Lectionary Calendar
Saturday, September 28th, 2024
the Week of Proper 20 / Ordinary 25
Attention!
Tired of seeing ads while studying? Now you can enjoy an "Ads Free" version of the site for as little as 10¢ a day and support a great cause!
Click here to learn more!

Bible Commentaries
Daniel 4

El Ilustrador BíblicoEl Ilustrador Bíblico

Buscar…
Enter query below:

Versículos 1-18

El rey Nabucodonosor, a todo el pueblo.

La proclamaci�n de paz a todas las naciones

C�mo cambi� el esp�ritu y la conducta de Nabucodonosor de lo que eran en las llanuras de Dura. Luego, lo vimos regocijarse en el orgullo del poder y ce�irse con los terrores de la tiran�a. Entonces, lo vimos apasionado, caliente como el horno que hab�a encendido. Ahora, nada m�s que pensamientos de paz hay en su coraz�n, y la ley de la bondad est� en su lengua. Luego, lo vimos erigir una imagen a su �dolo. Ahora, estamos llamados a escuchar mientras ensalza y alaba al Dios del Cielo.

En la vida temprana, cuando los h�bitos son j�venes, los esp�ritus optimistas, la mente el�stica y vers�til, un cambio de car�cter es relativamente f�cil y de ocurrencia frecuente. Pero despu�s de que un hombre ha pasado la etapa intermedia de la vida, como lo hab�a hecho ahora Nabucodonosor, los cambios son tan dif�ciles y tan raros que estamos acostumbrados a considerar su car�cter como fijo. Los cambios efectuados sobre �l, incluso cuando son producidos por la gracia divina, son muy maravillosos.

Cambiar el car�cter en la juventud es como alterar el cauce de un r�o. Cambiarlo en la vejez es como hacer retroceder las aguas de un r�o y hacerlas correr hacia arriba, hacia su nacimiento, cuando estaban a punto de ser vaciadas en el mar. Si Nabucodonosor se convirti� verdaderamente a Dios es una cuesti�n que puede surgir despu�s en nuestro camino. Sin hacer ninguna afirmaci�n al respecto, por el momento, es bastante evidente que su car�cter no solo ha cambiado mucho, sino que ha mejorado mucho.

La ocasi�n de este cambio en el car�cter de Nabucodonosor fue una dispensaci�n muy notable del Todopoderoso. Fue degradado de su trono y privado de su raz�n, y expulsado de las moradas de los hombres, y habit� entre el ganado en el campo. Esta disciplina fue severa, pero saludable. Aprendi� m�s entre las bestias que nunca entre los hombres. �No es un ejemplo maravilloso de gracia divina ver al hombre que hab�a pasado tanto tiempo en la guerra convertirse en abogado, ap�stol, dispensador de paz? El prop�sito de esta proclamaci�n era dar a conocer p�blicamente los maravillosos tratos de Dios hacia s� mismo.

Muchas personas han registrado los pasajes m�s notables de su historia, por amor a la fama, por el deseo de que se hable de ellos mientras viven y de ser recordados despu�s de su muerte. Ning�n motivo semejante podr�a impulsar a Nabucodonosor. El suceso, que estaba a punto de relatar, fue uno de los m�s humillantes. Lo que incit� a Nabucodonosor a hacer su proclamaci�n fue la esperanza de que pudiera producir algo bueno.

"Pens� que era bueno mostrar las se�ales y las maravillas que el Dios Alto ha hecho para conmigo". Fue bueno para la gloria divina. Demostr� la grandeza de Jehov�, que no hab�a nadie como �l entre los hijos de los valientes, cuando as� pudo humillar al hombre m�s grande y altivo de la tierra. Fue bueno para la advertencia e instrucci�n de la humanidad. Grit� en voz alta a todos los transgresores: �Teman, y no pequen; porque si tales cosas se hacen en el �rbol verde, �qu� se har� en el d�a?

"Cuando este esp�ritu altivo, este hijo de orgullo, fue derribado as�, grit� en voz alta a todos:" Vest�os de humildad ". La proclamaci�n delgada se dirige "a todas las personas, naciones e idiomas que habitan en toda la tierra". No debemos suponer, por esto, que Nabucodonosor todav�a aspiraba al dominio universal sobre sus semejantes. Hay motivos para pensar que pensamientos tan ambiciosos ahora estaban muertos dentro de �l.

La proclamaci�n est� dirigida a todas las naciones, porque consider� que el conocimiento de las notables dispensaciones del Alt�simo hacia s� mismo podr�a ser de beneficio universal. Publicar esto mostr� un esp�ritu excelente en Nabucodonosor, un esp�ritu m�s preocupado por la gloria de Dios que por la suya propia, m�s preocupado por el bienestar de sus s�bditos que por su propia reputaci�n. Es f�cil proclamar nuestras propias excelencias, pero, seguramente, Dios debe tocar el coraz�n antes de que estemos dispuestos a promover Su gloria a expensas de la nuestra.

Cuando recuper� la raz�n y consider� toda la forma en que Dios lo hab�a tratado, Nabucodonosor se llen� de asombro. "�Cu�n grandes son sus se�ales y cu�n poderosas son sus maravillas!" Nabucodonosor hab�a reinado ya unos cuarenta a�os. Durante ese per�odo hab�a viajado lejos y hab�a visto muchos de los hechos Divinos. En las llanuras de Dora hab�a visto un noble testimonio levantado de Dios.

Luego, tambi�n vio una manifestaci�n visible de Dios, y presenci� un milagro maravilloso realizado a favor de los fieles testigos de Su gloria. Podr�amos haber supuesto que la evidencia proporcionada por tal manifestaci�n, y tal milagro, fue suficiente para haber llevado la convicci�n a toda mente racional. Sin embargo, debe se�alarse que no es por falta de evidencia en apoyo de la religi�n que nadie contin�e en la incredulidad; y no es solo por la evidencia que un hombre puede convertirse verdaderamente a Dios.

La evidencia a favor de la religi�n es de naturaleza moral, para cuya recepci�n pr�ctica se requiere una cierta condici�n moral de la mente, y cuando esto se espera, la evidencia, por poderosa que sea, no tendr� m�s efecto en ablandar el coraz�n que la luz del sol. tiene sobre una roca. Por consiguiente, Nabucodonosor vio todos estos milagros de poder y sabidur�a Divinos, y recibi� de ellos solo impresiones leves y pasajeras.

Pero ahora, como quien hab�a estado ciego todos sus d�as y se le abrieron los ojos, he aqu� la gloria del Se�or, clama de asombro: "�Cu�n grandes son sus se�ales, y cu�n poderosas son sus maravillas!" Jehov� no solo es glorioso en santidad y temible en alabanzas, es un Dios que �siempre hace maravillas�. Para una mente finita, sus obras como Creador deben, necesariamente, parecer maravillosas, debido al incomprensible poder y sabidur�a con las que todas est�n estampadas.

Todo hombre que se convierta verdaderamente se maravillar� de las obras del Se�or. Ver� su bondad amorosa como una �bondad amorosa maravillosa� y su condescendencia infinita. Y es una se�al de ser beneficiados por las dispensaciones de la Providencia cuando somos llevados a maravillarnos, admirar y adorar la mano de Dios. Puede que no haya nada en nuestra historia tan extraordinario como lo hubo en la de Nabucodonosor.

Pero en la vida del individuo m�s humilde, en su vida que tiene menos vicisitudes, aparecer�n, cuando se considere seriamente, evidencias de cuidado, sabidur�a, poder, longanimidad divinos, suficientes para obligarlo a gritar: ��Oh! �Cu�n grandes son sus se�ales y cu�n poderosas son sus maravillas! " �Cu�ntas veces ha defraudado nuestros temores! �Cu�n a menudo ha excedido nuestras esperanzas! Si Nabucodonosor, al descubrir el significado de un peque�o acto de la Providencia, se llen� de tal asombro, �cu�n alto se elevar� su admiraci�n, cu�n rica ser� su satisfacci�n, cu�n profunda ser� su reverencia, qui�n tendr� todo el plan del universo desplegado para su consideraci�n! Si est� en la tierra, �no cantar�n mucho m�s en el cielo: "�Oh, cu�n grandes son sus se�ales, y cu�n poderosas son sus maravillas!" Dios hab�a hecho mucho por Nabucodonosor.

Lo hab�a elevado al lugar m�s alto de la tierra, lo hab�a convertido en rey de reyes, le hab�a dado �xito a sus consejos, le hab�a dado la victoria a sus brazos y le hab�a otorgado todas las bendiciones temporales que un mortal pudiera poseer. En el d�a de la prosperidad, generalmente se pasa por alto a Dios. Tal fue el efecto de la prosperidad en Nabucodonosor. Se sent�a y hablaba como si fuera omnipotente, como si no hubiera poder en el universo por encima del suyo, como si fuera un dios de dioses, adem�s de un rey de reyes.

�Pero he aqu� y adora el poder de Jehov�! En un momento, en un abrir y cerrar de ojos, hace que esta criatura orgullosa y presuntuosa, que se siente m�s que un dios, menos que el m�s mezquino de sus s�bditos, menos que un hombre, lo convierte en un compa�ero de las bestias de el campo, y lo mantiene en esa situaci�n durante siete a�os. �Contempla y adora la soberan�a de la gracia divina, al santificar esta aflicci�n! Muchos que nunca alabaron a Dios por su prosperidad, lo han alabado por su adversidad, le han agradecido y adorado por haber sido afligidos.

Este fue el caso de Nabucodonosor. El que nunca alab� a Dios por elevarlo al trono, adora y magnifica su nombre por expulsarlo de las moradas de los hombres. �Castigo gozoso! �Bendita degradaci�n! �Bendito le eclipse de raz�n! Al ser privado de su raz�n, se le ense�� el uso correcto de su raz�n. Los esbirros que habitaban en la corte de Nabucodonosor nunca se le hab�an acercado sin decirle: �Oh rey, vive para siempre.

�Acostumbrado al perpetuo incienso de sus halagos, es probable que se olvid� de su mortalidad, olvid� que los cambios podr�an llegar, que los cambios vendr�an. Ahora, sin embargo, ve que Dios es el �nico monarca que vivir� para siempre, y Su reino el �nico que nunca ser� subvertido por las tormentas del tiempo. �Su reino�, dice �l, �es un reino eterno, y su dominio de generaci�n en generaci�n.

�El cambio y la vicisitud no alcanzan el trono del Creador. "Su reino permanecer� para siempre, su trono por todos los siglos". La vida de Nabucodonosor hab�a sido pr�spera desde su comienzo, pero su prosperidad nunca pareci� ser tan completa como lo fue inmediatamente antes de la terrible calamidad de la que tenemos un relato en este cap�tulo. Su riqueza es inmensa, su poder es ilimitado, todos sus enemigos son conquistados, todas sus provincias son sumisas.

Coronado con la victoria, el veterano guerrero descansaba en su casa y florec�a en su palacio. Pero una parte de la prosperidad superior a la ordinaria suele ir seguida de un gran desastre. El tiempo de su mayor prosperidad es a menudo el per�odo que Dios elige para castigar a los orgullosos y sublimes de la tierra. ( William White. )

Versículo 3

�Cu�n grandes son sus se�ales y cu�n poderosas son sus maravillas!

Hombre tocando lo inexpresable

Que la impresi�n espiritual de Nabucodonosor fue del tipo correcto se muestra en su exclamaci�n introductoria: "�Cu�n grandes son sus se�ales, y cu�n poderosas son sus maravillas!" Es hermoso ver c�mo el resplandor de Dios sobre el alma espanta todo nuestro peque�o discurso.

Aqu� el hombre toca lo inexpresable, lo infinito; s�lo puede insinuar su significado mediante una exclamaci�n: �Cu�n grandes Sus se�ales, cu�n poderosas Sus maravillas! no hay ning�n intento de an�lisis, explicaci�n, medici�n, declaraci�n definitiva. Toda exaltaci�n religiosa es abrumadora. Lo malo de nuestra piedad es que podemos decir exactamente lo que creemos y exactamente lo que sentimos. Cuando un hombre puede ser tan definido acerca de su religi�n, la pregunta es si tiene alguna religi�n sobre la cual ser definido.

Ninguna religi�n est� completa que no desaf�e simplemente al creyente a decir lo que es en todo su alcance, en todas sus indicaciones, en todos sus exaltantes entusiasmos. Algunas veces solo podemos decir nuestro credo por nuestras l�grimas. Cuando un hombre toca el punto m�s alto de su fe, guarda silencio; cuando habla, habla con grandes estallidos de sentimiento. Para los que escuchan, puede que en verdad sea incoherente y desconectado, de modo que ellos, escuchando, pueden preguntarse qu� est� diciendo, porque lo �nico definido sobre el hombre es la indefinici�n de la alegr�a indecible.

No midas a Dios; nada acerca de su estatura; recoge Su universo, y consid�ralo como un s�mbolo, pobre y oscuro, de Su majestad. Somos mejores por estas grandes oleadas de entusiasmo que recorren el alma; nos hace bien ser llevados al santuario de lo indecible; mientras podamos hablar todo, sentimos que las fuentes del gran abismo se han roto. La incoherencia en el santuario puede ser s�lo el aspecto m�s elevado y grandioso de la elocuencia: cu�n grande, cu�n noble, cu�n maravilloso; todo esto no es m�s que una exclamaci�n para el hombre que lleva su religi�n como una carga; pero todo esto es inspiraci�n para el hombre de cuya alma su religi�n es una parte esencial. ( Joseph Parker, DD .)

Daniel 4:3

Su reino es un reino eterno.

El reino de dios

I. ALGUNAS PALABRAS ACERCA DE ESTE REINO: el antecedente est� en el vers�culo inmediatamente anterior a nuestro texto, en el que el monarca habla de "mostrar las se�ales y prodigios que el Dios Alto hab�a obrado en su favor". Todav�a no hab�a entrado del todo en nuestra escuela ni en el uso de la fraseolog�a de los siervos del Dios viviente, que lo llaman el "Dios Alt�simo". Pero poco a poco encontrar�s a este mismo hombre aprendiendo esa frase tambi�n y proponi�ndola.

Sin embargo, lo llama aqu� �el Dios Alto�, m�s alto que su propio dios, m�s alto que todos los �dolos y dioses de los paganos, m�s alto incluso que �l mismo, y de buena gana hubiera sido un dios. Gloria a nuestro Dios del pacto, que este es un apelativo adecuado y apropiado, porque el reino es suyo. El punto que deseo establecer es que el reino de gracia de Jehov� es perfectamente distinto de todos los reinos del mundo.

Podr�amos decir mucho acerca del reino de la naturaleza, y mostrar c�mo �l gobierna eso, como lo hizo en el caso de esas tres personas, de modo que incluso el fuego pierda su poder y ellos anden ilesos en �l. Y si no fuera el Dios del reino de la naturaleza, no podr�a controlarlo ni gobernarlo. Y, en primer lugar, dice mi Se�or, Su reino "no es de este mundo"; no es carnal, no est� en la fuerza y ??el poder de los potentados humanos, no est� sometido a la autoridad �de las mentes carnales, no es aquello sobre lo que los enemigos de Jesucristo deben imponer sus manos como si tuvieran autoridad. y los cargos que se les asignan en ella.

Y este testamento en el que se funda el reino es antiguo. Si miramos hacia atr�s a la historia m�s antigua que poseemos, y el relato que se da de lo que era la piedad real en los d�as de Ad�n, en los d�as de Abel y en los d�as de Abraham, encontraremos que el reino entonces, y por las edades anteriores, fue fundado en los asentados. prop�sito de la eternidad., en el consejo de paz, entre las personas de la Deidad. Adem�s, es absoluto en la mente Divina: "�Con qui�n consult�?" �O a qui�n consult� al respecto? �D�nde est� el ser que le dio consejos o le comunic� entendimiento? No, su voluntad es ley absoluta.

Probablemente ser�a un experimento bastante peligroso hacer ley absoluta la voluntad de un ser creado; pero no existe tal peligro con Dios. En ning�n lugar estamos tan seguros, tan felices y seguros como bajo la gu�a, el control y el manejo de la voluntad absoluta de Jehov�. Adem�s, es un reino que siempre ha ido avanzando, seg�n la soberan�a absoluta de Su propia voluntad. S� que los poderes de las tinieblas han hecho, y ahora est�n haciendo, todo lo que est� en su poder para detener su progreso.

Cuanto m�s afligido estaba Su pueblo, m�s se multiplicaba y crec�a. Este reino, fundado en la voluntad divina, est� organizado con infinita sabidur�a. Hay privilegios, ventajas, comodidades, placeres y utilidad que pertenecen a la organizaci�n de una iglesia cristiana. Los creyentes no deben ser como un reba�o de ovejas dispersas, sin conocerse unos a otros; sino que deben estar unidos como uno en coraz�n, en amor y en llevar las cargas los unos de los otros.

La organizaci�n a la que me refiero es la que consiste en las personas, los principios y los privilegios, todos los cuales est�n de acuerdo con, mejor dicho, organizados por la sabidur�a infinita. �Sobre qu� principios ha organizado Jehov� Su Iglesia, Su reino sobre la tierra? Una palabra servir�a como portada, un t�tulo continuo, para todo el libro de estatutos del reino; y esa palabra es "gracia". Es un reino de gracia.

Todos sus principios, doctrinas, leyes y estatutos emanan de la plenitud de la gracia en el coraz�n del Padre, en la Persona del Hijo, seg�n el registro del Esp�ritu Santo, la Gracia hace las caracter�sticas. Adem�s, en lo que respecta a los privilegios. Aqu� se abre a mi vista una gran cantidad de ilustraciones; pero debo limitarme a s�lo una o dos observaciones. Este reino bendito de nuestro Dios tiene privilegios para todos sus s�bditos, quienes son declarados hechos �reyes y sacerdotes para Dios.

�Adem�s, si hablamos de los privilegios bajo los cuales se organiza el Reino de Jesucristo, encontramos una gran cantidad de promesas, todas las cuales son� s� y am�n �en Jesucristo, y son para la gloria de Dios en la experiencia de cada tema de Su gracia. Pasemos a se�alar una cosa m�s respecto a este reino; Me refiero a su car�cter inmutable; porque mi texto dice expresamente que "Su reino es un reino eterno". No conocer� variaci�n.

II. T INTERESES HE de este reino , que son grandes y raros, y se refieren a la monarca y el sujeto tanto. Solo mencionar� dos o tres de esos intereses; y si uno de ellos cae, tanto el monarca como el sujeto resulta herido. Los intereses, entonces, son mutuos, pero mientras hablamos de los intereses del reino, no debemos perder de vista su dignidad. Todos sus sujetos son personajes dignos; y sin embargo, toda su dignidad se concentra en su glorioso soberano. Todos sus s�bditos son sacados del mundo, lavados y purificados, perdonados gratuitamente, justificados perfectamente, aceptados cordialmente, "recibidos con gracia y amados gratuitamente".

III. D ESCRIBA A LOS NATIVOS DE ESTE REINO . Hay una descripci�n peculiar de ellos dada por Am�n, cuando busc� la destrucci�n de la Iglesia de Dios en la �poca del rey Asuero, y el jesuita sutil grit�: �Oh rey, vive para siempre. hay cierto pueblo esparcido y esparcido entre el pueblo en las provincias de tu reino; y sus leyes son diferentes a las de todas las personas; ni guardan las leyes del rey, por lo tanto, no es provecho del rey tolerarlas.

Si le place al rey, que se escriba que ser�n destruidos ". �Y cu�l fue la raz�n? Por qu�, que "sus leyes eran diferentes a las de todas las personas". Ahora, creo que este es un excelente testimonio que ha salido de la boca de un enemigo tan empedernido del pueblo de Dios, con respecto a su car�cter peculiar como nativos de Su reino. "Sus leyes son diferentes a las de todos los dem�s pueblos". Ahora bien, si la gracia no te ha hecho diferir del mundo, si no te ha distinguido como una nueva criatura en otro car�cter, me temo que ha hecho muy poco por ti.

Pero, aunque nuestras leyes son diferentes de todas las dem�s, queremos cumplirlas, Dios nos ayuda y regocijarnos en ellas. Cuando los jud�os fueron informados de esta malvada conspiraci�n, �qu� curso tomaron? �Intentaron alterar, modificar o cambiar sus leyes? �Intentaron fusionar sus leyes con las de la gente que los rodeaba? Dijeron: "Bueno, en lugar de tener un sacrificio una vez a la ma�ana, hagamos uno una vez a la semana". No, no pensar�an en la menor alteraci�n. Y all� estaba el pueblo de Dios que se adher�a constantemente a las leyes de Dios.

IV. T SE ESPECIFICA EN SUCCESSION&mdash GENERACI�N �Su reino es un reino eterno, y su dominio de generaci�n en generaci�n.� Obs�rvese que aqu� nos gusta mucho una l�nea de sucesi�n; pero no debe ser carnal y carnal; no debe ser secular; es una l�nea de sucesi�n espiritual. Esta �nica l�nea de sucesi�n ha sido especificada en la Escritura en un texto que ya he citado - �en lugar de los padres vendr�n los hijos.

�Ya sea que hayan nacido en tiempos antediluvianos, o en tiempos mosaicos, o bajo el ministerio de los profetas, o bajo el ministerio del Se�or Jesucristo, o durante los d�as de los ap�stoles, o hasta la hora actual, su semejanza familiar ha Siempre exhibi�, y siempre exhibir�, espiritualidad, separaci�n y subordinaci�n. Pero no solo son espirituales y est�n separados, sino que est�n subordinados al monarca.

Tocaron su cetro; han obtenido de �l la vida Divina. Ahora marca la subordinaci�n - �y lleva cautivo todo pensamiento a la obediencia de Cristo� �H�gase tu voluntad� es el lema favorito inscrito en sus estandartes; �No sea como yo quiero, sino como t��, grit� su glorioso Capit�n, y reiteraron el grito. La voluntad de Jehov� es la ley de su vida. ( Joseph Irons .)

Versículos 10-15

Vi y he aqu� un �rbol en medio de la tierra.

La ca�da del gran �rbol

I. LA EXALTACI�N INDEBIDA DEL ESP�RITU PUEDE PRODUCIR LA DEGRADACI�N DE LA CARNE . Los hombres ricos a menudo miran un vasto dominio que ellos llaman suyo, y la vista de sus posesiones externas y visibles puede inflar su esp�ritu con orgullo, como el aire forzado: en una vejiga lo expandir� en su m�xima extensi�n Sin embargo, mucho de lo que miran puede haber sido comprado para ellos por la sangre, el cerebro y el sudor de otros, el pensamiento de cuyo trabajo deber�a impedir la vanagloria del poseedor.

Este fue el caso de este rey gigante de los tiempos antiguos (v.30). Y no pens� en la deuda pendiente de los seres humanos que realmente hab�an construido la ciudad. Si hubiera mirado m�s all� de lo que estaba inmediatamente delante de �l, habr�a visto a los cautivos que hab�a tomado en la guerra trabajando duro para levantarle los edificios se�oriales, a los que hab�an trabajado para �l, y hab�an sido recompensados ??con comida escasa y un hierro. regla. "�No es esta la gran Babilonia que yo edifiqu�?" Pero �l "no temi� a Dios, ni mir� a hombre".

II. T HE degradaci�n de la CARNE puede conducir a una EXALTATION RIGHT del esp�ritu (V. 34). Hay muchas personas a quienes la prosperidad no logra llevar a un estado de coraz�n correcto ante Dios, y luego el castigo se convierte en una necesidad. Dios est� dispuesto a probar la vara cuando nada m�s que la vara traer� el fin deseado. Hay muchos hombres en el mundo que son mucho menos dominantes con los d�biles despu�s de haber sido derribados por un brazo m�s fuerte que el suyo.

III. UNA DOXOLOG�A SURGIR� DE UNA EXALTACI�N CORRECTA DEL ESP�RITU (V. 37). La alabanza de un alma que ha sido humillada en el cuerpo y golpeada por las circunstancias es la mejor se�al de que ha llegado a una condici�n de sana humildad y que la aflicci�n no ha sido en vano. Pero la alabanza es el resultado del dolor cuando al dolor le sigue la curaci�n. As� sucedi� con Nabucodonosor. Pas� por una experiencia dolorosa, pero result� en llevarlo a los pies del Dios Eterno. Lecciones:

1. El m�rito del castigo divino puede convertirse en sanidad divina. Las enfermedades requieren tratamiento en proporci�n a su severidad, y de todas las enfermedades del alma no hay ninguna m�s dif�cil de curar que el orgullo, �que es una abominaci�n para los Proverbios 16:5 ). Pero en el caso que nos ocupa, como en muchos otros, el castigo del pecado se convirti� en el instrumento de su curaci�n.

2. Aquellos que sienten m�s simpat�a por Dios son los m�s valientes al declarar las condiciones de Su misericordia. Daniel tem�a no contarle a su rey sus pecados y advertirle que el arrepentimiento era la �nica forma de escapar del juicio. ( A. Ministro de Londres .)

El �rbol del orgullo

No hay narrativa en las Escrituras que no podamos aplicar a nosotros mismos.

1. �No hay alguna porci�n de ese antiguo orgullo babil�nico en sus corazones? Nunca has cometido los mismos pecados que el rey loco, es cierto. Pero, �alguna vez has sido juzgado como �l, educado en medio del lujo real, ense�ado a considerar a todos los hombres como inferiores a �l y sujetos a su voluntad, y hecho absoluto desde la infancia, de modo que su m�s m�nimo deseo fuera la ley? Si no, no tienes nada de qu� jactarte y, sin embargo, esos pecados que consideras tan poco pueden ser tan grandes como los de �l para �l.

Ese amor por la vestimenta, esa codicia de hacer dinero, el olvido de las misericordias comunes, el descuido del deber religioso, no son m�s que desarrollos de la misma enfermedad que lo afligi�. "�Cortar el �rbol y cortar sus ramas?"

2. Cu�n a menudo hemos visto esto literalmente cumplido: el edificio del orgullo, que hab�a sido erigido por el arduo trabajo de un hombre, arrojado al suelo en ruinas, mientras el poseedor ve a sus hijos, arruinados por la juventud y la inocencia, ignorantes e independientemente del �nico tesoro que puedan llevar consigo a un mundo mejor?

3. �Puede haber un ant�doto m�s �til que este cap�tulo para el materialismo que prevalece, para el fraude en las altas esferas, para la deshonestidad p�blica, la mezcla de lujo y quiebra e inmoralidad comercial que amenazan con barrer las barreras del derecho y la verdad? �Qu� podemos captar de tales escenas sino la voz severa y solemne del observador: "Corta el �rbol"? Seguramente, entonces, este registro nos habla de apuntar a una mayor pureza y sencillez de manera, a una mayor econom�a, porque un derrochador imprudente debe ser deshonesto, ya que gasta lo que no gana.

Debemos negarnos a nosotros mismos en el camino del vano espect�culo, y no ser culpables de la locura de esforzarnos por superarnos unos a otros en galas, en grandes fiestas, en una vida lujosa y en una magn�fica extravagancia. El gasto de las ganancias de medio a�o en un solo d�a no es m�s que una locura. ( J. Medley, DD .)

Versículo 17

Este asunto es por decreto de los vigilantes, la palabra de los santos.

Un vigilante y un santo

La palabra para observador se convirti� en un t�rmino com�n en la iglesia siria para �ngel; y Ephrem Syrus clasifica a los observadores con los serafines y querubines como una orden especial de seres celestiales. Sin embargo, el uso de la palabra en la iglesia siria probablemente se tom� prestado de este pasaje, y es interesante encontrar en la mitolog�a babil�nica una explicaci�n completa de su uso. Porque como hay �vigilantes� mencionados tambi�n en la literatura de los parsis, o adoradores del fuego persas, se ha argumentado que el Libro de Daniel era un libro tard�o, que hab�a tomado prestadas sus doctrinas de �ngeles de Zoroastro.

Nuestro mayor conocimiento de la literatura babil�nica nos ha revelado el hecho de que ellos cre�an en una vasta jerarqu�a de seres espirituales de todos los rangos, algunos pertenecientes a la tierra y otros al cielo; y entre ellos, los siete esp�ritus, a quienes se confiaron los siete planetas, ocupaban un lugar importante como guardianes del universo y de la casa. Tambi�n hab�a siete esp�ritus guardianes que vigilaban las puertas del Hades.

Cada morada tambi�n ten�a vigilantes especiales, cuya funci�n era ahuyentar a los malvados y a todos los enemigos, y que pod�an imponerles la pena de muerte. Se han llevado a casa, en nuestros museos, figuras toscamente modeladas en bronce de estos observadores; mientras que en las inscripciones cuneiformes se encuentran formas solemnes, orientando d�nde, con ritos m�gicos, deb�a ser colocado cada uno de estos seres guardianes, y detallando sus atributos de oficio. El ser, por tanto, que el rey vio en su sue�o era uno de sus propios guardianes, un esp�ritu guardi�n bajo cuya protecci�n hab�a sido puesto. ( R . Payne Smith, DD ).

El mas alto

Hab�a algo nuevo para el rey en esta denominaci�n. Hab�a pensado en muchos dioses. Los cielos eran para �l una repetici�n de la tierra. Hab�a seres de todo tipo y clase, buenos y malos, poderosos para hacer da�o, parciales, caprichosos, pero �tiles si se les propiciaba. Pens� que estos seres exist�an por el bien del hombre. Deb�a aprender acerca de un Dios, para quien y por quien existen todas las cosas, y quien gobierna en el reino de los hombres.

Supuso que gobernaban hombres como �l, reyes y pr�ncipes, y que los dioses ayudar�an o tratar�an de frustrar a estos gobernantes terrenales seg�n el trato de archivo que ellos mismos recibieran. Nunca hab�a concebido tal pensamiento como el que nos es tan natural, que mientras el hombre propone Dios dispone de las cosas terrenales. Incluso los griegos filos�ficos supon�an que la Deidad estaba sujeta a la regla de la necesidad o el destino.

Zeus podr�a mantener el equilibrio, pero la escala subir�a o bajar�a independientemente de su voluntad. Pero durante estos siete a�os iba a haber un crecimiento de conocimiento en la mente del rey, hasta que hubiera dominado la verdad de que la tierra es del Se�or y que todas las cosas en la tierra son como �l quiere y con Su permiso. ( R. Payne Smith, DD )

Decretos y demandas de los vigilantes

I. Primero, LAS DENOMINACIONES; los vigilantes y los santos. Ahora, aqu� me veo obligado nuevamente a diferir de los comentaristas, algunos de los cuales hablan de estos vigilantes y santos como �ngeles creados o santos glorificados. Los santos en gloria han entrado en reposo y no pueden interferir ni ser perturbados por los asuntos terrenales. Es cierto que a los �ngeles se les llama enf�ticamente �esp�ritus ministradores enviados para ministrar a los que ser�n herederos de la salvaci�n�; pero �d�nde est� la Escritura que da la menor idea de que los santos o los �ngeles tienen la prerrogativa de decretar y exigir? Tenemos muchos casos de �ngeles enviados como mensajeros de venganza y misericordia, �pero la prerrogativa de decretar y exigir pertenece solo a Jehov�! Por lo tanto, concluyo que estos vigilantes, estos santos, son la bendita, gloriosa e indivisa Trinidad en unidad,

Toda la solicitud que puede poseer el amor paterno, todo el afecto que se puede suponer que existe en el coraz�n de un esposo o de un esposo, y toda la ternura y el cuidado que el mismo nombre del Consolador implica para velar y preservar la vida. Si�n de nuestro Dios: esto explica su seguridad y le abre una fuente inagotable de consuelo, ya que mientras Jehov� lleve los sagrados apelativos de los vigilantes y santos, los enemigos m�s vigilantes de Su Iglesia deben estar decepcionados. y frustrados en sus ataques maliciosos porque no pueden eludir la omnisciencia.

Los santos deben dejar de ser santos antes de que puedan descuidar su cargo. Estos vigilantes vigilan la iglesia p�blica, personal y perpetuamente. Sus Jeremias 31:28 p�blicas son a veces para juicios Jeremias 31:28 y a veces para misericordias especiales ( Jeremias 31:28 ). Ahora, �qui�n es tan ciego como para no ver que los observadores han estado vigilando las iglesias profesantes en la querida y vieja Inglaterra?

Adem�s, el Se�or vela por su pueblo tanto en forma personal como colectiva, como est� escrito: "El Se�or es tu guardador, el Se�or es tu sombra a tu diestra" ( Salmo 121:5 ). De modo que mientras estos santos vigilantes se encargan especialmente de la iglesia como un cuerpo, protegi�ndola, provey�ndola y presente con ella; cada miembro, por oscuro que sea, es Su cuidado tanto como el cuerpo entero, porque el cuerpo no estar�a completo si faltara el miembro m�s peque�o.

�l mira el libro donde est�n escritos todos sus nombres - �l mira las fechas registradas all� cuando ser�n regenerados - �l observa los instrumentos y las providencias que �l ha decretado emplear. Para que nuestros vigilantes bendecidos nunca se salgan de la guardia, aunque a menudo lo hacemos, entonces dejemos que la tierra y el infierno asalten de d�a o de noche, Israel est� a salvo porque la omnipotencia, la omnisciencia y la omnipresencia pertenecen a nuestros vigilantes, nuestros santos, el Dios del pacto de Israel.

Tambi�n debemos tener en cuenta que estos Vigilantes Celestiales conocen y conocen bien tanto a los amigos como a los enemigos de la iglesia; para estar preparados para reprimir a uno y socorrer al otro. Usted y yo podemos ser tomados por sorpresa, pero nuestros santos vigilantes no pueden. �El apelativo de �los santos� encuentra una respuesta en su experiencia? �La naturaleza, s�, la vida misma de estos santos mora en ti? Entonces debe manifestarse y se manifestar� en santas aspiraciones, fiestas santas, acciones santas y cosas por el estilo, como est� escrito, "pero como el que os llam� es santo, sed tambi�n vosotros santos en toda vuestra manera de vivir" ( 1 Pedro 1:15 ).

