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Saturday, September 28th, 2024
the Week of Proper 20 / Ordinary 25
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Bible Commentaries
Comentario de Coke sobre la Santa Biblia Comentario de Coke
Declaración de derechos de autor
Estos archivos son de dominio público.
Texto cortesía de BibleSupport.com. Utilizado con permiso.
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Información bibliográfica
Coke, Thomas. "Comentario sobre Proverbs 8". Comentario de Coke sobre la Santa Biblia. https://beta.studylight.org/commentaries/spa/tcc/proverbs-8.html. 1801-1803.
Coke, Thomas. "Comentario sobre Proverbs 8". Comentario de Coke sobre la Santa Biblia. https://beta.studylight.org/
Introducción
La fama y la evidencia de la sabidur�a. La excelencia, la naturaleza, el poder, las riquezas y la eternidad de la sabidur�a. La sabidur�a es deseable por la bendici�n que trae.
Versículo 1
�No clama la sabidur�a, etc.? Podemos considerar este cap�tulo como conectado con el anterior y hacer un discurso continuo. El sabio ha representado en lo anterior, las peligrosas seducciones del placer, en el lenguaje de una mujer ad�ltera. Aqu� describe la sabidur�a invit�ndonos a su amor, en un discurso noble, grandioso, elevado, y con magn�ficas promesas de las m�s s�lidas ventajas. Desde el primer verso hasta el duod�cimo, ella elogia su doctrina y sus preceptos; del 12 al 32 ensalza sus obras divinas y excelentes; y desde el 32 hasta el final, invita a buscarla a la vista de las m�s ricas recompensas.
Algunos de los antiguos padres que han escrito contra los arrianos, y muchos de los m�s capaces y piadosos modernos, entienden por esta sabidur�a eterna a la segunda persona de la Divina Trinidad; para aplicar una parte de los atributos de esta sabidur�a a la divinidad, y otra a la humanidad del Hijo de Dios. Ver Calmet.
Versículo 2
Por cierto, etc.� En el camino, dentro o en medio de los senderos. La LXX dice: Ella se ha parado en medio de los senderos.
Versículo 10
Recibe mi instrucci�n, y no plata, en lugar de plata; es decir , preferentemente a la plata; o puede ser: "No entregues tu coraz�n al dinero, si quieres poseer sabidur�a". Es imposible unir estas dos cosas, el amor a este mundo y el amor a la sabidur�a.
Versículo 12
Y descubre el conocimiento de las invenciones ingeniosas y penetra el conocimiento de las cosas correctas. Schultens; quien observa, que la primera cl�usula contiene una imagen muy espl�ndida, "Yo la sabidur�a habito la prudencia". Por eso se dice que Jehov� habita la eternidad. Calmet dice que la �ltima cl�usula, seg�n el hebreo, es: Y he inventado el conocimiento de los pensamientos; o de la prudencia, de la reflexi�n, de la juiciosa atenci�n de los sabios.
Es la sabidur�a eterna la que habla aqu�. De ella proceden todas las luces y todo el conocimiento de los sabios; todo lo que es verdadero y �til en la comprensi�n y las invenciones del esp�ritu humano; pero, sobre todo, las ciencias que tienden a la santidad y la virtud, y que tienen a Dios por fin.
Versículo 14
El consejo es m�o y la sana sabidur�a. Buen gobierno: Houbigant; quien da la siguiente cl�usula, la prudencia es m�a; la m�a es la fortaleza.
Versículo 15
Por m� reinan reyes: toda autoridad y poder vienen de Dios; y todos los que se establecen sobre los dem�s han recibido del autor de esta sabidur�a toda su superioridad. Si Dios da un pr�ncipe en su ira o en su misericordia, �l es quien lo estableci�; ni pueden ejercer dignamente su poder sin el socorro y la ayuda de la sabidur�a. Un pr�ncipe puede ser un pr�ncipe sin tener sabidur�a; pero sin �l, no puede ser un pr�ncipe bueno ni feliz.
