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Bible Commentaries
Colosenses 3

El Ilustrador BíblicoEl Ilustrador Bíblico

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Versículo 13

Soportando el uno al otro y perdon�ndose el uno al otro.

Paciencia

Abstenerse no es solo perdonar libremente, sino encontrarse a mitad de camino, con la mano extendida ( ETEB )

.

Durante la c�lebre residencia de John Henderson en Oxford, un estudiante de una universidad vecina, orgulloso de sus logros l�gicos, se mostr� sol�cito con una disputa privada. Algunos amigos en com�n lo presentaron y, habiendo elegido su tema, conversaron durante alg�n tiempo con igual franqueza y moderaci�n; pero al final el antagonista de Henderson, percibiendo inevitable su propia confusi�n, en el colmo de la pasi�n le arroj� una copa de vino a la cara de Henderson.

Este �ltimo, sin alterar sus rasgos ni cambiar de posici�n, se enjug� suavemente la cara y respondi� con frialdad: �Esto, se�or, es una digresi�n. Ahora el argumento ". Una victoria mayor que la que le podr�a haber dado cualquier �xito controvertido. ( Cottle. )

Perd�n divino admirado e imitado

I. Estudie el patr�n del perd�n.

1. �Qu� es este perd�n de Cristo?

(1) Perdon� las ofensas m�s grandes y graves. Los hombres hicieron todo lo que pudieron contra �l. No digas que nunca has transgredido as�. �Fue menospreciado, y no lo estimamos�. Estos delitos no fueron provocados. Con ning�n hombre hab�a actuado con dureza. Tal es la depravaci�n humana que su misma virtud provoc� hostilidad. "Me odiaron sin causa". Contin�a perdonando el mal sin causa.

(2) Perdon� a las personas m�s indignas. Ninguno merec�a tanta amabilidad; de hecho, hablar de merecerlo es una contradicci�n. Si nos hubiera dejado en nuestro pecado, no podr�amos haber presentado ninguna queja contra �l.

(3) Siempre tuvo poder para ejecutar venganza. Algunos perdonan porque no pueden castigar. La mitad del perd�n en el mundo proviene de la debilidad de la mano en lugar del perd�n del coraz�n.

2. �C�mo perdon�?

(1) No solicitado. Antes de que hubi�ramos pensado en la misericordia, �l ten�a pensamientos de misericordia para con nosotros. "Yo he borrado ... vuelve a m�". El perd�n no es primero una cuesti�n de experiencia, sino que es una cuesti�n de hecho con Dios.

(2) De todo coraz�n. El perd�n cuando proviene de labios humanos en una frase estudiada no vale la pena tenerlo: pero cuando Jes�s absuelve, es del coraz�n, y el pecado es quitado para siempre.

(3) Completamente. No guarda cuentas atr�s. "No me acordar� de tus pecados". Incluso los padres, cuando han perdonado a un hijo descarriado, tal vez le arrojen la ofensa en los dientes a�os despu�s; pero Cristo dice: "Tus pecados no se volver�n a mencionar contra ti".

(4) Continuamente. �l nos perdon� hace mucho tiempo. Todav�a perdona. No es un indulto, sino un perd�n gratuito.

(5) Amablemente. Algunas personas hacen parecer que est�n bajando de alturas tan espantosas. Los m�s nuevos sienten eso acerca de Cristo. �l nunca quema al pecador con despectiva compasi�n.

(6) Mucho. La ofensa hab�a tra�do problemas al mundo y �l soport� esos problemas. Algunas personas nos entregan a las consecuencias; Cristo nos libra de ellos.

(7) Conscientemente. Existe una teor�a en el extranjero de que podemos ser perdonados y no saberlo. Pero el Esp�ritu Santo escribe perd�n en nuestros corazones.

II. C�pielo para ustedes mismos.

1. Este precepto es de aplicaci�n universal. No est� calificado en su rango. No se dice que los superiores deben perdonar a los inferiores, o que los menores deben perdonar a los mayores. Los ricos deben ser tolerantes con los pobres y los pobres con los ricos; el mayor debe perdonar al menor por su imprudencia, y el menor al mayor por su petulencia y lentitud.

2. Esta tolerancia y perd�n son vitales. Ning�n hombre es hijo de Dios si no se parece a Dios; y nadie es perdonado si no se perdona a s� mismo.

3. Gloriosamente ennoblecedor. La venganza es insignificante; el perd�n es de gran mente. David era m�s grande que Sa�l, y Sa�l lo reconoci�. Ganar una batalla es una peque�a cosa si se pelea con espada y pistola, pero ganarla a la manera de Dios con amor y perd�n es la mejor de las victorias. Una naci�n en lucha, aunque gane la campa�a, tiene que sufrir, pero el que vence por el amor es tanto mejor y m�s fuerte por ello.

4. L�gicamente apropiado para todos. Si nuestro Se�or nos ha perdonado diez mil talentos, �c�mo podemos tomar a nuestro hermano por el cuello por cien denarios?

5. M�s sostenido por el ejemplo del texto. "Incluso como Cristo". Se dice

(1) "Si pasas por alto toda ofensa sin sentido, llegar�s a ser despreciado". Pero, �ha sufrido el honor de Cristo? Lejos de ahi. Su gloria es perdonar.

(2) "Si pasamos por alto las ofensas, otras personas pueden sentirse tentadas a hacernos da�o". Pero, �alguno se ha sentido tentado a hacerlo porque Cristo te ha perdonado? Vaya, esa es la obra fundamental de la santidad.

(3) �Conozco a varias personas piadosas que no perdonan�. Pero eso prueba su impiedad; y si no fue as�, el Maestro es su ejemplo, no su compa�ero de servicio, particularmente en sus faltas.

(4) "Estas personas no me habr�an perdonado". Tan; pero eres un hijo de Dios, y no debes rebajar tu est�ndar al de publicanos y pecadores.

(5) �Lo perdonar�a, pero no se lo merece�. Por eso debes perdonarlo; si se lo merec�a, estar�as obligado a hacerle la justicia que pod�a reclamar.

(6) "No puedo perdonar". T� "puedes hacer todas las cosas en Cristo que te fortalece". ( CH Spurgeon. )

Perdon humano

El mundo est� plagado de disputas humanas; las familias, los barrios, las Iglesias, tienen sus peleas. Surgen de muchos principios en el coraz�n depravado adem�s de malentendidos. Por eso el perd�n es importante. El texto sugiere dos cosas sobre el perd�n.

I. El deber. Aqu� se insta al igual que en otros lugares ( Romanos 12:19 ). Adem�s de esto, hay dos razones.

1. T� mismo deseas el perd�n. �A qui�n le gustar�a tener la venganza de un hombre siempre en su coraz�n hacia �l? Si desea el perd�n, debe hacer lo que le har�a.

2. Usted mismo necesita perd�n cuando ha ofendido. El que no puede perdonar a los dem�s rompe el puente por el que �l mismo tiene que pasar. Adem�s, un esp�ritu que no perdona es una herida para su poseedor.

II. Su modelo. "Incluso como Cristo".

1. �C�mo perdon� Cristo? Con prontitud, generosidad, plenitud, sin ninguna reflexi�n sobre las ofensas pasadas.

2. Ejemplos: La mujer sorprendida en adulterio. Sus enemigos: "Padre, perd�nalos". El ladr�n moribundo. ( D. Thomas, DD )

Perd�n

implica&mdash

1. La remisi�n del derecho a tomar represalias cuando sea seguro y adecuado.

2. El despido de los sentimientos vengativos que la injuria pueda haber provocado.

3. El resurgimiento de esos sentimientos de buena voluntad que habitualmente nos conviene acariciar. ( W. Fleming. )

Dando

Perdonar una cosa es �dar� por tu propio acto y libre albedr�o, darlo de ti para que pueda desaparecer de ti, fuera de tu vista y de tu mente.

El perd�n, una virtud distintivamente cristiana

No podemos decir que fuera desconocido para los antiguos; en determinadas condiciones, sin duda, era muy com�n. En la vida dom�stica, en la que se encuentran todos los g�rmenes de la virtud cristiana, fue indudablemente com�n. Sin duda, los amigos se pelearon y se reconciliaron en la antig�edad como entre nosotros. Pero cuando la �nica relaci�n entre las dos partes era la de agresor y perjudicado, y el �nico reclamo del perd�n por parte del infractor era que era un ser humano, entonces el perd�n no s�lo parece no haber sido practicado, sino no haber sido impuesto. ni aprobado.

La gente no solo no perdonaba a sus enemigos, sino que no deseaba hacerlo ni pensaba mejor de s� misma por haberlo hecho. Ese hombre se consideraba afortunado que en su lecho de muerte pod�a decir, al repasar su vida pasada, que nadie hab�a hecho m�s bien a sus amigos ni m�s da�o a sus enemigos. El triunfo romano, con su desnuda ostentaci�n de venganza, representa fielmente el sentimiento com�n de los antiguos.

Sin embargo, el perd�n incluso de cualquier enemigo no les era desconocido. Pod�an concebirlo, y pod�an sentir que hab�a ... una belleza Divina en �l, pero les parec�a m�s de lo que pod�a esperarse de la naturaleza humana, sobrehumana. ( Ecce Homo. )

Perdon internacional

�Es incorrecto lo que est� bien entre individuos como entre sociedades? �Debo resistir y perdonar cuando act�o solo, pero cuando me asocio con dos o tres personas m�s debo manifestar un esp�ritu diferente? �Mi conciencia individual debe fusionarse en la conciencia asociada, y la ley cristiana para una sociedad difiere de la ley para los individuos? Ampliar la sociedad hasta que se convierta en naci�n. �Se abroga la ley de Cristo? Parecer�a que as� lo consideran las "naciones cristianas" del mundo.

�Por qu� Europa en tiempos de paz es un campo atrincherado? �Por qu� millones de los hombres m�s fuertes y saludables se retiran de los trabajos productivos y la vida dom�stica para ser entrenados en el arte de matar, mientras la gente gime bajo el peso de un impuesto y una pobreza que Dios nunca envi�? Porque en el derecho internacional hay muy poco reconocimiento del precepto divino: �soport�ndose unos a otros y perdon�ndose unos a otros.

Porque muchos que en sus relaciones privadas manifiestan mansedumbre y gentileza, como pol�ticos y estadistas parecen pensar que la antigua ley pagana no ha sido derogada. Cu�n pocas de las guerras que han asolado a Europa durante los �ltimos mil a�os se habr�an librado si hubiera sido m�s que nominalmente cristiana. suponiendo que la dignidad de un imperio excluye toda tolerancia, paciencia y concesi�n, hab�a habido incluso un poco de las "entra�as de misericordia, bondad, humildad de mente, mansedumbre, longanimidad" ordenadas en nuestro texto, la historia del mundo hab�a sido escrito de manera diferente; las naciones paganas habr�an dicho: "mira c�mo aman estos cristianos"; en lugar de que las banderas de Europa inspiren terror en regiones lejanas, habr�an sido aclamados en todas partes como s�mbolos de paz; y la antigua profec�a se habr�a cumplido en el caso de la cristiandad: "el gozo de toda la tierra es el monte Si�n". (Newman Hall, LL. B. )

Una pelea -

Una pelea: ambos lados est�n equivocados

En la mayor�a de las peleas hay una falta de ambos lados. Una pelea puede compararse a una chispa, que no se puede producir sin un pedernal como un acero; cualquiera de ellos puede martillar la madera para siempre, no seguir� ning�n fuego. ( R. Sur. )

Peleas prolongadas

�He visto en el sur de Francia una fila de mendigos sentados al costado de un puente, d�a tras d�a, invierno y verano, mostrando dolor en las piernas y en los brazos; estas llagas nunca mejoran, se manten�an continuamente crudas con c�ustico para despertar la compasi�n y obtener limosna. Y reinaban los m�s amargos celos entre estos mendigos en cuanto al tama�o y la irritabilidad de sus respectivas llagas. El hombre que solo ten�a una rodilla inflamada ard�a de envidia por el hombre que ten�a toda la pierna en carne viva.

No por todo el mundo dejar�an que sus heridas se curaran, ya que eso les quitar�a un medio de vida. Me temo que mucha gente ama sus quejas contra los vecinos tanto como esos mendigos amaban sus llagas. Los mantienen constantemente abiertos e irritables inventando y aplicando nuevos agravamientos. Est�n orgullosos de ellos, les gusta exponer sus errores, como los llaman, a todos sus vecinos �. ( S. Baring-Gould. )

Versículo 14

Y sobre todas estas cosas, ponte caridad.

La gracia de la caridad

I. La caridad es la mayor de las gracias en la amplitud y extensi�n de su esfera. Otras gracias tienen cosas particulares que les interesan m�s �ntimamente; partes especiales de la vida sobre las que arrojan la luz de su encanto; momentos especiales en los que operan activamente. Son como los vientos que soplan, la lluvia que cae, la nieve que cubre, o el rel�mpago que purifica a veces. Pero la caridad es como el sol divino que siempre brilla, obra siempre, templa los vientos, calienta las lluvias, disipa las nieblas, derrite la nieve; a veces visto y sentido, a veces invisible, pero sin cesar su influencia y sin reconocer l�mites terrestres a su esfera.

La caridad cubre toda la vida y las relaciones del cristiano, y 1 Corintios 13:1 . los traza y los distingue.

1. La esfera de las opiniones de un hermano.

2. La esfera de los defectos de un hermano.

3. La esfera de los dolores de un hermano.

4. La esfera de los pecados de un hermano.

II. Por la dificultad con la que se logra. La dificultad es a menudo la prueba del valor. El oro se valora por el costo y el esfuerzo de obtenerlo. La caridad es dif�cil principalmente por la separaci�n del pecado. El pecado rompi� el compa�erismo de la familia humana y llen� al mundo de intereses opuestos. La caridad es curar estas grandes heridas, templar las relaciones opuestas y, sobre su propia base sustancial, hacer de la familia humana una vez m�s. Y, como la caridad es la propia naturaleza de Dios, primero tenemos que reconciliarnos y simpatizar con �l.

III. Porque IV nunca deja de serlo. Las flores de verano que florecen en belleza se desvanecen y se desvanecen. La caridad no es una flor de verano nacida de la tierra, el sol y las lluvias. Es una planta nacida del cielo; sus flores nunca fallan; es como el �rbol de la vida. ( R. Tuck, BA )

Caridad evang�lica

No hay gracia o deber que no est� ordenado en las Escrituras, pero esto est� ordenado por encima de todos los dem�s ( 1 Pedro 4:8 ; 1 Corintios 12:31 ).

I. La naturaleza de este amor. Es el segundo gran deber que el evangelio saca a la luz. Hay un amor natural que sigue a las relaciones naturales, y hay un amor que surge de la sociedad en el pecado o en el placer, de una idoneidad del humor en la conversaci�n, o del dise�o en cuanto a fines pol�ticos, pero todos estos son completamente extra�os a los evang�licos. amor. Y por lo tanto, cuando el evangelio lo sac� a la luz por primera vez, los paganos se asombraron. �Vea c�mo estos cristianos se aman unos a otros�. �Qu� es este amor?

1. Es un fruto del Esp�ritu ( G�latas 5:22 ), a G�latas 5:22 del que surge de nuestra inclinaci�n natural.

2. Es un efecto de la fe. "La fe obra por el amor". C�mo: Cuando respeta el mandamiento de Dios que requiere este amor, Su promesa lo acepta y Su gloria a donde se dirige. El yo puede obrar a veces por el amor y la carne, el inter�s y la reputaci�n, pero no por este amor.

3. Es lo que teje las almas de los creyentes con todo un cari�o ( Efesios 4:16 ; Salmo 16:2 ).

(1) Siendo todo el cuerpo m�stico de Cristo el objeto adecuado del amor evang�lico, es indispensable que amemos a todos los creyentes como tales. Pero esto va acompa�ado de algunas limitaciones.

(a) En el ejercicio de ella, responder� mucho a la evidencia de que las personas est�n interesadas en el cuerpo de Cristo. Hay algunas cuyas opiniones y pr�cticas ejercer�n la m�s amplia caridad para juzgar que pertenecen a ella. Sin embargo, de acuerdo con nuestra evidencia, as� ser� nuestro amor.

(b) Puede haber grados en nuestro amor, especialmente en cuanto a deleite y valoraci�n, seg�n veamos m�s o menos la imagen de Cristo en un creyente, siendo esta semejanza la raz�n formal de este amor.

(c) Su ejercicio debe estar determinado por oportunidades.

(2) Se requiere una inclinaci�n a todos los actos de amor hacia todos los creyentes, ya que la oportunidad servir�. Si apartamos nuestro rostro de nuestro hermano, �c�mo mora el amor de Dios en nosotros? Si est� en nosotros, aprovechemos cualquier oportunidad y romper� las dificultades y los ruegos de carne y hueso.

(3) Cristo nos ha proporcionado un objeto seguro, adecuado y constante por Su instituci�n de Iglesias particulares. Que ninguno, entonces, pretenda que ama a los hermanos en general, mientras que su amor no se ejerce hacia los que est�n en la misma sociedad de la Iglesia con ellos.

II. Los motivos por los que este amor es tan necesario.

1. Porque es la gran manera por la cual podemos dar testimonio del poder del evangelio ( Juan 17:21 ). No hay unidad sino aquello de lo cual el amor es el v�nculo perfecto, que dar� al mundo la convicci�n de que Dios envi� a Cristo, porque solo �l puede darlo.

2. No tenemos evidencia de que seamos disc�pulos sin �l ( Juan 13:34 ).

3. En esto consiste principalmente la comuni�n de los santos.

(1) La fuente y manantial de esta comuni�n es nuestra participaci�n com�n de un Esp�ritu de una sola Cabeza, Jesucristo.

(2) Esta comuni�n se expresa en la participaci�n de las mismas ordenanzas en la misma Iglesia.

(3) La vida y la raz�n formal de esta comuni�n es el amor. Efesios 4:15 es la descripci�n m�s gloriosa de esta comuni�n de santos. Comienza en el amor: "hablando la verdad en amor"; termina en amor - "edific�ndose en el amor"; es llevado a cabo por el amor; todo es amor.

III. Advierte contra sus obst�culos.

1. Preste atenci�n a una disposici�n taciturna. Si no obstaculiza algunos frutos del amor, sin embargo mancha la gloria de su ejercicio. La gracia tiene la intenci�n de cambiar nuestro temperamento natural y hacer mansos al perverso y paciente apasionado.

2. Preste atenci�n a los obst�culos que puedan acompa�ar a su estado y condici�n. Las riquezas y el honor se combinan con tantas circunstancias que es dif�cil atravesarlas y familiarizarnos con los miembros m�s humildes de la Iglesia. El evangelio te deja tus providenciales ventajas, pero en lo que concierne a tu comuni�n est� a todo nivel ( Santiago 2:1 .). Todos servimos a un Maestro com�n, que por nuestro bien se hizo pobre.

3. Cu�dense de satisfacerse con los deberes del amor sin preocuparse por el funcionamiento �ntegro de la gracia del amor. ( J. Owen, DD )

Caridad el v�nculo de la perfecci�n

Estas palabras vienen despu�s de una exhortaci�n a la pr�ctica de las virtudes cristianas de la misericordia, etc. Adem�s de estas, debemos revestirnos de la caridad, que es el v�nculo de la perfecci�n. No es un v�nculo perfecto, sino aquello que hace perfecto. El amor es lo que une a todos los dem�s en un todo completo. Otra interpretaci�n es a este efecto. Como en el vers�culo 14, Pablo ha dicho en la Iglesia y en Cristo "no hay griego ni jud�o", etc., dice aqu� que el amor es el principio unificador que une a todos los miembros de la Iglesia que de otro modo ser�an discordantes.

I. El amor se usa para ...

1. Benevolencia hacia el hombre.

2. El amor de Dios por nosotros.

3. Nuestro amor a Dios.

4. Amor fraternal entre los cristianos.

5. El amor en general como gracia cristiana sin especificaci�n de objeto. Sus caracter�sticas se se�alan en 1 Corintios 13:1 .

II. De este amor se ense�a:

1. Que sin esto todas nuestras pasiones, profesiones, esperanzas, son vanas y sin valor. Ninguna cantidad de ortodoxia, poder, natural o sobrenatural, devoci�n, limosna, membres�a de la Iglesia, asiduidad en los deberes religiosos, es de alguna utilidad.

2. Que este amor es fruto de la fe. No puede existir sin �l, y la fe sin �l est� muerta.

3. Es el v�nculo de la perfecci�n.

(1) Une todas las virtudes cristianas.

(2) Une a todos los miembros del cuerpo de Cristo.

4. Es la imagen de Dios. Nos hace semejantes a Cristo.

5. Es la belleza y la bendici�n del cielo. Perfecci�n de la religi�n de la Biblia.

(1) No ritualismo, benevolencia, ortodoxia, sino

(2) Fe que obra por amor. ( C. Hodge, DD )

Ama el v�nculo de la perfecci�n

Aqu� se concibe al cristiano como un hombre limpio y hermosamente vestido, preparado para entrar en la presencia del gran Rey. Describe el trabajo que tenemos que hacer para prepararnos para la audiencia real. Hay una limpieza interior del coraz�n, los pensamientos, las fuentes secretas de nuestro ser. �Mortificad, pues, vuestros miembros que est�n sobre la tierra�. Tambi�n hay un despojo de las viejas vestiduras del yo, el orgullo y la indulgencia; el esp�ritu limpio no puede deshacerse de la ropa sucia; y est� el ponerse el vestido nuevo - las diversas prendas que lo componen se llaman, �entra�as de misericordia, bondad, humildad de mente, mansedumbre, longanimidad y perd�n�.

�Estas son, por as� decirlo, las prendas interiores; el hombre no est� vestido digno de la presencia de la realeza divina sin la t�nica, trabajado en elegantes colores, hecho de la mejor tela, colgando en elegantes pliegues, poniendo el toque de armon�a y gracia en todas las dem�s prendas, y siendo, como fueron, �el v�nculo de la perfecci�n�, rematando y perfeccionando todo el vestido. Ese manto que todo lo cubre y que todo lo santifica es la caridad; en sus adornos, complementos y armonizaciones, siendo el mismo "v�nculo de perfecci�n" con un car�cter lleno de gracia. ( R. Tuck, BA )

Me encanta un grac perfeccionador

e: - He aqu� una evidente alusi�n a la zona de los orientalistas, que generalmente estaba adornada con joyas y ornamentos, y que, ajustando los pliegues de las cortinas, sirvi� a la vez para dar una hermosa forma a la figura humana, y para unir y perfeccionar todo el vestido. El uso que el ap�stol hace aqu� de la met�fora es evidente: como la zona era la parte m�s material del vestido, combinando y perfeccionando todo, dando simetr�a y belleza a la forma de la persona que la llevaba; as� que la caridad es la mejor de todas las gracias, perfeccionando y combinando el todo en belleza y en amor.

Y, as� tambi�n, podemos comentar que se pone al final. Los hombres en general est�n m�s ansiosos por odiar y destruir que por amar y hacer el bien; e incluso despu�s de que parecen haber absorbido gran parte del temperamento cristiano, este v�nculo sagrado, esta hermosa zona, hace mucho que falta. ( R. Hewlett, DD )

Ama la perfecci�n del car�cter cristiano

El amor es el afecto m�s potente del coraz�n humano.

I. Es el elemento principal en todas las dem�s gracias del car�cter cristiano. Es el alma de toda virtud y la garant�a de una genuina sinceridad. Sin ella, todo lo dem�s son pecados relucientes. Es posible tener todos los mencionados en el vers�culo 12; pero sin amor no tendr�an sentido, estar�an fr�os y muertos. La misericordia degenerar�a en sentimentalismo, la bondad en extravagancia, la humildad en burla de desprecio, la longanimidad en torpe y obstinada estupidez.

II. Ocupa el lugar m�s exaltado del car�cter cristiano. �Sobre todas estas cosas�, como la prenda exterior cubre y une el resto.

III. El amor es la garant�a de permanencia en el car�cter cristiano. Como el cinto, o el cintur�n, un�a las t�nicas sueltas de los antiguos, as� el amor es el poder que mantiene unidas todas esas gracias que juntas constituyen la perfecci�n. El amor es la fuerza conservadora del car�cter cristiano. Sin �l, el conocimiento perder�a su empresa, la misericordia y la bondad se volver�an l�nguidas, la humildad d�bil y la longanimidad indiferente. Lave se une en un v�nculo que el tiempo no puede da�ar, el enemigo desata o la muerte destruye.

IV. La perfecci�n del car�cter cristiano se ve en la manifestaci�n pr�ctica del amor. "Ponte caridad".

1. El amor es indispensable. Es posible poseer muchos rasgos hermosos, muchos de los que son humanos y aptos para el objetivo, sin ser un cristiano completo: estar muy cerca de la perfecci�n y, sin embargo, carecer de una cosa. Sin amor, todas las dem�s gracias son como lat�n que resuena y un c�mbalo tintineante

2. El amor es susceptible de cultivo individual.

Lecciones:

1. La mera profesi�n de cristianismo es vac�a y sin valor.

2. Toda gracia del car�cter cristiano debe ejercerse diligentemente.

3. Por encima y a trav�s de todas las dem�s gracias, el amor debe operar. ( G. Barlow. )

El amor est� sobre todo y el v�nculo de la perfecci�n, porque:

I. Es de mayor extensi�n que cualquier otra virtud. La misericordia y la bondad, la humildad y el perd�n son gracias separadas; pero el amor los abraza a todos, se refiere en general al pr�jimo ya los adversarios, a nuestros amigos y enemigos, a los buenos y a los malos.

II. Sin ella, todas las dem�s gracias son vanas y enga�osas. La misericordia sin ella es debilidad; humildad, degradaci�n, mansedumbre, halagos y enga�os; paciencia, estupidez; perd�n, hipocres�a; todo es inconsistente, desalmado, descarriado, ego�sta.

III. Suple la necesidad o remedia el defecto de cualesquiera otras gracias y virtudes. Porque siempre nos estamos quedando cortos en uno u otro, por el pecado que mora en nosotros, por la tentaci�n, por el car�cter, por circunstancias peculiares. Un dulce temperamento caritativo proporciona las prendas de vestir cristianas en las que de vez en cuando somos m�s defectuosos, suple su lugar, esconde sus imperfecciones, remedia los efectos nocivos de su ausencia. ( Obispo D. Wilson. )

Amo el "final" del car�cter cristiano

Cuando el cuchillero trae sus mercanc�as al mercado, puede tener el mejor acero en la hoja y el mejor cuerno en el mango, y cada parte puede estar remachada con fuerza; pero si la hoja no ha sido pulida, y si no hay trabajo de acabado en el mango, no puede vender sus existencias. Es tan bueno para fines pr�cticos como si estuviera terminado; pero la gente no lo quiere. Quieren que se les pulen las hojas y que se les acaben los mangos, y est�n tan acostumbrados a que las mercanc�as se lijen y se bru�en, que no las aceptar�n a menos que as� sea.

Debe haber arte en ellos. Y esto se lleva tan lejos, que cuando los art�culos no sirven para nada, el arte se pone por fuera para que parezcan buenos para algo. Y los hombres compran cosas por su apariencia. La idea de perfecci�n se encuentra en la direcci�n de lo est�tico; y tanto en los elementos sociales y morales como en las cosas f�sicas. Los hombres no han terminado ahora en ning�n aspecto en sus relaciones superiores.

Me refiero incluso a los buenos hombres. Hay cientos de hombres que, en general, est�n exponiendo su vida y su car�cter en las direcciones correctas y sobre los cimientos correctos; pero cu�n pocos hombres saben ser buenos de manera diversa, sistem�tica, graciosa, afable, dulce, hermosa. ( HW Beecher. )

Cuando el ap�stol habla tan bien de la caridad, no quiere menospreciar las otras gracias. Tambi�n son las m�s hermosas, consideradas aparte de la caridad, solo la caridad tiene una excelencia semejante al sol, en su presencia toda la belleza de las estrellas, e incluso la belleza de la luna, parecen atenuarse y desvanecerse. Compare el diamante con una piedra com�n al borde del camino, y no estamos muy impresionados con su superioridad; el contraste es demasiado grande.

Ponlo en la corona real; rodearlo de perlas; que se compare con otras joyas; con rub�, granate y esmeralda; entonces la profundidad de su pureza cristalina parece tan impresionante y el destello de su luz tan exquisito. Coloca la caridad junto con "humildad, entra�as de misericordia, longanimidad" o perd�n, entonces parece reunir en s� gran parte del encanto y la hermosura de tales gracias, y se destaca en el centro de todas ellas, "el v�nculo mismo de perfecci�n ". ( R. Tuck, BA )

Versículo 15

Y que la paz de Dios gobierne en vuestros corazones.

La paz de cristo

Las diversas lecturas �paz de Cristo� no solo son recomendadas por MS. autoridad, pero tiene la ventaja de conectar la expresi�n con las grandes palabras de nuestro Se�or, �La paz os dejo�, etc. Un extra�o legado dejado en un extra�o momento. Hac�a s�lo una hora m�s o menos desde que se hab�a "turbado de esp�ritu" al pensar en el traidor, y en una hora m�s estar�a bajo las olivas de Getseman�; y, sin embargo, incluso en ese momento, concede a sus amigos parte de su profundo reposo espiritual.

Seguramente la "paz de Cristo" debe significar lo que significa "Mi paz": no s�lo la paz que �l da, sino la paz que descansa como una gran calma en el mar en Su propio coraz�n profundo, y no debemos restringirlo a mutuo concordia. Cuando nos dio Su paz, nos dio algo de participaci�n en esa d�cil sumisi�n de la voluntad a la voluntad de Su Padre, y en esa pureza inmaculada, que eran sus elementos principales.

El coraz�n y la vida de los hombres no se ven perturbados por las circunstancias , sino por ellos mismos. Quien puede mantener su propia voluntad en armon�a con la de Dios, entra en reposo. Incluso si dentro y fuera hay luchas, puede haber una paz central. La paz de Cristo fue el resultado de la perfecta armon�a de su naturaleza. Todos cooperaron con un gran prop�sito; los deseos y las pasiones no lucharon contra la conciencia y la raz�n, ni la carne luch� contra el esp�ritu.