II. Procedamos ahora a notar LA LEGISLACI�N ESTABLECIDA EN NUESTRO TEXTO en las palabras �decretando y exigiendo�, a lo largo de la amplia gama del gobierno Divino en los mundos de la naturaleza, la providencia y la gracia; �Y en qui�n, pregunto, se puede confiar para decretar y exigir, sino estos Vigilantes Todopoderosos, estos santos? Solo este glorioso Jehov� Triuno hace lo que le parece bueno en los ej�rcitos del cielo y entre los habitantes de la tierra.

De �l s�lo se puede decir: ��l habl�, y fue hecho; �l mand�, y se mantuvo firme �; porque �el consejo del Se�or permanece para siempre, los pensamientos de su coraz�n por todas las generaciones�. De modo que lo que decretan los vigilantes, los santos exigen en todo el mundo de la naturaleza. Por eso el salmista nos asegura que el fuego y el granizo, la nieve y los vapores, el viento tormentoso, las monta�as y todos los collados, cumplen Su palabra ( Salmo 148:8 ).

S�, cuando decreta la inversi�n del orden de la naturaleza para cualquier prop�sito especial, tambi�n exige su cumplimiento; como cuando el sol se detuvo mientras Josu� completaba su victoria sobre los enemigos de Israel ( Josu� 10:1 ); y cuando el sol retrocedi� diez grados por el reloj solar de Acaz para confirmar la promesa del Se�or de agregar quince a�os a los d�as del rey ( Isa�as 38:8 ).

Pasemos ahora del mundo de la naturaleza al mundo de la providencia, y veamos c�mo la legislaci�n divina gobierna all� sin interferencia humana; s�, contra la hostilidad humana. La historia del patriarca Jos� fue un ejemplo sorprendente de este principio. Los vigilantes hab�an decretado que deber�a

elevarse a una eminencia sobre todos sus hermanos con el prop�sito de salvar a Egipto de la desolaci�n, ya las tribus escogidas de perecer en tiempos de hambre; pero a cada paso de su avance, la hostilidad humana parec�a decidida a frustrar ese decreto. Basta con echar un vistazo a la historia de David como confirmaci�n de la gran verdad en la que estamos insistiendo. �El decreto de los vigilantes� era que �l deber�a ser rey de Israel para que matara a Goliat y derrotara a los filisteos; pero todo lo humano parec�a militar en contra de ese decreto.

Tome una muestra m�s de la historia sagrada para ilustrar este punto, la historia de Pablo. El decreto de los vigilantes acerca de �l se registra as�: "Vaso escogido para m� es para llevar mi nombre ante los gentiles, los reyes y los hijos de Israel". Sin embargo, antes de que se haga la demanda, "est� exhalando amenazas y matanza contra los disc�pulos del Se�or". Pero qu� imperativa exigencia fue la palabra de los santos: ��Saulo! �Sa�l! " que invenciblemente lo derrib� al suelo, cambi� su coraz�n y lo hizo gritar: "Se�or, �qu� quieres que haga?" Sin embargo, la hostilidad humana determina al revertir el decreto de los vigilantes, y el hombre perverso se propone revocar la legislaci�n divina conspirando contra la vida de Pablo - s�, contra el progreso del Reino de Cristo; pero �qu� efecto tienen todas sus conspiraciones? pero �el avance mismo de esa gran obra que pretend�an destruir? Habiendo examinado as� los mundos de la naturaleza y la providencia como bajo esta legislaci�n divina, dirigiremos nuestra atenci�n al mundo de la gracia; y aqu� nuestro texto ser� el t�tulo corriente del libro de estatutos, y cuanto m�s leamos, m�s profundamente estaremos convencidos de que los decretos y las demandas constitu�an toda la legislaci�n por la que se rige el mundo de la gracia.

Todo el sistema se inicia con esta proclamaci�n real: "Tendr� misericordia de quien sea misericordioso, y tendr� misericordia de quien �xodo 33:19 misericordia" ( �xodo 33:19 ).

III. Atenderemos ahora, en tercer lugar, A LAS LECCIONES DE INFORMACI�N ESTABLECIDAS ANTE NOSOTROS EN ESTA ALTA Y SANTA PROCLAMACI�N . Y la primera lecci�n de la informaci�n es que hay un solo Gobernante soberano de todos los mundos, todos los seres y todas las cosas; Despojarse de la autoridad divina y de la soberan�a absoluta de Jehov� es la inclinaci�n y determinaci�n del hombre ca�do; �Porque la mente carnal es enemistad contra Dios, porque no se sujeta a la ley de Dios, ni tampoco puede estarlo� ( Romanos 8:7 ).

Adem�s, sus s�bditos redimidos, ense�ados por la gracia, bien pueden regocijarse incluso ahora que todas las naciones, todos los reyes, s�, todos los mundos sabr�n que el Alt�simo gobierna sobre todo; de modo que todos los grandes acontecimientos, las revoluciones, el surgimiento y la ca�da de los imperios est�n sujetos a Su control y subordinados al decreto de los vigilantes ya la exigencia de la palabra de los santos. Ahora aprendamos una segunda lecci�n de informaci�n de este tema, la total dependencia de la criatura de estos observadores Todopoderosos. ( Joseph Irons. )

Las fortunas de reyes e imperios est�n en manos de Dios

A Dios le agrad� humillar a Nabucodonosor y hacer de �l un ejemplo para el mundo y para �l mismo de la fragilidad de todo poder humano, la inestabilidad de toda grandeza humana. Por extra�o que parezca, a pesar del peso y el cr�dito de Daniel con el rey, a pesar de la consternaci�n mental en la que lo hab�a arrojado el sue�o, esta advertencia no tuvo un efecto permanente. El que no fue curado de su arrogante orgullo y vanidad hasta que fue superado por el juicio amenazado.

Este juicio el texto se refiere al "decreto de las lavadoras" y la "palabra de los santos". La intenci�n del asunto es dar a la humanidad una prueba, en la ca�da y restauraci�n de este poderoso monarca, de que las fortunas de reyes e imperios est�n en las manos de Dios, que Su providencia se interpone perpetuamente en los asuntos de los hombres, distribuyendo coronas. y cetros, siempre para el bien de los fieles principalmente, en �ltima instancia de toda su creaci�n, pero seg�n su voluntad.

Es un error considerar a estos "vigilantes" y "santos" como �ngeles. No son otros que las Tres Personas en la Deidad. "Vigilantes" los describe por la vigilancia de su providencia universal. �Santos� por la santidad trascendente de su naturaleza. La afirmaci�n en el texto es que Dios hab�a decretado ejecutar un juicio se�alado sobre Nabucodonosor por su orgullo e impiedad.

Para hacer la declaraci�n m�s solemne y llamativa, los t�rminos en los que se concibe expresan claramente el consentimiento y la concurrencia de todas las Personas de la Trinidad en el dise�o y ejecuci�n de este juicio, que debe entenderse efectivamente en cada acto de la Deidad. Es la afirmaci�n expresa del texto de que Dios gobierna el mundo seg�n Su voluntad. Si esto estuviera siempre presente en la mente de los hombres, nunca ser�an derribados sin medida por los �xitos de ning�n enemigo. Y una fe firme en la providencia de Dios moderar� nuestra excesiva admiraci�n por las virtudes y talentos de los hombres, y especialmente por los malos. ( Obispo Horsley .)

Versículo 18

Este sue�o yo, Nabucodonosor, he tenido.

El sue�o de Nabucodonosor

I. EL S�MBOLO .

1. Un �rbol (v. 10). Una imagen com�n tanto en el Antiguo como en el Nuevo Testamento. La imagen de la prosperidad; y que tanto de los justos, como en Salmo 1:3 , como de los imp�os, como en Salmo 37:36 (Verso del Libro de Oraciones). En este �ltimo pasaje observe la coincidencia verbal entre �l y Daniel 4:4 .

2. Un �rbol que crece a un tama�o inmenso (v. 11-13). Como eso en Mt Ezequiel 17:22 ; Ezequiel 31:3 . Significativo de amplio dominio.

3. Un �rbol condenado por un decreto del cielo (v. 13, 14), record�ndonos las palabras del Bautista ( Mateo 3:10 ) y de nuestro Se�or ( Lucas 13:7 ; Mateo 21:19 ).

4. Un �rbol salvado (v. 15-17); aunque deb�a ser cortado hasta el toc�n, no deb�a ser completamente destruido, sino dejado para que brotara y creciera nuevamente.

II. T INTERPRETACI�N SE .

1. Los magos caldeos no pudieron explicar su significado (v. 6, 7).

2. Daniel, al ser llamado, sinti� que era tan terrible que dud� en revelarlo (v. 18, 19). Como Samuel con El� ( 1 Samuel 3:15 ).

3. Le dio la terrible noticia con suavidad. Llev� la mente del rey a revisar su vasto poder y majestad (v. 20-22). Se�al� su olvido de Dios en medio de su esplendor terrenal (v. 25). Anunci� el juicio que Dios hab�a decretado contra �l para derribar su orgullo (v. 24).

4. Luego se convirti� en un �predicador de justicia�, al exhortar al rey al arrepentimiento y la enmienda, si acaso se pod�a evitar el castigo (v. 27).

III. T HE CUMPLIMIENTO .

1. El rey no se averg�enza de reconocer la supremac�a del Rey de reyes, cuyo real decreto celestial se cumpli� incluso sobre el poderoso monarca del mundo (v. 28).

2. Pero no hasta que se haya dado misericordiosamente un d�a de gracia. Pasaron doce meses, y Nabucodonosor todav�a se deleitaba con su orgullo y exaltaci�n propia (v. 29, 30).

3. El terrible juicio cay� repentinamente sobre �l (v. 31-33). Se volvi� loco, y como una bestia, durante un per�odo denotado por la expresi�n m�stica "siete veces", que probablemente significa el tiempo del perfeccionamiento del prop�sito de Dios con respecto a �l.

4. Al final de este tiempo fue restaurado a la raz�n y al dominio real. Se hab�a aprendido la lecci�n. Le dio gloria a Dios y lo reconoci� como Rey (v.34-37). Conclusi�n. De esta p�gina de la historia del Antiguo Testamento aprendamos:

1. C�mo el efecto que nos causan las impresiones religiosas se desvanece con el paso del tiempo. Dios tiene que repetir Sus revelaciones y tratos providenciales.

2. Cu�ntas formas tiene Dios de advertirnos.

3. Cu�nto tiempo da Dios a los pecadores para que se arrepientan.

4. Cu�n puro es el cumplimiento de Su palabra. ( TH Barnett. )

Versículos 19-26

Luego Daniel. .. se asombr� durante una hora, y sus pensamientos lo turbaron.

El �rbol simb�lico

Preocupado por su sue�o, Nabucodonosor convoc� a los sabios de Babilonia a su presencia para explicar su significado. Lo oyeron y guardaron silencio. Daniel llega despu�s, el rey recita su sue�o por segunda vez. Aquel santo hombre tan pronto como escuch� el sue�o, el significado del mismo le fue revelado por el Esp�ritu de inspiraci�n. Y si Nabucodonosor estaba preocupado por la visi�n, Daniel no est� menos preocupado por el descubrimiento de su significado.

Sin embargo, no podemos suponer que la agitaci�n de Daniel fue causada por el temor a Nabucodonosor. No podemos suponer que tuviera miedo de transmitir el mensaje que Dios le hab�a confiado. Su perturbaci�n mental puede explicarse por principios m�s acordes con su elevado car�cter. Al interpretar la visi�n, tuvo que denunciar un juicio del Se�or contra el rey; y los juicios divinos son tales que asombran a toda mente piadosa.

Pronunciarlos es llevar la carga del Se�or. No cabe duda de que Daniel estaba apegado a Nabucodonosor y que este apego fue la causa de su problema. Esta agitaci�n mental es, por lo tanto, muy honorable para Daniel. No violar�a su conciencia por orden del rey; pero los hombres que son leales a Dios siempre ser�n los m�s leales a los reyes. Que venga la adversidad, y entonces encontrar�n en qu� corazones reside la lealtad m�s verdadera.

Descubrir�n que hombres como Daniel, aunque se nieguen a cumplir sus mandamientos pecaminosos, ser�n los primeros en llorar por ellos. No leemos que uno de todos los pr�ncipes, los gobernadores, los capitanes y los alguaciles, que se inclinaron ante el �dolo en las llanuras de Dura, fueron afectados en lo m�s m�nimo por la humillaci�n de Nabucodonosor. Al ver a su fiel siervo as� agitado, Nabucodonosor se esforz� por recobrar la compostura.

�El rey habl� y dijo: Beltsasar, no te turbe el sue�o ni su interpretaci�n�. Animado as�, Daniel procedi� a cumplir con su dif�cil y solemne deber. El prop�sito de esta calamidad era ense�arle a Nabucodonosor que Dios da los reinos de los hombres a quien �l quiere. Estos reinos pueden adquirirse por el valor, pueden transmitirse de una larga l�nea de antepasados, pero a�n as� son los dones de Dios; y les concede una adorable soberan�a.

Los reyes y los pr�ncipes del mundo no pueden dar ninguna raz�n �ltima para el hecho de que ocupen posiciones tan elevadas, excepto si lo atribuyen al benepl�cito del Todopoderoso. Y Dios no solo designa la suerte de los reyes; �l nombra a todos los hombres. No podemos dar una explicaci�n racional de nada acerca de nuestra condici�n, y especialmente de lo que tiene de bueno, aparte de la voluntad de Dios. El hecho de que esta calamidad haya sido enviada para ense�arle a Nabucodonosor la supremac�a de Dios, nos recuerda cu�n apta es la humanidad para olvidar esta verdad y actuar como si fueran soberanos e independientes, aunque cada objeto en la creaci�n y cada evento en la providencia , h�blenos de Dios, de Su poder, de Su sabidur�a, de Su majestad soberana, �sin embargo, cu�nto se le pasa por alto! �Cu�n grandemente ha sido olvidado! En la formaci�n de nuestros planes, en el ejercicio de nuestra influencia, en el empleo de nuestras facultades, �cu�n pocas veces se le reconoce! Esto surge de la corrupci�n de nuestra naturaleza; de su incredulidad en las cosas divinas; su enemistad con la santidad divina; su insubordinaci�n a la autoridad divina.

En el actual estado desordenado de la naturaleza humana, dos cosas contribuyen enormemente a hacer que los hombres olviden la soberan�a de Dios. El primero de ellos es la invisibilidad de la naturaleza Divina y la consiguiente invisibilidad de la agencia Divina. Una segunda raz�n por la que los hombres pasan por alto tanto la supremac�a divina es la manera en que Dios gobierna el mundo. Al gobernar a su descendencia inteligente, Dios los trata como criaturas que poseen raz�n, voluntad y conciencia.

Al fijar su suerte en el mundo, �l hace uso de sus propios talentos, pasiones, planes y esfuerzos. Nunca podremos, en ning�n caso, separar la influencia controladora de Dios del libre albedr�o del hombre. Por lo tanto, debido a que los asuntos del mundo parecen ser llevados a cabo �nicamente por la operaci�n de causas secundarias, somos propensos a olvidar por completo Su presencia y Su poder. Por el hecho de que esta calamidad fue enviada para ense�arle a Nabucodonosor la supremac�a de Dios, aprendemos que es de gran importancia recordar esta verdad constantemente.

A pesar de que Dios eligi� a Nabucodonosor para el trono de Babilonia, tuvo que usar los medios con tanta seriedad y diligencia como si su reino no hubiera sido un regalo del Alt�simo. Tuvo que emplear la vigilancia, la habilidad y la perseverancia para sufrir mucha ansiedad, soportar muchas dificultades, encontrar muchos peligros, pelear muchas batallas, asaltar muchas ciudades. Y a pesar de que hay una ordenaci�n a la vida eterna, quien la obtenga debe usar medios como si no hubiera ordenaci�n. Debe vigilar, debe esforzarse, debe luchar. ( W. White. )

Noticias tristes

Hubo un silencio en la c�mara del rey mientras el profeta de Dios meditaba en el misterioso mensaje de Dios al rey, y consideraba c�mo podr�a inculcar mejor al rey el significado de la sentencia divina. As� que durante ese tiempo, durante el cual Daniel se sent� en silencio reflexionando sobre el asunto, no podemos dudar de que su coraz�n fue elevado al trono de la Gracia Celestial para obtener del Esp�ritu Santo el �poder para hablar como debe hablar�; y para el rey, su amo, una disposici�n d�cil y una sumisi�n penitencial al Todopoderoso, que le asegurar�a perd�n y misericordia.

La �una hora� durante la cual se dice que Daniel estuvo �asombrado� es una nota indefinida de tiempo. Daniel estaba "asombrado y sus pensamientos lo turbaban", porque en primer lugar, creo (como sugiere la expresi�n LXX para sus "pensamientos turbulentos"), Daniel tuvo que desentra�ar y razonar en su propia mente las misteriosas insinuaciones del sue�o. y aclar�rselo a s� mismo antes de aventurarse a hablar.

Luego, en segundo lugar, el pensamiento de todas las indignidades y sufrimientos impl�citos en los t�rminos, que describen la locura inminente, bien podr�a hacer que un hombre de coraz�n tierno vacile en anunciar los detalles de tal calamidad que est� a punto de caer sobre alguien a quien mirado con admiraci�n y gratitud. Daniel se entristeci� al pensar que quien lo hab�a promovido a una parte de su gloria y al honor de gobernar al jefe de sus provincias, �corriera peligro de un rev�s tan terrible! Y de nuevo, mientras pensaba en el humillante decreto del Cielo, esta pregunta surgir�a en su mente, �c�mo recibir�a el rey el anuncio? Si Nabucodonosor requiriera tal castigo por su orgullo, �estar�a de mal humor para escuchar con paciencia la declaraci�n de tal reprimenda del Dios de los jud�os? �a qui�n todav�a no hab�a aprendido a honrar? Pero Daniel sab�a (en el conflicto de sus sentimientos) c�mo ganar valor y fuerza; y c�mo �poner su rostro como un pedernal� y librar sin inmutarse la palabra del Se�or.

Si el Esp�ritu de Dios estaba en �l, �podr�a estar all� a menos que orara? �Ahora mira c�mo Dios lo hab�a fortalecido! Daniel no solo interpret� el sue�o, sino que (con una seria preocupaci�n por el bienestar del rey) se atrevi� a hablarle de sus pecados, �que le tra�an este terrible castigo! Y Daniel pod�a hacer esto con la conciencia tranquila, ya que �l mismo gobernaba bien su provincia en beneficio de su pueblo, y hac�a todo lo posible por "mostrar misericordia a los pobres", sin vivir lujosamente a costa de ellos, ni exaltarse a s� mismo. para su dolor.

I. I N su ansiedad para ayudar a su Royal Master , D ANIEL PRESENTA A VISIBLE ejemplo del valor y el poder de SYMPATHY . Durante esa �una hora�, mientras estaba sentado �asombrado�, contemplando en silencio el abstruso tema, sobre el cual el rey no solo exig�a una explicaci�n, sino que la ped�a con tan evidente deseo de alivio de una apremiante ansiedad y angustia - Daniel sinti� para el rey; y con todo su coraz�n se esforz� por encontrar palabras que se ajustaran al caso, y que no solo resolvieran el misterio, sino que al mismo tiempo tocaran la conciencia y el coraz�n del rey.

Estudi� el caso con el inter�s penetrante de un buen m�dico. Mientras contemplaba la lamentable visi�n del gran monarca convertido en un man�aco humillante, expulsado de las moradas de los hombres y abandonado al pleno dominio de su aberraci�n mental, Daniel no pudo menos que sentir lo que sinti� Eliseo cuando "asent� su semblante con firmeza". sobre Hazael hasta que llor� al pensar en toda la miseria que Dios le hab�a mostrado que causar�a el asesino de Ben-adad y el usurpador de su trono.

Daniel anhelaba impresionar al rey con la misma aprensi�n v�vida del peligro inminente que �l mismo ten�a, para que pudiera llevarlo a un arrepentimiento efectivo. La simpat�a es un gran elemento del �xito en ganar almas para Dios; sin simpat�a, la influencia religiosa es casi imposible. En el estado actual de la sociedad, cuando al mismo tiempo que las distinciones de clase se est�n volviendo menos r�gidamente marcadas, los sentimientos de clase a menudo se conmueven profundamente, y cuando los grados m�s bajos aceptan gustosos los ministerios reci�n inventados de hombres y mujeres entre ellos ... Es de suma importancia para la iglesia que se vea claramente que sus ministros tienen un verdadero amor y preocupaci�n por todos, por muy alejados que sean en la escala social.

�C�mo cultivar esta simpat�a? Pocos son intensamente comprensivos por naturaleza; otros deben suplir el defecto de la naturaleza "estimulando mucho el don que est� en ellos" mediante la imposici�n de manos. La verdadera simpat�a cristiana procede del amor a las almas; es el resultado de haber dominado el hecho de que cada alma es valiosa para Cristo, quien le dio sangre para redimirla. La simpat�a de Jesucristo solo puede reflejarse en nuestro ministerio por �l, cuando estamos dispuestos a estudiar la necesidad de cada alma en particular; y eso de rodillas en oraci�n.

Si el mensaje que tenemos que transmitir ha de ser considerado por quienes nos escuchan, deben percibir que nosotros mismos lo creemos; y, en segundo lugar, que nuestros pensamientos nos turben con dolor por aquellos a quienes condenan nuestras palabras. Daniel (mientras reflexionaba sobre el futuro de Nabucodonosor) evidentemente percibi� m�s terrores que la locura que reducir�a al rey a tan vil estado; tem�a su despertar del polvo de la tierra, en los �ltimos d�as, a �verg�enza y eterno desprecio�.

De ah� su seriedad. Pero podr�a parecer que la simpat�a de Daniel se desperdici�, ya que no se nos informa de resultados inmediatos. Sin embargo, no es as�; aunque el rey pudo no haber sido afectado por ello hasta que su raz�n le fue restaurada, despu�s de que "los siete tiempos pasaron sobre �l", todav�a est� claro que entonces se someti� a ser ense�ado por el hombre de Dios, cuya palabra no hab�a fallado. en cuyo coraz�n sab�a que pod�a confiar.

II. En segundo lugar, D ANIEL PUEDE ser considerado como la reflexi�n y REVERENTE ESTUDIANTE DE G OD ' S WORD . La Biblia est� llena de misterios, que es nuestro deber ineludible investigar; y lleno de dificultades que hay que afrontar. Hombres reflexivos y educados en cada congregaci�n exigen del clero no solo m�s coraz�n, sino m�s inteligencia y m�s cultura. Se han cansado de los sermones que eluden las dificultades que confunden sus propias mentes. �El conocimiento es poder�, pero no hay poder como el poder del Esp�ritu Santo. El mero intelecto cultivado no es un arma adecuada para luchar contra el pecado.

III. Una vez m�s, no podemos dejar de ver en Daniel (a quien Dios le hab�a dado tal conocimiento de los misterios divinos) EL TIPO DE UNO QUE ES PURO DE CORAZ�N Y PURO DE VIDA . En el per�odo de su vida que estamos considerando, Daniel se permiti� (se desprende de lo que dice en el cap�tulo d�cimo) un uso moderado de �pan agradable� con carne y vino para su dieta habitual; sin embargo, cuando era el destinatario de las comunicaciones divinas, ayunaba y (como estricto observador de la ley) no dejaba de ir al este a menudo.

Pero recordamos, cuando era s�lo un muchacho de 14 a�os, con una fe maravillosamente precoz, se hab�a negado a s� mismo todos los manjares de la mesa del rey para que no fuera contaminado por lo que se hab�a ofrecido a los �dolos. Sab�a que �no s�lo de pan vive el hombre, sino de toda palabra que sale de la boca de Dios�, y la palabra de Dios, escuchada en su propio coraz�n, era �abstenerse�. Aprendemos del primer cap�tulo que Dios le dio como recompensa (m�s all� de la habilidad en todo aprendizaje y sabidur�a con la que fueron bendecidos sus tres compa�eros) �entendimiento en todas las visiones y sue�os.

�Qu� bueno para la Iglesia de Inglaterra ser�a si aquellos que ser�n sus futuros ministros hicieran esa noble empresa de fe; "Prueba a tus siervos, te lo suplico, diez d�as, y d�janos que nos den legumbres para comer y agua para beber". �Felices los que, cuando se les llama en el ejercicio de su oficio para reprender el pecado en otros, no tienen reprensi�n de conciencia para hacer vacilar las palabras en sus labios! Los pensamientos de Daniel lo turbaban; pero ning�n remordimiento por su propia mala conducta lo dej� mudo, ni se mezcl� con sus tristes presentimientos en cuanto a la suerte de alguien a quien ve�a perseguir con obstinado rumbo el camino de la ruina. ( W . Morrison .)

Versículos 19-37

Momentos de asombro

"Entonces Daniel, que se llamaba Beltsasar, se qued� at�nito durante una hora, y sus pensamientos lo turbaban". Hay momentos de asombro en todos los verdaderos ministerios. La palabra "hora" debe ser reemplazada por la palabra "momento": Entonces Daniel se asombr� por un momento. �Pero en un momento cu�ntas horas se pueden condensar! En un sentimiento puede entrar toda una vida, con experiencias m�ltiples y tr�gicas.

No tenemos nada que ver con el mero tiempo para calcular la impresi�n espiritual, el servicio espiritual, el disfrute espiritual. Daniel no era un hombre que se asustara f�cilmente; el asombro que le sobrevino fue moral, imaginativo, no en el sentido de imaginar cosas que no exist�an, sino en el sentido de dar a las realidades su mayor alcance y significado. Estaba asombrado de que tal destino aguardaba al rey Nabucodonosor.

Fue como un golpe en el centro de su frente; cuando vio lo que iba a sucederle al rey, fue golpeado, por as� decirlo, con una lanza de rel�mpago, su voz vacil�, al igual que la forma de su rostro. Ten�a un mensaje que transmitir y, sin embargo, lo entreg� con l�grimas ocultas en el tono de su voz. No fue fr�volo; estaba solemne con una solemnidad inefable. Nunca antes estuvo en tal posici�n.

Solo el Esp�ritu Divino podr�a hacerlo estar a la altura de las responsabilidades de esa hora cr�tica. Podemos pronunciar muchas palabras con facilidad, pero pronunciar la condenaci�n sobre la vida, cualquier vida, de anciano o de ni�o peque�o, es una tarea que hace que nuestras palabras vuelvan a tragarse la garganta. No podemos pronunciarlos, pero debemos hacerlo; esperamos con la esperanza de que llegue alg�n alivio, pero el alivio no proviene de esta carga en el santuario de la vida.

El predicador a menudo est� tan asombrado como el oyente y tan aterrorizado. En la medida en que el predicador sea fiel al libro que tiene que leer, exponer y hacer cumplir, a veces llegar� a pasajes que preferir�a no leer. Ser�a delicioso si pudi�ramos expulsar la idea de la pena de nuestra intercomuni�n humana. Los hombres han tratado de llenar el pozo del infierno con flores, y todas las flores se han consumido.

Ser�a delicioso ocultar con cualquier tipo de ocultaci�n los horrores que aguardan al malvado, pero ocultar esos horrores es agravarlos. No puede ser ning�n gozo para ning�n hombre salir y decir: "A�n cuarenta d�as, y N�nive ser� destruida". Ning�n hombre podr�a pronunciar tales palabras sino en obediencia a la elecci�n y ordenaci�n de Dios. Es f�cil, si consultamos nuestra propia carne y solo el sentido y el gusto, esconder la Cruz de la agon�a y la verg�enza; pero el que esconde la Cruz esconde la salvaci�n que simboliza y sin la cual es imposible.

No es f�cil para ning�n hombre, Jon�s o Daniel, Oseas o Joel, decir al imp�o: Te ser� mal. Preferimos vivir al otro lado de la colina, donde el sol sonr�e todo el d�a, donde las flores crecen como si nunca dejaran de revelar alg�n nuevo secreto de color y belleza, y donde los p�jaros trinan una canci�n de hora en hora. , como si crecieran en capacidad a medida que se multiplican en servicio.

Pero el monte del Se�or es de muchos lados; ser�amos infieles e injustos si no reconoci�ramos sus m�ltiples aspectos y los mostr�ramos a quienes han llegado a ver la realidad y el misterio del Reino Divino entre los hombres. Daniel luce maravillosamente bien en el momento de su asombro. El mejor yo del hombre est� ahora en su cara. �Qu� callado y qu� ternura singular juega en torno a la severidad que corresponde al mensaje que est� a punto de entregar! �Qu� mezcla de emoci�n, qu� juego de colores, qu� agon�a de sensaciones! sin embargo, Daniel es un hombre verdadero, y hablar� la palabra verdadera, pase lo que pase, en lo que a �l respecta; horno de fuego o foso de leones, debe hablar la palabra que el Se�or le ha dado.

�Por qu� no seguimos su ejemplo? �Por qu� tratamos de sacar de la palabra divina todas las cosas ofensivas? Ser�a f�cil complacer el gusto humano y halagar la vanidad humana y asegurarle al hombre medio condenado que el proceso no puede completarse, pero que despu�s de todo ser� llevado al cielo y convertido en seraf�n. �Qui�n puede decir mentiras tan espesas, tan negras? Evite el altar y la cruz. ( Joseph Parker, DD .)

Versículo 25

El Alt�simo gobierna en el reino de los hombres, y a quien quiere lo da.

Dios el soberano de todos los reinos

Que este mundo debe su existencia al poder creador de Dios, y que �l estableci� sus leyes y puso en movimiento todas sus ruedas, es una verdad tan evidente que ha obtenido el consentimiento de toda la humanidad. Pero, �agot� entonces Su omnipotencia? �Y ha estado inactivo desde entonces? �Lo ech� de Su mano, como un mundo hu�rfano, privado de Su cuidado paterno, y abandonado para cambiar por s� mismo? En el mundo racional, los acontecimientos se llevan a cabo con frecuencia gracias a la instrumentalidad de los agentes libres; pero todav�a est�n bajo la direcci�n de la causa universal; y su libertad no es incompatible con su dominio soberano, ni los exime de �l.

Aunque nos convierte en causas secundarias, se reserva para S� mismo el car�cter importante del Gobernante del universo y es el Supremo Dispensador de todos los acontecimientos. �sta es una verdad de momento infinito y fundamental para toda religi�n. Pero si el Dios Todopoderoso no gobierna el mundo y ordena todos los asuntos de los hombres de acuerdo con Su voluntad, �d�nde est� la conveniencia o la necesidad de implorar Su bendici�n y protecci�n?

I. T HAT LA M OST H IGH es el �nico Eliminador de los FATES de los reinos , y los acontecimientos de WAR , es demostrable DE H ES PERFECCIONES . Podemos inferir de Su sabidur�a que �l form� el mundo, y particularmente al hombre, para alg�n dise�o importante, que �l determin� cumplir; pero, �pod�a esperar que este plan lo cumplieran agentes libres, abandonados enteramente a ellos mismos, sin ninguna direcci�n o control de parte de �l? �O ser�a coherente con la sabidur�a formar criaturas incapaces de autogobernarse, y ser sujetos adecuados para que �l los gobierne, y sin embargo no ejercer ning�n gobierno sobre ellos, sino dejarlos enteramente a su suerte? La justicia es un atributo terrible y amable.

�Y sobre qui�nes lo desplegar�, sino sobre criaturas racionales, que son capaces de hacer el bien y el mal moralmente? De hecho, el despliegue de justicia sobre personas particulares puede ser diferido, como generalmente es, a otro estado; pero en las sociedades, como tales, no puede manifestarse sino en esta vida; porque es s�lo en esta vida que subsisten en esa capacidad; y, por tanto, las naciones culpables deben sentir los juicios divinos en el estado actual, que supone que Dios dispone de ellos como le place.

Su bondad, esa perfecci�n predilecta, es difusa e ilimitada; pero, �c�mo se manifestar� esto en este mundo, a menos que tenga las riendas del gobierno en sus propias manos y distribuya sus bendiciones al reino o naci�n que le plazca? Si no se ocupa de sus preocupaciones, no podr� mostrarse su misericordia libr�ndolos de las calamidades; ni su paciencia para soportar sus provocaciones. Su poder es infinito y, por lo tanto, el manejo de todos los mundos que ha creado le resulta tan f�cil como las preocupaciones de un individuo.

�l sabe todas las cosas y est� presente en todas partes; y �puede ser un espectador despreocupado de los asuntos de sus propias criaturas y verlas correr al azar, sin interponerse? Tambi�n podemos decir en nuestro coraz�n, con el necio, "No hay Dios" ( Salmo 53:1 ), mientras abrigamos ideas tan mezquinas de �l, como un ser ocioso, cuya felicidad consiste en la inactividad.

�l mostrar� Sus perfecciones de la manera m�s parecida a Dios, y este fue Su dise�o en la creaci�n del universo; y puesto que no puede hacer esto sin ejercer una providencia perpetua sobre ello, podemos estar seguros de que har� �seg�n su voluntad en los ej�rcitos de Kenyon y entre los habitantes de la tierra� ( Daniel 4:35 ). De hecho, hay algo antinatural en la idea de un creador que no se preocupa por sus propias criaturas.

II. T HAT G OD es la DISPOSER Supremo de la FATES de los reinos , Y de los eventos de WAR , es demostrable de las declaraciones repetidas de S CRIPTURE ; y esto solo es prueba suficiente para aquellos que creen en su autoridad Divina. Esta gran verdad, de una forma u otra, recorre toda la Biblia. A veces se afirma que el gobierno divino es universal, supremo e incontrolable.

