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Saturday, September 28th, 2024
the Week of Proper 20 / Ordinary 25
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Bible Commentaries
Comentario de Coke sobre la Santa Biblia Comentario de Coke
Declaración de derechos de autor
Estos archivos son de dominio público.
Texto cortesía de BibleSupport.com. Utilizado con permiso.
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Texto cortesía de BibleSupport.com. Utilizado con permiso.
Información bibliográfica
Coke, Thomas. "Comentario sobre 1 Samuel 31". Comentario de Coke sobre la Santa Biblia. https://beta.studylight.org/commentaries/spa/tcc/1-samuel-31.html. 1801-1803.
Coke, Thomas. "Comentario sobre 1 Samuel 31". Comentario de Coke sobre la Santa Biblia. https://beta.studylight.org/
Introducción
Los israelitas son vencidos por los filisteos; Sa�l y sus tres hijos perecen; los filisteos sujetan su cuerpo a los muros de Bet-s�n; hombres valientes de Jabes de Galaad se llevan los cuerpos de Sa�l y sus hijos y los entierran cerca de su ciudad.
Antes de Cristo 1055.
Versículo 1
Ahora los filisteos pelearon contra Israel. Es decir, como la mayor�a de los int�rpretes lo entienden, comenzaron a pelear o atacar a los israelitas. La palabra ?????? nilchamim, como observa el Dr. Delaney, bien podr�a haber sido traducida como asaltada. �l opina, no solo que los filisteos atacaron a Sa�l en su campamento, sino que lo hicieron poco despu�s de su regreso de Endor, y que, probablemente, se sintieron alentados a este intento por alguna informaci�n secreta de que Sa�l se hab�a robado del acampar la noche anterior con su general (porque se supone que Abner fue uno de sus asistentes) y otra persona: y si este fue el caso, entonces su solicitud a la Pitonisa fue la causa inmediata de su destrucci�n; ahora esto da luz a1 Cr�nicas 10:13 y al mismo tiempo recibe luz de ella.
Versículo 2
Y los filisteos mataron a Jonat�n, a Abinadab, etc. Es probable que Is-boset no estuviera en la batalla o escapara huyendo. As� se cumpli� la predicci�n de Samuel. Pero, �qui�n puede abstenerse de derramar una l�grima sobre el fiel, el amable, el excelente Jonat�n? Hay pocos personajes entre los hombres m�s hermosos o m�s extraordinarios: la fortaleza, la fidelidad, la magnanimidad; un alma susceptible de la m�s refinada amistad y superior a todas las tentaciones de la ambici�n y la vanidad; y todos estos logros coronados con la m�s resignada sumisi�n a la voluntad de Dios.
Versículo 3
Y los arqueros lo golpearon. Houbigant traduce este vers�culo de esta manera: Luego , cuando la batalla fue dura contra Sa�l, los arqueros se precipitaron sobre �l, de quien recibi� una gran herida. Saulo, dice, dif�cilmente habr�a ordenado a su escudero que lo matara, si no hubiera estado en un estado desesperado. Las palabras, no sea que me traspasen y se burlen de m�,no deben separarse. Saulo no ten�a tanto miedo de ser asesinado como de ser abusado por estos enemigos insultantes. Los comentaristas observan que no se mencionan arqueros en ninguno de los ej�rcitos filisteos o batallas antes de esto. El uso del arco, sin embargo, no era desconocido: Jonat�n es c�lebre por su habilidad y destreza en �l, y tambi�n lo fueron algunos de los dignos que recurrieron a David; pero parece que a�n no se ha puesto en pr�ctica com�n, si, como se ha recopilado de 2 Samuel 1:18 ., David despu�s de esta batalla hab�a ense�ado a los israelitas su uso.