Aunque esa uni�n completa de todo nuestro ser interior no se logra en la tierra, sin embargo, sus comienzos nos los dio Cristo, y en �l podemos estar en paz con nosotros mismos y tener un gran poder gobernante que une todos nuestros deseos en conflicto en uno, como la luna arrastra tras ella las aguas amontonadas del mar. ( A. Maclaren, DD )

El poder de la paz divina

La conexi�n entre este vers�culo y el anterior es obvia. El hombre que tiene esta paz es m�s probable que cultive el amor. La calma cristiana es concomitante y est�mulo del afecto cristiano que se ve obstaculizado por la duda, la ansiedad o el miedo.

I. La naturaleza y el valor de esta bendici�n.

1. Es la mayor bendici�n. Es la paz con Dios y el resto del alma en �l, la paz que viene de Cristo y por �l. En su car�cter, es lo que disfruta Cristo mismo, y cuando lo tenemos, sin las tinieblas del pasado, sin presagios para el futuro, sin perseguir venganza y sin miedo deprimente, nos mantenemos firmes y tranquilos en medio de los problemas de este mundo, como la roca inm�vil en medio de las olas del oc�ano. Es una tranquilidad divina que el mundo no puede quitar y ning�n dolor terrenal puede disminuir.

2. Es una bendici�n presente, no una que se espera que se realice pronto. Sin embargo, hay muchos que no tienen certeza al respecto, y siguen dudando e infelices. No deber�a ser as� cuando Cristo lo da gratuitamente. Ven y habita en la gloria del amor divino y fluir� hacia el alma.

3. Es una poderosa bendici�n.

(1) Un poder de est�mulo. Es la ayuda m�s poderosa del lado de la piedad, conduce y eleva el alma hacia Aquel de quien proviene.

(2) Un poder de defensa ( Filipenses 4:7 ).

(a) Fortalece contra la tentaci�n y el pecado;

(b) contra la infidelidad.

Un cristiano puede ser un l�gico pobre y no estar familiarizado con las evidencias hist�ricas, pero si la paz divina gobierna su coraz�n, tiene una defensa m�s fuerte que la que la raz�n o el saber pueden proporcionar.

(3) Un poder de control. Es un monitor inteligente y seguro. A menudo estamos perplejos en cuanto a lo que est� bien o mal en actividades, diversiones, alianzas, etc. Pero si la paz de Dios es suprema, resolver� estas dificultades morales de inmediato.

(4) Un poder de concentraci�n. Re�ne todos los poderes de la humanidad para que puedan seguir adelante en obediencia a Cristo. Le permiti� a Paul, liberado como estaba de todas las dudas y temores, decir: "Esto es lo que hago".

II. Incentivos y est�mulos para su realizaci�n.

1. La llamada divina a ella - "A la cual tambi�n nosotros somos llamados". Seguramente se olvidan de esto quienes andan en duda o incertidumbre. Es el designio de la gracia de Dios que lo tengamos. El evangelio nos llama a la felicidad. "Paz en la tierra" fue la proclamaci�n de los �ngeles. Darlo fue la misi�n de Cristo, y Su promesa a los disc�pulos: "En el mundo tendr�is tribulaci�n, pero en m� paz".

2. Nuestra condici�n en este mundo de confusi�n y pecado. Mediante ella podemos elevarnos por encima de las penas y angustias del tiempo. Podemos y debemos estar tranquilos cuando otros hombres est�n agitados, cuando el p�nico est� en el exterior, el cr�dito se tambalea, el comercio se paraliza, los lazos de la sociedad se aflojan, las esperanzas humanas se ven frustradas.

3. La unidad de la Iglesia: "en un solo cuerpo". Cuanto m�s seamos conscientes de ello y dejemos que gobierne, m�s contribuiremos a la unidad manifiesta del cuerpo de Cristo. No pueden existir luchas ni divisiones donde reina.

III. El esp�ritu con el que debe ser apreciado. El agradecimiento es un ejercicio habitual del alma cristiana; aqu� est� por la paz. Y cuando pensamos que Dios nos ha llamado a ella, y contemplamos el camino en que nos ha llegado a trav�s de la Cruz, y apreciamos su valor en este mundo de dolor, cu�n profunda debe ser nuestra gratitud. ( J. Spence, DD )

La paz reinante de Cristo

La figura es la del �rbitro o abitrador en los juegos que, mirando hacia abajo en la arena, observa que los combatientes se esfuerzan leg�timamente y adjudica el premio. La paz de Cristo, entonces, es sentarse en el trono como �rbitro en el coraz�n; o si pudi�ramos darle una forma medieval en lugar de cl�sica a la figura, esa justa soberana, la Paz, ser� la Reina del Torneo, y sus �ojos llueven influyen y adjudican el premio.

�Cuando los impulsos y las razones en contienda distraen y parecen empujarnos en direcciones opuestas, d�jela decidir cu�l debe prevalecer. Podemos hacer una dura prueba del bien y del mal por sus efectos en nuestro reposo interior. Debe evitarse todo lo que estropee nuestra tranquilidad, alborotando la superficie de modo que la imagen de Cristo ya no sea visible. Esa quietud de esp�ritu es muy sensible y se encoge ante la presencia de algo maligno.

Sea para nosotros lo que es el bar�metro para el marinero, y si se hunde asegur�monos de que se avecina una tormenta. No hay nada tan precioso que valga la pena perder la paz de Cristo por ello. ( A. Maclaren, DD )

La paz de Dios que gobierna el coraz�n

Aqu� hay cuatro consejos.

I. Poseer la paz de Dios. Muchas personas tienen paz, pero es una paz falsa, la paz de la ignorancia, la estupidez, la indiferencia, los seguidores del falso profeta que gritaba "paz, paz", cuando no hab�a paz. �Ay del hombre cuya paz mental es como la mortal suavidad de la corriente que se acerca a la catarata! El texto se refiere a ...

1. Paz con Dios. Si est� reconciliado por medio de Jesucristo, no act�e como si fuera dudoso ( Romanos 5:1 ). A partir de esto, hay paz con Dios en todas sus providencias, que solo puede venir a trav�s de una completa sumisi�n a la voluntad divina. Si no puedes cambiar de lugar, cambia de opini�n hasta que tu mente ame tu lugar. Si se les perdona por qu� plantear puntos menores. Es como una disputa sobre peque�os puntos de la ley cuando se ha decidido el gran caso.

2. Paz como Dios recomienda. Perfecta paz consigo mismo y luego con todos los hombres. �Cu�les son las ofensas de los hombres contra nosotros en comparaci�n con las que Dios ha perdonado? �Y qu� pueden hacernos los hombres en el peor de los casos para que temer o vengar sus heridas? "Paz en la tierra: buena voluntad para con los hombres".

3. Paz que Dios obra en el alma. No podemos crear esto. Sacarnos el coraz�n de bestia salvaje y poner un coraz�n nuevo en nosotros es una obra divina.

4. La paz de Dios: un hebra�smo por excelencia, ya que las grandes monta�as y los �rboles se llaman colinas y �rboles de Dios. Es m�s grande que cualquier otra paz. Es el m�s santo, el m�s profundo, el que sobrepasa todo entendimiento y el eterno.

II. Dejad que esta paz gobierne vuestros corazones.

1. Para la paz debe haber un gobernante. Aquellos que est�n a favor de humillar a todos los gobernadores pueden despedirse de la paz. El peor rey es mejor que el despotismo de la turba, el carnaval del desgobierno en el que cada hombre hace lo que le parece bien, y todos los ojos aman las tinieblas m�s que la luz. �Mira c�mo est� en una casa! Donde la cabeza no es la cabeza, la mano no es la mano y nada es �l mismo. Debe tener una facultad de gobierno en alguna parte; y si nada gobierna en tu coraz�n, gobierna el diablo.

2. Es un regalo bendito de la gracia cuando la paz de Dios gobierna en el coraz�n. Si est� en tu coraz�n, debe gobernar, porque tiene poder para sofocar toda rebeli�n. Cuando surge un mot�n, apelamos al poder legal para que venga y apague el alboroto. De modo que en nuestro coraz�n podemos decirle al principio rector, la paz de Dios: "Ven, deja mi murmuraci�n, det�n este mal genio, ay�dame para que no estalle en ira".

3. Entr�gate al bendito arbitraje de la paz de Dios. Decide juzgar todas las cosas por �l y no hacer nada que pueda alterar a su gobierno. Si lo hace, digamos que se enoja, se lastima f�sicamente, pero mucho m�s espiritualmente. En tal caso, no puede orar como lo hizo, ni leer algunas escrituras como lo hizo, ni mirar al Bienamado a la cara y decir: "Estoy actuando de una manera que le agrada". Por lo tanto, es algo serio para un creyente romper esta paz.

4. Si un hombre tiene esta paz, puede ir a cualquier reuni�n, por turbulenta que sea, y sin embargo, ser� prudente responder y guardar silencio, hacer o no hacer, porque eso lo mantendr� callado. Pero si su mente se desquicia ante el Se�or, ser� d�bil como cualquier otro hombre, y dir� y har� lo que desee enjugar con l�grimas.

III. Fortalecete por el esp�ritu de Dios con argumentos. Recordar&mdash

1. Solo puede ser feliz de coraz�n y saludable de esp�ritu mientras mantenga la paz de Dios.

2. S�lo entonces podr� prosperar la Iglesia. Una Iglesia que disputa es una Iglesia que se suicida �, �y la mayor�a de las disputas tienen que ver con peque�os puntos?

3. S�lo as� se puede glorificar a Dios. Si siempre est� inquieto y ansioso, �c�mo puede promover eso? o si encuentra fallas en todo el mundo.

4. Dios te llama a esto. Si no eres un hombre pac�fico, no has heredado tu verdadera vocaci�n. Te llam� a ser un pacificador.

5. Te llama en un solo cuerpo. �Qu� pensar�a de la mano si dijera: "No tendr� paz con el ojo", o del pie si dijera: "No llevar� el cuerpo pesado"? �Qu� ser� de la gloria de Cristo si los miembros viven en contenci�n?

IV. Ocupe las mentes del recorrido de manera saludable: "Sean agradecidos".

1. Esa es la manera de mantener nuestra paz con Dios. Bend�celo por todas tus miserias y por todas tus misericordias.

2. Esa es la forma de mantener nuestra paz con los hombres. Sea agradecido en la sociedad de origen, etc., por los beneficios recibidos. ( CH Spurgeon. )

Unidad y Paz

1. Puede sorprendernos encontrar la paz como un deber, mientras que parece un asunto sobre el que no tenemos control. Pero el texto procede sobre la suposici�n y tambi�n insta al agradecimiento por ello.

2. Adem�s, recuerde que estas palabras fueron escritas cuando el ap�stol yac�a en la c�rcel, esperando una muerte violenta; cuando abundaban las falsas doctrinas y feroces las animosidades religiosas; y son parte de una ansiosa y controvertida Ep�stola. Por tanto, es posible estar en medio del peligro, respirar la atm�sfera de la controversia religiosa, e incluso ser un controversialista, y sin embargo el alma no pierde su profunda paz. A esto se une la doctrina de la unidad de la Iglesia como base.

I. La unidad de la Iglesia de Cristo.

1. Distinguir entre la unidad de amplitud y la de singularidad. El ej�rcito es uno, eso es la unidad de la unidad; el soldado es uno, esa es la unidad de la unidad. El cuerpo es una unidad de amplitud m�ltiple, un miembro de un cuerpo exhibe una unidad de singularidad. Sin unidad, la paz es imposible. No hay paz en un soldado, pero s� en un ej�rcito; ninguno en una extremidad, solo en un cuerpo.

Para tener paz es necesario tener una unidad superior, y en esto consiste la unidad del propio ser de Dios. Cuando el unitario habla de Dios como uno, se refiere simplemente a la singularidad del n�mero. Queremos decir que tiene una amplitud m�ltiple. "Yo y mi Padre somos uno".

2. La unidad subsiste entre cosas dis�miles.

(1) No hay unidad en los �tomos separados de un pozo de arena; son cosas similares. Incluso si se endurecen en una masa, son solo una masa. No hay unidad en un reba�o de ovejas; es simplemente una repetici�n de cosas similares.

(2) Pero un cuerpo se compone de miembros diferentes y, por tanto, es una unidad; de modo que si eliminas de este miembro cualquiera, la unidad se destruye y solo queda una parte.

(3) Lo mismo ocurre con la Iglesia.

(a) La unidad de sus edades no es que cada edad sea la repetici�n de todas las dem�s, sino que cada una ha presentado su propio fragmento de verdad. En edades tempranas el martirio proclamaba la santidad eterna de la verdad en lugar de renunciar a lo que un hombre debe perder su vida. Esta �poca por sus revoluciones y socialismos proclama la hermandad del hombre. De modo que as� como cada rayo separado - violeta, azul y naranja - forma el rayo blanco, as� estos m�ltiples fragmentos mezclados forman el perfecto rayo blanco de la verdad.

(b) Con respecto a las personas. En la reforma, por ejemplo, se le dio a uno proclamar que la salvaci�n no es local; a otro, la justificaci�n por la fe; a otro, la soberan�a de Dios; para otros, la supremac�a de las Escrituras, el derecho al juicio privado, el deber de la conciencia individual.

(c) Lo mismo ocurre con las iglesias. �Forzar�amos sobre otros nuestro anglicanismo? Entonces, con coherencia, est� obligado a exigir que en el mundo de Dios haya un solo color y una nota. Pero las diversas Iglesias proponen diferentes verdades, variedades que deben mezclarse en unidad.

3. La unidad consiste en la sumisi�n a una sola influencia o esp�ritu. Quita la vida unificadora del cuerpo y comienza la descomposici�n, desapareciendo el principio de cohesi�n. Conocemos el poder de una sola influencia viviente. Tomemos, por ejemplo, el poder con el que el orador mantiene unidos a mil hombres como si fueran uno solo; o aquello que concentra los sentimientos conflictivos de un pueblo cuando la amenaza de una invasi�n extranjera se ha fundido en los bordes de la variaci�n y hace que las clases de esta m�ltiple y poderosa Inglaterra sean una sola; o los poderosos vientos que mantienen unidos los diversos �tomos del desierto, de modo que se precipitan como seres vivientes por el desierto.

Y esta es la unidad de la Iglesia, la sujeci�n al �nico esp�ritu unificador de su Dios. No se puede producir unidad mediante la disciplina eclesi�stica, dando su consentimiento a alguna forma de expresi�n, como "Acordemos en diferir", mediante decretos parlamentarios. Danos el Esp�ritu vivo de Dios y seremos uno. Esto se exhibi� en Pentecost�s, y puede que vuelva a serlo.

II. La paz interior de los miembros de la Iglesia.

1. Esta paz es cuando un hombre est� contento con su suerte, cuando la carne est� sometida al esp�ritu y cuando siente en su coraz�n que todo est� bien. A esto se nos llama: "Venid a m� todos los que est�is trabajados, etc."

2. Este fue el legado agonizante de Cristo; y aqu� reside el poder del cristianismo para satisfacer la m�s profunda necesidad del hombre: el reposo de la aquiescencia en la voluntad de Dios.

3. Es la paz de Dios. Dios es reposo. El "yo soy" de Dios se contrasta con el "yo soy devenir" de todas las dem�s cosas. Y esta paz surge de Su unidad. No hay discordia entre los poderes y atributos de Dios.

4. Es una paz viva, y debe distinguirse de la paz del hombre que vive y disfruta de s� mismo: la paz en la superficie del lago cavernoso que ning�n viento puede mover; esa es la paz del estancamiento: la paz de las piedras que han ca�do por la ladera de la monta�a; esa es la paz de la inanidad: la paz en los corazones de los enemigos que yacen juntos en el campo de batalla; su animosidad es silenciada en la muerte. Si la nuestra es la paz del sensualista, o de la inacci�n, la apat�a o el pecado, podemos susurrarnos a nosotros mismos �Paz, paz�, pero no habr� paz.

5. Es la paz que proviene de un poder interior - "gobernar". No hay paz excepto donde existe la posibilidad de lo contrario de la paz, aunque ahora restringida y controlada. No se habla de la paz de un grano de arena, o de un simple estanque, sino del mar, porque ah� est� impl�cito su opuesto. Y cometemos un gran error cuando decimos que hay fuerza en la pasi�n. Si las pasiones de un hombre son fuertes, el hombre es d�bil si no puede controlarlas. La verdadera fuerza de un hombre es la calma, la palabra de Cristo que dice: "�Paz!" y hay "una gran calma".

6. Es la paz de la recepci�n, pero no de la inacci�n.

(1) La paz de la obediencia. Muy grande es esto cuando un hombre tiene su suerte fija, y su mente est� decidida, y ve su destino ante �l y lo acepta. Profunda es la paz de un soldado a quien se le ha asignado una posici�n insostenible, con la orden, "Conserva eso, incluso si mueres", y obedientemente permanece para morir. Grande fue la paz de Eliseo. �Sabes�, dijeron los excitados hombres que lo rodeaban, �que el Se�or tomar�, etc. �S�, lo s�; callad ".

(2) La paz del agradecimiento; la paz que ten�a Israel cuando se pronunciaron estas palabras. �Qu�dense quietos y vean la salvaci�n de Dios�. ( FW Robertson, MA )

El coraz�n controla la vida

Una locomotora, arrastrando su tren sobre las v�as, recorre el paisaje. A medida que se acerca, impresiona al espectador. Su fuego y humo furiosos, sus ruedas giratorias r�pidas, su masa poderosa que sacude el suelo debajo de �l, y la rapidez sigilosa de su aproximaci�n, toda su apariencia y sus adjuntos hacen que el observador se quede sin aliento hasta que pase. �Qu� poder ser�a suficiente para detener esa fuerza gigante?

Aunque cien hombres se pararan ante �l, o agarraran sus ruedas giratorias, los arrojar�a al suelo, y sobre sus cuerpos destrozados mantendr�a su curso sin obst�culos, sin nada que marcara el suceso excepto un carcaj mientras despejaba el mont�n. Pero hay un lugar en la maquinaria donde el toque de un ni�o peque�o har� que el monstruo afloje su paso, se deslice suavemente hacia adelante, se quede quieto, se deslice hacia atr�s, como un perro de aguas adulando bajo un enojado wold a los pies de su amo.

Encuentro una ley en mis miembros de que cuando hago el bien, el mal est� presente en m�. Ning�n poder en el cielo o en la tierra detendr� esa ca�da, a menos que sea impuesta sobre el coraz�n. ( W. Arnot, DD )

Sed agradecidos .

Gratitud

I. Cosas por las que estar agradecido.

1. Misericordias providenciales.

(1) Tu comida.

(2) Tu ropa.

(3) Tu salud.

(4) Tu aprendizaje.

(5) Tu raz�n.

(6) Tus padres, amigos y hogares.

(7) Liberaci�n del peligro.

2. Los medios de la gracia.

(1) Tu Biblia.

(2) Tus s�bados.

(3) Oraci�n.

(4) Compa�eros cristianos.

(5) Libros cristianos.

3. Cristo y la salvaci�n.

II. Las formas de mostrar agradecimiento.

1. En palabra. Gracias a Dios&mdash

(1) en sus comidas.

(2) En tus oraciones.

(3) En tus alabanzas.

2. De hecho.

(1) Dando nuestro dinero.

(2) Tu tiempo.

(3) Ustedes mismos.

III. El pecado de la ingratitud. Est� clasificado con los pecados m�s viles. ( JH Wilson, MA )

Gratitud; natural

Si consideras el universo como un solo cuerpo, encontrar�s sociedad y conversaci�n para suplir el oficio de la sangre y los esp�ritus: y es la gratitud lo que los hace circular. Mire toda la creaci�n y ver� que la banda o cemento que mantiene unidas todas las partes de este glorioso tejido es la gratitud o algo parecido. Puedes observarlo en todos los elementos; �No alimenta el aire la llama, y ??la llama al mismo tiempo no calienta e ilumina el aire? �No est� el mar siempre enviando adem�s de absorbiendo? �Y no deja la tierra partituras con todos los elementos, en los nobles frutos y producciones que de ella emanan? Y en toda la luz e influencia que los cielos otorgan a este mundo inferior, aunque el mundo inferior no puede igualar su beneficio, sin embargo, con una especie de agradecimiento a cambio, refleja esos rayos que no puede recompensar; de modo que hay algo de retorno, sin embargo, aunque no puede haber retribuci�n. (R. Sur, DD )

El agradecimiento debe ser pr�ctico

Como los m�dicos juzgan la condici�n del coraz�n de los hombres por el pulso que late en sus brazos y no por las palabras que salen de sus bocas; de modo que podemos juzgar el agradecimiento de los hombres por sus vidas m�s que por sus profesiones. ( E. Foster. )

Gratitud, lo �nico que se necesita

Un caballero de Bombay, al ver a un anacoreta sentado debajo de un �rbol de cacao, pidi� inter�s en sus oraciones. El anacoreta respondi� que con gusto le conceder�a la petici�n, pero que apenas sab�a qu� pedir por �l. �Te he visto a menudo�, dijo, y parece que tienes todo lo que deseas que pueda conducir a la felicidad humana; quiz�s lo mejor que pueda pedirle sea un coraz�n agradecido. ( W. Baxendale. )

Descansa y s� agradecido

Hay un tramo pintoresco de las Tierras Altas Occidentales de Escocia, al pasar por donde el viajero tiene que ascender por un camino largo y tortuoso, muy empinado, accidentado y solitario, que conduce a una ca�ada salvaje y desolada. La grandeza salvaje y espantosa del paisaje, con sus colinas y rocas desnudas, apenas se iguala en este pa�s. Pero si el viajero sube por esa ca�ada a pie (y no es posible hacerlo de otra manera), su apreciaci�n de la escena que lo rodea se ve superada gradualmente por la sensaci�n de pura fatiga f�sica.

No sin una gran tensi�n en las extremidades y el coraz�n, se puede atravesar ese camino accidentado. Por fin se llega a una loma, de donde el camino desciende abruptamente al otro lado de la colina. Ha terminado su escalada y ahora puede comenzar a bajar de nuevo, por cualquier lado que venga. Y all�, en esta cumbre, encontrar�s un tosco asiento de piedra, que lleva la inscripci�n en letras profundamente grabadas, �Descansa y s� agradecido.

�Muchos viajeros cansados ??han descansado all�: confiemos en que muchos han estado agradecidos. Todos sabemos que se le ha dado el mismo nombre a m�s de uno o dos lugares de descanso similares, que est� soportado por varios asientos, en la cima de varios ascensos empinados en este pa�s. Hay algo agradable y algo conmovedor en la piedad natural simple que ha dictado el nombre hogare�o. Era un pagano el que lo dec�a, pero hablaba bien el que dec�a: Dondequiera que el hombre se sienta en paz y en reposo, piense en Dios y d�le gracias.

�Descansa y s� agradecido�, dice la piedra en la ca�ada de las Tierras Altas: �Sed agradecidos�, dice San Pablo a los cristianos de Colosas. No se dice a qui�n debemos estar agradecidos. Hay un toque de piedad natural en el hecho de que eso no necesita ser dicho. Eso se da por sentado. Todos sabemos qui�n es el Dador de todo bien: y cuando se nos dice, en general, que seamos agradecidos, �por supuesto que sabemos a qui�n! Descansando en la cima del sendero de la monta�a, no es para el hombre que erigi� ese asiento para el viajero cansado: aunque es apropiado y correcto que se le considere bondadosamente mientras disfrutamos del efecto de su trabajo, sin embargo, estamos mirar m�s all� de �l hacia una causa por encima de �l.

�l erigi� ese asiento, actuando (por as� decirlo) para Dios: todo mortal que hace una obra buena y amable, con un esp�ritu recto, est� actuando para Dios, y en el nombre de Dios: y se fue cuando termin� su trabajo, pidiendo del caminante, dejando constancia de su petici�n con una pluma de hierro sobre la piedra, para que, por cualquier comodidad y descanso que pudiera experimentar all�, el caminante pudiera dar las gracias en el lugar adecuado. �Y San Pablo hace lo mismo! ( AKH Boyd, DD )

Versículo 16

Deje que la Palabra de Cristo more en abundancia en usted.

La palabra de cristo

I. �Qu� es? Las Escrituras del Antiguo y Nuevo Testamento.

1. Cristo es su autor.

2. �l es su tema principal - ellos testifican de �l. Cristo es el Verbo, la sabidur�a de Dios, la verdad; y tanto la verdad como la gracia vinieron por �l.

II. �C�mo lo trataremos?

1. D�jelo habitar en nosotros. No debe ser como un extra�o, o un visitante, o como un conocido con quien no tengamos una intimidad especial, o como un amigo fuera de casa y poco visto, sino m�s bien como un miembro residente de nuestra familia con quien estamos en constante y amoroso comunicaci�n.

2. Deja que viva en ti. No basta con que est� en nuestra casa, estudio, bolsillo, etc. Debe estar en nuestro coraz�n, impregnando toda nuestra naturaleza espiritual, dirigiendo y controlando toda nuestra vida y conducta. �Tu Palabra he escondido en mi coraz�n�. "Del coraz�n surgen los problemas de la vida".

3. Perm�tele habitar en ti rica, abundante, profundamente. Esto implica&mdash

(1) Un conocimiento �ntimo de la verdad.

(2) Una experiencia creyente y salvadora de la verdad.

Deber�amos tratar de comprenderlo en su forma m�s �ntima; en todos sus comportamientos y relaciones, y luego recibirlo con alegr�a, en el amor de �l, en corazones buenos y honestos ( Santiago 1:2 ). ( TW Sydnor. )

La escuela de la Palabra

I. El libro de lecciones. La Palabra de Cristo, as� llamada, porque&mdash

1. �l es su tema central. Se cuenta el comienzo de la historia de la carrera que el primer Ad�n puede preparar el camino para el segundo: luego se olvida la masa de la carrera y se selecciona una familia elegida porque Cristo iba a salir de ella. Los c�nticos, profec�as, ense�anzas del Antiguo Testamento est�n llenos de Cristo, y sus personajes son como fragmentos del car�cter perfecto de Jes�s. La �tica del libro encuentra su plena manifestaci�n en �l. Los evangelios son biograf�as de �l, y las ep�stolas son exposiciones de las verdades de esa biograf�a.

2. Fue originado por Cristo. Algunos escriben sobre lo que ven u oyen, pero Cristo produce la historia que hace que se registre. No s�lo sopl� su Esp�ritu sobre la mente de los hombres para que escribieran sus doctrinas; Produjo los hechos que son la base de las doctrinas. Se ense�a el perd�n; pero �l hizo la expiaci�n con Su muerte. Se ense�a la inmortalidad; pero lo revel� primero por Su resurrecci�n.

3. �l habita en �l. Los hombres est�n en busca de Cristo y lo buscan en los sacramentos y en las cosas y lugares santos. Pero no tenemos "que ascender al cielo para derribarlo", etc. "Cerca de ti est� el Verbo". Cristo est� en Su Palabra, no como Plat�n en su rep�blica o Shakespeare en sus obras de teatro, sino como un poder vivo y operativo. "Mis palabras son esp�ritu y son vida".

4. A trav�s de �l obra. No hay un proceso de gracia prometido o recomendado que no promueva.

(1) Convicci�n de pecado. �La exposici�n de tu Palabra alumbra�. "La Palabra es poderosa, m�s cortante que cualquier espada de dos filos".

(2) Conversi�n. "La ley del Se�or es perfecta, que convierte el alma".

(3) Salvaci�n del pecado. �Tu Palabra he escondido en mi coraz�n�, etc.

(4) Edificaci�n. "La Palabra de Su gracia ... puede edificarte", etc.

(5) Toda sana ganancia cristiana. �Es provechoso para la doctrina�, etc.

II. La escuela.

1. La Iglesia en general. Cristo design� a la Iglesia para ense�ar Su Palabra, y Su Palabra forma la base de sus credos y la autoridad final cuando esos credos son cuestionados. Debe ser exaltada en su culto, conmemorada en sus sacramentos, proclamada y defendida en sus p�lpitos.

2. La escuela de la devoci�n; la reuni�n de oraci�n.

3. La escuela de la experiencia; la clase o reuni�n de confraternidad.

4. La escuela de la familia, donde los ni�os aprenden teolog�a, y el car�cter y la administraci�n divina, por lecciones objetivas, por lo que el padre y la madre dicen y hacen.

5. Pero predominantemente es la escuela dominical la escuela de la Palabra.

III. El maestro.

1. Su calificaci�n. La Palabra ha de habitar en �l en abundancia, en su lengua como expositora; en su memoria como estudiante; en su coraz�n como creyente: de modo que cuando ora lo usa, cuando ense�a textos llegan a su lengua, y mientras vive lo ilustra. Debe morar en �l de tal manera que se deleite en �l, le guste citarlo, se vaya a dormir en tiempos de tormenta descansando sobre �l y lo use en la hora de la muerte como la llave del reino.

2. Su m�todo.

(1) Ense�anza;

(2) amonestaci�n;

(3) traducir en vida. ( Obispo Vincent. )

La morada de la Palabra

No hay nada m�s f�cil que escuchar la Palabra con una mirada general, y pocas cosas m�s dif�ciles que recibirla como principio de vida espiritual. Satan�s obstaculiza; molestos con muchos negocios, divertidos con nimiedades o perturbando con imaginaciones o afectos perversos.

I. La palabra de Cristo.

1. En un sentido especial y limitado, este es el evangelio, porque �l lo predic� y lo public�.

2. En un sentido m�s amplio, son ambos Testamentos, porque �l es el autor de ambos.

3. Entonces, al escuchar la ense�anza de la Biblia, estamos escuchando a Cristo mismo. �La Palabra� es uno de sus t�tulos, y quiere que la honremos honrando las Escrituras que testifican de �l.

4. A veces se le llama la Palabra del Reino, porque muestra el camino al reino de la gracia, para que seamos part�cipes del reino de la gloria; �La Palabra de vida�, porque es el instrumento de regeneraci�n y sustentaci�n espiritual.

5. Pero aunque necesario, cu�ntas cosas innecesarias se prefieren antes que �l. Es la estrella polar que brilla en el firmamento espiritual para se�alarle a Cristo; y, sin embargo, �en cu�ntos casos se prefiere la luz tenue de la raz�n humana! Abre un pozo de vida; sin embargo, muchos eligen la cisterna rota.

