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Saturday, September 28th, 2024
the Week of Proper 20 / Ordinary 25
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Bible Commentaries
Comentario de Coke sobre la Santa Biblia Comentario de Coke
Declaración de derechos de autor
Estos archivos son de dominio público.
Texto cortesía de BibleSupport.com. Utilizado con permiso.
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Texto cortesía de BibleSupport.com. Utilizado con permiso.
Información bibliográfica
Coke, Thomas. "Comentario sobre Revelation 5". Comentario de Coke sobre la Santa Biblia. https://beta.studylight.org/commentaries/spa/tcc/revelation-5.html. 1801-1803.
Coke, Thomas. "Comentario sobre Revelation 5". Comentario de Coke sobre la Santa Biblia. https://beta.studylight.org/
Introducción
El libro sellado con siete sellos; que solo el Cordero que fue inmolado es digno de abrir. Por tanto, los ancianos le alaban y confiesan que los redimi� con su sangre.
Anno Domini 96.
Versículo 1
Y vi en la mano derecha, etc. � San Juan, as� como Daniel y otros profetas, suponen los sucesos futuros, en una figura hermosa, para ser registrados en un libro, para mayor certeza de ellos. Este libro est� en la diestra de Dios, para denotar que as� como �l solo dirige los asuntos del futuro, solo �l puede revelarlos. Este libro, a trav�s de la abundancia del material, fue escrito por dentro y por detr�s, como el rollo del libro que se extendi� ante Ezequiel, (ii. 10.) fue escrito por dentro y por fuera. Luciano, de la misma manera, menciona los libros escritos en la parte de atr�s, o en el lado exterior: ver tambi�n Juvenal, sat.
Apocalipsis 1:5 . Grocio y otros lo har�an escrito en el interior y en el reverso, sellado,&C. Fue sellado para significar que los planes divinos eran inescrutables, Isa�as 29:11 y sellados con siete sellos, refiri�ndose a tantos per�odos se�alados de profec�a.
En resumen, deber�amos concebir este libro, que era uno de los que usaban los antiguos: un volumen o rollo de un libro, o, m�s propiamente, un volumen, que consta de siete vol�menes; de modo que la apertura de un sello dej� abierto el contenido de un solo volumen. Todas las criaturas son desafiadas, Apocalipsis 5:2 a abrir el libro y desatar sus siete sellos; pero, Apocalipsis 5:3 nadie, (??????,) en el cielo o en la tierra; o debajo de la tierra; �Ni los �ngeles, ni los hombres, ni los esp�ritus de los difuntos, estaban capacitados para comprender o comunicar los designios secretos de Dios.
San Juan llor� mucho por la decepci�n, Apocalipsis 5:4 sin embargo, se consuela, Apocalipsis 5:5con la seguridad de que todav�a hab�a uno que ten�a poder y autoridad para revelar y cumplir los consejos de Dios, el Hijo de Dios; y solo �l fue encontrado digno de ser el gran Revelador e Int�rprete de los or�culos de su Padre, Apocalipsis 5:6 , etc.
y obtuvo este privilegio por los m�ritos de sus sufrimientos y muerte: con lo cual, toda la iglesia, Apocalipsis 5:8 , etc. y todos los �ngeles, Apocalipsis 5:11 , etc. y todas las criaturas, Apocalipsis 5:13 , etc. canten alabanzas a Dios y al Cordero por tan gloriosas manifestaciones de la divina providencia y la gracia. Todo esto es a modo de prefacio o introducci�n, para mostrar la gran dignidad, importancia y excelencia de las profec�as aqu� entregadas.
Versículo 4
Y llor� mucho - "Y como ten�a un ferviente deseo de conocer el contenido, y me complac�a con la secreta expectativa de que alg�n descubrimiento extraordinario iba a ser hecho para m� y para la iglesia desde all�, me entristeci� mucho, de tal manera que Llor� mucho, porque no se hall� a nadie digno de abrir y leer el libro, ni siquiera de mirarlo ".
