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Bible Commentaries
Zacarías 10

El Ilustrador BíblicoEl Ilustrador Bíblico

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Versículo 1

Pedid al Se�or lluvia en el tiempo de la lluvia tard�a

La lluvia

La precipitaci�n en Palestina es normalmente peri�dica; En cualquier �poca del a�o pueden producirse chubascos ocasionales e incluso tormentas de lluvia, pero por regla general es en el momento del equinoccio de oto�o y de primavera cuando cae la lluvia del a�o.

Estas dos estaciones peri�dicas de lluvia de las que hablaban los hebreos como el carnero temprano y el tard�o; y de su ocurrencia depend�a la fecundidad del campo y el retorno de la cosecha. En otros pasajes, tanto la lluvia temprana como la tard�a se mencionan como indispensables para esto. En un per�odo temprano, Dios prometi� a Israel que dar�a la lluvia de su tierra a su debido tiempo, la primera lluvia y la lluvia tard�a, para que pudieran recoger su trigo, manifestaci�n de consideraci�n especial por su pueblo por parte de Jehov� (comp.

Oseas 6:3 ; Joel 2:23 ; Isa�as 30:23 ; Jeremias 5:24 ). Aqu� s�lo se menciona la lluvia tard�a, probablemente porque era la m�s importante para la fructificaci�n del grano; y posiblemente tambi�n, porque, siendo esto, podr�a considerarse que incluye o representa la bendici�n temporal en general.

Esto el profeta aqu� exhorta al pueblo a pedir al Se�or �en el tiempo de la lluvia tard�a�, sc, en el tiempo en que era debido; aunque Dios se lo hab�a prometido a su pueblo, era apropiado y necesario que le oraran por �l en el momento en que fuera necesario. Esta "instrucci�n para pedir" no "simplemente expresa la disposici�n de Dios para conceder su petici�n"; hace esto, porque cuando Dios ordena a los hombres que pidan la bendici�n, impl�citamente se compromete a dar la bendici�n solicitada; pero adem�s de esto, y a�n m�s que esto, aqu� se insin�a que la obtenci�n de la bendici�n prometida est� condicionada a que se le pida especialmente a Dios en el tiempo de necesidad. Las promesas de Dios no se dan para reemplazar la oraci�n, sino m�s bien para animar y estimular la oraci�n. ( WL Alexander, DD )

La lluvia tard�a

La �lluvia tard�a� fue la que cay� en la primavera y fue fundamental para llevar el ma�z a la espiga y llenarlo; de modo que si esta lluvia fallaba, el labrador se decepcionar�a de su cosecha, a pesar de toda su anterior laboriosidad, habilidad y ansiedad. De hecho, �l tambi�n depend�a de la lluvia �anterior�, la que cay� en el momento de la siembra; pero habr�a una desilusi�n a�n m�s amarga, porque habr�a la p�rdida total de mucho trabajo, el gasto infructuoso de mucho esfuerzo y esperanza, si se reten�a la �lluvia tard�a�.

Y, en consecuencia, hab�a una raz�n a�n mayor para pedir lluvia en "el tiempo de la lluvia tard�a" que en el de "la primera". Si se retuviera la "lluvia temprana", podr�a hacer alg�n otro uso de su capital y empresa; pero si era "lo �ltimo", su desastre apenas admit�a reparaci�n. T�melo metaf�ricamente, y la �lluvia tard�a� es la gracia necesaria para madurar al creyente y prepararlo para el cielo.

Dios puede dar �la lluvia tard�a�, si el labrador, consciente de su dependencia de Dios para la cosecha, contin�a suplicando mansamente las lluvias necesarias; Puede retener la lluvia si el labrador, calculando el curso ordinario de Sus tratos, se descuida al pedir y cede sus campos a las presuntas certezas de la temporada. No hay ning�n punto en la vida de un cristiano en el que pueda prescindir del suministro de la gracia de Dios; ninguno en el que pueda esperar la provisi�n, si no est� cultivando el esp�ritu y el h�bito de la oraci�n. ( H. Melvill, BD )

Oraci�n y promesa

Aqu� hemos expresado la conexi�n entre la oraci�n y la promesa, por un lado, y la oraci�n y los procesos de la naturaleza, por el otro. Se prometi� la bendici�n de la lluvia, que para un pueblo agr�cola inclu�a todas las dem�s bendiciones temporales y simbolizaba todas las espirituales; pero esta promesa depend�a de su s�plica en oraci�n. De la misma manera, la gran bendici�n del descenso del Esp�ritu sobre un individuo o una Iglesia, aunque es un don gratuito, debe obtenerse mediante la oraci�n.

Es este hecho lo que hace que el esp�ritu de oraci�n en la Iglesia sea a la vez un �ndice de su piedad y de las bendiciones espirituales que puede esperar de Dios. Cuando la Iglesia derrame una plenitud de oraci�n, Dios derramar� una plenitud de Su Esp�ritu. Los escritores inspirados no ven ninguna dificultad en la conexi�n entre la oraci�n y los procesos de la naturaleza, como lo descubre la filosof�a de ojos de topo de los tiempos modernos.

Los escritores inspirados piensan que el Dios que ha creado los elementos puede dirigirlos seg�n su voluntad. No debemos suponer que debido a que Dios ha comenzado a bendecirnos, podemos relajar nuestras oraciones y esfuerzos. La lluvia temprana puede darse, pero tambi�n debemos pedir la lluvia tard�a. Es posible que tengamos la lluvia temprana de la conversi�n, pero si queremos tener la lluvia tard�a de la santificaci�n madura, debemos continuar pidi�ndole a Dios.