II. Su morada.

1. Es habitar.

(1) Esto se�ala un contraste entre una vida asentada y vagabunda. Con el simple vagabundo tenemos poco en com�n: el residente es bien conocido. A medida que se entrega al estudio de los or�culos sagrados, la mente del Esp�ritu se transmite a la suya.

(2) Esta es una alusi�n a la �morada� de Dios en el Lugar Sant�simo. La Palabra de Cristo debe ser como la Shekinah.

2. Es habitar en el interior: no en el entendimiento meramente para iluminarlo, ni en el juicio para informarlo y convencerlo, sino estar profundamente asentado y atesorado en el coraz�n. �Escribir� mi ley en sus entra�as�, etc. Y a menos que as� est� escrito, es bastante seguro que no tenemos ning�n inter�s en el pacto.

(1) Es vivir all� como un hombre habita en su propia casa, a la que se enorgullece de llamar su castillo, y que no es como una tienda temporal. �Si permanec�is en Mi Palabra�, etc. Cu�ntos hay que le dan s�lo el entretenimiento de un caminante que consigue con dificultad un alojamiento para pasar la noche, y por la ma�ana se va.

(2) Para vivir as�, debe estar mezclado con fe. Sin fe puede producir varios efectos: puede hacerte, como Herodes, "hacer muchas cosas", e inducirlo, como F�lix, "a escuchar a Pablo con alegr�a"; puede producir sentimientos de asombro, etc .; pero s�lo cuando se recibe con fe puede realmente beneficiarse.

III. La medida en que ha de habitar en nosotros.

1. Ricamente: no como un arroyo escaso, sino como un r�o de pleno caudal. No debe contentarse con puntos de vista parciales de la verdad de Dios. Toda la Palabra escrita es pasto del alma. "Toda la Escritura ... es provechosa". �No solo de pan vivir� el hombre, sino de toda palabra�, etc.

2. Esto requiere una b�squeda en oraci�n y mucho m�s que leer apresuradamente un cap�tulo por la ma�ana o por la noche. No buscamos as� las riquezas del mundo.

3. Esta rica morada ser� fruct�fera en

(1) comodidad;

(2) santidad;

(3) vida espiritual revivida. ( T. Watson, BA )

La Palabra de Cristo que mora en nosotros

I. Esta exhortaci�n est� relacionada con la exhortaci�n de la que brota ( Colosenses 3:14 ); y con la expresi�n exterior en la que se desahoga ( Colosenses 3:16 ).

2. La Palabra de Cristo no es simplemente Su ense�anza personal, sino la Biblia completa como Su Palabra presente, proporcionando los materiales del discurso actual.

3. Su morada es personal, y no debe evaporarse, como si se refiriera al colectivo de la Iglesia (Rom 8:11; 2 Corintios 6:16 ; Ef 3:17; 2 Timoteo 1:5 ; 2 Timoteo 1:14 ).

I. Deje que la palabra de Cristo more en usted.

1. Esto implica un sentido de la preciosidad de Cristo mismo realizado por fe.

(1) La palabra de nadie ser� preciosa para ti a menos que sea preciosa la palabra de quien sea. La palabra de alguien que no te agrada ser� rechazada con desprecio; la palabra de quien es objeto de indiferencia pasar� r�pidamente a tu lado.

(2) Cu�nto de la Palabra de Cristo se puede perder a menos que �l sea precioso. En muchas partes piensas que �l se encuentra s�lo de manera vaga y distante, e incluso los pasajes m�s llenos de �l no lo muestran como habl�ndote personalmente. Pero es solo como lo hace que la Biblia es la Palabra de Cristo. La carta de un amigo es su palabra para m� cuando por medio de ella lo llamo ante m� en su propia persona amada habl�ndome. Entonces habita en m�. Por lo tanto, a trav�s de mi amor por �l y Su preciosidad para m�, las Escrituras que parecen tener poco que ver con �l pueden convertirse en Su Palabra para m�.

2. La preciosidad de la Palabra de Cristo, as� como la del mismo Cristo, es esencial para que more en ti.

(1) Si Cristo es precioso, su Palabra debe ser preciosa. La palabra de un amigo precioso es preciosa incluso antes de que sepas lo que contiene. Su mismo exterior es bienvenido. Pero se vuelve m�s a medida que lo estudias, y especialmente si tiene un valor real.

(2) La mayor�a de los cristianos pueden nombrar un texto que aparentemente tiene poco que ver con Cristo, que se ha convertido, sin embargo, en uno de sus mejores recordatorios. Est� relacionado con alguna crisis marcada; como un susurro de consuelo, un soplo de piedad en la pecaminosidad, sentido como la Palabra de Cristo en ese momento quer�a.

(3) La manera de encontrar a Cristo en toda la Biblia no es simplemente hacer que hable de Cristo, sino hacer que Cristo le hable acerca de �l; y as� hacerlo todo suyo, es decir, dejar que todo, cada pedacito y fragmento de �l, se suelde a tu experiencia, con Cristo viviendo en ti la esperanza de gloria.

(4) Esto puede ser dado por el Esp�ritu en respuesta a la oraci�n de fe. �l les ense�a todas las cosas como las dijo Cristo. No lo fuerce a hablar de Cristo formalmente, para ofender a los cr�ticos y ofender a los lectores ordinarios. T�melo en su significado claro, pero espere que Cristo en �l pueda tener alguna lecci�n que ense�ar; algo de consuelo para impartir; alguna reprimenda para administrar.

3. La preciosidad sentida de la relaci�n real presente y viva entre Cristo y usted har� que la Palabra, como Suya, permanezca en usted.

(1) Esa palabra sostiene el coito y es para usos coloquiales. Debes morar en Cristo y �l en ti, pero la comuni�n no puede mantenerse por mucho tiempo sin el lenguaje. Podemos so�ar con este mutuo morar de alguna manera vaga y so�olienta; pero si va a ser m�s que un sue�o, debe haber conversaci�n entre nosotros. �l mismo se ocupa de este tema ( Juan 15:7 ; Juan 16:23 ).

Esto solo puede ser comprendido por el Consolador �recordando todo lo que os ha dicho�. Su Palabra, entonces, debe ser el elemento b�sico de la relaci�n verbal. �l lo usa al hablar contigo y t� al hablarle.

(2) As� usado, permanecer�. De lo contrario, mientras que cadenas enteras de textos o cap�tulos se retengan en la memoria y puedan citarse con ligereza, la virtud desaparecer� de ellos. Si desea que la Palabra permanezca en usted como la preciosa Palabra de un precioso Salvador, siempre debe convertirla en cuenta en comuni�n con �l.

II. Ricamente.

1. En cantidad. Deje que la mente y el alma se almacenen ricamente. �Ah! cu�nto hay de la Biblia que no habita en ti porque no te das cuenta de que es la Palabra de Cristo; Cap�tulos enteros que no han estado vinculados a ning�n trato bondadoso de Cristo.

2. En calidad.

(1) Un abono rico es aquel que enriquece el suelo; y habita abundantemente en la tierra en la medida en que la enriquece, convirtiendo su esterilidad dura y seca en fruct�fero moho. Dejad, pues, que la Palabra de Cristo more en vosotros para enriquecer vuestras almas.

(2) Pero debe ser como la Palabra de Cristo. Porque tal es la pobreza y la perversidad de la tierra, que de otro modo incluso la Palabra, en lugar de enriquecer el alma, se har� part�cipe de su muerte y terminar� siendo como sal que ha perdido su sabor. La letra mata, pero el Esp�ritu da vida, haci�ndola verdaderamente la Palabra viva de un Cristo vivo.

(3) Y cu�n penetrante, adem�s de poderosa, debe ser su virtud. Deber�a llegar a todos los rincones de tu vida.

3. En correspondencia con las riquezas de Aquel de quien es Palabra. Riquezas de bondad, gloria, sabidur�a, conocimiento, gracia; inescrutables riquezas de Cristo.

4. Es habitar en ustedes, no solo como ricos receptores, sino tambi�n como dispensadores. "De gracia recibisteis, dad de gracia". Debes ser ricamente productivo, fruct�fero, en fe, en buenas obras.

5. Note la audici�n social del precepto como incrustado en el contexto ( Colosenses 3:12 por un lado, y Colosenses 3:16 por el otro). En cualquier punto de vista, esta morada no debe ser como una masa de materia muerta api�ada en un recept�culo muerto; mientras las pacas se empaquetan en un almac�n, o se api�an montones de conocimientos no le�dos en los estantes de las bibliotecas para mostrarlos. De la abundancia del coraz�n debe hablar la boca, la vida, la mano. ( RS Candlish, DD )

Habitando la Palabra de Cristo

I. La Palabra de Cristo.

1. La Palabra literal de Cristo es una de las cosas m�s maravillosas que jam�s haya existido en el mundo. No desde la tribuna romana, ni en t�rminos de la filosof�a griega, ni como un rabino jud�o, sino simple y naturalmente a hombres simples y ordinarios dondequiera que pudieran reunirse, y mientras �l hablaba, las palabras parec�an arraigarse en el coraz�n y crecer. una fuerza viva en la vida de la naci�n. Luego vino la alternativa de que deb�a guardar silencio o morir; pero sigui� hablando hasta que dijo: �Consumado es.

�Inmediatamente despu�s de Su resurrecci�n, comenz� a hablar, y cuando se fue, no dej� nada detr�s de �l sino Su Palabra. En ese momento Su vida y Su muerte eran poderes desconocidos, y �l no dej� la m�s m�nima explicaci�n escrita de ellos, ni exist�an los Evangelios en el momento de esta Ep�stola; pero estaba la Palabra de Cristo en su novedad y energ�a.

2. Si esa Palabra habr�a vivido o no sin una encarnaci�n literaria, no estamos obligados a decidir. Porque evidentemente, el prop�sito de Cristo era condensar Su habla viva en escritos para la instrucci�n de los hombres. Y hay una clara referencia aqu� tanto a la Palabra escrita como a la hablada. As�, la frase toma su sentido m�s amplio - el evangelio - todo lo que es revelado por Dios para la salvaci�n humana.

3. Es evidente que todo esto se encuentra �nicamente en las Escrituras. No hay Palabra autorizada de Cristo para nosotros en ning�n otro lugar. Pero aqu� el Libro es todo suyo. Lo ha cumplido, lo ha explicado, lo ha inspirado, lo ha convertido en una Palabra viva de principio a fin, para que por su Esp�ritu le d� aplicaciones vivas y benditas.

II. Su morada. Entr�guense como moradas sagradas para ocuparse de ella.

1. Esto significa que los otros inquilinos no deben quedarse a menos que est�n de acuerdo con este habitante principal. Pensamientos y palabras de hombres, planes de ambici�n terrenal, placeres del pecado, �lejos! Todos los pensamientos deben ser gobernados, todos los afanes santificados por �l, y todos los placeres deben ser seguros y buenos. Debe ser tanto, o no puede ser nada vital. Palabra de Cristo por la ma�ana, prudencia ego�sta durante todo el d�a; Palabra de Cristo para el servicio religioso, palabra del hombre para la transacci�n mercantil; La Palabra de Cristo para la enfermedad y la muerte, otras palabras para los tiempos de salud y placer; No lo har�. El inquilino solo ocupar� como �nico poseedor del predio.

2. D�jelo habitar. Hay mucho para llenar la maravillosa casa.

(1) Bajar� a la base m�s profunda de la vida, donde las pasiones acechan, y fluyendo a su alrededor y a trav�s de ellas, purgar� lo que es imp�o, dejando solo fuerzas sanas para fortalecer y perfeccionar el car�cter.

(2) En las habitaciones que se encuentran m�s abiertas al d�a com�n y m�s niveladas con el mundo, donde muchos pies ocupados van y vienen, donde el conocimiento acumula sus reservas, la prudencia sostiene su balanza, el juicio registra sus decisiones, la diligencia realiza sus tareas. , la adquisici�n cuenta sus ganancias y la previsi�n mira el futuro que se abre; en todos ellos entrar� la Palabra viva, y al entrar ella, la sombra que se oscurece se derrite, las arrugas del cuidado se suavizan y las cosas resbaladizas cesan sus halagos, y la injusticia y la crueldad esconden sus cabezas.

(3) M�s arriba a�n, donde la imaginaci�n enciende su l�mpara y la invenci�n enciende sus fuegos, y el deseo dobla la rodilla, mirando hacia arriba, y la esperanza se sienta mirando sin nada entre ella y las estrellas.

3. Ricamente - en sus mejores formas y fragancia m�s dulce, con todos sus poderes luminosos y rectores. Ll�nense de �l. Abre todas las puertas, abre de par en par las ventanas. Solo tienes que hacer eso. No tienes que hacer la Palabra: cerca de ti est� en tu coraz�n y en tu boca si quieres que more en abundancia en ti.

4. Pero aqu� hay m�s que una mera concesi�n pasiva. Hay una apelaci�n directa a la voluntad y a la actividad de la mente. La Palabra, por abundante que sea, no llegar� a habitar en absoluto sin el consentimiento y el esfuerzo cuidadoso y diligente. Se necesita mucha "sabidur�a" para el debido recuerdo y el entretenimiento oportuno de las diversas partes a fin de aplicarla para satisfacer las necesidades de la vida a medida que surgen.

En esto, cada hombre debe ser su propio ministro. No necesitamos toda la Biblia todos los d�as; lo necesitamos como necesitamos ma�z en el granero, como las l�mparas de noche. Hay muchos pasajes en reserva. Los miramos hoy con s�lo un inter�s general, pero llegar� el d�a en que ser�n como miles de oro y plata. Mientras tanto, es muy importante saber qu� es el pan de cada d�a para este d�a.

(1) �Estoy en la oscuridad sobre m� mismo, sobre el mundo? Entonces ser� prudente dejar que la Palabra de Cristo more en m� como una revelaci�n.

(2) �Estoy dudando y desanimado, encontrando pocas se�ales de gracia? Entonces perm�tanme recordar la Palabra de Cristo como una palabra de salvaci�n segura, que salva los ojos de las l�grimas, los pies de la ca�da y el alma de la muerte.

(3) �Estoy, aunque calmado por el perd�n, muy d�bil e incapaz de continuar la lucha de la vida m�s noble? Entonces perm�tanme tomar alguna promesa fuerte, adaptada a la necesidad, y beberla como lo har�a un hombre corrupto con un cordial hasta que me refresque.

(4) �Estoy afligido? �Puedo olvidar "No se turbe vuestro coraz�n"?

(5) �Me estoy alejando de la tierra y del tiempo? M�s que nunca necesito creer en Su palabra: "No dejar� ni desamparar�".

III. La salida. Una de las verdades m�s divinas y necesarias es que debemos dar para tener. La Palabra de Cristo, para asegurar la continuidad, debe dejarnos siempre. Ve entre las monta�as y ver�s que es la corriente viva que fluye; y donde fluye la hierba es verde, y las flores florecen, y el ganado bebe, y los ni�os se demoran para mojar el pie y escuchar la canci�n.

Sin embargo, la primavera no se ha agotado de ninguna manera. Es alimentado por el sol que dibuja, las monta�as que se condensan, las nubes generosas, el mar ancho. Deja que tu vida interior, alimentada por la Palabra moradora, no tenga expresi�n ostentosa y ruidosa, sino natural y continua. Su luz te llegar� desde la tierra de las luces. As� Colosenses 3:16 del oc�ano infinito del amor Divino (ver Colosenses 3:16 ). Una vida hermosa; una vida de poes�a y m�sica de coraz�n; una vida tambi�n abierta a todos por igual. ( A. Raleigh, DD )

Salmos e himnos y c�nticos espirituales.

I. The Psalms of the Old Testament have no single and universally accepted designation in the Hebrew Scriptures. They first obtained such in the Septuagint. Psalm comes from a word signifying properly a touching, and then a touching of a stringed instrument with a plectrum, and next the instrument itself, and lastly the song sung with this musical accompaniment. It was in this latest stage that the word was adopted by the Septuagint, and to this agree the ecclesiastical definitions of it.

Con toda probabilidad, la palabra aqu� y en Efesios 5:19 refiere a los Salmos inspirados del canon hebreo, y ciertamente los designa en todas las dem�s ocasiones en que se encuentra en el Nuevo Testamento, con la dudosa excepci�n de 1 Corintios 14:16 . Los salmos, entonces, que el ap�stol quiere que los fieles se canten unos a otros son los de David, Asaf y los otros dulces cantores de Israel.

II. Himnos. Mientras que el "salmo" por derecho de primogenitura, como a la vez el m�s antiguo y el m�s venerable, ocupa el primer lugar, la Iglesia de Cristo no se limita a ello, sino que reclama la libertad de sacar de ella tanto cosas nuevas como viejas. casa del tesoro, una nueva salvaci�n que exige un nuevo c�ntico. Era la esencia de un "himno" griego que deb�a dirigirse a, o ser en alabanza de un dios o un h�roe, i.

e., un hombre deificado, como Cal�stenes le record� a Alejandro, quien, reclamando himnos para s� mismo, o permitiendo que le fueran dirigidos a �l, impl�citamente acept� los honores divinos. En la ruptura gradual de la distinci�n entre lo humano y lo divino que marc� los d�as ca�dos de Grecia y Roma, con la usurpaci�n por parte de los hombres de los honores divinos, el himno se aplic� cada vez m�s a los hombres; aunque esto no estuvo exento de protestas.

Cuando se asumi� la palabra en el lenguaje de la Iglesia, esta distinci�n esencial todav�a se aferraba a ella. Un �salmo� podr�a ser un De profundis, la historia de la liberaci�n del hombre o una conmemoraci�n de las misericordias recibidas; y de un "canto espiritual" podr�a decirse lo mismo; un �himno� debe ser siempre m�s o menos un Magnificat, un discurso directo de alabanza y gloria a Dios. Agust�n en m�s lugares de uno declara lo esencial de un himno.

1. Debe ser cantado.

2. Debe ser alabanza.

3. Debe ser para Dios.

Pero aunque "himno" fue una palabra adoptada libremente en el siglo IV, en ning�n lugar aparece en los primeros Padres, probablemente porque estaba tan impregnado de paganismo, tan vinculado con asociaciones profanas, hab�a tantos himnos a Zeus, Hermes, Afrodita, etc., que los primeros cristianos se apartaron de �l. Podemos asumir con seguridad que los himnos a los que se hace referencia en el texto eran direcciones directas a Dios, como Lucas 1:46 ; Lucas 1:68 ; Hechos 4:24 , y lo que cantaron Pablo y Silas en el calabozo de Filipos ( Hechos 16:25 ).

Cu�n nobles, cu�n magn�ficos himnos sin inspiraci�n podr�an probar que tenemos evidencia en el Te Deum, en el Veni Creator Spiritus, y en muchas otras herencias posteriores que la Iglesia ha adquirido. Que la Iglesia, llevada en el momento en que San Pablo escribi� a un nuevo y maravilloso mundo de realidades, ser�a rica en aquellas de las que podr�amos estar seguros, incluso si no existiera evidencia en este sentido. Sin embargo, de tal evidencia hay abundancia ( Efesios 5:14 ; 1 Timoteo 3:16 ; 2 Timoteo 2:11 ).

Y como era absolutamente imposible que la Iglesia, liber�ndose de la sinagoga jud�a, cayera en el mismo error que algunas porciones de la Iglesia Reformada, podemos estar seguros de que adopt� en uso lit�rgico, no solo los salmos, sino tambi�n los himnos, cant�ndolas a Cristo como Dios (Plinio, Efesios 10.96); aunque podemos concluir esto, m�s en las iglesias reunidas del mundo pagano que en aquellas en las que exist�a un fuerte elemento jud�o.

III. Cantos espirituales. ??? es la �nica palabra de este grupo que conoce el Apocalipsis ( Apocalipsis 5:9 ; Apocalipsis 14:3 ; Apocalipsis 15:3 ).

San Pablo, en las dos ocasiones en que lo emplea, le a�ade "espiritual", y esto, sin duda, porque "Oda" en s� misma podr�a significar cualquier tipo de canci�n, como de batalla, de cosecha, o festiva, o himenal, mientras que �salmo�, de su uso hebreo, y �himno�, de su griego, no necesitaban tal calificaci�n. El ep�teto as� aplicado no afirma que estas odas fueran divinamente inspiradas, como tampoco el hombre espiritual es un hombre inspirado ( 1 Corintios 3:1 ; G�latas 6:1 ), sino s�lo que fueron compuestas por hombres espirituales, y se movi� en la esfera de las cosas espirituales.

�C�mo vamos a distinguir, entonces, estos de los dos primeros? Si los �salmos� representan la herencia del canto sagrado derivado por la Iglesia cristiana del jud�o, los �himnos y cantos espirituales� cubrir�n lo que m�s en el mismo tipo que produjo de su propio seno; pero con una diferencia. Qu� himnos hemos visto; pero el pensamiento y el sentimiento cristianos pronto se habr�n expandido a una gama m�s amplia de expresiones po�ticas que aquellas en las que hay una direcci�n directa a la Deidad.

Si nos dirigimos, por ejemplo, al Templo de Herbert , o al A�o Cristiano de Keble , hay muchos poemas en ambos que, como ciertamente no son �salmos�, por lo tanto poco poseen las caracter�sticas de los himnos. �Cantos espirituales� estos podr�an llamarse apropiadamente; incluso como en casi todas nuestras colecciones de los llamados �himnos� no hay unos pocos que por mucho m�s justo t�tulo llevar�an este nombre. ( Arzobispo Trench. )

Los poetas del Nuevo Testamento

I. La extensi�n de la dotaci�n po�tica en las iglesias primitivas. Que fue ampliamente otorgado, podemos concebir:

1. Por la frecuente referencia que se le hace ( 1 Corintios 14:26 ). En Corinto se valoraba como carismata (ver tambi�n Efesios 5:19 ; Santiago 5:13 ).

2. De la universalidad de la dotaci�n sobrenatural. El don del Esp�ritu era generalmente otorgado, y esto despertar�a la facultad po�tica en todos los que lo tuvieran y lo consagrar�a para usos sagrados.

3. De la universalidad de los sentimientos excitados en las Iglesias apost�licas. La mayor�a de los que abrazaron la religi�n estaban sujetos a una excitaci�n extraordinaria, y la poes�a es el lenguaje de los sentimientos excitados. Para los inconversos, esta inspiraci�n era locura o embriaguez.

II. Su car�cter. Las producciones po�ticas tienen car�cter. Son f�rtiles o est�riles, corruptos o castos. Hay muchas cosas en nuestros grandes poetas que repugnan a nuestro sentido del decoro y que quisi�ramos suprimir; pero el mero hecho de que estos primeros poetas cristianos estuvieran bajo el poder del Esp�ritu demostrar�a que su poes�a debe haber sido elevada y pura. Hay tres cosas que determinan el valor de la poes�a.

1. M�rito intelectual. Esto fue alto entre los cristianos primitivos. �Deje que la Palabra de Cristo more en abundancia en ustedes�. La verdad cristiana est� calculada para incitar los sentimientos m�s elevados del alma, y ??estas elevadas emociones encontrar�an expresi�n en "salmos, himnos y c�nticos espirituales". Los sentimientos m�s profundos de nuestra naturaleza solo pueden expresarse en poes�a. Las tensiones m�s altas del orador son po�ticas.

2. Pureza moral. "Amonestarse unos a otros". Esto implica una profunda preocupaci�n por el bienestar moral de los dem�s. La base de esta preocupaci�n es la moral personal, y se emiti� en tensiones que estaban mejorando moralmente.

3. Concepci�n po�tica. Las ideas de los cristianos primitivos eran imaginativas y creativas.

III. Su utilidad. Cada don divino se otorga con un prop�sito �til. �Para qu� sirve esto?

1. Para disfrute personal. El verdadero poeta vive en una creaci�n propia, y en la m�s profunda soledad se comunica con la fuente infinita de luz, vida, amor y belleza. �La poes�a�, dijo Coleridge, �ha sido para m� una recompensa extraordinariamente grande. Me ha aliviado la aflicci�n, me ha amado la soledad y me ha dado el h�bito de desear descubrir lo bueno y lo bello de todo lo que me rodea �.

2. Como elemento del culto p�blico. Nada adorna, anima y aumenta el inter�s del culto p�blico m�s que la m�sica. Asegura la armon�a de corazones y voces.

3. Es de utilidad social. La poes�a ha ejercido una poderosa influencia en la sociedad de todas las edades, para consuelo, inspiraci�n, etc. ( PL Davies, MA )

El servicio de la canci�n

I. El deber.

1. Cantar es la ordenanza de Dios, que obliga a todo tipo de hombres ( Efesios 6:19 ; Santiago 5:13 ; Salmo 66:1 ; Salmo 92:1 ; Salmo 135:3 ). Esto es parte de nuestra piedad y es algo muy hermoso.

2. Un cristiano debe recrearse a s� mismo principalmente de esta manera ( Santiago 5:13 ). Dios no nos permite compartir esto con otras recreaciones.

3. Debemos cantar tanto en nuestras casas como en nuestras Iglesias.

(1) Para ejercicio diario ( Salmo 101:1 ).

(2) Cuando los cristianos se re�nen ( 1 Corintios 14:26 ; Efesios 5:19 ).

II. La manera.

1. Debemos ense�ar y amonestar cantando, y eso:

(1) nosotros mismos, considerando el asunto.

(2) Otros, como ministros al nombrar himnos para la congregaci�n, o maestros de la familia, o cuando los cristianos se re�nan, debe haber una elecci�n de salmos que puedan consolar o reprender seg�n la ocasi�n ( 1 Corintios 14:26 ).

2. Debemos cantar con gracia. Esto se interpreta de manera diversa; algunos lo entienden de la destreza que debe usarse para cantar; otros de la hermosura, el orden correcto, la reverencia o el deleite del coraz�n; otros de acci�n de gracias. Pero creo que cantar con gracia es ejercitar las gracias del coraz�n al cantar, es decir, con santa alegr�a ( Salmo 9:2 ); confiar en las misericordias de Dios ( Salmo 13:5 ); una santa conmemoraci�n de los beneficios de Dios ( Salmo 47:6 ); s�, con el deseo de nuestro coraz�n de que nuestro canto sea aceptable ( Salmo 104:33 ).

3. Debemos cantar con el coraz�n, no con la lengua solo por ostentaci�n. Cantar con el coraz�n es cantar con entendimiento ( Salmo 47:7 ; 1 Corintios 14:14 ), con sentido y sentimiento. Por eso se dice que preparamos nuestro coraz�n antes de cantar ( Salmo 57:7 ). Entonces debemos cantar con fervor y despertar de nuestro letargo ( Salmo 57:8 ).

4. Debemos cantar al Se�or ( Efesios 5:19 ), tanto para la gloria de Dios y con un sentido de Su presencia, como en un recuerdo santo de Sus bendiciones.

III. Los usos.

1. Para instrucci�n. Cuando nos alegramos de cantar salmos ( Santiago 5:13 ), s�, considerar esto como una melod�a celestial ( Efesios 5:19 ).

2. Para reprender a los que se deleitan en canciones profanas. ( N. Byfield. )

Las condiciones del servicio de la canci�n.

I. Los salmos, etc., deben ser espirituales.

1. En cuanto al origen. As� como Mois�s, David y otros, bajo el impulso del Esp�ritu Santo, compusieron sus salmos, etc., as� nosotros, ya sea que cantemos los mismos u otros, debemos hacerlo bajo la misma direcci�n ( Efesios 5:18 ).

2. En cuanto a la materia: tratan de las cosas espirituales, relacionadas con la gloria de Dios y nuestra salvaci�n; no de asuntos seculares y vanos.

II. Deben cantarse con gracia.

1. Con gratitud. La palabra a veces significa esto ( 1 Corintios 15:57 ; 2 Corintios 2:14 ). La gratitud no se une incorrectamente a las canciones; porque nos sentimos movidos a cantar en circunstancias alegres y pr�speras, en las que el agradecimiento es obligatorio y necesario.

2. Con graciosa afabilidad, que transmite placer y utilidad a los oyentes; para que lo que Horacio dice acerca de los poetas pueda decir de estos c�nticos espirituales. �Se beneficiar�an y se deleitar�an a la vez�. Entonces la palabra significa en Colosenses 4:6 y Efesios 4:29 .

III. Deben ser cantados en el coraz�n, es decir, desde el m�s �ntimo afecto. Y con raz�n se requiere una emoci�n ardiente, porque la acci�n de cantar declara el regocijo interior del coraz�n. Por tanto, act�a como el hip�crita que canta con el coraz�n dormido. Por lo tanto, David no solo afina su voz con el arpa, sino su voz antes de cualquiera ( Salmo 57:7 ). Entonces Mar�a ( Lucas 1:46 ). No pienses una cosa y canta otra.

IV. Deben cantarse al Se�or. Los c�nticos de los cristianos no deben apuntar a promover la disoluci�n o la ganancia; sino para dedicarse a celebrar las alabanzas del Redentor. Corolarios:

1. La costumbre del canto es �til y debe adoptarse en la asamblea de cristianos, tanto en p�blico como en privado.

2. Debe realizarse de tal manera que los que escuchan puedan de all� obtener placer y edificaci�n espiritual. Por tanto, adi�s a todos los nugatorios y mucho m�s a los c�nticos impuros.

3. Al cantar, debemos tener especial cuidado en que el coraz�n se vea afectado; los que descuidan esto, quiz�s agraden a los hombres con una dulzura artificial de voz, pero desagradar�n a Dios con una odiosa impureza de coraz�n.

4. Las cosas que los cristianos hacen para alegrar y relajar el esp�ritu, deben ser agradables a Cristo y a la religi�n: debemos, por tanto, aborrecer la locura de los que no pueden ser alegres sin el reproche de Cristo y la religi�n. ridiculizaci�n de la religi�n. ( Mons. Davenant. )

El servicio del canto como medio de edificaci�n cristiana

Siempre que llega un gran avivamiento de la vida religiosa, viene con �l un gran estallido de canto cristiano. Los himnos latinos medievales se agrupan en torno a los primeros d�as puros de las �rdenes mon�sticas; Los �speros y tormentosos himnos de Lutero eran tan poderosos como sus tratados; la ternura m�stica y el �xtasis de Charles Wesley se han convertido en posesi�n de toda la Iglesia. Los primeros himnos eran de car�cter dogm�tico. Sin duda, as� como en muchas iglesias misioneras se encuentra que un himno es el mejor veh�culo para transmitir la verdad, as� fue en estas primeras iglesias, que estaban compuestas principalmente por esclavos y mujeres, ambos sin educaci�n.