Versículo 5
Y uno de los ancianos dijo, etc. Esto bien podr�a traducirse, Y el primero de los ancianos; el primero hablando en nombre de todos los dem�s. La siguiente expresi�n muestra que la profec�a en G�nesis 49:9 acerca de Judea, se cumpli� en un sentido m�s sublime en Cristo el Hijo de Dios; y, al mismo tiempo, se�ala su genealog�a seg�n la carne.
Vea Hebreos 7:13 . Isa�as 53:2 . Oseas 14:6 . Romanos 15:12 .
Versículo 6
Estaba parado un Cordero, como hab�a sido inmolado, - Como si hubiera sido inmolado, o que hubiera sido inmolado para sacrificio, y luc�a las marcas recientes de la matanza. Nuestro Salvador es declarado por el Bautista como el Cordero de Dios, para ser sacrificado a �l como un Cordero, para quitar los pecados del mundo. Cristo est� representado por los dos s�mbolos diferentes de un Le�n y un Cordero, para expresar su victoria sobre el pecado y la muerte, y su sacrificio de s� mismo para obtener esa victoria: - "Un Le�n " , dice un comentarista, "porque se levant� victorioso de el muerto; un Cordero, porque se ofreci� santo, inocente y sin mancha por nosotros ". Cuernos,en el lenguaje simb�lico, significa poder real; y, cuando est�n contadas, tantas monarqu�as; es decir, el poder se extiende sobre tantas monarqu�as.
Como los siete candelabros de la l�mparaen la primera visi�n, significaba siete iglesias, y las siete estrellas siete obispos o vicegobernadores en ellas; y como se dice que estos est�n bajo el cuidado del Hijo del Hombre que camina entre ellos, y se dice que tiene estas siete estrellas en su mano, para denotar su poder sobre ellos (todo lo cual mostraba el dominio de Cristo en su iglesia) ; a estos siete cuernos muestra su poder afuera, contra sus enemigos; que obtendr� el dominio y tomar� posesi�n de un reino en este per�odo; que se extiende universalmente sobre siete monarqu�as, y es igual en n�mero a las siete cabezas del drag�n, su enemigo, al que debe luchar y vencer; y luego establecer� su iglesia en los mismos dominios.
Por tanto, aqu� se exhibe a Cristo seg�n el estado de cosas presente; porque, despu�s de su conquista de la bestia, no aparece con cuernos definidos por ning�n n�mero, sino con muchas coronas, cap. Apocalipsis 19:12 . El siguiente s�mbolo de los siete ojos, etc.
est� tomado de Zacar�as 3:9 y muestra que Cristo, como Rey mediador, est� investido con el poder divino y la providencia del mundo, y que tiene los ministros necesarios para tal fin. Ver Isa�as 11:2 .
Versículo 7
Y vino y tom� el libro, - Daubuz entiende la entrega de este libro en manos de Cristo, como un acto de inauguraci�n o investidura en su poder y autoridad regios, como Rey mediador; y muestra que muchas de las expresiones que se utilizan aqu�, est�n tomadas de las ceremonias de investiduras solemnes. Pero parece que su plan de interpretaci�n no encaja bien con la fecha de esta visi�n, que le fue dada a San Juan muchos a�os despu�s del per�odo de la ascensi�n de nuestro Se�or, momento en el que este erudito comentarista supone que comienza.
Versículo 8
Teniendo cada uno de ellos arpas y copas de oro, las arpas eran la parte principal de la m�sica del templo: las copas tambi�n eran de uso com�n en el servicio del templo; pero no eran como esos frascos que ahora llamamos frascos, sino como copas o tazones, en un plato, en alusi�n a los incensarios de Dios en los que los sacerdotes ofrec�an incienso en el templo. Estos incensarios eran una especie de tazas que, debido al calor del fuego que quemaba el incienso, a menudo se colocaban sobre un plato o platillo, algo parecido a una taza de t� y platillos.