La sabidur�a es la primera de las cualidades reales. "El mejor y m�s excelente regalo que Dios puede dar a los hombres es un pr�ncipe justo y virtuoso, y uno como �l:" Nullum est praestabilius et pulchrius Dei munus erga mortales, quam castus, sanctus, et Deo smillimus princeps, dice Plinio en su paneg�rico de Trajano.
Versículo 17
Amo a los que me aman: para buscar la sabidur�a con la sinceridad que ella merece, debemos conocerla y amarla: debemos buscar con nuestras oraciones continuas este bien excelente e suplicar a Dios que aumente en nosotros el amor. de sabidur�a, santidad y virtud; porque, en la medida en que este amor aumente, la sabidur�a se nos comunicar� m�s abundantemente; y cuanto m�s temprano en la vida comencemos esta b�squeda, m�s nos comprometeremos con el amor y, en consecuencia, el aliento de este divino y bendito monitor.
Versículo 22
El Se�or me posey� al principio. Todo esto, dice Calmet, respeta la Sabidur�a eterna, la Palabra del Padre. Este verso es muy similar a Juan 1:1 . La LXX lo traduce, �l me cre� el principio de sus caminos; que muchos int�rpretes se refieren a la sabidur�a encarnada. La palabra que hace Calmet, de la LXX, creado, es ??????, lo que puede significar, sin duda, as�, agradablemente con el hebreo y Aquila, �l pose�a, o establecido, o ordenado, o creado.
Versículo 23
Fui creado desde la eternidad � Seg�n el hebreo, he sido ungido desde toda la eternidad; que es particularmente aplicable a Jesucristo, el ungido del Padre.
Versículo 26
Parte m�s alta: Suma o primer �tomo. Schultens.
Versículo 30
Como uno que se cri� con �l: el hebreo significa, como alguien que coopera o trabaja con �l. Este sentido es favorecido por la LXX, que ley�, estaba armonizando o disponiendo cosas junto con �l. Los franceses lo rinden, yo estaba con �l y regulaba todas las cosas. La expresi�n en la siguiente cl�usula denota la facilidad, el placer, la direcci�n del Todopoderoso maestro de obras y de la Sabidur�a, por quien y con quien cre� todas las cosas; y la admirable variedad de las obras de la naturaleza, donde la sabidur�a del Creador parece haberse regocijado con tanto orden y belleza. Ver Calmet.
Versículo 31
Mis delicias fueron con los hijos de los hombres : la sabidur�a de Dios se comunic� a los hombres, preferiblemente a todas las dem�s criaturas sensibles aqu� abajo; habi�ndoles dado solo inteligencia y un alma capaz de la iluminaci�n de la prudencia y la pr�ctica de la santidad y la virtud. El Hijo de Dios, la Sabidur�a Eterna, demostr� abundantemente su deleite al estar con los hijos de los hombres, cuando para su instrucci�n y salvaci�n tom� sobre �l una forma humana. Ver Bar 3:37 . Calmet.
Versículo 35
Y obtendr� el favor: la sabidur�a es la salvaci�n, la felicidad, la vida de los hombres. Todos estos atributos se aplican admirablemente a Jesucristo. Observamos de este cap�tulo, que si se puede entender del Hijo de Dios, en quien los antiguos arrianos cre�an, y del cual no tengo ninguna duda, entonces no solo su eternidad se afirma aqu� m�s claramente, sino tambi�n su distinci�n. sustancia y personalidad. Ver Proverbios 8:22 ; Proverbios 8:30 .
Las lecciones pr�cticas que se pueden aprender de aqu� son, en primer lugar, que es una vana pretensi�n que hacemos de la sabidur�a, si faltan el temor de Dios y la verdadera santidad. En segundo lugar, todo el cap�tulo supone, y el �ltimo vers�culo lo expresa de manera m�s particular, que la muerte y destrucci�n de todo hombre proviene de s� mismo, que da�a su propia alma, y ??eso contra el deseo y las fervientes importunidades de la sabidur�a de Dios. Ver al obispo Patrick.
