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Bible Commentaries
2 Crónicas 29

El Ilustrador BíblicoEl Ilustrador Bíblico

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Versículos 1-11

Ezequ�as comenz� a reinar.

La reforma de Ezequ�as

El entorno de Ezequ�as en su juventud parece, a primera vista, haber sido desfavorable en extremo. Era hijo de un padre depravado. Creci� en una corte corrupta. Los buenos reyes y los malos se suceden en una sucesi�n muy il�gica. Debe ser que hay un poder de acci�n propia en el centro de cada vida personal. Aferr�monos tambi�n a la creencia de que, por vastas que sean las desigualdades morales de las vidas humanas, el Creador no permite que ninguna vida est� desprovista por completo de influencias de gracia.

En el caso de Ezequ�as, al menos, no podemos tener ninguna duda de que tales influencias estuvieron presentes. No es extra�o creer que su madre, presumiblemente la hija de Zacar�as, el fiel profeta de la �poca del rey Uz�as, fuera una mujer de car�cter devoto. A la crianza amorosa de una madre se a�adi� el consejo fiel de hombres piadosos. Los gigantes morales viv�an en esos d�as. Micah estaba profetizando, Nahum estaba a punto de comenzar su trabajo.

Durante toda la vida de Ezequ�as, Isa�as estuvo desempe�ando su cargo en Jerusal�n. La tradici�n dice que fue el tutor de Ezequ�as; no cabe duda de que fue su fiel consejero. Repulsado por el padre, naturalmente se volver�a con mayor seriedad hacia el hijo. Pero todo esto toca s�lo el c�rculo exterior de las influencias de gracia que rodearon a Ezequ�as. Se ha dicho, y hay un mundo de verdad en el dicho, que m�s de la mitad del medio ambiente de cualquier hombre es Dios.

El Dios que no est� lejos de cada uno de nosotros estaba cerca del joven pr�ncipe en la capital corrupta de Jud�. Tenemos buenas razones para creer que Ezequ�as no hab�a dejado de responder a sus impulsos celestiales. Un trabajo iniciado tan r�pidamente despu�s de su ascenso al trono debe haber sido premeditado. Debemos suponer que Ezequ�as hab�a vivido una vida reflexiva. El car�cter de la obra a la que se dirigi� el rey merece atenci�n.

Fue un trabajo radical. Por grande que fuera el peligro al que estaba expuesto el reino de un ataque externo, por grande que fuera su falta de solidez moral, Ezequ�as vio que todos sus problemas ten�an sus ra�ces en la impiedad. El esfuerzo inicial del rey al "abrir las puertas de la casa del Se�or" fue, probablemente, m�s filos�fico de lo que �l mismo se dio cuenta. La reverencia a Dios es la base de todo lo que es digno de confianza en el car�cter privado y de todo lo que perdura en el orden p�blico.

La reforma de Ezequ�as tambi�n fue de naturaleza positiva. No se dirigi� principalmente al exterminio de la idolatr�a, sino al desarrollo de una fe genuina. Por su propia voluntad, el pueblo sali� a "romper en pedazos" los emblemas de la idolatr�a. Cuando Dios desea regenerar el alma, no arranca de ra�z los afectos pecaminosos, implanta el amor por s� mismo. El de Ezequ�as fue un trabajo minucioso.

La burlona acusaci�n de antiliberalidad no pod�a arrancarle la m�s m�nima concesi�n a las falsas religiones de otras tierras. No s�lo la imagen y la �arboleda�, el pilar o �rbol sagrado de Astart�, deb�an ser talados, sino que tambi�n deb�a destruirse la adoraci�n de los �lugares altos�. De Asa y Josafat se nos dice que lo hicieron y que no interfirieron con esta forma de adoraci�n. Probablemente destruyeron los santuarios que se hab�an vuelto abiertamente id�latras y permitieron que los dem�s se quedaran.

Pero Ezequ�as adopt� medidas extremas. La serpiente de bronce moldeada por Mois�s en el desierto, y a�n conservada, el pueblo la miraba con supersticiosa veneraci�n. Ezequ�as declar� que la imagen era como cualquier otra �pieza de bronce� y la rompi� en pedazos. Ezequ�as no consentir�a que incluso los g�rmenes de la idolatr�a permanecieran en la tierra. �Cu�n dif�cil fue la misi�n a la que se comprometi� as� Ezequ�as! En el modo de proceder adoptado por Ezequ�as para llevar a cabo su reforma, hay ciertas cosas dignas de menci�n.

