Lectionary Calendar
Friday, September 27th, 2024
the Week of Proper 20 / Ordinary 25
the Week of Proper 20 / Ordinary 25
advertisement
advertisement
advertisement
Attention!
Tired of seeing ads while studying? Now you can enjoy an "Ads Free" version of the site for as little as 10¢ a day and support a great cause!
Click here to learn more!
Click here to learn more!
Bible Commentaries
El Ilustrador Bíblico El Ilustrador Bíblico
Declaración de derechos de autor
Estos archivos están en dominio público.
Texto cortesía de BibleSupport.com. Utilizado con permiso.
Estos archivos están en dominio público.
Texto cortesía de BibleSupport.com. Utilizado con permiso.
Información bibliográfica
Exell, Joseph S. "Comentario sobre "Ezekiel 25". El Ilustrador Bíblico. https://beta.studylight.org/commentaries/spa/tbi/ezekiel-25.html. 1905-1909. Nueva York.
Exell, Joseph S. "Comentario sobre "Ezekiel 25". El Ilustrador Bíblico. https://beta.studylight.org/
Versículos 1-7
Pon tu rostro contra los amonitas.
Profec�as contra naciones extranjeras
Al principio, debe entenderse que las profec�as de este tipo forman parte del mensaje de Jehov� a Israel. Aunque generalmente se emiten en forma de direcci�n directa a pueblos extranjeros, esto no debe llevarnos a imaginar que estaban destinados a una publicaci�n real en los pa�ses a los que se refieren. La audiencia real de un profeta siempre consisti� en sus propios compatriotas, ya sea que su discurso fuera sobre ellos mismos o sobre sus vecinos.
Y es f�cil ver que era imposible declarar el prop�sito de Dios con respecto a Israel en palabras que llegaran a los negocios y los pechos de los hombres, sin tener en cuenta el estado y el destino de otras naciones. As� como no ser�a posible hoy en d�a pronosticar el futuro de Egipto sin aludir al destino del Imperio Otomano, tampoco fue posible entonces describir el futuro de Israel de la manera concreta caracter�stica de los profetas sin indicar el lugar reservado para �l. aquellos pueblos con los que tuvo relaciones estrechas.
Adem�s de esto, una gran parte de la conciencia nacional de Israel estaba compuesta por intereses, amigos o al rev�s, en los estados vecinos. No podemos leer las declaraciones de los profetas con respecto a ninguna de estas nacionalidades sin ver que a menudo apelan a percepciones profundamente arraigadas en la mente popular, que podr�an utilizarse para transmitir las lecciones espirituales que los profetas deseaban ense�ar.
Sin embargo, no debe suponerse que tales profec�as sean en alg�n grado expresi�n de la vanidad o los celos nacionales. Lo que pretenden los profetas es elevar los pensamientos de Israel a la esfera de las verdades eternas del reino de Dios; y s�lo en la medida en que puedan llegar a tocar la conciencia de la naci�n en este punto, apelar�n a lo que podr�amos llamar sus sentimientos internacionales.
Ahora, la pregunta que tenemos que hacernos es: �Qu� prop�sito espiritual para Israel tienen los anuncios del destino de las poblaciones paganas perif�ricas? Hablando en general, las profec�as de esta clase ten�an un valor moral por dos razones. En primer lugar, repiten y confirman la sentencia de juicio dictada sobre la propia Israel. Lo hacen de dos maneras: ilustran el principio con el que Jehov� trata a su propio pueblo y su car�cter como juez justo de los hombres.
Dondequiera que se encontrara un "reino pecaminoso", ya sea en Israel o en cualquier otro lugar, ese reino debe ser quitado de su lugar entre las naciones. Pero de nuevo, no s�lo se enfatiz� el principio de la sentencia, sino que se expuso con mayor claridad la forma en que deb�a ejecutarse. En todos los casos, los profetas anteriores al exilio anuncian que el derrocamiento de los estados hebreos lo llevar�an a cabo los asirios o los babilonios.
Estas grandes potencias mundiales fueron sucesivamente los instrumentos que Jehov� dise�� y utiliz� para llevar a cabo Su gran obra en la Tierra. Ahora bien, era manifiesto que si esta anticipaci�n estaba bien fundada, implicaba el derrocamiento de todas las naciones en contacto inmediato con Israel. As� se ense�� al pueblo de Israel o Jud� a considerar su destino como involucrado en un gran plan de providencia divina, anulando todas las relaciones existentes que les daban un lugar entre las naciones del mundo, y prepar�ndose para un nuevo desarrollo del prop�sito. de Jehov� en el futuro.