Lo mismo ocurre con el renacimiento de la religi�n. La lluvia temprana puede ocurrir y las almas se convertir�n, pero si queremos tener la semilla madura en cristianos activos, debemos pedirle a Dios, y �l dar� crecimiento, verdor y madurez. ( TV Moore, DD )

Dios en relaci�n a lo bueno y lo malo

I. Dios atiende las oraciones de los hombres buenos. La abundancia de ma�z prometida en la �ltima cl�usula del cap�tulo anterior depende de la lluvia.

1. Dios da lluvia. Una pseudociencia atribuir�a "lluvia" y "nubes" y chubascos a lo que ellos llaman las leyes de la naturaleza. La Biblia los conecta directamente con la obra de Dios. �El riega los collados desde sus c�maras; la tierra se sacia del fruto de tus obras� ( Salmo 104:13 ; Salmo 65:9 ).

2. El Dios que da lluvia atiende a la oraci�n humana. Pero no es absurdo, porque

(1) El hombre es m�s grande que la naturaleza material.

(2) La oraci�n es una ley establecida del gobierno divino.

Clamar al Todopoderoso en la angustia es un instinto del alma. La oraci�n, en lugar de interferir con las leyes de la naturaleza, es una ley de la naturaleza.

II. Abomina el car�cter de los impostores religiosos. �Porque los �dolos [los dioses dom�sticos] han hablado vanidad�, etc. �As�, bajo tales gu�as enga�osos, pastores tan ego�stas y faltos de principios, el reba�o fue movido y 'turbado'. No ten�an 'pastor', ning�n pastor verdaderamente fiel, que se preocupara por el bienestar del reba�o �. Wardlaw. Ahora, contra esos impostores, Jehov� dice: �Mi ira se encendi�.

�� Que los pastores y las cabras �, dice Hengstenberg,� son los gobernantes paganos que obtuvieron dominio sobre Jud� cuando el gobierno nativo fue suprimido, es evidente por el contraste tan enf�ticamente se�alado en el cuarto vers�culo, donde se le da especial prominencia a el hecho de que los nuevos gobernantes que Dios estaba a punto de nombrar ser�an quitados de en medio de la naci�n misma �. �No hay impostores religiosos ahora, ni falsos maestros, ni ciegos guiando a ciegos, ni pastores que despilfarren a los reba�os?

III. �l trabaja en todo para su pueblo. De �l viene la estabilidad. Toda estabilidad en el car�cter moral, en el orden social, en la prosperidad pol�tica, proviene de Dios. �Qu� vista tan sublime del Todopoderoso tenemos aqu�! ( Homilista )

Pidiendo al Se�or

1. Marque la importancia de cultivar el esp�ritu de dependencia y oraci�n. Somos, como criaturas y pecadores, dependientes de todo lo que necesitamos, ya sea para el cuerpo o el alma, para esta vida o para la venidera. Conviene que sintamos esta dependencia y que le demos expresi�n. La oraci�n es su expresi�n; pero la oraci�n es algo m�s. Es "pedir al Se�or". Es un privilegio precioso; es un deber sagrado.

Es uno de los medios ordenados por Dios para obtener cualquier bien deseado. La Palabra de Dios le atribuye eficacia en sus propios consejos y obras; siendo Su aliciente para actuar de una manera y no de otra.

2. Pero nunca debemos estar satisfechos con la oraci�n. Nunca debemos separar la oraci�n de la acci�n. Los dos deben ir juntos. De nada sirve que el labrador se arrodille jam�s, suplicando que sus campos sean productivos. Todo el trabajo y toda la habilidad de la agricultura deben ser realizados por �l. Debe trabajar y orar: debe orar y trabajar. Es una burla de Dios si hace lo contrario. Trabajar sin orar es impiedad y presunci�n; rezar sin trabajar es entusiasmo e hipocres�a.

Y as� es en el departamento espiritual. No es suficiente que le pidamos a Dios que "obre en nosotros el querer y el hacer de Su buena voluntad". No tenemos derecho a esperar que �l nos escuche, o que nos conceda alguna porci�n de Sus influencias de gracia, a menos que, mediante el uso diligente de los medios de "mejoramiento" espiritual, estemos cumpliendo el mandato: "Trabaja en tu propia salvaci�n con miedo y temblor.

�En vano buscan los cristianos la conversi�n de Israel, a menos que se esfuercen por quitar el velo de la ignorancia y el prejuicio mediante la comunicaci�n de la luz de la instrucci�n. Y en vano esperan que �el conocimiento de la gloria del Se�or� llene la tierra, si lo �nico que hacen es orar para que as� sea. Deben enviarlo a los l�mites m�s extremos de la tierra. ( Ralph Wardlaw, DD )

As� el Se�or har� nubes brillantes,

Nubes brillantes

El agua que hace un rato yac�a en ese estanque lento, ahora se eleva hacia el cielo por la atracci�n del sol, todas sus impurezas quedan atr�s y se transforma en una nube, que brilla como esmeralda o zafiro a la luz del sol. �Puedes imaginar dos cosas m�s completamente diferentes que la piscina estancada y la nube radiante? Sin embargo, es precisamente la misma sustancia. Es la misma agua en esa nube, blanca y vellosa como el ala de un �ngel, que antes formaba el estanque turbio.