Si esto fue as�, parece demostrar que en esta batalla obtuvieron una gran ventaja por medio de sus arqueros: porque, sin duda, �l les habr�a ense�ado mucho antes, cuando mand� los ej�rcitos de Sa�l contra los filisteos, si hubieran tenido entonces obtuvo alguna ventaja sobre los israelitas por medio de estas armas. Sir Isaac Newton nos dice que ese gran n�mero de hombres que ayudaron a los filisteos contra Sa�l al comienzo de su reinado, fueron los pastores expulsados ??de Egipto por Amasis; algunos de los cuales huyeron a Fenicia y otros a Arabia Petraea. Ahora su hijo Amm�n conquist� Arabia. Entonces, �por qu� no podemos suponer con raz�n que estos arqueros, que ahora ayudaban a los filisteos, eran �rabes que huyeron de Amm�n o aquellos egipcios que huyeron antes a Arabia y aprendieron all� el tiro con arco de los nativos? a quienes se les permiti� ser los mejores arqueros del mundo: dado que el tiempo y las circunstancias se adaptan, creo que la conjetura no se considerar� infundada. LaLos cereteos, mencionados con tanta frecuencia en los siguientes libros, eran de estos arqueros que David emple� en sus ej�rcitos.
Versículos 4-5
Entonces dijo Sa�l a su escudero: Sa�l y su escudero murieron por la misma espada; que su escudero muri� por su propia espada, est� fuera de toda duda: el texto nos lo dice expresamente; y que Sa�l pereci� por la misma espada es bastante evidente. Saca tu espada, le dice, y trasp�same; que cuando se neg�, Sa�l, dice el texto, tom� LA espada, ???? ?? eth hachereb [ la misma espada ], y se arroj� sobre ella.�Qu� espada? no el suyo; porque entonces el texto lo habr�a dicho: pero, en la construcci�n gramatical simple, natural, la espada antes mencionada debe ser la espada a la que ahora se hace referencia, es decir, la de su escudero; 1 Cr�nicas 10:4 .
Ahora bien, es la tradici�n establecida de toda la naci�n jud�a que este escudero era Doeg: no veo ninguna raz�n por la que deba ser desacreditado; y si es as�, tanto Saulo como su verdugo cayeron por esa arma con la que antes hab�an masacrado a los sacerdotes de Dios. De modo que Bruto y Casio se suicidaron con las mismas espadas con las que mataron a C�sar; Calippus fue apu�alado con la misma espada con la que mat� a Dio.
Versículo 6
Entonces Sa�l muri�.Josefo lanza grandes elogios hacia Saulo, quien, sabiendo que iba a morir, se expuso as� valientemente por su pa�s. Pero, en verdad, no hay espacio para el panegyrick. Muri�, no luchando valientemente, sino por su propia mano. Muri�, no como un h�roe, sino como un desertor. El auto-asesinato es, evidentemente, el efecto de la cobard�a, y es tan irracional e inicuo como vil. Dios, cuyas criaturas somos, es el �nico �rbitro, como es el �nico autor de la vida: nuestras vidas son de su propiedad; y le ha dado al mundo, a su iglesia, a nuestro pa�s, a nuestra familia y a nuestros amigos, una parte de ellos: y por lo tanto, como Plat�n observa con precisi�n en su Fed�n, "Dios est� tan herido por el homicidio como yo. sea ??matando a uno de mis esclavos sin mi consentimiento;
Mucho m�s noble que la de Sa�l fue la resoluci�n de Dar�o; quien, al verse traicionado, y que iba a ser asesinado por sus propios s�bditos o entregado en manos de Alejandro, no ser�a, sin embargo, su propio verdugo: "Preferir�a", dice, "morir por la culpa de otro culpa, que por la m�a. " Quinta. Brusco. lib. 5: gorra. 12.