1. Es particularmente gratificante observar que actu� con prontitud. La suerte estaba echada. En el primer mes de su reinado, Ezequ�as, como Abraham, quien, cuando se le pidi� que ofreciera a Isaac, �se levant� temprano por la ma�ana y fue al lugar que Dios le hab�a dicho�, fue prudente al no permitirse tiempo para dudar. La demora nunca suaviza los aspectos duros del deber ni disminuye sus dificultades. Para comprometerse al servicio de Cristo, ning�n otro momento es tan favorable como el primer a�o, el primer mes, el primer d�a de la entrada a una nueva clase o per�odo de vida.

2. Es instructivo notar que Ezequ�as particip� personalmente en la obra de reforma. No se lo confi� todo a los subalternos.

3. Merece una menci�n especial el hecho de que en la persecuci�n de su pol�tica, Ezequ�as se bas� principalmente en influencias morales. Podr�a haberlo obligado, pero prefiri� persuadir. En esto mostr� la mayor sabidur�a. Para que la reforma sea real, se debe alistar el coraz�n de la gente. Finalmente, estamos preparados para preguntar qu� resultados obtuvieron los esfuerzos decididos del rey.

El resultado inmediato fue de lo m�s gratificante y maravilloso. Los oficiales de la religi�n respondieron: los sacerdotes con cierta lentitud, pero los levitas con todo su coraz�n. La gente hizo lo mismo. La naci�n sinti� hasta sus l�mites m�ximos la emoci�n el�ctrica de una nueva vida. La cruzada contra la idolatr�a se fortaleci� en todo el reino, y tuvo �xito �una explosi�n de primavera�, como la llama bellamente Dean Stanley.

"La cosa se hizo de repente", dice el registro. Pero, �no ocurre lo mismo con casi todas las reformas exitosas? Aquellos que defienden una causa justa tienen al menos dos excelentes razones para verla con m�s esperanza de la que justifican las apariencias externas. Algo en todo ser moral est� en alianza secreta con la verdad y la justicia. La segunda raz�n es a�n m�s fuerte; es aquello por lo que el historiador sagrado explica el �xito de Ezequ�as: �El Se�or hab�a preparado al pueblo.

�Podemos contar con confianza en el cuidado de Dios sobre cualquier obra suya. A la obra reformadora del rey Ezequ�as debe atribuirse un resultado a�n m�s imponente, aunque ciertamente no m�s importante. Liber� al reino del sur del terrible peligro por el que el reino del norte hab�a sido abrumado. �No es doloroso tener que a�adir que incluso una reforma tan profunda como �sta no result� duradera? Algunas personas, sin duda, se mantuvieron firmes, pero la mayor�a se apart�. ( TS Barbour .)

Ezequ�as, el buen rey

I. El buen comienzo de Ezequ�as.

1. Correcto en la vida (vers�culo 2).

2. R�pido en acci�n (vers�culo 8).

3. Santo en influencia (vers�culo 5).

II. La triste confesi�n de Ezequ�as.

1. El Se�or abandonado (vers�culo 6).

2. El santuario abandonado (vers�culo 7).

3. La pena incurrida (vers�culo 8).

III. El sabio llamamiento de Ezequ�as.

1. Hacer un pacto (vers�culo 10).

2. Para evitar la ira (vers�culo 10).

3. Cumplir con el deber (vers�culo 11). ( Horarios de la escuela dominical ).

La reforma de Ezequ�as

La mejor manera de establecer un reino es establecer la religi�n del mismo, comenzar a reinar reformando. La reforma de Ezequ�as prosigui� con paso y paso verdaderos, porque comenz� primero con el templo y el ministerio. No es m�s que prudencia cristiana limpiar el manantial si queremos que el arroyo est� limpio; mirar a la casa de Dios, y aquellos que deben dispensar Su Palabra y ordenanzas si queremos que la gente se ponga en conformidad con �l. ( T. Manton, DD .)

Empezando bien

Un amigo, que est� profundamente interesado en trabajar para Cristo entre nuestros marineros, me dijo que al final de una reuni�n de oraci�n de la que �l hab�a sido el l�der, un joven marinero, que solo unas noches antes se hab�a convertido, se acerc�. a �l, y colocando una tarjeta en blanco ante �l, le pidi� que escribiera algunas palabras en ella, porque, como �l dijo, "Lo har�s m�s claramente que yo". "�Qu� debo escribir?" dijo mi amigo.

�Escriba estas palabras, se�or; 'Amo a Jes�s, �verdad?' �. Despu�s de escribirlas, mi amigo dijo:� Ahora debes decirme qu� vas a hacer con la tarjeta �. �l respondi�: �Me marcho ma�ana, y me temo que si no tomo una posici�n de inmediato, podr�a comenzar a avergonzarme de mi religi�n y dejar que se r�an de ella por completo. Ahora, tan pronto como suba a bordo, caminar� directamente a mi litera y clavar� esta tarjeta en ella, para que todos sepan que soy cristiano ".