Cuando nos dirigimos a ese futuro ideal, encontramos un segundo aspecto m�s sugerente de estas profec�as contra los paganos. Todos los profetas ense�an que el destino de Israel est� indisolublemente ligado al futuro del reino de Dios en la tierra. Lo que se necesitaba ense�ar a los hombres entonces, y lo que debemos recordar todav�a, es que cada naci�n mantiene su posici�n en subordinaci�n a los fines del gobierno de Dios; que ning�n poder, sabidur�a o refinamiento salvar� a un estado de la destrucci�n cuando deje de servir a los intereses de Su reino.
Los pueblos extranjeros que son objeto de la encuesta de los profetas son todav�a extra�os al Dios verdadero y, por lo tanto, carecen de aquello que podr�a asegurarles un lugar en la reconstrucci�n de las relaciones pol�ticas de las que Israel ser� el centro religioso. Y el que una naci�n en particular sobreviva para participar en las glorias de esos �ltimos d�as depende del punto de vista que se adopte de su condici�n actual y de su idoneidad para incorporarse al imperio universal de Jehov� que pronto se establecer�.
Ahora sabemos que esta no era la forma en que el prop�sito de salvaci�n de Jehov� estaba destinado a realizarse en la historia del mundo. Desde la venida de Cristo, el pueblo de Israel ha perdido su posici�n central y distintiva como portador de las esperanzas y promesas de la religi�n verdadera. En su lugar, tenemos un reino espiritual de hombres unidos por la fe en Jesucristo y en la adoraci�n de un Padre en esp�ritu y en verdad, un reino que por su misma naturaleza no puede tener un centro local u organizaci�n pol�tica.
Por tanto, la conversi�n de los paganos ya no puede concebirse como un homenaje nacional que se rinde a la sede de la soberan�a de Jehov� en Si�n; ni el desarrollo del plan divino de salvaci�n universal est� ligado a la extinci�n de las nacionalidades que alguna vez simbolizaron la hostilidad del mundo hacia el reino de Dios. Este hecho tiene una relaci�n importante con la cuesti�n del cumplimiento de las profec�as extranjeras del Antiguo Testamento.
Como encarnaciones concretas de los principios eternos exhibidos en el ascenso y la ca�da de las naciones, tienen un significado permanente para la Iglesia en todas las �pocas; pero el desarrollo real de estos principios en la historia no podr�a, por la naturaleza de las cosas, estar completo dentro de los l�mites del mundo conocido por los habitantes de Judea. Si vamos a buscar su realizaci�n ideal, s�lo la encontraremos en la progresiva victoria del cristianismo sobre todas las formas de error y superstici�n, y en la dedicaci�n de todos los recursos de la civilizaci�n humana: su riqueza, su empresa comercial, su poder pol�tico - para el avance del reino de nuestro Dios y Su Cristo. ( John Skinner, MA )
Versículo 2
Ser� reabastecido, ahora ella est� devastada.
Dise�os de avaricia derrotados
Todo su cuidado (los tirios) era conseguir propiedades y ampliar su comercio, y no ve�an a Jerusal�n como un enemigo, sino como un rival. Tiro se prometi� a s� misma que la ca�da de Jerusal�n ser�a una ventaja para ella con respecto al comercio y el comercio, que ahora tendr� los clientes de Jerusal�n. Estar secretamente complacido con la muerte o la decadencia de otros, cuando es probable que la superemos, con su ca�da cuando podamos prosperar, es un pecado que nos asedia m�s f�cilmente.
Esto proviene de la falta de ese amor al pr�jimo como a nosotros mismos que la ley de Dios exige tan expresamente, y de ese amor desmesurado al mundo como nuestra felicidad que el amor de Dios proh�be tan expresamente. Y es justo con Dios destruir los designios y proyectos de aquellos que as� se las ingenian para erigirse sobre las ruinas de otros; y vemos que a menudo se sienten decepcionados ( M. Henry. ).
Versículo 3
Estoy contra ti, oh Tyrus.
Sobre la importancia de tener a Dios como amigo
Que la venganza pertenece a Dios se declara enf�ticamente en el libro de Dios ( Romanos 12:19 ). Y ejemplar es la venganza con la que el Todopoderoso ha visitado de vez en cuando, no s�lo a aquellos que se hab�an enfrentado a s� mismos en hostilidad contra �l, Su Palabra o Sus siervos; pero aquellos que, sin su autorizaci�n, hab�an atacado u oprimido a su pueblo, ni a individuos meramente, sino a asambleas de hombres, no, ciudades, e incluso naciones, a menudo, en un derrocamiento repentino y calamitoso, han dado testimonio memorable de la verdad de estos comentarios.
