Lectionary Calendar
Saturday, September 28th, 2024
the Week of Proper 20 / Ordinary 25
Attention!
Take your personal ministry to the Next Level by helping StudyLight build churches and supporting pastors in Uganda.
Click here to join the effort!

Bible Commentaries
Job 22

El Comentario Bíblico del ExpositorEl Comentario Bíblico del Expositor

Buscar…
Enter query below:

Versículos 1-30

XIX.

ERROR DOGM�TICO Y MORAL

Job 22:1

ELIPHAZ HABLA

EL segundo coloquio pr�cticamente ha agotado el tema de debate entre Job y sus amigos. Los tres realmente no tienen nada m�s que decir a modo de argumento o ejemplo espantoso. Solo Elifaz intenta resolver el asunto acusando directamente a Job de ofensas viles y cobardes. Bildad recita lo que podr�a llamarse una oda corta, y Zofar, si es que habla, simplemente se repite a s� mismo como alguien decidido a tener la �ltima palabra, si es posible.

�Y por qu� esta tercera ronda? Si bien tiene marcas definidas propias y los discursos finales de Job son importantes porque exhiben su estado mental, parece que se requiere otro motivo. Y se puede sugerir lo siguiente. Ofrecida una �ltima indignidad, pronunciadas las �ltimas palabras de duro juicio, Job entra en una larga revisi�n de su vida, con la sensaci�n de ser victorioso en la discusi�n, pero con tristeza m�s que con j�bilo porque sus oraciones a�n no han sido respondidas: y durante todo este tiempo el la aparici�n del Todopoderoso es diferida.

La impresi�n de prolongada demora se profundiza a trav�s de las doscientas veinte frases del tercer coloquio en el que, se puede decir, se agotan todos los recursos de la poes�a. Se siente que una sensaci�n tr�gica del silencio que Dios guarda se cierne sobre el drama, mientras se cierne sobre la vida humana. Un hombre se esfuerza en vano por repeler las calumnias que casi le rompen el coraz�n. Sus acusadores pasan de la insinuaci�n a la insolencia. Busca en el camino del pensamiento serio escapar de su falso razonamiento; apela de los hombres a Dios, de Dios en la naturaleza y de la providencia a Dios en la justicia suprema y gloriosa detr�s del velo del sentido y el tiempo.

Sin ser escuchado aparentemente por el Todopoderoso, vuelve sobre su vida y ensaya las pruebas de su pureza, generosidad y fe; pero la sombra permanece. Es la prueba de la paciencia humana y la evidencia de que ni el juicio de un hombre sobre su propia vida ni el juicio expresado por otros hombres pueden ser definitivos. Dios debe decidir, y Su decisi�n los hombres deben esperar. El autor ha sentido en su propia historia este retraso del juicio celestial, y lo pone de manifiesto en su drama.

Tambi�n ha visto que de este lado de la muerte no puede haber una lectura final del juicio de Dios sobre una vida humana. Esperamos a Dios; Viene en una expresi�n prof�tica que todos deben aceptar con reverencia; sin embargo, la declaraci�n es en t�rminos generales. Cuando por fin el Todopoderoso habla desde la tormenta, el justo y sus acusadores por igual deben reconocer la ignorancia y el error; hay un fin de la autodefensa y de la condena de los hombres, pero no una determinaci�n absoluta de la controversia.

"La visi�n es para el tiempo se�alado, y se apresura hacia el fin, y no mentir�; aunque se demore, esp�rala; porque ciertamente vendr�, no tardar�. He aqu�, su alma est� inflada, es no rectos en �l, sino que el justo vivir� por su fe ". Habacuc 2:3

Elifaz comienza con una pregunta singular, que se siente movido a formular por todo el tenor del razonamiento de Job y, en particular, por su esperanza de que Dios se convierta en su Redentor. "�Puede un hombre ser �til a Dios?" Sin saber muy bien lo que pide, queriendo simplemente comprobar la audacia de la esperanza de Job, avanza al borde de un abismo de duda. T�, Job, parece decir, una simple criatura mortal, lo suficientemente afligido como para conocer tu propia insignificancia, �c�mo puedes edificarte en la noci�n de que Dios est� interesado en tu justicia? Crees que Dios cree en ti y te justificar�.

Cu�n ignorante debes ser si realmente supones que tu bondad tiene alguna consecuencia para el Todopoderoso, si imaginas que perfeccionando tus caminos, es decir, reclamando una integridad que el hombre no puede poseer, rendir�s cualquier servicio al Alt�simo. El hombre es una criatura demasiado peque�a para ser una ventaja para Dios. El respeto, la fidelidad y la devoci�n del hombre esencialmente no le sirven de nada.

