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Bible Commentaries
Isaías 10

Los Comentarios del PúlpitoLos Comentarios del Púlpito

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Versículos 1-34

EXPOSICI�N

Isa�as 10:1

La profec�a iniciada en Isa�as 9:8 termina con esta estrofa, que contiene una advertencia contra la injusticia y la opresi�n, dirigida igualmente a Israel y Jud�, y acompa�ada por la amenaza de un "d�a de desolaci�n", cuando aquellos que tienen se neg� a hacer de Dios su Refugio no tendr� recursos, sino ir al cautiverio con los "prisioneros" o perecer con los "asesinados". Una conquista extranjera, acompa�ada de una matanza y la deportaci�n de cautivos, no est� �ntimamente oculta.

Isa�as 10:1

Ay de aquellos que decretan decretos injustos (comp. Isa�as 1:17, Isa�as 1:20, Isa�as 1:26; Isa�as 5:23, etc.). La perversi�n del juicio desde el tribunal es el pecado reprendido. Ciertamente prevaleci� en Jud�, tambi�n puede haberse practicado en Israel. Y eso escribe dolor, etc. Traduce, y a los escritores que registran la opresi�n. Los decretos de los tribunales fueron, est� claro, cuidadosamente absortos por los funcionarios, probablemente en pergamino, observando todas las formalidades externas, mientras que la justicia misma qued� en nada.

Isa�as 10:2

La pobre ... la viuda ... la hu�rfana. Estas fueron las clases que fueron las principales v�ctimas de la perversi�n de la justicia (comp. Isa�as 1:17, Isa�as 1:23). Eran exactamente las clases por las cuales Dios ten�a m�s compasi�n, y a quienes hab�a recomendado en la Ley al tierno cuidado de su pueblo (ver nota en Isa�as 9:17).

Isa�as 10:3

�Qu� har�s el d�a de la visita? "El d�a de las visitas" es el d�a en que Dios reconoce a sus siervos y exige una cuenta de cada uno de los trabajos realizados en su vi�edo, preparado para recompensar lo bueno y castigar lo malo (comp. Oseas 9:7). A menudo se usa en un mal sentido porque, desafortunadamente, se descubre que muchos m�s merecen castigo que recompensa. La desolaci�n que vendr� de lejos; m�s bien, la ruina estrepitosa (Cheyne). Es la destrucci�n repentina y completa, m�s que la mera desolaci�n, lo que se ve amenazado. Las profec�as anteriores, especialmente Isa�as 7:17, hab�an informado a los jud�os que era "venir de lejos", "por ellos que estaban m�s all� del r�o". �A qui�n huir�n? El profeta habla con amarga iron�a. �Hay alguien a quien puedas huir? �Alguien que pueda protegerte de la ira de Dios? Ya sabes que no hay nadie. �D�nde dejar�s tu gloria? �Con qui�n depositar�n sus riquezas, su magnificencia, sus joyas, su gran indumentaria? No puedes salvarlos. Todos se har�n alas y "volar�n como un p�jaro" ( Oseas 9:11).

Isa�as 10:4

Sin mi. Oseas 13:4 demuestra que esta es una posible representaci�n de la palabra utilizada. Pero aqu� apenas se ajusta al contexto. Dios no habla directamente, en primera persona, en otra parte de la profec�a completa ( Isa�as 9:8), sino que se habla en tercera persona, como en el verso presente, donde tenemos "su ira ," "Su mano." Es mejor, por lo tanto, darle a la palabra su significado ordinario: "a menos que", "excepto". �Tienen alg�n lugar para huir, a menos que se agachen en medio de los cautivos que se est�n llevando, o caigan en medio de los asesinados? En otras palabras, no hay escapatoria para ellos; deben someterse al cautiverio o la muerte. Por todo esto, etc. Incluso cuando los dos reinos fueron destruidos, y el cautiverio de ambos fue completo, la ira de Dios no fue completamente apaciguada, su ira no fue rechazada por completo. Ambos pueblos sufrieron cosas graves en su cautiverio, como aparece en el Libro de Daniel ( Isa�as 3:1; Isa�as 6:1.) Y otros lugares. Tom� setenta a�os para que la ira de Dios se apaciguara en el caso de Jud� ( 2 Cr�nicas 36:21), mientras que en el caso de Israel nunca se aplac�. Aplastado bajo el tal�n de hierro de sus conquistadores, Israel dej� de existir como naci�n.