Mi texto se refiere a una ocasi�n de ese tipo. Los tirios, llamados as� desde su ciudad principal, Tiro, pero tambi�n conocidos con el nombre de fenicios, fueron en un tiempo las personas m�s comerciales, m�s opulentas y, al mismo tiempo, m�s orgullosas del mundo oriental. La construcci�n naval se llev� a cabo en gran medida en este c�lebre lugar. Tambi�n el comercio de transporte de la mayor parte del mundo mercantil estaba en manos de los tirios; adem�s de lo cual la ciudad era el gran dep�sito de las m�s raras y ricas producciones de naciones lejanas.
Oro, especias y piedras preciosas de Etiop�a y la costa de Arabia; - esmeraldas, trabajos de lino fino y bordados, coral, �gata y lana de delicada tonalidad y textura, de Damasco y otras partes de Siria; - cofres de cedro para dar fragancia a espl�ndidas prendas, y espl�ndidas prendas en s� mismas en abundancia, de Mesopotamia y otros pa�ses lim�trofes; - trigo, miel, aceite y b�lsamo, as� como hierro forjado, acero y gomas arom�ticas, de diversas barrios de Palestina; - plata, hierro, esta�o y plomo, de Tarsis, un lugar en s� mismo de considerable comercio mar�timo; - buques de bronce y, �ay! esclavos, de Jonia; - corderos, con otras criaturas utilizadas como provisiones, de Arabia; - y marfil de diversas partes del este: - todas estas mercanc�as, �tiles, ornamentales, costosas, elegantes y diversas, tra�das en abundancia en Tiro, se vendieron en sus ferias y mercados; de donde fueron exportados, o dispersados ??de otro modo, a pa�ses, ciudades y provincias diferentes y distantes.
La consecuencia fue que Tiro se extendi� hasta tener casi veinte millas de circunferencia; conteniendo, es probable, casi un mill�n de almas. Adem�s, tal era la lujosa prodigalidad que surg�a de la opulencia que flu�a sobre Tiro a partir de su vasto comercio, que no solo la gente estaba muy generalmente vestida con telas costosas, te�idas de los tonos m�s ricos, entre el resto, el famoso tirio. p�rpura, pero hasta las mismas velas de sus barcos eran �de lino fino, con bordados de Egipto.
Esta minuciosidad en la descripci�n ha parecido apenas menos de lo necesario para una comprensi�n adecuada de la fuerza de esa declaraci�n en el texto: "Yo (Dios) estoy contra ti, oh Tyrus". Habiendo aprendido de los detalles cu�n comercial, grande y espl�ndida, cu�n fuerte, opulenta y bien poblada era una ciudad de Tiro, podemos f�cilmente considerar c�mo fue que los tirios, enaltecidos con orgullo y llenos de confianza en s� mismos, En sus corazones, hab�an despreciado el poder del Dios Todopoderoso, pensando que su monta�a era demasiado fuerte para que ni siquiera Su brazo lo sacudiera.
En efecto, concluimos, fue a trav�s de un esp�ritu como este que se jactaban de s� mismos sobre el pueblo jud�o y hablaban con desprecio de Jerusal�n; aunque plenamente consciente, al mismo tiempo, de que los primeros estaban bajo el patrocinio especial de Dios, y que el segundo era el asiento m�s favorecido de Su majestad y gloria en la tierra. Entonces, como se ha descrito, era la famosa ciudad de Tiro cuando se orden� al profeta Ezequiel que la denunciara como se�alada para el juicio particular del Alt�simo. La raz�n se da en verso.
2. Jerusal�n hab�a sido tomada y saqueada por Nabucodonosor; pero esto deber�a haber estado lejos, muy lejos de ministrar a los tirios una ocasi�n de autogratulaci�n y triunfo. Sin embargo, �no se limitaron estos �ltimos a la manifestaci�n de una alegr�a ego�sta y brutal por las desgracias de sus vecinos jud�os, a un mero regocijo por la circunstancia de que el comercio de Jerusal�n fluir�a a partir de ese momento por los canales de Tiro?
Hay pruebas demasiado completas del hecho de que fueron m�s all� de esto: de que se convirtieron en compradores listos de todo el bot�n que pod�a arrancarse a la gente infeliz; y, no contento ni siquiera con ser c�mplice de la crueldad y rapacidad de otros, compr� con avidez a los mismos jud�os miserables, los compr� en grandes cantidades y los mantuvo o transfiri� como esclavos. �Por tanto, as� ha dicho Jehov� el Se�or: He aqu�, yo estoy contra ti, oh Tiro.