La acci�n de Ezequ�as, el resultado de cavilaciones previas

La declaraci�n del vers�culo 8 puede tomarse como un resumen general de lo que sigue en detalle, pero este en�rgico discurso a los sacerdotes fue claramente uno de los primeros conjuntos del nuevo rey. Sin duda, su prop�sito hab�a crecido lentamente mientras su padre se enfrentaba al cielo con su man�a por los �dolos. Una acci�n tan decisiva y r�pida no se produce sin una cavilaci�n previa y prolongada. Los fuegos ocultos se acumulan lentamente en el cr�ter silencioso, por muy r�pido que estallen al fin. ( A. Maclaren, DD .)

Tomando la posici�n correcta al principio

Nunca podemos comenzar las cosas buenas demasiado pronto, y cuando llegamos a nuevas posiciones, siempre es prudencia y valent�a mostrar nuestros colores de manera inconfundible desde el principio. Muchos j�venes, lanzados entre nuevas asociaciones, se han arruinado por comenzar con una timidez contempor�nea. Es m�s f�cil adoptar la posici�n correcta al principio que cambiar a ella despu�s. Ezequ�as podr�a haber sido excusado si hubiera pensado que el lamentable estado de los asuntos pol�ticos dejado por Acaz necesitaba su primera atenci�n.

Edomitas al oriente, filisteos al occidente y al sur, sirios y asirios al norte, lo rodearon como abejas, y la prudencia mundana habr�a dicho: Cuida de estos enemigos hoy, y del templo ma�ana. �l era m�s sabio que eso, sabiendo que estos eran efectos de la corrupci�n religiosa, y por eso fue en ese primer momento. Es in�til tratar de enmendar la fortuna de una naci�n a menos que se enmiende su moral y religi�n.

Y hay algunas cosas que es mejor hacer r�pidamente, tanto en la vida individual como en la nacional. Dejar los malos h�bitos poco a poco no es esperanzador. Lo �nico que se puede hacer es romper con ellos por completo y de una vez. Un golpe fuerte y r�pido, justo en el coraz�n, mata a la bestia salvaje. Cortes m�s leves pueden hacer que se desangre, pero es posible que te mate a ti primero. El estado existente era innegablemente pecaminoso. No hubo necesidad de deliberar sobre eso.

Por tanto, no hab�a motivo para retrasarlo. Aprendamos la lecci�n de que, donde la conciencia no tiene dudas, no debemos perder el tiempo. "Me apresur� y no tard� en guardar tu mandamiento". ( A. Maclaren, DD )

Hizo entrar a los sacerdotes y a los levitas y los reuni�.

Se necesita cooperaci�n

Nadie es tan fuerte que no necesite ayuda para llevar a cabo sus planes de reforma. El jefe de una naci�n o de un estado debe contar con la cooperaci�n de muchos, si quiere corregir los abusos y promover un mejor estado de cosas en la administraci�n de su gobierno. Un pastor debe buscar la ayuda de los l�deres de su pueblo para tratar de elevar el est�ndar de su iglesia. Un superintendente no puede llevar su escuela a un punto m�s alto que aqu�l al que primero puede llevar a sus maestros.

El jefe de un establecimiento comercial, que se niega a dar consejos sabios a los que est�n justo debajo de �l, encuentra la falta de ellos en todos los departamentos que supervisa. El verdadero m�todo de elevar a las masas es elevar a los l�deres de las masas. ( H. Clay Trumbull .)

Versículo 5

Santificaos ahora y santificad la casa del Se�or Dios de vuestros padres.

Consagraci�n personal

I. �Qu� implica esta dedicaci�n personal? Tom�s de Aquino hizo tres tipos de bautismo: Sanguinis, fluminis, fiaminis: �la sangre, el diluvio, el fuego! Por el arrepentimiento y la fe en la expiaci�n de Cristo, el pecador es salvo, y por el bautismo en agua es recibido en la Iglesia visible. Pero, para estar completamente preparado para la obra del Maestro, debe haber el bautismo del Esp�ritu Santo y de fuego. El objetivo del cristianismo es llevarnos de lo material a lo espiritual; de lo instrumental y accidental a lo absoluto y eterno.

Esta casa es un instrumento al servicio de Dios. Su mejor consagraci�n es la consagraci�n de sus ocupantes, y esto se logra mediante la obra radical del Esp�ritu Santo. La lengua del predicador, la pluma del autor, los labios del cantante, los dedos del m�sico y el pincel del pintor, son servidores de un prop�sito rector: canales a trav�s de los cuales el pensamiento y el sentimiento, el genio y la cultura, expresarse.