Hay que decir que Elifaz abre una cuesti�n de gran inter�s tanto en la teolog�a o el conocimiento de Dios, como en la religi�n o los sentimientos correctos del hombre hacia Dios. Si el hombre, como la energ�a m�s elevada, la voz m�s fina y elocuente de la creaci�n, no tiene importancia para su Creador, si para la perfecci�n o la complacencia de Dios en s� mismo no importa si el hombre sirve al fin de su ser o no, ya sea que el hombre haga o deje de hacer el bien que se le hizo amar; si es s�lo por el bien del hombre que se le proporciona el camino de la vida y se le concede el privilegio de la oraci�n, entonces nuestra glorificaci�n de Dios no es una realidad, sino una mera forma de hablar.

La �nica conclusi�n posible ser�a que incluso cuando servimos a Dios fervientemente con amor y sacrificio, de hecho estamos sirvi�ndonos a nosotros mismos. Si uno lucha con el mal, se aferra a la verdad, renuncia a todo por causa de la justicia, le va bien. Si tiene un coraz�n duro y es ruin, su vida se deteriorar� y perecer�. Pero, en cualquier caso, la calma eterna, la inefable plenitud de la naturaleza divina no se ven afectadas. S�, aunque todos los hombres y todos los seres inteligentes se vieron abrumados por la ruina eterna, la gloria del Creador seguir�a siendo la misma, como un sol de �rbita completa que brilla sobre un universo desolado.

"Somos tales cosas

Como est�n hechos los sue�os y nuestra peque�a vida

Est� rodeado por un sue�o ".

Elifaz piensa que es solo por el bien del hombre que Dios lo ha creado, lo ha rodeado de medios de disfrute y progreso, le ha dado la verdad y la religi�n y le ha impuesto las responsabilidades que dignifican su existencia. Pero, �qu� viene entonces de la afirmaci�n de que, debido a que Job ha pecado, le han sobrevenido desolaci�n y enfermedad del Todopoderoso? Si la justicia del hombre no tiene en cuenta a Dios, �por qu� deben ser castigadas sus transgresiones? Al crear a los hombres por su propio bien, un Hacedor ben�volo no les impondr�a deberes cuyo descuido por ignorancia debe producir su ruina.

Sabemos por las primeras escenas del libro que el Todopoderoso se complaci� en Su siervo. Lo vemos probando la fidelidad de Job para la vindicaci�n de Su propio poder creativo y gracia celestial contra el escepticismo de tales como el Adversario. �No le aprovecha el siervo fiel a aquel a quien sirve con sinceridad? �Es lo mismo para Dios si recibimos Su verdad o rechazamos Su pacto? Entonces, la urgencia de la obra redentora de Cristo es una ficci�n.

Satan�s no solo tiene raz�n con respecto a Job, sino que ha declarado la �nica filosof�a de la vida humana. Debemos temer y servir a Dios por lo que obtenemos; y nuestras nociones de actuar con valent�a en la gran guerra en nombre del reino de Dios son fantas�as de hombres que sue�an.

"�Puede un hombre ser �til a Dios?

Ciertamente el sabio se aprovecha a s� mismo.

�Le agrada al Todopoderoso que seas justo?

�O es provecho para �l que perfecciones tus caminos?

�Es por tu temor de �l que �l te reprende,

�Que entra contigo en juicio? "

Respecto a esto, �qu� vamos a decir? Que es falso, un intento ignorante de exaltar a Dios a expensas del hombre, de despreciar la justicia en el rango humano en aras de mantener la perfecci�n y la autosuficiencia de Dios. Pero las virtudes del hombre, el amor, la fidelidad, la verdad, la pureza, la justicia, no son las suyas. El poder de ellos en la vida humana es una porci�n de la energ�a Divina, porque son comunicados y sostenidos por el Esp�ritu Divino.

Si la justicia, el amor y la fe inculcados en la mente humana fracasaran en su resultado, si ellos, en lugar de crecer y dar fruto, se pudrieran y murieran, ser�a un desperdicio del poder divino; el cosmos moral recaer�a en un estado ca�tico. Si afirmamos que la obediencia y la redenci�n del hombre no benefician al Alt�simo, entonces este mundo y sus habitantes han sido llamados a la existencia por el Creador en broma l�gubre, y �l simplemente se est� divirtiendo con nuestro peligroso juego.