Nuestro Dios est� en los cielos; Ha hecho todo lo que quiso ( Salmo 115:3 ). El Se�or ha dispuesto su trono en los cielos; y su reino domina sobre todos ( Salmo 103:19 ). �l hace seg�n su voluntad en los ej�rcitos del cielo y entre los habitantes de la tierra; y nadie puede detener su mano, ni decirle: �qu� haces? ( Daniel 4:35 ).

Ahora bien, Su gobierno universal, que se afirma con tanta fuerza en estos pasajes, implica Su gobierno particular de los asuntos de reinos y naciones; y las Escrituras declaran que el cuidado de la Providencia se extiende a las partes m�s diminutas e insignificantes de la creaci�n; y, por tanto, se extiende mucho m�s a los asuntos de los hombres y al destino de los reinos. �l da su alimento a la bestia, ya los cuervos que claman ( Salmo 147:9 ): He aqu� las aves del cielo; no siembran; ni cosechan ni recogen en graneros; sin embargo, su Padre celestial los alimenta.

Por lo tanto, Cristo extrae la inferencia que ahora tenemos a la vista: "�No sois vosotros mucho mejores o de m�s importancia que ellos?" Las Escrituras afirman adem�s expresamente que la promoci�n y degradaci�n de los pr�ncipes, la prosperidad y la destrucci�n de los reinos, son de Dios. La �promoci�n�, dice el salmista, �no viene del oriente, ni del occidente, ni del sur; pero Dios es el juez; A uno echa, y a otro pone �( Salmo 75:6 ).

Por eso los guerreros piadosos han confiado la victoria en la providencia de Dios, y han sido conscientes de que sin �l todas sus fuerzas militares ser�an en vano. �Algunos conf�an en carros y otros en caballos; pero nos acordaremos del nombre del Se�or nuestro Dios �. Y observe la diferencia; �Fueron abatidos y ca�dos; pero nosotros, que confiamos en el Se�or, hemos resucitado y estamos en pie �( Salmo 20:8 ; Salmo 33:16 ).

Una vez m�s, encontramos muchos casos en los escritos sagrados de Dios que domina la conducta de los hombres, incluso de los inicuos, para cumplir Sus propios grandes designios, cuando las personas mismas no ten�an nada en la mira sino su propio inter�s. �Qui�n podr�a haber tenido expectativas elevadas por la venta de Jos�, un joven pobre e indefenso, como esclavo en Egipto? Sus hermanos no ten�an otro fin que apartar de su camino el objeto de su envidia y rivalizar con el afecto de su padre.

Pero Dios ten�a un plan muy importante, incluso la liberaci�n de la sagrada familia y miles de personas m�s del hambre. Y, por tanto, Jos� les dice a sus hermanos: �No sois vosotros los que me enviasteis ac�, sino Dios� ( G�nesis 45:8 ). La crucifixi�n de Cristo fue la acci�n m�s perversa que jam�s se haya cometido en este mundo culpable; y los jud�os siguieron libremente sus propias pasiones malignas, y no fueron impulsados ??por ninguna influencia de Dios, que no puede tentar al mal. Pero no necesito decirles que este mayor mal est� gobernado por el mayor bien de la humanidad.

III. I T es el sentido com�n de toda la humanidad que los asuntos de los reinos , y en particular WARS �xito en la DEPENDEN G OD . Lea las partes hist�ricas del Antiguo Testamento y encontrar� el sentido com�n de los jud�os de que nunca deben participar en la guerra sin antes consultar a Dios e implorar su bendici�n. Y desde que se formaron los reinos cristianos, encontramos el mismo sentido prevaleciendo entre ellos, incluso en los tiempos m�s oscuros.

Es m�s, a los mismos paganos se les ense�� esto por su raz�n, como uno de los dictados m�s sencillos de la luz de la naturaleza. Ten�an un Marte y una Minerva; uno el dios, y el otro la diosa de la guerra. Nunca participaron en la guerra sin consultar ansiosamente los or�culos y ofrecer una profusi�n de sacrificios y oraciones. Ahora bien, lo que es com�n a toda la humanidad, en todos los pa�ses, en todas las �pocas y en todas las religiones, parece haber sido implantado en su naturaleza por su autor; y, en consecuencia, debe ser cierto.

IV. T HE INTERPOSICI�N DE P ROVIDENCE SU FRECUENCIA visible en la notable coincidencia de circunstancias para llevar a cabo algunas IMPORTANTE fin en CRITICAL TIMES . �Podemos suponer que meras causas naturales, que act�an sin designio, o que agentes libres, que act�an como les place y que tienen diferentes puntos de vista, diferentes prejuicios e intereses e inclinaciones contrarias, suponemos que todos estos deber�an conspirar para promover un solo dise�o a menos que �Estaban bajo la influencia dominante de la providencia divina? �No debe una concurrencia tan notable e incluso sobrenatural de varias circunstancias convencernos de la verdad de la observaci�n de Salom�n: �Hay muchos designios en el coraz�n del hombre; pero el consejo del Se�or, que se mantendr�! " ( Proverbios 19:21 ).

Tanto la historia sagrada como la profana pueden proporcionarnos muchos ejemplos de tan notables interposiciones de la Providencia. El primer momento cr�tico que recordar�a es la invasi�n espa�ola en el reinado de la reina Isabel en 1588. Los espa�oles, enriquecidos con el oro del nuevo mundo, Am�rica, entonces descubierta recientemente, y su rey enfurecido contra Inglaterra con toda la maldad de un papista y un expectante decepcionado de la corona, habilit� una flota de tal fuerza como el mundo nunca antes hab�a visto.

Con orgullo la llamaron la armada invencible; y, de hecho, parec�a merecer ese nombre. "Los mares se inundaron con su carga, y el oc�ano gimi� con su peso". Inglaterra estaba entonces d�bil por mar y no estaba en condiciones de hacer una defensa; de modo que parec�a al borde del papado, la esclavitud y la ruina. Pero ella ten�a poco m�s que hacer que �detenerse y ver la salvaci�n del Se�or� ( �xodo 14:13 ).

Apenas hab�an desplegado sus velas a los invitantes vendavales, cuando Aquel que guarda los vientos en Su tesoro los solt� sobre la faz del abismo. Fueron esparcidos, se estrellaron en pedazos unos contra otros, se hundieron en las impetuosas aguas. Y de esta poderosa flota, apenas quedaba uno para llevar la triste noticia. �Y no era esto "obra del Se�or, y maravillosa a nuestros ojos"? ( Salmo 118:23 ).

�No hizo que los vientos, en sus cursos, lucharan por Inglaterra? Si alguno de ustedes pregunta: ��De qu� manera �l hace esto? �O c�mo es posible que lo haga, cuando no vemos apariencias sensatas de que controle las leyes de la naturaleza o restrinja la libertad de los hombres? Las causas naturales producen sus propios efectos; y los hombres luchan contra los hombres; y percibir que son libres de actuar o no actuar, como les plazca.

�D�nde, entonces, hay espacio para la agencia de la Providencia? Respondo: es la excelencia del gobierno divino lograr sus prop�sitos sin perturbar y confundir al mundo con grandes infracciones a sus leyes establecidas; las logra, ya sea continuando el curso de la naturaleza o modific�ndola de una manera tan suave y f�cil que apenas es perceptible, si es que lo hace.

Y en cuanto a los hombres, Dios los lleva a la pr�ctica de sus designios, sin ofrecer la menor violencia a su naturaleza libre y racional; e influye en sus mentes con tanta suavidad que, mientras cumplen sus �rdenes, a menudo les parece que act�an sobre la base de principios enteramente dentro de s� mismos. Qu� gobierno tan sorprendente y misterioso; �Qu� administraci�n tan perfecta es esta! Sin embargo, creo que podemos formarnos algunas ideas generales sobre c�mo el Se�or maneja los asuntos de los hombres y, en particular, determina la victoria en el campo de batalla como le plazca.

El evento de guerra depende a menudo en gran medida de los vientos y las olas, las nubes y la lluvia. �Y por qu� no puede �l, con un toque secreto de Su mano, ordenar esto para favorecer a una parte e incomodar a la otra? El destino de la guerra depende en gran medida de la prudencia de los consejos y del valor de los soldados; y �por qu� no podemos suponer que Aquel que form� las almas de los hombres y conoce todos sus resortes secretos de acci�n y c�mo manejarlos? medidas y oscurecer y confundir el entendimiento del otro, para tomar medidas perjudiciales para ellos mismos, y ventajosos para el enemigo, aunque les parezcan correctas, hasta que el evento les muestre equivocados? Puede sugerir indicios de pensamientos y sesgar secretamente la mente hacia cierto conjunto de consejos.

1. Si Dios gobierna en los reinos de los hombres y administra los asuntos del mundo, entonces deber�amos vivir en la tierra como en un mundo gobernado por la providencia divina. Este temperamento rebelde puede manifestarse en las cosas m�s peque�as. Cuando encuentras fallas en los vientos o el clima, el calor del verano o el fr�o del invierno, �a qui�n le faltas? �No es con �l el que dispone estas cosas?

2. Si los asuntos de las naciones est�n a disposici�n del Rey del Cielo, entonces �cu�n terrible es el caso de una naci�n culpable, provocadora e impenitente!

3. Que debemos humillarnos ante el Rey de reyes y tomar todos los medios adecuados para obtener Su protecci�n. Si Dios dispone la victoria como le plazca, entonces es m�s conveniente y absolutamente necesario que busquemos asegurar Su amistad.

4. Si Dios gobierna el mundo por medio de segundas causas, es nuestro deber, seg�n nuestro car�cter, utilizar todos los medios adecuados para defender nuestro pa�s y detener las invasiones de nuestros enemigos. ( S. Davis, MA )

Versículo 26

Los cielos gobiernan.

La Providencia de Dios que todo lo abarca

�Los cielos�, emblema de ese gobierno Divino que rodea el universo, la superintendencia omnipotente del amor Todopoderoso.

I. Rige tanto la MENTE como la MATERIA . Todo el universo material, org�nico e inorg�nico, desde el �tomo m�s peque�o y el insecto m�s peque�o, est� bajo su direcci�n absoluta. No hay posibilidad en la formaci�n, postura o movimiento de ninguna part�cula de la creaci�n. Pero �los cielos gobiernan� tanto la mente como la materia. Todos los impulsos, pensamientos y voliciones de toda mente inteligente est�n bajo el control Divino. Los "cielos gobiernan" la materia por la fuerza y ??la mente por el motivo.

II. Gobierna tanto el MINUTO como el VAST . Grande y peque�o son t�rminos relativos. A los ojos de Dios no existen; y lo que llamamos peque�o no solo influye en los grandes, sino que tambi�n revela el inter�s del amor omnipotente.

III. Gobierna tanto el MAL como el BIEN . Los "cielos gobiernan" tanto a los pecadores como a los santos, tanto a los demonios como a los �ngeles. �La ira del hombre lo alabar�, y el resto de la ira lo refrenar�.

1. Una palabra para el materialista. �Por qu� ser tan tonto como para considerar la materia como s�bdito y soberano, gobernado y gobernante a la vez?

2. Una palabra a los rebeldes. �Por qu� oponerse a lo Divino? No puedes dominar los cielos. Sus fuertes tormentas romper�n tu corteza y encender�n rel�mpagos que te esparcir�n.

3. Una palabra para los cristianos. Deja que la fe en la Providencia que todo lo abarca te inspire con un hero�smo que desafiar� a todos los enemigos, una magnanimidad que te elevar� por encima del poder aplastante de las mayores pruebas.

Versículos 27-37

Por tanto, oh rey, acepta mi consejo.

El consejo de Daniel

Daniel da consejo al rey como un hombre de Dios, indic�ndole que rompa sus pecados con la justicia, y sus iniquidades u opresiones mostrando misericordia a los pobres, si eso pudiera ser una prolongaci�n de su tranquilidad, y as� mitigar en alg�n grado. el castigo que le sobrevendr�a. Vemos aqu� resaltadas algunas de las excelencias de Daniel.

1. La bondad de su coraz�n. En los anhelos de compasi�n que sinti� cuando escuch� el sue�o del rey y discerni� su importancia. Estaba preocupado por una tierna preocupaci�n por el rey, aunque era un monarca opresivo y altivo. Este es el verdadero esp�ritu de benevolencia y piedad, porque siempre deber�a aparecer en el ejercicio de cierta compasi�n y bondad, incluso hacia aquellos que se han tra�do sobre s� mismos muestras del placer Divino.

2. La sabidur�a con la que fue dotado. Fue capacitado de inmediato para discernir lo que Dios quer�a comunicar mediante este sue�o del rey. "El secreto del Se�or est� con los que le temen". "A los mansos guiar� en el juicio, y a los mansos ense�ar� su camino".

3. El esp�ritu fiel de este siervo de Dios. Daniel se encuentra ante este poderoso monarca de Babilonia; sabe que sus pasiones son fuertes y que su orgullo es tan grande como su poder; sin embargo, guiado por su Dios y buscando, sin duda, el apoyo de lo alto, se aventura a dar consejo al rey, exhort�ndolo a los deberes de la penitencia y la reforma. Le dio a entender claramente que era una reprimenda del gran Gobernante Supremo por sus pecados de orgullo, impureza y opresi�n. Como Daniel hab�a sido fiel a su Dios y su rey, pod�a dejar el asunto en las manos m�s importantes, sin importar c�mo lo tratara un monarca terrenal. ( Thoreau Coleman. )

El Valle de la Humillaci�n

En todos los casos, cuando Dios visita a una persona con castigo, el pecado es la causa que lo procura y la reforma es el fin a la vista. Cuando se advierte de una calamidad venidera, el arrepentimiento es el �nico medio por el cual se puede evitar, y el mejor marco para soportarlo, si es infligido. Habiendo interpretado el sue�o de Nabucodonosor, que era prof�tico del mal para ese monarca, Daniel lo exhort� �a quebrantar sus pecados con justicia, y sus iniquidades mostrando bondad a los pobres.

�Muy terrible fue la amenaza denunciada contra Nabucodonosor, de ser no solo degradado de su trono, sino privado de su raz�n, y tener su morada entre las bestias. Una denuncia, infinitamente m�s espantosa que esta, ha salido contra cada hijo e hija de la humanidad. Entonces, rompamos nuestros pecados con la justicia, y nuestras iniquidades mostrando bondad a los pobres. Al exhortar a Nabucodonosor a que hiciera esto, Daniel s�lo pudo esperar que su tranquilidad se alargara.

Pero estamos autorizados, en el nombre de Dios, a asegurar a cada pecador, que en el camino de regresar a Dios, el castigo denunciado contra el pecado no solo ser� suspendido por un tiempo, sino cancelado para siempre. Este es un arrepentimiento genuino. �sta es una religi�n genuina. Santidad de vida, que brota de la santidad de coraz�n. Podemos suponer que Nabucodonosor estar�a muy preocupado por la interpretaci�n de su sue�o.

No parece que su alma se haya beneficiado de ello. Probablemente la impresi�n, aunque fuerte al principio, se fue debilitando gradualmente. Pasaron los d�as y lo acercaron m�s al per�odo en el que deb�a ocurrir la calamidad. En lugar de alarmarse por su acercamiento a la muerte y la eternidad, todos los d�as vemos a los pecadores volverse m�s duros e insensibles. Al cabo de doce meses, Nabucodonosor camin� por el palacio de su reino.

Generalmente se supone que el lugar por el que caminaba eran los famosos jardines colgantes de Babilonia. �stas fueron una de las erecciones m�s estupendas jam�s concebidas por el genio para la satisfacci�n del orgullo. Un extra�o, al contemplar este asombroso espect�culo, debe haber sentido que su coraz�n se hinchaba dentro de �l. No es de extra�ar, entonces, que la mente de su propietario se conmoviera. Todo lo que contempl� fue suyo. Gran parte de �l hab�a sido hecho por �l, y todo estaba hecho para �l.

"�No es esta la gran Babilonia que edifiqu� para la casa de mi reino, con la fuerza de mi poder y para la honra de mi majestad?" En estas expresiones, discernimos la ambici�n con sus ojos altivos, su lengua presuntuosa y su coraz�n ego�sta. Se considera a s� mismo como el autor y el fin de todo. Ninguna referencia a la providencia divina al otorgar esto, ninguna referencia a la gloria divina al usarla, ninguna indicaci�n de que sintiera la terrible responsabilidad de alguien a quien se le hab�a confiado tanto.

Todo se ve en referencia a �l mismo. Pero �oh! incluso Babilonia era peque�a cuando se la consideraba la �nica porci�n de un alma inmortal. El m�s pobre de los hijos de Dios, el menor de todos los santos, est� infinitamente mejor provisto que Nabucodonosor. Todas las cosas muestran la vanidad del mundo, considerado como la porci�n del hombre. En el momento en que Nabucodonosor grit� en voz alta: "�No es esta gran Babilonia que yo he edificado?", Probablemente hab�a pocos hombres en su imperio que no hubieran jadeado por estar en su lugar.

Pero al momento siguiente, el esclavo m�s bajo, m�s vil, m�s miserable de la monarqu�a de Babilonia no habr�a sido, de ninguna manera, ni por una corona, ni por un reino, ni por un mundo, como Nabucodonosor. Al momento siguiente, Nabucodonosor es un hombre. �Oh, la incertidumbre de todos bajo el sol! Pero el poder no es nada, la sabidur�a no es nada y el valor no es nada, cuando Dios es el adversario. Cuando se dice que Nabucodonosor recibi� el coraz�n de una bestia, no debemos suponer que su alma racional se extingui�, y que en su lugar se transfundi� el coraz�n de una bestia en su cuerpo.

Su raz�n no fue aniquilada, simplemente se suspendi� su uso. Por una imposici�n divina sobre la parte sensible de su naturaleza, dej� de tener las sensaciones propias de un hombre y comenz� a sentirse como si fuera un buey. Es bien sabido que, en ciertas enfermedades del sistema nervioso, las personas a menudo pierden los sentimientos comunes a la humanidad y se miran a s� mismas como si estuvieran formadas por otros materiales que el polvo y colocadas en circunstancias distintas de las que realmente ocupan.

Movidos por la esperanza, algunos se han imaginado que eran reyes, aunque ocupaban los puestos m�s humildes. Otros, bajo la influencia predominante del miedo, han imaginado que estaban formados por materiales tan fr�giles que ser�an destruidos con el movimiento. Nabucodonosor parece haber estado expuesto a un trastorno similar. Su naturaleza sensible obtuvo un predominio sobre su racional. Se imagin� que era un buey.

Se sent�a y actuaba como si hubiera sido uno, imitando sus acciones, someti�ndose a su tratamiento, evitando la sociedad de los hombres, viviendo en campo abierto y comiendo hierba como alimento. Al cabo de siete a�os, volvi� a comprender. �Qu� cambio ser�a este! Ser�a m�s que salud despu�s de la enfermedad, m�s que libertad despu�s de un largo cautiverio. Ser�a como despertar de entre los muertos, como si hubiera sufrido la legendaria metempsicosis, y despu�s de existir, durante el per�odo que le fue asignado, como un animal inferior, hubiera entrado en el destino superior de un ser racional.

Ahora dej� de mirar a la tierra como un buey. Mir� a los cielos como un hombre. Hizo m�s. Mir�, por encima de la luna y las estrellas, por encima de los tronos de los �ngeles, a Dios. De este pasaje podemos aprender el valor de la aflicci�n santificada. �Ninguna aflicci�n por el momento es gozosa, sino m�s bien dolorosa�. Fue penosamente juzgado Nabucodonosor. Fue rebajado m�s de lo que leemos de otro en la historia sagrada o profana.

Esto le pareci� muy malo, pero en realidad fue muy bueno. Eso; fue lo mejor que le sucedi� en la tierra. Si no hubiera sido golpeado por este golpe de humildad, habr�a permanecido orgulloso y presuntuoso hasta el final de sus d�as. Pero Dios lo humill�, para poder elevarlo a una elevaci�n m�s alta que el trono de Babilonia. Evidentemente, era un hombre muy cambiado, y hay muchas razones para esperar que fuera una nueva criatura.

Una de las mejores pruebas de la santidad es encontrarse con Dios con el ejercicio adecuado a Sus dispensaciones. �Y no actu� Nabucodonosor adecuadamente en el caso de alguien que ha sido severamente castigado y luego liberado de la aflicci�n? �No lleva esta proclamaci�n el sello de un genuino sentimiento religioso? �No alaba a Dios por corregirlo? �Y podr�a hacerlo un hombre no renovado? �No ha cambiado su conducta? Anteriormente fue un hombre de guerra; ahora, dice a todas las naciones, la paz os sea multiplicada.

Anteriormente, el yo era su fin; ahora, hace uso de su posici�n real para promover la gloria de Dios y el bien de los hombres. Pero este decreto fue emitido despu�s de una deliberaci�n madura. En �l, vemos los frutos apacibles de la justicia, que luego produce la aflicci�n. Tambi�n podemos aprender, de este pasaje, que Dios adapta sus correcciones a los pecados de aquellos a quienes son enviados. Se dice que Dios no aflige voluntariamente, y se puede decir, con igual verdad, que no aflige al azar, ni arbitrariamente.

Todo individuo, y especialmente todo aquel que, como Nabucodonosor, tiene un car�cter fuertemente marcado, tiene lo que podr�a llamarse su pasi�n maestra, su pecado imperial, al que todos los dem�s est�n subordinados. Esta es la fortaleza del pecado, la ciudadela de la ciudad. Y as� como la ciudad solo puede recuperarse permanentemente de las manos de un enemigo obligando a la ciudadela a rendirse, el alma del hombre solo puede recuperarse al amor de Dios sometiendo este pecado o pasi�n dominante.

El castigo de Nabucodonosor continu� hasta que supo que el Alt�simo gobierna entre los reinos de los hombres. Tan pronto como se ense�� esta lecci�n, se elimin� la disciplina. De esto podemos aprender que Dios continuar� con sus correcciones todo el tiempo, pero no m�s de lo necesario. La aflicci�n es una ordenanza divina, de cuya mejora somos responsables. En muchos casos, adem�s del de Nabucodonosor, ha sido el medio, en las manos del Esp�ritu de Dios, de despertar a los pecadores a un sentido de su condici�n.

Pero hay pocos votos peor guardados que los que se hicieron en el d�a de la angustia. Con el regreso de la salud, las impresiones solemnes se desvanecen, el mundo llena el coraz�n y no deja lugar para Dios. El rey de Babilonia se levantar� en juicio contra todos los afligidos y cuyas aflicciones no han producido frutos pac�ficos de justicia. ( W. White .)

Versículo 30

�No es esta la gran Babilonia que yo edifiqu�?

El orgullo de Nabucodonosor

Primero, no tenemos una opini�n tan maravillosa de Dios, o de Su palabra, o de Su cielo, como la tenemos de nuestros propios actos, aunque nunca podremos hacer la mitad de lo que hizo Nabucodonosor. En segundo lugar, esta es nuestra manera de atribuirnos todo a nosotros mismos, sea lo que sea, riquezas, honor, salud o conocimiento; como si todo procediera del trabajo, la pol�tica, el arte o la literatura. Si no podemos atraerlo a uno de estos, entonces pensamos que es fortuna, aunque no entendemos qu� es la fortuna.

Si nos consideramos en deuda con Dios por ellos, entonces encontrar�amos alg�n tiempo para estar agradecidos con �l. Por �ltimo, cuando revisamos estos asuntos, este es nuestro consuelo y consuelo, pensar que estas son las cosas que me hacen famoso y de lo que se habla; y luego terminamos como si fuera suficiente para se�alar: "�No es esta la gran Babel?" Lo que uno ama parece m�s grande y m�s precioso que todo lo que no ama, aunque sea mejor que eso; as� le parecieron estos edificios a Nabucodonosor.

Uno no pensar�a que una casa fuera un asunto que enorgulleciera a un rey, aunque nunca fue tan justo; Los muros de piedra no son tan preciosos como para que pueda depositar todo su honor en la cal y la argamasa. Por tanto, como el alma fiel mira a Dios, o al Verbo, o al cielo, y se dice a s� misma: �No es �sta mi esperanza? �No es esta mi alegr�a? �No es esta mi herencia? as� el hombre carnal, cuando mira sus edificios, o su terreno, o su dinero, se dice a s� mismo: �No es �ste mi gozo? �No es esta mi vida? �No es este mi consuelo? As� que, mientras lo observa y lo observa, poco a poco el amor por �l crece cada vez m�s en su coraz�n, hasta que por fin no tiene la mente en otra cosa.

Este fue el primer capricho de Nabucodonosor; el segundo fue, "que he construido con la fuerza de mi poder". �Qu� jactancia fue esta, decir que �l construy� Babilonia! cuando todas las historias coinciden en que fue construida por Semiramis antes de que naciera Nabucodonosor. Por tanto, �por qu� se jacta de lo que hizo otro? La respuesta es sencilla. Vemos que todos se esfuerzan por oscurecer la fama de los dem�s, para que brillen solos y lleven el nombre ellos mismos, especialmente en los grandes edificios; porque si a�aden o alteran algo en las escuelas, hospitales o universidades, miran directamente a ser contados como sus fundadores, y as� se olvida a los fundadores de muchos lugares.

As� que es como si Nabucodonosor agreg� o alter� algo en esta ciudad, y por lo tanto, se tom� todo para s� mismo, como ha sido la moda desde entonces. Por �ltimo, a quien puso �por el honor de mi majestad�, demuestra que era del humor de Absal�n, quien, aunque merec�a verg�enza, tendr�a fama. As� que cuando Nabucodonosor volvi� en s� mismo, mostr� que cuando busc� su propio honor, el honor se apart� de �l, y fue hecho como una bestia; pero cuando busc� la honra de Dios, la honra volvi� a �l y fue nombrado rey.

As� hab�is o�do lo que Nabucodonosor habl� en secreto, como si Dios mostrase los pensamientos y el orgullo de tales constructores. Estas son las meditaciones de pr�ncipes y nobles; cuando contemplan sus edificios, o abren sus arcas, o miran su tren nadando tras ellos, piensan como Nabucodonosor pens�: "�No es esta la gran Babel?" �No es esta gran gloria?
�No es �ste el tren que me hace reverenciar en las calles? �No son estas las cosas que enriquecer�n a mis hijos? �No es esta la casa que guardar� mi nombre, y har� que se me recuerde, y har� que los que ahora son ni�os hablen de m� en el futuro? Ahora Babel fue destruida, y el rey que la edific� qued� en el polvo; �No hubiera sido mejor haber construido una casa en el cielo, que lo hubiera recibido al morir? As� hab�is o�do lo que habl� la voz desde la tierra; ahora oir�s lo que habl� la voz del cielo; porque sigue: �Mientras la palabra estaba en la boca del rey, una voz vino del cielo, y dijo: Oh rey, a ti sea dicho; tu reino te ser� quitado, etc.

Dios no le advertir� m�s por sue�os ni por profetas, como lo hizo; pero sus juicios hablar�n ( Job 33:14 ). La primera nota de este vers�culo es el momento en que Dios habl� desde el cielo. "Orgullo." dice Salom�n, "va antes de la ca�da"; as� que cuando el orgullo hab�a hablado, entonces hablaba el juicio, incluso mientras la palabra soberbia estaba en su boca.

Mira c�mo Dios muestra que estas jactancias lo ofendieron y, por lo tanto, juzga mientras habla. �Cu�n breve es el triunfo de los imp�os! Cuando comienzan a cantar, Dios les detiene el aliento y el juicio se apodera de ellos cuando piensan que no hay peligro cerca de ellos. No podemos pecar tan r�pido, pero Dios nos ve con la misma rapidez. �Cu�ntos han sido heridos mientras el juramento estaba en sus bocas! como Jeroboam fue herido al herir, para que vean por qu� fueron heridos, y sin embargo, todo esto no impedir� que juremos. ( H. Smith .)

Peligro de prosperidad

I. VEMOS LO QUE DEBE SER EL FIN DE TODO GOBIERNO (v. 11, 12). Un gran hombre es a menudo simbolizado por un �rbol en los escritores antiguos y orientales. El �rbol del rey dio cobijo a algunos, hogar a otros y protecci�n a todos. As� como la sombra y los frutos de los �rboles protegen y sostienen a las bestias que buscan refugio debajo de ellos, el gobierno debe proteger y apoyar a su gente. El fin de todo gobierno deber�a ser la mayor cantidad posible de libertad y felicidad para todo el pueblo.

Debe proteger a los d�biles, dar cobijo a los oprimidos, esperanza y empleo a los pobres, y facilitar la difusi�n de conocimientos �tiles. Por el mu��n de las ra�ces restantes se quiere decir que su reino no debe ser destruido o enajenado de �l durante su aflicci�n. Un regente, probablemente su propio hijo, Evil-merodach, gobern� por �l durante su locura.

II. Esta historia nos ense�a otra cosa: QUE LA PROSPERIDAD ES PELIGROSA . No siempre es el mendigo el que pierde el alma. El hombre que acaba de perder todas sus propiedades a menudo no corre tanto peligro como el que acaba de ganar una gran fortuna. Requiere m�s cuidado sostener una taza llena que una vac�a. "La adversidad puede deprimir, pero la prosperidad se eleva a la presunci�n". En la cima elevada, donde todo es sol, necesitamos un poder especial para mantenernos, un brazo especial para sostenernos.

Perm�tanme advertirles, entonces, que recuerden que la prosperidad no siempre es permanente. Los desastres comerciales a menudo se producen de una manera y en un momento menos esperado. La tendencia de la prosperidad es llevar a especulaciones y gastos peligrosos. Lo que ahora parece tan prometedor puede resultar en una decepci�n.

III. T HAT PRIDE es en s� y EN en sus declaraciones: Una cosa sumamente peligroso , Y ODIOUS a la vista de G OD . �Y a los que andan con soberbia, puede humillarlos� (v. 29-35).

IV. Aqu� tenemos uno de los m�s sorprendentes y lecciones instructivas de G OD ' S DE POTENCIA humillar al ORGULLOSO que se registra en la Biblia. El poderoso monarca de Babilonia hab�a realizado muchas campa�as exitosas y obtenido gran gloria. �l era el jefe del reino m�s poderoso y gobernante de la ciudad m�s grande del mundo; pero sus riquezas y su fama, sus tesoros y su poder, no pudieron preservar su paz mental.

Sus guardias bien nombrados y su numeroso ej�rcito no pudieron evitar que los sue�os lo aterrorizaran. La majestad y la influencia omnipresente de Dios se muestran aqu� en su soberan�a reconocida, absoluta e indiscutible sobre el mundo. La victoria de Dios sobre el conquistador m�s poderoso y orgulloso fue f�cil y completa. �Cu�n absolutamente en vano, entonces, que los impenitentes tengan la esperanza de escapar de la presencia de Dios! ( WA Scott DD .)

El orgullo precede a la destrucci�n

I. LA CA�DA DEL ORGULLO LE ADVIERTE DE LA PECADURA Y DEL PELIGRO DE LA PRESUNCI�N Y LA VANIDAD . "El orgullo va antes que la destrucci�n". �A los que andan con orgullo, �l puede humillarlos�.

II. I t es una gran desgracia que ha sido privada de la raz�n . Es una de las mayores calamidades que pueden sufrir los hombres en esta vida. Debes estar agradecido por el uso de la raz�n y el habla, y por el fluir de la simpat�a humana. Todos estos son regalos de Dios para ti. Debe tener cuidado de no da�ar su comprensi�n al descuidar su uso o al abusar de �l.

III. El rey de Babilonia TESTIFICA LOS BENEFICIOS DE LA AFLICCI�N SANTIFICADA . Sin duda, Nabucodonosor descubri�, como lo hizo David: �Bueno me es haber sido afligido�. Hay lecciones en la aflicci�n que nunca podremos aprender en la prosperidad. Cuando Dios nos oculta el sol, nos revela mil soles de noche. Ustedes saben que en la cama de un enfermo, o en el momento de un naufragio inesperado, en la hora del duelo amargo y doloroso, se forman votos y resoluciones que, si se cumplen, llevar�an a un gran celo a favor de la religi�n.

IV. Y OU est� aqu� ENSE�� la omnisciencia de G OD . El rey caminaba por la cima de su palacio y se dijo a s� mismo: "�No es esta la gran Babilonia que yo he edificado?" Y, al final de los d�as, "alz� los ojos al cielo". En ambos casos Dios estaba cerca de �l. Escuch� los pensamientos de su coraz�n en su orgullo, y escuch� el susurro de su alma en su arrepentimiento. No hay un pensamiento que revolotee en sus corazones; no hay un prop�sito en su mente formado para ma�ana o para el futuro; no hay un manantial secreto de maldad que surja en ning�n seno; no hay un dise�o. que se aprecia en el secreto de cualquier coraz�n, ya sea para bien o para mal, que puedes esconder de Dios.

Su ojo perfora las tinieblas - Su o�do escucha en silencio - Sus leyes y Su presencia est�n en todas partes. �l es el Juez final que sacar� a la luz todo secreto y juzgar� a cada hombre seg�n los pensamientos de su coraz�n, las palabras de su boca y las obras de su cuerpo, sean buenas o malas. ( W . A.Scott, DD ).

Exultaci�n imp�a y ruinosa

I. AQU� HAY UNA EXULTACI�N IMPIOSA . "�No es esta la gran Babilonia que yo edifiqu� para la casa del reino?" Aqu�:

1. No hay reconocimiento de los servicios de otros. "Yo he construido". Cientos, quiz�s miles, de hombres hab�an trabajado arduamente en la empresa; y sin ellos nunca se hubiera logrado, si hubiera comenzado. Personalmente, el rey no hizo m�s que ordenar, y sin embargo, se atribuye el m�rito. Esta conducta se repite todos los d�as. Los hombres dicen, he hecho una fortuna, he construido mansiones, he ganado batallas, etc. No se tienen en cuenta los servicios de los dem�s.