Si el alma que controla estos instrumentos se consagra, entonces son santificados. As� como el maravilloso r�o del que leemos en la antigua f�bula convert�a en oro la misma arena que lavaban sus corrientes, as� la fuente de un coraz�n santo, derramando su enriquecedor torrente en habla y esfuerzo, dignifica el empleo o entorno m�s humilde. Con este esp�ritu de consagraci�n entra y ocupa este santuario, y har�s el lugar, en verdad, santo.

II. �Cu�les son los frutos de esta consagraci�n radical, cordial y permanente? El pueblo, gracias a este esp�ritu de alta consagraci�n, se libera de la esclavitud de los puntos de vista bajos y falsos que prevalecen en los c�rculos mundanos. Y, finalmente, si prevalece el esp�ritu puro y santo de la auto-dedicaci�n, as� delineado, seguramente seguir�n avivamientos genuinos de la religi�n, se ver� un crecimiento saludable en la actividad, el amor y la liberalidad, y se fomentar� la verdadera unidad cristiana entre todos. que aman de verdad a nuestro Se�or Jesucristo. ( Prof. E . P. Thwing ).

La reforma debe ser completa

Una reforma que valga mucho debe ser completa. El trabajo a mitad de camino en esta l�nea tiene poco valor. Una y otra vez los reyes de Jud�, cuando barrieron toda adoraci�n de �dolos, dejaron intactos los lugares altos donde Jehov� era sacrificado irregularmente; y, debido a su fracaso en completar, su gente r�pidamente volvi� a la idolatr�a grosera. As� en todos los intentos parciales de reforma. El hombre que se propone dejar la bebida, el juego, la blasfemia o los cursos deshonestos, sin entregarse por completo al Se�or, no es probable que tenga �xito ni siquiera en la medida de sus intentos.

Y es con la casa del Se�or como con las personas. A menos que sea totalmente del Se�or, no le honra mucho. H se utiliza con fines religiosos los domingos y para conciertos, ferias, conferencias y espect�culos durante la semana; o si parte de �l es para una casa de culto y parte para tiendas de comercio, es en el mejor de los casos un santuario del que se abusa mucho. "Saca la inmundicia del lugar santo". ( H. Clay Trumbull. )

Versículo 8

Por tanto . .. el Se�or . ... los ha entregado para ser sacudidos de un lado a otro, para que sean un asombro y un silbido, como veis con vuestros ojos.

Los resultados del pecado

Es m�s f�cil ver que prever los resultados del pecado. Si un joven no prev� los resultados de una vida intemperante o licenciosa, quienes lo observen ver�n, tarde o temprano, con sus ojos lo peor de lo que fue advertido. Si un hombre de negocios no prev� los resultados de un proceder deshonesto, otros lo ver�n, poco a poco, en su car�cter y reputaci�n. El futuro parece justo para la mayor�a de los malhechores al comienzo de su carrera.

Es una l�stima que no consideren m�s com�nmente al principio qu� sacudidas de un lado a otro, qu� asombro, qu� silbido, seguramente ser�n entregadas a la vista de quienes las miran, si contin�an en el camino que ahora se abre atractivamente ante ellos. ( H. Clay Trumbull. )

Versículo 10

Ahora est� en mi coraz�n hacer un pacto con el Se�or Dios de Israel.

El mejor pacto

I. �Qu� se entiende por hacer �un pacto con el Se�or�? En nuestros d�as significa ese compromiso misericordioso de parte de Dios para otorgar al hombre el mismo favor que �l necesita supremamente, y en los t�rminos del propio orden de Dios; y por parte del hombre, su aceptaci�n de estos t�rminos, seg�n la exhortaci�n apost�lica: "Reconciliaos con Dios". Est� impl�cito por parte del hombre:

1. La convicci�n de

(1) el hecho,

(2) la locura, y

(3) el pecado de estar fuera del pacto con Dios.

2. El abandono voluntario y total de cualquier otro pacto bajo el cual el alma ha sido esclavizada.

3. Una recepci�n cordial de los t�rminos en los que se puede hacer un pacto con Dios.

II. �Qu� consejo y direcci�n podemos ofrecer a aquellos que tienen en su coraz�n hacer un �pacto con el Se�or�?

1. No se conforme con s�lo tenerlo en su coraz�n.

2. Deje que los errores pasados ??que ha cometido al confiar en su propio coraz�n lo pongan en guardia para no confiar en ellos en el futuro.