Con el mismo punto de vista de la soberan�a absoluta de Dios en la creaci�n y la providencia sobre el que se basa Elifaz en este pasaje, Jonathan Edwards ve la necesidad de escapar de la conclusi�n a la que apuntan estos vers�culos. Sostiene que el deleite de Dios en las emanaciones de Su plenitud en la obra de la creaci�n muestra "Su deleite en la infinita plenitud del bien que hay en �l mismo y el respeto y consideraci�n supremo que �l tiene por S� mismo".

"Un objetor puede decir, prosigue:" Si pudiera suponerse que Dios necesitaba algo; o que la bondad de sus criaturas pudiera extenderse a �l; o para que pudieran serle provechosos, ser�a conveniente que Dios se hiciera a s� mismo y a sus propios intereses su fin supremo y �ltimo al crear el mundo. Pero viendo que Dios est� por encima de toda necesidad y toda capacidad de ser a�adido y avanzado, hecho mejor y m�s feliz en cualquier aspecto; �Con qu� prop�sito deber�a Dios hacerse Su fin, o buscar progresar en cualquier aspecto mediante cualquiera de Sus obras? "La respuesta es:" Dios puede deleitarse con verdadero y gran placer en contemplar esa belleza que es una imagen y comunicaci�n de Su propia belleza, una expresi�n y manifestaci�n de Su propia hermosura.

Y esto est� tan lejos de ser un ejemplo de que Su felicidad no es en s� mismo y de �l mismo, que es una evidencia de que �l es feliz en S� mismo, o que se deleita y se complace en Su propia belleza ". Tampoco esto argumenta ninguna dependencia de Dios. en la criatura para la felicidad. "Aunque �l siente verdadero placer en la santidad y felicidad de la criatura; sin embargo, �ste no es ning�n placer propiamente dicho que recibe de la criatura.

Porque estas cosas son las que �l da a la criatura. "Aqu�, hasta cierto punto, el razonamiento es convincente y se encuentra con la dificultad de Elifaz; y en la actualidad no es necesario entrar en la otra dificultad que hay que afrontar cuando la reprobaci�n divina de La vida pecaminosa necesita explicaci�n. Basta decir que esta es una pregunta a�n m�s desconcertante para quienes sostienen a Elifaz que para quienes optan por el otro punto de vista.

Si al hombre para la gloria de Dios se le ha concedido una parte real en el servicio de la justicia eterna, su fracaso en hacer la parte de la que es capaz, a la que est� llamado, debe implicar su condenaci�n. En la medida en que su voluntad entre en el asunto, �l es justamente responsable y debe sufrir por negligencia.

Pasando a la siguiente parte de la direcci�n de Elifaz, la encontramos igualmente descarriada por otra raz�n. �l pregunta "�No es grande tu maldad?" y procede a contar una lista de cr�menes que parecen haber sido acusados ??contra Job en los rumores viles de gente malvada.

�No es grande tu maldad,

�Y no hay l�mite para tus iniquidades?

Porque has hecho prenda de tu hermano por nada

Y despoj� a los desnudos de sus vestidos.

No diste agua al cansado.

Y le has negado el pan a los hambrientos.

El hombre poderoso es la tierra;

Y el que es honrado habit� en �l.

A las viudas enviaste con las manos vac�as,

Y los brazos de los hu�rfanos se han roto.

Lo peor que se afirma aqu� contra Job es que ha superado las justas demandas de las viudas y los hu�rfanos. Bildad y Zophar cometieron un error al alegar que �l hab�a sido un ladr�n y un pirata. Sin embargo, �es menos hostil prestar o�do a las crueles calumnias de aquellos que en los d�as de prosperidad de Job no hab�an obtenido de �l todo lo que deseaban y ahora est�n preparados para sus quejas? Sin duda, las ofensas especificadas son las que podr�a haber sido cometida por un hombre en la posici�n de Job y justificada como dentro de su derecho.

Hacer una promesa de pago de una deuda no era algo infrecuente. Cuando el agua escaseaba, retenerla incluso al cansado no era una bajeza extraordinaria. Vambery nos cuenta que en las estepas ha visto a padre e hijo peleando casi a muerte por los restos de un odre de agua. Elifaz, sin embargo, un buen hombre, no considera m�s que un deber compartir este necesario de la vida con cualquier viajero que se desmaye, incluso si los pozos est�n secos y las pieles est�n casi vac�as.