2. No hay reconocimiento de la ayuda de Dios. �Qui�n le dio los obreros? �Qui�n le dio los materiales? �Qui�n le dio el tiempo? Dios. Y, sin embargo, no se menciona a �l. �Qu� impiedad hay entonces en esta jactancia!

II. H ERE ES UN ruinosa AUTO - Exultaci�n . �Mientras la palabra estaba en la boca del rey, se oy� una voz del cielo que dec�a: Rey Nabucodonosor, a ti se ha dicho; el reino se ha apartado de ti ". Mientras se glorificaba a s� mismo como el m�s grande de los reyes, fue arrojado a la compa��a del ganado. A menudo es as�. Justo cuando un hombre ha alcanzado el gran objetivo de su ambici�n y se enrojece de orgullo exultante, la ruina le sobreviene.

Cuando el rico le dec�a a su alma: "Alma, tienes muchos bienes guardados", etc., la voz se le acerca y le dice: "Necio". �Cuando�, escribe Dean Milman, �Juan XXI, Papa de Roma, contemplaba con demasiado orgullo la obra de sus propias manos y estallaba en carcajadas, en ese instante el techo vengador se derrumbaba sobre su propia cabeza�. Se pueden citar miles de ejemplos. Se ha dicho que cada ola de prosperidad tiene su oleada de reacci�n y, a menudo, nos sentimos abrumados por la misma ola en la que pensamos haber sido arrastrados al refugio de nuestras esperanzas.

�Este es el estado del hombre�, dice Wolsey; �Hoy da las tiernas hojas de la esperanza, ma�ana florece, y lleva sobre �l sus ruborizados honores; el tercer d�a viene una helada, una helada mortal; y cuando piensa, buen hombre f�cil, la grandeza sin duda est� madurando, le corta la ra�z y luego cae �. ( Homilista .)

Orgullo y su castigo

Nabucodonosor hab�a reinado sobre el reino de Caldea durante cuarenta a�os. Al final de este largo lapso de tiempo, saciado de victoria y cansado de excitaci�n, decidi� morar en Babilonia y reunirse a su alrededor, en esta ciudad de su grandeza, monumentos duraderos de su amplia fama. Al ampliar esta parte de la historia de Nabucodonosor, nos guiaremos por los tres puntos destacados.

I. H ES SIN . No fue un crimen en Nabucodonosor ser un gran hombre. No hab�a ning�n da�o en ser el gobernante de un reino poderoso, siempre que su elevaci�n a un lugar tan alto se hubiera logrado por medios honestos. Su pecado fue el orgullo. Su �xito, en todo lo que emprendi�, no provoc� gratitud hacia Dios. Su constante prosperidad solo endureci� su coraz�n. Beb�a con avidez los halagos exuberantes con que los aduladores cortesanos llenaban sus o�dos.

El orgullo tiene sus grados. Se mide por las circunstancias. Ninguno de nosotros puede alcanzar la vertiginosa altura donde se encontraba el monarca de Caldea. El h�roe, de valor, juicio y habilidad militar, que puede dirigir los movimientos de los ej�rcitos, planear el asalto exitoso y encabezar el feroz ataque, est� orgulloso de esto. El hombre de letras, que puede leer con fluidez los idiomas de los muertos, decir la medida de las estrellas y trazar el camino de los cometas, est� m�s que satisfecho con su completo �xito.

El individuo que no posee ni genio ni conocimiento, pero que, con laboriosa laboriosidad e inversiones con visi�n de futuro, o mediante afortunadas especulaciones, re�ne un mont�n de oro, lo contempla con sincera satisfacci�n, como fruto de su trabajo. No necesitamos ir a lo m�s alto

rangos de la vida para presenciar los efectos del orgullo. Pueden encontrarse en el mec�nico m�s humilde, el granjero, el jornalero de cualquier tipo. Deuteronomio 8:11 .)

II. H ES CASTIGO . Daniel lo hab�a predicho con estas espantosas palabras: �Oh, trae a Nabucodonosor, se te ha dicho�, etc. No se concede m�s tiempo para el arrepentimiento. El d�a de la misericordia hab�a pasado. A la misma hora fue ejecutada la sentencia. �Se hab�an postrado pr�ncipes temblorosos ante su trono, ansiosos por ganar su favor o desviar su ira? Ahora est� desterrado de las moradas de los hombres, objeto de piedad o desprecio; �Y nadie tan pobre para hacerle reverencia.

�Env�an cien provincias su tributo anual para aumentar las monedas del rey y comprar manjares para su mesa festiva? Arrastr�ndose en el polvo, aplastado en la mente, perdido para todos los gustos y h�bitos de un hombre, "com�a hierba como un buey". �Lo hab�an protegido los tejados tallados y dorados de los magn�ficos palacios del calor y el fr�o? Ni siquiera qued� una tienda hecha jirones. Su cuerpo estaba mojado con el roc�o del cielo, y la tormenta despiadada gast� su furia sobre su cabeza indefensa.

Isa�as 14:12 .) El grado de castigo est� determinado por el grado de amplitud. Pocos pueden ser tan culpables como lo fue Nabucodonosor. Pocos pueden caer tan terriblemente y tan bajo. Pero el orgullo siempre es aborrecible para Dios. El orgullo sin duda ser� castigado. ( Proverbios 16:5 ; St.

Santiago 4:6 ; Proverbios 29:23 .) �No puede recordar ning�n caso, dentro de su propio recuerdo, en el que el orgullo haya sido castigado de manera m�s significativa? �No puedes pensar en nadie que se jactara de la abundancia de sus riquezas, despu�s lisiado por la desgracia y abatido en la miseria y la mendicidad? Jeremias 9:23 .) Jeremias 9:23 una etapa m�s en la historia de Nabucodonosor.

III. H ES ARREPENTIMIENTO . Siete largos a�os de miseria lograron esa bendita obra. Escuche su propio relato conmovedor: �Al final de los d�as alc� mis ojos al cielo, y mi entendimiento volvi� a m�, y bendije al Alt�simo, y alab� y honr� al que vive por los siglos de los siglos. . " Con coraz�n humilde y contrito ahora confes� que los juicios de Dios, aunque tan terribles, hab�an sido buenos y justos.

Este sincero reconocimiento recibi� su merecido premio. La gloria y la grandeza de su reino fueron restauradas nuevamente. �Cu�n bondadoso y misericordioso es Dios! La primera y m�s d�bil oraci�n del penitente que regresa la escuch� en el cielo. �La posesi�n de dinero llena tu coraz�n de alegr�a y disminuye tu deseo de apostar? Dios encontrar� los medios para quit�rselo. �Se utilizan los poderes de la mente que �l ha dado solo para promover sus prop�sitos ego�stas o se vuelven contra la causa de la verdad? La par�lisis o la locura pueden estar cerca para acabar con sus esperanzas. ( J . N. Norton ).

Versículo 33

Fue expulsado de los hombres y comi� hierba como bueyes.

Orgullo roto

Este cap�tulo, que es un rescripto para todas las provincias de su imperio, fue escrito por el rey Nabucodonosor. Es un cap�tulo de autobiograf�a franco, conmovedor e instructivo.

I. P RIDE AVISO . El �xito hab�a coronado a Nabucodonosor, y ahora "descansaba en su casa, floreciendo (como un �rbol) en su palacio". Pero se le ocurri� �un sue�o que lo asust�. Asombrado por el silencio, Daniel se puso de pie ante el rey. Oye el sue�o y conoce su significado. Maravilla, l�stima, pena, como por un amigo, cerr� los labios de Daniel en silencio. Por fin encuentra voz y balbucea el deseo de que la extra�a e inminente condena hubiera sido para los enemigos del rey y no para el rey.

El grito del santo, "Corta el �rbol", fue para encontrar amarga satisfacci�n en la experiencia del rey. Extra�a advertencia para el o�do acostumbrado a los halagos. Daniel es m�s que un funcionario judicial. Ser� fiel consejero del hombre. Querr�a que escapara de la ruina venidera. La causa de la calamidad que se avecinaba no era f�sica, sino moral. �Rompe tus pecados con la justicia�, etc. Las amenazas divinas son condicionales. Si el pecador se arrepiente, se evita el castigo. Se advierte a Nabucodonosor. Tiene gracia de un a�o. D�jelo usarlo bien.

II. P RIDE EXULTANTE . El rey fue advertido en vano. El a�o de gracia lo dej� como lo hab�a encontrado. �Su coraz�n se enalteci� y su mente se endureci� en orgullo. Mientras caminaba sobre el techo de su palacio, que daba a Babilonia, grit�: "�No es esta gran Babilonia que he edificado para la casa del reino, con la fuerza de mi poder y para el honor de mi majestad?" Por su propia fuerza lo ha hecho todo. "Dios no est� en todos sus pensamientos". �Qu� hay de nosotros? El orgullo no se limita a las casas o los pechos del rey. �De qu� no se enorgullecen los hombres? �Estamos libres de este pecado? Pregunt�monos a nosotros mismos.

III. P RIDE ROTO . Un hombre, prendado de la locura melanc�lica conocida como licantrop�a, se imaginaba a s� mismo como un animal, y ese animal como un buey. Esta forma de locura todav�a es conocida por la ciencia m�dica. Loco en un punto, puede haber estado cuerdo en todos los dem�s. Con la imaginaci�n de una bestia, es posible que a�n conservara su conciencia de identidad personal. �Esta extra�a doble conciencia! Se sinti� como un buey; sab�a que era un hombre.

Y as�, con coraz�n de bestia, extravi� a un paria de su gloria. Hasta que pasaron siete veces (quiz�s a�os) sobre �l, habit� con coraz�n de bestia entre las bestias, y entonces volvi� la raz�n. Mir� hacia arriba, se�al de que hab�a regresado. Alab� al Dios que hab�a olvidado. Humillado, fue humilde. Sin jactancia orgullosa ahora. �l se jacta en el Se�or. �Y qu� vale la pena tener que no hayamos recibido? Vivamos en el reconocimiento constante de Dios como la fuente de todas nuestras bendiciones, y as� escapemos de la ingratitud del orgullo.

De este pecado, como de todos los dem�s, s�lo Uno puede salvarnos. En el Todopoderoso, el humilde Salvador, encontremos nuestro refugio. �l puede perdonarnos por el pasado. �l puede ayudarnos a estar atentos al futuro. �l puede, espera, ayudarnos a resistir este y todos los pecados. ( G. T . Coster ).

La Ca�da o Nabucodonosor

�Despu�s de doce meses�, dice Daniel, es decir, doce meses despu�s de que Dios le hab�a advertido a este rey por sue�os y por Daniel que se arrepintiera de sus pecados, �l se pavoneaba en sus galer�as, y pensaba cu�l ser�a el pr�ximo pecado, como si Nunca hab�a o�do hablar de un sue�o o un profeta. Por este c�lculo del pecado, en el que los meses se observan con tanta exactitud, cu�nto tiempo Nabucodonosor se rebel� despu�s de ser advertido, Daniel muestra qu� cuenta Dios guarda de nuestros meses, semanas y d�as, que nos da para arrepentirnos, como lo hizo con Nabucodonosor. y qu� cuenta haremos de ellos, como hizo Nabucodonosor.

Daniel menciona all� doce meses, como si hablara de un gran asunto, y muestra cu�n digno era de ser castigado Nabucodonosor, porque podr�a haber reformado su vida desde que fue advertido; porque pasaron doce meses entre sus sue�os y su castigo. Cuando el sue�o y Daniel hab�an hecho lo que pod�an, ahora Dios llama a sus juicios, y les pide que vean lo que pueden hacer, y les ordena que persigan a Nabucodonosor, hasta que haya perdido su reino, hasta que sea expulsado de su palacio, hasta que huy� al desierto, hasta que se degenere como una bestia, hasta que sus s�bditos, sirvientes y pajes se diviertan, y lo miran y se maravillan de �l, como el necio que va al cepo, o el transgresor, que es contemplado en la picota; de modo que el rey se rebaj� cuando Dios le oy� alardear de sus edificios.

Por lo tanto, prestemos atenci�n y tengamos cuidado de lo que hablamos, y de las palabras que se nos escapan, no sea que Dios nos tome en nuestras mentiras, o juramentos, o calumnias o obscenidades, como tom� a Nabucodonosor cuando su lengua caminaba sin un poco. , porque si hubiera supuesto que Dios hab�a estado tan cerca, y que le habr�a respondido como lo hizo, se habr�a callado y se habr�a llevado la mano a la boca, en lugar de pagar tan caro por una palabra vana, que no le sirvi� de nada cuando se habl�.

La segunda nota es del juez: "Una voz descendi� del cielo", la voz controladora descendi� del cielo. Dios est� sumamente ofendido con nuestro pecado, porque Nabucodonosor podr�a haber hablado m�s que esto, ante cualquier otro hombre; y nadie pod�a dominarlo, porque era rey, y los reyes se deleitan en vanidades m�s grandes que los edificios, pero nadie dice: �Por qu� haces eso? Cuando la voz de la tierra habl� en vano, la voz del cielo pronunci� juicio.

Aqu� est� el Rey del Cielo contra el Rey de la tierra; la voz de Dios contra la voz del hombre; una ira divina en guerra con un orgullo humano; el fuego se enciende, �ay del rastrojo! Ahora viene a la acusaci�n y lo llama al tribunal: "Oh rey Nabucodonosor, a ti se diga". Aqu� se procesa a un rey en su propio reino, y no se presenta ninguna prueba en su contra; pero como si hubiera testificado contra s� mismo, como todos los pecadores, Dios lo condena de su propia boca, y para abrirle los o�dos, lo llama por su propio nombre: "Oh rey Nabucodonosor", como se llama al prisionero cuando levanta la mano en la barra.

�En qu� se diferencia este discurso del discurso de Nabucodonosor? Sus palabras no fueron m�s que palabras, pero las palabras de Dios fueron: "�l habl� y fue hecho". Porque �en la misma hora fue hecho lo que fue dicho�, dice Daniel, y todo lo que la voz amenaz� con nuestros pecados, o con el pecador, se har� al principio o al final. Esta voz vino del cielo y, por lo tanto, habl� a casa; no como los que se deslizan por las faltas de los pr�ncipes y susurran a sus espaldas, como si los reprocharan si se atreven, sino por temor a que el pr�ncipe, el consejero, el juez o el magistrado lo tomen como �l quiere, y piensa que les apunta; lo que les hace hablar en par�bolas, como si quisieran echar un velo sobre su reprensi�n y devorar su mensaje antes de haberlo dicho.

El Esp�ritu Santo nos ense�a aqu� a reprender, para que todo aquel que pecare sepa que le hablas. Ahora se publica el decreto de que Nabucodonosor ya no ser� rey: "Tu reino se ha apartado de ti". Ahora sigue la ejecuci�n de Su juicio, porque Daniel dice: "En la misma hora se cumpli� todo esto". Entonces se cumpli�, "el orgullo del hombre lo humillar�". Incluso en la hora en que Nabucodonosor avanz� m�s que antes, en la misma hora fue puesto bajo todos sus s�bditos, todos sus siervos y pajes; para que el que levanta, derriba, el que dio puede tomar, el que hizo, puede destruir.

Por tanto, que nadie se jacte, aunque sea rey, de su casa, de su tierra, de su granja o de sus hijos, pero sepa que no tendr� nada, si Dios no lo mirara a �l m�s que a los dem�s; y piensa cuando leas esta historia, si no est�s tan orgulloso de tus riquezas como Nabucodonosor lo estuvo de su palacio, si no est�s tan orgulloso de tus hijos como Nabucodonosor lo estuvo de su reino; si no est�s tan orgulloso de tu parentesco como Nabucodonosor fue de su honor; si no est�s tan orgulloso de tus conocimientos como Nabucodonosor de su formaci�n.

Si eres tan orgulloso, entonces Dios no dir� m�s: "Oh rey, a ti se diga", pero, oh s�bdito, se te dir�, estas bendiciones te ser�n quitadas. Porque, �no le ha quitado Dios el reino a nadie sino el de Nabucodonosor? Ahora bien, si alg�n hombre anhela saber c�mo este rey se transform� en una bestia, no debe imaginar ninguna metamorfosis extra�a, como si su forma hubiera sido alterada, o su virilidad eliminada, o que se pusiera cuernos y pezu�as, como fingen los poetas. Actaeon; porque la voz no dice que se convierta en bestia, sino que debe habitar con las bestias.

Daniel pa�o no dice que su cabeza, ni brazos, ni piernas se hayan transformado; pero que el cabello de su cabeza y las u�as de sus dedos crecieron como plumas de �guila y como garras de p�jaro, como lo har�n el cabello y las u�as de todo hombre si no se las corta. Por �ltimo, Nabucodonosor no dice que su forma le fue restaurada, sino que su entendimiento le fue restaurado; todos los cuales declaran que no fue cambiado de cuerpo, sino de mente, no de forma, sino de calidad.

Una mente salvaje se apoder� de �l, como la que ech� a Ca�n de la compa��a de los hombres ( G�nesis 4:12 ), y se volvi� como un s�tiro, o un hombre salvaje, que no difiere de una bestia sino en forma; aunque no se convirti� en una bestia, sin embargo, era una extra�a alteraci�n cambiarlo en una hora, que sus nobles lo aborrec�an, sus s�bditos lo despreciaban, sus sirvientes lo abandonaban, nadie quer�a compa��a con �l excepto las bestias.

Consideren esto, todos los que se alzan contra Dios y desprecian su palabra, como lo hizo Nabucodonosor. Esto fue para mostrar que Dios no da m�s cuenta de los imp�os que de las bestias y, por lo tanto, el Esp�ritu Santo los llama a menudo con el nombre de bestias; mostrando ahora que el pecado y el placer los hacen como bestias. Cuando han abusado de su ingenio a menudo y han pervertido su raz�n, por fin Dios les quita el entendimiento y se vuelven como bestias, aborrecibles para ellos mismos y para los dem�s.

Todav�a tenemos muchas bestias como Nabucodonosor, que estaban m�s aptas para vivir en el desierto entre leones, donde no pod�an molestar a otros, que en ciudades entre hombres, donde infectan m�s que la plaga. ( H. Smith .)

Consideraci�n y mejora de la distracci�n de Nabucodonosor

El gran Dios, para describir su propio poder, pide a Job que �mire a todo el que sea orgulloso y lo humille. Mira a todo el que es soberbio y hum�llalo, y pisotea a los imp�os en su lugar; entonces te confesar� que tu diestra puede salvarte �( Job 40:11 ), Job 40:11 que es la prerrogativa o gloria peculiar de Dios para los humildes y orgullosos opresores, y que una mirada suya puedes traer ellos abajo.

I. T HE CALAMITY MISMA . Para mostrar cu�n terrible y notable fue esto, ser� necesario considerar un poco la dignidad de este monarca y el estado de sus asuntos. Nabucodonosor era rey de Babilonia, la capital del imperio caldeo. Hab�a estado involucrado en guerras exitosas contra los tirios, los jud�os y otras naciones vecinas. Hab�a invadido casi toda Asia y llev� sus brazos a �frica. Hab�a llevado al imperio caldeo al m�s alto nivel de poder y grandeza, y hab�a enriquecido su capital con el saqueo de todas las naciones vecinas.

II. T HE Causa de la calamidad . Y ese era su orgullo. Este vicio provoc� que Dios le hiciera un espect�culo tan miserable. Este infeliz monarca se pavoneaba al contemplar su grandeza y se consideraba un dios, contemplando las glorias de su propia creaci�n, cuando le sobrevino este cambio mortificante. Vivi� aproximadamente un a�o despu�s de esta restauraci�n, y uno esperar�a que se mantuviera en esta buena mente y muriera bajo la seria impresi�n de estas importantes verdades.

Y fue feliz para �l haber perdido los sentidos por un tiempo, si era el medio de salvar su alma. Habiendo visto as� este espect�culo tan conmovedor y miserable, recibamos instrucci�n de �l; y procure entrar en las siguientes �tiles reflexiones sobre este sorprendente acontecimiento.

1. Reverenciamos el omnipotente poder de Dios, tan ilustre mostrado en �l. "Donde est� la palabra de un rey", dice Salom�n, "hay poder". La palabra real de Nabucodonosor hab�a ido acompa�ada de poder para elevar la grandeza de Babilonia y conquistar y empobrecer naciones enteras. Pero cuando la palabra real del Rey de reyes �cay� del cielo diciendo: Oh rey Nabucodonosor, el reino se apart� de ti; en la misma hora se cumpli� �(v.

31). Y todos sus sabios consejeros, h�biles m�dicos y poderosas fuerzas, no pudieron prevenir ni eliminar la aflicci�n. �Cu�n f�cilmente puede Dios derribar lo m�s alto! Vea con qu� facilidad Dios puede destruir al genio m�s brillante y confundir al pol�tico m�s sutil. Esta historia es una prueba gloriosa y eterna de su supremac�a y poder irresistible. En este punto de vista, consider�moslo y reverenciamos al Dios Todopoderoso. Nabucodonosor se esfuerza por inculcar estas ideas de Dios a todos aquellos a quienes se les da a conocer este decreto.

2. Ver el arco de orgullo abominable es a los ojos de Dios. Es la observaci�n de un escritor noble que esta historia es una de las lecciones m�s finas, m�s humildes e instructivas sobre la vanidad humana que jam�s se le haya mostrado. Muestra cu�n detestable es el orgullo a los ojos de Dios, y nos informa (son las propias palabras de Nabucodonosor) que "a los que andan con orgullo, Dios puede humillarlos". As� concluye su proclamaci�n real; y es una verdad que nunca debemos olvidar.

"El orgullo no fue hecho para el hombre". Es irrazonable y absurdo que una criatura d�bil, dependiente y pecadora sea orgullosa, una criatura que deriva todo de Dios, le debe todo, y vive, se mueve y tiene su ser en �l. Hay otros casos de p�rdida de entendimiento adem�s de este de Nabucodonosor, que son muy mortificantes para la vanidad humana; casos en los que las facultades decayeron con la edad, y donde no apareci� en ellas ninguna mano inmediata de la Providencia.

�Est�s orgulloso de tu ingenio y tu vivacidad? Piense en Swift, quien, habiendo sido generalmente admirado por ellos, aunque en algunos casos hab�a abusado de ellos para vilipendiar la naturaleza humana, insultar a nuestro feliz establecimiento actual y ridiculizar a muchos cristianos serios y ejemplares, se convirti� al fin en un mero ni�o, si no hubiera sido as�. sentido de un bruto para alimentarse a s� mismo, y sus sirvientes lo demostraron, para obtener ganancias, como una curiosidad.

�Est� orgulloso de su gran aprendizaje y su profunda habilidad en las ciencias? Piense en Swisset, un c�lebre matem�tico alem�n, de quien sus eruditos contempor�neos dijeron que "sus capacidades estaban casi por encima de las humanas". Sin embargo, en el avance de la vida perdi� la comprensi�n hasta el punto de que apenas pod�a contar veinte, y sol�a llorar porque no pod�a comprender los argumentos y demostraciones que hab�a publicado.

�Est� orgulloso del honor, el coraje, la conducta y la gran reputaci�n? Piense en el gran duque de Marlborough, quien, despu�s de haber sido durante tantos a�os el orgullo de Inglaterra, el terror de Francia y la maravilla de Europa, se volvi� idiota y no ten�a la suficiente comprensi�n para realizar las acciones comunes de la vida. �Est�s orgulloso de la riqueza y el poder? sus edificios, equipajes y asistentes; los n�meros que son sumisos y obedientes a ti? Piense en Nabucodonosor.

En medio de escenas tan conmovedoras, no se eleven nuestros ojos ni nuestro coraz�n altivo. Recordemos que �sostenemos incluso la raz�n misma, esa cualidad ennoblecedora, que se jactaba de la prerrogativa y la perfecci�n distintiva de la naturaleza humana, sobre un mandato muy precario; y, como uno lo expresa, algo con forma y voz humanas a menudo ha sobrevivido a todo lo humano, adem�s �. Prestemos atenci�n a ese encargo de Dios por Jerem�as: �As� ha dicho Jehov�: No se alabe el sabio en su sabidur�a, ni el valiente se alabe en su fortaleza, ni el rico se alabe en sus riquezas� ( Jeremias 9:23 ). Podemos aprender:

3. �Cu�nto merecen la pena los que han perdido la comprensi�n? Despu�s de haber considerado el caso de Nabucodonosor, pensemos con compasi�n en los dem�s, que en este aspecto se le parecen, que est�n desprovistos de raz�n. �sta es la facilidad de aquellos que son idiotas por naturaleza y nunca descubrieron un grado considerable de pensamiento racional o acciones varoniles. Es el caso de aquellos que, por violentos des�rdenes corporales, se vuelven delirantes, o tan abrumados por la melancol�a, que piensan y juzgan mal de s� mismos, y toman todo por la peor parte. Este es el caso de muchos en el declive de la vida. Sus facultades decaen; sobreviven incluso a s� mismos y se convierten en ni�os por segunda vez.

4. Cu�n agradecidos debemos estar por el ejercicio continuo de nuestra raz�n. "Hay un esp�ritu en el hombre, y la inspiraci�n del Todopoderoso le da entendimiento". Es la constante visitaci�n de Dios la que preserva ese esp�ritu y contin�a el ejercicio de nuestras facultades. Quien considere seriamente la �ntima conexi�n entre el alma y el cuerpo, y cu�n f�cil y frecuentemente las facultades de la mente se ven afectadas por los des�rdenes y lesiones del cuerpo, ver� una causa constante para magnificar la bondad de Dios, que no hay m�s personas. privados de su comprensi�n; o quienes lo han debilitado hasta el punto de volverlos in�tiles y pesados ??para los dem�s.

Realmente es asombroso que no haya m�s idiotas y locos, considerando lo tierna y delicada que es la textura del cerebro, que es la sede del alma y sus sensaciones; considerando cu�ntos accidentes pueden sufrir los ni�os, incluso bajo el cuidado de las madres m�s ruidosas, mucho m�s en manos de enfermeras mercenarias, de quienes nunca se puede esperar la ternura por los hijos ajenos, despu�s de haber despojado toda ternura por sus hijos. propio. Si nuestro entendimiento permanece y nuestro esp�ritu no est� herido, tenemos diez mil veces m�s razones para agradecer que para quejarnos.

5. � Cu�n cuidadosos debemos ser para preservar nuestra raz�n, mejorarla y emplearla para los mejores prop�sitos! La comprensi�n y el conocimiento son la perfecci�n natural m�s elevada. La raz�n es la gloria distintiva de los hombres por encima de los brutos; y debemos evitar cuidadosamente todo lo que tienda a destruirlo o deteriorarlo. Desde este punto de vista, debo advertirles solemnemente contra la glotoner�a y la embriaguez. Todo exceso duele el alma.

Fue el castigo de Nabucodonosor que le dieran "un coraz�n de bestia"; es una l�stima que cualquier criatura racional se convierta en bestia. No hay nada m�s enemigo del entendimiento que la ociosidad. Las facultades de muchos se oxidan por falta de uso o empleo. Adormecen sus sentidos y se vuelven est�pidos e in�tiles. Finalmente, cuidemos de mejorar continuamente nuestro entendimiento, leyendo y reflexionando, conversando con los sabios y buenos, y especialmente meditando en las cosas divinas, y la oraci�n ferviente diaria al Padre de las luces y la sabidur�a.

Empleemos nuestras facultades para convertirnos en criaturas racionales. Se nos dio la raz�n para que pudi�ramos conocer a Dios ya nosotros mismos; para que podamos contemplar sus obras y considerar sus hechos; para que conozcamos y practiquemos los deberes de nuestras conexiones y relaciones en la vida, y especialmente para estudiar el glorioso Evangelio, que puede hacernos "sabios para la salvaci�n". ( Trabajo Orton .)

La man�a de Nabucodonosor

La alienaci�n mental de Nabucodonosor fue sin duda la forma de locura conocida como "licantrop�a", en la que los h�bitos de los animales son asumidos de alguna forma por el loco. (Licantrop�a significa literalmente el cambio de un hombre en un lobo.) Los casos de los afectados de esta manera comiendo hierba, hojas, ramitas, etc., como el gran rey, son familiares para los m�dicos. Tampoco es raro que la mente pierda el equilibrio en alguna direcci�n, en una que est� tan por encima de todos los dem�s hombres como un poderoso d�spota y tan irresponsable.

Sin duda, muchos de los c�sares sufrieron esta terrible pena de grandeza solitaria, y no son los �nicos casos de este tipo en la historia. Sin embargo, no es de esperar que cualquier alusi�n a una calamidad tan humillante se encuentre registrada en los anales de Babilonia. Se proteger�a cuidadosamente del conocimiento de los cronistas como secreto de estado. Pero que una terrible enfermedad se apoder� de Nabucodonosor se prueba extra�amente por el reciente descubrimiento de un escal�n de bronce, presentado por �l al gran templo de El Saggil, en Borsippa, uno de los suburbios o divisiones de Babilonia.

Habla de haber sido afligido y de su restauraci�n a la salud, y bien puede haber sido una ofrenda votiva a los dioses en su recuperaci�n del ataque mencionado por Daniel. Tampoco es esto en absoluto incompatible con su homenaje registrado a Jehov�. Aunque honr� a todos los dioses, sus inscripciones muestran que, en un sentido restringido, siempre ador� a un dios en especial. Si bien construy� templos para varias divinidades y reconoci� no solo a los "grandes dioses", sino al menos a trece, tambi�n habla constantemente del "Jefe de los dioses", el "Rey de los dioses", el "Dios de los dioses". . " Por lo tanto, pudo, por un tiempo, haber transferido a Jehov�, tal vez como otro nombre de Merodac, el homenaje que hasta ahora se hab�a rendido al �dolo babil�nico. ( Cunningham Geikie, DD .)

Un rey comiendo hierba

1. Qu� cosa tan incongruente es que un rey est� comiendo hierba. Es bueno para el ganado, pero no apto para el hombre. Sin embargo, la escena es tan com�n como la luz del d�a. Cuando veo a un hombre de naturaleza regia hecho para gobernar en los reinos del pensamiento, capaz de toda elevaci�n moral, embruteciendo sus facultades, intentando desde las bajas sensualidades satisfacer sus energ�as inmortales, descendiendo de su trono de poder hacia brutalidades, sacrificando su superioridad. naturaleza a su naturaleza inferior, bajando y bajando, hasta que toda su influencia para el bien desaparece, grito: "Hay un rey que come hierba como un buey".

2. La convicci�n no es conversi�n. �Qui�n es este hombre que se jacta de Babilonia? El mismo hombre que, bajo la revelaci�n de sue�os que

Daniel hizo desde el cielo, se humill� profundamente mientras confes� que Dios es un Dios de dioses y un Se�or de se�ores; sin embargo, he aqu� que humillar y despertar no result� en un cambio radical. La convicci�n es simplemente una visi�n del pecado; la conversi�n es un punto de vista del perd�n. La convicci�n es el dolor, la conversi�n es el mensajero que lo cura. Miles han experimentado lo primero que nunca experimentaron lo segundo.

3. El orgullo es el precursor del derrocamiento. El que est� abatido no puede caer.

4. � Qu� cosa tan terrible es la p�rdida de la raz�n! En este mundo de visiones tristes, lo m�s triste es la mirada del idiota. La bebida fuerte es la causa de m�s locura que cualquier otra cosa.

5. Con qu� rapidez gira la rueda de la fortuna, desde qu� tan alto hasta qu� tan bajo fue Nabucodonosor. De todas las personas volubles del mundo, Fortune es la m�s voluble.

6. Aprenda la consoladora verdad de que las aflicciones se detienen tan pronto como han cumplido su misi�n; y

7. Conectado con los juicios m�s angustiosos de Dios donde hay manifestaciones de misericordia Divina. Dios con justicia pudo haber dejado a Nabucodonosor en el campo, pero la compasi�n infinita lo trajo de regreso al palacio. ( T. De Witt Talmage, DD .)

Suspensiones de las facultades mentales

No hay base para concluir que el rey se convirti� en un buey �eso es absurdo� o que fue literalmente convertido en una bestia de la tierra; pero que su raz�n le fue quitada. Dios puso su dedo sobre el cerebro y toda su acci�n intelectual y moral se suspendi� instant�neamente. Cuando pensamos en la delicada estructura del cerebro y en la inmensidad de cosas que dependen de �l, nos sorprende que no ceda con m�s frecuencia de lo que lo hace.

Los �ltimos pensamientos del rey estaban relacionados con los primeros. He le�do en alguna parte que cuando las personas hab�an perdido, o hab�an suspendido durante una temporada, el poder de razonar, o se hab�an convertido en lo que com�nmente se llama man�acos, tan pronto como se recuperan mediante la eliminaci�n de la presi�n que impide la acci�n de la mente. &mdashporque no es la mente sino sus canales f�sicos los que est�n desordenados por la man�a - el �ltimo pensamiento que ten�an antes de ser atacados por la man�a es el primer pensamiento que ocurre en el instante en que se recuperan; y que, aunque ha transcurrido un per�odo de a�os, son completamente inconscientes de su huida o n�mero, y se refieren a los viejos acontecimientos como recientes.

He le�do acerca de un marinero, una parte de cuyo cerebro fue arrebatado por un disparo; la parte del cerebro lesionada no puedo especificar. Este hombre fue durante a�os un man�aco. Despu�s de unos seis a�os se recuper�, y las primeras palabras que pronunci� fueron: "�Est� el barco en tierra?" Cuando lo golpearon, el barco estaba casi en la orilla; las �rdenes en ese momento se refer�an a esto, y de esto estaba hablando. As� que sus �ltimas palabras fueron las primeras que pronunci� al recuperarse, y estaba completamente inconsciente de que hab�an pasado a�os. En el caso de Nabucodonosor hubo una suspensi�n de las facultades de la mente. ( John Cumming, DD .)