�Cantar el evangelio� es una invenci�n muy antigua, aunque el nombre sea nuevo. En estas primeras comunidades, Pablo dijo: "Cada uno de ustedes tiene un salmo, una doctrina". Si un hombre tuviera alg�n fragmento de un salmo antiguo, o alguna melod�a tan mala que saliera del coraz�n cristiano, podr�a cantarla y sus hermanos escuchar�an. No tenemos ese tipo de salmodia ahora. Pero qu� largo camino hemos recorrido desde all� hasta una congregaci�n moderna, de pie con ganchos que apenas miran, y �adorando� en un himno que la mitad de ellos no abre la boca para cantar en absoluto, y la otra mitad lo hace. con una voz inaudible a tres bancos de distancia. ( A. Maclaren, DD )

La himnolog�a de la Iglesia

desde el principio ha sido un elemento muy importante en su santo progreso y medio de utilidad. Gran parte de la Biblia es poes�a. La instrucci�n as� transmitida ayuda a la memoria y produce una mayor impresi�n en la mente. Cu�n constantemente David encontraba alivio al expresar sus esperanzas y temores, sus alegr�as y tristezas en una canci�n; y en el registro de su experiencia, cu�n preciosa es la bendici�n que ha dejado para la instrucci�n y el �nimo de los hijos de Dios en todas las edades.

En la Iglesia primitiva, el uso de salmos e himnos fue especialmente impresionante. Las primeras formas de literatura en todos los pa�ses y en los grandes movimientos nacionales se encuentran en su mayor parte en el canto. As� fue en Grecia; as� fue en tierra escocesa. Los hechos de la historia, las proezas, las maravillosas providencias, se transmiten en forma de canto, y en esta forma se recuerdan mejor y se conservan m�s f�cilmente. En nuestros d�as, con el poder de la imprenta, esto puede no ser tan necesario; pero cuando los libros ten�an que copiarse en MS.

, y los libros eran escasos, la cita de c�nticos y salmos constitu�a un elemento importante de instrucci�n. Un conocido autor ha dicho que si se le permit�a hacer las canciones de una naci�n, no le importaba qui�n hiciera las leyes. Los himnos de la Iglesia han sido a menudo como el santuario mismo de la vida espiritual, para la preservaci�n de la doctrina y el medio de progreso. �Cu�ntos cuidados se han aliviado con alg�n himno conocido? �Cu�ntos cristianos han cruzado el r�o fuertes en la fe con las palabras de alguna preciosa estrofa en la lengua que aprendieron en la escuela dominical? ( J. Spence, DD )

Cantando con gracia en vuestros corazones al Se�or.

Frigia era proverbialmente una tierra de m�sica

En la adoraci�n de Cibeles y de Salazion, el diouysos frigio, se utiliz� una m�sica de excitaci�n salvaje. Por lo tanto, San Pablo podr�a estar m�s ansioso de que el canto cristiano sea dulce y elegante en una Iglesia frigla. Para un profundo sentimiento de ansiedad por parte de un gobernante de la Iglesia antigua de que el canto sagrado deber�a ser hermoso, vea la historia de c�mo Ignacio trajo de regreso la melod�a de los �ngeles escuchada en visi�n a su Iglesia en Antioqu�a (S�crates, Hist.

6: 8). El canto sincero no es un canto sin voz ( Salmo 111:1 ). La alabanza del salmista estaba en su coraz�n, pero tambi�n debe haber sido vocal, porque era la alabanza que se ofrece en la "asamblea". Las tres condiciones del canto sagrado son la dulzura de la expresi�n vocal, la plenitud de la devoci�n interior, la direcci�n a un objeto Divino. Estos se expresan en esta cl�usula.

(1) En cuanto a la expresi�n exterior: "con gracia, con dulzura, para dar placer y ser atractivo".

(2) En cuanto a la devoci�n interior, "sincera".

(3) En cuanto al Ser dirigido - "al Se�or".

La clave del verdadero significado del pasaje es tener en cuenta que el ap�stol est� hablando de cantar como un deber de la Iglesia, una parte de la vida corporativa de la Iglesia, una declaraci�n de paz entre sus hijos y un medio de edificaci�n. El reconocimiento de la dulzura y el agrado como un elemento del culto p�blico es muy interesante e importante. Tal cuidado por el canto, una vez m�s, es bastante acorde con el alto ideal de Pablo de gracia y belleza femenina en la juventud ( 1 Corintios 11:15 ), dignidad sacerdotal en la edad ( Tito 2:3 ), con su reconocimiento de las cosas "hermosas". ( Filipenses 4:3 ), con su apelaci�n a los instintos est�ticos primarios ( 1 Corintios 11:13 ), con su horror a la "confusi�n" en el culto p�blico ( 1 Corintios 14:33), con la palabra para una belleza grande y majestuosa en el servicio p�blico expresada en ese gran fundamento-r�brica ( 1 Corintios 14:40 ).

Muestra cu�n cuidadosamente consider� las circunstancias locales y adapt� sus lecciones a ellas. La m�sica frigia pod�a convertirse en el acompa�amiento del lamento apasionado y poco masculino de la barbarie asi�tica. Como dice Plat�n, "la cepa frigia se adapt� para los ritos sagrados y la excitaci�n fan�tica, siendo de un desenfreno casi fren�tico". ( Mons. Alexander. )

Poder de un himno

En uno de los d�as en que el presidente Garfield agonizaba junto al mar, estaba un poco mejor y se le permiti� sentarse junto a la ventana, mientras la se�ora Garfield estaba en la habitaci�n contigua. El amor, la esperanza y la gratitud llenaron su coraz�n mientras cantaba el himno que comenzaba con ��Gu�ame, oh T� gran Jehov�!�. Mientras las notas suaves y quejumbrosas entraban flotando en la habitaci�n del enfermo, el presidente volvi� los ojos hacia el Dr. Bliss y pregunt�: "�Es esa Creta?". "S�", respondi� el m�dico; �Es la Sra.

Garfield ". �R�pido, abre un poco la puerta�, respondi� ansioso el enfermo. El Dr. Bliss abri� el hacedor y, despu�s de escuchar unos momentos, el Sr. Garfield exclam�, mientras las l�grimas corr�an por sus mejillas hundidas: "Glorioso, Bliss, �no es as�?" ( W. Baxendale. )

Poder de un himno

Un ni�o se acerc� a uno de nuestros misioneros de la ciudad y, sosteniendo un trozo de papel impreso sucio y gastado, dijo: "Por favor, se�or, mi padre me envi� a buscar un papel limpio como ese". Tom�ndolo de su mano, el misionero descubri� que era un billete con el himno "Tal como soy" impreso en �l. Mir� la carita seria y le pregunt� al ni�o d�nde lo hab�a conseguido y por qu� quer�a una copia en limpio. .

�Lo encontramos, se�or, en el bolsillo de la hermana despu�s de su muerte; y sol�a cantarlo todo el tiempo que estaba enferma, y ??le encantaba tanto que pap� quer�a conseguir uno limpio para poner en un marco para colgar. �No nos da uno, se�or? ( GF Pentecost�s, DD )

Salvado por un himno

A bordo del desafortunado vapor Seawanhaka estaba uno de los cantantes de la Universidad Fisk. Antes de dejar el vapor en llamas y comprometerse con las despiadadas olas, se sujet� cuidadosamente a s� mismo y a su esposa salvavidas. Alguien le arrebat� cruelmente el de su esposa, dej�ndola sin esperanzas, salvo que pudiera aferrarse a su marido. Esto lo hizo, colocando sus manos firmemente sobre sus hombros y descansando all� hasta que, agotando sus fuerzas, dijo: "�No puedo aguantar m�s!" �Int�ntelo un poco m�s�, fue la respuesta del marido cansado y agonizante, �cantemos 'Rock of Ages.

Y mientras los dulces acordes flotaban sobre las aguas turbulentas, llegando a los o�dos de los que se hund�an y mor�an, poco sab�an ellos, esos dulces cantores de Israel, a quienes consolaban. Pero, �he aqu�! mientras cantaban, se ve�a uno tras otro a los exhaustos levantando la cabeza por encima de las olas abrumadoras, uni�ndose con un �ltimo esfuerzo en la oraci�n dulce, agonizante, suplicante, �Roca de los siglos, hendidura para m�, etc.

Con la canci�n parec�a venir la fuerza; otro y otro m�s se anim� a renovar el esfuerzo. �Pronto a lo lejos se vio acercarse un bote! �Podr�an aguantar un poco m�s? Sin dejar de cantar, lo intentaron y pronto, con una fuerza sobrehumana, se apoderaron del bote salvavidas, en el que fueron llevados a salvo a tierra. Esto no es ficci�n; fue relatado por el propio cantante, quien dijo que cre�a que el dulce "Rock of Ages" de Toplady salv� a muchos otros adem�s de �l y su esposa.

Y esto fue solo la salvaci�n de la muerte temporal.Pero, me parece, desde el mundo brillante de all�, el buen Toplady debe regocijarse de que Dios le haya ense�ado a escribir ese himno, que ha ayudado a salvar a tantos de la muerte eterna, como, capturando su esp�ritu. , han aprendido a arrojarse solos en busca de ayuda en esa querida "Roca de las Edades", hendidura, pecador, por ellos, por ti y por m�, y que siempre permanece desgarrada para albergar a los que pronuncien el grito. , "D�jame esconderme en Ti". ( Bautista canadiense )

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Versículo 17

Todo lo que hag�is de palabra o de hecho, hacedlo todo en el nombre del Se�or Jes�s.

M�todo y m�sica, o el arte de vivir en santidad y felicidad

Siempre es una ventaja tener las leyes de un reino lo m�s concisas posible. La cantidad de litigios causados ??por el c�digo en ingl�s es inmensa. En el gobierno de Dios, el asunto es bastante claro: se incluye en diez mandamientos y, adem�s, Cristo lo reduce a dos. Nuestro texto es un ejemplo de la concisi�n de los preceptos divinos. Contiene una ley aplicable a cada acci�n, palabra, pensamiento, lugar, circunstancia en unas breves palabras. Es una gran ventaja para un mec�nico poder llevar consigo una regla de bolsillo o un cuadrado. Y por eso tenemos aqu� una regla completa en la vida seg�n la cual los autos nunca fallan.

I. Descrito el caminar santo. �Todo�, etc. Esta regla se aplica a los que est�n en Cristo. Los inconversos necesitan un cambio radical antes de poder llevarlo a cabo. No puedes caminar como creyente si no has cre�do. Pero habiendo comenzado desde el principio y dado el paso de la salvaci�n por la fe, el camino debe continuar siguiendo este mandato, que significa:

1. Hacer todo a trav�s del oficio y nombre de Cristo como Mediador.

(1) Est� obligado a ofrecer alabanza diaria: debe ser en el nombre del Se�or Jes�s.

(2) Abundar�s en oraci�n. Su nombre da poder a la oraci�n; no es tanto su seriedad y sinceridad, sino Su sangre lo que le habla a Dios.

(3) Debes darle tu tiempo y tus servicios para ense�ar a los ignorantes, etc .; s�lo pueden ser aceptables en �l.

(4) Debes dar tu sustancia; si das todas tus riquezas, la ofrenda presentada sin Cristo no es nada.

2. Haga todo bajo la autoridad de Jesucristo. El es tu Rey. El negocio de un cristiano en la tierra no es independiente; es un mayordomo de Cristo.

3. Hacer todo bajo la sanci�n de Cristo como nuestro ejemplo. Es un curso admirable preguntar: "�Qu� hubiera hecho Cristo en estas circunstancias?"

4. Haga todo para la gloria de Cristo. El cristiano no debe buscarse a s� mismo.

5. Haga todo con la fuerza de Cristo. Con �l est� el residuo del Esp�ritu y el Esp�ritu es el poder del creyente. Estas palabras son una reprensi�n:

(1) a los que no hacen nada en nombre de Cristo;

(2) a los que se glor�an en el nombre de los hombres, como de las iglesias o de los santos;

(3) a aquellos profesores que deshonren el nombre con el que profesan vivir. Tenemos&mdash

II. Se prescribe m�sica sagrada - �Dar gracias�, etc. Los soldados marchan a la batalla al son de la trompeta y el tambor, etc., y es algo excelente cuando los hombres cristianos saben cantar adem�s de trabajar. La mejor m�sica consiste en el agradecimiento a Dios. Debemos alabarle en todo, pero m�s particularmente en el ejercicio de la religi�n. Algunas personas tienen tanto miedo a la alegr�a que parecen trabajar bajo la ilusi�n de que todos los devotos deben ser infelices. El texto nos dice bajo qu� aspecto debemos considerar a Dios al agradecerle. Es como un padre.

III. Inculcar motivos santos. Inscritas en nuestro coraz�n hay razones que deben asegurar la obediencia. Estos son&mdash

1. Gratitud. Todo lo que tenemos ha sido recibido del Padre por medio de Cristo.

2. La dignidad de Cristo. "A �ste, Dios ha ensalzado por Pr�ncipe y Salvador".

3. Amor. �l reclama nuestro amor y nos da el suyo. ( CH Spurgeon. )

Sugestivo resumen del deber cristiano

I. La ley rectora del deber cristiano. "Haced todo en el nombre", etc. En Cristo est� ...

1. El motivo m�s puro del deber. El motivo origina y gobierna la acci�n, y la hace buena o mala. S�lo en Cristo encontramos el motivo m�s santo y puro; en �l el amor reemplaza al ego�smo ( 2 Corintios 5:14 ).

2. El modelo de deber m�s noble.

3. El fin m�s alto del deber. �l es la meta hacia la que tienden todas las acciones. No hay un nombre m�s alto para �l: "est� por encima de todo nombre".

4. La autoridad final del deber.

II. Su obligaci�n universal - "Todo lo que hag�is", etc. Debe haber ...

1. Un reconocimiento de Cristo en todo.

2. Dependencia absoluta de Cristo en todo momento.

3. Devoci�n suprema a Cristo.

III. Su esp�ritu invariable: "Dando gracias a Dios y al Padre por medio de �l". Lecciones:

1. El nombre de Cristo es el poder m�s grande del universo.

2. Todo deber adquiere su significado y bendici�n de su relaci�n con Cristo.

3. Un esp�ritu agradecido es feliz en la empresa, valiente en las dificultades y paciente en los reveses. ( G. Barlow. )

Vida piadosa

Esto se aplic� a los �elegidos de Dios�. Este es el t�tulo que el ap�stol les da a los cristianos. Se designa un curso de acci�n para que lo lleven a cabo.

I. �Qu� hacer? "Haz todo." El "todo" se refiere a todo acto de la vida religiosa. Habr� ...

(1) Humildad de mente;

(2) paciencia;

(3) mansedumbre; sobre todo

(4) caridad.

La palabra de Cristo debe morar ricamente en el coraz�n (ver el vers�culo anterior).

II. C�mo se llevar� a cabo: "En el nombre del Se�or Jes�s". Esto implica tres cosas.

1. Por la autoridad de Cristo ( Hechos 3:6 ).

2. Por la causa de Cristo ( Marco 9:41 ).

3. Para la gloria de Cristo ( Hechos 15:26 ). ( Analista del predicador ) .

La fuerza motriz de una vida santa

Esta es una de las declaraciones audaces y arrolladoras de las Escrituras. Por extraordinario y extravagante que sea, est� en consonancia con todo el esp�ritu del cristianismo. A diferencia de otras religiones, la de Cristo no admite compromisos. Tendr� todo o nada, el primer lugar o ninguno. El autor de la naturaleza y el autor del cristianismo dan muestras de ser uno y el mismo, en el sentido de que sus principios son igualmente simples, universales, imperiosos, inexorables.

En ambos hay el mismo ejercicio silencioso del poder, la misma majestad tranquila de la ley, y las leyes de cada uno nunca se pueden jugar con impunidad. La ley de la gravedad no admite disputas, ni tampoco la ley de que la vida eterna se encuentra por medio del Hijo de Dios. Observar&mdash

I. La amplitud extrema y el esp�ritu elevado del deber cristiano. �Todo�, etc. Estas palabras cubren toda la esfera de la actividad cristiana. Nuestras palabras, pensamientos, deseos, trabajos, etc., deben estar bajo la influencia habitual de un poder sagrado y santificador que acecha en el nombre del Se�or Jes�s. Hay una o dos explicaciones sencillas que muestran que no hay extravagancia real en esta gran demanda.

1. Si la ley cristiana es solo otro nombre para la ley de la verdad, el amor y la santidad, es bastante claro que nunca saldremos del alcance de esa ley, ni en este mundo ni en el pr�ximo. No es m�s cierto que la ley de la gravedad se extienda de un mundo a otro de lo que esta ley prevalece dondequiera que exista la inteligencia.

2. Si la religi�n consiste en entrar al servicio de un Dios que mira no a las apariencias, sino al coraz�n, esa religi�n ser� la �nica verdadera que produzca disposiciones rectas hacia �l de fidelidad en todas las cosas, tanto las m�s peque�as como las m�s peque�as. m�s grande. El esp�ritu del que somos determina el car�cter de nuestras acciones, ya sean santas o imp�as. La vida del santo y del pecador se compone en gran parte de los mismos deberes comunes, y en todo lo que es evidente para el mundo puede haber poca diferencia entre ellos: pero el esp�ritu por el que se mueven constituye un abismo entre ellos. tan ancho como lo que divide la luz y las tinieblas, el cielo y el infierno.

3. Ser�a bueno para la Iglesia y para el mundo si reconoci�ramos m�s claramente esta amplitud del deber cristiano. No hay ning�n acto, por peque�o que sea, que Cristo no vea ni toque, y que no tiende tanto a Su honor como los c�nticos de los serafines; no hay cari�o, talento, energ�a en la que no ponga la mano y diga: "Eso es m�o", y que no pueda transformarse en un culto tan sincero como el de la comuni�n; ning�n paso que podamos dar en la vida que �l no observe, y que no pueda ser un paso en el camino que nos acerca a �l; no hay tiempo aqu� ni en el m�s all� en el que no sea un deber delicioso "hacer todo en el nombre del Se�or Jes�s". Por tanto, este mundo redondo puede convertirse para nosotros en un templo, y esta peque�a vida en un canto de alabanza.

II. La fuerza motriz de una vida santa. El �nfasis recae en "el nombre del Se�or Jes�s".

1. Toda la extravagancia aparente del mandato se desvanece cuando ponemos nuestras manos sobre el secreto de la vida divina. En el reino del esp�ritu como en el de la materia, cuando vemos un gran resultado, sabemos que detr�s de �l hay una gran causa; y podemos escudri�ar el mundo y no encontraremos un poder sobre los corazones humanos comparable al que yace en este nombre. �Qu� combinaci�n de fuerzas ha abierto un surco tan profundo en todo el mundo? Uno o dos de los h�roes y sabios del mundo se han ganado una gran admiraci�n y respeto, pero �qui�n ha puesto su mano en tantos corazones y tocado para bien en tantas vidas? Por malo que sea el mundo, lo bueno en �l se debe a Cristo.

Incluso ahora el bien est� ganando la victoria, y el Rey es Cristo. Borra ese nombre y borrar�s la mejor parte de la historia, todo lo que es m�s puro en moral, elevado en literatura, amable en modales, misericordioso en leyes. El tiempo debilita otras fuerzas, pero agrega vigor a esto.

2. No es necesario entrar en los diversos elementos que componen esta fuerza moral. Lo que fue e hizo por nosotros, y sobre todo lo que ahora es y hace, lo explica. Una frase lo tiene todo: "�l muri� por m�". En Jes�s no tenemos un hombre muerto hace mucho tiempo, sino un Salvador y Rey viviente siempre cerca de nosotros, que lleva el �nico nombre por el cual podemos ser salvos. Es Su presencia por Su Esp�ritu en los corazones de Su pueblo lo que es la fuerza motriz de su vida santa. "El amor de Cristo nos constri�e".

III. El car�cter sagrado de la vida y el trabajo en com�n. La nota clave de este cap�tulo es que la religi�n es una vida en Cristo, tan omnipresente y omnipresente en esta vida que lo santifica todo.

1. Una de las principales peculiaridades de la religi�n de Jes�s es que pr�cticamente aniquila la distinci�n entre lo secular y lo sagrado. As� como traspas� todas las barreras de clima, color y raza para llamar a los hombres hermanos, as� traspas� todas las barreras de la funci�n sacerdotal para santificar a todos los hombres, y as� todos los hombres ahora son hechos sacerdotes para Dios.

2. Lo que Dios junt�, nadie lo separe; y se ha casado con la religi�n y la vida. �sa no es una religi�n que no podamos llevar con nosotros dondequiera que vayamos; en nuestros placeres y tristezas, nuestros negocios y armarios. ( J. Macgregor, DD )

Cosas sagradas y cosas seculares

Uno de los efectos m�s preciosos del cristianismo es que da inter�s y dignidad a la vida cotidiana. Piense en c�mo afectar�a a los oscuros trabajadores de �feso, Corinto o Roma. Artizan, obrero, soldado, esclavo, aprender�a la verdad de que Dios se preocupaba por �l y lo dise�� para un destino glorioso. Es por Cristo que la vida es digna del nombre de vida. La distinci�n entre lo secular y lo sagrado ha provocado un da�o indecible.

Implica una regla de vida para la persona en las �rdenes sagradas y otra para el hombre que no ha recibido vocaci�n religiosa. El monje o la monja es un "religioso"; si alguno no es sacerdote, monje o monja, no tiene por qu� ser tan religioso. Es una distinci�n detestable e irreligiosa.

I. Es una distinci�n que habr�a sido completamente ajena a la mente de un cristiano primitivo, y es bastante opuesta al esp�ritu del nuevo testamento. Cristo, all� revelado, se ha aferrado a la vida entera. �l ha consagrado lo que llamamos empleos seculares por �l mismo dedic�ndose a ellos. Posible comer y beber para la gloria de Dios.

II. Esta distinci�n es mala, porque se desvanece con una observaci�n m�s cercana. Nos resulta perfectamente imposible trazar una l�nea n�tida. El arte, la ciencia, la pol�tica, los negocios, el deber cotidiano, en lugar de separarse de la religi�n, tienen relaciones tan �ntimas con ella que son, o pueden ser, y deber�an ser, ellos mismos esencialmente religiosos. Un mal serm�n sobre el texto, �He aqu�, estoy a la puerta y llamo�, es (parecer�a) sagrado; pero pintar el cuadro conocido que ilustra el mismo texto era secular.

Escribir himnos sagrados. Entonces, �fue una obra sagrada o secular escribir �Paradise Lost�, �Excursion� de Wordsworth o �Task� de Cowper? Seguramente, tambi�n, toda la buena m�sica es verdaderamente religiosa. Una vez m�s, �es un trabajo sagrado o secular cuando una joven, bajo un profundo sentido del deber, consagra su vida al cuidado de una madre que sufre? Por el contrario, considere lo que generalmente se clasifica como obras sagradas: orar, predicar, administrar los sacramentos, visitar a los enfermos.

�Cu�n intensamente seculares pueden volverse! �Cu�n mezquino y superficial es el esp�ritu con el que pueden realizarse! Con qu� facilidad puede llegar a ser su motivo tan bien expresado en palabras b�blicas: "Ponme en uno de los oficios del sacerdote, para que pueda comer un pedazo de pan".

III. Esta distinci�n es radicalmente irreligiosa, implica que todas las cosas no son de Dios. Las iglesias lo son, pero no las casas en las que vivimos. Cl�rigos, pero no hombres de otras profesiones y empleos. Domingo, pero no otros seis d�as. Pero Cristo reclam� el mundo para s� mismo y para su Padre, en el sentido de que reclam� todo en el mundo. F�bricas y ferrocarriles, campamentos y tribunales, mansiones, museos y galer�as de cuadros, por no hablar del mundo de los �rboles, los r�os, los p�jaros y las flores, forman parte del mundo que le pertenece a �l, el Heredero de todas las cosas. �sta es la �nica visi�n religiosa de la vida.

IV. Procura, pues, hacer religiosa toda tu vida. La religi�n pura es cuando el sentido del amor de Dios, de la inmensidad de sus pretensiones, de la amplitud de sus mandamientos, act�a a trav�s de la vida de tal modo que la convierte en un todo org�nico, y cuando se olvida la distinci�n pobre e indigna de secular y sagrado; cuando lo m�s religioso es lo m�s humano, y lo m�s com�n es ennoblecido y justificado por la gracia que brota de �Cristo nuestra Vida�. ( JA Jacob, DD )

Haciendo todo en el nombre de Cristo

I. Qu� es esto.

1. Ir a Dios a trav�s de �l ( Juan 15:3 ; Juan 15:16 ; Juan 16:23 ).

2. Hacer todo por Su autoridad ( Mateo 18:18 ; Mateo 28:18 ; 1 Timoteo 6:15 ).

3. Hacer todo con Su fuerza ( Hechos 4:6 ; Hechos 4:6 4:10; 1 Samuel 17:45 ; Filipenses 4:13 ; 2 Corintios 12:9 ). Sin �l no podemos hacer nada, con �l todo ( 1 Corintios 15:10 ).

4. Para Su gloria ( 1 Corintios 10:31 ; Juan 5:23 ; Apocalipsis 5:12 ).

5. Vivir una vida de fe para el suministro de todas las cosas para la vida y la piedad ( 2 Pedro 1:1 ; 2 Pedro 2: 1-22; 2 Pedro 3:1 ; Juan 16:23 ).

6. Caminar en la religi�n del Se�or Jes�s ( Miqueas 4:5 ; 2 Timoteo 2:19 ; Mateo 10:22 ; Lucas 21:17 ; Apocalipsis 2:3 ; Apocalipsis 2:13 ).

7. Seguir Su ejemplo ( Mateo 16:24; 1 Juan 2:6 ; 1 Pedro 2:21 ).

II. Por qu� debemos hacerlo.

1. Porque todo lo que somos, tenemos o podemos hacer es de Cristo ( 1 Corintios 3:22 ).

(1) Toda gracia y fuerza ( 1 Corintios 1:30 ).

(2) Adopci�n ( Efesios 1:5 ).

(3) Reconciliaci�n con Dios ( 2 Corintios 5:18 ).

(4) Todos nuestros suministros actuales ( Filipenses 4:19 ).

2. Porque el Padre lo exalt� hasta lo Filipenses 2:8 y le dio un nombre que est� sobre todo nombre ( Filipenses 2:8 ). Por tanto, todos debemos honrar al Hijo como Padre ( Juan 5:23 ).

3. Porque no podemos ser aceptados sino por �l ( Efesios 1:6 ; Hebreos 13:15 ; Hebreos 5:1 ).

4. Porque todo lo que nos viene de Dios debe ser por Su mano.

III. C�mo podemos hacerlo.

1. Debemos suponer que debemos estar en Cristo primero ( Juan 15:4 ).

2. Suponiendo esto, debemos ejercer fe en �l, y recurrir constantemente a �l, en todo lo que hacemos para obtener los suministros de Su gracia y Esp�ritu (1Pe 2:20; 1 Pedro 5:7 ; Juan 16:16 ; Juan 16:23 ; Juan 16:26 ).

3. Debemos vivir en estrecha comuni�n con Jes�s en el uso de todas sus ordenanzas ( Zacar�as 4:12 ).

4. Debemos concentrar nuestros pensamientos mucho en �l, y estar muy ocupados con �l en el curso de nuestras vidas ( Salmo 73:23 ).

IV. algunos usos.

1. No est� en nuestro poder actuar como nos plazca o para nuestros propios fines ( Romanos 14:7 ).

2. La impiedad de los que invocan el nombre de Cristo en sus malos caminos.

3. No podemos esperar la bendici�n de Dios sobre algo que no se haga en el nombre de Cristo. ( H. Wilkinson, DD )

Haci�ndolo todo por el Se�or Jes�s

Todos han sentido en ocasiones un doloroso vac�o despu�s de la absorci�n en el servicio activo. No ha habido nada pecaminoso, al contrario, la obra, puede ser, ha sido sagrada, emprendida con oraci�n, y ha sido para el bien del hombre y la gloria de Dios, y sin embargo, no hay satisfacci�n.

I. �D�nde est� el mal en esto? Es que somos lentos para aprender en acto lo que sabemos en nuestra alma, que no podemos hacer nada bueno sin Dios. Lo damos por sentado y as� lo olvidamos.

1. En cuanto a los asuntos ordinarios, los hombres, por ejemplo, piensan que es poco probable que mueran hoy porque han vivido con seguridad a trav�s de tantos peligros, y dan por sentado que su comida los nutrir� porque siempre lo ha hecho. �D�nde, entonces, hay alg�n lugar para la dependencia de Dios incluso con la oraci�n por protecci�n y bendici�n, ya que el sentimiento asume que se otorgar�n sin ninguna oraci�n?

2. En cuanto a las obras de gracia. Es bueno, como lo son las devociones de la gente ahora, si los cristianos realmente oraron a Dios para que los llevara a trav�s de las pruebas del d�a, creyendo realmente que para esto necesitaban la ayuda especial de Dios. Cu�ntos, si es que oran, esperan hacer el bien y escapar del mal flagrante casi con la intenci�n de hacer o no hacerlo, y piensan que si invocan a Dios de alguna manera general, las cosas no les ir�n muy mal.

3. En cuanto a la vida diaria. Muchos cristianos parecen pensar que en las acciones diarias y las palabras de la vida, o no pueden o deben pecar, y que estos dos son muy parecidos. Lo que la gente odia es ser sincero en absoluto, por lo que no desean orar por la gracia de Dios, no sea que tengan que tomarse la molestia de usarla. De modo que est�n dispuestos a pensar que no pueden ayudarse a s� mismos, que deben caer en pecados de enfermedad y, por lo tanto, arrojan sus faltas a Dios, o no las consideran como grandes faltas en absoluto, y por eso act�an como si pudieran. no pecado.