Tambi�n hace que sea un crimen retener el ma�z en el a�o de la hambruna. Dice verdaderamente que el hombre poderoso, al hacer tales cosas, act�a vergonzosamente. Pero no hab�a ninguna prueba de que Job hubiera sido culpable de este tipo de inhumanidad, y la gran perversi�n de la justicia a la que Elifaz condesciende retrocede sobre s� mismo. No siempre sucede as� seg�n nuestro conocimiento. La calumnia piadosa recopilada y comercializada con frecuencia tiene �xito.

Y Elifaz se esfuerza por hacer valer su opini�n mostrando que la providencia est� a favor de ella; mantiene el o�do atento a cualquier informe que confirme lo que ya se cree; y la circulaci�n de tal informe puede destruir la utilidad de una vida, la utilidad que se niega.

Adopte una visi�n m�s amplia de la misma controversia. �No hay exageraci�n en las acusaciones a veces atronadas contra la pobre naturaleza humana? �No se considera a menudo un deber piadoso extorsionar a la confesi�n de pecados que los hombres nunca so�aron cometer, para que puedan ser llevados a un arrepentimiento que sacude la vida hasta el centro y casi desquicia la raz�n? Con convicci�n de error, incredulidad y desobediencia debe comenzar la nueva vida.

Sin embargo, la religi�n se vuelve irreal por el intento de forzar en la conciencia y de arrancar de los labios un reconocimiento de cr�menes que nunca fueron intencionados y que tal vez est�n lejos de toda la deriva del car�cter. La veracidad de la predicaci�n de Juan el Bautista fue muy marcada. No se ocup� de los pecados imaginarios. Y cuando nuestro Se�or habl� de los deberes y errores de los hombres, ya sea en un discurso o en una par�bola, nunca exager�. Los pecados que conden� eran todos inteligibles para la raz�n de aquellos a quienes se dirig�a, como los que la conciencia estaba obligada a reconocer, deb�a reconocer como cosas malas, deshonra al Todopoderoso.

Habiendo declarado los cr�menes imaginarios de Job, Elifaz exclama: "Por tanto, hay trampas alrededor de ti, y un miedo repentino te turba". Con todo el peso de la supuesta superioridad moral, cae sobre el que sufre. Se encarga de interpretar la providencia, y cada palabra es falsa. Job se ha aferrado a Dios como su amigo. Elifaz le niega el derecho, lo aparta como rebelde de la gracia del Rey. En verdad, se puede decir, la religi�n nunca corre mayor peligro que cuando es sostenida por un celo duro e ignorante como este.

Luego, en el pasaje que comienza en el vers�culo duod�cimo, se intenta mostrar a Job c�mo hab�a ca�do en los pecados que supuestamente cometi�.

"�No est� Dios en lo alto de los cielos?

Y he aqu� el c�digo de las estrellas cu�n altas son

Y t� dijiste: �Qu� sabe Dios?

�Puede juzgar a trav�s de la densa oscuridad?

Las nubes espesas son una cubierta para Aquel que no ve,

Y anda por los alrededores de los cielos ".

Job imagin� que Dios, cuya morada est� m�s all� de las nubes y las estrellas, no pod�a ver lo que hizo. Acusarlo de esta manera es llenar de ofensa la injusticia, porque el conocimiento de Dios ha sido su deseo continuo.

Finalmente, antes de que Elifaz termine la acusaci�n, identifica el estado de �nimo de Job con la orgullosa indiferencia de aquellos a quienes el diluvio barri�. Job hab�a hablado de la prosperidad y la felicidad de los hombres que no ten�an a Dios en todos sus pensamientos. �Estaba olvidando esa espantosa calamidad?

�Mantendr�s el camino antiguo?

�Qu� malvados han hollado?

Que fueron arrebatados antes de tiempo,

Cuyo fundamento fue derramado como un arroyo:

El que dijo a Dios: Ap�rtate de nosotros;

�Y qu� puede hacernos el Todopoderoso?

Sin embargo, llen� sus casas de bienes:

�Pero el consejo de los imp�os est� lejos de m�!

Aquel que optara por seguir el camino de los transgresores compartir�a su destino; y en el d�a de su desastre, como el de ellos, se alegrar�n los justos y los inocentes se reir�n con desprecio.

Entonces Elifaz cierra, encontrando dif�cil entender su caso, pero obligado, como supone, a hacer todo lo posible por la religi�n al mostrar la ley de la venganza de Dios. Y, hecho esto, suplica y promete una vez m�s en el mejor pasaje que sale de sus labios:

Familiar�zate ahora con �l y ten paz:

Por tanto, el bien vendr� a ti.