Ofrecer incienso a Dios, o ante su presencia en el templo, era un acto de honor y culto religioso propio del oficio del sacerdote; y las oraciones de la iglesia a menudo se comparan con �l. Ver Salmo 141:2 . De modo que estas expresiones representan bien a toda la iglesia celestial de santos y �ngeles ofreciendo un acto muy elevado de adoraci�n y adoraci�n religiosa a Cristo. Algunos leen aqu�, cuencos dorados llenos de perfumes.
Versículo 9
Y cantaron una nueva canci�n,Excelente en su g�nero, y compuesto en una ocasi�n mucho mayor, y en tonos mucho m�s sublimes de armon�a divina, que los que cantaban los sacerdotes y levitas en el templo de Jerusal�n; diciendo: Digno eres t� de tomar el libro de la mano, por as� decirlo, de Dios Padre; porque t�, bendito Cordero de Dios, que quitas los pecados del mundo, fuiste inmolado para expiar nuestra culpa; y nos has redimido para Dios con tu preciosa Sangre, del dominio y morada del pecado, la tiran�a de Satan�s, la maldici�n de la ley y la ira de una Deidad justamente indignada; cuyos siervos e hijos somos ahora como consecuencia de tu bondad y misericordiosa interposici�n, y la eficacia de tu divino Esp�ritu. Y ahora estamos reunidos alrededor del trono de cada tribu, lengua, pueblo y naci�n, cercana y lejana, sagrada y profana,
Versículo 10
Y nos has hecho - reyes y sacerdotes - "Estamos vestidos de pureza y majestad; somos coronados de oro; (cap. Apocalipsis 4:4 ) Y aqu� nos presentamos en esos oficios sacerdotales que realizamos con el esplendor de los pr�ncipes ; y reinaremos en la tierra. La causa cristiana prevalecer� a trav�s de todas las edades; mientras que las almas felices que han pasado valientemente por sus pruebas en la tierra, vienen aqu� en sus tiempos se�alados y comparten los honores de tu reino triunfante ". Cristo y su iglesia reinan en la tierra, cuando la verdad y la pureza de la religi�n cristiana prevalecen contra la oposici�n y la corrupci�n del mundo.
As� es como se establece en �l el reino de Cristo, que no es de este mundo, y se establecen los poderes espirituales de su trono; que no reclama ning�n poder coercitivo de fuerza exterior incompatible con el dominio que solo consiste en la sumisi�n voluntaria y la obediencia voluntaria. Pero la �ltima cl�usula tiene probablemente una referencia particular a la primera resurrecci�n y sus consecuencias, sobre las que me extender� m�s adelante.
Versículo 13
Y los que est�n en el mar, - Como los habitantes del elemento acu�tico son necesariamente mudos, no debemos entender por esto, que parec�an crecer en las alabanzas de Cristo en esta ocasi�n; sino que el cielo, la tierra y el mar se usan para significar que toda la naturaleza en sus diferentes formas concurri� en la aclamaci�n; es decir, que toda su constituci�n contribuy� a proporcionar motivo de alabanza; as� como criaturas inanimadas y racionales son llamadas a alabar a Dios en varios de los Salmos, especialmente en Salmo 148 .
Versículo 14
Y las cuatro bestias dijeron: Am�n. Era costumbre en el culto del templo que los cantores hicieran pausas. "En cada salmo, (dicen los talmudistas), la m�sica hizo tres intermedios. En estos intermedios sonaron las trompetas y la gente ador�".