Historia de Nabucodonosor

I. LOS PRINCIPALES ACONTECIMIENTOS DE SU HISTORIA . Nabucodonosor era hijo de Nabopollasar, y sucedi� a ese monarca en el gobierno de Caldea en el a�o del mundo 3399. Atac� y venci� a Joacim, le rob� sus tesoros y luego lo someti� y destruy� ( 2 Reyes 24:1 ). Tambi�n tom� cautivo a Sedequ�as, le sac� los ojos y lo at� con cadenas, habiendo dado muerte a sus hijos en su presencia. Saque� a Jerusal�n de sus riquezas. Los vasos del templo los coloc� en los templos de sus �dolos en Babilonia.

II. T HE funciones m�s llamativas de su car�cter personal .

1. Era un id�latra notorio en p�blico. S�, fue un hacedor y patrocinador de �dolos ( Daniel 3:1 ).

2. Se destac� por su implacable crueldad. Caso Sedequ�as ( 2 Reyes 25:7 ). Tambi�n echando en el horno de fuego a los ni�os hebreos ( Daniel 3:22 ).

3. Se distingui� por su insaciable ambici�n.

4. Tambi�n era orgulloso, altivo e imp�o. De ah� su lenguaje respecto a sus dioses ( Daniel 3:14 ; Daniel 4:30 ).

III. A S LA MATERIA ambos de los D SENTENCIA Ivine Y MISERICORDIA . Dios trajo sus juicios sobre �l. Su aflicci�n:

1. Fue una locura.

2. Fue divino. Dios 'entr� en las listas con �l.

3. Fue severo. P�rdida de bienes, de amigos, de salud, reputaci�n, etc. , a menudo angustiante.

4. Fue singularmente apropiado para sus cr�menes. Se hizo a s� mismo como Dios; Dios lo hizo como un bruto. Se jact� de su gloria; Dios lo hizo absolutamente despreciable.

5. Limitado y seguido por la misericordia Divina. De no ser as�, se habr�a consumido por completo. La misericordia de Dios no lo abandon� por completo.

6. Reforma producida. Por eso bendijo a Dios; y alabado y honrado al que vive por los siglos. Aprender:

1. El gobierno universal de Dios.

2. La maldad del orgullo.

3. La grandeza de la misericordia divina.

4. La importancia del favor divino. ( J . Quemaduras .)

Versículo 34

Yo, Nabucodonosor, alc� mis ojos al cielo.

Un converso improbable

I. H ES LA CONVERSI�N FUERA DE UN ESTADO DE HEATHENISMO . Hubo una masa de opiniones id�latras y costumbres viciosas, en medio de las cuales Nabucodonosor fue criado y por las cuales fue configurado. Estaba mal situado en lo que respecta a una oportunidad de conversi�n, o un cambio radical de coraz�n y de vida.

II. H ES CONVERSI�N , FUERA DE UN ESTADO DE ORGULLO MUNDIAL . Era uniformemente pr�spero. No tuvo cambios, ni cheques, ni derrotas; por lo tanto, estaba lleno del pensamiento de s� mismo, a fin de excluir el pensamiento de un superior.

III. T quiere decir INSOLITO EMPLEADAS en la obtenci�n de su conversi�n . Ten�a que ser humillado. Se le quit� la raz�n y se volvi� como una bestia en sus h�bitos. Fue la mayor humillaci�n que se le pudo haber enviado al monarca de la tierra.

IV. T HE EVIDENCIAS N EBUCHADNEZZAR dio de su ser convertido .

1. No hay ninguna raz�n por la que la gracia no deber�a haber obrado en el coraz�n de Nabucodonosor. El conocimiento completo y exacto no es esencial para la salvaci�n. Nabucodonosor no estaba completamente encerrado por el paganismo; porque a lo largo de su vida fue puesto en contacto con los siervos de Dios, y aprender�a de ellos la parte que se le asigna en la profec�a.

2. No debemos esperar demasiado en cuanto a evidencia. No era de esperar que alguien que estaba en la posici�n de Nabucodonosor fuera el santo que Juan o Pablo eran. Sus antecedentes y su entorno operar�an en su contra, de modo que solo habr�a un desarrollo imperfecto de la gracia, y har�a muchas cosas que un cristiano sabe que est�n mal.

3. Tenemos un registro muy imperfecto de lo que fue despu�s de la conversi�n; pero lo que tenemos es alentador. Nabucodonosor desaparece de nuestra vista aqu� bajo una luz favorable. Comentamos entonces

(1) A modo de prueba de su conversi�n, su claro reconocimiento de la soberan�a divina. Eso est� impl�cito en la descripci�n de Dios como el Rey del Cielo, Uno cuya soberan�a no estaba conectada con un solo planeta y que otros se resist�an aqu� y all�, pero que ten�a toda la c�pula del Cielo y, por lo tanto, toda la extensi�n de la tierra. , bajo Su poderosa influencia. De hecho, no hay expresi�n m�s satisfactoria o citada de la soberan�a divina que la que tenemos de boca de Nabucodonosor (v.

34, 35). Sinti� que hab�a estado en manos de esa soberan�a; hab�a sido soberanamente humillado y soberanamente liberado. Ahora bien, es cierto que el reconocimiento de la soberan�a divina no es suficiente para salvarnos, pero debe haber algo as� en cada persona salva. Como es cierto del pecador que dice: �Yo soy m�o; �Qui�n es Se�or sobre m�? de modo que es una marca de un hombre convertido el reconocer que Dios tiene propiedad en �l y el derecho de disponer de �l para su propia gloria. Nosotros comentamos

(2) Que ten�a un claro reconocimiento de la justicia del trato de Dios con �l. Todas cuyas obras son verdad, y sus caminos juicio. No era el tirano descarriado y voluble como le hab�an ense�ado a considerar los objetos de su adoraci�n; pero �l fue Aquel que, observando con sinceridad todo lo que ocurre y, sobre todo, la posibilidad de enga�o, aplica una prueba justa e igual a la conducta de cada hombre y le asigna lo que es correcto.

No suponemos que vio la justicia de Dios en muchos de sus aspectos, que podr�a explicar la d�cima parte de lo que podemos hacer; pero no descansaba en la idea general de la justicia, sino que sent�a en su aplicaci�n a s� mismo que Dios no hab�a ido m�s all� de lo correcto al degradarlo como lo hab�a hecho con la condici�n de una bestia. Haber aprendido una lecci�n como esa de su vida, �no era esa la marca de una persona salva? Nosotros comentamos

(3) Que hubo un reconocimiento claro de lo que hab�a sido la mancha y el pecado de su preciosa vida, lo que �l llama caminar con orgullo, y una humillaci�n de s� mismo por ello. �Como ret�rico, cuando se le pregunt� qu� era lo primero en los roles de elocuencia, respondi�, pronunciaci�n; cu�l fue el segundo, pronunciaci�n; �Cu�l fue la tercera, todav�a respondi�, la pronunciaci�n? De modo que si me preguntaran acerca de los preceptos de la religi�n cristiana, responder�a primero, segundo, tercero y para siempre, humildad.

�No hay nada m�s en lo que se insista en las Escrituras, y no hay nada en lo que los hip�critas fallen de manera tan grosera; y, por tanto, cuando lo veamos presente, podemos albergar una buena esperanza con respecto a un hombre. Nabucodonosor no pudo tener tal vaciamiento de su propia bondad, tal comprensi�n de la violencia personal como la que podamos tener nosotros, a quienes se les ha revelado la santidad y el amor de Dios en la cruz de Cristo.

Pero si se humillara a s� mismo seg�n su luz, aceptando la misericordia de Dios, ser�a aceptado por Dios seg�n las palabras, "Dios no hace acepci�n de personas, sino en toda naci�n", etc. Hay una hermosa exhibici�n de humildad en lo que es todo este cap�tulo cuarto: una proclamaci�n real. Comienza: �El rey Nabucodonosor a todos los pueblos, naciones y lenguas que habitan en toda la tierra.

�Su prop�sito era magnificar a Dios en su humillaci�n y en la restauraci�n de su raz�n y su reino; y es un registro sin adornos, que no oculta nada, no aten�a nada. Si Nabucodonosor consigui� ser admitido, �por qu� no podemos nosotros? No hay restricci�n del Esp�ritu, no hay p�rdida de virtud en la sangre de Cristo, no se retira la promesa divina. Esforc�monos entonces por entrar mientras la puerta de la misericordia est� abierta. ( R . Finlayson, BA ).

Restituci�n de Nabucodonosor

Primero, Nabucodonosor fue humillado como Dios humilla a sus enemigos; ahora es humillado como Dios humilla a sus hijos; que aunque ten�a m�s honor que antes, no est� orgulloso de �l como antes, sino que clama con el profeta David Salmo 115:1 ): �No a m�, oh Se�or, no a m�, sino a tu nombre, da la gloria.

En estos vers�culos, dos cosas se muestran a s� mismas en la primera vista, es decir, la restituci�n de Nabucodonosor y su agradecimiento por su restituci�n. Primero, muestra el tiempo en que fue restaurado, con estas palabras, "Al final de estos d�as", luego muestra la manera en que fue restaurado, con estas palabras, "Yo Nabucodonosor alc� mis ojos al cielo, y mis el entendimiento me fue restaurado ". En su agradecimiento, primero, ensalza el poder de Dios al levantarlo, derribarlo y resucitarlo; luego elogia la justicia y la verdad de Dios, que merece ser alabada tanto por sus juicios como por su misericordia, como si se regocijara de que Dios lo haya hecho como una bestia, para que muriera como un hombre.

"Al final de estos d�as". As� como Daniel not� el momento de su orgullo cuando caminaba en su palacio, para mostrar c�mo el orgullo brota de los edificios, la riqueza, la ropa y esas ra�ces, tambi�n se�ala el momento de su ca�da, �mientras las palabras estaban en su boca �, para mostrar que fue castigado por su orgullo e ignorancia, para saber d�nde comenzar su conversi�n y abatir su orgullo. Y cuando hubiera quitado la causa, entonces Dios quitar�a el castigo, por lo que tambi�n anota el tiempo de su restituci�n, "al final de estos d�as", es decir, despu�s de que hubieran expirado siete a�os, para mostrar cu�nto tiempo el la enfermedad del orgullo est� en curar y mostrar

c�mo se cumpli� todo lo profetizado, hasta el momento. A�n se pone otra nota sobre esta bestia; No sea que pensemos que Dios s�lo considera la temporada, y piensa que siete a�os de castigo suficiente por tal pecado, �l no dice apenas, que su entendimiento y honor le fueron restaurados cuando se cumplieron siete a�os, pero que le fueron restaurados. cuando comenz� a levantar los ojos al cielo, para mostrar que esta bendici�n ven�a de arriba, y que Aquel que lo hab�a humillado, lo hab�a restaurado de nuevo; como si dijera a todos los abatidos por la enfermedad, la pobreza, la infamia o cualquier problema del cuerpo o de la mente: El que os humill�, como me hizo a m�, os resucitar�; pero deben mirar al cielo y elevar su coraz�n a �l, y luego su entendimiento, consuelo, riqueza, placer y salud,

Como un hombre que se despierta de un largo trance, ahora: comenz� a moverse y a levantar los ojos. Cuando el coraz�n est� una vez levantado, alzar� los ojos, la mano, la voz y todo al cielo. El que nunca mir� al cielo mientras su consuelo estuvo en la tierra, ahora su mente ha cambiado, sus miradas, sus gestos y sus discursos, y todo ha cambiado con �l, como si Dios mostrara una diferencia visible entre lo espiritual. y carnal, incluso en sus miradas y gestos, como hay entre un ni�o y un anciano.

Las mentes espirituales son celestiales y miran hacia arriba, porque su gozo est� arriba. Ahora no habla m�s de su palacio, ni de su poder, ni de su majestad, aunque sea mayor de lo que era; pero mir� por encima de su propio palacio a otro palacio, de donde le lleg� esa terrible voz: "Tu reino se ha apartado de ti"; que expresa su coraz�n contrito y esp�ritu herido, cu�ntas pasiones lucharon dentro, como si �l se reprendiera a s� mismo y dijera: Hombre ingrato, mi poder siempre descendi� de arriba, y siempre mir� a la tierra y mi honor descendi� del cielo, y Nunca alc� mis ojos antes; pero ahora, dice �l, sube mi voz y mis manos y mis ojos.

�Hasta cu�ndo estar�is sobre la tierra como una bestia? As� que alz� los ojos al cielo. Despu�s de haber alzado los ojos, comienza a orar, a alabar y a dar gracias a Dios, lo cual demuestra que no solo alz� los ojos, sino tambi�n el coraz�n ( Salmo 25:1 ). Ahora Dios piensa en el tiempo lo suficiente; y as� como volvi� a reformar la tierra despu�s del diluvio con frutos, hierbas y flores, as� volvi� a reformar a Nabucodonosor con entendimiento, belleza y honor.

Como cuando se arrepinti� y dijo: No ahogar� m�s la tierra ( G�nesis 8:21 ), as� no perseguir� m�s a Nabucodonosor. Ahora que conoce a un Rey por encima de �l, volver� a ser rey; ahora busca mi honor, yo le dar� honor; ahora que engrandece al que lo degrad�, volver� para exaltarlo. De modo que la voz que tron� desde el cielo: �Tu reino se ha apartado de ti�, suena de nuevo, �Tu reino te ha sido restaurado.

�As�, el disgusto de Dios es s�lo un interino, hasta que sepamos algo que deber�amos saber, y entonces Nabucodonosor volver� a ser rey, entonces el enfermo ser� sano de nuevo, el siervo quedar� libre de nuevo, entonces el pobre ser� volver a ser rico. Sus misericordias se llaman eternas, porque son para siempre ( Salmo 136:1 ); pero su ira se compara con las nubes porque dura s�lo una temporada.

Ahora la primera cura de la restituci�n del rey estaba en su mente. "Mi entendimiento", dice Nabucodonosor, "me fue restaurado". Para mostrar cu�n inestimable don es nuestro entendimiento y raz�n, por lo que nos diferenciamos de las bestias; por lo cual no podemos estar lo suficientemente agradecidos, por lo tanto, lo registra dos veces, como si su coraz�n fluyera de alegr�a, y su lengua no pudiera elegir sino hablar a menudo de ello, como un hombre piensa y habla de lo que ama: �Mi entendimiento me fue restaurado �, etc.

Lo que se quit� primero, fue restaurado nuevamente, y tan pronto como se fue, ya no fue contado como un hombre, sino como una bestia. Despu�s de haber dicho �Mi entendimiento me fue restaurado�, anexa, �Mi honor me fue restaurado�; as� que volvi� a convertirse en rey. As� como sol�a vestirse de un manto tras otro cuando era rey, as� cuando Dios quiere convertirlo de nuevo en rey, primero se pone sobre �l el manto de la inteligencia, como si fuera el fundamento de un rey, como el esp�ritu principesco. que vino sobre Sa�l ( 1 Samuel 10:9 ); y cuando tuvo el coraz�n de un pr�ncipe, Dios le dio el poder de un pr�ncipe, y proclam�, como una voz del cielo, a Nabucodonosor, rey de Babel; tan gloriosamente se levant� de nuevo como el sol, con un triunfo de su restituci�n, y la bienvenida de sus s�bditos, como el grito que fue ante Salom�n ( 1 Reyes 1:34 ).

Aqu� un hombre sabio puede estudiar y maravillarse, como Eliseo, cuando su maestro fue arrebatado al cielo. Porque como si se hubiera tomado un rap� del suelo y se hubiera colocado nuevamente en el candelero, y hubiera brillado m�s que antes; as� que Nabucodonosor fue levantado del polvo y sentado en el trono; incluso ahora ning�n hombre se preocupaba por �l, y ahora nadie se atreve a desagradarle. Lo que dice Salom�n en Proverbios 16:7 , "Cuando los caminos del hombre agradan al Se�or, har� a todos sus enemigos en paz con �l"; as� que cuando Nabucodonosor agrad� al Se�or, Dios le dio gracia con los hombres y su gloria aument�: �Mi gloria aument�, etc.

Es decir, no solo recibi� su reino, su poder y su honor nuevamente, sino que recibi� la usura de ellos. Cuando busc� el honor de Dios y no se preocup� por los suyos, el honor aument�, de acuerdo con eso ( 1 Samuel 2:30 ), �Yo honrar� a los que; honrame ". Ahora que ha recibido la gracia, examinemos su agradecimiento.

Ahora veamos las partes de la confesi�n de este rey, para que veamos c�mo su agradecimiento respondi� a su pecado. Antes, le hab�a robado a Dios su honor; ahora, como si hubiera venido a hacer restituci�n, trae alabanza y gracias y gloria en su boca. Primero, promueve el poder de Dios y dice que su "reino es un reino eterno"; con estas palabras confiesa que Dios estaba por encima de �l, porque su reino no era un reino eterno, sino un reino moment�neo, como una chispa que se eleva del fuego y cae de nuevo en el fuego.

Por lo tanto, muestra cu�n tonto era al jactarse de su reino, como si fuera como el reino de Dios, que dura para siempre. En segundo lugar, magnifica el poder de Dios, y dice que Dios "hace lo que quiere, tanto en el cielo como en la tierra", y nada puede imped�rselo, ni "decirle: �Qu� haces t�?" Bajo las cuales confiesa de nuevo que Dios estaba por encima de �l, porque no pod�a reinar como hab�a dicho; porque cuando pens� en vivir a su gusto, fue arrojado a las puertas, y Dios no le dijo: �Quieres? pero �Tu reino se apartar� de ti.

Por lo tanto, muestra lo tonto que fue al jactarse de su poder, como si hubiera sido como el poder de Dios, que no se puede controlar. En tercer lugar, alaba la justicia de Dios y dice que sus obras eran todas verdad y sus caminos todo juicio. Bajo las cuales vuelve a confesar que Dios estaba por encima de �l; porque todos sus caminos fueron errores, y sus obras, todos pecados, como lo prob� el fin. Por lo tanto, muestra cu�n tonto era al jactarse de sus obras, como si hubieran sido como las obras de Dios, que no pueden ser reprochadas; por lo tanto, concluye: �Yo, Nabucodonosor, alabo, ensalzo y engrandezco al Rey del cielo.

�Tal maestro de escuela es aflicci�n, ense�ar lo que los profetas y los �ngeles no pueden ense�ar. As� has ??visto orgullo y humildad, uno sacando a Nabucodonosor de su trono, el otro levant�ndolo a su trono; por lo cual sus que est�n firmes pueden tener cuidado de que no caigan, y los que est�n ca�dos aprendan a levantarse de nuevo. ( H . Smith ).

Versículo 35

�l hace seg�n su voluntad en el ej�rcito del cielo.

El Rey Invencible

I. Considere LA INSTRUCCI�N DOCTRINAL que aqu� se nos ha dado.

1. Aqu� hemos declarado claramente la doctrina de la existencia eterna de Dios. "Bendijo al Alt�simo, alab� y glorifiqu� al que vive por los siglos". �Nosotros�, como observa un venerable puritano, �no tenemos m�s de nada que de ser�, pero es prerrogativa de Dios ser. Solo �l puede decir: "Yo soy Dios, y fuera de m� no hay nadie m�s". �l declara: �Levanto mi mano al cielo y digo que vivo para siempre.

��l es el �nico Ser subvivido, autoexistente y autosuficiente. Sepamos con certeza que el Se�or Dios a quien adoramos es el �nico Ser que necesariamente y por su propia naturaleza existe. Ning�n otro ser podr�a haber sido sino por Su soberana voluntad, ni podr�a continuar si esa voluntad se suspendiera. �l es la �nica luz de la vida, todas las dem�s son reflejos de Sus rayos. Debe haber Dios, pero no hab�a tal necesidad de que hubiera otras inteligencias.

Dios es independiente, el �nico ser que lo es. Debemos encontrar comida con la que reparar los desechos cotidianos del cuerpo; somos dependientes de la luz y el calor, y de innumerables agentes externos, y sobre todo y principalmente dependientes de las emanaciones del poder Divino hacia nosotros. Pero el yo soy es autosuficiente y todo suficiente. �l era tan glorioso antes de hacer el mundo como lo es ahora; �l era tan grande, tan bendecido, tan Divino en todos Sus atributos antes de que el sol, la luna y las estrellas aparecieran de un salto como lo es ahora, y si borrara todo, excepto como un hombre borra la escritura de su pluma, o como un alfarero rompe la escritura. vaso que ha hecho, ser�a, sin embargo, el Dios supremo y siempre bendito.

Nada del ser de Dios se deriva de otro, sino que todo lo que existe se deriva de �l. Dios sobrevive a este respecto, que no sufre ning�n tipo de cambio; todas sus criaturas deben, por su constituci�n, sufrir m�s o menos una mutaci�n. El hecho de que viva para siempre es el resultado, no s�lo de su autoexistencia esencial y necesaria, de su independencia y de su inmutabilidad, sino del hecho de que no existe una fuerza concebible que pueda herirlo, herirlo o destruirlo.

2. En nuestro texto encontramos a continuaci�n a Nabucodonosor afirmando el dominio eterno de Dios. �l dice: "cuyo dominio es dominio eterno, y su reino es de generaci�n en generaci�n". El Dios a quien servimos no solo existe, sino que reina. "El Dios Alt�simo, poseedor de los cielos y de la tierra, ha dispuesto su trono en los cielos, y su reino domina sobre todo". Como dijo David, tambi�n decimos: �Tuya, oh Jehov�, es la grandeza, el poder, la gloria, la victoria y la majestad; porque todo lo que hay en los cielos y en la tierra es tuyo; Tuyo es el reino, oh Se�or, y t� eres exaltado como cabeza sobre todo.

�� El Se�or se sienta sobre el diluvio; s�, el Se�or se sienta como Rey para siempre �. El Se�or es naturalmente el gobernante de todos, pero �qui�n pretender� gobernarlo? No debe ser juzgado por la raz�n finita del hombre, porque hace grandes cosas que nosotros no podemos comprender. Los eventos parecen volar al azar como el polvo en un torbellino, pero no es as�. El dominio del Omnipotente se extiende sobre todas las cosas en todo momento, Nada se deja a su suerte, pero en la sabidur�a todas las cosas se gobiernan.

Gloria al Se�or omnipresente e invisible de todos. Este reino divino le pareci� muy claramente al otrora orgulloso monarca de Babilonia como un reino eterno. El reinado de los Eternos se extiende como otros reinos no pueden, "de generaci�n en generaci�n". El rey m�s poderoso hereda el poder y pronto cede su cetro a su sucesor; el Se�or no tiene principio de d�as ni fin de a�os; predecesor o sucesor son palabras inaplicables para �l.

Otras monarqu�as se mantienen firmes mientras su poder no est� dominado, pero en una hora mala un poder mayor puede aplastarlas. No hay mayor poder que Dios; s�, no hay otro poder que el que procede de Dios, porque �Dios ha hablado una sola vez; dos veces he escuchado esto; ese poder es de Dios �; por tanto, su monarqu�a no puede ser subyugada y debe ser eterna. Todos los elementos de Su reino son sumamente conservadores, porque son radicalmente correctos. �Oh, s�bditos felices, que tienen tal trono al que mirar! �Oh, hijos benditos, que tienen un Rey como su Padre!

3. Nabucodonosor, humillado ante Dios, usa, en tercer lugar, un lenguaje extraordinario con respecto a la nada de la humanidad. "Todos los habitantes de la tierra son considerados como nada". Este es Nabucodonosor, pero sus palabras son confirmadas por Isa�as: "He aqu�, las naciones son como la gota de un balde", la gota inadvertida que permanece en el balde despu�s de que se ha vaciado en el abrevadero, o el goteo que cae de �l como se levanta del pozo, algo demasiado insignificante para ser digno de atenci�n.

�Y son contados como el polvo peque�o de la balanza�; como el polvo que cae sobre las escamas, pero no es suficiente para afectar el equilibrio en ning�n grado. "He aqu�, �l toma las islas como una cosa muy peque�a". Archipi�lagos enteros �l levanta como bagatelas irreflexivas; Este triple reino nuestro considera que no solo es peque�o, sino "una cosa muy peque�a". �De qu� cuenta en este d�a todos los millones de antediluvianos? �Cu�les son las huestes de Nimrod, de Sisac, de Senaquerib, de Ciro? �Qu� cuenta el mundo de las mir�adas que siguieron la marcha de Nabucodonosor, que obedeci� la orden de Ciro, que falleci� ante los ojos de Jerjes? Las naciones no son nada en comparaci�n con Dios.

As� como puede colocar tantas cifras como quiera juntas, y todas no dan nada, as� puede sumar tantos hombres, con toda su supuesta fuerza y ??sabidur�a, como quiera, y no son nada en comparaci�n con Dios. �l es la unidad. �l representa todo en un, y lo comprende todo; y todo lo dem�s no son m�s que cifras sin valor hasta que Su unidad las hace contables. Cuando lleguemos al cielo, haremos parte de nuestra adoraci�n el confesar que somos menos que nada y vanidad, pero que Dios es todo en todos; por tanto, echaremos nuestra corona a sus pies y le daremos toda la alabanza por los siglos de los siglos.

En esto est� Su grandeza, que comprende todas las peque�eces sin esfuerzo; la gloria de su sabidur�a es tan asombrosa como la majestad de su poder, y los esplendores de su amor y de su gracia son tan asombrosos como el terror de su soberan�a. Puede hacer lo que quiera, porque nadie puede detenerlo; pero �l nunca quiere hacer en ning�n caso nada que sea injusto, imp�o, despiadado o de alguna manera inconsistente con la perfecci�n de Su car�cter incomparable.

Pasamos ahora a la siguiente oraci�n, que revela el poder divino obrando soberanamente. ��l hace seg�n su voluntad en el ej�rcito del cielo y entre los habitantes de la tierra�. Esto es f�cil de entender en referencia a la hueste celestial, porque sabemos que la voluntad de Dios se hace en el Cielo; oramos con devoci�n para que todav�a se pueda hacer en la tierra de la misma manera. Los �ngeles encuentran que es su cielo ser obedientes al Dios del Cielo.

Si Dios no gobierna en todas partes, entonces algo gobierna donde �l no lo hace, por lo que no es omnipresentemente supremo. Si Dios no tiene Su voluntad, alguien m�s la tiene, y hasta ahora ese alguien es un rival de Dios. No me atrevo a creer que ni siquiera el pecado mismo est� exento del control de la Providencia o del dominio absoluto del Juez de toda la tierra. Consideremos ahora la quinta parte del texto: "Nadie puede detener su mano, ni decirle: �Qu� haces?" De esto deduzco que el mandato de Dios es irresistible e irreprochable.

Algunos anotadores nos dicen que el original tiene en �l una alusi�n a un golpe en la mano de un ni�o para hacer que cese de alguna acci�n prohibida. Nadie puede tratar al Se�or de esa manera. Nadie puede estorbarlo o hacer que se detenga. Tiene poder para hacer lo que quiera. As� tambi�n dice Isa�as: ��Ay del que contiende con su Hacedor! Luche el tiestos con los tiestos de la tierra. �Dir� el barro al que lo modele: �Qu� haces? �O tu obra no tiene manos? El hombre es impotente, entonces, para resistir el piso de Dios. Por lo general, no conoce el dise�o de Dios, aunque equivocadamente cree que lo sabe; a menudo, al oponerse a ese aparente designio, cumple el designio secreto de Dios en contra de su voluntad.

II. Ahora considere su INSTRUCCI�N PR�CTICA .

1. Creo que la primera lecci�n es, �cu�n sabio es ser uno con �l!

2. � Cu�n alentador es esto para aquellos que son uno con Dios! Si est� de nuestro lado, �qui�n estar� contra nosotros? "El Se�or de los ej�rcitos est� con nosotros, el Dios de Jacob es nuestro refugio".

3. � Cu�n gozoso debe ser este pensamiento para todos los obreros santos!

4. � C�mo deber�a ayudar esto a los que sufren! Si Dios lo hace todo, y nada sucede fuera de Dios, incluso la maldad y la crueldad del hombre a�n est�n dominadas por �l, f�cilmente puede someterse.

II. �Qu� es EL ESP�RITU CORRECTO para contemplar todo esto?

1. La primera es la adoraci�n humilde. No adoramos lo suficiente. Ad�ralo con la m�s m�nima reverencia, porque t� no eres nada, y �l es todo en todo.

2. A continuaci�n, que el esp�ritu de vuestro coraz�n sea el de la aquiescencia incondicional. ��l lo quiere! Lo har� o lo soportar�. Dios te ayude a vivir en perfecta resignaci�n.

3. Adem�s, ejercite el esp�ritu de amor reverente.

4. Por �ltimo, que nuestro esp�ritu sea el de profundo deleite. Creo que no hay doctrina para el cristiano avanzado que contenga un mar de deleite tan profundo como este. �El Se�or reina! ( CH Spurgeon. )

La majestad y el gobierno de Dios

I. T HE majestuosidad de la ONE vivo y verdadero G OD . Aqu� se le llama "Alt�simo", se dice que "vivir� para siempre", y se declara que "todos los habitantes de la tierra" tienen fama de ser nada "ante �l. �l es el Alt�simo; es decir, �l est� exaltado, no s�lo en autoridad y poder, de los que hablar� despu�s, sino en las perfecciones de su naturaleza, por encima de todos los dem�s seres del universo.

No necesito decir, ning�n hombre, pero ning�n �ngel, ning�n arc�ngel, ning�n ser, puede competir con �l en cualquier perfecci�n ( Isa�as 40:25 ). En �l son absolutos. En ellos son una mera corriente, derivada y eso de �l. En �l existen como en su fuente, sumergidos. De ellos dependen, y eso de �l; en �l independiente.

En ellos son mutables; en �l inmutable. En ellos son finitos; en �l infinito. En ellos son temporales; en El eterno. Porque, para pasar de la consideraci�n de estas perfecciones a Su existencia; �l "vive para siempre". Esto implica - Su estricta y apropiada Eternidad. Su existencia es eterna y eterna. �l es sin principio, as� como sin fin. �Qu� misterioso! Por lo tanto, "todos los habitantes de la tierra", es m�s, y las criaturas m�s elevadas, "tienen fama de nada".

1. No son nada comparados con �l. La materia muerta y desorganizada no es nada comparada con la creaci�n vegetal, las hierbas, plantas, flores, frutas. Un vegetal no es nada comparado con otro; supongamos que el musgo de un edificio corresponde a un cedro en el L�bano. Todas las verduras no son nada comparadas con los animales dotados de sensaci�n, movimiento voluntario, percepci�n, instinto o discreci�n.

Un animal, supongamos que un gusano o un �caro no es nada comparado con otro, supongamos que un �guila, un le�n, un elefante, una ballena. Un hombre supera con creces a otro; Sir Isaac Newton super� con creces a un campesino sin instrucci�n, o al ap�stol Pablo a un libertino perverso. Los hombres en su estado actual no son nada comparados con los �ngeles, o con lo que ellos mismos ser�n en un estado futuro. Pero todos son como nada para Dios. Porque, �qu� es una sombra para la sustancia? �Qu� es una vela al sol? una gota al oc�ano; un grano de arena al globo terr�queo? �Qu� es un ser finito, por exaltado que sea, para un Infinito? especialmente un ser tan limitado como el hombre, un gusano, una r�faga, una sombra, un terr�n de barro, una mota de polvo? �Qu� es un ser creado y dependiente de uno increado e independiente? �Qu� es el trabajo para el trabajador? la criatura al Creador? la arcilla al alfarero?

2. Son como nada sin �l. No son nada para ayudar. Favorecidos, amistosos y rodeados por el Dios omnisciente, omnipotente y omnipresente, no debemos temer la ignorancia o la debilidad del hombre.

3. No son nada en s� mismos. No son nada en duraci�n. �En cuanto al hombre, sus d�as son como la hierba; como la flor del campo, as� florece � Salmo 39:5 ; Salmo 90:4 ; Salmo 103:15 ).

II. H ES GOBIERNO .

1. Es eterno. Como �l vive para siempre, as� es Su dominio, si no desde la eternidad (porque un rey supone s�bditos) hasta la eternidad. As� como �l es el Alt�simo por encima de cualquier otro ser en las excelencias de Su naturaleza, as� Su autoridad e imperio son ilimitados sobre todos los dem�s.

2. H ES SOBERAN�A es absoluta e ilimitada, y Su poder irresistible. Su voluntad es su ley. Nadie puede resistirse a Su prop�sito.

3. Su gobierno es sabio, justo y bueno, s�, infinitamente.

III. T SE USO Debemos hacer de esta doctrina . Debemos hacer el mismo uso que hizo Nabucodonosor. Debemos "bendecir al Alt�simo, y alabar y honrar al que vive por los siglos", etc. Para ser m�s particulares, debemos aprender a admirar y adorar su infinita condescendencia y amor al notar y considerarnos tan peculiarmente Salmo 8:4 ; Job 7:17 ). Debemos observar el terreno que se nos brinda para confiar en �l en todo momento y en todas las situaciones y circunstancias. ( J. Benson .)

De Dios, como gobernador y juez del mundo moral, �ngeles y hombres

I. Dios es el se�or soberano y gobernador de los �ngeles, a quienes el Ap�stol de los hebreos describe como esp�ritus ministradores. Son esp�ritus, es decir, agentes racionales e inteligentes, perfectamente libres de la burda carga de la materia; aunque en ocasiones capaces de asumir cuerpos y aparecer en forma humana, como lo hac�an con frecuencia en el Antiguo Testamento. Los �ngeles est�n dotados de perfecciones mayores y m�s excelentes que el hombre, ya que no solo disciernen entre el bien y el mal, sino que conocen todas las cosas que hay en la tierra ( 2 Samuel 14:17 ; 2 Samuel 14:20 ).

Sobresalen en fuerza y, debido a su gran actividad y rapidez de movimiento, se representan con alas que vuelan en medio del cielo ( Jeremias 8:13 ). Los �ngeles se dividen en buenos y malos.