�Y qu� dice la Escritura? "Si el Esp�ritu de Aquel que levant� a Jes�s de los muertos mora en ustedes, el que levant� a Cristo de los muertos vivificar� sus cuerpos mortales por Su Esp�ritu que mora en ustedes". Este cuerpo sacado del estanque estancado de nuestra humanidad ca�da, sacado de la corrupci�n de la muerte y la tumba, y ahora lleno y completamente impregnado por el Esp�ritu Santo, de modo que se transfigura como Cristo mismo. ( JA Gordon, DD )

Versículo 2

Los �dolos han hablado vanidad

Los or�culos del mundo

No hay muchos que piensen por s� mismos; e incluso aquellos que se cree que lo hacen, dependen para los materiales del pensamiento de lo que oyen, ven o tocan.

En las cosas de Dios esto debe ser as�, mucho m�s que en otras. El lugar de Dios es hablar y el nuestro escuchar. �l espera que le escuchemos, porque tiene derecho a hablar. Pero es fastidioso estar siempre en la actitud de los oyentes; al menos, de los oyentes de Dios. Preferimos adivinar, especular o razonar. Si descubrimos que debemos recurrir a alguna autoridad m�s all� de nosotros mismos, recurrimos a cualquier pretendiente a la sabidur�a y, sobre todo, a cualquiera que profese ser el representante del Dios invisible y hablar en Su nombre.

De ah� que los gentiles recurrieran a sus "or�culos" y los jud�os ap�statas a sus "hechicer�as" ya los dioses dom�sticos o terafines. Estos son los "�dolos" a los que se refiere Zacar�as. Aquellos a quienes consult�is como depositarios de la sabidur�a divina, que pretenden guiaros y decir la verdad, han hablado vanidad; te han enga�ado con mentiras. Esa fue la historia de Israel. Confiaron en or�culos infieles.

Se convirtieron en los enga�ados de aquellos a quienes hab�an acudido en busca de gu�a en el d�a de la perplejidad. Sus terafines hablaban vanidad. Esta ha sido tambi�n la historia del hombre, as� como la de Israel. Ha elegido otro consejero, en cambio, de Dios; puede ser la Iglesia, la raz�n o la opini�n p�blica. Los terafines del mundo no han sido pocos; ni su autoridad ha sido d�bil ni pasajera. Existe la "opini�n p�blica", ese misterioso or�culo, cuyo santuario no est� en ninguna parte, pero el eco de cuya voz est� en todas partes.

Existe el est�ndar de las costumbres establecidas: escuelas de literatura y filosof�a o teolog�a. Existe lo que se llama el "esp�ritu de los tiempos". Est� el �dolo de las amistades personales, o de autores admirados, o de maestros venerados. Se�ale en qu� puntos nos enga�an estos terafines. Ellos tergiversan el verdadero fin y el prop�sito de la vida, asegur�ndonos que la gloria del Dios que nos hizo no puede ser ese fin, en la medida en que eso es algo completamente trascendental, algo en conjunto, m�s all� de nuestro alcance, nuestra raz�n o nuestras simpat�as.

�Por qu� los hombres son as� enga�ados y enga�ados? No tienen confianza en Dios mismo; ni han aprendido a decir: "Sea Dios �rbol, y todo hombre mentiroso". No buscan al Esp�ritu Santo ni se someten a �l como su maestro. A los hombres no les gusta la ense�anza que reciben de Dios y Su Palabra; no se ajusta a sus gustos. Por eso eligen a los profetas de las cosas suaves, a los terafines que profieren mentiras y vanidad.

Pero, �c�mo dicen estos terafines sus vanidades? No es necesario que lo hagan profiriendo un gran error. Mezclan lo verdadero y lo falso juntos; de modo que lo verdadero es neutralizado por lo falso, y lo falso es adornado y recomendado por lo verdadero. �Y por qu� estos or�culos hablan as�? Les gusta hablar y les gusta que los escuchen. Es una gran cosa ser consultado como un or�culo y ser citado como una autoridad.

No tienen un est�ndar alto y seguro propio y, por lo tanto, solo pueden hablar de acuerdo con su propia necedad. Es como el �ngel de luz que Satan�s es ahora el or�culo del mundo, o m�s bien, el inspirador de sus or�culos. Ha cambiado su voz, as� como su atuendo y aspecto. Ha ocultado su groser�a y ha modificado su lenguaje para adaptarse al cambio. Hay quienes h�bilmente sustituyen la filosof�a por la fe, la raz�n por la revelaci�n, la sabidur�a del hombre por la de Dios; quienes nos prueban que, aunque la Biblia puede contener los pensamientos de Dios, no habla Sus palabras; quien ingeniosamente nos har�a creer que el pecado no es culpa, sino s�lo una enfermedad; una mera epidemia moral; quienes sostienen, con el budista filos�fico, que la encarnaci�n, no la muerte, es la base de la reconciliaci�n divina; que las tendencias de la criatura son todas hacia arriba, no hacia abajo.

Como �ngel de luz, todas sus trampas y sofismas participan, m�s o menos, de la luz. Instruye a sus or�culos para apelar a la humanidad natural del hombre; a nuestras intuiciones de virtud y rectitud. La iluminaci�n que proviene del Sol de Justicia es una cosa, y la que proviene de Satan�s, como un �ngel de luz, es otra muy distinta. Evita los �dolos que hablan vanidad. No escuches ninguna voz, por agradable que sea, salvo la que est� en total armon�a con la de Dios. ( H. Bonar, DD )

Versículo 4

De �l sali� el �ngulo; de �l, el clavo; de �l, el arco de batalla; de �l, todos los opresores a una

El deber y la dignidad de los magistrados

Las leyes se denominan en las Escrituras los fundamentos de la mancomunidad.

