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Saturday, September 28th, 2024
the Week of Proper 20 / Ordinary 25
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Bible Commentaries
El Comentario Bíblico del Expositor El Comentario Bíblico del Expositor
Declaración de derechos de autor
Estos archivos están en el dominio público.
Texto cortesía de BibleSupport.com. Usado con permiso.
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Texto cortesía de BibleSupport.com. Usado con permiso.
Información bibliográfica
Nicoll, William R. "Comentario sobre Daniel 5". "El Comentario Bíblico del Expositor". https://beta.studylight.org/commentaries/spa/teb/daniel-5.html.
Nicoll, William R. "Comentario sobre Daniel 5". "El Comentario Bíblico del Expositor". https://beta.studylight.org/
Versículos 1-31
LA INSCRIPCI�N FIERY
En este cap�tulo tenemos de nuevo otra magn�fica pintura al fresco, destinada, como fue la �ltima, pero bajo circunstancias de culpa agravada y amenaza m�s terrible, para ense�ar la lecci�n de que "en verdad hay un Dios que juzga la tierra".
La forma m�s aut�ntica de disfrutar el cap�tulo y de captar las lecciones que se pretende inculcar en su fuerza y ??viveza adecuadas, es considerarlo totalmente aparte de las dificultades en cuanto a su verdad literal. Para leerlo correctamente y estimar debidamente su grandeza, debemos relegar a la conclusi�n de la historia todas las cuestiones preocupantes, imposibles de soluci�n final, como a qui�n se dirigi� el escritor por Belsasar, o a qui�n por Dar�o el Medo.
Todas estas discusiones son ajenas a la edificaci�n y de ninguna manera afectan ni la habilidad consumada del cuadro ni las verdades eternas de las que es la expresi�n simb�lica. A quienes, con el presente autor, est�n convencidos, por testimonios de todos los rincones, de la filolog�a, la historia, el testimonio de las inscripciones y los m�ltiples resultados obtenidos por la Alta Cr�tica de que el Libro de Daniel es obra de alg�n santo y altamente dotado " jasid " en los d�as de Ant�oco Ep�fanes, queda claro que la historia de Belsasar, cualesquiera que sean los tenues fragmentos de la tradici�n babil�nica que pueda consagrar, est� realmente sugerida por la blasfemia de Ant�oco Ep�fanes al llevarse, y sin duda sujeta al uso profano , muchos de los vasos sagrados del Templo de Jerusal�n.
La retribuci�n que aguardaba al descarriado tirano sel�ucida est� prof�ticamente insinuada por la amenaza de fatalidad que se cumpli� tan inmediatamente en el caso del rey de Babilonia. A la humillaci�n del conquistador culpable, "Nabucodonosor el Maligno", que fund� el Imperio de Babilonia, sigue el derrocamiento de su dinast�a en la persona de su "hijo" y la toma de su vasta capital.
"Es natural", dice Ewald, "que as� el cuadro dibujado en esta narraci�n se convierta, bajo las manos de nuestro autor, en una verdadera pieza de noche, con todos los colores del tumulto disoluto, extravagante, de la pasi�n lujosa y creciente. locura, de ruinoso desconcierto, y del misterioso horror y terror de tal noche de juerga y muerte ".
La descripci�n de la escena comienza con una de esas oberturas estrepitosas cuyo efecto sobre la imaginaci�n fue calculado debidamente por el escritor.
"El rey Belsasar hizo un gran banquete a mil de sus se�ores, y bebi� vino antes que los mil.": El banquete pudo haber sido pensado como un banquete propiciatorio en honor de Bel-merodach. una maravilla del mundo, con sus estatuas aladas y sus espl�ndidos y espaciosos salones. Las paredes estaban ricas en im�genes de los caldeos, pintadas en bermell�n y excediendo en atuendos te�idos, esas im�genes de buenos j�venes montados en buenos caballos, como en la procesi�n Panatenaica en el friso de la Acr�polis, los cuadros al fresco, en los cuales, en el la visi�n del profeta, Aholah y Aholibah, se regocijaban en las c�maras de im�genes secretas.