Y aparte de estos, �qui�n aprende, en medio de su pecado consciente y reconocido, a pedir la gracia de Dios? La palabra enojada y pecaminosa se escapa una y otra vez, y el pensamiento de Dios, en el mejor de los casos, la sigue.

II. Tu remedio. �Todo lo que hac�is�, etc., como uno que lleva Su nombre, en el poder de Su nombre y para su gloria. Refi�rele todas las cosas. Sea �l el principio de quien todo fluye, el fin en quien todos est�n reunidos, nuestro objetivo, nuestra recompensa. Tenlo ante ti como modelo a quien debes copiar; el Redentor en quien est� tu fuerza, el Amo y Amigo a quien debes servir y agradar, tu Creador y tu cielo.

1. Pero, se dir�, �se le pueden hacer todos los peque�os actos de la vida? �No fue casi una indignidad traerlos en referencia a Su gran Majestad? Por el contrario, el gran amor se manifiesta m�s en peque�os actos. Nada es demasiado peque�o para hacer por alguien profundamente amado, y nada m�s que el amor profundo har� incansablemente todas las peque�as cosas para complacer a quien ama. Las peque�as cosas son los mismos ejemplos de servicio aceptable en las Escrituras. No dice: "Dad vuestros cuerpos para que sean quemados para la gloria de Dios", sino "Ya sea que com�is o beb�is", etc.

2. �C�mo, entonces, se pueden hacer? Hazlos como quisieras si vieras a Dios junto a ti, con oraci�n para que se hagan correctamente. Come y bebe para la gloria de Dios, que no lo hace por placer, sino por fortaleza para el servicio de Dios; Duerme para la gloria de Dios, quien descansa en Cristo, esperando levantarse para honrarlo; �l hace su tarea diaria para la gloria de Dios que la pone bajo la mirada de Dios, y la hace o no, como �l piensa que Dios quiere que se haga o no.

3. �C�mo podemos hacer ambas cosas a la vez sin distracciones: estudiar, hablar o hacer y pensar en Cristo al mismo tiempo? �No se har� el trabajo descuidadamente? �Ser�s tu propio juez? �Alguna vez has amado profundamente a tu padre, esposa, esposo o hijo? �Descubriste que te afanaste por ellos con menos diligencia porque pensaste en ellos y te afanaste por ellos? �O has hecho algo por la alabanza del hombre, sintiendo que el ojo cuya alabanza apreciabas estaba sobre ti? �Fue esto un obst�culo? No, un buen y un est�mulo que aceleraba todos los nervios.

�Y qui�n nos mira con desprecio? Nuestro Padre, nuestro Amigo y Hermano, que baj� del cielo y sufri� por nosotros, est� listo para ayudarnos y recompensarnos. Y tal amor, �no nos vivificar� para hacer todas las cosas mejor? �No da fuerza a la abnegaci�n tomar nuestra cruz en pos de Jes�s? alegr�a de dar limosna para dar a Jes�s? �Echar una santa reverencia alrededor de la habitaci�n de un enfermo cuando ministramos a Jes�s? impartir dulzura al ense�ar a los ni�os que en ellos recibimos a Jes�s? Cuando hayas aprendido a hacerle todo a Jes�s, sentir�s placer por todas las cosas aburridas, blandura por las dif�ciles, paz por las pruebas. Har� dulce la contradicci�n, soportarla d�cilmente con Jes�s; pobreza, honorable ser pobre con Jes�s; afanoso, feliz de trabajar por Jes�s. ( E B. Pusey, DD )

Obra com�n en el nombre de Jes�s

Dondequiera que seamos llamados a trabajar, debemos dedicar el trabajo de nuestras manos o de nuestro cerebro a Dios, haciendo todo en el nombre del Se�or Jes�s. Salom�n fue llamado para construir el templo del Se�or, pero todo hombre que es un trabajador honrado, que hace lo mejor en el lugar donde el cielo lo ha puesto, est� edificando un templo santo, agradable a Dios. El ministro de Estado en su gabinete, esforz�ndose por hacer el bien y sin importarle la popularidad; y la peque�a sirvienta de la cocina, que se burla de decir una mentira, o descuida sus deberes diarios, ambos est�n en sus respectivas estaciones trabajando para Dios, cumpliendo con su deber. Nadie m�s que el oro puro puede recibir la marca especial del orfebre, nadie m�s que una obra verdadera y honesta puede llevar la marca del Se�or Jes�s. ( HJW Buxton, MA )

Religi�n de todos los d�as

Plat�n ten�a una f�bula que ahora casi he olvidado, pero dec�a algo como esto: dijo que los esp�ritus del otro mundo regresaban a este mundo para encontrar su cuerpo y encontrar una esfera de trabajo. Un esp�ritu vino y tom� el cuerpo de un rey e hizo su trabajo. Otro esp�ritu vino y tom� el cuerpo de un poeta e hizo su obra. Al cabo de un rato lleg� Ulises y dijo: �Vaya, se llevan todos los cuerpos finos y se lleva toda la gran obra.

No me queda nada �. Y alguien respondi�:� �Ah! el mejor te ha quedado ". Ulises dijo: "�Qu� es eso?" Y la respuesta fue: "El cuerpo de un hombre com�n, haciendo un trabajo com�n y por una recompensa com�n". Buena f�bula para el mundo e igualmente buena f�bula para la Iglesia. "Ya sea que coman o beban, o hagan cualquier otra cosa, h�ganlo para la gloria de Dios". ( T. De Witt Talmage, DD )

La esencia de fiery

Empiezo a ver que la religi�n no consiste tanto en sentimientos de gozo como en un constante ejercicio de devoci�n a Dios y en ponernos a trabajar por el bien de los dem�s. ( D. Stewart. )

La omnipresencia de la religi�n

La religi�n es uno de los colores de la vida que se mezcla m�s �ntimamente con todos los dem�s colores de la paleta. Es eso lo que les da su apariencia de profundidad y lo mejor de su brillantez. Si mediante un proceso sutil se quita, todo se empa�a y decolora. ( W. Mallock. )

La oraci�n aceptable

Como una petici�n a la Reina solo puede llegar a ella a trav�s de las manos de un ministro, as� solo podemos acercarnos a Dios Padre a trav�s de Su Hijo Jesucristo. Todas nuestras oraciones y alabanzas deben ofrecerse en el nombre del Se�or Jes�s. Muchas de esas oraciones son como cartas sin nombre ni direcci�n, que nunca llegan a su destino. �Qu� es lo que hace que nuestros servicios p�blicos en la iglesia sean fr�os y sin esp�ritu con tanta frecuencia? �Por qu� algunos de nosotros consideramos que ir a la iglesia es una tarea fastidiosa y que las horas que pasamos en la casa de Dios son las m�s fatigosas de nuestra vida? La raz�n es simplemente esta, que sus servicios se ofrecen con un nombre incorrecto.

Uno lo ofrece en su propio nombre, se sacrifica al ego�smo; otro lo ofrece en nombre de la moda, otro en nombre de la respetabilidad, pero no puede haber realidad en nuestros servicios a menos que se ofrezcan en el nombre de Cristo. ( HJW Buxton, MA )

Constancia y gratitud

I. "todo lo que hac�is de palabra o de hecho", etc.

1. Pablo aqu� claramente le da a Cristo toda la vida. Las concepciones, los afectos y las resoluciones del alma se refieren a las palabras y las obras como principios y motivos de las mismas. Porque es imposible que est�n en el nombre de Cristo excepto en nuestro entendimiento y as� se dirijan a ellos. El Esp�ritu mueve todo, y de esto depende la diferencia entre las acciones del hombre. Es esto lo que les da el derecho y el t�tulo que tienen en la moral cristiana.

Los trabajos que se asemejan a la acci�n exterior son buenos en unos y malos en otros. Los objetivos de un hombre ambicioso y de un verdadero creyente no tienen diferencia externa; sin embargo, si examinas las fuentes internas de ambos, encontrar�s que uno es una pieza de vanidad y el otro un fruto de caridad.

2. La regla es corta y f�cil, pero de uso casi infinito. Como un peque�o cuadrado sirve al art�fice para dise�ar y trazar una multitud de l�neas, y para corregir las que est�n mal, as� con esta peque�a regla no hay acci�n humana respecto de la cual no podamos determinar si es correcta o incorrecta; tampoco hay parte de nuestra vida que esta regla no sea capaz de guiar y formar a la perfecci�n.

3. Espec�ficamente, el nombre de Cristo es la regla.

(1) As� como el nombre de Dios significa la palabra hebrea por la cual el Se�or se distingue, a veces se toma a Jes�s por el nombre que se le dio por mandato divino expreso. Pero no se toma as� aqu� como si Pablo simplemente tuviera la intenci�n de que en nuestras acciones y discursos siempre mezclemos la palabra Jes�s, o al menos la preceda.

(2) El nombre de Dios se toma por el poder, la autoridad y la voluntad de Dios (Deu 18:19; 2 Reyes 2:24 ; Salmo 20:7 ; Sal 39:16; Sal 39:24; 1 Samuel 17:45 ; 2 Cr�nicas 14:11 ).

As� tambi�n el nombre de Jes�s ( Hechos 4:7 ; Mateo 7:22 ; Mateo 24:5 ; Mateo 18:20 ). Entonces el ap�stol quiere decir:

(a) Que remitimos todos a Su gloria.

(b) Que actuamos de acuerdo con Su voluntad.

(c) Que vivimos con total confianza y dependencia de �l.

4. Por esto

(1) Pablo destierra de nuestra mente todas las obras infructuosas de las tinieblas, siendo evidente que no podemos hacer nada que se oponga a su voluntad.

(2) �l perfecciona y da vida a aquellas de nuestras obras que en s� mismas son mandadas por Dios, injertando en ellas el verdadero motivo y dirigi�ndolas hacia el verdadero fin.

(3) Sacrifica a los que son indiferentes por naturaleza; Por ejemplo, si esta regla se observa al comer y beber, act�a indiferente en su naturaleza,

(a) el nombre sagrado los purificar� del exceso de intemperancia, por un lado, y de los est�pidos escr�pulos de la superstici�n, por el otro.

(b) Al referirse a la gloria de Dios, de indiferentes se vuelven santos y agradables a Dios.

3. No debemos tomar el precepto como si estuvi�ramos obligados en cada acto y palabra a elevar nuestros pensamientos directamente a Cristo. Es suficiente que con frecuencia y de manera ordinaria hagamos esta aplicaci�n de la mente. Pero es necesario que tengamos esta deposici�n tan formada en nuestro coraz�n, que cuando las circunstancias nos permitan pensar en Cristo, nuestras almas puedan inclinarse de esa manera como habituada a ella.

II. "Dando gracias a Dios y al Padre por medio de �l". Estas palabras pueden tomarse como un precepto independiente ( Efesios 5:20 ) o una raz�n de la regla anterior, un t�tulo bajo el cual debemos hacer todas las cosas en el nombre de Cristo, para que toda nuestra vida sea un acto de gratitud. por Cristo, que es preferible.

1. La acci�n de gracias es uno de los oficios m�s necesarios y universales de un cristiano. Recuerde lo que somos para Dios a trav�s de la creaci�n, la providencia y la gracia.

2. Dios Padre es el objeto propio de la gratitud como primer principio de acci�n, aunque sin excluir al Hijo y al Esp�ritu.

3. Por Jes�s se debe rendir esta gratitud.

(1) �l es el canal por el cual toda la bondad de Dios se derrama sobre nosotros.

(2) Nuestro agradecimiento no puede ser agradecido al Padre si no es dirigido y presentado por Cristo. Solicitud:

1. Para la confirmaci�n de la fe.

(1) Tenemos una prueba de la divinidad de Cristo. Los fieles no se regocijan, ni hablan, ni act�an, sino en el nombre de Dios, pero aqu� se requiere que toda nuestra vida se refiera al nombre de Cristo. Por tanto, hay que concluir que no es una criatura, sino un verdadero Dios.

(2) �No es un ultraje exigir que los santos compartan este honor con Cristo como lo hace Roma? ( Hechos 4:12 ; 1 Corintios 1:12 ).

2. Para la instrucci�n de nuestra fe.

(1) Si queremos ser verdaderamente cristianos, debemos tener a Cristo continuamente ante nosotros como la estrella polar, la regla de toda nuestra vida.

(2) �Cu�ntos de nosotros no logramos esto? ( J. Daille. )

La realidad de la religi�n

I. El cristianismo es una realidad y se ocupa de realidades.

1. Si pudiera demostrarse que sus requisitos son irreales, que sus declaraciones son exageradas, que sus puntos de vista sobre el logro no son razonables, perder�a inmensamente su car�cter de verdad y su poder para el bien.

2. Aqu� podemos caer en errores opuestos.

(1) Podemos tomar los dichos de las Escrituras estrictamente al pie de la letra, hacerlos payasos como exagerados y por encima de nuestras capacidades. Este es el camino con la gente del mundo. Admiran el evangelio, pero nunca piensan en realizarlo. Para ellos es una mera noche de estrellas para admirar y maravillarse, no un sol para iluminarlos en su trabajo diario y calentar sus corazones con amor.

(2) Algunas personas religiosas, como las primeras, fuerzan la Biblia a su significado literal y luego requieren ese significado en su totalidad, y as� conducen al mismo punto y fomentan la indolencia y la incredulidad.

(3) Debido a una mezcla de estos, encontramos que el precepto y la pr�ctica cristianos est�n ampliamente divididos. Y as� los hombres se contentan con ser oyentes cristianos e h�gados paganos, sin la menor sospecha de inconsistencia.

3. Debido a esto, han surgido enormes abusos bajo la sombra de la Iglesia. Gran parte de la infidelidad de las clases trabajadoras se debe a esta ense�anza irreal. Se les ha presentado una visi�n tensa y exagerada de la religi�n, ajena a sus h�bitos de pensamiento, y de ninguna manera apoyada por el ejemplo de sus profesores.

II. El texto es un remedio para la irrealidad en la religi�n.

1. Observe el alcance de este dicho. Es evidente que debe proponer alg�n motivo y regla que tocar� la vida diaria en todos los puntos.

(1) Nada es m�s com�n que un hombre con un motivo poderoso que gobierna toda su vida: la ganancia, la ambici�n, el amor a la familia, la ciencia, el arte, la victoria, el ejercicio de una naturaleza en�rgica. Pero sea lo que sea, la realidad es su condici�n necesaria. Por supuesto, hay muchos visionarios, hombres que persiguen objetos que no tienen existencia real, pero para ellos no son irreales.

(2) Observe c�mo act�an tales motivos.

(a) En cuanto a su influencia interna sobre el hombre mismo. �Est�n cada vez m�s a su vista y presentes en sus pensamientos? �O no es su influencia, en su mayor parte, m�s bien un poder restrictivo del que es inconsciente, m�s que un est�mulo llevado a cabo por un esfuerzo consciente? Tomemos a un hombre cuyos motivos son el progreso de s� mismo o de su familia. Un objeto as� est� conscientemente presente cuando elige reflexionar sobre �l, pero d�a a d�a, en el esfuerzo y la lucha, nunca piensa en �l, sino que lo persigue.

El trabajador que trabaja bajo la luz �til y el calor afable no pierde su tiempo ni deslumbra su vista al contemplar el sol, sino que coloca su brazo con la mirada fija en su trabajo, y as� usa para su prop�sito previsto la luz que Dios le ha otorgado.

(b) Rara vez se profesan en voz alta, tan pocas veces que un hombre que profesa en voz alta un motivo dado despierta la sospecha de que est� actuando sobre otro, y solo lo usa como un ciego. Aqu�, como en la naturaleza, lo m�s profundo es lo m�s silencioso; pero por esta misma quietud, todos los que observan conocen su profundidad. Cualquiera que sea el misterio que un hombre haga de su objeto en la vida, los espectadores generalmente llegan a conclusiones correctas.

2. Recurra al motivo del texto.

(1) Existe una gran diferencia entre las personas que persiguen objetos que solo les parecen reales y aquellas cuyos objetos son absolutamente reales. En el caso del primero, la persecuci�n conducir� lejos de, en el caso del segundo, conducir� a la verdad. No es necesario que un motivo deba basarse en la realidad para que lo restrinja todo, pero es para que pueda ser un motivo digno para un ser inteligente.

(2) Los hechos impl�citos en el nombre "El Se�or Jes�s" se basan en pruebas tan s�lidas como sea posible alegarlas. La creencia en Cristo no es solo la conclusi�n inevitable de una mente sana a partir de la evidencia, sino la �nica manera satisfactoria de explicar el estado del mundo en el que nos encontramos.

(3) Pero basado en la realidad tambi�n debe ser real para m�, o no puede ser mi motivo. Debe tener puntos de contacto con cada parte de mi vida. �Tiene estos puntos? No si nuestro Se�or es un mero maestro. Los meros preceptos no pueden afectarnos en todos los puntos, ni obligarnos a hacer todas las cosas en nombre de un maestro. Pero nuestro Se�or, siendo Dios, se hizo hombre, carg� con nuestros pecados y carg� con nuestros dolores, creci� a lo largo de nuestra vida y prob� la muerte por todos. Toma cualquier vida, en cualquier condici�n o tiempo, y hay ayuda y esperanza en Jes�s.

(4) Supongamos ahora que un hombre acepta a Jes�s como su Salvador; deje que el amor de Cristo se convierta en el hecho reconocido de Su vida, entonces se convertir� en un motivo restrictivo y no se contentar� con influir en algunas de sus facultades, empleando parte de su tiempo. ; de la naturaleza de las cosas debe tenerlo todo: Cristo es m�o y yo soy de �l, y todo lo que haga, espiritual o secular, negocio o recreaci�n, debo hacerlo todo en su nombre.

(5) Hay ciertos momentos solemnes en los que este gran motivo es y debe ser reconocido expresamente; pero cuando todo el hombre est� pose�do por el amor de Cristo, todo el ser ordinario sigue la direcci�n del impulso central. El cristiano en su tarea diaria nunca est� meditando en las verdades espirituales. Ser�a un mal trabajador y un mal cristiano si lo fuera.

(6) Un motivo tan profundo y restrictivo no suele mostrarse ante los hombres; pero su existencia no se oculta f�cilmente. Si un hombre es cristiano, los hombres se dar�n cuenta de que ha estado con Jes�s. ( Dean Alford. )

Los fines cristianos dan grandeza a la vida humana

El que vive para la gloria de Dios tiene un fin en la mira que da dignidad al hombre y a su vida. Ponga el hierro com�n en contacto adecuado con el im�n, tomar� prestada la extra�a virtud atractiva y se volver� magn�tico. El m�s m�nimo fragmento de cristal, que ha sido arrojado al campo y pisoteado en el suelo, brilla como un diamante cuando los rayos del sol se inclinan para besarlo. �Y qui�n no ha visto la m�s opaca nube de lluvia, cuando volv�a su rostro lloroso al sol, transformarse en gloria y, en el arco que la atraviesa, presente a los ojos de la edad y de la infancia, por igual del fil�sofo que estudia? y del simple ni�o alegre que corre a atraparlo, �el fen�meno m�s brillante y hermoso de la naturaleza? As�, por lo que miran y con lo que entran en contacto, las cosas comunes adquieren una gloria poco com�n. ( T. Guthrie, DD )

El nombre de Jes�s puesto en obra

Aquellos viejos santos de la Edad Media, cu�nto les gustaba exponer el nombre de Jes�s en todas partes, por todos los medios, en toda obra de arte curiosa, no meramente en el arte de la Iglesia, claro, sino en los muebles dom�sticos y dom�sticos. Vaya, por ejemplo, a muchas de las granjas de los alrededores y observe los perros de fuego que est�n en la enorme chimenea: c�mo est�n labrados a los lados en la m�s bendita de todas las letras, la I.

HC, por el que se expone a nuestro querido Se�or. Nada tan mezquino que se consider� indigno de este monograma; nada tan glorioso como para que se considerara inadecuado que se le a�adiera esa gloria sobresaliente. All� nos ense�aron la gran lecci�n: "Haz todo en el nombre del Se�or Jes�s". S�, la plata, el oro y las gemas se conjuraron para marcar este nombre en la patena, o en el c�liz, o en el santuario; el fabricante de Limoges lo plasm� en su esmalte; en las alfarer�as del monasterio lo quemaban en sus tejas; en los conventos lo bordaban en casulla y capa; en las gloriosas ventanas de las iglesias entraba la luz, santificada, por as� decirlo, y santificada por el nombre de la Luz Verdadera; se animaba al pobre campesino, con su navaja, a consagrar su casa grabando el mismo nombre en el aparador de su puerta o en las tablas de su techo; el nombre de la salvaci�n no pod�a estar fuera de lugar entre las moradas de aquellos que esperaban ser salvos; el nombre que adorar ser� obra de la eternidad, nunca podr� estar fuera de lugar para la meditaci�n y la adoraci�n de la tierra. (Dr. Neale. )

Versículo 18

Las esposas se someten a sus propios maridos.

La familia cristiana

1. En la familia, el cristianismo ha mostrado de manera significativa su poder de refinar, ennoblecer y santificar las relaciones terrenales. La vida dom�stica como se ve en los hogares cristianos es una creaci�n puramente cristiana, y habr�a sido una nueva revelaci�n en Colosas como lo es en muchos campos misioneros hoy.

2. La felicidad dom�stica y el cristianismo familiar se componen de elementos muy hogare�os. Aqu� se prescribe un deber para un miembro de cada uno de los tres grupos familiares, y diversas formas de otro para el otro. La esposa, el hijo, el sirviente, deben obedecer; el esposo para amar, el padre para mostrar su amor con gentil consideraci�n, el amo para entregar a sus siervos lo que les corresponde. Como un perfume destilado de flores comunes que crecen en todas las orillas, la piedad dom�stica que hace del hogar una casa de Dios y una puerta al cielo, se prepara a partir de estos dos simples: la obediencia y el amor.

I. Los deberes rec�procos de esposas y maridos.

1. El ideal cristiano del deber de la esposa tiene como centro la sujeci�n.

(1) Algunos se sonreir�n ante eso como una supervivencia de una teor�a b�rbara del matrimonio; pero Efesios 5:22 a Efesios 5:22 y encontrar� que el matrimonio se considera desde un punto de vista elevado y sagrado. Para Pablo, todas las relaciones terrenales fueron moldeadas seg�n los patrones de las cosas en los cielos. Lo que es la sujeci�n de la Iglesia a Cristo, tal es la de la esposa al esposo, una sujeci�n de la cual el amor es el alma misma.

Como en la obediencia amorosa del alma creyente a Cristo, la esposa se somete no porque haya encontrado un maestro, sino porque su coraz�n ha encontrado su descanso. As� desaparece todo lo duro y degradante. Es un gozo servir donde el coraz�n est� comprometido, y eso es eminentemente cierto en la naturaleza femenina. Para su plena satisfacci�n, el coraz�n de una mujer necesita mirar hacia arriba y servir donde ama. En este amor m�s noble, m�s puro y m�s desinteresado, tanto como en la constituci�n f�sica, se sientan las bases del ideal divino del matrimonio.

(2) La sujeci�n est� limitada por "Debemos obedecer a Dios antes que al hombre", y hay casos en los que, seg�n el principio de "Herramientas para quienes las puedan usar", la regla recae en la esposa como el car�cter m�s fuerte. El sarcasmo popular, sin embargo, demuestra que esto es contrario al verdadero ideal. Y luego, las cualidades intelectuales y morales de la mujer hacen que sea prudente que un hombre siga su consejo. Pero todas estas consideraciones son consistentes con la ense�anza apost�lica.

2. �Qu� pasa con el deber del marido? �l es amar.

(1) Porque ama, no debe ser duro. Debe ser tan paciente y abnegado como Cristo, para poder bendecir y ayudar. Ese ejemplo solemne levanta toda la emoci�n y transmite la lecci�n de que el amor del hombre debe evocar la sujeci�n de la mujer, as� como en el modelo celestial el amor de Cristo derrite y mueve la voluntad humana a la alegre obediencia que es libertad.

(2) Donde hay tal amor, no habr� adherencia tenaz a los derechos. El amor que pronuncia un deseo habla de la m�sica al amor que escucha, y el amor que obedece el deseo es libre y reina.

3. Los j�venes deben recordar que la nobleza y el reposo del coraz�n de toda su vida pueden estar marcados o estropeados por el matrimonio, y prestar atenci�n a d�nde fijan sus afectos. Si un hombre y una mujer aman y se casan en el Se�or, �l estar� en medio, un tercero que los har� uno, y esa triple cuerda no se romper� r�pidamente.

II. Los deberes rec�procos de los hijos y los padres: obediencia y autoridad amable.

1. El mandato a los ni�os es lac�nico y universal.

(1) La �nica limitaci�n es cuando se contradice el mandato de Dios.

(2) La aplicaci�n es que es "muy agradable al Se�or". Para todos los que pueden apreciar la belleza de la bondad, es hermosa la obediencia filial. En Efesios se considera "recto" apelando a la conciencia natural.

(3) La idea del poder de un padre y la obediencia de un hijo ha sido mucho m�s suavizada por el cristianismo, pero m�s por la mayor prominencia dada al amor, que por la limitaci�n dada a la obediencia. Ahora hay una gran laxitud en la reacci�n desde el tee de la gran severidad de los tiempos pasados. Muchas causas conducen a esto. Los ni�os est�n mejor educados que sus padres, y un sentido de inferioridad a menudo hace que un padre dude en mandar, as� como una ternura fuera de lugar lo hace dudar en prohibir. Pero es desagradable poner sobre los hombros de los j�venes "el peso de demasiada libertad". Consulte menos a sus hijos, ord�neles m�s.

(4) Y en cuanto a los ni�os, aqu� est� la �nica cosa que Dios quiere que hagas, y que adem�s agrada a aquellos cuya aprobaci�n merece la pena, y evitar� muchos aguijones de conciencia ahora que pueden volver a sentir un hormigueo cuando sea demasiado tarde. Recuerde al Dr. Johnson de pie con la cabeza descubierta en el mercado de Lichfield, en un recuerdo arrepentido de la desobediencia juvenil.

2. La ley de los padres est� dirigida a los padres, en parte porque las madres tienen menos necesidad de ella y en parte porque los padres son el cabeza de familia.

(1) � C�mo provocan los padres a sus hijos? Por �rdenes irrazonables, por caprichosos tirones de la brida que se alternan con caprichosos soltar las riendas por completo, temperamentos ingobernables, frecuentes reprensiones y escasa alabanza. �Y que sigue? �Ira�, como dice Efesios, y luego apat�a. �No puedo complacer, haga lo que haga�, conduce a una sensaci�n irritante de injusticia y luego a la imprudencia, �es in�til intentarlo.

�La teor�a de Pablo sobre la educaci�n de los hijos est� relacionada con su doctrina central, que el amor es la vida de servicio y la fe el padre de la justicia. Cuando un ni�o ama y conf�a, obedecer�. La obediencia de los ni�os debe alimentarse del amor y la alabanza.

(2) Por lo tanto, los padres deben dejar que el sol de su sonrisa haga madurar el amor de sus hijos en fruto de la obediencia, y recuerden que la escarcha en primavera esparce las flores sobre la hierba. M�s de un padre lleva a su hijo al mal manteni�ndolo a distancia. Deber�a hacer de su hijo un compa�ero y un compa�ero de juegos, y tratar de mantenerlo m�s cerca de s� mismo que de cualquier otra persona; entonces sus opiniones ser�n un or�culo, y su m�s m�nimo deseo una ley.

(3) Los padres tambi�n har�an bien en recordar Efesios 6:4 y Deuteronomio 6:6 , y no relegar la instrucci�n religiosa a otros. Los ni�os se alejan de una fe que a sus padres no les importa lo suficiente ense�ar.

III. Los deberes rec�procos de amos y sirvientes. Obediencia y justicia.

1. Estos sirvientes son esclavos. Pablo reconoci� esa "suma de todas las villan�as", pero su evangelio ten�a principios que cortaban la esclavitud de ra�z. Cristo y sus ap�stoles no lucharon contra �l ni contra ninguna instituci�n existente: �Primero haz bueno el �rbol�, etc. Moldea a los hombres, y los hombres moldear�n las instituciones. Y as� la esclavitud ha muerto en todas las tierras cristianas ahora. Pero los principios aqu� establecidos son aplicables a todas las formas de servicio.

2. Note el grado de obediencia del siervo.

(1) "En todas las cosas", el l�mite de nuevo es el mandato de Dios, pero se insiste en la integridad interior, "no con el servicio visual", etc. Tenemos un proverbio sobre el valor del ojo del maestro, que da testimonio de que el mismo La culpa se aferra al servicio contratado, y as� se oscurece en el robo. Todo trabajo chapucero, todas las producciones que se levantan para verse mejor de lo que son, todo desfile quisquilloso de diligencia cuando bajo inspecci�n y descuido despu�s se traspasan aqu�, "Pero en sencillez de coraz�n", etc., con motivo indiviso, que es el ant�tesis y cura para el servicio visual - y temer a Dios, que se opone a agradar a los hombres.

(2) Luego sigue el mandamiento positivo, elevando la obediencia a un amo terrenal en un deber religioso y transfigurando la suerte del esclavo. Esto evoca nuevos poderes y una consagraci�n renovada.

(3) Se suma el est�mulo de una gran esperanza. Sea lo que sea lo que sus amos terrenales no les dieron, si son de Cristo ser�n tratados como hijos y recibir�n la porci�n del hijo. Cristo permanece en deuda con nadie.

(4) La �ltima palabra es una advertencia contra el descuido del deber. El malhechor recibir� retribuci�n, pero no justifica la infracci�n de la ley moral por parte de un inferior. Dos negros no hacen a un blanco: una lecci�n para los pueblos oprimidos y sus campeones.

3. Se pide a los amos que den a sus esclavos lo que sea justo. Una orden judicial inicial que respeta a los bienes muebles y no a las personas.

(1) El ap�stol no define lo que es justo e igual. Lo principal era llevar a casa la convicci�n de que hay deberes que se deben a los esclavos y a los empleados. Estamos lejos de: un cumplimiento satisfactorio de estos todav�a, pero todos admiten el principio, y tenemos que agradecer principalmente al cristianismo por eso. Pablo no dice: "Dales lo que sea amable y condescendiente". A la caridad le gusta entrar y abastecer necesidades que nunca se hubieran sentido si hubiera habido equidad.