II. Procedemos a considerar el gobierno de Dios sobre la HUMANIDAD , o los habitantes de la tierra. El hombre es un agente libre, dotado del poder de determinar sus propias acciones; no una m�quina, o un mecanismo de relojer�a movido por pesos y poleas, pero tan libre como para ser responsable de todas sus acciones y, en consecuencia, sujeto de un gobierno moral. El gobierno de Dios sobre los hombres puede dividirse en providencial y rectoral.

1. El gobierno providencial de Dios consiste en dirigir e influir en las acciones de los hombres y en los sucesos del mundo, para subordinarlos a los prop�sitos de su propio placer. Es absurdo suponer que una criatura act�e independientemente de su Creador. Debemos actuar sobre el escenario de la vida, son demostraciones vivas de la sabidur�a del Creador; pero cuando Dios nos ha provisto con estas calificaciones, no debe suponerse que nos deja libres para actuar al azar, sino que, como un h�bil marinero al tim�n del barco, influye y dirige nuestra conducta para que sirva a los prop�sitos de Su gobierno.

Las acciones fortuitas de los hombres son manejadas y anuladas por un Dios infinitamente sabio; el arquero saca su arco en una aventura, pero la flecha es dirigida por una mano superior entre las articulaciones del arn�s. La influencia Divina se extiende por todo el universo, desde el �ngel m�s elevado hasta el insecto m�s peque�o e insignificante. Ninguna segunda causa, aunque nunca tan poderosa, puede actuar independientemente sobre la primera. Aunque Dios no es visible para nuestros sentidos corporales, est� presente en todos los lugares y se interesa en todos los asuntos humanos.

2. Debemos investigar sobre el gobierno rectoral de Dios y considerarlo como el legislador soberano y juez de sus criaturas racionales; y:

1. �Qu� leyes ha establecido y establecido Dios para el gobierno de la humanidad?

(1) Dios ha designado la ley moral, o la luz de la naturaleza, como regla de deber para con sus criaturas razonables ( Romanos 2:14 ). La conciencia de cada hombre es una ley para s� mismo, y lo acusar� o excusar� seg�n act�e de manera agradable o desagradable a sus dictados; y aunque hay que confesar que la luz de la naturaleza es tenue e imperfecta, sigue siendo una regla.

La ley moral est� comprendida sumariamente en los Diez Mandamientos, y nuestro Salvador la divide en estas dos ramas: el amor a Dios y al pr�jimo ( Mateo 22:37 ). Estos dos preceptos capitales son obligatorios para toda la humanidad, porque son el resultado de esa Luz que ilumina a todo hombre que viene al mundo.

La conciencia de todos debe condenarlo si odia a Dios, o hace a otro lo que no estar�a dispuesto a haberse hecho a s� mismo en circunstancias similares, tenga o no su Biblia para consultar. Tambi�n son inmutables, porque fundadas no s�lo en la voluntad de Dios, sino en la naturaleza de las cosas, ning�n cambio de circunstancias o fuerza de las leyes humanas puede prescindir de nuestra observaci�n de ellas.

(2) Hay leyes de naturaleza mixta que, aunque no son evidentes a la luz de la raz�n, cuando se revelan le parecen m�s consonantes y agradables. Son una mejora de la ley moral y la hacen m�s bella y perfecta; tales son los preceptos de nuestro bendito Salvador ( Mateo 15:44). La raz�n natural, en sus m�s altas mejoras, no dictaba estas cosas a los sabios y eruditos fil�sofos de la antig�edad; pero al ser ense�ados y ordenados por nuestro bendito Salvador, parecen altamente merecedores de nuestra consideraci�n y son obligatorios para todos los cristianos, no solo como parte de la voluntad de nuestro Maestro, sino por su propia idoneidad y excelencia intr�nsecas.

(3) Tambi�n hay leyes positivas y rituales, que dependen enteramente de la voluntad de Dios, y son obligatorias s�lo porque �l las orden�; tales eran los ritos y ceremonias del Antiguo Testamento como la circuncisi�n, el empapelador, los sacrificios, las purificaciones, la distinci�n de carnes, etc. , que ten�an sus usos, no de ninguna virtud inherente, sino de la designaci�n de Dios.

2. Debemos considerar de qu� manera Dios ha provisto para la debida observaci�n de sus leyes.

(1) Dios ha provisto el honor de sus leyes mediante recompensas y castigos extraordinarios.

(2) Dios ha prometido adem�s toda la ayuda necesaria a aquellos que sinceramente se esfuerzan por cumplir con su deber; porque desde la ca�da de nuestros primeros padres, ning�n hombre puede por s� mismo cumplir perfectamente la ley de Dios.

(3) Adem�s de la asistencia necesaria al deber, Dios ha prometido dominar las corrupciones que moran en nosotros y controlar la malicia y la ira de Satan�s. Las semillas de la maldad en los corazones de los hombres producir�an los efectos m�s espantosos en el mundo si no estuvieran bajo una restricci�n divina. Si nuestro bendito Salvador ech� a perder principados y potestades cuando colg� de la cruz, mucho m�s ahora que est� sobre el trono reinar�, hasta que haya puesto a todos sus enemigos debajo de sus pies.

(4) Dios se complace adem�s en despertar en el coraz�n de su pueblo tales buenos movimientos y disposiciones que hacen que los caminos de la religi�n parezcan razonables y agradables. Con ese prop�sito, no solo ilumina sus mentes y despierta sus conciencias por medio de su Esp�ritu Santo, sino que los hace dispuestos en el d�a de su poder, que es la causa principal de su conversi�n a Dios.

3. Debemos considerar la cuenta que se dar� de nuestra obediencia a las leyes divinas.

Observaciones pr�cticas sobre este discurso:

1. Esta visi�n del gobierno divino puede llevarnos a la contemplaci�n de las infinitas perfecciones de ese Ser que hace todo lo que le place en ambos mundos. Si se requiere la m�s consumada sabidur�a y pol�tica humana para gobernar un peque�o reino entre los hombres, �cu�n superior al nuestro debe ser esa sabidur�a que dirige los asuntos de todo el universo, y cuya providencial influencia se extiende por igual al insecto m�s mezquino y al m�s noble seraf�n! Cu�n grande debe ser Su poder que reina soberano sobre todos los mundos, y cuyo gobierno no tiene l�mites ni control.

2. Podemos aprender de ah� la naturaleza del gobierno divino sobre el mundo racional; la cual, aunque absoluta, es sin embargo dirigida por las otras perfecciones de Su naturaleza y adecuada a las diferentes capacidades de Sus criaturas. No conviene que el poder soberano e irresistible se aloje en manos de gobernantes terrenales. Todas las determinaciones y actos de gobierno de Dios est�n bajo la direcci�n de infinita sabidur�a, justicia y bondad; �l no puede hacer nada imprudente, irrazonable o cruel, sino que es bueno con todos, y sus tiernas misericordias est�n sobre todas sus obras. Gobierna a sus criaturas mediante leyes adecuadas a su naturaleza moral.

3. La consideraci�n de la direcci�n e influencia divinas sobre todos los asuntos humanos puede proporcionar alg�n alivio a los hombres buenos que se encuentran bajo las aflicciones y problemas de la vida presente; "La aflicci�n no sale del polvo, ni la angustia brota de la tierra". El azar y la fortuna es el lenguaje de los ateos; pero si hay un Dios, ciertamente debe haber una Providencia, que ten�a la direcci�n de todo lo que sucede.

4. Podemos observar de ah� la excelencia y perfecci�n de aquellas leyes por las cuales Dios gobierna a sus criaturas razonables ( Salmo 19:7 ). Cada parte de nuestra conducta est� sujeta a una ley; nuestros mismos pensamientos, as� como nuestras palabras y acciones; la ley de Dios proh�be la concupiscencia o cometer adulterio en el coraz�n; proh�be hablar mal y nos asegura que toda obra ser� juzgada.

5. Ya que vamos a pasar por una prueba tan estricta e imparcial, �qu� obligaciones tenemos con el Se�or Jes�s por el pacto de gracia, por el cual los pecadores arrepentidos tienen asegurada el perd�n y la aceptaci�n a trav�s de los m�ritos de Su muerte? Cu�n desesperada ser�a nuestra condici�n si nuestra felicidad dependiera de nuestra perfecta obediencia.

6. Aunque la ley de las obras ya no es un pacto de vida, siempre seguir� siendo una regla de deber. "No pens�is que he venido para abrogar la ley y los profetas, no he venido para abrogar, sino para cumplir". Y nuevamente, �invalidamos la ley por medio de la fe? Dios no lo quiera; s�, establecemos Romanos 3:31 ). ( Daniel Neal .)

Principios del gobierno moral

Los principios son verdades elementales y constantes. Son la base, los comienzos, seg�n los cuales todas las cosas existen y siguen su curso. En una serie de hechos, son sus reglas, sus causas originales, sus fines �ltimos. En un curso de argumentos, son sus l�mites y determinan sus m�todos. En un sistema de doctrinas, son sus axiomas, sus postulados que no se pueden negar. De algunos principios tenemos un conocimiento intuitivo.

Est�n escritas en nuestro coraz�n, la ley de nuestra naturaleza instintiva. No los aprendemos. No llegan a nuestras mentes a trav�s de las avenidas de los sentidos. Pero los conocemos, para actuar sobre ellos, desde el principio. De otros principios adquirimos conocimiento mediante una inducci�n de hechos m�s o menos extensos. Comparamos varios hechos entre s� y designamos los puntos en los que todos est�n de acuerdo, o las causas que han operado por igual para producirlos, o los problemas a los que invariablemente tienden.

La mayor parte del estudio humano consiste en descubrir los principios de los innumerables eventos y movimientos que forman gran parte del presente y del pasado. Pero hay otros principios adem�s de aquellos con los que nos familiarizamos intuitiva o inductivamente. Se revelan a nuestra fe. Los aceptamos, actuamos sobre ellos, los conocemos porque creemos en Dios y en el evangelio de Su Hijo. De hecho, no son incompatibles en ning�n particular con las verdades de las que nos damos cuenta de otras formas; pero est�n por encima de tales verdades.

En el per�odo actual, y especialmente en las comunidades donde se ha predicado el evangelio con poder y se han reunido muchas iglesias de los fieles, los principios de la revelaci�n se han enunciado con tanta frecuencia y de manera tan expl�cita que han exigido en general el asentimiento nominal de los inconversos. hombres. En consecuencia, muchos de estos hombres les han aplicado sus m�todos de razonamiento y sus reglas de fe. El resultado ha sido que las ense�anzas del Esp�ritu Santo han sido sometidas a las pruebas de la mera filosof�a carnal, y se les ha quemado la vida en esa prueba.

La comprensi�n inductiva y la raz�n intuitiva, para adoptar una distinci�n moderna, han usurpado el lugar de la fe. En el texto, se declara que Dios es el gobernante y gobernador del universo. Su gobierno es un gobierno moral, porque �l, un Esp�ritu, es infinitamente correcto; porque su ley es santa, justa y buena; porque todos los seres a los que se aplica directamente son agentes morales libres; y porque toda la creaci�n inferior, animada e inanimada, actual y prospectivamente, est� relacionada con Su sistema moral.

I. observo en primer lugar, QUE Es un principio , DE MORAL gobierno que no hay apelaci�n de la autoridad de LA S OVEREIGN . Eso es supremo y definitivo. No hab�a Dios antes de Dios, no hay nadie fuera de �l y no lo habr� despu�s de �l. Su �nica supremac�a se declara una y otra vez en las Escrituras. Se afirma en el primer mandamiento de la ley dada en el Sina�.

En todo el curso de la teocracia jud�a fue el tema del profeta, el salmista y todos los santos. Incluso los reyes de los gentiles se vieron obligados a aceptarlo. Nabucodonosor dijo al recuperarse: �Bendijo al Alt�simo, alab� y glorifiqu� al que vive por los siglos, cuyo dominio es dominio eterno, y su reino es de generaci�n en generaci�n. Y todos los habitantes de la tierra son considerados como nada; y hace seg�n su voluntad en el ej�rcito del cielo y entre los habitantes de la tierra; y nadie puede detener su mano, ni decirle: �Qu� haces? Esta autoridad de Dios es suprema con respecto a sus mandamientos.

Lo que �l ha mandado es suficiente garant�a en todos los casos para la obediencia. Ning�n ser sobre quien se imponen Sus mandamientos tiene derecho, bajo ning�n pretexto, a cuestionar su justicia o dudar en su propia obediencia. Si �l ordena a todos los hombres en todas partes que se arrepientan, entonces ning�n pecador tiene excusa para la impenitencia de un instante.

Cualesquiera que sean las razones que influyen en Dios para dar la orden, la orden en s� es raz�n suficiente para nuestra obediencia. Ning�n ser en el universo podr�a justificarse a s� mismo en su negligencia de obedecer un solo precepto del Todopoderoso. Una vez m�s, la autoridad de Dios es suprema con respecto a sus propios prop�sitos. Sean lo que sean, ten�a derecho a concebir y tiene derecho a ejecutarlas. �l tiene el derecho de hacer que Su prop�sito y energ�a Divinos sean primordiales para la voluntad y la actividad de cualquier agente libre, ang�lico o humano, trabajando en ellos de acuerdo con la voluntad y el hacer de Su buena voluntad.

La creaci�n no puede quejarse de que fue creada; la iglesia no puede quejarse de su salvaci�n; el mundo inicuo no puede quejarse de su destrucci�n. Una vez m�s, la autoridad de Dios es suprema con respecto a nuestra fe. As� como cualquier verdad preceptiva que �l ha revelado tiene derecho a nuestra obediencia incondicional, as� tambi�n cualquier verdad doctrinal que �l ha revelado tiene derecho a ser considerada por nosotros como un axioma en todos nuestros razonamientos.

Pero debe recordarse que en ninguno de estos detalles la autoridad de Dios es arbitraria. Eso no est� impl�cito en su supremac�a. Dios nunca manda, nunca propone, nunca revela nada en contra de la raz�n, o sin raz�n, sin embargo, puede estar por encima y m�s all� de la raz�n. Su supremac�a pertenece a Sus infinitas perfecciones, y porque son infinitas.

II. Es un principio de gobierno moral que sus m�todos de correspondencia perfecta con el car�cter y los atributos de G OD , Y son precisamente adaptado a la naturaleza de los seres sometidos a ella . En toda la administraci�n del universo, se despliegan la sabidur�a, la santidad y la bondad de Dios. No hay un movimiento en toda la econom�a de la creaci�n y la providencia que no atestig�e la excelente gloria de Dios.

Cualquier contradicci�n entre la naturaleza y las obras del Ser Supremo confundir�a a todo el sistema del universo. Si hay un Dios, Jehov�, Su gobierno debe estar en todos los detalles de acuerdo con Su car�cter. Tal como �l es, debe ser. Pero tambi�n se adapta a la naturaleza de sus sujetos. Se adapta a ellos en su idea general y elemento principal. Eso es santidad, rectitud absoluta y completa.

Todos los seres racionales responden naturalmente a esta idea. No pueden evitar hacerlo. Es una necesidad de su naturaleza. Pueden responder tanto de forma negativa como afirmativa; tanto odiando como amando; tanto por la desobediencia como por la sumisi�n; pero deben responder de una forma u otra, tan seguramente como existen, piensan y sienten. Este es un hecho sin excepci�n en el cielo, la tierra o el infierno. Una vez m�s, el gobierno de Dios se adapta a sus s�bditos en sus requisitos.

It requires them in the first instance to be right, to be holy. Is not this a suitable requirement for every rational creature that God has made? Is it not proper for him, in view of all his faculties and all their relations, to be holy, to be conformed to the will of God? Whenever God makes specific requisitions upon men, are these requisitions ever contrary to our nature as that nature was originally constituted? Because we are wrong, is it improper that we should be required to be right? Because our fathers were sinners, is that a reason why we should be free from moral obligation? Because Adam sinned, and so brought the curse upon us and all his descendants, are they justified in sin? Will any man�s conscience excuse him on that ground? Again, God�s government is adapted to its subjects in its sanctions.

�No le parece m�s apropiada la conexi�n entre la santidad y la felicidad, y entre el pecado y la miseria? �No ser�a violentar las naturalezas racionales invertir este orden y hacer que la santidad produzca la miseria como resultado genuino y el pecado produzca la felicidad? Si entonces el gobierno de Dios se adapta precisamente a la naturaleza de todos sus s�bditos, cabe preguntarse �d�nde est� la culpa de que exista tanto desorden y miseria en un mundo que �l gobierna? Repito la pregunta, �d�nde est� la falla? �Est� en Dios? �Qu� hay en �l de culpa? �Ser� menos santo, menos sabio, menos bueno? porque m�s santo, sabio y bueno no puede ser? Si �l fuera otro de lo que es, �usted, un ser racional, confiar�a en �l por m�s tiempo y en su gozo lo alabar�a, o en su desesperaci�n le pedir�a ayuda? Es la falta en su ley; admitiendo, por el momento, que la ley de un ser perfecto puede ser imperfecta? �Qu� disposici�n de esa ley cambiar�? �Qu� principio de Su gobierno modificar�s? �Se eliminar� la idea, el elemento de santidad? �Los experimentos que Satan�s hizo en el cielo y Ad�n hicieron en el para�so animan mucho ese cambio? �Se anular�n o matizar�n los requisitos de la ley? Si le gustar�a esto para usted, �le gustar�a a su vecino? �Es la ley demasiado estricta para �l? �Estar�as dispuesto a vivir en este mundo, supones que podr�as vivir en �l, si se eliminara la restricci�n impuesta a la conciencia de la humanidad por la rigurosidad de la ley? �Y se abrogar�n las sanciones de la ley? �Crees que es mejor que el fuego no te queme, que el vicio no te pique, que el crimen no te arruine, pecado para no destruirte? Entonces, �d�nde est� la culpa? �No est� en ti? �No est� en tu padre? �No est� en Ad�n? �No est� en el hombre? �El pecado entr� en el mundo por un hombre, y por el pecado la muerte, y as� la muerte pas� a todos los hombres, por cuanto todos pecaron.

�El pecado es la culpa, el primer pecado y todos los pecados consiguientes; el �ltimo pecado, y todos los pecados precedentes. Y ning�n hombre puede pensar en echar la culpa de su pecado, o de cualquier pecado, a la ley que se viola, o al Dios que se ofende.

III. Es un principio de gobierno moral QUE NINGUNO DE SUS SUJETOS PUEDE ESCAPAR DE EL . Controla la infinitud del espacio, la extensi�n de la eternidad y cada criatura que Dios ha creado. En ning�n lugar, en ning�n momento y de ning�n modo puede pasar un agente moral sin su alcance. No puedes escapar de ella debido a la debilidad de tus poderes y a la escasez de tus talentos. Si tienes un solo talento, o medio talento, o la fracci�n infinitesimal de uno, si no eres verdaderamente un bruto cuyo esp�ritu desciende, entonces eres un sujeto de gobierno moral, deber�as tener raz�n, eres culpable de si est�s equivocado, solo puedes ser salvo mediante la sangre de la expiaci�n y la renovaci�n del Esp�ritu Santo.

No puedes escapar de ella debido al poder de tu intelecto y la multiplicidad de tus dotes. No le permitir�n oponerse a Dios y diferenciarse de �l. Tampoco puede escapar del gobierno de Dios debido a sus circunstancias y relaciones. No ser�a necesario decir nada sobre este punto, si no fuera por la pr�ctica infidelidad de tantas personas al respecto.

Ning�n hombre puede estar en una situaci�n tal que evite la responsabilidad ante Dios. El sujeto es responsable ante Dios, por muy relacionado que est� con el magistrado. El soldado es responsable ante Dios, sin embargo, su oficial superior puede decirle: "Haz esto" o "Haz aquello". El funcionario es responsable ante Dios, sin embargo, sus movimientos pueden ser dirigidos por autoridades superiores. El hombre de negocios es responsable ante Dios, independientemente de c�mo est� relacionado con sus asociados.

El hijo es responsable ante Dios, sin embargo, puede haber heredado el car�cter de su padre y haber sido controlado por su influencia. Dondequiera que est� un ser moral, est� la ley y all� se extiende el gobierno moral. Si est� en el cielo, Dios est� all�; si hace su cama en el infierno, Dios est� all�; y si vuela en las alas de la ma�ana tan r�pido y tan lejos como la luz puede viajar, todav�a Dios estar� con �l, y la ley de Dios reposar� sobre �l.

IV. Es un principio de gobierno moral QUE EL PECADO DE UN INDIVIDUO TIENE CONSECUENCIAS PERJUDICIALES SOBRE AQUELLOS QUE EST�N RELACIONADOS CON �L , incluso si no hubieran concurrido en su pecado particular. Dios trata a la humanidad como una unidad; si uno peca, otros sufren. Un hombre vicioso traer� dolor a todos los que est�n relacionados con �l. Muy pocas personas, si es que hay alguna, no han experimentado alg�n inconveniente, si no un sufrimiento positivo, a causa de la transgresi�n de otro.

Notemos otra clase de ilustraciones. Cuando Cor�, Dat�n y Abiram ofrecieron fuego extra�o ante el Se�or, la tierra abri� su boca y se los trag� a ellos, a sus casas, a todos los hombres que pertenec�an a Cor� y a todos sus bienes. Cuando Ac�n pec� en el asunto de la maldici�n, el ej�rcito de Israel fue herido ante el rey de Hai. Echemos un vistazo a otra clase de hechos ilustrativos.

Se le se�ala a un hombre en medio de una multitud. No hay nada peculiar en su apariencia, y no se puede o�r hablar de nada de mala reputaci�n en su car�cter, y de nada bueno o malo de �l mismo que deba marcarlo para la observaci�n. �Por qu�, entonces, se le se�ala y se le mira con ojos curiosos, como si fuera un monstruo? Es el hijo de un asesino.

V. Se trata de un principio de gobierno moral que la justicia de un individuo , CONLLEVA BENDICIONES sobre aquellos que son asociadas a �l . Por causa de un hombre virtuoso y santo, sus padres, su esposa, sus hijos, sus amigos, sus vecinos y su pa�s son bendecidos por Dios. Dios habr�a perdonado a Sodoma si se hubieran encontrado en ella diez hombres justos. Pero el ejemplo principal que ilustra esta verdad es la bendici�n que llega al creyente a trav�s de su conexi�n con Cristo.

VI. Lastly, it is a principle of moral government THAT THE WHOLE COURSE OF PROVIDENCE TENDS TOWARDS THE JUDGMENT OF THE GREAT DAY OF THE LORD. God�s government dues not consist in meeting emergencies as they arise. There is to God no emergency, no contingency, that calls for new combinations and unexpected exertion on His part. Nor does any event occur out of place, and devoid of relation to other events, and to the general plan of the universe.

�El Se�or no se demora en su promesa, como algunos la consideran negligencia; pero es paciente para con nosotros, no queriendo que ninguno perezca, sino que todos procedan al arrepentimiento �. A�n mantendr� la integridad de Su administraci�n. �l todav�a rectificar� los des�rdenes que prevalecen, y establecer� en medio de esplendores m�s que terrenales, y con demostraciones de poder omnipotente y santidad, el trono de Aquel ante quien �Se doblar� toda rodilla y toda lengua confesar� que �l es el Se�or.

�Ning�n pecador de toda esta multitud puede escapar de la ira venidera, sino por la fe en el sacrificio de expiaci�n. La tierra est� llena de guerras y rumores de guerras. Pero todo est� llegando ahora mismo. El juicio se acelera, y las huestes de la tierra y el infierno se est�n preparando para ello. Dentro de poco, todos los fines del gobierno moral ser�n resueltos, y "El reino, y el dominio, y la grandeza del reino debajo de todo el cielo ser�n dados al pueblo de los santos del Dios Alt�simo". ( JK Se�or. )

El gobierno del mundo

I. G OD ' S GOBIERNO es �l mismo . "�l hace". Los gobiernos humanos no son hombres, sino sistemas. Los hombres gobiernan por institutos o leyes. No es as� con Dios.

�l es la esencia de todas las formas, el resorte de todos los movimientos, la fuerza de todas las fuerzas.

1. La ciencia que se interpone entre nosotros y Dios es una ciencia falsa. Esa es la ciencia m�s verdadera que acerca a Dios a nuestra raz�n, nuestra conciencia, nuestra alma.

2. La ciencia que se interpone entre nosotros y Dios es una ciencia funesta. Un contacto constante y consciente con Dios es esencial para nuestra vida espiritual, desarrollo, perfecci�n y bienaventuranza.

II. G OD ' S GOBIERNO es irresponsable . ��l hace seg�n su voluntad�. No tiene a nadie a quien aconsejar, persuadir, refrenar o estimular. Es absolutamente libre ...

1. La justicia de su proceder. Los hombres a menudo est�n obligados a hacer lo correcto, no por el bien de la lucha, sino porque son responsables ante las autoridades superiores. Pero Dios hace lo correcto porque est� de acuerdo con Su naturaleza. El hecho de su irresponsabilidad revela en la luz m�s fuerte

2. La benevolencia de su coraz�n. Si fuera un Ser mal�volo, siendo absolutamente irresponsable como es, har�a del universo un gran infierno; pero el universo entero se desborda de felicidad. �Cu�n glorioso es Dios!

III. G OD ' S gobierno est� UNIVERSAL . "En el ej�rcito del cielo y entre los habitantes de la tierra".

1. Controla tanto lo ordinario como lo extraordinario. Los hombres est�n m�s dispuestos a verlo en lo inusual y extra�o que en lo com�n y uniforme. Los hombres lo ven en el man�, pero no en los campos de ma�z; lo escuchan en el retumbar del trueno, pero no en el susurro de la brisa; sienten Su toque en el rel�mpago bifurcado, pero no en las inundaciones solares. Aunque est� en todos los objetos y eventos comunes.

2. Controla tanto lo espiritual como lo material. "El ej�rcito del cielo y entre los habitantes de la tierra".

3. Controla tanto el mal como el bien. ( Homilista .)

La Providencia de Dios aclarada

Estas palabras fueron pronunciadas por un personaje muy extraordinario, en una ocasi�n muy notable. Son la confesi�n o testimonio de Nabucodonosor, rey de Babilonia, cuando su raz�n, que durante un tiempo hab�a estado suspendida judicialmente, le fue restituida por el Dios Todopoderoso.

I. El primer punto que el texto presenta virtualmente a nuestra atenci�n es el RECONOCIMIENTO ILIMITADO . Uno de los principios rectores del de�smo es que el gran Creador, habiendo proporcionado a la humanidad un c�digo de leyes escritas en la conciencia, y tendiendo, si se obedec�a fielmente, a asegurar la felicidad general, se retir� del escenario de las acciones humanas a la soledad de Su propio ser, o quiz�s para dialogar con otras inteligencias m�s elevadas y m�s dignas que el hombre.

Con el de�sta, sin embargo, como no tenemos sentimientos en com�n, tampoco tenemos sentido discutir. Teniendo una mejor luz que sus destellos de luna invernal para guiarnos, pasamos inmediatamente al volumen de la revelaci�n, y all� aprendemos que �los ojos del Se�or est�n en todo lugar�; que el atributo de la omnisciencia no es, como nos persuadir�a el de�sta, un atributo dormido, sino que se ejerce en toda la plenitud de su conocimiento despierto, en conexi�n con los asuntos de este nuestro mundo.

��Soy yo un Dios cercano, dice Jehov�, y no un Dios lejano? �Puede alguien esconderse en lugares secretos para que yo no lo vea? �No lleno el cielo y la tierra? dice el Se�or? Tiene el aspecto y la actitud de reyes y potentados; Observa los procedimientos de los estadistas y gobernadores. En el ejercicio incansable del mismo atributo glorioso, el mismo Santo camina en medio de las iglesias, conociendo lo que pasa entre ellas; encuestando a ministros y personas; observando hasta qu� punto las espiritualidades del reino de la gracia est�n infundidas en sus diversas constituciones. El pensamiento del reconocimiento de Dios de todas las cosas y todos los eventos es a la vez simple y sublime. Es fuente de terror para el pecador y motivo de consuelo para el santo.

II. La doctrina expuesta en el texto comprende la AGENCIA UNIVERSAL . Jehov� no es un mero espectador. La mirada penetrante de Su ojo omnisciente va acompa�ada del trabajo activo e incesante de Su mano Divina. Por eso el profeta exclama: "�Hay maldad en una ciudad, y el Se�or no lo ha hecho?" Y el pasaje que estamos considerando habla de Dios �como haciendo seg�n su voluntad en el ej�rcito del cielo y entre los habitantes de la tierra.

�Esta rama del tema es demasiado copiosa para discutirla en general. Si se cumpliera, nos conducir�a a trav�s de toda la gama de la creaci�n, natural y moral, y dif�cilmente proporcionar�a un lugar de descanso para la planta del pie, mientras permanecieran los poderes f�sicos de discusi�n. Por lo tanto, limitar� los pocos comentarios que tengo para ofrecer a la agencia Divina tal como est� asociada inmediatamente con las preocupaciones generales de la iglesia y con los intereses privados de los individuos que componen sus miembros.

Cuando Dios gui� a su antiguo pueblo a trav�s de los sinuosos de ese gran y terrible desierto, donde hab�a serpientes ardientes, escorpiones y sequ�a, su promesa fue: "Mi presencia ir� contigo, y te har� descansar". Y por lo tanto, la historia de los israelitas, durante su memorable viaje a la tierra prometida, es, desde el principio hasta el final, una ejemplificaci�n de Su agencia protectora e interpuesta.

El infiel se burla y el esc�ptico se burla cuando afirmamos que el mundo existe por el bien de la iglesia, y que todos los asuntos humanos tienen que ver con la consumaci�n de los prop�sitos divinos en favor de un pueblo elegido. Y, sin embargo, para un lector ilustrado de las Escrituras, ninguna verdad puede ser m�s clara que esta. Traza la historia de los cuatro grandes imperios, el caldeo, el medo-persa, el macedonio o griego y el romano.

Los planes y prop�sitos del Gran Eterno est�n madurando en medio de toda la distracci�n de un mundo ca�do. Su dise�o maestro corre, como un hilo dorado, a trav�s de las intrincadas complejidades del enamoramiento humano. Fluye, como un arroyo puro y pac�fico, que ni se mezcla con las aguas turbias por las que pasa ni es perturbado por sus conmociones. Una vez m�s, la agencia de la que estamos hablando es tanto particular como general.

La mente contemplativa percibir� de inmediato que debe ser as� necesariamente, ya que los acontecimientos m�s importantes y m�s grandes est�n, en innumerables casos, suspendidos sobre los movimientos aislados de los individuos; y, por tanto, si Dios no atiende sus preocupaciones, debe dejar de atender las preocupaciones de los imperios y el destino de los mundos. El cristiano no est� m�s a su propia disposici�n, o sujeto al capricho de sus compa�eros mortales, en lo que respecta a los acontecimientos de la vida, de lo que est� en relaci�n con su destino futuro y final.

Es tanto hijo de la Providencia como hijo de la gracia. Su historia, como los cielos llenos de lentejuelas, est� salpicada de brillantes indicios de la presencia divina. Mira hacia atr�s con gratitud y mira hacia adelante con confianza. Aqu�, sin embargo, debemos recordar nuevamente que los grandes principios que mueven a nuestro Amigo celestial, en Su trato con Su pueblo, est�n envueltos en la oscuridad impenetrable de Su naturaleza incomprensible.

El "por qu�" y el "por qu�" no se dan a conocer de forma natural; tampoco, por otro lado, regresan sobre nosotros como un eco rebote, para perderse en el silencio eterno, y desperdiciar en un vac�o l�gubre. �Pregunto por qu�? Una voz del cielo responde: "Lo que hago, t� no lo sabes ahora, pero lo sabr�s en el m�s all�". �Digo, por qu�? La respuesta es: "Ten paciencia, porque la venida del Se�or se acerca". Una de las mejores visiones que nos brinda la revelaci�n de la grandeza de Dios, es la que lo representa sacando la luz de las tinieblas, el orden de la confusi�n y la santidad del pecado.

III. El tercer punto que nuestro tema nos lleva a notar es la VOLICI�N SOBERANA . No s�lo el azar y la fatalidad est�n excluidos de toda participaci�n en las preocupaciones de la humanidad, sino que tambi�n quedan excluidos todos los dem�s poderes, salvo el que pueda emplearse o permitirse operar, en subordinaci�n a Aquel que es el �nico independiente y todopoderoso. "Nadie puede detener su mano, ni decirle: �Qu� haces?" Conectado con este punto, en su sentido moral, soy consciente de una dificultad gigantesca.

Cabe preguntarse c�mo se puede dar cuenta de ello, ya que Dios es a la vez infinito en poder; en santidad y compasi�n, �que permite que el mundo exhiba su actual aspecto de irregularidad moral? �Por qu� no ejerce de una vez su dominio soberano para aplastar al monstruo pecado y reducir toda su creaci�n inteligente a la obediencia de su verdad eterna? Es cierto que la omnipotencia podr�a, en un momento, acallar los gemidos de la naturaleza, detener la marcha de la iniquidad y sanar las desolaciones que se extendieron por la tierra.

Pero es igualmente cierto que, en la medida en que la omnipotencia no se ejerce as�, hay una raz�n sobradamente suficiente, aunque escondida en los recovecos impenetrables de la sabidur�a ilimitada, por qu� deber�a ser de otra manera. Sin embargo, el punto de vista que la Escritura ofrece de la voluntad soberana, como principio activo y operativo, exige nuestra mayor atenci�n. Donde la voluntad de Dios se resuelve en forma de determinaci�n, tiene toda la fuerza de una ley irresistible y toda la certeza de un decreto inalterable.