All� estaban los pr�ncipes de Belsasar, sus esposas y sus concubinas, cuya presencia admit�a la costumbre babil�nica, aunque los persas la consideraban indecorosa. Los banquetes babil�nicos, como los de los griegos, sol�an terminar con un "Komos" o juerga, en el que la intoxicaci�n no se consideraba una desgracia. El vino flu�a libremente. Sin duda, como en el grandioso cuadro de Mart�n, hab�a brasieres de metales preciosos que exhalaban vapores de incienso; y sin duda tambi�n hab�a mujeres y ni�os y ni�as con flautas y platillos, al que los bailarines bailaban en todo el orgi�stico abandono de la pasi�n oriental.
Todo esto fue considerado como un elemento de la solemnidad religiosa; y mientras los juerguistas beb�an su vino, se cantaban himnos en los que alababan "a los dioses de oro y plata, de bronce, de hierro, de madera y de piedra". Que el rey bebiera vino antes de mil es lo m�s notable porque generalmente los reyes de Oriente banquetean en estado solitario en sus propios aposentos.
Entonces el rey salvaje, con el estallido de locura e irreverencia que caracterizaba los banquetes de Ant�oco Ep�fanes, pens� en otro elemento de esplendor con el que podr�a hacer memorable su banquete y demostrar la superioridad de sus propios dioses victoriosos sobre aquellos. de otras naciones. El Templo de Jerusal�n era famoso en todo el mundo, y hab�a pocos monarcas que no hubieran o�do hablar de las maravillas y la majestad del Dios de Israel.
Belsasar, como el "hijo" de Nabucodonosor, debe -si hubo alguna realidad hist�rica en los eventos narrados en el cap�tulo anterior- haber o�do hablar de las "se�ales y prodigios" desplegados por el Rey del cielo, cuya inigualable atrocidad su padre hab�a hecho p�blicamente. atestiguado en edictos dirigidos a todo el mundo. Debe haber sabido del Rabmag Daniel, cuya sabidur�a, incluso de ni�o, hab�a sido superior a la de todos los " Chartummim " y " Ashshaphim "; y c�mo sus tres compa�eros hab�an sido elevados a supremas satrap�as; y c�mo hab�an salido sin cantar del horno siete veces calentado, cuyas llamas hab�an volado a los verdugos de su padre.
Bajo ninguna circunstancia concebible podr�an haberse olvidado tales maravillas; bajo ninguna circunstancia podr�an haber dejado de crear una impresi�n intensa y profunda. Y Belsasar dif�cilmente podr�a dejar de haber o�do hablar de los sue�os de la imagen de oro y del cedro destrozado, y de la licantrop�a indescriptiblemente degradante de Nabucodonosor. Su "padre" hab�a reconocido p�blicamente -en un decreto publicado "para todos los pueblos, naciones y lenguas que habitan en toda la tierra" - que la humillaci�n le hab�a sobrevenido como castigo por su arrogante orgullo.
En ese mismo decreto, el poderoso Nabucodonosor, s�lo uno o dos a�os antes, si Belsasar lo sucedi�, hab�a proclamado su lealtad al Rey del cielo; y en todos los decretos anteriores hab�a amenazado a "todas las personas, naciones y lenguas" que. si hablaban mal del Dios de Sadrac, Mesac y Abednego, deber�an ser cortados en pedazos y sus casas convertidas en muladar. Daniel 3:29 Sin embargo, ahora Belsasar, en el arrebato de orgullo y borrachera, da su orden de insultar a este Dios con impiedad mortal al profanar p�blicamente los vasos de Su terrible Templo, Daniel 1:2 Comp # / RAPC 1Ma 1:21 ff. en una fiesta en honor a sus propias deidades �dolos!