Isa�as 10:5

SECCI�N V. PROFEC�AS DEL DOLOR SOBRE LAS NACIONES EXTRANJERAS ( Isa�as 10:5)

ASIRIA, DESPU�S DE SER EL INSTRUMENTO DE DIOS PARA CASTIGAR A ISRAEL, SER� CASTIGADA EN SU TURNO. Los malvados son una espada en la mano de Dios (Salmo 17:13), con lo cual ejecuta sus juicios; pero este hecho se les oculta e imaginan que tienen �xito a trav�s de su propia fuerza y ??poder. As� fue con Asiria ( Isa�as 10:5), que su larga carrera de victoria hab�a hecho orgullosa y arrogante por encima de la medida. Dios ahora, por boca de Isa�as, da a conocer su intenci�n de derribar el orgullo de Asiria y de poner su gloria en el polvo, por una repentina y gran destrucci�n (vers�culos 15:19), despu�s de que ella haya cumplido sus prop�sitos.

Isa�as 10:5

Oh asirio; literalmente, Ho! Asshur "Asshur" es la naci�n personificada, y aqu� se aborda como un individuo. La transici�n de Isa�as 10:1 es abrupta y se puede tomar para indicar una yuxtaposici�n accidental de dos profec�as completamente distintas. O se supone que Asiria estuvo en el pensamiento del profeta, aunque no en sus palabras, cuando habl� de "prisioneros" y "asesinados" en la primera cl�usula de Isa�as 10:4. La vara de mi ira (comp. Jeremias 51:20, donde se dice de Babilonia, "T� eres mi hacha de batalla y mis armas de guerra; porque contigo romper� en pedazos las naciones, y contigo destruir� los reinos "). Entonces Asiria era ahora la "vara" con la que Dios castigaba a sus enemigos. El verdadero "bast�n" en la mano de Asiria, con quien ella golpe� a los pueblos, fue "la indignaci�n de Dios".

Isa�as 10:6

Lo enviar� contra una naci�n hip�crita; o contra una naci�n corrupta. Israel en el sentido m�s amplio, incluyendo a Jud�, parece estar destinado. La gente de mi ira; es decir, "las personas que son objeto de mi ira". �Le dar� un cargo? En 2 Reyes 18:25 Senaquerib dice: "�Subir� sin el Se�or (Jehov�) contra el cord�n fino para destruirlo? El Se�or (Jehov�) me dijo: Sube contra esta tierra y destr�yela "(comp�relo a continuaci�n, Isa�as 36:10). Ha sido usual considerar las palabras de Senaquerib como una vana alarde; pero si Dios instruy� a Nabucodonosor a trav�s de los sue�os, �no podr�a �l tambi�n "imputar" por los mismos medios a los monarcas asirios? Tomar el bot�n, y tomar la presa; m�s bien, para recoger bot�n y apoderarse de la presa. Los t�rminos utilizados llevan los pensamientos a Isa�as 8:1 y al nombre simb�lico, Maher-shalal-hash-baz. Y para pisotearlos; literalmente, para que sea un pisoteo. "Se" se refiere a "naci�n" en la primera cl�usula.

Isa�as 10:7

Sin embargo, no quiere decir que sea as�. "Asiria", es decir; "no ve el asunto desde este punto de vista: no es consciente de que ella es simplemente el instrumento de Dios para cumplir su voluntad. Por el contrario, est� en su coraz�n destruir las naciones para su propio beneficio, e imagina que est� haciendo por su propia fuerza ".

Isa�as 10:8

�No son mis pr�ncipes reyes del todo? Una marca de la superioridad de Asiria a otros pa�ses se pod�a ver en el hecho de que su rey no ten�a meros oficiales, sino reyes vasallos debajo de �l. De ah� el t�tulo de "rey de reyes" asumido por tantos monarcas asirios. Mientras que los territorios conquistados fueron gradualmente absorbidos en cierto grado por el imperio y colocados bajo prefectos (ver el 'Canon del ep�nimo'), los asirios siempre mantuvieron una zona exterior de dependencias m�s libremente organizadas; y estas dependencias continuaron siendo administradas normalmente por sus monarcas nativos. Estos son los "pr�ncipes" que fueron "completamente reyes".