3. Si haces un pacto con el Se�or, decide que sea perpetuo. ( John Lewis .)

El uso del pacto con Dios

Un hombre verdaderamente piadoso no se contentar� con servir a Dios en su armario. Ejercer� su influencia para que otros tambi�n se sientan comprometidos con su deber. Tenemos un ejemplo noble ante nosotros en la conducta de Ezequ�as.

I. Demostrar cuando tengamos motivos para comprender que la ira de Dios se ha encendido contra nosotros.

1. Cuando nuestros pecados se multiplican contra �l.

2. Cuando sus juicios se multipliquen sobre nosotros.

II. Se�ale los mejores medios para evitar Su ira.

1. Arrepentimiento y fe.

2. Dedicarnos a Dios en el pacto perpetuo.

3. Bajo la dispensaci�n del Antiguo Testamento, los pactos fueron juzgados aceptables para Dios. (Asa, 2 Cr�nicas 15:12 ; Josiah, 2 Reyes 23:3 )

4. Isa�as y Jerem�as hablan de la realizaci�n de tales convenios como caracter�stica de los tiempos del evangelio ( Isa�as 44:5 ; Jeremias 1:4 ).

5. Pablo elogia a los macedonios ( 2 Corintios 8:5 ); y recomienda una pr�ctica similar a todos los cristianos ( Romanos 12:1 ).

6. Ezequ�as supuso manifiestamente que Dios lo aceptar�a en este deber.

III. Te insto a que los adoptes.

1. No hay tiempo para demoras.

2. Si descuidamos este deber, no podemos esperar escapar de la ira de Dios.

3. Si nos comprometemos de todo coraz�n con este deber, no tenemos nada que temer. ( Esqueletos de sermones .)

Versículo 11

Porque el Se�or te ha elegido para que est�s delante de �l y le sirvas.

Servicio divino

I. Algunas personas pueden preguntar: ��Por qu� debemos servir a Dios? �No parece que se preocupara por nosotros? Admitimos que en lo que respecta a las apariencias externas, parece como si este gran universo fuera algo as� como una m�quina bien regulada con Dios como el ingeniero invisible. Cuando un ser humano, hombre, mujer o ni�o, va en contra de las leyes de esta gran m�quina, Dios no lo detiene, como lo har�a un mec�nico humano con su motor. El creyente cristiano a veces se pregunta por qu� Dios no interfiere en alguna emergencia cr�tica; pero �los que somos como criaturas de un d�a, �expresaremos alguna duda sobre la sabidur�a de Dios?

II. Perm�tanme decirles algunas palabras a los que ahora sirven a Dios.

1. Sea alegre en su servicio.

2. Que su servicio sea puro y desinteresado. Un hombre que hab�a estado ayudando en un buen trabajo durante unos meses, con un grito de descontento dijo: "No volver� m�s porque nadie me agradece nunca". �Necesitan la violeta, la rosa o el sol gracias por dar belleza, perfume y luz? La mejor recompensa de un buen servicio est� en el coraz�n del servidor. Un hombre que se dedica al servicio Divino por motivos ego�stas es como un p�jaro encadenado. El p�jaro podr�a volar hacia la b�veda de aquel cielo azul; pero tiene una piedra atada a su pierna. Tu ego�smo es una piedra que pone grilletes a tu utilidad.

3. Deje que su servicio sea continuo.

III. Perm�tanme hablarles a aquellos que no tienen ninguna esperanza de llegar a ser siervos de Dios. Dios te conoce y se preocupa por ti. ( W. Birch .)

Diligencia y esfuerzo en el ministerio cristiano

Esforc�monos ...

I. Para explicar el consejo de Ezequ�as a los sacerdotes y levitas: "no sean ahora negligentes". Esto a veces se traduce: "no os enga��is ahora". Esto transmite la idea de que nunca somos m�s propensos a imponernos a nosotros mismos que cuando somos negligentes en el deber, porque imaginamos en vano que Dios no ser� estricto para se�alar contra nosotros lo que es tan natural y tan agradable para el coraz�n depravado del hombre. Implica una antigua deficiencia en el desempe�o del deber. Este consejo fue ...

1. M�s necesario.

2. Muy importante y �til

3. Curiosamente razonable.

II. Considerar algunos motivos para su ejecuci�n.

1. Si actuamos de acuerdo con el designio de Dios en el nombramiento del sagrado oficio del ministerio, usaremos la mayor diligencia en Su servicio.

2. El n�mero, la variedad, la dificultad y la importancia de los deberes relacionados con el oficio del ministerio requieren diligencia.