"Mi consejo permanecer� y har� todo lo que est� a mi alcance". Dios permiti� que los hijos de Abraham fueran llevados cautivos a Babilonia; pero quiso que, despu�s de un per�odo de setenta a�os, regresaran a su propia tierra; y por esa sencilla raz�n regresaron. �Necesito agregar que la volici�n es certeza, ya que se relaciona con las circunstancias y perspectivas de los creyentes individuales?

IV. Sobre el �ltimo punto que se propone llamar la atenci�n, a saber, la RECTITUD INADECUABLE , agrego 'pero muy pocas palabras. "Los caminos del Se�or son iguales". Nunca viola un atributo para exaltar otro; la equidad perfecta atraviesa todos Sus procedimientos e impregna todo el sistema de Su gobierno moral. En cada dispensaci�n en particular, ya sea que afecte a imperios, iglesias, familias o individuos, todo est� bien.

Ni un solo error ni un solo defecto son admitidos en la administraci�n de Su providencia. En Su soberan�a no hay nada arbitrario; en su venganza no hay nada injusto; en las aflictivas visitaciones con las que prueba a su pueblo no hay nada que sea cruel.

1. Est� calculado para apaciguar el miedo. �Por qu� est�s abatido, oh creyente, y por qu� est�s inquieto dentro de ti? �Es porque abundan los hombres malos y porque los esp�ritus ap�statas andan arriba y abajo en la tierra? �Es porque la iglesia es atacada por las armas de una guerra imp�a? �O se debe a que se pone en peligro alguna comodidad familiar, o se amenaza alg�n inter�s favorito? Recuerde, "el Se�or reina"; esto es suficiente para que lo sepas.

2. El sujeto est� calculado para reprimir la rebeli�n. "El Se�or dio, y el Se�or quit�; sea el nombre del Se�or bendito". O�d, entonces, la voz que dice: "Glorif�came en los fuegos".

3. El tema de la providencia que dirige y domina la providencia de Dios est� abundantemente calculado para fomentar la confianza cristiana. El pacto de gracia est� �ordenado en todas las cosas y seguro�, y todo el sistema de la providencia surge de sus arreglos perfectos e inalterables. "El que no escatim� ni a su propio Hijo, antes lo entreg� por todos nosotros, �c�mo no nos dar� tambi�n con �l todas las cosas?" ( W. Knight, MA .)

La providencia de dios

El texto afirma el control absoluto y la providencia supervisora ??del Dios Todopoderoso sobre el universo que ha creado; una verdad trascendental, que exige la atenci�n fija y devota de cada individuo en esta asamblea.

I. En el primer caso, puede ser necesario considerar la evidencia de la existencia , DE A WISE , GOOD , y eficiente P ROVIDENCE sobre los asuntos HUMANOS .

1. La prueba de que Jehov� supervisa y gobierna el mundo es igual a la prueba de que �l lo cre�; la creaci�n y la providencia deben mantenerse o caer juntas. Que el sistema de cosas que nos rodea, tan hermoso, tan estupendo, es la producci�n de una mano omnisciente, todopoderosa y todo benevolente, debe ser evidente para un observador, incluso comparativamente ignorante y defectuoso. El argumento de un Creador a una providencia es simple y concluyente; no intrincado y metaf�sico, pero obvio para la capacidad m�s simple. �Valdr�a la pena que Jehov� creara lo que no vale la pena que �l inspeccione y gobierne? Toda mente sin prejuicios debe responder: No.

2. La prueba de una providencia supervisora ??y amable, al menos sobre los asuntos humanos, es igual a la prueba de la redenci�n humana. Este es el argumento memorable usado por un ap�stol inspirado; Escuche el feliz principio que asume, y las deliciosas consecuencias que deduce: "El que no escatim� ni a su propio Hijo, sino que lo entreg� por todos nosotros, �c�mo no nos dar� tambi�n con �l todas las cosas?" ( Romanos 8:32 ). �Ha exhibido tales prodigios de compasi�n y poder para elevarnos a Su Cielo, y nos dejar� sin gu�a, sin protecci�n, mientras permanecemos en la tierra?

3. Esta verdad trascendental y agradable es una doctrina constante en la palabra de vida. En Dios �vivimos, nos movemos y tenemos nuestro ser� ( Hechos 17:28 ). �Deber�ais decir: Si el Se�or quiere, viviremos y haremos esto o aquello� ( Santiago 4:15 ). Pero en ninguna parte se expresa con tanta belleza y poder como en el discurso de nuestro bendito Se�or en el monte.

4. Que Dios Todopoderoso inspecciona, controla y gobierna el mundo es una verdad que no se deja descubrir mediante un proceso de dif�cil raciocinio; no se basa en las ense�anzas de la revelaci�n meramente; es una verdad atestiguada por el brillante, audaz, incuestionable e incuestionable sello de los hechos. Podemos ejemplificar esto:

(1) En la detecci�n de delitos secretos.

(2) Podemos aducir como segunda instancia ese car�cter de retribuci�n que marca tantos de los eventos de este mundo.

(3) La buena mano de nuestro Dios no se ve menos visiblemente, no menos conmovedora en esos sorprendentes escapes, esas maravillosas liberaciones que muchos en esta audiencia sin duda han experimentado. Son pruebas de una providencia divina, inmediata, directa y personal; olvidarlos o discutirlos era tan ingrato y perverso como irrazonable y absurdo.

II. Aunque la evidencia de la existencia de una Providencia sabia, buena y eficiente es tan completa y satisfactoria, SE DEBE ADMITIR QUE SUS DISPENSACIONES A MENUDO SON INSCRUTABLES , y para los sentimientos de nuestra naturaleza, dolorosamente misteriosos. A veces se encuentran en triste colisi�n con el m�s tierno y virtuoso de nuestros afectos; como por ejemplo en la muerte de ni�os. A veces se oponen a lo que parece ser el verdadero inter�s y bienestar de una familia; como en la muerte de algunos padres.

A veces, las dispensaciones de la Providencia chocan con los prop�sitos y esfuerzos de nuestra m�s cristiana benevolencia, al menos en apariencia. �Qu� diremos de la muerte prematura de algunos misioneros cristianos? En algunos casos, el observador superficial estar�a listo para concluir que no existe superintendencia o control sobre los eventos que pasan; que o no hay Dios, o que Dios ha abandonado el mundo al capricho y la miseria de un azar ciego. Como cuando los imp�os prosperan y los justos sufren.

III. Aunque misterioso, los movimientos de P ROVIDENCE est�n siempre WISE , Y NUNCA GOOD .

1. Reflexione entonces seriamente sobre que la providencia de Dios es un sistema, y ??un sistema del cual vemos y podemos ver, pero una peque�a parte. A este respecto, es como cualquier otra obra del infinitamente sabio Jehov�; nada se hace en confusi�n, nada se deja en desorden; la armon�a, el orden y el sistema impregnan el todo. Pero entonces es un sistema cuyos principios profundos, cuyos estupendos objetos, cuyas m�ltiples operaciones, desaf�an la insignificante comprensi�n de los mortales.

En una palabra, las disposiciones y el funcionamiento de este sistema llegan tanto a las cosas morales como a las naturales, tanto a los �ngeles como a los hombres, a las realidades estupendas y siempre permanentes de la eternidad, as� como a los asuntos transitorios del tiempo. Un plan como este debe estar m�s all� del alcance de la mente humana; el todo poderoso es examinado, es entendido solo por la Mente Infinita. Nos conviene, por tanto, no acusar los procedimientos de la Providencia en la barra de nuestra raz�n limitada: no cuestionar su sabidur�a en un evento o su bondad en otro. Si pudi�ramos comprender el todo, deber�amos percibir la idoneidad y la bondad de cada parte.

2. Al examinar las dispensaciones m�s oscuras y aflictivas de la Providencia, siempre debe tenerse en cuenta que todos los tratos de Dios con los hombres tienen una conexi�n con la religi�n y est�n dise�ados, de una manera u otra, para promover el reino espiritual de Dios. Mes�as. Esta observaci�n se aplica a aquellos grandes eventos que involucran el surgimiento, revoluciones o ca�da de estados e imperios. Esta observaci�n se aplica nada menos que a sucesos de descripci�n m�s parcial y local. Podemos ir m�s all� y aplicar la observaci�n a aquellos eventos que nos conciernen como familias y como individuos.

3. La providencia de Dios es a menudo misteriosa; pero es ese misterio el que, tarde o temprano, se explicar� y se desarrollar�. Como ni�os, estamos impacientes por llegar de inmediato al final y la cat�strofe de los acontecimientos. Corrijamos esta locura; esperemos con calma hasta que le plazca a Dios convertirnos en el int�rprete de sus propios procedimientos. Como la flor, cuando brota por primera vez, aparece envuelta en una cubierta cerrada y antiest�tica, pero calentada por el sol y refrescada por la brisa, sus hojas se abren por fin, sus bellezas se despliegan y su fragancia se difunde ampliamente, as� que al alma sumisa y paciente, la sabidur�a y la bondad de las dispensaciones divinas m�s severas y menos prometedoras aparecer�n tarde o temprano. En la eternidad, si no antes, los caminos de Dios hacia los hombres ser�n plenamente justificados.

Conclusi�n:

1. Aprenda de ello una lecci�n de gratitud. Esta Providencia siempre ha sido amable contigo; y de sus tratos no puedes, no te atreves a quejarte.

2. Aprenda de este tema a ejercitar la confianza. Deje que los cuidados ansiosos, corrosivos y angustiosos sean alejados de su alma; honra la providencia de nuestro Dios con una confianza sencilla, infantil y afectuosa.

3. Desde los puntos de vista de la Providencia, nos hemos esforzado por inculcar, aprender a la sumisi�n. Los caminos del cielo se nos presentan para nuestra admiraci�n y no para nuestra animadversi�n. Finalmente, de todo lo que hemos dicho, aprenda ese arte santo y feliz, que convierte cada acontecimiento en su religioso, en su beneficio eterno. En realidad, nada es bueno para ti sino lo que te acerca a Dios y te hace m�s apto para el Cielo; y en realidad, todo lo que promueve el inter�s de tu alma es un bien, por m�s que se pueda considerar de otro modo. ( J . Bromley .)

Soberan�a irresistible

En tiempos de des�nimo y prueba, la iglesia misma no est� libre de angustiantes dudas y ansiedades con respecto a la mano dominante de Dios. El salmista podr�a decir, bajo el impulso de tentaciones desconcertantes: "�Se ha olvidado Dios de ser misericordioso?" y Si�n, en la hora de la calamidad, pudo derramar la duda y la tristeza: "�Ciertamente Dios me ha desamparado, y mi Dios se ha olvidado de m�!" La mente, enterrada en las profundidades de sus preocupaciones actuales y abatida por la carga de pensamientos opresivos y dolorosos, no est� preparada para adoptar esas grandes visiones del car�cter y las obras divinas, que son solas en s� mismas y capaces de dar calma. y tranquilo para el alma.

�Qui�n hay entre los hijos del valiente, �ngel o arc�ngel, querubines o serafines, que pueda entender la mente del Se�or? Ven Sus obras, se maravillan, adoran, pero confiesan que �l es "inadvertido". Y "�puedes t�, criatura menor que los �ngeles, menor por creaci�n, menor a�n por la ca�da", buscando encontrar a Dios? �Puedes encontrar al Todopoderoso a la perfecci�n? " No. Mu�strate hombre, y reconoce, con alguien a quien no debes avergonzarte de seguir, "cuando pens� en saber esto, fue demasiado dif�cil para m�".

I. T HE DOCTRINA DE TEXTO . Abarca la soberan�a divina y el funcionamiento divino. Por mucho que a los hombres no les guste la soberan�a de Dios, se puede argumentar desde Su misma existencia. �Es �l un Ser eterno, omnipotente y autoexistente, entonces la soberan�a absoluta es Su derecho esencial e inalienable? Vemos esto en la obra de la naturaleza. �Qui�n cre� la tierra? �Qui�n lo conserva y todo lo que contiene? �No vivimos en �l, nos movemos y tenemos nuestro ser? �No dependemos de �l todos los d�as y en todo momento? �Y no es, entonces, el Gobernador Supremo? Vemos Su soberan�a en el reino de gracia.

Si ahora somos Su pueblo, �qu� hab�a en cualquiera de nosotros para merecer Su estima? Pero las palabras tambi�n exponen la obra Divina. Sin embargo, es una doctrina que no pocos han negado abiertamente y muchos no creen en secreto. Que Dios ha estado obrando en el mundo del que somos habitantes, y en los poderosos campos del espacio que se extienden a nuestro alrededor, es demasiado evidente para que la mayor�a de los hombres lo niegue. Y debo continuar para decir que quien excluye a Dios del mundo de la providencia tambi�n podr�a excluirlo del mundo de la naturaleza.

Aquel que puede atribuir los acontecimientos que continuamente suceden al agente humano, no es menos incr�dulo que el hombre que atribuye el nacimiento y el ser del universo a la danza de los �tomos o una casualidad desconocida. Los atributos Divinos de la verdad, la justicia y la santidad son tan claros en los arreglos del mundo moral como los caracteres de Su poder eterno y Deidad est�n grabados con l�neas fuertes y llamativas en el mundo natural.

El camino de la Divina Providencia puede ser a menudo sin huellas, pero aqu� y all� la justicia o la misericordia han levantado un monumento para marcar su curso. De una consideraci�n humilde del m�todo misterioso en el que Dios se complace en llevar a cabo sus vastos designios, podemos aprender muchas lecciones valiosas; puede profundizar nuestra humildad, puede llamar a la fe a un juego m�s vigoroso, puede aumentar nuestra admiraci�n por un Ser que, aunque es maravilloso en el consejo, es excelente en el trabajo.

�Estamos dispuestos a quedarnos al margen y ver nuestras esperanzas frustradas, nuestras nociones contradecidas y nuestras opiniones frustradas? Entonces hemos aprendido lo que la sabidur�a humana no podr�a ense�ar y lo que el orgullo humano nunca se rebajar�a a aprender. �l obra por medio de Su propia elecci�n y, sin embargo, obra con eficacia. El proceso puede ser tan lento que los incr�dulos tendr�n ocasi�n de triunfar, los medios ser�n tan d�biles que el mundo se burlar� de ellos; el modo en que �l trabaja ser� tan suyo que ning�n ingenio del hombre pueda comprenderlo, y sin embargo, el resultado del todo es el error: "Har� todo lo que quiera".

II. Consideremos ahora la declaraci�n del texto. "Nadie puede detener su mano ni decir, �qu� haces?" La declaraci�n supone oposici�n y debemos estar preparados para presenciar un conflicto. Sin duda, en lo que al poder se refiere, esta oposici�n podr�a haber sido aplastada de ra�z por la omnipotencia de Aquel contra quien se enfrenta. Pero la omnipotencia no tiene necesidad de anticipar los designios de sus enemigos.

El trono y la autoridad de Dios no deben ser puestos en peligro por la fuerza colectiva de todos los seres creados y, por lo tanto, �l puede permitirse, dir�a yo, dejar que la maldad siga su curso, ejerza toda su violencia, se eleve y se hinche hasta el final. los l�mites m�ximos de su fuerza, para continuar durante siglos en su carrera audaz e imp�a, y luego con una palabra o con una mirada reprender su arrogancia, exponer su debilidad nativa y depositar su poder en el polvo �nadie puede detener su mano.

�La misma oposici�n de hombres y demonios servir� m�s abundantemente para ilustrar Su omnipotencia y sabidur�a. �Que Satan�s rompa todo el tejido de la felicidad y la virtud humanas hasta sus cimientos; que el hombre se convierta en el tonto aliado de este su m�s ac�rrimo enemigo; que toda la naturaleza se desv�e de su curso; aun as� contrarrestar� el da�o, reparar� la ruina, restaurar� todas las cosas, ganar� para M� un nombre glorioso, y '�qui�n lo impedir�?' �No se puede negar que toda la historia del mundo, hasta el presente, no es m�s que la historia de un esfuerzo continuo para resistir y frustrar el prop�sito del Alt�simo.

Pero esta resistencia, feroz como ha demostrado, s�lo ha servido para desplegar m�s claramente la naturaleza de ese prop�sito contra el que se ha vuelto. Verdaderamente, Dios previ� cu�n terriblemente los hijos de los hombres se opondr�an a �l cuando envi� a Su Hijo, Su �nico Hijo, a buscar y salvar el largo ( S. Bridge, MA ).

Versículo 36

Al mismo tiempo, mi raz�n volvi� a m�.

Raz�n humana

I. P ERVERTIDO .

1. En su ate�smo pr�ctico. Este hombre no tiene Dios, no es m�s alto que �l mismo. En todos los logros de los que se glor�a no hay reconocimiento de un poder supremo. Se ve la perversi�n de la raz�n de este hombre:

2. En su auto-adoraci�n. "�No es esta la gran Babilonia, que yo edifiqu� para la casa del reino con la fuerza de mi poder, y para la honra de mi majestad?" No hab�a nada m�s grande en el universo para este hombre que �l mismo. �Qu� perversi�n de la raz�n era �sa! Un pobre, fr�gil, moribundo, mortal que se considera a s� mismo como el ser m�s grande. La raz�n humana se presenta aqu� como:

II. B RUTALIZADO . �Mientras la palabra estaba en boca del rey�, etc. La raz�n pervertida pronto se vuelve brutalizada, brutalizada en sus satisfacciones y h�bitos. Mira la vida de las bestias del campo.

1. �Cu�les son sus suministros? Las producciones de la tierra, la hierba, nada m�s. �Qu� otros suministros busca el mero hombre mundano? Lo que es de la �tierra , terrenal�, nada m�s.

2. �Cu�les son sus impulsos animadores? Lo g�strico, lo gregario, lo sexual. �Qu� m�s son los impulsos gobernantes de los hombres mundanos?

3. �Cu�les son sus perspectivas? Todo presente y material, nada en el futuro ni espiritual El hecho es que todos los hombres que pr�cticamente ignoran a Dios viven la vida de brutos. La raz�n humana se presenta aqu� como:

III. R ESTORED �Y al final del tiempo yo Nabucodonosor alc� mis ojos al cielo, y mi raz�n me fue devuelta.� Con su raz�n restaurada, llegaron tres cosas:

1. Pensamiento trascendente.

(1) Pens� en la existencia de Dios. "Bendijo al Alt�simo, lo alab� y lo honr�". Cuando vuelve la raz�n, cuando el pecador vuelve en s� mismo, empieza a pensar en Dios. Levanta los ojos al Infinito.

(2) Pens� en el dominio de Dios. Consider� su dominio como eterno; �Cuyo dominio es dominio eterno�; como supremo; como absolutamente irresponsable con cualquiera. "Nadie puede detener su mano", etc. Con su raz�n devuelta lleg�:

2. Elevaci�n social. Cuando el hombre sea restaurado a la verdadera raz�n, se elevar� al honor y la inmortalidad. Con su raz�n devuelta lleg�:

3. Vida devocional. La adoraci�n es a la vez el mayor desarrollo y el mayor deleite de la raz�n. ( Homilista )

Versículo 37

Yo, Nabucodonosor, alc� mis ojos al cielo.

Un converso improbable

I. H ES LA CONVERSI�N FUERA DE UN ESTADO DE HEATHENISMO . Hubo una masa de opiniones id�latras y costumbres viciosas, en medio de las cuales Nabucodonosor fue criado y por las cuales fue configurado. Estaba mal situado en lo que respecta a una oportunidad de conversi�n, o un cambio radical de coraz�n y de vida.

II. H ES CONVERSI�N , FUERA DE UN ESTADO DE ORGULLO MUNDIAL . Era uniformemente pr�spero. No tuvo cambios, ni cheques, ni derrotas; por lo tanto, estaba lleno del pensamiento de s� mismo, a fin de excluir el pensamiento de un superior.

III. T quiere decir INSOLITO EMPLEADAS en la obtenci�n de su conversi�n . Ten�a que ser humillado. Se le quit� la raz�n y se volvi� como una bestia en sus h�bitos. Fue la mayor humillaci�n que se le pudo haber enviado al monarca de la tierra.

IV. T HE EVIDENCIAS N EBUCHADNEZZAR dio de su ser convertido .

1. No hay ninguna raz�n por la que la gracia no deber�a haber obrado en el coraz�n de Nabucodonosor. El conocimiento completo y exacto no es esencial para la salvaci�n. Nabucodonosor no estaba completamente encerrado por el paganismo; porque a lo largo de su vida fue puesto en contacto con los siervos de Dios, y aprender�a de ellos la parte que se le asigna en la profec�a.

2. No debemos esperar demasiado en cuanto a evidencia. No era de esperar que alguien que estaba en la posici�n de Nabucodonosor fuera el santo que Juan o Pablo eran. Sus antecedentes y su entorno operar�an en su contra, de modo que solo habr�a un desarrollo imperfecto de la gracia, y har�a muchas cosas que un cristiano sabe que est�n mal.

3. Tenemos un registro muy imperfecto de lo que fue despu�s de la conversi�n; pero lo que tenemos es alentador. Nabucodonosor desaparece de nuestra vista aqu� bajo una luz favorable. Comentamos entonces

(1) A modo de prueba de su conversi�n, su claro reconocimiento de la soberan�a divina. Eso est� impl�cito en la descripci�n de Dios como el Rey del Cielo, Uno cuya soberan�a no estaba conectada con un solo planeta y que otros se resist�an aqu� y all�, pero que ten�a toda la c�pula del Cielo y, por lo tanto, toda la extensi�n de la tierra. , bajo Su poderosa influencia. De hecho, no hay expresi�n m�s satisfactoria o citada de la soberan�a divina que la que tenemos de boca de Nabucodonosor (v.

34, 35). Sinti� que hab�a estado en manos de esa soberan�a; hab�a sido soberanamente humillado y soberanamente liberado. Ahora bien, es cierto que el reconocimiento de la soberan�a divina no es suficiente para salvarnos, pero debe haber algo as� en cada persona salva. Como es cierto del pecador que dice: �Yo soy m�o; �Qui�n es Se�or sobre m�? de modo que es una marca de un hombre convertido el reconocer que Dios tiene propiedad en �l y el derecho de disponer de �l para su propia gloria. Nosotros comentamos

(2) Que ten�a un claro reconocimiento de la justicia del trato de Dios con �l. Todas cuyas obras son verdad, y sus caminos juicio. No era el tirano descarriado y voluble como le hab�an ense�ado a considerar los objetos de su adoraci�n; pero �l fue Aquel que, observando con sinceridad todo lo que ocurre y, sobre todo, la posibilidad de enga�o, aplica una prueba justa e igual a la conducta de cada hombre y le asigna lo que es correcto.

No suponemos que vio la justicia de Dios en muchos de sus aspectos, que podr�a explicar la d�cima parte de lo que podemos hacer; pero no descansaba en la idea general de la justicia, sino que sent�a en su aplicaci�n a s� mismo que Dios no hab�a ido m�s all� de lo correcto al degradarlo como lo hab�a hecho con la condici�n de una bestia. Haber aprendido una lecci�n como esa de su vida, �no era esa la marca de una persona salva? Nosotros comentamos

(3) Que hubo un reconocimiento claro de lo que hab�a sido la mancha y el pecado de su preciosa vida, lo que �l llama caminar con orgullo, y una humillaci�n de s� mismo por ello. �Como ret�rico, cuando se le pregunt� qu� era lo primero en los roles de elocuencia, respondi�, pronunciaci�n; cu�l fue el segundo, pronunciaci�n; �Cu�l fue la tercera, todav�a respondi�, la pronunciaci�n? De modo que si me preguntaran acerca de los preceptos de la religi�n cristiana, responder�a primero, segundo, tercero y para siempre, humildad.

�No hay nada m�s en lo que se insista en las Escrituras, y no hay nada en lo que los hip�critas fallen de manera tan grosera; y, por tanto, cuando lo veamos presente, podemos albergar una buena esperanza con respecto a un hombre. Nabucodonosor no pudo tener tal vaciamiento de su propia bondad, tal comprensi�n de la violencia personal como la que podamos tener nosotros, a quienes se les ha revelado la santidad y el amor de Dios en la cruz de Cristo.

Pero si se humillara a s� mismo seg�n su luz, aceptando la misericordia de Dios, ser�a aceptado por Dios seg�n las palabras, "Dios no hace acepci�n de personas, sino en toda naci�n", etc. Hay una hermosa exhibici�n de humildad en lo que es todo este cap�tulo cuarto: una proclamaci�n real. Comienza: �El rey Nabucodonosor a todos los pueblos, naciones y lenguas que habitan en toda la tierra.

�Su prop�sito era magnificar a Dios en su humillaci�n y en la restauraci�n de su raz�n y su reino; y es un registro sin adornos, que no oculta nada, no aten�a nada. Si Nabucodonosor consigui� ser admitido, �por qu� no podemos nosotros? No hay restricci�n del Esp�ritu, no hay p�rdida de virtud en la sangre de Cristo, no se retira la promesa divina. Esforc�monos entonces por entrar mientras la puerta de la misericordia est� abierta. ( R . Finlayson, BA ).

Restituci�n de Nabucodonosor

Primero, Nabucodonosor fue humillado como Dios humilla a sus enemigos; ahora es humillado como Dios humilla a sus hijos; que aunque ten�a m�s honor que antes, no est� orgulloso de �l como antes, sino que clama con el profeta David Salmo 115:1 ): �No a m�, oh Se�or, no a m�, sino a tu nombre, da la gloria.

En estos vers�culos, dos cosas se muestran a s� mismas en la primera vista, es decir, la restituci�n de Nabucodonosor y su agradecimiento por su restituci�n. Primero, muestra el tiempo en que fue restaurado, con estas palabras, "Al final de estos d�as", luego muestra la manera en que fue restaurado, con estas palabras, "Yo Nabucodonosor alc� mis ojos al cielo, y mis el entendimiento me fue restaurado ". En su agradecimiento, primero, ensalza el poder de Dios al levantarlo, derribarlo y resucitarlo; luego elogia la justicia y la verdad de Dios, que merece ser alabada tanto por sus juicios como por su misericordia, como si se regocijara de que Dios lo haya hecho como una bestia, para que muriera como un hombre.

"Al final de estos d�as". As� como Daniel not� el momento de su orgullo cuando caminaba en su palacio, para mostrar c�mo el orgullo brota de los edificios, la riqueza, la ropa y esas ra�ces, tambi�n se�ala el momento de su ca�da, �mientras las palabras estaban en su boca �, para mostrar que fue castigado por su orgullo e ignorancia, para saber d�nde comenzar su conversi�n y abatir su orgullo. Y cuando hubiera quitado la causa, entonces Dios quitar�a el castigo, por lo que tambi�n anota el tiempo de su restituci�n, "al final de estos d�as", es decir, despu�s de que hubieran expirado siete a�os, para mostrar cu�nto tiempo el la enfermedad del orgullo est� en curar y mostrar

c�mo se cumpli� todo lo profetizado, hasta el momento. A�n se pone otra nota sobre esta bestia; No sea que pensemos que Dios s�lo considera la temporada, y piensa que siete a�os de castigo suficiente por tal pecado, �l no dice apenas, que su entendimiento y honor le fueron restaurados cuando se cumplieron siete a�os, pero que le fueron restaurados. cuando comenz� a levantar los ojos al cielo, para mostrar que esta bendici�n ven�a de arriba, y que Aquel que lo hab�a humillado, lo hab�a restaurado de nuevo; como si dijera a todos los abatidos por la enfermedad, la pobreza, la infamia o cualquier problema del cuerpo o de la mente: El que os humill�, como me hizo a m�, os resucitar�; pero deben mirar al cielo y elevar su coraz�n a �l, y luego su entendimiento, consuelo, riqueza, placer y salud,

Como un hombre que se despierta de un largo trance, ahora: comenz� a moverse y a levantar los ojos. Cuando el coraz�n est� una vez levantado, alzar� los ojos, la mano, la voz y todo al cielo. El que nunca mir� al cielo mientras su consuelo estuvo en la tierra, ahora su mente ha cambiado, sus miradas, sus gestos y sus discursos, y todo ha cambiado con �l, como si Dios mostrara una diferencia visible entre lo espiritual. y carnal, incluso en sus miradas y gestos, como hay entre un ni�o y un anciano.

Las mentes espirituales son celestiales y miran hacia arriba, porque su gozo est� arriba. Ahora no habla m�s de su palacio, ni de su poder, ni de su majestad, aunque sea mayor de lo que era; pero mir� por encima de su propio palacio a otro palacio, de donde le lleg� esa terrible voz: "Tu reino se ha apartado de ti"; que expresa su coraz�n contrito y esp�ritu herido, cu�ntas pasiones lucharon dentro, como si �l se reprendiera a s� mismo y dijera: Hombre ingrato, mi poder siempre descendi� de arriba, y siempre mir� a la tierra y mi honor descendi� del cielo, y Nunca alc� mis ojos antes; pero ahora, dice �l, sube mi voz y mis manos y mis ojos.

�Hasta cu�ndo estar�is sobre la tierra como una bestia? As� que alz� los ojos al cielo. Despu�s de haber alzado los ojos, comienza a orar, a alabar y a dar gracias a Dios, lo cual demuestra que no solo alz� los ojos, sino tambi�n el coraz�n ( Salmo 25:1 ). Ahora Dios piensa en el tiempo lo suficiente; y as� como volvi� a reformar la tierra despu�s del diluvio con frutos, hierbas y flores, as� volvi� a reformar a Nabucodonosor con entendimiento, belleza y honor.

Como cuando se arrepinti� y dijo: No ahogar� m�s la tierra ( G�nesis 8:21 ), as� no perseguir� m�s a Nabucodonosor. Ahora que conoce a un Rey por encima de �l, volver� a ser rey; ahora busca mi honor, yo le dar� honor; ahora que engrandece al que lo degrad�, volver� para exaltarlo. De modo que la voz que tron� desde el cielo: �Tu reino se ha apartado de ti�, suena de nuevo, �Tu reino te ha sido restaurado.

�As�, el disgusto de Dios es s�lo un interino, hasta que sepamos algo que deber�amos saber, y entonces Nabucodonosor volver� a ser rey, entonces el enfermo ser� sano de nuevo, el siervo quedar� libre de nuevo, entonces el pobre ser� volver a ser rico. Sus misericordias se llaman eternas, porque son para siempre ( Salmo 136:1 ); pero su ira se compara con las nubes porque dura s�lo una temporada.

Ahora la primera cura de la restituci�n del rey estaba en su mente. "Mi entendimiento", dice Nabucodonosor, "me fue restaurado". Para mostrar cu�n inestimable don es nuestro entendimiento y raz�n, por lo que nos diferenciamos de las bestias; por lo cual no podemos estar lo suficientemente agradecidos, por lo tanto, lo registra dos veces, como si su coraz�n fluyera de alegr�a, y su lengua no pudiera elegir sino hablar a menudo de ello, como un hombre piensa y habla de lo que ama: �Mi entendimiento me fue restaurado �, etc.

Lo que se quit� primero, fue restaurado nuevamente, y tan pronto como se fue, ya no fue contado como un hombre, sino como una bestia. Despu�s de haber dicho �Mi entendimiento me fue restaurado�, anexa, �Mi honor me fue restaurado�; as� que volvi� a convertirse en rey. As� como sol�a vestirse de un manto tras otro cuando era rey, as� cuando Dios quiere convertirlo de nuevo en rey, primero se pone sobre �l el manto de la inteligencia, como si fuera el fundamento de un rey, como el esp�ritu principesco. que vino sobre Sa�l ( 1 Samuel 10:9 ); y cuando tuvo el coraz�n de un pr�ncipe, Dios le dio el poder de un pr�ncipe, y proclam�, como una voz del cielo, a Nabucodonosor, rey de Babel; tan gloriosamente se levant� de nuevo como el sol, con un triunfo de su restituci�n, y la bienvenida de sus s�bditos, como el grito que fue ante Salom�n ( 1 Reyes 1:34 ).

Aqu� un hombre sabio puede estudiar y maravillarse, como Eliseo, cuando su maestro fue arrebatado al cielo. Porque como si se hubiera tomado un rap� del suelo y se hubiera colocado nuevamente en el candelero, y hubiera brillado m�s que antes; as� que Nabucodonosor fue levantado del polvo y sentado en el trono; incluso ahora ning�n hombre se preocupaba por �l, y ahora nadie se atreve a desagradarle. Lo que dice Salom�n en Proverbios 16:7 , "Cuando los caminos del hombre agradan al Se�or, har� a todos sus enemigos en paz con �l"; as� que cuando Nabucodonosor agrad� al Se�or, Dios le dio gracia con los hombres y su gloria aument�: �Mi gloria aument�, etc.

Es decir, no solo recibi� su reino, su poder y su honor nuevamente, sino que recibi� la usura de ellos. Cuando busc� el honor de Dios y no se preocup� por los suyos, el honor aument�, de acuerdo con eso ( 1 Samuel 2:30 ), �Yo honrar� a los que; honrame ". Ahora que ha recibido la gracia, examinemos su agradecimiento.

Ahora veamos las partes de la confesi�n de este rey, para que veamos c�mo su agradecimiento respondi� a su pecado. Antes, le hab�a robado a Dios su honor; ahora, como si hubiera venido a hacer restituci�n, trae alabanza y gracias y gloria en su boca. Primero, promueve el poder de Dios y dice que su "reino es un reino eterno"; con estas palabras confiesa que Dios estaba por encima de �l, porque su reino no era un reino eterno, sino un reino moment�neo, como una chispa que se eleva del fuego y cae de nuevo en el fuego.

Por lo tanto, muestra cu�n tonto era al jactarse de su reino, como si fuera como el reino de Dios, que dura para siempre. En segundo lugar, magnifica el poder de Dios, y dice que Dios "hace lo que quiere, tanto en el cielo como en la tierra", y nada puede imped�rselo, ni "decirle: �Qu� haces t�?" Bajo las cuales confiesa de nuevo que Dios estaba por encima de �l, porque no pod�a reinar como hab�a dicho; porque cuando pens� en vivir a su gusto, fue arrojado a las puertas, y Dios no le dijo: �Quieres? pero �Tu reino se apartar� de ti.