Los magistrados son los pilares. Cuando el Se�or regresa a un pueblo en misericordia, les da leyes justas y gobernantes llenos de gracia. En este cap�tulo, el Se�or regresa a Su propio pueblo en misericordia. Hay una doble visitaci�n de Dios: uno de sus enemigos en ira; el otro de su pueblo en misericordia. Aunque las apariciones de Dios en esta visitaci�n fueron gloriosas, sin embargo, �l se convierte en instrumentos de ella. Dios lo hace, pero lo hace por s� mismo. El texto establece una gloriosa promesa que Dios hace a su pueblo cuando son entregados.

1. "De �l saldr� el �ngulo". La palabra empleada en hebreo es com�nmente una met�fora usada para magistrados y gobernadores. Hay tres cosas en las que reside la analog�a.

(1) La piedra angular colocada en los cimientos. Sostiene el edificio. El peso principal del edificio reside en la piedra angular.

(2) La piedra angular une y acopla la pared. Es una piedra de uni�n.

(3) La piedra angular adorna el edificio. Se gasta m�s trabajo en pulir la piedra angular que en las piedras ordinarias de un edificio.

2. "De �l saldr� el clavo". Esta tambi�n es una met�fora que se usa para los gobernadores. Hay una doble proposici�n en esta met�fora.

(1) Las vigas del edificio se sujetan y unen mediante clavos entre s�. De modo que la piedra angular une los cimientos y los clavos unen el techo.

(2) De los clavos cuelgan todos los vasos: todos los utensilios necesarios de la casa. Sobre el magistrado, como un clavo, pender�n todos los edificios de la comunidad, desde el m�s alto hasta el m�s bajo.

3. "De �l saldr� el arco de batalla". El arco fue un instrumento de guerra muy utilizado en la antig�edad y, por lo tanto, aqu� se utiliza para todas las armas de guerra, todas sus municiones y toda su disciplina de guerra. Cuando el Se�or regrese a ellos en misericordia, para su liberaci�n, deber�an tener fuerza propia contra todas las naciones vecinas. Deber�an tener �xito en la guerra, porque el Se�or est� con ellos.

4. "De �l todo opresor o exactor, que yo junt� a los dos". La palabra significa recaudador de impuestos. Algunos lo hacen significativo, para exigir el trabajo de un hombre. Un exactor de trabajo y de tributo deben entenderse adecuadamente aqu�; porque Dios no s�lo libra a su pueblo del poder del enemigo, sino que tambi�n pone a los enemigos en su poder; para que se ense�oreen de las naciones. Esta ser� la gloriosa condici�n de la Iglesia.

Entonces tienes, en estas palabras, el estado del pueblo que se establece despu�s de su liberaci�n.

1. En referencia a su estado pol�tico. Nunca necesitar�n un gobernador, un magistrado fiel.

2. En su estado pol�mico. Tendr�n todo tipo de provisiones b�licas en s� mismos y tendr�n mucho �xito en la guerra. Doctrina - Cuando el Se�or regrese a su pueblo en misericordia, les dar� gobernadores que ser�n para el sost�n, la uni�n y el adorno de la rep�blica.

I. Apoyar al ELA.

1. A los magistrados se les llama los cimientos de la tierra.

2. El aliento de tu nariz.

3. Los hombros sobre los que se soporta todo el peso.

4. Los brazos del pueblo.

Pero, �c�mo pueden los magistrados apoyar al ELA?

(1) Debe tener cuidado de defender la religi�n. La paz sin piedad no es m�s que una paz vana y fingida. Todo magistrado debe gobernar con Dios.

(2) Debe gobernar de tal manera que Dios no interrumpa el juicio sobre el pueblo.

(3) Debe gobernar de manera que no destruya el fundamento de su autoridad.

(4) Debe respetar las leyes.

(5) Los magistrados deben defender su propia autoridad.

(6) Deben defender las libertades del pueblo.

(7) Deben defender y preservar la propiedad del pueblo.

II. Unir a la Commonwealth. �C�mo pueden los gobernantes ayudar a unir a un pueblo?

1. La religi�n es el gran v�nculo de uni�n; que tenga mucho cuidado de que haya unidad en la religi�n.

2. Procuren los magistrados ponerse de acuerdo entre ellos.

3. Trabajo por la uni�n entre los ministros.

4. Quite toda opresi�n y parcialidad en el juicio. ( W. Strong. )

Versículo 5

Porque el Se�or est� con ellos

Jehov� con su pueblo

No hay nada que marque tan enf�ticamente e indudablemente describa al pueblo del Dios viviente como Su propia presencia con ellos.

1. El Se�or est� relativamente con Su Iglesia. Es solo una tercera parte, y quiz�s una peque�a tercera parte. Podr�amos dividir nuestra propia tierra en un tercio de enemigos abiertos, un tercio de falsos profesantes y un tercio de verdaderos cristianos. Solo la tercera parte son personajes realmente espirituales, que tienen la bendici�n de la piedad vital. Estos permanecer�n; ser�n "dejados". Dios est� relativamente con ellos, es decir, est� con ellos en uni�n de pacto eternamente.

2. El Se�or est� con Su Iglesia de manera experimental. Dios siempre ha estado con Su Iglesia, como cuerpo y con los miembros individuales.

3. El Se�or est� con Su Iglesia para siempre. Es Su promesa: "Yo estar� con ustedes siempre, hasta el fin del mundo".

Considere c�mo este hecho de que Jehov� est� con su pueblo explica algunos misterios. " Porque el Se�or est� con ellos".