Recibe, te ruego, la instrucci�n de su boca,

Y guarda sus palabras en tu coraz�n.

Si regresas a Shaddai, ser�s edificado;

Si apartas la iniquidad de tus tiendas,

Y deposita tu tesoro en el polvo,

Y entre las piedras de los arroyos el oro de Ofir;

Entonces Shaddai ser� tu tesoro

Y plata en abundancia para ti.

Por fin parece haber una tensi�n de espiritualidad. "Familiar�zate ahora con Dios y estar�s en paz". La reconciliaci�n por la fe y la obediencia es el tema. Elifaz ignora muchas cosas; sin embargo, la grandeza y majestad de Dios, el poder supremo que debe ser propiciado, ocupan sus pensamientos, y hace lo que puede para sacar a su amigo de la tormenta a un puerto seguro. Aunque incluso en esta estrofa se mezcla una mancha de reflexi�n siniestra, todav�a est� muy por delante de cualquier cosa que Job haya recibido en cuanto a consuelo.

Admirable en s� mismo es el cuadro de la restauraci�n de una vida reconciliada de la que se aleja la injusticia. De hecho, parece haber aprendido algo de Job. Ahora habla de alguien que en su deseo por el favor y la amistad del Alt�simo sacrifica tesoros terrenales, arroja plata y oro por in�tiles. Sin duda, es una riqueza mal habida a la que se refiere, un tesoro que tiene una maldici�n.

Sin embargo, uno se alegra de encontrarlo separando tan claramente entre las riquezas terrenales y el tesoro celestial, aconsejando el sacrificio de lo inferior por lo infinitamente superior. Incluso hay esperanza de Elifaz, que puede llegar a tener una visi�n espiritual del favor y la amistad de. el Todopoderoso. En todo lo que dice aqu� a modo de promesa, no hay una palabra de renovada prosperidad temporal. Al regresar a Shaddai en obediencia, Job orar� y su oraci�n ser� respondida.

Los votos que hizo en tiempos de angustia ser�n redimidos, porque vendr� la ayuda deseada. M�s all� de esto habr�, en la vida diaria, una fuerza, decisi�n y libertad previamente desconocidas. "Decretar�s una cosa, y te ser� establecida". El hombre que por fin est� en el camino correcto de la vida, con Dios como su aliado, formar� sus planes y podr� llevarlos a cabo.

"Cuando derriben, dir�s t�: �Edificante!

Y salvar� al humilde.

�l librar� al hombre no inocente:

S�, por la limpieza de tus manos ser� librado ".

Es cierto que en la experiencia futura de Job puede haber desilusi�n y problemas. Elifaz no puede dejar de ver que la mala voluntad de la chusma puede durar mucho tiempo, y tal vez dude del temperamento de sus propios amigos. Pero Dios ayudar� a su siervo que regrese a la humilde obediencia. Y habiendo sido �l mismo probado, Job interceder� por los afligidos, quiz�s a causa de su pecado, y su intercesi�n prevalecer� ante Dios.

Deja a un lado la idea de que todo esto se le dice a Job, y seguramente es un consejo de sabidur�a. Para los orgullosos y santurrones, muestra el camino de la renovaci�n. Fuera los tesoros, las concupiscencias de los ojos, el orgullo de la vida, que alejan al alma de su salvaci�n. Que el amor divino sea precioso para ti y los estatutos divinos tu gozo. El poder para lidiar con la vida, para superar las dificultades, para Servir a tu generaci�n ser� entonces tuyo.

Permaneciendo seguro en la gracia de Dios ayudar�s a los cansados ??y cargados. Sin embargo, Elifaz no puede revelar el secreto de la paz espiritual. Realmente no conoce el problema en el coraz�n de la vida humana. Necesitamos nuestro Gu�a a Uno que haya soportado la carga de un dolor que no tuvo nada que ver con la p�rdida del tesoro mundano, sino con la inquietud que roe perpetuamente el coraz�n de la humanidad, que "llev� nuestro pecado en Su propio cuerpo hasta el madero". y llev� cautiva la cautividad. Lo que el viejo mundo no pudo saber se aclara a los ojos que han visto la cruz contra la noche que cae y un Cristo resucitado en la fresca ma�ana de Pascua.

Información bibliográfica
Nicoll, William R. "Comentario sobre Job 22". "El Comentario Bíblico del Expositor". https://beta.studylight.org/commentaries/spa/teb/job-22.html.
 
adsfree-icon
Ads FreeProfile