Inferencias.� Deber�a llenarnos de un gozo inefable, cuando alzamos nuestros ojos al trono de Dios, que all� discernimos al Cordero con las marcas de la matanza. Entonces deber�amos recordar con gratitud su amor agonizante; porque es su preciosa Sangre la que nos limpia de todo pecado,y envalentona nuestras direcciones a Dios, conscientes como somos de que nuestra culpa va acompa�ada de grandes agravios. Seguramente, si se hubiera cuestionado con respecto a la gran expiaci�n que se har� por nuestras transgresiones, como lo fue con respecto a la apertura de estos sellos, �qui�n es digno de completar esta empresa de gracia? deber�amos haber visto con indescriptible angustia, que nadie en el cielo o en la tierra se habr�a encontrado a la altura de la conversaci�n. Pero aqu� tambi�n ha prevalecido el Le�n de la tribu de Jud�. �Cu�n divinamente est� provisto para la alta posici�n que sostiene y para todos los gloriosos servicios que se le asignan! �Qu� poder asombroso, qu� sabidur�a adorable est� impl�cita en los siete cuernos y los siete ojos con los que est� aqu� delineado? y �oh! �Qu� amor, al someterse a la muerte, para redimirnos para Dios con su sangre! �Que con las oraciones de los santos, que se presentan ante Dios como incienso, puedan mezclar siempre sus m�s ardientes alabanzas por esta condescendencia divina! Y en agradecimiento a su Redentor, que se regocijen de ver el glorioso cambio en su humanidad, de su humillaci�n y sufrimientos en la tierra, a su exaltaci�n y recompensa en el cielo: y que anhelen ardientemente la feliz temporada, cuando el coro completo de los fieles, de toda naci�n, pueblo y lengua, se unir�n en esta aclamaci�n gozosa: Digno es el Cordero que fue inmolado, de recibir poder, riquezas, sabidur�a, fortaleza, honra, gloria y bendici�n. �En este mundo los fieles disc�pulos de Cristo son s�lo un peque�o reba�o; pero cuando est�n juntos en la monta�a celestial, aparecer�n diez mil veces diez mil y miles de miles;
Formanos, oh Se�or, te suplicamos, para este divino empleo; y ens��anos, en cierta medida, a anticipar su placer en estas regiones a continuaci�n. Incluso ahora, en esp�ritu e intenci�n, nos postramos ante ti, y ponemos las coronas que la fe, por as� decirlo, ya ha recibido, a tus pies; dando gloria al que est� sentado en el trono y celebrando las victorias y los honores del Cordero.
REFLEXIONES.� Primero, tenemos,
1. El volumen prof�tico, que estaba en la mano del que estaba sentado en el trono, que conten�a los acontecimientos que en los siglos venideros le ocurrir�an a su iglesia. Estaba escrito por dentro y por detr�s, como el rollo de Ezequiel. O, en el reverso, se puede unir con la siguiente cl�usula, sellada all� con siete sellos; probablemente no todo en el exterior; pero como hab�a siete rollos de pergamino, uno debajo del otro, cuando se abri� el primer sello y se desenroll� el volumen, apareci� el segundo sello y el volumen. Dios conoce todas las cosas desde el principio; pero son inescrutables para nosotros hasta que se cumplen, o �l se complace en revel�rnoslos.
2. La proclamaci�n emitida por un �ngel fuerte: �Qui�n es digno de abrir el libro y desatar sus sellos? Pero no se encontr� ninguna criatura en el cielo, la tierra o el infierno, capaz de penetrar o de predecir los acontecimientos del futuro. Esta es la �nica prerrogativa de Dios.
3. El dolor del ap�stol al no encontrar ninguna criatura que se atreviera a ensayar la ardua charla. Llor� amargamente porque no pudo obtener un conocimiento de las cosas contenidas en el libro, entendiendo que eran de importancia destacada.
4. Uno de los ancianos observ� amablemente sus l�grimas, y anim� su coraz�n afectado, diciendo : No llores: he aqu� el Le�n de la tribu de Jud�, el poderoso Se�or y Salvador, la ra�z de David, no solo seg�n la carne su descendencia, pero, como Dios, la fuente de todo honor y bendici�n para su pueblo fiel, ha prevalecido para abrir el libro y desatar sus siete sellos. Nota; El pueblo de Dios a menudo se aflige innecesariamente con temores: si sus ojos se fijan m�s firmemente en su gran Redentor, sus l�grimas nunca necesitar�n fluir.
2�, He aqu� que aparece el maravilloso Personaje, que es el �nico digno de desatar los sellos y desplegar este sagrado volumen.