1. Entonces luchar�n victoriosamente y con �xito. Esto explica por qu� sus enemigos no pueden destruirlos.

2. Por esta misma raz�n debe triunfar la verdad de Dios. Tenga en cuenta el car�cter distintivo de la Iglesia y su destino, como se establece en este texto. Life Divine es una prenda de vida eterna. Si Dios est� contigo, tu religi�n es una cosa de la vida. El s� y el am�n de Dios est�n grabados en su pueblo. ( Joseph Irons. )

Victoria, unificaci�n y bienaventuranza para el bien

Victoria. Esta victoria fue ...

1. Completa. Los enemigos fueron pisoteados como "fango en las calles".

2. Divino. "Porque el Se�or est� con ellos".

3. Revitalizante. �Fortalecer� la casa de Jud�. Se ver�an fortalecidos por su victoria, no solo en riqueza y seguridad, sino tambi�n en coraje.

4. Extenso. �Y los de Efra�n ser�n como valiente, y se gozar� su coraz�n como a causa del vino; sus hijos lo ver�n y se alegrar�n; su coraz�n se regocijar� en el Se�or �. "El profeta", dice Hengstenberg, "se ocup� primero de Jud�, el centro del pueblo de Dios". En Zacar�as 10:6 procede a hablar juntos de Jud� y Efra�n.

En este vers�culo, y en los que siguen, fija su atenci�n de manera peculiar en Efra�n, que en los d�as del profeta se ve�a como una rama seca que hubiera sido cortada de la vid. Primero promete que los descendientes de los ciudadanos del antiguo reino de las diez tribus tambi�n participar�n en el glorioso conflicto, y luego anuncia el regreso de las diez tribus de su exilio, que ser�a la condici�n para su participaci�n en la batalla. . Ahora, todos estos hechos relacionados con esta victoria se aplican a esa victoria, la m�s grandiosa de todas: la victoria de todas las almas verdaderas sobre el error y el mal.

II. Unificaci�n. "Les silbar� y los reunir�", etc. Observe:

1. La facilidad con la que se efect�a el triunfo de la reuni�n. "Les silbar� [o silbar�]". Se entiende que la palabra se refiere a un silbido particular utilizado por el pastor para convocar a su reba�o disperso, o por aquellos que tienen el cuidado de las abejas, para llevarlas a la colmena. �As� como las ovejas se re�nen ante la conocida llamada del pastor, como las abejas siguen en enjambres la nota aguda del maestro de abejas, as� el Se�or, por sus propios medios, debe reunir a su pueblo disperso de sus dispersiones, por muy lejos que sea, y traerlos a �l ya su heredad. " Con qu� facilidad Dios hace Su obra; �Una simple mirada, un soplo, una palabra!

2. Las regiones a las que se extender� la reuni�n. �Y los sembrar� entre los pueblos� - o, como deber�a traducirse, �aunque los esparcir� entre las naciones� - �y se acordar�n de M� en pa�ses lejanos [regiones lejanas]; vivir�n con sus hijos y volver�n �. Hab�an sido esparcidos, no solo por Egipto y Asiria. No dice que todos los jud�os regresar�n, pero implica una gran multitud.

3. El escenario en el que se llevar� a cabo el reencuentro. �Los har� volver tambi�n de la tierra de Egipto�, etc.

4. Las cat�strofes nacionales que supondr� el reencuentro. "Y �l pasar� por el mar con aflicci�n, y golpear� las olas en el mar, y todas las profundidades del r�o se secar�n". Evidentemente, hay aqu� una alusi�n a su primera liberaci�n de Egipto; y significa que algo similar a ese evento ocurrir� en el curso de su reuni�n (ver �xodo 24:4 ).

�Y ser� abatido el orgullo de Asiria, y se perder� el cetro de Egipto�. La idea probablemente es que as� como �las jactancias altivas de Senaquerib y el poder cetro del Fara�n demostraron ser igualmente d�biles e in�tiles contra el poder de Jehov� en d�as pasados, as� deber�a demostrar toda la oposici�n combinada de los enemigos m�s empedernidos en los d�as venideros . Ante �l, cuando ten�a un prop�sito que cumplir, o una promesa a su pueblo que cumplir, todo orgullo deber�a ser humillado, todo poder desconcertado, todo consejo convertido en necedad.

�Ahora hay una unificaci�n, de la cual esto no es m�s que un emblema d�bil: la unificaci�n del bien de todas las edades. �Vendr�n del oriente y del occidente, del norte y del sur, y se sentar�n con Isaac y con Jacob�. �Qu� uni�n tan bendita es esta!

III. Bienaventuranza. Aqu� est� la mayor fortaleza. "Y los fortalecer� en el Se�or",

1. Ya sea que esto se refiera a su fuerza nacional, su seguridad en su propio pa�s, o su fuerza moral, la fuerza de la fe en �l, o todo, una cosa est� clara: ser fortalecido en el Se�or es la fuerza m�s alta. podemos obtener. La mayor bendici�n de la vida es la fuerza: la fuerza f�sica, para hacer con facilidad y para aguantar con paciencia. Fuerza intelectual, fuerza para dominar con facilidad todos los grandes problemas de la vida y llegar a una teor�a del ser en la que el entendimiento pueda descansar libre de toda duda inquietante.

Estas fortalezas son bendiciones; pero la fuerza moral, la fuerza para resistir el mal, para perseguir el bien, para servir al Dios Todopoderoso con aceptaci�n y para bendecir a la raza con influencias ben�ficas, esta es en verdad la perfecci�n de nuestra bienaventuranza. �Esfu�rzate en el Se�or y en el poder de su fuerza�, dice Pablo. "�l da fuerzas al cansado, y multiplica las fuerzas al que no tiene ningunas".

