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Bible Commentaries
Job 8

El Comentario Bíblico del ExpositorEl Comentario Bíblico del Expositor

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Versículos 1-22

XIX.

TEOLOG�A AVENTUROSA

Job 8:1

BILDAD HABLA

EL primer intento de conocer a Job lo ha hecho alguien que conf�a en su propia experiencia y se complace en contar las cosas que ha visto. Bildad de Shuach, por otro lado, es un hombre que se aferra a la sabidur�a de los padres y se apoya en todo momento con sus respuestas a las preguntas de la vida. Para �l es vano el razonamiento de quien ve todo como a trav�s de un cristal coloreado, todo de este o aquel matiz, seg�n su estado o nociones por el momento.

La impresi�n personal no cuenta para Bildad. All� no encuentra autoridad. En �l tenemos al te�logo cat�lico oponi�ndose al individualismo. Desafortunadamente, falla en el poder m�s necesario: distinguir la paja del grano. De vuelta a la antig�edad, de vuelta a los padres, dicen algunos; pero, aunque profesan el excelente temperamento de la reverencia, no hay garant�a de que no elijan las locuras del pasado en lugar de su sabidur�a para admirarlas.

Todo depende del hombre, del individuo, despu�s de todo, si tiene una mente abierta, una preferencia o pasi�n por las grandes ideas. Hay quienes se remontan a los ap�stoles y s�lo encuentran el dogmatismo, en lugar de la gloriosa amplitud de la poes�a y la esperanza divinas. S�, algunos van a la Luz del Mundo y reportan como su descubrimiento alg�n esquema pragm�tico, alguna disposici�n d�bil de detalles, una esclavitud o una futilidad.

Bildad no es uno de ellos. Es inteligente y bien informado, un hombre capaz, como decimos; pero no simpatiza con las nuevas ideas que revientan los viejos odres de la tradici�n, no simpatiza con las palabras atrevidas que ponen en duda las viejas ortodoxias. Puede imaginarse su piadoso horror cuando la mano ruda de Job pareci� rasgar las sagradas vestiduras de la verdad establecida. Habr�a sido propio de �l darse la vuelta y dejar al destino y al juicio a un hombre tan aventurero.

Con el instinto del pensamiento m�s elevado y noble, completamente alejado de toda impiedad, el escritor ha mostrado su inspiraci�n al llevar a Job a un cl�max de apasionada indagaci�n como alguien que lucha en las crecidas del Jord�n con el �ngel de Jehov�. Ahora trae a Bildad hablando fr�as palabras de una mente incapaz de entender la crisis. Este es un hombre que se cre�a firmemente poseedor de autoridad y perspicacia.

Cuando Job a�ad�a s�plica a s�plica, demanda a demanda, Bildad sent�a como si sus o�dos lo estuvieran enga�ando, porque lo que escuch� parec�a ser un asalto imp�o a la justicia del Alt�simo, un intento de condenar a los Infinitamente Justos de injusticia. Arde para hablar; y apenas se ha hundido Job, exhausto, comienza:

�Hasta cu�ndo hablar�s estas cosas?

Un viento recio, en verdad, son las palabras de tu boca.

Dios: -�Pervertir� el juicio?

Dios Todopoderoso: �Pervertir� la justicia?

Si tus hijos pecaron contra �l,

Y los arroj� en manos de su rebeli�n;

Si buscas a Dios,

Y al Todopoderoso rogar�;

Si eres impecable y recto,

Seguramente ahora se despertar�a por ti

Y haz prosperar tu justa morada.

Para que tu comienzo resulte peque�o

Y tu �ltimo fin sumamente grande.

Puede verse cu�n equivocado est� Bildad en esto, que cuelga ante Job la esperanza de una mayor prosperidad mundana. Los ni�os deben haber pecado, porque han perecido. Sin embargo, posiblemente el mismo Job sea inocente. Si es as�, entonces una simple s�plica a Dios asegurar� Su renovado favor y ayuda. Se requiere que Job busque nuevamente la riqueza y la grandeza como garant�a de su propia rectitud. Pero toda la dificultad radica en el hecho de que, siendo recto, se ha sumido en la pobreza, la desolaci�n y una muerte en vida.

Quiere saber la raz�n de lo ocurrido. Aparte de la restauraci�n de su prosperidad y salud, sabr�a lo que Dios quiere decir. Bildad no ve esto en lo m�s m�nimo. �l mismo es un hombre pr�spero, devoto de la doctrina de que la opulencia es la prueba de la aceptaci�n y la seguridad religiosas, no tiene nada para Job m�s que el consejo de conseguir que Dios lo demuestre justo devolvi�ndole sus bienes.

Hay una burla en el discurso de Bildad. �l cree en privado que ha habido pecado, y que solo mediante el arrepentimiento el bien puede volver. Dado que su amigo es tan obstinado, que intente recuperar su prosperidad y fracase. Bildad es pr�diga en promesas, extravagante en verdad. Solo puede ser absuelto de un significado siniestro en su gran predicci�n si juzgamos que �l considera que Dios est� en deuda con un siervo fiel a quien, sin saberlo, mientras no estaba observando, se le permiti� ser superado por el desastre.

A continuaci�n, el orador hace alarde de su aprendizaje, la sabidur�a que hab�a reunido del pasado:

"Pregunta, te ruego, de la era pasada,

Y atender la investigaci�n de sus padres.

(Porque somos de ayer y no sabemos nada;

Una sombra en verdad son nuestros d�as sobre la tierra) -

�No te ense�ar�n y te dir�n?