Isa�as 10:9

�No es Calno tan cauteloso? Una prueba m�s de superioridad, y fundamento de confianza, radica en el hecho adicional de que las ciudades m�s fuertes hab�an sucumbido a las armas asirias, y fueron puestas en ruinas para castigarlas por ofrecer resistencia. Se mencionan seis de estas ciudades: Calneh, probablemente Niffer, en la Baja Mesopotamia; Carchemish, en la margen derecha del �ufrates en Lat. 36 � 30 'casi; Hamath, el "gran Hamath" de Am�s ( Am�s 6:2), en Coelesyria en las rutas; Arpad, tal vez Tel-Erfad, cerca de Alepo; Damasco y Samaria. Calneh era una de las ciudades de Nimrod ( G�nesis 10:10) y, seg�n la LXX; fue "el lugar donde se construy� la torre". Puede que Tiglath-Pileser lo haya llevado en uno de sus expeditos a Babilonia. Am�s ( Am�s 6:2) habla de ello como desolado en su d�a. Carchemish (asirio Gargamis) era una ciudad principal de los hititas, y ha sido llamada "su capital del norte". Durante mucho tiempo confundido por los ge�grafos con Circesium en la uni�n del Khabour con el �ufrates, recientemente se demostr� que ocupaba una posici�n mucho m�s al norte, y ahora se identifica generalmente con las ruinas descubiertas por el Sr. George Smith en Jerabis o Jerabhs. Fue conquistado por Sarg�n en B.C. 717, cuando "su pueblo fue llevado cautivo y dispersado por el imperio asirio, mientras que los colonos asirios fueron llevados a la ciudad en su lugar; Carchemish fue anexado formalmente a Asiria y puesto bajo un gobernador asirio". Hamath era originalmente una ciudad cananea ( G�nesis 10:18). En el momento de David, se hab�a convertido en el excremento de una monarqu�a independiente ( 2 Samuel 8:9, 2 Samuel 8:10), y as� continu� hasta su reducci�n por los asirios. Lo encontramos ligado con los hititas, los sirios de Damasco y los israelitas contra Asiria alrededor de B.C. 850. Sobre B.C. 720 fue tomada por Sargon, quien decapit� a su rey, y probablemente la redujo a ruinas. El nombre permanece en la moderna Hamah, donde se han desenterrado muchas inscripciones curiosas. Arpad fue atacado por Tiglath-Pileser en la primera parte de su reinado y reducido a sujeci�n. Se rebel� en conjunci�n con Hamath de Sarg�n, y fue severamente castigado ('Monarqu�as antiguas', l.s.c.). �No es Samaria como Damasco? Esta menci�n de Samaria entre las ciudades subyugadas y arruinadas puede ser sin duda prof�tica; pero la conexi�n con Carchemish, Hamath y Arpad, todas ellas ciudades reducidas por Sarg�n en los a�os a. C. 720-717 � se�ala m�s bien que el verso es hist�rico, y parece indicar que la fecha de toda la profec�a � versos 5-19 � es posterior a la captura de las ciudades, y por lo tanto no antes de B.C. 716.