2. Aqu� est� el ejercicio m�s elevado. �Andar�n de un lado a otro en su nombre, dice el Se�or�.

(1) Todos los hombres vivos deben caminar por el camino de "arriba y abajo". La vida humana se compone de "altibajos"; el camino no es liso y nivelado, sino accidentado y accidentado, a veces hacia arriba y a veces hacia abajo: arriba hoy y ma�ana abajo.

(2) Este camino solo se puede caminar felizmente si lo recorre en el �nombre� del Se�or. Un reconocimiento pr�ctico de su presencia y de sus pretensiones de nuestra suprema reverencia y adoraci�n. ( Homilista. )

Jud� y Jos�

No puede haber duda de que el desarrollo gradual de los grandes principios de la Reforma ha llevado al descubrimiento correspondiente del deber y la obligaci�n de los cristianos hacia el pueblo antiguo de Dios. Pero nuestro inter�s en la cuesti�n jud�a debe basarse en principios b�blicos s�lidos. Si limitamos nuestra mirada exclusivamente a las esperanzas que presenta la profec�a incumplida, correremos el peligro de permitirnos especulaciones incompatibles con la historia del pasado e irreconciliables con el deber presente.

Si limitamos la atenci�n al aspecto actual del pueblo jud�o, excluyendo la consideraci�n de la profec�a, descendemos a la arena de la conveniencia pol�tica. Los destinos del mundo est�n indisolublemente ligados al pueblo jud�o. Al hacer cualquier esfuerzo por la evangelizaci�n del jud�o, hay tres puntos que requieren atenci�n.

I. Las personas a las que dirigimos nuestros esfuerzos. En el texto tenemos una direcci�n a las dos grandes divisiones de la naci�n: Jud� y Jos� o Israel; y una bendici�n com�n a ambos se asegura en virtud de la relaci�n de pacto en la que Dios se mantiene mutuamente. �Yo soy el Se�or su Dios�, si podemos encontrar rastros de Jud�, y ninguno de Jos�, probablemente estos �ltimos est�n en reserva, y tarde o temprano disfrutar�n de la misericordia prometida.

Se objeta que las palabras del texto se cumplieron con la restauraci�n de los jud�os despu�s del cautiverio en Babilonia. Pero la profec�a de Zacar�as fue entregada al remanente que hab�a regresado. Si Zacar�as predice bendiciones m�s plenas que las que se hab�an disfrutado hasta el per�odo de la restauraci�n de Babilonia, �cu�ndo se disfrutaron? Si las dos divisiones o familias de Israel regresaban despu�s del cautiverio en Babilonia, la distinci�n entre Jud� y Efra�n hab�a terminado; y las condiciones del pacto nacional con Abraham, Isaac y Jacob, en lo que respecta a la tierra, la ciudad y la posesi�n de la herencia, deben haberse cumplido. Pero los hechos del caso no se corresponden con ninguna de las principales disposiciones del pacto.

1. En lugar de un aumento, hubo una disminuci�n de la poblaci�n.

2. La extensi�n del territorio habitado por jud�os despu�s del cautiverio era a�n m�s limitada que la que Josu� hab�a asignado a las tribus, y mucho menor que la que le fue prometida a Abraham.

3. Su pol�tica civil no correspond�a a la promesa ( Ezequiel 37:22 ; Oseas 1:11 ).

4. Si el regreso de Babilonia fue una restauraci�n, y los profetas solo hablan de una restauraci�n, entonces, �c�mo podemos explicar la declaraci�n completa en nuestro texto, �Ser�n como si no los hubiera desechado�? �D�nde est�n las mir�adas de israelitas que en su escondite han existido y se han multiplicado, por lo que sabemos, desde los d�as de Shahnaneser hasta ahora? Los peque�os remanentes que residen en estas partes occidentales del mundo s�lo pueden ser considerados como emigrantes de una naci�n vasta y populosa, cuya localidad a�n es desconocida y no visitada por nosotros.

II. Los motivos para suponer que alg�n �xito acompa�ar� a nuestros esfuerzos. Podemos suponer que la naci�n de Israel no ha perdido su lugar en el prop�sito Divino. Por muy secreta y oscura que sea para nosotros, los jud�os ocupan una posici�n tan importante e influyente en referencia a otras naciones del mundo como en los d�as de anta�o. Las fortunas de Israel siempre han estado ligadas al destino de las naciones; y no tenemos ninguna raz�n para suponer que esta regla universal de la administraci�n Divina haya sido o ser� apartada.

Los jud�os han sido y son el �ndice de la profec�a. Autenticamos la cronolog�a y equilibramos la precisi�n hist�rica con referencia a este maravilloso pueblo. Si, bajo la dispensaci�n del Antiguo Testamento, los reinos de los gentiles realizaron su curso designado alrededor del centro visible de Israel, tambi�n debemos creer que bajo el Nuevo Testamento, que es un suplemento del Antiguo, los imperios del mundo ahora est�n girando. alrededor del mismo centro, aunque oscurecido e invisible.

III. El privilegio de participar en estos esfuerzos.

1. Es un privilegio tener la gracia de la fe y la oraci�n ejercidas continuamente. El esfuerzo por el bien de Israel es una obra de fe desde el principio hasta el final. Ninguna ventaja temporal o internacional puede entrar en consideraci�n; no se puede imputar ning�n motivo mundano o ego�sta a quienes lo practican. El amigo de Israel camina por fe, no por vista. �Qu� est�mulo se presenta ahora en los resultados del trabajo para los jud�os! Pero la misericordia de Israel es misericordia del mundo.