REFLEXIONES.� 1�, Cuando Jes�s vino a ense�ar a los pobres mortales el camino de la vida eterna, una voz de la Excelente Gloria proclam�: Este es mi Hijo amado; Esc�chalo. Por tanto, todo o�do preste atenci�n a las divinas instrucciones que se dignan dar.
1. Sus palabras son proclamadas p�blicamente en los lugares del principal concurso, para que todo el que quiera, venga y aprenda de �l. As� Jes�s predic� abiertamente en los d�as de su carne en los montes, en la ciudad, a las puertas del templo; y sus profetas de anta�o, sus ap�stoles y evangelistas, salieron publicando su palabra y evangelio por la tierra. Todos est�n dirigidos; altos y bajos, ricos y pobres; y los necios y simples, los hijos de los hombres ca�dos y pecadores, cuyo entendimiento est� oscurecido, son invitados a venir y hallar sabidur�a, justicia, santificaci�n y redenci�n en �l. Nota; El evangelio no excluye a nadie que no se excluya a s� mismo. Si los pecadores perecen por falta de conocimiento, es porque no quisieron venir a �l para tener vida.
2. La importancia del tema exige nuestra m�s seria atenci�n. Las cosas de las que se habla son excelentes; las doctrinas de la gracia, la persona, los oficios y la empresa del Redentor, y las inestimables bendiciones obtenidas por ello; el conocimiento de Dios y un mundo eterno, con todas las glorias provistas para los hijos de la sabidur�a. Tienen raz�n, la mayor�a de ellos conviene en Dios para mandarlos, y los m�s aptos para que los obedezcamos.
Son doctrinas de la verdad, se refieren al que es la verdad y no pueden enga�ar; porque abominaci�n es a sus labios la MALDAD , y como su aborrecimiento es la mentira, tambi�n debe ser la nuestra. Todas sus palabras son justas y se corresponden perfectamente con ellas. No hay nada perverso en ellos, sino la m�s completa armon�a y adecuaci�n. Son claros y f�ciles de entender por todos cuyas mentes est�n iluminadas espiritualmente, y realmente desean sin prejuicios acudir a los sagrados or�culos de la verdad en busca de informaci�n; aunque para el erudito m�s sabio, un extra�o a la ense�anza divina, son necedad y oscuridad; y derecho a los que encuentran el conocimiento, que se someten f�cilmente a los dictados de la sabidur�a y aprueban el camino perfecto que la palabra de Dios les indica.
Son preferibles a las riquezas de las Indias, m�s deseables que el oro y la plata, o los rub�es, y todas las delicias de los hijos de los hombres. Y en la medida en que hayamos aprendido a Cristo y hemos sido ense�ados por �l, en tal medida nuestro coraz�n ser� destetado de todo deleite excesivo en las cosas terrenales, y las considerar� esti�rcol y p�rdida, en comparaci�n con la excelencia del conocimiento de �l y su verdad. .
2�, As� habla �l, como quien nunca habl�. Su propia gloria y excelencia son el tema; y podemos decir verdaderamente: �l es el principal de diez mil, y en conjunto encantador.
1. En �l est�n escondidos todos los tesoros de la sabidur�a y el conocimiento. Yo la sabidur�a, la sabidur�a esencial, el Dios omnisciente , habito con prudencia, la poseo en toda su plenitud y descubro el conocimiento de las ingeniosas invenciones; o detecta las artima�as de los astutos y escudri�a los corazones de los hijos de los hombres; o las invencionesaqu� se habla de la asombrosa invenci�n del pacto de gracia, en el que todas las perfecciones de Dios, su gracia gratuita y justicia inexorable, verdad inviolable y misericordia ilimitada, son tan eminentemente mostradas y tan magnificadas; y donde el miserable pecador contempla en Jesucristo un Dios santo, justo y justo en perdonar sus pecados.