Por lo tanto, muestra lo tonto que fue al jactarse de su poder, como si hubiera sido como el poder de Dios, que no se puede controlar. En tercer lugar, alaba la justicia de Dios y dice que sus obras eran todas verdad y sus caminos todo juicio. Bajo las cuales vuelve a confesar que Dios estaba por encima de �l; porque todos sus caminos fueron errores, y sus obras, todos pecados, como lo prob� el fin. Por lo tanto, muestra cu�n tonto era al jactarse de sus obras, como si hubieran sido como las obras de Dios, que no pueden ser reprochadas; por lo tanto, concluye: �Yo, Nabucodonosor, alabo, ensalzo y engrandezco al Rey del cielo.

�Tal maestro de escuela es aflicci�n, ense�ar lo que los profetas y los �ngeles no pueden ense�ar. As� has ??visto orgullo y humildad, uno sacando a Nabucodonosor de su trono, el otro levant�ndolo a su trono; por lo cual sus que est�n firmes pueden tener cuidado de que no caigan, y los que est�n ca�dos aprendan a levantarse de nuevo. ( H . Smith ).

Daniel 4:37

Y a los que andan con orgullo �l puede humillarlos.

Nabucodonosor

Hay una grandeza y al mismo tiempo un temor reverencial alrededor de la historia de Nabucodonosor que atrae la atenci�n reverencial de la infancia y la investigaci�n cuidadosa de aquellos que est�n interesados ??en observar el curso del car�cter y los motivos humanos. Su terrible invasi�n de Tierra Santa; el camino por el que el Todopoderoso parec�a ir delante y seguirlo; la voz de la profec�a, que proclamaba su advenimiento de vez en cuando; su evidente cumplimiento de los propios designios de Dios con respecto a su pueblo pecador, y el notable orgullo de su car�cter al encontrarse con un castigo tan se�alado del Cielo; todos por igual le otorgan una importancia que nos proh�be pasarlo por alto en el estudio de los caracteres del Antiguo Testamento.

1. Vea cu�l fue su posici�n hist�ricamente. Es una persona de considerable inter�s en relaci�n con los tratos providenciales de Dios con la raza humana. Su nombre, su car�cter y su castigo son como un proverbio. Su conexi�n con la Iglesia de Dios y el pueblo a quien Jehov� amaba, y la forma en que se le ha hecho objeto de revelaciones prof�ticas, despierta nuestra sorpresa cuando consideramos la manera marcada en la que su conducta personal es condenada y castigada mediante una demostraci�n de se�ales. de la ira castigadora de Dios.

Su puesto, por tanto, as� como su car�cter personal, se convierten en asuntos de interesante consideraci�n. El punto con el que tenemos que tratar en este car�cter es la uni�n parad�jica del orgullo autoritario con la fuerte convicci�n del omnipotente poder de Dios. No se trataba s�lo de una convecci�n, sino de una verdad plenamente realizada, y que frecuentemente afectaba la pr�ctica del rey de tal manera que lo induc�a a alterar todo su modo de vida; ni s�lo eso, sino llegar al extremo humillante de reconocer ante su pueblo los errores de su idolatr�a y la pureza de la religi�n perseguida.

2. La primera cuesti�n que tenemos que considerar es la naturaleza del orgullo en s�. Es uno de los sentimientos m�s inexplicables a los que estamos sujetos. Muchos lo consideran como de la misma familia con vanidad, aunque, quiz�s, no hay dos faltas m�s separadas. A menudo se aplaude al mismo tiempo con respeto por uno mismo e independencia de car�cter, en ocasiones en las que es un simple esc�ndalo sobre esos atributos clasificarlos con �l.

En algunas de sus manifestaciones es capaz de desafiar a Dios; en otros, es simplemente reducible a esa cantidad de autosuficiencia y energ�a viril que es uno de los atributos m�s elevados y nobles del hombre. Hay tantas gradaciones de orgullo, y tantos sentimientos afines a �l, que una de las mejores formas de determinar su naturaleza distintiva es verlo por contrastes. Compare el orgullo de Nabucodonosor con el de Sa�l y con el de Herodes.

Entre los santos y eminentes siervos de Dios, Mois�s ten�a tendencia a cometer la falta de Herodes. Pablo, quiz�s, m�s que cualquier otro entre los santos de Dios, se parece en car�cter natural al de Saulo; mientras que el personaje que m�s se parece a Nabucodonosor entre los siervos de Dios es el de Josafat. El de Sa�l era un personaje de genuino orgullo; uno que cre�a firmemente en su propio poder inherente de existencia y acci�n, independientemente de cualquier autoridad o fuente superior; y si profesaba creer en eso, s�lo lo hac�a de conformidad con los prejuicios nacionales o las asociaciones de educaci�n.

El orgullo de Nabucodonosor, por otro lado, descansaba en circunstancias que fueron los accidentes accidentales de su vida; su imperio, sus �xitos, su vasto dominio y su prestigio de conquista; mientras que al lado de la pompa de las circunstancias vio claramente a la Deidad presente, reconoci� Su poder y se inclin� humildemente ante Su venganza, no est�bamos esencialmente orgullosos, aunque �su coraz�n se enalteci� dentro de �l.

�Con estos dos casos, cesa lo que se llama estrictamente orgullo, porque el caso de Herodes es de vanidad, una falta muy alejada del orgullo genuino. El orgullo reconoce alg�n reclamo positivo e infranqueable de independencia de acci�n e irresponsabilidad, y se siente m�s dolorido que de otra manera cuando otros le atribuyen su propia cualidad. La vanidad simplemente se complace en ser elogiada por la posesi�n de lo que a menudo no posee, se preocupa mucho menos por tenerlo que por pensar que lo tiene.

3. En el mundo hay muchos representantes de ambas clases. Est� el hombre que tiene la impresi�n de ser independiente de cualquier ser o poder. Est� el hombre que basa su sentido de independencia en alg�n atributo especial o circunstancia relacionada con su vida. Los modos en que estos dos hombres deben tratar consigo mismos son muy variados. Los representantes de la primera clase son Sa�l, usando a Samuel pero como una herramienta, y la ley mosaica pero como una m�quina.

All�, tambi�n, en el mundo antiguo est� Cato, el representante de la independencia romana; y Di�genes, el fil�sofo c�nico que, envuelto en el manto andrajoso de la humildad, cubr�a un bos�n esencialmente orgulloso. Muy diferentes, y mucho m�s numerosos, son los seguidores de esa otra estela; hombres orgullosos de algo; un atributo, un talento o una circunstancia. Nabucodonosor, jact�ndose de su vasto dominio; Sardanapalus, tenaz hasta la muerte de un prop�sito indomable.

Jerjes, orgulloso de millones; y Leonidas, orgulloso de decenas. Pompeyo, orgulloso de ser l�der del aristocr�tico Oriente; y C�sar, orgulloso de guiar los destinos del Occidente m�s popular. Alejandro, alardeando de mundos que ya no quedaban por conquistar. Si los miembros de la primera clase quisieran corregir sus faltas, primero deben intentar realizar un cristianismo definido y dogm�tico; deben sostener y contemplar el credo, como si fuera una forma limitada y personificada de la verdad revelada por Dios.

Deben deshacerse de su tendencia a la subjetividad y la contemplaci�n, llev�ndolos al escepticismo o latitudinarismo en sus puntos de vista de la religi�n, y consentir en volverse dogm�ticos. Est�n adorando a un �dolo hecho sin manos, incluso "a s� mismos". ( E . Monro .)

Orgullo humillado

Hay en este sue�o mucha de esa incongruencia que es caracter�stica de los sue�os; sin embargo, el giro de las palabras del �ngel, mediante las cuales indic� que el �rbol representaba a un hombre, y el prop�sito moral del conjunto, como se expresa en las frases finales, no pudo sino impresionar el coraz�n de Nabucodonosor; e incluso antes de recibir la interpretaci�n de Daniel, su conciencia debi� susurrarle que el �rbol estaba dise�ado para representarse a s� mismo.

Pero su conciencia s�lo le dio un vago presentimiento de su verdadero significado. Cuando Daniel hubo interpretado el sue�o, pas� al consejero, y valorando el bienestar del monarca m�s que su buena opini�n por el momento, y temiendo la degradaci�n para �l m�s que la p�rdida del favor para s� mismo, agreg� estas palabras, que son no m�s notable por la cortes�a de su tono que por la severidad de su fidelidad.

�Por tanto, oh rey, acepta mi consejo, y quita tus pecados con la justicia, y tus iniquidades, mostrando misericordia a los pobres, si eso puede ser una prolongaci�n de tu tranquilidad�. No sabemos c�mo se recibi� este sabio consejo. Durante todo un a�o las cosas siguieron como antes. Pero aunque la retribuci�n de Dios puede llegar lentamente, seguramente llegar�, y en poco tiempo todo lo que Daniel vio se hizo realidad.

Los comentaristas de todas las edades han escrito mucho sobre la enfermedad de Nabucodonosor, pero en general se acepta que se volvi� loco. La enfermedad que padec�a recibe el nombre gen�rico de zoantrop�a. Despu�s de que se hubieran ido siete veces, el rey alz� los ojos al cielo, y su entendimiento le vino ganando, pero lleg� en una forma m�s clara que antes, porque ahora percib�a que su grandeza no era del todo suya.

Descubri� que no ten�a nada que no hubiera recibido, y estaba dispuesto a dar al Dios Alt�simo la gloria de todo lo que era y de todo lo que hab�a hecho. Con este reconocimiento del Rey eterno, inmortal e invisible, el �nico Dios sabio, su raz�n vino a �l, y la gloria de su reino y el honor y el brillo de su corte fueron restaurados. �Qu� dise�� Nabucodonosor al publicar el decreto en el que se conservan aqu� estos hechos? �Quer�a representarse a s� mismo como un adherente de la fe jud�a? Probablemente, aunque reconoc�a la supremac�a de Jehov� como Alt�simo, todav�a se aferraba a la adoraci�n y al servicio de divinidades inferiores. La suya no fue m�s que una conversi�n imperfecta.

1.Tenemos aqu� una advertencia muy solemne contra el orgullo y la vanagloria. Con toda su habilidad, Nabucodonosor no ten�a nada que no hubiera recibido de Dios. Cualquiera que se enorgullezca de lo que ha hecho en el mundo, como si fuera el autor de todo, y no simplemente el instrumento en la mano de Dios, es tan real y verdaderamente orgulloso y altivo como lo fue Nabucodonosor aqu�. El comerciante que habla de su negocio como resultado �nico de su habilidad y se llama a s� mismo, con suprema satisfacci�n, �el arquitecto de su propia fortuna�; el autor que piensa en su libro como creaci�n de su propio genio; el estadista que considera su posici�n como algo totalmente hecho a s� mismo, el artesano que se enorgullece de su capacidad; y el millonario que, mirando sus relucientes montones, se felicita a s� mismo como el �nico autor de sus logros - todos son igualmente culpables del pecado de Nabucodonosor; porque han excluido a Dios de sus corazones, y no le han dado el reconocimiento y el honor a los que tiene derecho. Entonces estemos �revestidos de humildad� y, dondequiera que estemos y tengamos lo que tengamos, reconozcamos a Dios.

2. Una ilustraci�n del proverbio que dice que "el orgullo precede a la ca�da". Tarde o temprano, el esp�ritu que he estado exponiendo traer� castigo sobre quien lo ama, y ??el castigo ser� de tal naturaleza que har� que el pecador vea y conozca la atrocidad de su pecado.

3. Una hermosa ilustraci�n de fidelidad en el anuncio de la verdad de Dios. A Daniel le cost� mucho dar esta interpretaci�n del sue�o al monarca. El rey hab�a sido muy amable con �l. Pero se le impuso necesidad, y la fidelidad, tanto a Jehov� como a Nabucodonosor, requer�a que dijera toda la verdad. Por eso dio la interpretaci�n con la mayor exactitud; y luego, de la manera m�s cort�s, aconsej� al rey que se arrepintiera.

4. Un fuerte llamado a dar gracias a Dios por la continuidad de nuestra raz�n. �Cu�n pocas veces pensamos en esto!

5. Aqu� se nos recuerda que el Alt�simo gobierna en los reinos de los hombres. Dios es el Rey de reyes. Este es nuestro consuelo en medio de los movimientos de nuestro tiempo. ( WM Taylor, DD .)

La ca�da del orgullo

Esta es una confesi�n muy notable, consider�ndola solo como el reconocimiento de un rey poderoso y orgulloso, humillado completa y sinceramente ante su Dios. La humillaci�n de un monarca tan grande a la vista de todo el mundo, tanto de los jud�os, a quienes hab�a humillado, como de los babilonios, que se inclinaban a convertirlo en un �dolo, fue en s� misma un gran ejemplo de Dios. poder sobre los corazones de los hombres, y un poderoso testimonio ante los paganos del nombre y la honra del verdadero y �nico Dios.

Pero el caso est� lleno de significado m�s profundo y divino, cuando consideramos a Nabucodonosor como el tipo y modelo del gran poder anticristiano, el poder del mundo, opuesto desde el principio al Reino de los santos del Alt�simo, y el poder de Su Cristo. En esta luz, vemos que la humillaci�n del rey fue tambi�n un tipo y patr�n de la victoria completa, un d�a por alcanzar, de la Iglesia cristiana sobre todas las fuerzas opuestas. Que Nabucodonosor fue un tipo o modelo del gran poder anticristiano lo podemos discernir a partir de las siguientes consideraciones.

1. Babilonia se opone en las Escrituras a Jerusal�n. Es el nombre propio de la ciudad del mundo, a diferencia de la ciudad de Dios.

2. Nabucodonosor fue un rey de extraordinario valor, sabidur�a y esp�ritu; una muestra completa o esp�cimen de lo que este mundo llama "un gran hombre". Hab�a sido influenciado para siempre por un sue�o anterior: a�n quedaba por realizar el gran cambio, del orgullo a la humildad, en Nabucodonosor. Se obtuvo una victoria completa por la gracia y providencia todopoderosa de Dios sobre el esp�ritu del mundo y del anticristo en la persona de este gran rey.

.. Estas asombrosas providencias de anta�o, estos tratos de Dios con su pueblo a gran escala, son en realidad y sustancia los mismos que sus tratos con cada individuo entre nosotros. ( Sermones sencillos de los colaboradores de " Tracts for the Time ").

El Alt�simo capaz de humillar a los orgullosos

I. �QUI�NES SON LOS QUE CAMINAN CON ORGULLO ? No hay hombre, por muy cerca que est� su caminar con Dios, pero tiene motivo, motivo abundante para deplorar su ego�smo, su falta de todo motivo para seguir a Dios, y esa triste mezcla de s� mismo, que contamina todo eso. que hace, y todo lo que piensa. Y creo que cuanto m�s se acerca el acercamiento al Dios viviente, m�s se hace consciente el alma del odio de ese orgullo que acecha en su interior.

La cruz es la gran reveladora de ella. Y, sin embargo, aunque los creyentes en el Se�or siempre se ven obligados a lamentar el orgullo que hay en ellos, no son �los que andan en �l�. �sta es la caracter�stica del alma no regenerada: y es verdad en todos ellos. No necesito intentar probar que el pecador descuidado "camina" completamente "con orgullo"; porque �l pone su propia voluntad, su propio placer, por encima de la voluntad y por encima del placer de Dios; �l es su propio gobierno y su propio amo.

El formalista moralista, que "anda por establecer su propia justicia", "anda con orgullo"; es una expresi�n notable: no se someter� a la justicia de Dios �; no puede agacharse tan bajo. �Necesito intentar demostrar que el m�s amante del mundo "camina en" su "orgullo"? �La concupiscencia de la carne, la concupiscencia de los ojos y la vanagloria de la vida�, se�alan sus rasgos y revelan de inmediato su car�cter. �Y qu� es ese esp�ritu noble e independiente que tiene el hombre engre�do, que ni por un momento permitir� que todo lo que es, y todo lo que tiene, y todo lo que puede hacer, pertenezca a Dios?

II. T HEY QUE andan con soberbia, ser� humillado . Dios lo ha dicho; y lo que �l ha dicho, seguramente lo cumplir�. Tanto el ap�stol Santiago como el ap�stol Pedro usan las mismas palabras: "Dios resiste a los soberbios y da gracia a los humildes". Si preguntas por qu� se pone tanto �nfasis en esto en la Palabra de Dios, es porque el orgullo es infinitamente odioso para Dios. En todo pecado hay algo que se opone a Dios; pero hay en el orgullo lo que lo insulta, lo que lo rechaza, lo que lo destrona. Y tan destructivo es para el alma. Porque ning�n esp�ritu orgulloso e indiferente puede jam�s ver algo de belleza en Cristo.

III. Pero ahora observe que DIOS ES CAPAZ DE ABANDONARLOS . As� lo supo Nabucodonosor. Verdaderamente ten�a lecciones, lecciones horribles; ten�a una prueba, una terrible prueba, sobre �l, de que Dios "es poderoso para humillar". Hay algunas exhibiciones sorprendentes de esta misma verdad en los profetas. En el cap�tulo diecis�is de Isa�as, tenemos un aviso particular del orgulloso Moab; observe, en el sexto vers�culo, "Hemos o�do del orgullo de Moab (es muy orgulloso), incluso de su altivez, y su orgullo, y su ira" - tan notorio, se menciona tres veces en un vers�culo - �Por tanto, Moab aullar� por Moab; todos aullar�n; por los cimientos de Kir-hareset estar�is de duelo; seguramente est�n heridos.

"Mire el decimotercer de Jerem�as, y vea cu�n terriblemente el Esp�ritu Santo nos dirige a Jerusal�n (en los vers�culos octavo y noveno)," Entonces vino a m� la palabra del Se�or: As� dice el Se�or, de esta manera har� estropea la soberbia de Jud� y la soberbia de Jerusal�n: este pueblo malvado, que se niega a escuchar mis palabras, que anda en la imaginaci�n de su coraz�n; y andar en pos de otros dioses, para servirlos y adorarlos, ser� como este cintur�n, que no sirve para nada.

"Observa lo que el Se�or dice de Babilonia, en el vers�culo vig�simo octavo de este mismo profeta:" Voz de los que huyen y escapan de la tierra de Babilonia, para declarar en Sion la venganza del Se�or nuestro Dios, la venganza de su templo; convoque a los arqueros contra Babilonia; todos los que doblasteis el campamento contra ella en derredor; que ninguno de ellos escape; recompensadla conforme a su trabajo; conforme a todo lo que ella ha hecho, haced con ella, porque se ha enorgullecido contra el Se�or, contra el Santo de Israel; Por tanto, sus j�venes caer�n en las calles, y todos sus hombres de guerra saldr�n en aquel d�a, dice Jehov�; he aqu�, yo estoy contra ti, oh soberbio, dice el Se�or, Dios de los ej�rcitos, porque tu d�a ha llegado, el tiempo en que te visitar�; y el m�s orgulloso tropezar� y caer�, y nadie lo levantar�;

Observe c�mo una y otra vez el Se�or habla de ella como la m�s orgullosa. Te ruego que observes sus tratos con su propio pueblo. Ellos lo saben. Mire la gran obra de conversi�n. �C�mo se humilla! Porque �en qu� consiste la vida de fe? Muchos creyentes aqu� presentes pueden responder: �Depender de Cristo para todo lo que quiero y todo lo que tengo; tan pobre al final como al principio; Cristo mi sabidur�a, justicia, santificaci�n y redenci�n; viviendo de �l por lo que ha hecho, recibiendo de �l lo que ha prometido, y sin tener nada en m� que recomendarme a Su atenci�n, sino traer mi pobre vasija vac�a para recibir de Su inagotable abundancia.

"�Qu� es esto sino la" humillaci�n "de aquellos que" caminaron con orgullo "? �Y cu�l es la vida misma de un caminar cercano con Dios? Vaya, no es m�s que la continua negaci�n de uno mismo. Porque, �cu�l es la victoria del Esp�ritu? No es m�s que Su victoria sobre esa naturaleza m�a lo que siempre me conducir�a al yo; no es m�s que sustituir, por as� decirlo, el amor de Cristo por el amor de la criatura. Verdaderamente Dios puede hacer esto; y nadie m�s que Dios puede hacerlo.

Las aflicciones no pueden hacerlo, el m�s profundo temor de la conciencia no puede hacerlo, las representaciones m�s alarmantes del dolor eterno no pueden hacerlo, y los desarrollos m�s ganadores de la gloria divina no pueden hacerlo. Los ministros de Cristo no pueden humillar el alma del hombre; los �ngeles y los arc�ngeles no pueden; pueden regocijarse por el esp�ritu humillado, pero no pueden humillar el alma. Es la obra de Dios, el Esp�ritu eterno, y nadie m�s que �l.

�Y por qu� medios sencillos puede hacerlo! Por una palabra, por un pensamiento, por una mirada de la mente, por una conversaci�n, por un texto, o por traernos ante nosotros alg�n atisbo de la cruz de Jes�s. Y se necesita el mismo poder para mantenerlos bajos. Siempre humilla para exaltar. �Cu�n pacientemente, entonces, deben someterse a la voluntad de Dios! �Humillaos bajo la poderosa mano de Dios, para que �l os exalte a su debido tiempo.

Y, sobre todo, quiere que aprendas las causas perpetuas de la humillaci�n. As� es como debemos razonar: �qu� motivo tengo para humillarme tanto que lo requiera tanto? ( J. H . Evans, MA .)

Dios humilla a los orgullosos

1. ORGULLO Y VANIDAD. En una de nuestras famosas universidades inglesas se predica un serm�n anual sobre "Orgullo". Nadie dir� que una vez al a�o es demasiado a menudo para que una congregaci�n, joven o mayor, se sienta invitada a meditar sobre esa tesis. Se han dicho y escrito muchas cosas aprendidas sobre la naturaleza y esencia del orgullo. Probablemente ninguno de ellos podr�a igualar en impresionante este relato de hablar con orgullo, este pronombre repetido, la persona | y el posesivo: �Gran Babilonia, que edifiqu� con la fuerza de mi poder, y para el honor de mi majestad.

Cualesquiera que sean las otras definiciones que se puedan dar del orgullo, ciertamente esto es cierto, que es la contemplaci�n del yo, una concentraci�n en el yo, el tener al yo en el trono del ser, como el �nico objeto de atenci�n, de observaci�n, de consideraci�n, siempre, en todas partes y en todas las cosas. A menudo se asume que esta atenci�n prestada a uno mismo es necesariamente la contemplaci�n de una supuesta excelencia, que es, por lo tanto, en la medida en que es caracter�stica del orgullo, de la naturaleza de la autocomplacencia o la autoadmiraci�n, y sin embargo, algo de los hombres m�s orgullosos han estado en las mismas ant�podas de la autosatisfacci�n.

Es la conciencia misma de su propia deformidad, moral o f�sica, de su propia inferioridad en alg�n particular preciado o codiciado de nacimiento, don o gracia, lo que los ha empujado sobre s� mismos en un aislamiento desagradable y sin amor. La autocomplacencia no es la �nica forma de orgullo. Es dudoso que esa autocomplacencia no pertenezca m�s bien a un t�tulo muy diferente de la vanidad. Un mendigo puede estar orgulloso; un lisiado puede estar orgulloso: el fracaso se refugia en el orgullo. El orgullo es autocontemplaci�n, pero no necesariamente autoadmiraci�n; ensimismamiento, pero no necesariamente auto-adoraci�n.

No es del todo evidente a partir de las palabras del rey Nabucodonosor si el pecado que lo acos� fue el orgullo o la vanidad. Algo puede girar en torno a la pregunta incontestable de si pens� o dijo: "�No es esta la gran Babilonia?" Creo que la vanidad siempre habla. Dudo que el vanidoso se guarde alguna vez su vanidad. Estoy seguro de que el orgullo puede callar; No estoy seguro de que el orgullo, como el orgullo, hable alguna vez.

Si quisiera averiguar cu�l de los dos fue la falla de Nabucodonosor, deber�a mirar m�s bien las sugerencias que se dejan caer primero en el Juicio sobre �l, y luego en el relato de la recuperaci�n. De quien aprend� que lo que le ten�an que ense�ar era que �los cielos gobiernan�; del otro aprendo que primero alab� y honr� al que vive por los siglos. Esto me decide que, por mucho que el orgullo y la vanidad se hayan mezclado (si es que alguna vez se mezclan) en su composici�n, el orgullo era la diferencia; ese orgullo que contempla el yo como el todo en toda la vida y el ser, no necesariamente como bello, perfecto o feliz; no necesariamente como satisfactorio, ni en las circunstancias ni en el car�cter, sino como pr�cticamente independiente de todo lo que est� por encima y por debajo de �l, el �nico objeto de importancia, inter�s y devoci�n; sin conocer ni superior a la reverencia,

La vanidad, sin embargo, o quiz�s porque, algo m�s pobre y mezquino, es tambi�n algo m�s superficial y menos vital. La vanidad todav�a puede ser amable, una caridad. La vanidad todav�a puede amar y ser amada. Vanidad, casi hab�a dicho, y lo dir�, la vanidad todav�a puede adorar. La vanidad no necesita absolutamente que se le ense�e la gran lecci�n de que �el Alt�simo gobierna en el reino de los hombres� o �hace seg�n su voluntad en el ej�rcito del cielo.

Tanto el orgullo como la vanidad preguntan: "�No es esta la gran Babilonia?" pero la vanidad pide aplauso desde abajo, el orgullo lo pide desde arriba. Pero en todo esto puede que no hayamos encontrado nuestra propia semejanza. Puede que haya algunos aqu� que no sean por temperamento natural ni orgullosos ni vanidosos; y, sin embargo, cuando pienso una vez m�s en lo que es el orgullo, dudo que alguien nazca sin �l. No podemos detenernos con complacencia en nuestros propios m�ritos.

Ciertamente, no podemos ser culpables de la debilidad y el mal gusto que exhibir�an ante los dem�s esos supuestos m�ritos. El orgullo mismo a menudo echa fuera la vanidad y se niega a ridiculizarse diciendo en voz alta: "�No es esta la gran Babilonia?" Pero la cuesti�n no es si somos autoadmiradores, sino si somos autocontempladores; no si somos presuntuosos en nuestra estimaci�n de dones o gracias, en nuestra retrospectiva de logros o �xitos, en nuestra conciencia de poder, o en nuestra suposici�n de grandeza, sino si, por el contrario, tenemos constantemente en nuestro recuerdo la derivaci�n y la responsabilidad, y la rendici�n de cuentas de todo lo que tenemos y somos; si hay una presencia superior y un adivino siempre a nuestra vista, lo que hace imposible admirar o adorar ese yo que es tan d�bil y tan despreciable en comparaci�n; si tenemos la costumbre de hacernos las dos preguntas: "�Qu� tienes que no hayas recibido?" y "�Qu� tienes de lo que no dar�s cuenta?" en cuanto a mantener siempre la actitud de adoraci�n, y la actitud de devoci�n interior, y esta inscripci�n siempre en las puertas y portones del ser espiritual, "A quien soy y a quien sirvo".

II. G OD ' S JUICIO SOBRE PRIDE . Nos hemos formado ahora a partir de la historia quiz�s alguna idea de orgullo. Hemos escuchado lo que el orgullo se dice a s� mismo en el secreto de su soledad. La misma historia sugerir� otro pensamiento o dos al respecto, y el primero de ellos es su aislamiento penal, judicial. "Te apartar�n de los hombres". No vamos a explicar el cumplimiento literal, o al menos sustancial, de esta profec�a.

Aunque ser�a falso decir que la historia m�dica proporciona una ilustraci�n completa del juicio amenazado y ejecutado contra el rey Nabucodonosor, sin embargo, la historia m�dica ofrece una semejanza suficiente para hacer que el hecho, no s�lo cre�ble, est� escrito en el La Biblia lo har�a, pero aproximadamente inteligible. Unas formas penosas de locura en las que el que sufre se encuentra transfigurado, al menos en la imaginaci�n, en una criatura irracional, de la que adopta las acciones y los gestos, los tonos y los h�bitos, bajo los cuales, en ese trato �spero y cruel de la locura, de lo que ni siquiera los reyes hasta nuestra �poca estaban exentos, el habitante de un palacio podr�a verse exiliado de la sociedad y la compa��a de los hombres.

Algo de este tipo puede parecer indicado en esta conmovedora y emocionante descripci�n, y el uso que ahora se har� de ella no requiere m�s que este breve y general reconocimiento de los detalles de la historia de la que se extrae. Fue expulsado de los hombres; la n�mesis del orgullo es el aislamiento. El hombre orgulloso es expiado en el universo, incluso mientras habita en un hogar. �sta es una caracter�stica terrible; esta es la marca condenatoria de esa autocontemplaci�n, esa autoconcentraci�n, esa autoabsorci�n, que hemos pensado que es la esencia del orgullo.

El hombre orgulloso es impulsado por su propio acto, incluso antes de que hable el juicio, si no desde la presencia, si no desde la compa��a, al menos desde la simpat�a de sus semejantes. Este aislamiento de coraz�n y alma es la marca similar a la de Ca�n puesta sobre la antinaturalidad del esp�ritu que castiga. Tan pronto como el yo se convierte en �dolo, cierra las ventanas del ser interior contra Dios arriba y el hombre abajo.

"Te apartar�n de los hombres". �Te has alejado de Dios! Otro pensamiento nos viene de la historia. Marque las palabras que describen el descubrimiento: �Mi entendimiento volvi� a m�; mi raz�n volvi� a m� ". �Cu�l fue el primer uso que se le dio? �Bendijo al Alt�simo; Alab� y honr� al que vive por los siglos �. Es profundamente interesante notar, y concuerda plenamente con las observaciones de los m�dicos, que el regreso de la raz�n est� aqu� precedido por un alzamiento de los ojos al cielo como en busca de reconciliaci�n y reconocimiento.

S�, la oraci�n no es ajena a los hospitales y asilos de locos. Nuestra moraleja es que el orgullo que no quiere adorar es en s� mismo una locura. La adoraci�n es la actitud racional de la criatura hacia el Creador. Orgullo, so�ando con la independencia; orgullo, poner el yo donde Dios deber�a estar; orgullo, ta�ido de la Babilonia que ha edificado; negarse a reconocer cualquier ser por encima o por debajo externo a �l, pero poseer derechos sobre �l, es una condici�n no natural.

Antes de que pueda recuperar el intelecto, debe mirar hacia arriba. El primer signo de esa recuperaci�n ser� el reconocimiento del Eterno. Todav�a tenemos una palabra, y es la del texto mismo: "A los que andan con orgullo, �l puede humillarlos". Nabucodonosor lo expresa en su proclamaci�n de acci�n de gracias: �Ahora yo, Nabucodonosor, alabo, ensalzo y glorifico al Rey del Cielo; todas cuyas obras son verdad, y sus caminos el juicio, ya los que andan con orgullo �l puede humillarlos.

�El rey Nabucodonosor lo sab�a por experiencia; hab�a vivido en la ignorancia, hab�a vivido desafi�ndola, hab�a cosechado como hab�a cosido, hab�a caminado con orgullo, hab�a sido expulsado de los hombres. "Siete veces le hab�an pasado". No volvi� a �l la raz�n hasta que levant� los ojos al cielo, no hasta que supo que el yo no lo era todo. El honor y el brillo regresaron con �l. Sus consejeros y sus se�ores lo buscaron.

En Inglaterra sabemos, al menos por tradici�n, cu�les son las alegr�as cuando un monarca recupera la comprensi�n, aunque puede que no haya habido juicio en esa locura que fue la calamidad y el dolor de una generaci�n anterior de ingleses. Es posible que Nabucodonosor solo tuviera la intenci�n de entronizar al Dios del cielo como Dios clave, aunque era el Dios principal del abarrotado Pante�n. Eso no es nada para nosotros ahora. Podemos leer sus palabras y poner nuestra propia construcci�n: �A los que andan con orgullo �l los puede humillar.

�Confesi�n solemne, espantosa, terrible; verificado d�a a d�a en la historia, no s�lo moderna, �sino de hoy! �Cu�n a menudo, seg�n nuestra experiencia, un hombre orgulloso, aparte de un acto o acto propio, se ha visto sometido a un tratamiento, pero demasiado bien calculado para humillarlo! �Cu�ntas veces un hombre rico, que construye su casa con las ganancias del azar o de la especulaci�n, se da cuenta, para su desconcierto, de que la ha construido sobre la arena! Cu�n a menudo un hombre ego�sta, que tiene una o dos manchas tiernas en todo su moldeado y confecci�n, ha apostado su vida, diremos, a dos hijos muy amados, y luego ha descubierto, para usar la semejanza de las Escrituras, que ha �Puso los cimientos de su prosperidad en el primog�nito y puso sus puertas en el menor.

�Cu�ntas veces un profesional en v�speras del �ltimo paso hacia la grandeza ha desarrollado algunos s�ntomas fatales de par�lisis o tisis, que le han hecho despedirse de toda su gloria y dirigirse a su �ltimo hogar l�gubre, en las b�vedas, tal vez? , debajo de esta iglesia! Cu�n a menudo un estadista, llevado por el �ltimo giro de la rueda de la pol�tica a la cumbre misma de su ambici�n, ha sido derribado por los golpes importunos de una rivalidad celosa y envidiosa, y obligado a cambiar la tierra por el melanc�lico Pante�n de la fama p�stuma. ! ( Dean Vaughan .)

.

Información bibliográfica
Exell, Joseph S. "Comentario sobre "Daniel 4". El Ilustrador Bíblico. https://beta.studylight.org/commentaries/spa/tbi/daniel-4.html. 1905-1909. Nueva York.
 
adsfree-icon
Ads FreeProfile