1. Se le describe como un Cordero que hab�a sido inmolado y, por su propia sangre, habiendo quitado los pecados del mundo, se present� como nuestro gran Sumo Sacerdote, justo delante del trono, dentro del c�rculo de los ancianos y los vivos. criaturas, como el gran Intercesor de la humanidad, y especialmente de los que creen, suplicando continuamente la oblaci�n que una vez ofreci� en su propio cuerpo en el �rbol. Ten�a siete cuernos, lo que denota la perfecci�n de su poder y dominio como el Rey universal sobre su iglesia, para proteger a su pueblo y empujar a sus enemigos hasta que los haya consumido: y suLos siete ojos, que son los siete esp�ritus de Dios enviados a toda la tierra, representan los tesoros de la sabidur�a, la gracia y el conocimiento que, como el gran Profeta, posee y distribuye a todos sus ministros y miembros, seg�n su varios deseos. Lleg�, plenamente calificado en virtud de todos sus m�ritos suficientes, y tom� el libro de la mano derecha del que estaba sentado en el trono, quien prontamente se lo dio, reconociendo as� que era digno de desatar los sellos. y revelar el contenido misterioso.
2. Instant�neamente todo el cielo resuena con alabanzas; la iglesia triunfante en el cielo comienza a cantar, los �ngeles repiten el sonido y cada criatura se une al coro sagrado y hace eco de aleluyas fuertes.
[1.] Las cuatro bestias y los veinticuatro ancianos se postraron ante el Cordero con humilde adoraci�n, sus corazones, como sus liras de oro, sintonizados con la alabanza de su Redentor; y frascos llenos del incienso m�s agradecido, hasta las oraciones de los santos, exhalaban ante �l su dulce perfume. Unidos en un coro sagrado, en alto alzaron la voz y pronunciaron este c�ntico glorioso, diciendo : Digno eres de tomar el libro y de abrir sus sellos; plenamente calificado para el desempe�o de su cargo de mediador; porque fuiste muerto por nuestras rebeliones,y con tu sangre nos redimiste para Dios, de todo linaje, lengua, pueblo y naci�n; para que seamos liberados de la esclavitud del pecado, Satan�s y la muerte, y seamos restaurados al favor y la comuni�n con el Alt�simo; y nos has hecho para nuestro Dios, ahora plenamente reconciliados con nosotros, reyes y sacerdotes; y reinaremos sobre la tierra, exaltados a la m�s alta dignidad y honor, y elevados por encima de todos nuestros enemigos espirituales. �Qui�n puede, sin un resplandor del mismo arrebato sagrado, leer su canci�n? �O no mucho para reunirse con ellos ante el trono?
[2.] Los �ngeles, quienes, sin el c�rculo de los seres vivientes y los ancianos, en filas luminosas innumerables rodearon el trono, unieron sus adoraciones y clamaron: Digno es el Cordero que fue inmolado, de recibir poder y riquezas. y sabidur�a, fortaleza, honra, gloria y bendici�n.
[3.] Toda la creaci�n hace eco del sonido. Todos en el cielo, la tierra y el mar, ya sean �ngeles, los esp�ritus de los reci�n fallecidos, o los que viven aqu� abajo, criaturas animadas e inanimadas, todos, todos pronuncian sus alabanzas unidas, diciendo: Bendici�n y honor y gloria y poder sea al que est� sentado en el trono, y al Cordero por los siglos de los siglos. La misma gloria divina se atribuye a cada una de las Personas sagradas, como una en esencia, y por igual objeto de culto y adoraci�n de todas las criaturas.
[4.] Los cuatro seres vivientes se cierran con su solemne Am�n; y los veinticuatro ancianos, los representantes de la iglesia, con humilde postraci�n, se postran y adoran al que vive por los siglos de los siglos. �Oh, cu�ndo me unir� a este coro celestial, y con ellos, de coraz�n y de labios, unirme en estas alabanzas eternas de Dios y del Cordero!