2. Tiene un odio perfecto por el pecado; y todos los que son ense�ados por �l aborrecen lo malo. El temor del Se�or es aborrecer el mal; este es el efecto constante que se produce all� donde se implanta ese miedo, y esto porque Dios lo odia. El orgullo y la arrogancia, los altos pensamientos sobre nosotros mismos y los servicios, los aborrece. El camino del mal, el pecado de toda clase, y la boca perversa que habla con violencia o con rabia, aborrezco. Si somos espiritualmente orgullosos, y nuestras pasiones y perversidades no son mortificadas, no somos hijos de la sabidur�a, sino de nuestro padre el diablo.
3. En �l reside toda la sabidur�a y la fuerza en perfecci�n para el gobierno de todas las cosas; y de su plenitud debemos recibir en cada estaci�n sabidur�a y poder para toda la obra y el deber al que nos llama. Por �l ordenado, el Rey de reyes y Se�or de se�ores, sus vicegerentes en la tierra, reyes, pr�ncipes y jueces, son comisionados para gobernar; y la resistencia contra su autoridad leg�tima es rebeli�n contra Dios. Puede dotarlos de capacidades para su alta posici�n; y luego gobiernan bien, cuando sus propios corazones est�n bajo la gu�a y el gobierno de su palabra y Esp�ritu.
4. Mostrar� todo su cari�o y favor a quienes lo amen y lo busquen. Amo a los que me aman; y los que me buscan temprano, con af�n, o en la ma�ana de la juventud, o en el tiempo aceptado,me encontrar�, y con ella toda bendici�n de gracia y gloria.
5. �l tiene todas las riquezas y el honor para conferir, tanto como sea para el bien de ellos en este mundo; y con qu� peculiar satisfacci�n, que se obtienen en justicia bajo la bendici�n divina. Sino m�s bien las riquezas de la gracia y la honra que viene de Dios son intenciones; riquezas perdurables, no como la sustancia de la tierra que perece, sino incorruptible en los cielos; y honores trascendentemente grandes y perdurables para la eternidad; pose�do en virtud del m�rito infinito de Jes�s, la gran causa meritoria de toda nuestra felicidad presente y eterna.
Mejor es mi fruto que el oro, que el oro fino; los frutos de su empresa por nosotros; como redenci�n, reconciliaci�n, adopci�n, etc. los frutos de su Esp�ritu en nosotros, amor, gozo, paz, etc. comparado con �stos, el oropel brillante de la riqueza de este mundo se desvanece en la nada, y es menos que nada, y la vanidad.
6. �l gu�a a sus seguidores por sendas de justicia, en medio de las sendas del juicio; sin apartarse de ella ni a la derecha ni a la izquierda, para llevarlos a una herencia gloriosa; y da a los que lo aman mansiones en los cielos, llenas de todos los tesoros de la bienaventuranza inmortal. Felices, siempre felices, las almas que conduce por estos caminos benditos y lleva, como herederos de su reino, a los tronos que se les han proporcionado en el cielo.
En tercer lugar, es evidente que no es una cualidad, sino una persona, que se entiende aqu� bajo el car�cter de sabidur�a; porque s�lo a ellos se les pueden atribuir estas propiedades; y esa persona es el Hijo eterno de Dios. Comp�rese con Juan 1:1 . Tenemos,
1. Su eterna convivencia con el padre. En persona distinta, en esencia lo mismo. Al principio, antes de que la tierra tuviera un ser, antes de que se levantaran las monta�as o las aguas se retiraran al fondo del abismo, el Se�or me posey�, en esa uni�n misteriosa que subsiste entre las personas divinas en la Deidad. Fui creado desde la eternidad como sabidur�a del Padre y Palabra de Dios.
2. Su agencia en la creaci�n de todas las cosas; porque por �l Dios hizo los mundos, y sin �l nada de lo que ha sido hecho, fue hecho. Efesios 3:9 . Hebreos 1:2 . En el trabajo de cada d�a estuvo presente, no s�lo como espectador, sino como gran agente; y fue primero el Creador de todas las cosas, antes de encarnarse para la redenci�n de los pecadores.