Sobre los detalles de la denuncia que sigue, muy larga y terrible, no necesito detenerme. A continuaci�n, mi plan me lleva a contemplar el cumplimiento de esas predicciones de venganza que Ezequiel recibi� el encargo de derramar contra la ciudad devota. �Al pasar�, dice un viajero c�lebre, �por Tiro, s�lo por curiosidad, llegu� a ser un testigo triste de la verdad de la profec�a de que Tiro, la reina de las naciones (tambi�n se la llamaba reina del mar); que Tiro, la reina de las naciones, deber�a ser una roca para que los pescadores secar sus redes: dos pescadores miserables con redes miserables acababan de renunciar a sus ocupaciones.
�� En el lado norte de Tiro �, dice otro viajero, Maundrell,� hay un antiguo castillo turco sin guarnici�n; adem�s de lo cual no ves nada aqu� m�s que una mera babel de muros rotos, pilares, b�vedas, etc .; no quedaba ni una casa entera. Sus habitantes actuales son s�lo unos pocos miserables que se refugian en las b�vedas y se subsisten principalmente de la pesca; que parec�a ser preservado en este lugar por la Divina Providencia, como un argumento visible de c�mo Dios ha cumplido Su palabra con respecto a Tiro.
�No se ha mostrado entonces Dios en verdad �contra Tiro�? A continuaci�n, sea nuestro esfuerzo investigar el uso que nosotros mismos, con la ayuda de Dios, deber�amos hacer de este interesante fragmento de la historia b�blica.
1. Primero, entonces, podemos discernir m�s claramente la fuerza de esa escritura de que �la venganza pertenece solo a Dios�; a quien debe dejarse para pagar los males o las injurias cometidas, derivadas o deseadas contra su pueblo. El pueblo de Dios debe poner su causa en manos de Dios. �Y por qu� deben actuar as�? �Por qu�, cuando las injurias que reciben son grandes e incuestionables, no pueden ellos mismos esforzarse por tomar una venganza adecuada? Porque el temperamento verdaderamente religioso, que s�lo Dios puede aprobar, es un temperamento que no puede tener afinidad con una disposici�n vengativa.
La retribuci�n que Dios inflige tampoco es aliada a la venganza. Es el justo castigo de un legislador, cuyos estatutos, santos, justos y buenos, han sido inexcusablemente transgredidos, y su autoridad anulada, por aquellos sobre quienes recaen las visitaciones.
2. Nuestro tema nos ense�a que Dios no dejar� de vengar, hasta donde sea apropiado, a su pueblo, de sus adversarios inveterados e irrevocables.
3. Esta escritura nos ense�a la severidad de la venganza divina, una vez que la longanimidad de Dios ha llegado a su l�mite, as� como la imposibilidad absoluta de que alguien escape o evite los efectos terribles de la ira despertada del Jehov� Todopoderoso. . Que su paciencia sea probada durante mucho tiempo antes de que se excite esa santa ira, pero una vez que se enciende, cu�n insoportable y destructivo es su poder.
Pavorosa, en verdad, es la condici�n de quienes, estando a�n en sus pecados, tienen a Dios �en contra�. Alarmante ser�a el peligro de ese viajero que, desarmado, descubriese un le�n avanzando hacia �l, en un camino fuera del cual no podr�a volverse para escapar de la terrible bestia; con lo cual, de nuevo, la contienda personal ser�a en apariencia desesperada. Sin embargo, existir�a alguna posibilidad de escape en tal caso.
La ayuda, desconocida para el extra�o, podr�a estar a mano. A otro objeto, un tipo diferente de presa, la atenci�n de la criatura salvaje podr�a desviarse. La presencia de la mente, que ayuda a la feliz ejecuci�n de alg�n pensamiento repentino, puede hacer que el extra�o en peligro salga victorioso, o ponerlo sin llave por seguridad. Es m�s, el le�n podr�a, no picado por el hambre, o con la magnanimidad que a algunos les ha gustado atribuir a este animal, permitir que el otro, ileso y silencioso, pase a su lado.
De hecho, tales cosas han sucedido. Pero no existen probabilidades, no existe posibilidad alguna, de que aquel contra quien viene Dios como adversario vengador, pueda evitar encontrarse con �l y perecer en el encuentro. Ninguno. Sus prop�sitos no cambian; su ejecuci�n nada puede obstaculizar. Y en cuanto a que Dios no se preocupa por el mal que no puede dejar de ver, piense cu�l es su propio car�cter. Primero, �no es �l de una sabidur�a, pureza y santidad infinitas? Luego piense en lo que ha hecho por el hombre pecador, cuando era un creyente arrepentido y reformado; no por el m�rito propio del hombre en ser tal, sino cuando es tal; - dado a �l, es decir, vida eterna en felicidad y gloria.
Piense en estas cosas, y luego deje que el sentido com�n responda a la pregunta de si este Ser totalmente santo y ben�fico se dar� cuenta o no de, castigar� o no tremendamente, a los incr�dulos, impenitentes e imp�os. ( WM Wade. )