Dios ha declarado su voluntad con respecto a "los preciosos hijos de Sion". Es un privilegio saber que la verdad de la Palabra de Dios es probada por Su fidelidad a Israel. Lo que se promete a los individuos se promete a la naci�n. Si las promesas (como Isa�as 24:1 ; Isa�as 25:1 ; Isa�as 26:1 .

; Os 13:14; 1 Corintios 15:54 ; Mateo 23:39 , etc.) no pertenecen a la naci�n, no nos pertenecen a nosotros. Ser�a una extra�a inconsistencia para nosotros como gentiles emplear estos pasajes como base de nuestra esperanza de una resurrecci�n, y retenerlos de la naci�n jud�a, que los lee literalmente como una promesa a sus padres ( Hechos 23:6 ; Hechos 24:21 ; Hechos 26:6 ).

�Esperamos el regreso de Cristo? Entonces reconciliemos la existencia contempor�nea de la Jerusal�n terrenal y celestial. Jes�s, la luz de los gentiles, es la gloria de su pueblo Israel. La plenitud gentil y la gloria de Israel fluir�n juntas. Como el repentino estallido de dos fuentes, se unir�n a sus corrientes vivientes, y llenar�n hasta desbordar los canales preparados desde hace mucho tiempo, e inundar�n el universo con bendiciones, y �el conocimiento de la gloria del Se�or cubrir� la tierra como las aguas cubren el mar." ( WR Fremantle, MA )

Versículo 8

Les silbar� y los juntar�; porque los he redimido

Reuniendo a los redimidos

I. Las personas. "Los redimidos". Redimidos como consecuencia del amor eterno de Dios hacia ellos; porque si no hubieran sido amados por el Padre, nunca habr�an sido entregados a Cristo para que �l los redimiera. Redimido de la maldici�n de la ley; y de toda iniquidad; de la ira venidera.

II. La promesa. "Yo los recoger�". Esto implica que los redimidos est�n por naturaleza en un estado disperso o en un estado de alienaci�n de Dios. Cu�n universal es la partida. �Hemos vuelto a cada uno por su propio camino�, que es un camino pecaminoso, que deshonra a Dios y angustia el alma. La obra de reuni�n se lleva a cabo en la regeneraci�n, momento en el que se re�nen con Cristo para la vida y la salvaci�n: se re�nen o se pliegan en la comuni�n de la Iglesia; y pronto ser� recogido como trigo en el granero.

III. El medio que se va a utilizar. Les silbar� �; es decir , los llamar�; hagan el sonido peculiar que ellos escuchar�n, como lo hace un pastor para llamar a sus ovejas a su alrededor. Los pastores usaban un silbato. El Redentor llam� a su pueblo, por los profetas de la antig�edad; por Juan el Bautista; �l mismo los llam� cuando estuvo aqu� en la tierra. Los llam� por sus ap�stoles; Los llama ahora por Sus ministros. ( S. Barnard. )

La interposici�n de la misericordia

Este pasaje se refiere al antiguo pueblo de Dios, quien, por sus cr�menes, hab�a sido esparcido, pero a quien �l promete que ser� reunido y bendecido.

I. La interposici�n de la misericordia realizada. "Yo los he redimido". Por esto entiendo la redenci�n del Hijo de Dios. La mediaci�n de Jesucristo es la causa meritoria de todo bien para el hombre pecador. Toda la paz y la felicidad que poseemos se debe a esta mediaci�n. Es el medio de todo bien espiritual para los hombres individualmente.

II. La interposici�n de la misericordia dise�ada. "Les silbar� y los reunir�".

1. El final propuesto. Deben ser reunidos. Esto nos lleva a reflexionar sobre su condici�n pasada.

2. El lugar de su reuni�n. Vendr�n a la Cruz del Salvador para recibir de �l todas las bendiciones que necesiten. Vendr�n al seno de la Iglesia.

3. El resultado de su reuni�n ser� su bendici�n y el honor Divino.

4. La instrumentalidad que Dios emplear�. "Yo les silbar�". La alusi�n es a la flauta o al silbato del pastor. Ha complacido al Se�or, en todos los tiempos, reunir hombres por medio de la agencia humana.

III. La futura prosperidad de la iglesia. Las convulsiones de las naciones, las revoluciones de los imperios contribuir�n al establecimiento de Su reino. Su firma est� inscrita en cada parte de la tierra; todo es suyo, y pronto tomar� posesi�n. ( W. Lucy. )

Versículo 9

Y los sembrar� entre la gente

Las siembras de dios

Al final de los setenta a�os de cautiverio, el pueblo de la antigua elecci�n de Dios se distribuy� a trav�s de Partia, Media, Persia, Mesopotamia, Capadocia, Ponto, Frigia, Panfilia, Egipto, Libia y Roma, Creta y Arabia.

En todas partes, a lo largo del gran Imperio Romano, cayeron al suelo para morir. En lo que concierne a su vida natural, parec�an a punto de desaparecer entre las naciones del mundo; pero tambi�n podr�a hablar de la destrucci�n de la semilla que el labrador arroja en los surcos oto�ales. Construyeron sus sinagogas, prosperaron en los barrios que se les asignaron en las grandes ciudades, y difundieron nuevas concepciones de Dios, altos est�ndares �ticos, un discurso religioso fresco, destinado a ser de incalculable servicio a los primeros predicadores del Evangelio de Cristo.