5. Coherencia con su car�cter profesado.

4. La brevedad e incertidumbre del tiempo asignado.

5. El sentido de responsabilidad. "Vosotros serv�s al Se�or Cristo". ( W. Schaw .)

El ministerio cristiano

I. Si bien todos los hijos de Dios est�n llamados a "servirle", hay un sentido especial en el que el ministro de Dios es "elegido para servirle".

1. Exteriormente es �elegido y llamado a esta obra por hombres a quienes se les ha dado autoridad p�blica� en la iglesia.

2. Es llevado interiormente a ella; porque declara que "piensa en su coraz�n que es verdaderamente llamado".

II. El objeto del oficio ministerial es la gloria de Dios en la salvaci�n de los pecadores.

III. Los medios por los que se logra este resultado son:

1. La predicaci�n del Evangelio.

(1) Fielmente.

(2) Audazmente.

(3) Afectuosamente.

2. El correcto desempe�o de sus deberes oficiales regulares, bautismo, matrimonio, etc.

3. Relaciones personales con su reba�o.

4. La coherencia de vida del ministro.

IV. La actitud del ministro es de peculiar dignidad; es "estar delante del Se�or". Exhortaci�n; "No seas negligente ahora".

1. En oraci�n.

2. En el estudio, se dice del Venerable Beda, que "nunca supo lo que era no hacer nada, y siempre encontr� dulce estar aprendiendo, ense�ando o escribiendo".

3. En trabajo de parto.

4. En conducta. ( FB Ashley. )

La compleja idea de la adoraci�n

Cometemos errores si suponemos que la adoraci�n es una mera nube, una espuma de sentimiento; es obra de todo tipo, abrir puertas y alumbrar l�mparas y barrer el piso, limpiar, preparar, ventilar, esperar a la gente y acogerla con alegr�a; y luego quema de incienso y levantamiento de la cruz, y grito de elocuencia atronadora y muda, y himno, dulce, gentil, tierna y oraci�n que golpea contra el cielo como artiller�a; todas estas cosas y muchas m�s est�n incluidas en la compleja idea. De alabanza.

Que cada hombre, por tanto, haga lo que pueda en este asunto, sabiendo que nadie trabaja en todo el ministerio de adoraci�n, sino que es un acto de cooperaci�n y combinaci�n, una parte que juega con otra parte, y cada uno se interrelaciona. entre s�, para constituir una suma total significativa de unidad, adaptaci�n, m�sica y homenaje. ( J. Parker, DD .)

Versículo 17

Ahora empezaron el primer d�a del primer mes

Un nuevo a�o en Jerusal�n

Dejenos considerar&mdash

I. El trabajo realizado ( 2 Cr�nicas 29:18 ). De ese modo se sugiere una gran obra de car�cter an�logo, como una obra que posiblemente se pueda realizar a principios de este a�o ( 1 Corintios 3:16 ).

II. C�mo sucedi� que se hizo y "se hizo de repente".

1. �Dios ha preparado al pueblo� ( 2 Cr�nicas 29:29 ).

2. Al hacerlo, hab�a hecho que los sacerdotes y los levitas fueran de gran utilidad ( 2 Cr�nicas 29:12 ).

3. El rey Ezequ�as influy� mucho en el esp�ritu de los sacerdotes, los levitas y el pueblo, como lo demuestra el car�cter de su discurso ( 2 Cr�nicas 29:5 ). Pero "hay otro rey, un Jes�s", que construye el templo del Se�or y lo limpia, a quien todos estamos invitados a mirar, y que "llevar� la gloria".

III. Algunos resultados inmediatos.

1. Un gran impulso dado al esp�ritu de adoraci�n ( 2 Cr�nicas 29:28 ).

2. Extensi�n de un esp�ritu de generosidad en relaci�n con la adoraci�n y el servicio del Se�or (vers�culo 35).

3. Gran alegr�a. �Y eso qu� valioso!

(1) En s� mismo.

(2) En relaci�n con la mejora moral, porque "el gozo del Se�or es tu fuerza".

(3) En relaci�n a las pruebas ( Hebreos 3:17 ).

(4) En relaci�n a la utilidad ( Salmo 51:12 ).

Versículo 27

Cuando comenz� el holocausto, comenz� tambi�n el c�ntico del Se�or.

Sacrificio y canto

Este cap�tulo contiene un relato breve y gr�fico de la gran reforma que llev� a cabo Ezequ�as al comienzo de su reinado. El texto es parte de ese relato.

I. Con qu� frecuencia se asocian estas dos cosas, el sacrificio y el canto, la abnegaci�n y el gozo. Vemos la uni�n en todas partes.