(2) El deber de los maestros se refuerza por el hecho de que tienen un Maestro que debe ser su modelo. D� a sus siervos lo que espera y necesita obtener de Cristo. ( A. Maclaren, DD )

Maridos y esposas

El deber de este �ltimo se pone en primer lugar, porque la obediencia es m�s dif�cil y desagradable que el amor, y porque el amor del marido depende en gran medida de la sujeci�n de la esposa.

I. En cuanto a las esposas.

1. La proposici�n de que las esposas deben estar sujetas a sus maridos.

(1) En general, esta sujeci�n es una disposici�n divina por la cual los m�s imperfectos est�n subordinados a los m�s perfectos, para su gobierno y preservaci�n. Sin esto, ni los asuntos naturales, ni las sociedades pol�ticas, ni siquiera el mundo podr�an subsistir. De donde sigan ...

(a) El autor de las criaturas no las confunde por el desorden ( 1 Corintios 14:13 ).

(b) No es la marca de un bajo sino de una mente generosa estar sujeto a sus superiores. �Todo hombre, en proporci�n a su depravaci�n, lleva un gobernante con grosera impaciencia.

(c) Aquellos que se sacuden del yugo de la debida sujeci�n son ciegos a sus propios intereses. "La obediencia es la madre de la prosperidad".

(2) En particular, esta sujeci�n consiste en:

(a) El acto interno del coraz�n y el reconocimiento de la mente ( Efesios 5:33 ; 1 Pedro 3:6 ).

(b) Conformidad de modales y afectos. Como un espejo adornado con gemas y h�bilmente pulido no es nada a menos que exprese una verdadera semejanza de la persona que lo mira; as�, una esposa, por muy dotada y hermosa que sea, no es menos que se hace conforme a los modales de su esposo ( 1 Corintios 7:37 ).

(c) Cumplimiento de deberes conyugales - amor conyugal ( G�nesis 2:18 ; Tito 2:4 ; Proverbios 31:12 ) - cuidado de los hijos y la casa ( Tito 2:4 ). Las mujeres egipcias no ten�an zapatos, para que pudieran aprender a tenerlos en casa.

(3) Las razones de esta sujeci�n.

(a) El nombramiento divino ( G�nesis 3:16 ).

(b) La imperfecci�n natural de la mujer ( 1 Pedro 3:7 ).

(c) El orden de la creaci�n. La mujer fue creada despu�s, de y para el hombre ( 1 Corintios 11:8 ).

(d) La transgresi�n de la mujer ( 1 Timoteo 2:14 ).

(2) La desventaja de rechazar esta sujeci�n. La violaci�n del orden natural en todas partes produce perturbaciones desastrosas.

(4) Los obst�culos a esta sujeci�n.

(a) Orgullo, que hace que la esposa desprecie a su esposo como indigno de mandarla. Para obviar este mal, recuerde que la dignidad de su marido y su propia inferioridad no deben estimarse por las virtudes, la figura, la nobleza o la riqueza; sino de la ordenaci�n divina; ese orgullo es del diablo, quien, como incit� a Eva, infunde el mismo veneno a sus hijas.

(b) Defecto de amor. Ella estudia no complacer a su esposo, quien est� disgustado con �l. Este mal se evitar� si los padres no obligan a sus hijas a odiosas nupcias ( G�nesis 24:57 ); si las mujeres se cuidaran de casarse por honor y riquezas; y si despu�s del matrimonio evitaran toda ocasi�n de ofensa.

(c) Vanidades insensatas, como un deseo inmoderado de aparecer en p�blico, extravagancia en la vestimenta, etc.

2. La limitaci�n de la proposici�n: "Como conviene en el Se�or"; en la medida en que Dios lo permita, y en la medida en que conviene a las mujeres que est�n en el Se�or. La ocasi�n de esto surgi� de la circunstancia de que muchas mujeres creyentes estaban unidas a maridos incr�dulos. Si sus maridos deben esforzarse por obligarlos a la adoraci�n id�latra, deben resistir ( Hechos 5:29 ). El fundamento de esto es que toda autoridad se deriva de Dios y est� subordinada a �l. De donde se sigue:

(1) Que as� las esposas rinden una sumisi�n agradecida a Dios mismo.

(2) Que la esposa est� obligada a ser compa�era de su esposo en todo menos en el pecado.

(3) Que es imp�o elegir un esposo que pueda persuadir a su esposa de hacer cosas que no convienen al Se�or.

II. En cuanto a los maridos.

1. El precepto que ordena el amor.

(1) Se requiere el afecto del amor mismo. Esto le da el coraz�n a la cosa amada, que es el regalo m�s precioso, y aquello en lo que se da todo lo dem�s.

(2) Este afecto se expresar�

(a) Al vivir en casa, deleitarse con la presencia y la compa��a de la esposa, y no buscar a otros con preferencia ( Proverbios 5:18 ). Este efecto lo vemos en el amor de Cristo hacia Su Iglesia ( Mateo 28:20 ).

(b) En direcci�n e instrucci�n en todas aquellas cosas que se relacionan con esta vida y la pr�xima ( 1 Corintios 14:35 ), porque ambos son socios en las cosas terrenales y herederos juntos de la gracia de la vida ( 1 Pedro 3:7 ).

(c) Provisi�n de todas las cosas necesarias, a imitaci�n del cuidado de Cristo por Su Iglesia. El que descuida esto, se somete a una fuerte censura ( 1 Timoteo 5:8 ).

(3) Para cumplir con este deber, cu�dese el hombre de casarse:

(a) Solo con los ojos, es decir, eligiendo por mera belleza externa. El amor que descansa sobre un fundamento tan inestable no puede ser firme y constante.

(b) Con los dedos, es decir , eligiendo por dinero. El hombre que hace esto no busca esposa, sino un mozo de dinero, y despu�s de haber puesto sus garras sobre el dinero, no mira en absoluto al mozo.

2. El mandato que proh�be la amargura. Plutarco dice: "Los que sacrificaron en los ritos de Juno, sacaron la hiel de la v�ctima, lo que significa con la ceremonia que no era conveniente que la bilis y la amargura entraran en el estado matrimonial". La amargura aqu� prohibida se manifiesta.

(1) En los afectos. Sin decir ni hacer nada injurioso, un esposo amargado contra su esposa puede amargarle la vida en extremo. Que esto debe evitarse nos reunimos

(a) del precepto mismo, que no admite excepci�n. As� como una esposa est� obligada a obedecer a su marido a pesar de sus muchas imperfecciones, as� el marido est� obligado a amar a la esposa a pesar de las de ella.

(b) Del ejemplo de Cristo ( Efesios 5:29 ).

(2) En palabras. Una mente tierna no es menos herida por palabras amargas que el cuerpo por armas afiladas.

(3) En acciones. Dios no le dio a Eva a Ad�n como esclava, sino como compa�era y ayuda id�nea. Esta tiran�a se ejerce

(a) cuando la esposa es removida del gobierno dom�stico y degradada al rango de una sirvienta, incluso quiz�s sujeta a una de ellas ( Proverbios 31:27 ; Tito 2:5 ).

(b) Cuando se le nieguen las cosas que pertenecen a su dignidad o necesidad.

(c) Cuando es tratada con crueldad. ( Mons. Davenant. )

Deberes relativos: maridos y esposas

La ra�z de toda la sociedad es la familia. ( G�nesis 2:18 ; Salmo 68:6 ). La verdadera fuerza y ??virtud de una naci�n consiste en gran medida en la pureza de los lazos familiares; y en esto, m�s que en cualquier otra cosa socialmente, la religi�n de Cristo ha bendecido al mundo.

De la instituci�n dom�stica, la vida conyugal y el amor son el elemento mismo y la fuente ( Efesios 5:25 ; Tito 2:4 ; 1 Pedro 3:1 ).

I. El deber de la esposa.

1. La sujeci�n no es la de un esclavo o esclavo, para ser gobernado por la fuerza. Significa que en el hogar, como en cualquier otro lugar, "el orden es la primera ley del cielo". Para que haya paz y felicidad en el hogar, no debe haber dos autoridades coordinadas. El marido debe ser la banda de la casa, la fuerza y ??el v�nculo de la familia. La sumisi�n que se requiere de una esposa implica:

(1) Un sentido de dependencia. En muchas cosas esto es inevitable, siendo ella el vaso m�s d�bil y creado en una condici�n de dependencia ( 1 Corintios 11:8 ). Cuando intent� liderar a su marido y se comprometi� a gobernar, el asunto fue desastroso para ambos. Esta dependencia se ilustra conmovedoramente en la simpat�a social y las promesas divinas a las viudas, porque ella se ve privada de su apoyo y estancia terrenales.

(2) Un sentimiento de deferencia. "Sara obedeci� a Abraham, llam�ndolo se�or". Se puede decir que muchos maridos no merecen esto, y la esposa a veces puede aprovecharse de la debilidad del marido para su bien. Si una mujer se ha casado con un hombre al que no puede respetar, puede culparse a s� misma; pero su debilidad no la exime del deber de honrarlo como marido. Si �l abdica de su cargo, ella puede verse obligada a tomar la iniciativa, pero la verdadera esposa se esforzar� por hacerlo de tal manera que no lo hiera.

(3) Un esp�ritu de devoci�n. Es hermoso ver a una esposa amorosa aferrada con esperanza y oraci�n a un mal esposo. Igual de terrible es escuchar a una esposa quejarse por toda la parroquia. Una buena esposa se preocupar� por la comodidad y el car�cter de su esposo como si fueran propios; y cuando sea acosado, har� todo lo posible para que se olvide de sus ansiedades ( Proverbios 31:10 ).

2. La raz�n de este mandato: "seg�n conviene en el Se�or". Es la voluntad de Dios que as� sea, y tambi�n el dictado del sentido com�n. Donde hay dos voluntades que buscan el dominio, habr� disputas y amargura. Pero la esposa no es una esclava para hacer las �rdenes de un capataz, perdiendo en una obediencia mec�nica el sentido de la responsabilidad. �No! no puede hacer nada malo para complacer a su marido.

Su propia relaci�n con Dios determinar� el est�ndar de derecho y el l�mite del deber. �Cu�nto tiene una esposa cristiana en su poder? Por sumisi�n, puede ganar conquistas para Cristo y alabar al Se�or a quien ama supremamente.

II. El deber del marido. La suma y fuente de todos los dem�s deberes es el amor.

1. Positivamente: "ama a tus esposas".

1. Pablo no dice como complemento de la sumisi�n: "Gobierna sabiamente a tus esposas, mantenlas en su posici�n". La regla del amor es dulce y f�cil de soportar. Cualquiera de las partes es, tal vez, propensa a olvidar su propia obligaci�n especial: la esposa no es tan probable que olvide su amor como su sujeci�n, ni el marido su autoridad como su amor. Pero recibir� m�s segura y plenamente el reconocimiento que se le debe a quien ama de verdad; y ser� amada con m�s ternura quien muestre la m�s sincera deferencia. Que el amor que conquist� a la joven esposa contin�e y aumente.

2. Este amor debe manifestarse. Con demasiada frecuencia se toma como algo normal. El contacto con el mundo a menudo amortigua las susceptibilidades y se deja que el amor se cuide y luche por una existencia precaria. Pero la esposa anhela el amor, y un tono de ternura har� que su alma se ilumine durante d�as en medio de las m�ltiples preocupaciones del hogar. Una cosa es ser tonto en la expresi�n de un afecto entusiasta y otra muy distinta es ser varonil en la exhibici�n de un afecto sincero.

Si un hombre no se averg�enza de estar casado, no deber�a avergonzarse de mostrar su amor, por ejemplo, prefiriendo la compa��a de su esposa, buscando complacerla, interes�ndose en aquellas cosas que ocupan especialmente su pensamiento. Y tiene derecho a esperarlo en medio de la monoton�a de las preocupaciones de su hogar.

2. Negativamente: "No te amargues contra ellos". Es posible tener un sentimiento general de afecto y sin embargo estar amargado. Este esp�ritu est� muy mal en un cristiano con la mujer que lo ha entregado todo por �l. Puede exhibirse tanto en un silencio hosco como con palabras duras. Habr� necesidad de paciencia por ambas partes. Algunos hogares, lamentablemente, se encuentran en un estado de conflicto cr�nico. �l manda imperiosamente; ella se resiste con orgullo.

Algunos hombres son agradables y afables en el extranjero, pero groseros en casa. El matrimonio nos queda como un naufragio salvado del Para�so; de acuerdo con nuestro esp�ritu y conducta, ser� un recordatorio del "para�so perdido" o una ayuda hacia el "para�so recuperado". ( J. Spence, DD )

Esposa: significado de la palabra

Literalmente significa tejedor. La esposa es la persona que teje. Antes de que surgieran nuestras grandes f�bricas, uno de los grandes empleos de todas las casas era la confecci�n de ropa; cada familia hizo lo suyo. La lana era hilada por las muchachas, por lo que se las llamaba �solteronas�; el hilo lo tej�a su madre, que en consecuencia se llamaba tejedora o esposa; y otro vestigio de esta vieja verdad que descubrimos en la palabra reliquia, aplicada a cualquier mueble antiguo que nos haya llegado de nuestros antepasados, y que, aunque pueda ser una silla o una cama, muestra que un telar fue una vez el mueble m�s importante de la casa. As�, en la palabra esposa se envuelve un indicio de ocupaciones serias, de interior, de amas de casa, como adecuadas para la que lleva este nombre.

Cualidades de una esposa

Una buena esposa deber�a ser como tres cosas; cu�les son las tres cosas que ella no deber�a ser.

1. Deber�a ser como un caracol, para tener dentro de su propia casa; pero ella no debe ser como el caracol que lleva todo lo que tiene sobre su �espalda�.

2. Ella debe ser como un eco, para hablar cuando se le habla; pero ella no debe ser como un eco, para tener siempre la �ltima palabra.

3. Debe ser como un reloj de ciudad, siempre para mantener el tiempo y la regularidad; pero no debe ser como un reloj de pueblo, hablar tan alto que todo el pueblo pueda o�rla. ( Viejo escritor ) .

El valor de la sumisi�n en las esposas

Un esposo amante de los placeres se jactaba del buen car�cter de su esposa; y se apost� a que se levantar�a a medianoche y dar�a a los invitados una cena con perfecta alegr�a. Fue puesto a prueba, y la jactancia del marido fue: hallada verdadera. As�, uno de los presentes se dirigi� a la dama: �Se�ora, su cortes�a nos llena de sorpresa. Nuestra irrazonable visita es consecuencia de una apuesta que �ciertamente hemos perdido.

Como no puede aprobar nuestra conducta, perm�tame preguntarle qu� puede inducirle a comportarse con tanta amabilidad con nosotros. �Se�or�, respondi� ella, �cuando me cas�, mi esposo y yo �ramos inconversos. A Dios le agrad� llamarme para salir de esa peligrosa condici�n. Mi esposo contin�a en eso. Tiemblo por su futuro y, por lo tanto, trato de hacer que su presente sea lo m�s c�modo posible ". "Te agradezco la advertencia, querida", dijo su esposo, "por la gracia de Dios cambiar� mi conducta". A partir de ese momento se convirti� en otro hombre. ( E. Foster. )

Una esposa considerada

Cuando el Sr. Disraeli se retir� de su cargo, le ofrecieron un condado. Lo rechaz� con la insinuaci�n de que si hab�a alguna recompensa que se cre�a merecida, deseaba que se la concediera a su esposa, a quien atribu�a todo su �xito. Por lo tanto, su esposa se convirti� en vizcondesa de Beaconsfield. El d�a, mucho antes de esto, cuando iba a desdoblar el Presupuesto, entr� en el carruaje absorto en sus pensamientos, y su esposa se sent� tranquilamente a su lado.

Al entrar, su dedo fue atrapado por la puerta, que al cerrarse la retuvo tan r�pido que no pudo retirarla. Temerosa de apartar de su cabeza figuras y argumentos, no lanz� ning�n grito ni hizo ning�n movimiento hasta que llegaron a la casa; Disraeli tampoco se enter� hasta mucho despu�s. Toda esa noche la fiel esposa se sent� en la galer�a, para que el ojo vivo de su esposo no la perdiera, soportando su dolor como un m�rtir y como una mujer que ama. ( E. Foster. )

Marido: significado de la palabra

Significa literalmente "la banda de la casa", el apoyo de la misma, la persona que la mantiene unida, como una banda mantiene unida una gavilla de ma�z. Hay muchos hombres casados ??que no son maridos, porque no son bandas de la casa. En muchos casos la esposa es el esposo, quien por su prudencia y econom�a mantiene la casa unida. El hombre que por sus h�bitos disolutos despoja a su casa de todas las comodidades, es solo un esposo en un sentido legal. No es una banda de la casa; en lugar de mantener las cosas juntas, las esparce. ( E. Foster. )

El amor del esposo

Tiberio Graco, el romano, al encontrar dos serpientes en su cama y consultar con los adivinos, le dijeron que una de ellas deb�a ser asesinada; sin embargo, si mataba al macho, �l mismo morir�a en breve; si la mujer, su esposa morir�a. Su amor por su esposa, Cornelia, fue tan grande que mat� al macho, dice Plutarco, y muri� r�pidamente. ( G. Swinnock, MA )

Una esposa no amada demasiado

Rowland Hill a menudo se sent�a muy apesadumbrado por los informes falsos que circulaban de muchos de sus dichos, especialmente los relacionados con la menci�n p�blica de la Sra. Bill. Sus atenciones hacia ella hasta el final de su vida fueron del tipo m�s caballeroso y afectuoso. La alta vista que ten�a de ella puede verse por el siguiente hecho: - Un amigo que inform� al Sr. Hill de la muerte repentina de una dama, la esposa de un ministro, coment�: �Me temo que nuestro querido ministro amaba a su esposa demasiado bien, y el Se�or con sabidur�a la ha quitado.

"�Qu�, Air?" respondi� el Sr. Hill, con el sentimiento m�s profundo, ��puede un hombre amar demasiado a una buena esposa? Imposible, se�or, a menos que �l pueda amarla m�s de lo que Cristo ama a la Iglesia ". ( CH Spurgeon. )

El amor del esposo correspondido

Jenofonte relata que cuando Ciro tom� cautivo a un joven pr�ncipe de Armenia, junto con su hermosa y floreciente esposa, a quien apreciaba notablemente, fueron llevados ante el tribunal de Ciro para recibir su sentencia. El guerrero pregunt� al pr�ncipe qu� dar�a por ser reintegrado en su reino, y �l respondi� que valoraba muy poco su corona y su libertad; pero si el noble conquistador restauraba a su amada esposa a su antigua dignidad y posesiones, �l estar�a dispuesto a pagar su vida por la compra.

Los presos fueron despedidos, para disfrutar de su libertad y antiguos honores; y cada uno se prodigaba en alabanzas al conquistador. "Y t�", dijo el pr�ncipe, dirigi�ndose a su esposa, "�qu� piensas de Cyrus?" �No lo observ�, respondi� ella. "�No lo observes!" exclam� su marido; "�En qui�n, entonces, se fij� su atenci�n?" "Por ese hombre querido y generoso", respondi� ella, "que declar� que estaba dispuesto a comprar mi libertad a expensas de su vida". ( Edad cristiana. )

La influencia de una esposa

La l�grima de una ni�a amorosa, dice un libro viejo, es como una gota de roc�o sobre una rosa; pero una en la mejilla de la esposa es una gota de veneno para su marido. Trate de parecer alegre y contento, y su esposo lo ser�, y cuando lo haya hecho feliz, lo ser�, no en apariencia sino en realidad. La habilidad requerida no es tan grande. Nada adula tanto a un hombre como la felicidad de su esposa: siempre est� orgulloso de s� mismo como fuente de ella. ( J. Moser. )

La influencia de una esposa

Mientras conversaba con un anciano piadoso, le pregunt� cu�les eran los medios de su conversi�n. Por un momento se detuvo. Percib� que hab�a tocado una cuerda tierna. Las l�grimas brotaron de sus ojos, mientras que, con profunda emoci�n, respondi�: �Mi esposa fue llevada a Dios algunos a�os antes que yo. La persegu� y abus� de ella por su religi�n. Ella, sin embargo, no me devolvi� m�s que amabilidad, manifestando constantemente una ansiedad por promover mi comodidad y felicidad; y fue su conducta amable, cuando sufri� malos tratos por mi parte, lo que primero envi� las flechas de la convicci�n a mi alma �. ( Observador de Nueva York ) .

Versículos 20-21

Hijos, obedezcan a sus padres en todo.

Las mutuas de padres e hijos

Entre todas las mutuas por las que se preserva la sociedad, las que incumben a padres e hijos son las m�s importantes. Si un hombre descuida a sus hijos o los administra mal, �c�mo tratar� debidamente a otros dependientes? O si un ni�o se libera del yugo paterno, �c�mo soportar� el de un amo o un pr�ncipe? Mientras que un buen ni�o en la casa probablemente sea un buen s�bdito en el estado, y un buen padre demostrar� ser un buen amo y magistrado ( 1 Timoteo 3:4 ).

I. El deber de los ni�os.

1. Las personas a las que se dirige son de ambos sexos. Las hijas, por tanto, no deben instar a su debilidad, ni a los hijos a su fuerza, como motivo por el cual se debe prescindir de la obediencia. Tampoco el tiempo o la fortuna, para los ni�os, de cualquier edad o rango, deben ser inalterablemente del padre y de la madre ( G�nesis 46:29 ).

2. El deber es la obediencia: que incluye el "honor" prescrito por la ley. Pero el t�rmino se usa para mostrarnos que este honor no es un respeto vano y para condenar la obsequiosidad hip�crita ( Mateo 21:30 ).

3. El alcance del deber es universal. Esto es natural y hubiera sido literal de no ser por el pecado. Ahora, sin embargo, se deben introducir excepciones ( Efesios 6:1 ), y se proh�be la obediencia en cosas que no �agradan al Se�or�. Si un padre ordenara a su hijo que fuera id�latra, o que matara u odiara a su pr�jimo, o le prohibiera abrazar el servicio de Dios, la obediencia ser�a criminal ( Lucas 14:26 ; Mateo 10:37 ). Pero los ni�os deben obedecer

(1) En aquellas cosas que se ajustan a la voluntad divina, en cuyo caso la ley de Dios tiene una sanci�n adicional, es decir, la autoridad paterna y la desobediencia implica, por lo tanto, doble culpa.

(2) En cosas indiferentes. Deseo que los padres se limiten a lo humano, pero si mandan algo que no sea repugnante a la ley de Dios, por m�s dura que sea, debe ser obedecido.

(3) De ah� que parezca cu�n peligrosa y contraria a la Palabra de Dios es la doctrina de Roma, que libera a los hijos de esta autoridad, las hijas a los doce a�os y los hijos a los catorce, d�ndoles libertad, a pesar de sus padres, para entrar en un claustro. . Esto contradice directamente N�meros 30:3 ; Mateo 15:4 .

4. La ejecuci�n. El ap�stol podr�a haber instado a la justicia de la cosa misma, impuls�ndola la gratitud; o de la naturaleza, que ha grabado esta ley en los animales; o de la costumbre de todas las naciones, que han autorizado la veneraci�n de los padres como de personas sagradas, y han hecho de la piedad al mismo tiempo el culto divino y la obediencia filial. Pero no alega nada m�s que la �nica voluntad de Dios. Se ve que esto agrada a Dios:

(1) De su mandamiento.

(2) La promesa adjunta.

(3) Los castigos amenazados ( Deuteronomio 21:18 ; �xodo 21:17 : Lev�tico 20:9 ; Proverbios 20:20 ; Proverbios 30:17 ).

(4) Su relaci�n paternal ( Malaqu�as 1:6 ).

II. Los deberes de los padres.

1. La provocaci�n prohibida es un efecto adverso del abuso de la patria potestad. Los padres provocan a sus hijos,

(1) Cuando les niegan un adecuado mantenimiento ( 1 Timoteo 3:1 ).

(2) Cuando les dan mandatos inhumanos o injustos ( 1 Samuel 20:34 ; Mateo 14:8 ).

(3) Cuando sin necesidad los obligan a realizar acciones s�rdidas.

(4) Cuando los atacan con palabras irritantes o enojadas ( 1 Samuel 20:30 ).

(5) Cuando los castigan m�s all� de la medida o el desierto ( 2 Samuel 7:14 ).

2. Para disuadir a los padres de esta falta, el ap�stol muestra el mal que produce. Nada abat�a m�s el coraz�n de un ni�o que un vigor indebido.

(1) Le entristece cuando en el semblante y las acciones de esa persona a quien deber�a ser m�s querido no ve nada m�s que aversi�n.

(2) Lo intimida y lo priva de todo valor para una buena empresa; porque, al verse maltratado por su padre, �qu� puede esperar de los dem�s?

(3) Algunos se endurecen y caen gradualmente en una impiedad desesperada. ( J. Daille. )

Las obligaciones de padres e hijos

I. El deber de los ni�os.

1. El deber en s� contiene cuatro cosas.

(1) Reverencia ( Lev�tico 19:3 ; Lev�tico 19:20 ; Hebreos 12:9 ).

(a) Con respecto al discurso, que sea agradable a la relaci�n, agraciado con humildad y modestia, otorg�ndoles t�tulos honorables, respuestas agradables, peticiones respetuosas.

(b) Con respecto al comportamiento. Las miradas groseras y altivas no pueden concordar con este deber.

(2) Observancia.

(a) Atendiendo a sus instrucciones.

(b) Ejecutando sus comandos.

(c) Dependiendo de sus consejos - en lo que respecta a una vocaci�n en la vida y al matrimonio.

(d) Siguiendo sus ejemplos.

(3) Saludos piadosos.

(a) Con respecto a su benevolencia hacia nosotros.

(b) Con respecto a sus reclamos cuando se encuentren en indigencia, enfermedad o muertos.

(4) Sumisi�n.

(a) A sus amonestaciones.

(b) A sus correcciones.

2. El alcance del deber. No podemos imaginar que esto sea tan universal y absoluto como la obediencia a Dios. �l es el �nico legislador absoluto ( Santiago 4:12 ), y cuando los reclamos de los padres entran en conflicto con los Suyos, somos absueltos de nuestra obediencia. De ah� que encontremos a Acrotatus elogiado entre los antiguos porque, cuando sus padres le exigieron que hiciera algo injusto, �l respondi�: �S� que est�s dispuesto a que haga lo que es justo, porque eso me ense�aste a hacer; Por tanto, har� lo que quieras, pero no lo que pidas. "

3. La raz�n del deber: porque agrada al Se�or. La autoridad suprema de nuestro Padre celestial hace que los deberes que �l requiera sean sumamente razonables: y al agradar a Dios, agradas a tus padres y a ti mismo tambi�n, porque debes ser feliz cuando Dios y t� est�s complacido ( Salmo 19:11 ; Efesios 6:1 ) .

II. La oficina de los padres. No deben irritar a sus hijos, sino, por paridad de razonamiento, comportarse en un buen gobierno de tal manera que aseguren el honor de sus hijos. Examinemos, entonces, este lado positivo del asunto. L Los deberes parentales m�s generales.

(1) Oraci�n por todas las cosas necesarias, pero m�s particularmente para que sean hijos de Dios.

(2) Buen comportamiento ( Proverbios 20:7 ; Proverbios 3:22 ).

2. M�s particular.

(1) Sustento.

(2) Educaci�n ( Efesios 6:4 ; Proverbios 22:6 ).

(3) Disposici�n a un empleo y matrimonio adecuados.

III. Los medios para gestionar los deberes de ambas relaciones. 1, a los ni�os.

(1) Sea completamente consciente del da�o de la desobediencia y del beneficio de la obediencia.

(2) Elimine todas las tendencias al deshonor de los padres y establezca un valor en sus instrucciones.

(3) Act�e todo con sinceridad e imparcialidad hacia ambos padres.

(4) Emprenda sus deberes filiales de buena gana y de buena gana.

(5) Persevera en todos, sean cuales sean las tentaciones con las que te encuentres.

2. A los padres.

(1) Aseg�rese de mantener la vida y el poder de la piedad en su pr�ctica dom�stica.

(2) Mantenga su autoridad paternal y afirme la dignidad de su relaci�n, pero con amor y dulzura.

(3) Endulzar todo con expresiones de cari�o, para insinuar m�s en sus afectos, pero a�n con prudencia cristiana.

(4) Esfu�rcese por llevarlo con toda equidad e imparcialidad a cada ni�o, de acuerdo con una proporci�n racional. ( Richard Adams, AM )

Los deberes de padres e hijos

Dios ha establecido a los solitarios en familias. La constituci�n nacional es el tipo de todos los gobiernos. Si se descuida la disciplina en el hogar, es raro que la p�rdida se recupere despu�s. Coleridge ha dicho: "Si cr�as a tus hijos de una manera que los hace sentir indiferentes a los sentimientos religiosos de la naci�n en la que viven, lo m�s probable es que finalmente se conviertan en rufianes o fan�ticos, y uno tan probable como el otro.

�Lord Bacon observa que los padres se sienten m�s c�modos con la buena prueba de sus hijos; pero las madres sienten mayor incomodidad por su mala prueba. Por tanto, es de vital importancia que se respeten fiel y diligentemente los deberes rec�procos de padres e hijos.

I. El deber del ni�o para con los padres es obedecer.

1. Esta obediencia es universal. "En todas las cosas". La ley manda: "Honra a tu padre", etc., y la forma m�s se�alada es obedecer. Los padres tienen la sabidur�a de la experiencia, conocen los peligros que amenazan a sus hijos y est�n en condiciones de ofrecer consejos juiciosos. La obediencia filial debe ser r�pida, alegre, abnegada, uniforme; no dilatorio y reacio.

2. Esta obediencia est� calificada y limitada por la aprobaci�n Divina.

II. El deber de los padres para con el hijo es gobernar.

1. El padre no debe gobernar con un esp�ritu de exasperante severidad. Una severidad excesiva es tan funesta como una indulgencia excesiva.