�Sacar�s palabras de su coraz�n? "

El hombre de hoy no es nada, una pobre criatura. S�lo mediante la sabidur�a probada de las largas edades se puede acabar con la controversia. Dejemos que Job escuche, entonces, y conv�ncete.

Ahora bien, hay que reconocer que no hay simplemente un aire de verdad, sino la verdad misma en lo que Bildad procede a decir en el muy pintoresco pasaje que sigue. Las verdades, sin embargo, pueden tomarse de manera incorrecta para establecer conclusiones falsas; y de esta manera el interlocutor de Job se equivoca con no pocos de sus laboriosos sucesores. El junco o papiro de la ribera no puede crecer sin fango; la hierba de ca�a necesita humedad.

Si el agua falla, se secan. As� son los caminos de todos los que se olvidan de Dios. S�: si lo toma bien, �qu� puede ser m�s impresionantemente cierto? La esperanza de un imp�o perece. Su confianza est� cortada; es como si confiara en una telara�a. Incluso su casa, por muy fuerte que sea, no lo apoyar�. El hombre que ha abandonado a Dios debe llegar a esto: que toda estancia terrenal se parta en pedazos, toda expectativa se desvanezca.

No habr� nada entre �l y la desesperaci�n. Su fuerza, su sabidur�a, su herencia, sus posesiones amontonadas en abundancia, �c�mo pueden valerse cuando la demanda es impulsada por la justicia divina? �Qu� has hecho con tu vida? Esto, sin embargo, no est� en absoluto en la mente de Bildad. No est� pensando en la prosperidad del alma y el j�bilo en Dios, sino en el �xito exterior, que un hombre debe extender su existencia visible como un laurel verde.

M�s all� de esa existencia visible, no puede extender el pensamiento ni el razonamiento. Su escuela, en general, cre�a en Dios mucho a la manera de los de�stas ingleses del siglo XVIII, de pie en la tierra, contemplando la vida del hombre aqu� y exigiendo en el mundo actual la reivindicaci�n de la providencia. La posici�n es realista, el bien de la vida es �nicamente mundano. Si uno es abatido que floreci� en exuberancia y envi� sus brotes sobre el jard�n y fue enraizado cerca de la fuente, su pobreza es su destrucci�n; es destruido porque de alguna manera se ha transgredido la ley de la vida, es decir, de la prosperidad, y el Dios del �xito castiga la falta.

Se nos hace sentir que debajo de la promesa de devolver el honor y la alegr�a con la que Bildad cierra hay un si. "Dios no desechar� al hombre perfecto". �Job es perfecto? Entonces su boca se llenar� de risa, y sus enemigos se vestir�n de verg�enza. Ese tema es problem�tico. Y, sin embargo, en general, la duda se mantiene en un segundo plano, y la �ltima palabra de �nimo es tan generosa y esperanzadora como lo permiten las circunstancias. Bildad quiere dejar la impresi�n en la mente de Job de que la sabidur�a de los antiguos aplicada a su caso es reconfortante.

Pero una frase de su discurso, en la que ( Job 8:4 ) implica la creencia de que los hijos de Job hab�an pecado y hab�an sido "arrojados en manos de su rebeli�n", muestra el lado fr�o e implacable de su ortodoxia, la l�gica , no desconocido todav�a, que presiona hasta su punto sobre toda la raza humana. Bildad quiso, al parecer, quitarle a Job la carga del destino de sus hijos.

La cat�strofe que les sobrevino podr�a haber parecido una de las flechas del juicio dirigidas al padre. El mismo Job pudo haber tenido una gran perplejidad y una gran angustia cada vez que pensaba en sus hijos e hijas. Ahora Bildad echa sobre ellos la culpa que �l cree haber sido castigada tan terriblemente, hasta el extremo de la muerte irremediable. Pero no hay iluminaci�n en la sugerencia.

M�s bien se suma a las dificultades del caso. Los hijos e hijas a quienes Job amaba, a quienes ve�a con tanto cuidado religioso para que no renunciaran a Dios en sus corazones, �fueron condenados por el Alt�simo? Un hombre del viejo mundo, acostumbrado a pensar que est� en lugar de Dios para su casa, Job no puede recibir esto. Aunque alguna vez fue conmovido hasta las profundidades, ahora est� resentido contra una doctrina que quiz�s nunca antes se hab�a cuestionado.

Entonces, �no hay paternidad en el Todopoderoso, ni magnanimidad como la que el mismo Job habr�a mostrado? Si es as�, entonces el esp�ritu fallar�a ante �l y las almas que �l hizo. Isa�as 57:16 El dogm�tico con su sabidur�a de los tiempos cae en el Isa�as 57:16 uno de sus lugares comunes del pensamiento teol�gico. Es un carb�n de fuego en el coraz�n del que sufre.

Aquellos que intentan explicar los caminos de Dios para la edificaci�n y el consuelo deben ser muy simples y genuinos en sus sentimientos con los hombres, su esfuerzo en nombre de Dios. Todo el que cree y piensa tiene algo en su experiencia espiritual que vale la pena contar, y puede ayudar a un hermano afligido volviendo sobre su propia historia. Pero hacer de un credo aprendido de memoria la base del consuelo es peligroso. El aspecto que toma para los que est�n bajo prueba a menudo sorprender� al consolador con mejor significado. Un punto es enfatizado por la aguda mente del dolor y, como la nube de El�as, pronto barre todo el cielo, una tormenta de duda y consternaci�n.

Información bibliográfica
Nicoll, William R. "Comentario sobre Job 8". "El Comentario Bíblico del Expositor". https://beta.studylight.org/commentaries/spa/teb/job-8.html.
 
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