De manera similar, Ant�oco Ep�fanes, si no hubiera estado medio loco, podr�a haber advertido, antes de insultar al Templo y a los vasos sagrados de Jerusal�n, del hecho de que su padre, Ant�oco el Grande, hab�a encontrado la muerte al intentar saquear el Templo. en Elymais (187 aC). Tambi�n podr�a haber recordado el c�lebre desconcierto, sin importar lo causado, de Heliodoro en el Templo de Jerusal�n. # / RAPC 2Ma 3: 1-40
Una blasfemia tan insultante e imprudente no pod�a quedar impune. Conviene que la retribuci�n divina alcance al rey en la misma noche, y que los mismos labios que as� profanaron con este vino las cosas m�s santas, beban el vino de la copa del veneno divino, cuyo ardor feroz debe probar en la misma noche. fatal para �l mismo. Pero incluso esos pecadores, bebiendo por as� decirlo en el abismo del infierno ", seg�n una met�fora utilizada en otra parte.
Salmo 55:15 todav�a debe ser advertido en el �ltimo momento por una se�al divina adecuada, para que se sepa si honrar�n la verdad. "Nabucodonosor hab�a recibido su advertencia, y al final no hab�a sido del todo en vano. Incluso para Belsasar quiz�s no sea demasiado tarde.
Porque en este mismo momento, Comp. Daniel 3:7 cuando la juerga estaba en su cenit, cuando el torbellino de excitada exaltaci�n propia era m�s intenso, cuando el oro de Jud� "pisaba con fuerza los labios" -los labios profanos- de los s�trapas y concubinas, apareci� un presagio: que al principio parece haber sido visible solo para el rey.
Sentado en su trono sublime y enjoyado, que
"Eclipsa la riqueza de Ormuz o de Ind, O donde el hermoso Oriente con la mano m�s rica Lluvia sobre sus reyes b�rbaros perla y oro",
su mirada capt� algo visible en el estuco blanco de la pared por encima de la l�nea de frescos. Lo vio por encima de las luces que coronaban el enorme candelabro dorado " Nebrashta ". Los dedos de la mano de un hombre escrib�an letras en la pared, y el rey vio el hueco de esa gigantesca palma sobrenatural.
El presagio lo asombr� y horroriz�. El rubor de la juventud y del vino se desvaneci� de su mejilla; - "sus brillos fueron cambiados"; sus pensamientos lo turbaban; las ligaduras de sus lomos se aflojaron, sus rodillas se golpearon unas contra otras en su actitud temblorosa, mientras estaba detenido por la espantosa vista.
Con un grito terrible orden� que se convocara a toda la tribu familiar de astr�logos y adivinos. Porque aunque la mano se hab�a desvanecido, su huella qued� en la pared de la sala de banquetes en letras de fuego. Y el rey herido, ansioso por conocer sobre todas las cosas el significado de esa extra�a escritura, proclama que el que pudiera interpretarla deber�a vestirse de escarlata, llevar un collar de oro al cuello y ser uno de los triunviros de la Biblia. Reino.
Era el recurso habitual; y fall� como lo hab�a hecho en todas las instancias anteriores. Los magos babil�nicos en el Libro de Daniel demuestran ser m�s in�tiles incluso que los magos del Fara�n con sus encantamientos.
Los int�rpretes de sue�os en todas sus divisiones entraron en el sal�n de banquetes. El rey estaba perturbado, el presagio urgente, la recompensa magn�fica. Pero todo fue en vano. Como de costumbre, fracasaron, como en el mismo caso en que se introducen en el Antiguo Testamento. Y su fracaso se sum� a la confusi�n visible del rey, cuyo rostro l�vido conservaba su palidez. El banquete, en toda su real magnificencia, parec�a probable que terminara en tumulto y confusi�n; porque los pr�ncipes, los s�trapas, las esposas y las concubinas participaron en la agitaci�n y el desconcierto de su soberano.