Versículos 11-12
Y cuando los habitantes de Jabes de Galaad oyeron, etc., Bet-shan era una ciudad en la tribu de Manas�s, no lejos del Jord�n y del mar de Genesaret, hacia la cual los hombres de Jabes podr�an marchar en una noche y cumplir su dise�o. Los jabetitas ten�an grandes obligaciones para con Sa�l. Los libr� al comienzo de su reinado de la furia de Nahash, cap. 1 Samuel 11:11. Resolvieron, por tanto, rescatar su cuerpo y los de sus hijos de la desgracia a la que los expon�an los filisteos. Un grupo de valientes entre ellos se march� en la noche, lleg� a Bet-shan y felizmente cumpli� su plan: un agradable ejemplo de gratitud, que de ninguna manera es tan com�n entre las naciones como deber�a ser; Por lo cual, dice Arist�teles, se construyeron los templos de las gracias en medio de las ciudades de Grecia, para amonestar a todos los griegos a ser agradecidos. El historiador agrega que despu�s de que los hombres de Jabes se llevaron los cuerpos, llegaron a Jabes y los quemaron all�;lo que crea alguna dificultad, ya que era costumbre de los jud�os embalsamar y no quemar; y particularmente como en los pasajes paralelos no se menciona la menor menci�n de haber hecho otra cosa que enterrar sus huesos o cuerpos.
Ver nota sobre 2 Samuel 2:4 y 1 Cr�nicas 10:12 . Los caldeos y otras versiones lo traducen, y quemaron o encendieron una luz o l�mpara sobre ellos all�, como est�n acostumbrados a quemar sobre los reyes: sobre lo cual un rabino observa, que esto se refiere a una costumbre entregada por sus antepasados, de quemar las camas y otros utensilios de los muertos sobre sus tumbas, o quemar especias arom�ticas sobre ellos. Ver Jeremias 34:5 . Parece, con mucho, lo m�s probable, que se haya hecho algo de este tipo, y est� impl�cito en el texto, ya que no tenemos el menor rastro de quemar los cuerpos de los muertos entre los jud�os. Ver a Lamy.
REFLEXIONES.� Cuando los filisteos regresan para despojar a los muertos, para su gran alegr�a encuentran a su enemigo Sa�l un cad�ver sin aliento, y sus hijos ca�dos con �l. Entonces tenemos,
1. El insulto ofrecido al cad�ver de Saulo. Le cortaron la cabeza, que (ver 1 Cr�nicas 10:10 .) Le pusieron como trofeo de su victoria en la casa de su dios Dag�n; coloc� su armadura en el templo de Astarot; luego tom� el tronco y los cuerpos de sus hijos, y los at� ignominiosamente con clavos a la pared de Bet-shan, o los colg� en horcas en la pared. As� lo alcanz� el insulto, que Sa�l deseaba evitar mediante el homicidio.
2. Proclamaron su victoria por toda la tierra y apartaron un d�a de acci�n de gracias solemne para alabar a sus �dolos, a quienes atribuyeron su �xito. Nota; Los id�latras ciegos a menudo muestran m�s gratitud y dependencia de los cepos y piedras que los que pretenden adorar al Dios verdadero expresan al Jehov� viviente; por tanto, en el d�a del juicio �stos se levantar�n para condenarlos.
3. Los hombres de Jabes de Galaad, llenos de indignaci�n por el insulto a los cad�veres reales, as� como conscientes de sus obligaciones particulares para con Sa�l, se aventuran a cruzar el Jord�n y de noche, sin ser percibidos, toman los cuerpos del muro de Bet-shan. As� cierra este Primer Libro de Samuel, donde el sol de Israel se pone en sangre, y la oscuridad y la desesperaci�n parecen cubrir la tierra: pero encontraremos el amanecer sobre nosotros en la apertura del pr�ximo libro; y el brillante sol de David, el tipo glorioso de Jes�s, el Sol de justicia, que se levanta para alegrar los desolados valles de Jud� y resplandece en su esplendor meridiano, mientras todos sus enemigos son llevados cautivos a las ruedas de sus carros.