1. En el hogar. �Cu�ndo es el esposo o la esposa tan supremamente feliz como cuando, por alg�n acto de abnegaci�n, ha alegrado al otro? �Cu�ndo canta de alegr�a el coraz�n del padre? No cuando ha doblegado la obstinada voluntad del ni�o, sino cuando, mediante el sacrificio de alg�n lujo, ha alegrado a la peque�a alma en su cumplea�os.

2. En las mejores obras de ficci�n, es decir, las m�s fieles a la naturaleza humana que no recuerda al medio soberano que Tom Pinch, el pobre dependiente medio muerto de hambre, ocult� en un papel y puso en la mano de Martin Chuzzlewit en su despedida? �Y qui�n no ha envidiado el sentimiento de felicidad con el que regres� a su hogar desnudo y a su suerte?

3. En la vida de los siervos de Dios. Los memoriales de Robert y Mary Moffat muestran los sacrificios que tuvieron que hacer para llevar a cabo su trabajo en �frica. No dejan duda de que encontraron en ellos una alegr�a que los ego�stas y los lujosos buscan en vano.

4. En nuestras propias vidas todos lo hemos experimentado.

II. Est�n indisolublemente asociados, unidos en la naturaleza de las cosas. El hombre no puede tener el uno sin el otro. Que no haya sacrificio y no habr� canto, no habr� abnegaci�n y pronto no habr� alegr�a. Esa es una ley escrita ampliamente sobre la naturaleza humana, atestiguada por la m�s amplia experiencia y reconocida por Proverbios 11:24 .

Explica algunos de los que parecen ser los dichos m�s duros y las demandas m�s dif�ciles de nuestro Se�or, como, por ejemplo, Mateo 16:24 ; Juan 12:24 ; y Su pregunta planteada a los dos disc�pulos ambiciosos ( Marco 10:37 ).

La lecci�n es clara. Todos queremos la felicidad, para que nuestro gozo sea pleno. Pero no podemos tenerlo apunt�ndolo directamente. Empiece a sacrificar, a dar a Dios lo que realmente valora; Di: "No ofrecer� al Se�or mi Dios lo que no me cueste nada". Da tu dinero, intereses, tiempo, esfuerzo. Copie el ejemplo de Aquel que anduvo haciendo el bien y "no se agrad� a s� mismo". Trate de hacer vidas m�s brillantes, hogares m�s felices y negocios m�s puros.

Toma la cruz. Entonces, este fragmento de la historia del viejo mundo registrar� su experiencia: "Cuando comenz� el holocausto, entonces comenz� tambi�n el c�ntico del Se�or", un c�ntico que se hizo m�s fuerte y poderoso a medida que avanzaba el sacrificio, y nunca termin� hasta el sacrificio. lleg� a su fin. ( J. Ogle .)

Versículo 31

Ahora os hab�is consagrado al Se�or.

Consagraci�n

El reinado de Ezequ�as fue como el brillo espasm�dico de una vela a punto de apagarse para siempre. El principio fundamental para consagrar cualquier cosa es el reconocimiento de la propiedad exclusiva de Dios.

I. Una consagraci�n real es un acto de libre albedr�o.

II. La consagraci�n significa dar a Dios mismo.

III. Tal consagraci�n tampoco estar� completa sin una consagraci�n personal. ( Obispo Charles E. Cheney .)

Adoraci�n y ofrendas de agradecimiento

I. La ocasi�n referida: era la inauguraci�n de la casa de Dios.

1. Esta casa fue un edificio sagrado, consagrado a Dios y t�pico del cuerpo de Cristo.

2. En la casa que abrieron para Dios, reconocieron un lugar de encuentro entre Dios y las almas.

3. En la casa que se abri� para la adoraci�n de Dios, hab�a un patio interior. En este patio interior ahora tenemos "acceso por el Esp�ritu al Padre".

II. La naturaleza de su culto. Por sacrificio. No hay adoraci�n aceptable a Dios sin sacrificio.

III. Las expresiones de agradecimiento entre la gente. Ellos eran felices&mdash

1. En el conocimiento de su aceptaci�n ante Dios.

2. En la extensi�n de la vida de Dios en sus almas.

3. En el avivamiento de la adoraci�n de Dios entre ellos p�blicamente.

4. En la expresi�n de su ardiente preocupaci�n por rivalizar entre s� en el servicio de Dios, porque todos tra�an sus ofrendas de gracias. ( Joseph Irons .)

Versículo 36

Porque la cosa se hizo de repente.

Hecho r�pidamente

I. Que Dios muy a menudo parece obrar con una rapidez sorprendente.

1. En el reino de la naturaleza.

(1) Tormentas.

(2) Terremotos.

(3) La transici�n de las estaciones.