As� fue con los primeros creyentes. Por la mano �spera del perseguidor, el rico trigo de Pentecost�s, que hab�a estado demasiado tiempo en el contenedor de la Iglesia madre, fue esparcido por las regiones de Judea y Samaria. �Por tanto, los que estaban esparcidos por todas partes iban a predicar la Palabra�. �Por tanto, los que estaban esparcidos por la tribulaci�n que sobrevino a Esteban, viajaron hasta Fenicia, Chipre y Antioqu�a.

�Estas costuras primaverales dieron un regreso maravilloso. �Cu�ntas ilustraciones han existido, a lo largo de toda la historia de la Iglesia, del efecto de las siembras de Dios! "Mi padre es el labrador", dijo nuestro Se�or. Con ambas manos ha llevado a cabo su obra de sembrar. Hab�a una gran cualidad en el trigo de los valles valdenses, en los paulicianos, husitas, lolardos, que fue sembrada por el Maestro en las mazmorras de la Inquisici�n, en burlas y azotes, en cadenas y encarcelamientos, en los fuegos de martirio, y en la corriente de r�os veloces. �Pero qu� cosecha ha dado todo! Hubo, por ejemplo, la cosecha de la Reforma en Alemania, de los hugonotes en Francia y de los puritanos en Inglaterra. ( FB Meyer, BA )

Versículo 12

Y los fortalecer� en el Se�or

Gracia adicional y continua

Esta profec�a se cierra con una promesa concerniente a su camino y conducta para quienes el Se�or hace todo esto, que ser�n animados y fortalecidos para ser un pueblo santo y perseverar en la fe y la obediencia, lo cual debe ser entendido por los elegidos y verdaderamente piadosos entre ellos, que sin embargo en ese tiempo ser�n much�simos.

1. Cuando el Se�or ha hecho las cosas m�s grandes por su pueblo, todav�a es un nuevo regalo darles el uso de �l, animarlos y fortalecerlos con ello, porque es una nueva promesa. "Yo los fortalecer�".

2. I As� como Dios puede f�cilmente animar a los m�s d�biles y d�biles de coraz�n, as� su firme dominio de �l es tenerlo guardado en Dios para ellos, y por fe y depender una vez, sacarlo cuando sea necesario.

3. El est�mulo en Dios s�lo se mejora bien cuando se utiliza para fortalecer hacia la santidad y la perseverancia, que es el �nico fruto dulce de todas las misericordias, haci�ndolas c�modas para quien las recibe, cuando las acercan a Dios. �Caminar�n� en su deber.

4. La santidad se establece entonces correctamente, cuando estamos constantemente en ella, cuando nos adherimos a la regla, cuando por fe sacamos muebles de Dios y apuntamos a Su gloria, y le damos la gloria de todas nuestras actuaciones.

5. El Se�or no necesita ser impedido para mostrarse misericordioso por la indignidad y la impiedad de su pueblo, pero cuando est� a punto de hacerles el bien, puede estar seguro para s� mismo de que el fruto de �l vendr� para su gloria, y puede hacer que sean muy por los que �l quiere, para ser un pueblo tal como Su trato con ellos los obliga a ser, por lo tanto, despu�s de todas las promesas anteriores, el Se�or mismo se compromete a santificarlos.

6. El dulce consuelo y el refrigerio de las promesas solo lo sentir�n aquellos que se concentren mucho en el estudio de Dios, el Hacedor de promesas, y consideren cu�n suficiente es �l y cu�n digno de ser reconocido por el cumplimiento de lo que promete. . Por tanto, suscribe Su nombre a toda esta profec�a. �Dice Jehov�. ( George Hutcheson. )

Fuerte en Dios

Hablando de los �dignos olvidados de Inglaterra� del siglo XVI, Froude dice: �Dondequiera que los encontremos, siguen siendo los mismos; ya sea en las cortes de Jap�n o China, luchando contra espa�oles en el Pac�fico, o prisioneros entre los argelinos, fundando colonias que poco a poco se convertir�an en enormes rep�blicas transatl�nticas, o explorando en locas pinazas la feroz latitud de los mares polares, son los mismos hombres indomables y temerosos de Dios, cuya vida fue una gran liturgia.

"El hielo era fuerte, pero Dios era m�s fuerte", dice uno de los hombres de Frobisher despu�s de pasar una noche y un d�a entre los icebergs; no esperando que Dios viniera sembrado y partiera el hielo para ellos, sino trabajando durante largas horas, �l y el resto defendi�ndose de la embarcaci�n con postes y tablas, con la muerte mir�ndolos desde las rocas. Los icebergs eran fuertes, los espa�oles eran fuertes y las tormentas, los corsarios, las rocas y los arrecifes, que ning�n mapa hab�a notado en ese momento; todos eran fuertes, pero Dios era m�s fuerte, y eso era todo lo que les importaba saber ".

Caminando en el nombre de Dios

El reverendo John McNeil dice: �Le debo m�s de lo que puedo decirle a mi padre. Ten�a la costumbre de que nunca nos hablaba a nosotros, ni nosotros a �l. Era un cantero, y sol�a escucharlo bajar las escaleras en las ma�anas oscuras y, de pie en el umbral antes de desmayarse, dec�a en voz alta: "Hoy voy en el nombre de Dios". Luego, fuerte en esa fuerza, caminar�a penosamente hacia la cantera, las voladuras y los riesgos del trabajo. Nunca podr� olvidar la impresi�n que esto me caus�, y con suerte decir hoy: 'El Dios de mi padre es m�o' �( Christian World Pulpit ).

Información bibliográfica
Exell, Joseph S. "Comentario sobre "Zechariah 10". El Ilustrador Bíblico. https://beta.studylight.org/commentaries/spa/tbi/zechariah-10.html. 1905-1909. Nueva York.
 
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