2. Gobernar con un esp�ritu de exasperante severidad s�lo tiende a desanimar. Cierto escritor ha dicho significativamente: ��Qu� pasar�a si Dios pusiera en tu mano un diamante y te dijera que escribas en �l una frase que deber�a leerse en el �ltimo d�a y mostrarse all� como un �ndice de tus propios pensamientos y sentimientos? Qu� cuidado, qu� cautela, tendr�a usted en la selecci�n. Ahora bien, esto es lo que ha hecho Dios.

�l ha puesto ante ti las mentes inmortales de tus hijos, m�s imperecederos que el diamante, en el que est�s a punto de inscribir cada d�a y cada hora, por tu instrucci�n, por tu esp�ritu o por tu ejemplo, algo que permanecer� y ser�. exhibido a favor o en contra de usted en el d�a del juicio! "

Lecciones:

1. Para gobernar sabiamente, primero debemos aprender a obedecer.

2. La desobediencia es la esencia de todo pecado.

3. Que el gobierno es el m�s eficaz que templa la justicia con la misericordia. ( G. Barlow. )

Los ni�os suplicaron que obedecieran a sus padres

I. Por qu� deber�as obedecer.

1. Porque es tu deber.

(1) Dios lo ordena, y �l es tan bueno que debemos obedecerle, y tan grande que no permitir� que la desobediencia quede impune.

(2) Lo mandan tus padres, a quienes debes toda tu felicidad terrenal.

2. Porque es de tu inter�s. Ni Dios ni tus padres lo desear�an si no fuera por tu bien.

(1) Te asegurar� la bendici�n de Dios, mientras que la desobediencia har� descender Su maldici�n. Acu�rdate de Ofni, Finees y Absal�n.

(2) Los har� alegres y felices en sus mentes, mientras que la desobediencia los volver� hoscos y desagradables con ustedes mismos y con los dem�s.

(3) Promueve su mejora diaria. Desobedezca y sus malas disposiciones se volver�n cada d�a m�s tir�nicas.

(4) Hace que los dem�s te amen: pero a nadie le gusta un ni�o desobediente.

(5) Es m�s favorable a la conversi�n, pero lo contrario casi excluye la esperanza de ella.

3. Porque tienes el modelo perfecto de nuestro Se�or que te insta a obedecer.

II. C�mo debes obedecer.

1. Religiosamente. Con respecto a lo que agrada a Dios, y no a lo que agrada tanto a uno mismo oa los padres.

2. De coraz�n y sinceridad, en contraposici�n a esa obediencia hip�crita que algunos hijos rinden cuando sus padres est�n a la vista, porque tienen miedo de las consecuencias.

3. Completamente. De nada sirve que los ni�os obedezcan en algunas cosas y desobedezcan en otras; hacer la mitad de lo que mandan sus padres y dejar la mitad sin hacer.

4. Al instante, sin esperar a preguntar el motivo, ni prometer obedecer en alg�n momento futuro.

5. Alegremente. Hay obediencia de la mano, pero desobediencia del coraz�n.

6. Siempre. No simplemente hasta que empiece a trabajar, sea mayor de edad o est� casado. "No desprecies a tu madre cuando sea vieja". ( BW Noel, MA )

La obediencia de los ni�os

El comandante de Oriente, antes de la Batalla del Nilo, puso a su hijo, Cassabianea, de trece a�os de edad, en un deber determinado, para que permaneciera en su puesto hasta que fuera relevado por orden de su padre. Poco despu�s de que mataran al padre. El ni�o mantuvo su puesto en medio de una terrible carnicer�a, ignorante del destino de su padre; y mientras los marineros abandonaban el barco en llamas y que se hund�a, �l grit�: "Padre, �puedo irme?" El permiso no lleg�, y all� se par� en su puesto y muri�. ( E. Foster. )

Obediencia a un maestro

El Excmo. Thomas H. Benton fue durante muchos a�os senador de los Estados Unidos. Cuando pronunci� un discurso en Nueva York una vez, se volvi� hacia las damas presentes y habl� de su madre de esta manera �� Mi madre me pidi� que nunca usara tabaco, y nunca lo he tocado desde ese d�a hasta hoy. Ella me pidi� que nunca jugara y yo nunca aprend� a jugar. Cuando ten�a siete a�os me pidi� que no bebiera. Hice una resoluci�n de abstinencia total. Esa resoluci�n nunca la he roto. Y ahora, cualquier honor que haya ganado, se lo debo a mi madre ". ( Carretera del Rey. )

La rareza de la obediencia

Un comerciante hizo publicidad para que un ni�o lo ayudara en su tienda y hiciera recados. Unas horas despu�s de que circularan los peri�dicos de la ma�ana, ten�a su tienda atestada de todo tipo de chicos. Sin saber cu�l elegir, volvi� a anunciar: "Quer�a, para ayudar en una tienda, un ni�o que obedeciera a su madre". Solo dos chicos se atrevieron a solicitar la situaci�n. ( J. Bate. )

Seguridad de la obediencia

Un puntualizador en Prusia estaba en el cruce de dos l�neas de ferrocarril, su palanca en mano para un tren que estaba se�alizado. La locomotora estaba a pocos segundos de llegar al terrapl�n, cuando el hombre, al girar la cabeza, percibi� a su peque�o jugando sobre los ra�les de la v�a por la que pasaba el tren. "�Acostarse!" le grit� al ni�o, pero en cuanto a s� mismo, permaneci� en su puesto. El tren pas� a salvo en su camino.

El padre se apresur� hacia adelante esperando tomar un cad�ver, pero �cu�l fue su alegr�a al descubrir que el ni�o hab�a obedecido inmediatamente su orden! Se hab�a acostado y todo el tren pas� por encima de �l sin lesiones. Al d�a siguiente, el rey mand� llamar al hombre y le coloc� en el pecho la medalla de valent�a civil.

La desobediencia lament�

Cuando era ni�o, y un poco imprudente, mi madre sol�a decirme: "De Witt, lo lamentar�s cuando me haya ido". Recuerdo c�mo se ve�a, con su gorra y sus anteojos. Recuerdo c�mo se sent� con la Biblia en su regazo. Me re� de la amonestaci�n, pero ella nunca dijo nada m�s cierto en toda su vida. Lo he lamentado desde entonces. ( T. De W. Talmage, DD )

Padres, no provoqu�is a ira a vuestros hijos, para que no se desanimen.

El trato que desalienta la piedad

Desanimado, Pablo quiere decir, en el bien. Su lenguaje est� dirigido a los padres, pues parece haber tenido en cuenta el caso de los ni�os avanzados; y sin embargo, el lenguaje es igualmente aplicable al caso de madres y ni�os muy peque�os. Los ni�os est�n desanimados y endurecidos para el bien.

I. Por demasiada prohibici�n. Hay una monoton�a de prohibici�n continua que es realmente espantosa. No se detiene en diez, como las palabras del Sina�, sino que mantiene el trueno d�a a d�a. Todos los mandamientos, por supuesto, en tal tensi�n llegan a sonar muy parecidos, y como todos son igualmente molestos, el ni�o aprende a odiarlos a todos. El estudio deber�a ser m�s bien prohibir la menor cantidad posible de cosas y luego hacer cumplir firmemente lo que est� prohibido.

II. Por un gobierno insensible y absoluto. Si un padre cristiano se siente tirano, a su hijo le parecer� un tirano en nombre de Dios, y eso ser� suficiente para crear un prejuicio hosco contra todas las cosas sagradas. Tampoco mejora el caso cuando el ni�o es intimidado por el temor de tal padre y, por lo tanto, reducido a la sumisi�n. Hay un hermoso valor en el acercamiento de un ni�o a Dios; pero si su valor incluso para con su padre se desmorona, solo se alejar� de Dios con un temor mayor.

III. De manera exagerada y con dificultad para complacer. Los ni�os aman la aprobaci�n y se sienten especialmente decepcionados cuando fracasan en sus meritorios esfuerzos, y especialmente cuando se les culpa de un defecto trivial que, si lo hubieran sabido, habr�an evitado. Pero algunos padres parecen pensar que es una cuesti�n de fidelidad no sentirse complacidos f�cilmente, para que los hijos no tengan impresiones vagas del deber. No consideran c�mo les ir�a si Dios los tratara de la misma manera. Pero, �qu� puede hacer que un ni�o intente agradar a Dios cuando su representante terrenal es tan dif�cil de agradar?

IV. Manteniendo el disgusto demasiado tiempo y cediendo con demasiada dificultad. Cuando los ni�os han hecho algo malo, est� bien hacerles sentir su disgusto; pero eso no debe tomar la forma de un rencor y mantenerse despu�s del arrepentimiento. Por el contrario, debe haber un apresuramiento hacia el ni�o como el padre del hijo pr�digo, de lo contrario el arrepentimiento se convertir� en una aversi�n hosca y en un sentimiento de que hay que pagar la misma tarifa de disgusto cuando se vuelve hacia Dios.

V. Por acusaciones apresuradas y falsas. Cuando las buenas intenciones se califican como bajas y los ni�os est�n bajo la prohibici�n del deshonor, es muy probable que demuestren que no son mejores de lo que se cree. Machacar el respeto por uno mismo es la forma m�s segura de romper todos los encantos naturales de la virtud y la religi�n. El efecto es apenas mejor cuando las faltas reconocidas se exageran y se resaltan con colores de burla. Ser�a suficiente para un padre ser severamente justo, pero la justicia exagerada es injusticia, y m�s terrible cuando asume el nombre de pila.

VI. Manteniendo a los ni�os en un continuo tormento de represi�n. No tenemos derecho a estar ansiosos en ninguna parte; es la incredulidad lo que deber�a poner en reposo la confianza en Dios. Y tenemos menos derecho a serlo, en el sentido de que destruye la comodidad de los dem�s. Solo estar en una habitaci�n con una persona ansiosa es suficiente para hacer que uno sea positivamente infeliz. �Cu�l es, entonces, la aflicci�n que sufre un peque�o desventurado que est� encerrado d�a a d�a ante la mirada temerosa, el gemido de desprecio y el cuidado supercautelatorio de una madre nerviosa y ansiosa?

Nada cubrir� tan terriblemente el cielo de la infancia como el clima que esto hace. Preocupa al ni�o en cada presentaci�n y juego para que no se lastime, y lo aleja de todo contacto con las ocasiones del gran mundo que lo educar�an para la hombr�a. Y luego, dado que el ni�o seguramente sabr� cu�n pocas razones hab�a para esta eterna angustia, seguramente se le eximir� finalmente en un sentimiento de falta de respeto confirmado. No, debe haber cierto coraje en la maternidad y la religi�n de la misma. Hay que confiar sabiamente en el ni�o al peligro y ense�arle c�mo vencerlo.

VII. D�ndoles pruebas de car�cter inapropiadas para su edad. Un ni�o pierde los estribos y de inmediato se le ocurre que tiene mal coraz�n. Por lo que se muestra reacio a orar, como si el mal fuera concluyente en su contra. Pero, �c�mo les ir�a al padre o la madre si se sometieran a la misma regla? Entonces, si el ni�o muestra un deseo de jugar el domingo, �no se ha ocupado el padre, que ha dejado atr�s el juego, incluso en la iglesia con sus planes seculares? Si un ni�o es completamente perverso, no le desanimar� cont�rselo; pero si quiere ser bueno, se le debe mostrar cu�n dispuesto est� Dios para ayudarlo y perdonar sus faltas.

VIII. Mediante el sistema de mantenerse al margen mediante el cual a los ni�os se les niega el reconocimiento de su membres�a en la iglesia. El ni�o que da testimonio, por hermoso que sea, de su piedad, todav�a se mantiene apartado de la mesa del Se�or, por el simple defecto de los a�os. Como si los a�os fueran una evidencia b�blica de gracia. No se podr�a idear ning�n plan para el desaliento de la piedad en los ni�os m�s seguros en su objeto. Solo se burlan de ellos y los atormenta su propio bautismo. ( H. Bushnell, DD )

Versículos 22-25

Siervos, obedezcan en todo a sus amos.

Sirvientes y amos

I. Un precepto de obediencia.

1. La ocasi�n de este precepto parece surgir de la circunstancia de que los siervos convertidos se cre�an exentos de la servidumbre. El error tuvo algo de color. Si los amos abrazaban el cristianismo con sus esclavos, parec�a injusto mantenerlos en esclavitud; y si los amos todav�a se adhirieron al paganismo, �qu� derecho ten�an ellos, los siervos de Satan�s, sobre los que ahora eran hombres libres de Cristo?

2. El precepto implica:

(1) Humildad al recibir las �rdenes de otro.

(2) Prontitud en su ejecuci�n.

(3) Universalidad �en todas las cosas� l�cita y honesta.

El que es se�or de la carne no debe mandar contrariamente al Se�or del Esp�ritu ( Mateo 10:28 ).

3. Instrucciones.

(1) El cristianismo no subvierte el orden pol�tico, como privar a los amos paganos de su autoridad leg�tima sobre los sirvientes cristianos. Por tanto, se equivocan los que piensan que toda autoridad se opone a la libertad evang�lica, y los papistas que creen que la autoridad de un rey sobre los s�bditos se disuelve por herej�a.

(2) El cristianismo libera del yugo de la servidumbre humana lo que es lo mejor y m�s excelente en el hombre, a saber, el esp�ritu y la conciencia ( G�latas 5:1 ). Por tanto, se equivocan quienes gobernar�an las conciencias de los hombres por la fuerza eclesi�stica o f�sica.

(3) Los cristianos deben obedecer incluso los mandamientos injustos de sus amos ( 1 Pedro 2:18 ).

II. La forma de obedecer.

1. Negativamente.

(1) No con el servicio de la vista, una enfermedad familiar para los sirvientes, la obediencia debajo de la vista ( Lucas 12:45 ).

(2) Como complacientes a los hombres, la causa de la enfermedad. Como los comediantes que act�an para complacer para obtener un beneficio no suben al escenario a menos que la gente los est� mirando, as� los hombres complacientes no mueven una mano a menos que sus amos est�n all� para contemplar y aplaudir.

2. Positivamente. Los remedios para la enfermedad.

(1) Unicidad de coraz�n, que se opone al servicio ocular enga�oso. El que sirve a su amo a los ojos parece tener dos corazones; uno obediente, que excita a la obediencia en presencia del maestro; el otro deshonesto, que impulsa a la ociosidad en ausencia del amo. Pero el que obedece con sencillez de coraz�n tiene un solo coraz�n y siempre el mismo, que se mueve al deber independientemente de la presencia o ausencia de su amo.

(2) Temer a Dios. As� como el estudio del agrado enga�oso no puede producir nada m�s que servicio visual, el temor de Dios produce sencillez y sinceridad. El que s�lo teme al hombre ser� mudable, en la medida en que se excite con la presencia y se tranquilice con la ausencia; pero el temor de Dios es constante porque siempre est� presente.

(3) Del coraz�n.

(a) No de forma obligatoria y de mala gana. Hacemos cualquier cosa con entusiasmo cuando la mente se regocija con lo que hace la mano. Por el contrario, cuando la mente murmura, aunque el acto exterior sea color de rosa, se realiza desde el cuerpo y no desde la mente.

(b) Benevolencia de esp�ritu hacia el comandante de la obra ( Efesios 6:7 ). Nadie obedece mejor que el que obedece por amor.

(4) En cuanto al Se�or. Como los que sirven al Se�or m�s especialmente que los hombres. Porque&mdash

(a) Los que obedecen son m�s siervos de Cristo que de amos terrenales. Los amos terrenales compran los cuerpos de sus sirvientes con plata y oro; Cristo redime tanto el alma como el cuerpo con su sangre por la libertad perpetua.

(b) Obedecen a los amos terrenales s�lo por mandato de Cristo, y a �l a trav�s de ellos, Sus mayordomos.

(c) Cristo les manda obedecer a sus amos.

III. Incentivos a la obediencia.

1. La promesa.

(1) El Otorgador de la recompensa. El ap�stol, con raz�n, quer�a que esos siervos esperaran una recompensa de Cristo. Porque los amos terrenales dan comida y ropa a los esclavos como se les debe en com�n con las bestias. Por lo tanto, se sienten consolados por el hecho de que tienen un Maestro celestial que no les permitir� quedar sin recompensa.

(2) La calidad de la recompensa. �Recompensa� y �herencia� parecen incongruentes; el primero se paga a los trabajadores y el segundo a los ni�os. La recompensa celestial se llama alquiler o salario, no porque lo merezca, sino por la semejanza en alg�n sentido entre los dos.

(a) Como solo se paga a los obreros, el reino celestial no se da a los indolentes.

(b) Como no se paga hasta que se termina el trabajo, tampoco se otorga el cielo hasta que se acaba la vida.

Pero la recompensa celestial no se parece al alquiler.

(a) en que se da, no seg�n el m�rito del obrero, sino por la gracia y la generosidad del otorgante ( Lucas 17:10 );

(b) en el sentido de que no est� proporcionado a los trabajos realizados, porque lo finito no tiene proporci�n con lo infinito.

2. La confirmaci�n de la promesa: �Vosotros serv�s al Se�or Cristo� ( Mateo 25:40 ). Todas las obras de obediencia se le rinden a Cristo porque �l lo orden�.

3. Corolarios.

(1) Ning�n servicio es deshonroso ya que todo se rinde a Cristo.

(2) Ning�n honor protege a un hombre malvado de la desgracia desde que sirve a un amo infame.

(3) Aquellos que, siendo colocados bajo el gobierno de otros, no est�n dispuestos a servir, son rebeldes contra Cristo ( 1 Samuel 8:7 ).

(4) No debemos obedecer a nadie que se oponga a la voluntad de Cristo. ( Obispo Davenant. )

Los deberes de los sirvientes

I. El deber del siervo es obedecer a su amo en todo lo relacionado con su estado de servidumbre. No hay nada degradante en el servicio. Es el empleo de los �ngeles y es ennoblecido por el ejemplo de Cristo. Obedecer en todas las cosas no es agradable ni f�cil; pero el siervo cristiano se esforzar� por cumplir la tarea. Consulta no la suya propia, sino la voluntad de su amo, mejor dicho, el tiempo. Pero su patr�n es solo seg�n la carne y no tiene poder sobre el esp�ritu; ni debe mandar nada prohibido por Dios.

II. El deber del sirviente es cumplir con un esp�ritu de sinceridad.

1. Libre de duplicidad. Por el trato que recibi�, el esclavo estuvo tentado a ser diligente en presencia de su amo, pero indolente e imprudente en su ausencia. El cristianismo ha sacado al hombre de la esclavitud y le ha proporcionado los motivos m�s elevados para la acci�n moral.

2. Debe hacerse en el temor de Dios. �Temer a Dios� - el �nico Se�or en contraste con el maestro seg�n la carne. El siervo cristiano tiene una conciencia que satisfacer. El temor del Se�or es el motivo m�s santo de todo servicio aceptable. El que sirve al hombre mientras busca servir a Dios, se encargar� de que los intereses divinos y humanos no choquen.

III. El sirviente debe actuar seg�n el principio religioso m�s elevado.

1. En todo deber, Dios debe ser reconocido. �Y todo lo que hag�is, hacedlo como para el Se�or, y no para los hombres�. Esto dar� dignidad moral al empleo m�s humilde y exaltar� la fatiga com�n del trabajo en un medio de refrigerio religioso.

2. En todo deber deben ejercerse los mejores poderes. "Hazlo de todo coraz�n". Si el coraz�n est� comprometido, pondr� en funcionamiento los mejores poderes de todo el hombre. Ning�n trabajo est� bien hecho cuando el coraz�n no est� en �l.

IV. El servicio fiel se encontrar� con una recompensa gloriosa ( Colosenses 3:24 ).

V. Todo acto de injusticia se encontrar� con una retribuci�n imparcial ( Colosenses 3:25 ). Algunos consideran al malhechor al que se hace referencia en este vers�culo como el siervo que defrauda al amo de su servicio; otros, como el amo que defrauda al siervo en su justa recompensa. Pero las palabras anuncian un principio general que es igualmente aplicable a ambos.

Los fil�sofos de Grecia ense�aron, y asumieron las leyes de Roma, que el esclavo era una propiedad y que, como propiedad, no ten�a derechos. El Nuevo Testamento muestra que entre ambos hay una reciprocidad de deberes y penas. La injusticia cometida en el mundo, ya sea por el amo o por el sirviente, ser� reparada imparcialmente, y el ofendido ser� reivindicado en el d�a de la retribuci�n final. ( G. Barlow. )

El servicio cari�oso es un verdadero servicio

Llevar a un pueblo desanimado a la Guerra Santa es tan dif�cil como para los comandantes de Jerjes conducir las tropas persas a la batalla contra los griegos.Los vasallos del gran rey fueron llevados al conflicto con l�tigos y palos, porque ten�an miedo de luchar. : �te extra�as que fueron derrotados? Una Iglesia que necesita constante exhortaci�n y persuasi�n no logra nada. Los griegos no necesitaban golpes ni amenazas, porque cada hombre era un le�n y cortejaban el encuentro, por muy grandes que fueran las probabilidades en su contra.

Cada espartano luch� con amore; nunca se sinti� m�s en casa que cuando luchaba por los altares y por los hogares de su pa�s. Queremos hombres cristianos de esta misma clase, que tengan fe en sus principios, fe en las doctrinas de la gracia, fe en Dios Padre, Dios Hijo y Dios Esp�ritu Santo; y quienes, por lo tanto, luchan fervientemente por la fe en estos d�as en que se burlan de la piedad desde el p�lpito y los predicadores profesionales se burlan del evangelio.

Necesitamos hombres que amen la verdad, a quienes sea m�s querida como sus vidas; hombres en cuyos corazones la antigua doctrina es grabada por la mano del Esp�ritu de Dios a trav�s de una profunda experiencia de su necesidad y de su poder. No necesitamos m�s de aquellos que repitan lo que se les ense�a, pero queremos hombres que hablen lo que saben. �Oh, por una tropa de hombres como John Knox, h�roes de la estirpe de m�rtires y pactantes! Entonces Jehov� de los ej�rcitos tendr�a un pueblo para servirle que ser�a fuerte en el Se�or y en el poder de Su fuerza. ( CH Spurgeon. )

Fidelidad en el trabajo

Una vez le preguntaron a un carpintero por qu� se molestaba en rematar el banco de un magistrado con tanto cuidado. Su respuesta fue: �No puedo hacer otra cosa; adem�s, puede que tenga que sentarme en �l Uno de estos d�as ". ( HD Machay. )

Versículo 23

Todo lo que hag�is, hacedlo de coraz�n, como para el Se�or.

Siervos de cristo

El ap�stol se dirig�a a los esclavos, que debieron sentir que su condici�n era fastidiosa y degradante, pero aplica un principio que la transforma por completo. Deben sentirse y actuar como siervos de Cristo. Este principio tiene una aplicaci�n de gran alcance. Debemos servir a Cristo cumpliendo con todos los deberes de la vida para agradarle. Esto sugiere una l�nea de pensamiento que se adapta especialmente a los hombres j�venes. Note, entonces, las cosas que son esenciales para la realizaci�n de este noble ideal del servicio cristiano.

I. Debe haber una entrega total de todo el ser a Cristo. "Ning�n hombre puede servir a dos se�ores". �El que no es conmigo, contra m� es�. �Pobre de m�! cu�ntos act�an como si hubieran hecho un trato con Cristo; esa parte de su naturaleza deber�a serle entregada a �l, y parte retenida para el mundo y para el yo. En ciertas circunstancias, parecen creyentes devotos y fervientes, en otras, fr�volos y mundanos. Tal proceder deshonra a Cristo y da�a sus propias almas.

Hay familias en las que a los ni�os se les ha pedido que hagan algo, se niegan o se demoran; luego se produce una lucha que implica incomodidad tanto para los padres como para los hijos. En otros, la primera insinuaci�n es seguida por una pronta obediencia. En un caso est� el amor, el orden y la felicidad; en el otro al rev�s. �Por qu�? En un caso los ni�os hab�an aprendido a obedecer, en el otro no. Por eso, algunos de los hijos de Dios no han aprendido a entregarle su voluntad por completo; por tanto, todo acto de obediencia implica una lucha; pero algunos han aprendido a luchar de una vez por todas y ahora son felices en ese servicio que es la libertad perfecta.

II. Esfu�rcese por ser eficiente en su llamado mundano. "Todo lo que sea", ya sea obra de amo o siervo, pr�ncipe o campesino, "hazlo como para el Se�or". Cuando podamos reconocer a Cristo como nuestro Maestro, y nuestro trabajo como rendido a �l, deber�amos convertirnos en siervos fieles, cualquiera que sea nuestro empleador inmediato. Lamentablemente, no siempre se ha actuado en consecuencia y la religi�n se ha considerado una descalificaci�n para el servicio eficiente.

Un muchacho dijo una vez, cuando se le inst� a tomar una decisi�n: "Me gustar�a aprender mi oficio antes de convertirme, porque me doy cuenta de que los hombres piadosos empleados por mi padre no suelen ser buenos trabajadores". Quiero que elimines este reproche y trates de sobresalir en todo por la causa de Cristo, ya sea en la escuela, el taller, la contabilidad, etc. La influencia del car�cter y el esfuerzo cristianos aumenta enormemente cuando se conecta con la superioridad en negocio.

Se le pidi� a un trabajador que hab�a venido recientemente a residir en una aldea del norte, mientras paseaba por los campos un domingo, que asistiera a un servicio en una caba�a donde el orador iba a predicar. La invitaci�n fue rechazada con rudeza y, al mencionar el asunto a un conocido que se acerc� de inmediato, se le pregunt� si sab�a qui�n era el predicador. "No." "Ese es Thompson, el mejor forjador del distrito". �Oh, de hecho, a menudo he o�do hablar del trabajo de Thompson; Ir� y lo escuchar� predicar �. Lo hizo y se convirti� en un hombre nuevo.

III. Esfu�rcese por adquirir cultura mental e inteligencia general por la causa de Cristo.

1. Le abrir� muchas v�as de disfrute.

2. Te permitir� descubrir riquezas y belleza en la palabra divina que de otra manera estar�an ocultas.

3. Le ayudar� a mantenerse libre de las obsesiones religiosas que ahora debilitan y desfiguran la vida cristiana.

4. Te dar� mayor poder para servir a Cristo. Edward Irving ten�a en su congregaci�n de Glasgow a la esposa de un zapatero, quien era una infiel decidida. Irving lo visitaba d�a tras d�a sin producirle ninguna impresi�n. Pero un d�a se sent� a su lado y comenz� a hablar sobre su trabajo y el material que manejaba. El hombre se interes� porque descubri� que el ministro sab�a tanto sobre su oficio como �l mismo. El domingo siguiente fue a la iglesia y, cuando sus antiguos compa�eros se burlaron de �l, respondi�: �Sr. Irving no es tonto, le gusta el cuero ".

IV. Tenga un trabajo especial que hacer para Cristo. El campo de la utilidad cristiana es amplio y no puede haber dificultad para encontrar un trabajo adecuado. Para ayudarte en esto ...

1. Sea regular y fiel en sus devociones.

2. Trate de hacer algo todos los d�as simplemente por el amor de Cristo: reprima su temperamento, hable con alg�n amigo sobre la salvaci�n, practique la abnegaci�n, por el amor de Cristo y con la ayuda del Esp�ritu. Conclusi�n: �est�s sirviendo a Cristo oa Satan�s? Debes ser uno o el otro. ( GD Macgregor. )

Haz todo por dios

1. Cuando recordamos que nuestro destino es vivir con Cristo y seres glorificados, y que cualquier trabajo que no nos conviene para eso es una gran impertinencia, es alarmante a primera vista notar que la gran mayor�a de nuestras ocupaciones son de la tierra, terrenal. Todas las profesiones y oficios tienen como finalidad suplir defectos en el orden existente, y, por tanto, cuando ese orden deje de existir y sea sustituido por uno en el que no haya defectos, las ocupaciones de esta vida deber�n necesariamente morir de muerte natural. .

�No hay, entonces, algo que parece inapropiado en la circunstancia de que toda esta corta vida deba dedicarse a hacer lo que no tiene ninguna referencia a la eternidad y ser� barrida como basura?

2. Fue precisamente este sentimiento el que dio origen al monaquismo. Los hombres asumieron que la eternidad se entregar�a a la oraci�n y la alabanza; estas, por lo tanto, deben ser las ocupaciones terrenales de los hombres religiosos. No nos quejemos de su error, porque es una suposici�n com�n que una b�squeda secular es un obst�culo para una mente religiosa. De ah� que se se�ale a un joven seriamente dispuesto como destinado a la Iglesia.

3. Como llevar una teor�a falsa hasta su punto extremo es un m�todo para mostrar su falacia, imag�nese que es la voluntad de Dios que todos los cristianos tengan una b�squeda directamente espiritual. �Entonces que? El sistema de la sociedad est� estancado. Quitemos la variedad de vocaciones, reduzcamos todo al de monje, y la civilizaci�n se socava y volvemos a la barbarie. Seguramente esta no puede ser la voluntad de Aquel que ha implantado en nosotros los instintos que se desarrollan en la civilizaci�n.

4. Pero si esta no puede ser la voluntad de Dios, entonces debe ser Su voluntad que este hombre ejerza alg�n arte humilde; que este otro debe tener los deberes de una gran propiedad; que un tercero debe ir al escritorio; un cuarto ministro de los enfermos; una quinta pelea las batallas de su pa�s. Ahora bien, si este es el caso, el mayor da�o se hace cuando un hombre se aparta de su propia vocaci�n. La sabidur�a y la felicidad de cada hombre deben residir en hacer la obra que Dios le ha encomendado. Eso pensaba San Pablo. No inst� a sus conversos a unirse a �l en sus viajes misioneros, sino a permanecer en su llamado con Dios.

5. "Con Dios". Esto encierra el secreto que estamos buscando, c�mo podemos servir a Dios en nuestro trabajo diario. �C�mo se puede hacer esto? Echando al trabajo una intenci�n pura y santa. La intenci�n es para nuestras acciones lo que el alma es para el cuerpo. As� como el alma, no el cuerpo, nos convierte en agentes morales, as� el motivo confiere a la acci�n un car�cter moral. Matar a un hombre, por malicia previa, es asesinato; pero matarlo por accidente no es pecado en absoluto. Una buena obra, como la oraci�n, se convierte en hipocres�a si se hace para la alabanza de los hombres.