3. �l era el deleite de su Padre; educado con �l: desde la eternidad la relaci�n subsisti�, co-eterna y co-igual; y yo era cada d�a su deleite, regocij�ndome siempre delante de �l; que puede referirse a la plenitud del deleite que subsiste mutuamente entre las personas sagradas en la Trinidad siempre bendita; o para la complacencia del Padre en el Hijo, y de ambos en la obra de la creaci�n, de la cual expresaron su aprobaci�n, G�nesis 1:31 o para su satisfacci�n en la gran obra de la redenci�n del hombre, complaci�ndose Dios Padre en la empresa del Salvador, y Dios el Hijo se regocija por cumplir la obra que el Padre le hab�a encomendado.
4. Hacia los hijos de los hombres manten�a el afecto m�s grande, regocij�ndose en la parte habitable de la tierra, otorgando a todos, en rica profusi�n, las d�divas de su providencia y los ofrecimientos de su gracia; y sus delicias estaban con los hijos de los hombres; pero m�s especialmente con aquellos que creen, en cuyos corazones �l reside, y por cuyo bien se content� con tomar nuestra naturaleza sobre �l, y, a trav�s de una escena de los sufrimientos m�s asombrosos, con alegr�a para lograr nuestra redenci�n, satisfecho. para ver al fin en su pueblo fiel la aflicci�n redimida de su alma. �Qu� asombroso amor y gracia! �C�mo debemos alabarlo, confiar en �l y amarlo con todo nuestro coraz�n!
En cuarto lugar, cuando alguien tan grande y glorioso habla, s�, y otro tan inexpresablemente bueno y misericordioso, es de esperar que todos los o�dos est�n atentos y todo coraz�n obediencia.
1. La exhortaci�n es: Ahora pues, hijos, o�dme; escucha la instrucci�n y s� sabio; de modo que escuche, como para marcar, aprender y digerir interiormente las verdades sagradas de la gracia del evangelio, y de ellas obtenga la sana sabidur�a ; por muy contrarios a los de carne y hueso que puedan parecer los preceptos, y mortificantes para nuestra naturaleza ca�da, los encontraremos sumamente saludables para nuestras almas.
Velando diariamente a mis puertas, en oraci�n, meditaci�n, y todas las ordenanzas y medios de gracia, p�blicos o privados, donde Dios dispensa generosamente a todos los que carecen y buscan sabidur�a, y no reprende, Santiago 1:5 esperando en los postes de mi puertas, con humildad, paciencia, perseverancia, porque entonces nunca enviar� a los hambrientos vac�os.
2. Grande ser� la bienaventuranza de aquellos que escuchan y obedecen los dictados de la sabidur�a, y se entregan a Cristo, para ser gobernados por su palabra y esp�ritu. El favor de Dios, la aceptaci�n de sus personas, el perd�n de sus pecados, el sentido de su amor, el esp�ritu de adopci�n, la gracia del Santificador y los consuelos del Esp�ritu Santo: estas son las bendiciones presentes para los fieles en Cristo. Jes�s, y la vida, espiritual y eterna, que se encuentra en �l, se deriva de �l y se disfruta con �l en el mundo de la bienaventuranza y la gloria. �Que esta bienaventuranza sea m�a!
3. Terrible ser� la miseria de todos los que rechazan al Se�or Jes�s y su evangelio. El que peca contra m�, neg�ndose a volver con endurecida impenitencia, o confiando orgullosamente en sus propias obras y deberes, en lugar de en su gracia y sus m�ritos, hace da�o a su propia alma: pecan contra sus propias misericordias, rechazan el �nico remedio que puede sanarlos y hacer caer sobre s� mismos la ira hasta el extremo. Todos los que me odian aman la muerte. Nuestra naturaleza ca�da es enemistad contra Dios; todo pecador es pr�cticamente un odiador de Dios; s�, lo es cuando murmura contra las restricciones de la ley de Dios por ser severas, y contra sus amenazas como duras o crueles; pero todos aman la muerte,ciertamente no intencionalmente, pero es la consecuencia necesaria de sus caminos; eligen los caminos del pecado y, por lo tanto, cortejan su propia destrucci�n. Ellos perecen porque perecer�n, y en el infierno no tendr�n a nadie a quien reprender excepto a ellos mismos.