2. En el reino de la providencia.

(1) La liberaci�n de Israel en el Mar Rojo.

(2) La elevaci�n de Sa�l al trono de Israel.

(3) la humillaci�n de Nabucodonosor.

3. En el reino de la gracia.

(1) La conversi�n de Manas�s, de Saulo el perseguidor.

(2) Avivamientos en iglesias.

II. El hecho de que, si bien las obras de Dios pueden parecer maravillosamente repentinas, al mismo tiempo, han sido precedidas por una preparaci�n que tal vez haya durado a�os. Fue as� en este caso particular. Ezequ�as agradeci� a Dios por haber preparado al pueblo. �Me preguntas c�mo se prepararon? Creo que podr�a aventurarme a responder esa pregunta diciendo que fueron preparados por la misma franqueza del pecado del monarca anterior.

Acaz hab�a llegado tan lejos en iniquidad que sus mismos excesos de crimen hab�an despertado un sentimiento contrario entre la gente. As� es en todo. Primero en el reino de la naturaleza. La tormenta que llega con la velocidad de un caballo de carreras a trav�s del cielo sin duda podr�a remontarse a agencias atmosf�ricas muy, muy remotas. La tormenta es solo un cl�max. Como en el reino de la naturaleza, tambi�n en el reino de la providencia.

La liberaci�n en el Mar Rojo, parec�a repentina, no lo fue. Era solo un eslab�n de una larga cadena. Desde el principio, Dios hab�a determinado c�mo liberar�a a su pueblo. �No es especialmente as� en el �mbito de la gracia? Mire a Manas�s, a quien hemos usado como ejemplo de conversi�n repentina. Si en su tiempo libre se refiere a su historia, encontrar� en el cap�tulo treinta y tres, vers�culos und�cimo y duod�cimo, el relato de la preparaci�n de Dios.

�Y Manas�s fue preso entre los espinos y fue llevado cautivo a Babilonia; y en su angustia busc� al Se�or �. Tomemos el caso de Pentecost�s. Si lee atentamente el segundo cap�tulo de los Hechos, ver� que Dios hab�a reunido en Jerusal�n en un tiempo a un n�mero inmenso de personas de todos los pa�ses, y le� que eran "hombres devotos"; es decir, eran indagadores de la verdad.

Dios hab�a amontonado combustible preparado, luego hizo que Pedro encendiera la chispa que result� en el gran resplandor pentecostal. As� ocurre con los avivamientos. Un avivamiento parece repentino y, sin embargo, es solo el resultado de una preparaci�n previa. Eres revivido y dices que eres revivido de repente. D�jeme hacerle una pregunta o dos, y creo que ver� que ha habido trabajo previo. �Tuviste alg�n problema en tu negocio? �Perdiste un hijo? �Estuviste enfermo? Qu� pensamiento alentador es para todo obrero de Dios que las cosas poderosas se puedan lograr en un momento. ( AG Brown. )

"Repentinamente"

Observe la conjunci�n de palabras: "preparado - de repente". Ese es el verdadero orden del progreso: preparaci�n en cuanto al proceso, rapidez en cuanto a la revelaci�n. Como el volc�n, siempre est� acumulando su calor, el momento de la explosi�n es repentino; siempre llega inesperadamente; es como la muerte misma, porque aunque hemos calculado el momento en que vendr� la muerte, cuando �l llegue, su espantoso blanco nos hace olvidar nuestra preparaci�n y decir: �Fue tan repentino al final! �Algunos de nosotros no hemos tenido suficiente preparaci�n? �No ha llegado el momento de entusiasmarse? Hemos escuchado miles de discursos; hemos asistido a miles de servicios religiosos; incluso hemos llegado a criticar los servicios a los que hemos asistido.

�No ha habido suficiente preparaci�n? �No es hora de un poco de brusquedad, arrebato, entusiasmo genuino? "El Se�or vendr� de repente a su templo". �De repente hubo con el �ngel una multitud de las huestes celestiales�; y sin embargo, todas las edades se hab�an estado preparando para ese momento. La eternidad hab�a estado esperando esa crisis y, sin embargo, incluso entonces se dijo: "Y de repente". �Y de repente vino un sonido del cielo, un sonido como de un viento recio que soplaba�. .. Sin embargo, aunque aparentemente tan inesperado, "esto es lo que dijo el profeta Joel". ( J. Parker, DD .).

Información bibliográfica
Exell, Joseph S. "Comentario sobre "2 Chronicles 29". El Ilustrador Bíblico. https://beta.studylight.org/commentaries/spa/tbi/2-chronicles-29.html. 1905-1909. Nueva York.
 
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