfica
Exell, Joseph S. "Comentario sobre "1 Thessalonians 1". El Ilustrador Bíblico. https://beta.studylight.org/commentaries/spa/tbi/1-thessalonians-1.html. 1905-1909. Nueva York.
 
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