Mientras tanto, las noticias del sorprendente prodigio hab�an llegado a o�dos de Gebirah.-la reina-madre-que, como siempre en Oriente, ten�a un rango m�s alto que incluso la sultana reinante. Ella no hab�a estado presente en el lujoso jolgorio celebrado cuando los persas estaban en las mismas puertas, tal vez no lo hab�a aprobado. Pero ahora en la situaci�n de su hijo peque�o, ella se adelanta para ayudarlo y asesorarlo. Al entrar en la sala con sus doncellas asistentes, pide al rey que no se preocupe m�s, porque hay un hombre de la m�s alta categor�a, invariablemente, como parece, pasado por alto y olvidado hasta el momento cr�tico, a pesar de su larga serie de triunfos. y logros, que fue muy capaz de leer el terrible augurio, como lo hab�a hecho a menudo antes, cuando todos los dem�s hab�an sido frustrados por Aquel que "frustra las se�ales de los mentirosos y enloquece a los adivinos.
" Isa�as 44:25 extra�o que no se le hubiera pensado, aunque" el rey tu padre, el rey, digo, tu padre, lo hizo maestro de todo el colegio de magis y astr�logos. Dejemos que Belsasar env�e a buscar a Beltsasar, y �l desatar�a el nudo y leer�a el terrible enigma ".
Entonces llamaron a Daniel; y puesto que el rey "ha o�do hablar de �l, que el esp�ritu de los dioses est� en �l, y que en �l se encuentra luz, inteligencia y excelente sabidur�a", y que es alguien que puede interpretar sue�os, descifrar oraciones duras y desatar nudos, tendr� el manto escarlata, y el collar de oro, y el asiento entre los triunviros, si lee e interpreta la escritura.
"Sean tus dones tuyos, y tus recompensas a otro", as� Eliseo, 2 Reyes 5:16 respondi� al vidente, con sin temor alguno: "Sin embargo, oh rey, leer� e interpretar� la escritura". Luego, despu�s de recordarle el consumado poder y majestad de su padre Nabucodonosor; y c�mo su mente se hab�a endurecido de orgullo; y c�mo hab�a sido afectado por la licantrop�a, "hasta que supo que el Dios Alt�simo reinaba en el reino de los hombres"; y que, a pesar de todo esto, �l, Belsasar, en su infatuaci�n, hab�a insultado al Dios Alt�simo al profanar los vasos sagrados de Su Templo en un jolgorio licencioso en honor a los �dolos de oro, plata, bronce, hierro y piedra. , que ni ve, ni sabe,
�Y ahora qu� estaba escrito? Daniel a primera vista hab�a le�do ese ardiente cuadril�tero de letras, que parec�a las doce gemas del efod del sumo sacerdote con la luz m�stica brillando sobre ellas.
MNAMNATOLPRS Cuatro nombres de peso.
A Mina. A Mina. Un shekel. Una media mina.
�Qu� posible significado podr�a haber en eso? �Necesitaba la mano colosal de un arc�ngel, brillando sobre la pared de un palacio para escribir la amenaza de la perdici�n, para no haber inscrito m�s que los nombres de cuatro monedas o pesos? �No es de extra�ar que los caldeos no pudieran interpretar tal escritura!
Se puede preguntar por qu� ni siquiera pudieron leerlo, ya que las palabras son evidentemente arameas, y el arameo era el idioma com�n del comercio. Los rabinos dicen que las palabras, en lugar de estar escritas de derecha a izquierda, "en forma de pilar", como lo llamaban los griegos, de arriba hacia abajo: as�-
ptmmrqnnslaa
Le�dos de izquierda a derecha, parecer�an un galimat�as; le�dos de arriba hacia abajo, se hicieron claros en lo que a la lectura se refer�a, aunque su interpretaci�n a�n podr�a ser sumamente enigm�tica.