6. Ahora, la mayor parte del trabajo de la vida se realiza sin ninguna intenci�n de servir a Dios.

(1) La intenci�n de algunos en su trabajo es simplemente ganarse la vida: un motivo perfectamente inocente e incluso bueno, pero no espiritual y que redime el trabajo de lo terrenal.

(2) Otros trabajan con miras a ganar eminencia. Los efectos del trabajo realizado con este esp�ritu, si no tiene �xito, son tristes de presenciar.

(3) Otros trabajan principalmente con la energ�a de la mente. Ser�an miserables si estuvieran inactivos; pero esa obra, por supuesto, no tiene car�cter espiritual.

(4) Otro trabajo de clase desde el elevado y elevado motivo del deber; pero si la intenci�n no tiene ninguna referencia a la designaci�n de Dios, no tiene m�s espiritualidad de la que podr�a haberse encontrado en la mente de Cicer�n o S�neca.

(5) Una gran parte de la actividad humana no tiene ninguna intenci�n y, por lo tanto, se desperdicia desde un punto de vista espiritual. Multitudes trabajan mec�nicamente y con el mismo instinto de rutina que un caballo en un molino. Pero el hombre est� ciertamente hecho para algo m�s noble que trabajar por la mera fuerza del h�bito.

7. Ahora bien, �cu�l es el verdadero motivo que eleva los deberes m�s humildes a una atm�sfera superior? Esto - "Hagas lo que hagas", etc. La referencia principal es a los deberes de los esclavos, los m�s bajos imaginables. La inferencia a fortiori es esta, que si el trabajo penoso de un esclavo admite tal consagraci�n, mucho m�s se aplica a cualquier forma de negocio m�s noble. Ning�n hombre despu�s de esto puede decir: "Mis deberes son tan comunes que no pueden tener dignidad y valor religiosos".

8. Consejos pr�cticos.

(1) Antes de continuar con su tarea, fije en su mente que todas las actividades l�citas son departamentos del campo de cosecha de Dios en el cual �l ha llamado a los cristianos a trabajar.

(2) Siga su propio llamado con la intenci�n consciente de promover Su obra y voluntad.

(3) Entonces pon tu mano sobre ella con valent�a, manteniendo ante ti el objetivo principal de agradarle con diligencia y celo.

(4) Imag�nese a Jes�s inspeccionando su trabajo como lo har� en el �ltimo d�a, y esfu�rcese para que no haya fallas en �l. ( Dean Goulburn. )

Laboral

Si le preguntara: ��Cu�l fue el prop�sito por el que fue enviado al mundo?�, Obtendr�a una variedad de respuestas. Pero la respuesta correcta ser�a: trabajar. Eso nos dice la Biblia, y la Providencia y el gusano alrededor. El trabajo no es un mal, sino un bien. Hay trabajo en el cielo. Adam no ca�do era un trabajador. Si no hubiera habido pecado, el mundo no habr�a sido un mundo de ociosidad. Y lo que es verdad de nosotros es verdad de todas las criaturas de Dios.

Toma agua; nunca se detiene. Tomemos a los caballos, o incluso a los p�jaros, qu� tan pronto tienen que trabajar para ganarse la vida. Nuestro texto nos dice c�mo trabajar y para qui�n trabajar. Toma, pues, su instrucci�n como gu�a para:

I. Trabajo escolar. Muchos desear�an que no existiera tal cosa. Esto es una tonter�a, porque las escuelas marcan la diferencia entre nosotros y los paganos. Qu� dif�cil es seguir adelante en la vida para un hombre que ha tenido una educaci�n pobre. El trabajo escolar es duro, pero ser� mucho m�s liviano ii si se hace de coraz�n y para el Se�or; y entonces no habr�a necesidad de persuadir, sobornar y amenazar que son tan comunes.

II. Tarea. Los j�venes deben ser �tiles en casa y no esperar que todos los atiendan. El trabajo a domicilio es una parte importante de la formaci�n para la vida futura; y no hay nada en �l que est� por debajo de la dignidad de una ni�a. Y qu� consuelo te har�a, y qu� ahorro podr�as ser para los cuidados de mi madre. Y la raz�n por la que es repulsivo es porque no lo acepta con el esp�ritu correcto. Ponle coraz�n y pronto ser� agradable.

III. Trabajo empresarial. Todo lo que vale la pena hacer, vale la pena hacerlo bien: el trabajo incluso de un mensajero, un barrendero o un limpiabotas. A menudo, cuando la gente est� ocupada en su trabajo, Dios viene con una bendici�n. Mois�s, Gede�n, Eliseo, los pastores, los ap�stoles fueron llamados todos cuando estaban en su trabajo. �Es el tuyo humilde? Puedes exaltarlo tom�ndolo como de Cristo y haci�ndolo con todo tu coraz�n.

IV. Trabajo del alma. Esto lo hacemos m�s por nosotros que por nosotros. Y, sin embargo, tenemos que "resolver" en qu� obra Dios. Esto tendr� que hacerse de coraz�n y para el Se�or, o literalmente no en absoluto. Tenemos que escapar, lo que sin duda implica seriedad, a Jes�s.

V. Obra cristiana. Toda obra es cristiana si se hace para Cristo, pero hay una obra que se hace m�s especialmente para �l. Cuando la madre de una ni�a peque�a viene a visitarla a la escuela, quiere presentarle a todos sus amigos. Tu trabajo es presentarles a Jes�s. No necesitas ser un misionero para hacer esto. ( JH Wilson, MA )

"No a los hombres"

Se cuenta que cuando Fidias, el gran escultor que tall� estatuas para uno de los templos de la antig�edad, trabajaba con minuciosa fidelidad sobre el cabello de la parte posterior de la cabeza de una de las figuras hist�ricas que iba a ser elevado del pavimento a en el v�rtice mismo del edificio, o colocado a lo largo del friso, alguien le reprochaba, diciendo: ��Por qu� te esfuerzas tanto con el cabello? Nunca se ver� �. Su simple respuesta fue: "Los dioses lo ver�n". De modo que trabaj� concienzudamente en las cosas m�s peque�as, no para los ojos de los hombres, sino para los ojos de los dioses. ( H. Melvill, BD )

Sabiendo que del Se�or recibir�is la herencia; porque serv�s al Se�or Cristo .

Socialismo cristiano

El cristianismo, aunque totalmente opuesto a las teor�as niveladoras que los hombres desafectos abordan con diligencia, coloca a los m�s altos y a los m�s bajos a la par en la competencia por la eternidad. El cristianismo es el mejor defensor de las distinciones en la sociedad; y puede haber le�do su Biblia con poco prop�sito el que no ve la designaci�n de Dios de que haya ricos y pobres en el mundo, amo y siervo; que no percibe que falta de lealtad es falta de religi�n, y que no hay rebeli�n m�s directa contra el Creador que la resistencia a cualquier autoridad constituida, o el esfuerzo por lograr esa igualdad jactanciosa en la que todos tendr�n los mismos derechos, o para hablar con m�s verdad, en el que nadie tendr� ninguno.

Pero si el cristianismo hace pecaminoso quejarse de la servidumbre, da dignidad al siervo que a�n permanecer�a en la servidumbre. Le dice al siervo que, si es fiel aqu�, puede estar a la altura de su amo en el futuro, aunque el empleo del amo haya sido el avance de la causa de Cristo en la tierra. Y �oh! Deber�a ser una cosa sorprendentemente alegre para aquellos que tienen que gastar la vida en las ocupaciones m�s humildes, que, como seres inmortales, no est�n ni un �pice en desventaja por su posici�n temporal, pero que progresan tanto en la raza cristiana como los colocados. en la cumbre m�s alta del oficio cristiano. ( H. Melvill, BD )

Viviendo para Cristo

I. La unidad de prop�sito es necesaria.

1. Para el desarrollo del car�cter.

2. Para tener �xito en la vida.

Gloria, inter�s propio, benevolencia, cada uno da unidad y fuerza, mientras que un hombre sin tal principio rector se debilita; y es s�lo haciendo que un objeto sea predominante y buscando ese objeto que se logran grandes resultados.

II. Lo que da unidad a la vida cristiana es Cristo.

1. Es el principio unificador de la teolog�a cristiana.

2. De la vida interior del cristiano.

3. De su vida exterior y activa.

Tenemos una ilustraci�n de esto en Pablo, en su teolog�a, experiencia y obra. Negativamente, no busc� la riqueza ni el honor, ni como objeto principal ni subordinado. Simplemente busc� la gloria de Cristo.

III. La gloria de Cristo debe ser nuestro objetivo.

1. Porque es nuestro deber. Esto es lo m�s importante que podemos hacer. Cualquier otra cosa que hagamos, al final, ser� considerada como nada.

2. De ese modo, nuestra santidad interior y nuestra felicidad se desarrollar�n mejor.

3. S�lo as� podremos ser realmente �tiles. Solo as� nos asociamos con los santos y �ngeles. La extensi�n del reino de Cristo es lo �nico por lo que vale la pena vivir.

4. Cristo muri� por ti, te redimi�. No eres tuyo sino de �l. S�rvale, entonces, bajo la restricci�n de Su amor. ( C. Hodge, DD )

El servicio perfecto

Ser�a veraz decir que todos "sirven al Se�or Cristo". Algunos contra su voluntad - Fariseos, Pilatos, Judas, etc. Algunos inconscientemente - todos los que difunden el verdadero refinamiento del arte, las investigaciones de la ciencia, las caridades de la filantrop�a. Pero Pablo no se dirige ahora a ellos, sino a "los santos y hermanos fieles en Cristo en Colosas". Y estas palabras indican acerca del servicio de vida de todos los verdaderos cristianos.

I. Su motivo. La restricci�n es "por el amor de Cristo". Tal motivo es ...

1. Lo suficientemente profundo. Tiene sus manos en todos los resortes ocultos del prop�sito y el amor.

2. Permanecer lo suficiente. Agradar a otros que pueden cambiar o morir, o agradar a s� mismos, lo cual es inconstante y decepcionante, no puede asegurar el servicio prolongado que los hombres pueden prestar al Cristo eterno e inmutable.

II. Su patr�n. En alguna guerra, el comandante dice: "Ve"; en esto �l dice: "S�gueme". "Fue tentado en todo", etc. "Nos ha dejado un ejemplo".

III. Su ayuda. Los pescadores despu�s de su noche de trabajo in�til, Pedro caminando sobre las olas, Pablo recibiendo la gracia para soportar un dolor oculto, son ejemplos de hombres que necesitan y reciben ayuda de Cristo.

IV. Su amplitud. Incluye todas las circunstancias, ya sean de part�cipe o estadista; todas las edades, ya sea de ni�o o patriarca; de todas las esferas, ya sea de la vida interior o exterior. "Todo lo que hagas".

V. Su consumaci�n. Tiene ahora la aprobaci�n de la conciencia y del Maestro; finalmente recibir� "la recompensa de la herencia". ( UR Thomas. )

El servicio de Cristo es

I. servicio honorable. Servimos al Se�or Cristo, Rey de reyes y Se�or de se�ores. Los sirvientes de la realeza son nobles; por eso somos reyes y sacerdotes para Dios.

II. Servicio razonable. El amo ten�a un derecho sobre el esclavo como su propiedad ganada en la guerra o comprada con dinero. Nos han comprado por precio. Cristo tiene un derecho basado en su servicio de amor; debemos responder con gratitud.

III. Servicio completo. El esclavo era totalmente de su amo - yo mismo, familia, pertenencias, etc. Entonces Cristo reclama todo lo que somos y todo lo que tenemos - tiempo, dinero, secularidad, y no simplemente s�bados, adoraci�n, etc.

IV. Feliz servicio. A veces, el camino es accidentado, pero el motivo para recorrerlo lo suaviza, y la compa��a de Aquel a quien amamos alivia su tedio y aligera sus tinieblas.

V. F�cil servicio. "Llevad mi yugo sobre vosotros ... y hallar�is descanso". El amor es el poder m�gico que hace placentero lo que es irritante.

VI. El servicio de la Amistad ( Juan 15:15 ). Es la insignia del verdadero discipulado cristiano, no credos, profesiones, sentimientos, etc.

VII. Servicio lucrativo.

1. Es su propia recompensa aqu�.

2. Tiene una gran recompensa poco a poco. ( Precio de CA, BA )

C�mo se superan las dificultades en el servicio de Cristo

A veces, cuando una extremidad de un hombre se ha roto y son necesarias largas semanas de descanso para que los huesos fracturados puedan reunirse, existe el peligro de que la extremidad se contraiga permanentemente; de modo que tan pronto como sea seguro hacerlo, se le indicar� al paciente que ejercite la extremidad. Al principio el ejercicio produce un dolor agudo, pero despu�s de un tiempo, a medida que el vigor y la fuerza vuelven a la extremidad, en la emoci�n de la salud que siente, el hombre olvida el dolor y se alegra.

Ahora bien, el pecado ha dislocado la naturaleza moral del hombre, y aunque por la gracia puede haber sido restablecido, el sabio ejercicio de Dios es sumamente doloroso; pero luego este ejercicio engendra salud espiritual, y esa salud env�a tal estremecimiento de placer a trav�s del alma que el mismo acto de obediencia y servicio a Cristo adquiere fuerza para obedecer y servir; y al aumentar la fuerza, desaparece la dificultad tras la dificultad, desaparece el dolor, llega el placer, y el cristiano es due�o de su trabajo y se deleita en �l. ( Precio de CA, BA )

�Qu� hace que el servicio de Cristo sea f�cil y agradable?

Ese enorme trozo de madera que yace en ese riachuelo tranquilo, del que ha retrocedido la marea, dej�ndolo seco e inamovible en la arena; trate de cambiarlo, y s�lo con la mayor dificultad podr� hacerlo. Pero espera a que suba la marea y las aguas fluyan a su alrededor. �Intente ahora, y con qu� relativa facilidad lo lograr�! Aun as�, hay diez mil cosas en el camino del deber impuesto por Dios que, mientras el coraz�n no sea renovado, parecen duras y agobiantes a algunos, pero todas ceden una vez que el amor de Cristo ha entrado una vez y lo ha llenado. coraz�n, son llevados alegremente y hechos con facilidad y alegr�a para el Amado.

Una ni�a le hab�a regalado un amigo un racimo de hermosas uvas maduras. Justo cuando estaba a punto de comerlos, su madre dijo: "Hija m�a, �me dar�s esas uvas?" El peque�o mir� las uvas y luego a la madre a quien amaba; y luego, despu�s de una pausa, mientras el amor de la madre llegaba a toda velocidad a su coraz�n y dominaba cualquier otro sentimiento, arroj� las uvas en el regazo de su madre y con un beso las entreg� a todas ( Mateo 18:3 ). El amor de Cristo hace que el sacrificio sea f�cil y delicioso. ( Precio de CA, BA )

El motivo dominante de los siervos de Cristo

No puedes servir a dos amos, debes servir a uno u otro. Si tu trabajo es lo primero para ti y tus honorarios en segundo lugar, el trabajo es tu maestro, y el Se�or del trabajo, que es Dios. Pero si su honorario es para usted primero, y su trabajo segundo, honorario es su amo, y el se�or de honorario, que es el diablo; y no solo el diablo, sino el m�s bajo de los demonios: "el demonio menos erigido que cay�". As� que ah� lo tiene en t�rminos breves: primero trabaje, usted es siervo de Dios; tarifa primero, usted es el demonio.

Y hay una diferencia, ahora y siempre, cr�anme, si sirven a Aquel que tiene escrito en Su vestidura y muslo: �Rey de reyes�, y cuyo servicio es perfecta libertad; y aquel en cuya vestidura y muslo est� escrito: "Esclavo de esclavos", y cuyo servicio es la esclavitud perfecta. ( John Ruskin. )

La recompensa segura de los siervos de Cristo

Cuando Calvino fue desterrado de la ingrata Ginebra, dijo: �Seguramente si hubiera servido al hombre, esto habr�a sido una pobre recompensa; pero es mi felicidad haber servido a Aquel que nunca deja de recompensar a Sus siervos con todo el alcance de Su promesa �. ( CH Spurgeon. )

Todo por jesus

El evangelio no apenas nos da instrucciones, sino que nos da razones y poder para obedecer. El ap�stol sab�a que las condiciones de los creyentes son diversas y, por lo tanto, estableci� preceptos distintos para amos y siervos, etc., pero propuso un motivo com�n para todos. Nuestra traducci�n est� en el indicativo y declara el hecho: "Vosotros serv�s al Se�or Cristo". �Es eso as�? Si no, el original se traducir� en imperativo: �Servid al Se�or Cristo.

�Qu� exaltaci�n para un esclavo de Satan�s convertirse en siervo de Cristo. "Tu mansedumbre me ha engrandecido". Es un honor m�s grande servir a Cristo en la capacidad m�s humilde que ocupar el trono de los C�sares. Para servirnos, se despoj� de su glorioso atuendo y lo ci�� con las vestiduras de un siervo. A nuestra vez, sirv�mosle solo y para siempre. Ustedes sirven al Se�or Cristo,

I. En los actos comunes de la vida. El hecho de que el texto estuviera dirigido a los m�s bajos es instructivo. No se dirige a esta elecci�n diciendo a los amos, predicadores, di�conos, magistrados o personas de influencia, sino a los esclavos. Va a la cocina, al campo, etc., a sus hermanos que trabajan. Si el pobre esclavo debe servir a Jes�s, �cu�nto m�s debo yo?

1. Aquellos que est�n en una condici�n humilde sirven al Se�or Cristo.

(1) Por una tranquila aquiescencia en el arreglo de la Providencia que los ha colocado donde est�n. Si bien la carrera es como es, algunos deben servir. Cuando un hombre puede decir: "He aprendido en cualquier estado en el que debo estar contento", eso es obediencia y el servicio de Cristo.

(2) Ejerciendo las gracias del Esp�ritu en el desempe�o de nuestro llamado. Un siervo honesto y digno de confianza es una evidencia permanente del poder de la religi�n y predica en la guarder�a, el taller y muchos lugares donde no se admitir�a a un predicador, un serm�n silencioso pero eficaz. As� fue como se difundi� el evangelio en Roma.

(3) Mostrando el gozo del Se�or en nuestro servicio. Muchos han sido ganados para Cristo por la alegr�a de los cristianos pobres. As� fue en los d�as de Paul. El esclavo cristiano no se un�a a la alegr�a de las fiestas paganas, pero cuando alguien estaba en problemas, �l era el consolador alegre.

(4) Realizando los actos comunes de la vida como si fueran propios de Cristo. Para el hombre de Dios nada es secular, todo es sagrado. "Lo que Dios limpi�, no lo llames t� com�n".

2. Esta visi�n de las cosas:

(1) Ennoblece la vida. El esclavo queda libre de ahora en adelante; no sirve al hombre sino a Dios.

(2) Alegra los tonos m�s oscuros.

(3) Garantiza una recompensa.

(4) Debe estimular el celo.

Si sirves al Se�or Cristo, s�rvele bien. Si tuviera trabajo que hacer para Su Majestad, har�a todo lo posible.

II. En acciones religiosas. Todo profesor deber�a tener algo que hacer por Cristo. Ser�a bueno si la disciplina de nuestra Iglesia nos permitiera fabricar todos los drones. Son de poca utilidad en la fabricaci�n de miel y est�n en el fondo de todas las disputas. Pero todos los que trabajan no est�n necesariamente sirviendo a Cristo.

1. Algunos sirven con esp�ritu legal. Este esp�ritu tiene una medida de poder en �l, ya que el l�tigo impulsa al esclavo. Pero los cristianos son libres y deben servir a Cristo con gratitud y no con miedo.

2. Algunos con esp�ritu de formalidad, como parte de la rutina general de su existencia. Es lo correcto ir a un lugar de culto, dar su guinea, etc. Cristo no es servido por tal trabajo mec�nico.

3. Algunos con esp�ritu de partido, que no sirven a Cristo sino a su propia denominaci�n, y que casi estar�an molestos de que Cristo fuera honrado por cualquier otra secta.

4. Algunos con la ambici�n de ser considerados �tiles. Nuestros padres o amigos desean que seamos activos en la Iglesia, y por eso lo hacemos.

5. Debemos superar todo esto. Lo que hacemos, debemos hacerlo solo por el Maestro.

III. En actos especiales hechos a s� mismo. Deseamos no solo ayudar a nuestro amigo en sus proyectos, sino tambi�n hacer algo por �l mismo. Por eso queremos hacer algo, personalmente, por nuestro Divino Benefactor.

1. Podemos adorarlo. Puede que no estemos haciendo nada por nuestros compa�eros mientras estamos as� ocupados, pero Jes�s es m�s querido para nosotros que toda la raza. Y as� como lo adoramos en secreto, debemos ensalzarlo en p�blico.

2. Debemos orar por: �l. �Se rezar� por �l continuamente�. Es delicioso orar por los pecadores y por los santos, pero deber�a haber una oraci�n especial por la extensi�n del reino de Cristo, para que �l pueda ver los dolores de parto de Su alma.

3. Debe haber mucha comuni�n con �l. "Si alguno me sirve, s�game, y donde yo est�, all� tambi�n estar� mi siervo". Estar cerca de �l es uno de los elementos esenciales del servicio. Que no pase ning�n d�a sin hablar con Jes�s. Usted es su esposa, �puede vivir sin una palabra amorosa de su esposo?

4. Debes sentarte a sus pies y aprender de �l, estudiando su Palabra. Marta prepar� una fiesta para Cristo y lo hizo bien, pero Jes�s le dio preferencia a Mar�a.

5. Debes obedecerle. �Si me am�is, guardad Mis mandamientos�, no simplemente edificad capillas, etc.

6. Debes estar dispuesto a soportar el reproche por Su causa.

7. Cuide Su Iglesia. "�Me amas? Apacienta mis ovejas". Si no puedes servir con tu lengua, puedes alimentar al hambriento, vestir al desnudo, etc. "En cuanto lo hicisteis a uno de estos m�s peque�os", etc.

8. Conc�dele peque�os desperdicios de amor, rompiendo cajas de alabastro con un ung�ento muy precioso sobre �l. Piense en algo de vez en cuando que no pueda justificar con prudencia. ( CH Spurgeon. )

Versículo 25

El que hace mal, recibir� por el mal que ha hecho.

I. Castigo amenazado.

1. A los maestros.

(1) Los amos imperiosos perjudican a sus sirvientes.

(a) Estaf�ndolos de su ropa, comida o salario.

(b) Imponiendo trabajos m�s all� de sus fuerzas.

(c) Al afligirlos con reproches y azotes injustos, para todos los cuales ver �xodo 5:1 .

(2) Por estos agravios los siervos no se levantar�n con ira contra sus amos, ni dejar�n sus tareas por ociosidad: Dios ver� el castigo debido como lo hizo con los opresores egipcios.

2. A los sirvientes.

(1) Los siervos contumamente injurian a sus amos en la medida en que no les rinden la debida obediencia y reverencia; y siervos enga�osos y perezosos, porque no se someten a la debida sumisi�n, o lo hacen sin sinceridad.

(2) Estos ser�n castigados por su deshonestidad por Dios el Vengador y Juez ( 2 Reyes 5:1 .).

3. Instrucciones para ambos.

(1) En todo pecado, Dios determina que se infligir� castigo. Entonces, �de qu� sirve haber evitado la mano vengativa de los hombres y caer en manos del Dios vivo?

(2) Los amos terrenales, por poderosos que sean, no pueden pisotear impunemente a sus dependientes, porque est�n sujetos a Dios y deben rendir cuentas ante su tribunal.

(3) Los agraviados no deben vengarse, sino dejar eso en manos de Dios.

II. Una objeci�n anticipada.

1. Los Maestros podr�an objetar: �Qui�n nos pedir� cuentas? Los esclavos se contabilizaron como nada. Seg�n los abogados, no se les pod�a hacer ning�n da�o. Pero en caso de lectura de cargos, mediante el poder y el soborno fue f�cil asegurar la absoluci�n. El ap�stol afirm� que en el tribunal final hab�a un juez que reconoc�a los derechos de los esclavos y que no deb�a ser aterrorizado por el poder, ni desviado por favores o sobornos ( Job 34:19 ).

2. Los siervos podr�an objetar: Si descuidamos los deberes de nuestra miserable servidumbre, seguramente el Dios misericordioso no nos castigar�. Pablo niega que Dios pueda favorecer a los pobres m�s que a los ricos ( �xodo 23:3 ; Lev�tico 19:15 ).

3. Instrucciones.

(1) No solo los agravios cometidos contra los grandes, sino tambi�n los contra los peque�os, tienen a Dios por vengador por igual.

(2) Incumbe a quienes act�an para Dios en la tierra imitar esta justicia divina. Un juez debe ser un santuario para todos de manera imparcial. ( Obispo Davenant. )

Retribuci�n en esta vida

Herodes el Grande, el asesino de inocentes y primer perseguidor del cristianismo, estaba abrumado por una agonizante enfermedad f�sica; y su numerosa familia se extingui� en cien a�os. Pilato, que conden� a Cristo, fue expulsado poco despu�s de su cargo y se suicid�. Ner�n, despu�s de matar a miles de cristianos, intent� quitarse la vida; pero fracasando por cobard�a, llam� a otros en su ayuda.

El perseguidor Domiciano fue asesinado por su propia gente. As� fue con Cayo, Severo y Heliog�balo. Apenas uno de los principales perseguidores de la Iglesia escap� a una retribuci�n se�alada. Claudio fue devorado por gusanos. Decio, Galo, Aureliano, Maximino, todos murieron de muerte violenta. Maximinius sac� los ojos de miles de sujetos y �l mismo muri� de una terrible enfermedad de los ojos. Valente, quien hizo que ochenta presb�teros fueran enviados al mar en un barco y quemados vivos, fue �l mismo derrotado por los godos, huy� a una caba�a que fue incendiada y muri� en las llamas. ( E. Foster. )

La certeza de la retribuci�n futura

Mientras te detuviste un d�a tormentoso sobre un acantilado y marcabas la gigantesca ola que se elevaba desde las profundidades para precipitarse con una cresta espumosa y lanzarse atronando sobre la orilla temblorosa, �alguna vez pensaste que podr�as mantener su rumbo y arrojarla? de vuelta a las profundidades del oc�ano? �Alguna vez te paraste debajo de la nube plomiza que descend�a, y marcaste el salto del rel�mpago mientras disparaba y destellaba, deslumbrando a trav�s de la penumbra, y pensaste que podr�as agarrar el rayo y cambiar su trayectoria? M�s vano y necio a�n es su pensamiento, quien se imagina que puede detener o desviar el prop�sito de Dios. ( T. Guthrie, DD )

La justicia divina

La justicia en general es dar a cada uno lo que le corresponde. En Dios es ese atributo por el cual dispone todas las cosas seg�n la regla de la equidad ( Deuteronomio 32:4 ; Salmo 11:5 ), y da a cada hombre seg�n sus obras sin considerar a las personas ( Salmo 62:12 ; Job 34:11 ; Job 34:19 ; Cantares de los Cantares 6:6 ).

Dios es positiva o afirmativamente justo ( Sofon�as 3:5 ); �l es eminentemente el Justo ( Hechos 7:52 ); Es superlativamente el m�s justo ( Job 34:17 ). �Condenar�s al m�s justo? o, como algunos lo leen, justicia: justicia sin la menor tintura, mezcla o sombra de injusticia.

�l da a todos lo que les corresponde, sin temor al mal. No se asombra de nadie por su poder o grandeza. Su d�a de venganza es contra los cedros del L�bano y las encinas de Bas�n, y todos los montes altos ( Isa�as 2:13 ), sin esperanza de ganancia. Los hombres son injustos con los sobornos ( Oseas 4:14 ); pero las riquezas no prevalecen en el d�a de su ira ( Proverbios 11:4 ; Ezequiel 7:19 ).

No acepta dones ( 2 Cr�nicas 19:7 ), y sin respeto a ninguno en sus honores o excelencias externas ( Jeremias 22:24 ). No quitar� el sello de su mano en el d�a de su justicia. Israel era un pueblo cercano a �l ( Deuteronomio 4:7 ; Salmo 148:14 ), pero no los perdona cuando se rebelan contra �l ( Salmo 74:1 ; Salmo 44:10 ; Jeremias 7:12 ) .

Ad�n y los �ngeles eran seres grandes y excelentes, pero cuando pecaron, los hizo sufrir. No acepta las personas de los pr�ncipes, ni considera a los ricos m�s que a los pobres ( Job 34:19 ). Los hombres pueden obrar con justicia, Dios debe hacerlo con justicia. ( G. Swinnock. )

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El mal vuelve sobre el pecador

�Recuerdas ese poema de Southey sobre Sir Ralph the Rover? En el este de Escocia, cerca de Arbroath, en los viejos tiempos, un buen hombre hab�a colocado un flotador con una campana en la peligrosa Inchcape Rock, para que los marineros que lo oyeran pudieran mantenerse alejados. Este Sir Ralph the Rover, en un momento de maldad, cort� tanto el flotador como la campana. Fue algo cruel de hacer. A�os pasados. Sir Ralph vag� por muchas partes del mundo.

Al final regres� a Escocia. Mientras se acercaba a la costa, se desat� una tormenta. �Donde estuvo el? �A d�nde iba el barco a la deriva? �Oh, que supiera d�nde estaba! �Oh, que pudiera o�r la campana en Inchcape Rock! Pero a�os atr�s, en su locura pecaminosa, �l, con sus propias manos, lo hab�a cortado. �Escuchar con atenci�n! a ese chirrido que se escucha en medio de la tormenta, que se siente entre las rompientes; el barco es golpeado; la roca la penetra, se hace pedazos, y con maldiciones de rabia y desesperaci�n, el pecado del pecador lo ha descubierto; se hunde para no levantarse m�s hasta el gran d�a del juicio. ( G. Litting, LL. B. )

Información bibliográfica
Exell, Joseph S. "Comentario sobre "Colossians 3". El Ilustrador Bíblico. https://beta.studylight.org/commentaries/spa/tbi/colossians-3.html. 1905-1909. Nueva York.
 
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