Pero las palabras pueden representar todo tipo de significados misteriosos; y en opini�n de los anal�gicos �como se les llama a quienes no s�lo creen en la fuerza misteriosa y la fascinaci�n de las palabras, sino incluso en la calidad fisiol�gica de los sonidos� pueden esconder terribles indicaciones bajo vocablos inofensivos. Aqu� radica el secreto.
�Una mina! una mina! S�; pero los nombres de las pesas recuerdan la palabra m'nah , "ha contado": y "Dios ha contado tu reino y lo ha terminado".
�Un siclo! S�; t'qilta : " Te han pesado en una balanza y te han encontrado falto".
Peres - �media mina! S�; pero p'risath : "Tu reino ha sido dividido y entregado a los medos y persas".
En este punto, la historia llega muy r�pidamente a una conclusi�n, porque ya se ha dado su esencia. Daniel est� vestido de escarlata, adornado con cadenas de oro y proclamado triunviro.
�Pero la condenaci�n del rey est� sellada! "Esa noche fue asesinado Belsasar, rey de los caldeos". Su nombre significaba: "�Conserva al rey!" Pero Bel se inclin� y Nebo se inclin� y no ayud� a su devoto.
"Cosas malvadas con t�nicas de dolor Asaltaron el alto estado del monarca; �Ay, ay de m�! �Porque nunca ma�ana amanecer� sobre �l desolado! Y en todo su trono la gloria que se sonroj� y floreci� No es m�s que una historia mal recordada de los viejos tiempos. sepultado "
"Y Dar�o el Medo tom� el reino, teniendo como sesenta y dos a�os".
Como no existe tal persona conocida como "Dar�o el Medo", la edad que se le asigna debe deberse a alguna tradici�n sobre alg�n otro Dar�o oa c�lculos cronol�gicos para los que ya no poseemos la clave.
Se le llama hijo de Ajashverosh, Assuero ( Daniel 9:1 ) o Jerjes. Los apologistas han argumentado que-
1. Dar�o era Ciaxares II, padre de Ciro, con la autoridad del romance de Jenaf�n, y el eco de Josefo. Pero la "Cyropaedia" no es ninguna autoridad, siendo, como dijo Cicer�n, una ficci�n no hist�rica escrita para describir un reino ideal. La historia no sabe nada de un Cyaxares II.
2. Darius era Astyages. Sin mencionar otras imposibilidades que se adjuntan a este punto de vista, Astiages habr�a tenido m�s de sesenta y dos a�os en la captura de Babilonia por Ciro. Ciro hab�a suprimido por completo la dinast�a meda algunos a�os antes de tomar Babilonia.
3. Dar�o fue el s�trapa Gobryas, quien, hasta donde sabemos, solo actu� como gobernador durante unos meses. Pero, por el contrario, se le representa como un rey extremadamente absoluto, que establece ciento veinte pr�ncipes "sobre todo el reino" y emite mandatos para "todas las personas, naciones y lenguas que habitan en toda la tierra". Incluso si tal identificaci�n fuera admisible, no salvar�a en lo m�s m�nimo la exactitud hist�rica del escritor.
Este "Dar�o el Medo" es ignorado por la historia, y los registros antiguos representan a Ciro como el �nico e indiscutible rey de Babilonia desde el momento de su conquista. "Dar�o el Medo" probablemente deba su existencia a una comprensi�n literal de las profec�as de Isa�as Isa�as 13:17 y Jerem�as. Jeremias 51:11 ; Jeremias 51:28
Ahora podemos proceder al examen del pr�ximo cap�tulo sin obst�culos por hip�tesis imposibles y poco entusiastas. Lo entendemos, y estaba destinado a ser entendido, como una par�bola moral y espiritual, en la que se utilizan nombres y tradiciones hist�ricos no verificados con el prop�sito de inculcar lecciones de valent�a y fidelidad. La imagen, sin embargo, est� muy por debajo de la de los otros Cap�tulos en potencia, acabado e incluso una aproximaci�n a la verosimilitud natural.