Isa�as 10:10

Como mi mano ha encontrado los reinos de los �dolos. "Encontrado" aqu� significa "alcanzado", "castigado ... subyugado". Est� bastante de acuerdo con las ideas asirias que los pa�ses conquistados deber�an llamarse "reinos de los �dolos" (literalmente, "sin dioses"). Los monarcas asirios consideraban a sus propios dioses como solos realmente merecedores del nombre, e hicieron una gran guerra con el objeto de demostrar la superioridad de sus deidades sobre las de sus vecinos. De ah� su pr�ctica de llevarse a los �dolos de las diversas ciudades que conquistaron, o de inscribirles "las alabanzas de Asshur". Y cuyas im�genes esculpidas; m�s bien, y sus im�genes grabadas. Sobresali�. En preciosidad de material o en mano de obra, o ambos. Los asirios se acercaron a identificar a los �dolos con los dioses mismos. Los de Jerusal�n y de Samaria. Los principales �dolos samaritanos eran los becerros de oro en Dan y Betel; pero, adem�s de esto, "se establecieron im�genes y arboledas en cada colina alta y debajo de cada �rbol verde" ( 2 Reyes 17:10), im�genes de Baal y Ashtoreth, y quiz�s Beltis, y Chemosh, y Moloch Incluso en Jud� y en Jerusal�n misma hubo �dolos. Acaz "hizo im�genes fundidas para Baalim" ( 2 Cr�nicas 28:2). La serpiente de bronce fue adorada como un �dolo en Jerusal�n hasta que Ezequ�as la destruy�; y probablemente, incluso despu�s de la reforma de Ezequ�as ( 2 Reyes 18:4), muchos jud�os retuvieron en privado las im�genes, que �l requiri� que destruyeran ( 2 Cr�nicas 31:1). Isa�as ya hab�a declarado, hablando de Jud� m�s que de Israel, "Su tierra est� llena de �dolos; adoran el trabajo de sus propias manos, lo que sus propios dedos han hecho" ( Isa�as 2:8).

Isa�as 10:11

�No deber�a ... hacer lo mismo con Jerusal�n y sus �dolos? El orador ignora el hecho de cualquier diferencia de g�nero entre la religi�n de Judea y la de los pa�ses vecinos. Habla como si no supiera nada de ninguna religi�n sin �dolos. Sin duda, las ideas asirias sobre el tema de la religi�n de los jud�os eran en este momento, como lo fueron a�n m�s tarde ( 2 Reyes 18:22), extremadamente vagas e incorrectas.

Isa�as 10:12

Por qu�; m�s bien, pero. El resultado final ser� tal como "el asirio" poco esperado. Cuando el Se�or ha realizado toda su obra. El "trabajo" asignado a Asiria fue la destrucci�n del reino de Israel, y una parte en el juicio, castigo y disciplina de Jud�. La �ltima tarea parece haber sido la humillaci�n de Manas�s, lo que provoc� su arrepentimiento ( 2 Cr�nicas 33:11). Poco despu�s de esto comenzaron los problemas que llevaron a su destrucci�n. Voy a castigar El cambio repentino de la tercera a la primera persona es duro y anormal, pero no sin paralelos en otros pasajes de Isa�as (ver Isa�as 3:1; Isa�as 5:3, Isa�as 5:4, etc.). El fruto del coraz�n corpulento; es decir, las acciones, el lenguaje, etc. que flu�a de la robustez del coraz�n, tal lenguaje, por ejemplo; como el de los vers�culos 8-11 y 13, 14. Del rey de Asiria. La amenaza no se dirige contra ning�n rey en particular, como Sarg�n o Senaquerib; pero contra la monarqu�a misma, que de principio a fin fue accionada por el mismo esp�ritu y respiraba el mismo tono de orgullo, ego�smo y crueldad. (Vea las inscripciones reales, passim, que se vuelven m�s repugnantes a medida que pasa el tiempo).

Isa�as 10:13

Porque �l dice. Ni este discurso ni el de Isa�as 10:8, ni tampoco el que se da en Isa�as 37:24, Isa�as 37:25, deben considerarse como hist�ricos en el sentido de ser enunciado real de cualquier monarca asirio. Todos son discursos imaginarios, compuestos por el profeta, mediante los cuales expresa en su propio idioma los pensamientos que los reyes asirios ten�an en sus corazones. He eliminado los l�mites de la gente; m�s bien, de los pueblos. Los monarcas asirios toman como uno de sus t�tulos "el eliminador de l�mites y puntos de referencia". Y han robado sus tesoros. El saqueo de los pa�ses conquistados es registrado constantemente por los monarcas asirios como uno de los resultados m�s importantes de cada expedici�n exitosa. No se representa con poca frecuencia en las esculturas. He humillado a los habitantes como un hombre valiente. El pasaje es oscuro; y se han dado muchas representaciones diferentes. Quiz�s lo mejor sea el del Sr. Cheyne: "He derribado, como un poderoso, a los que se sentaron en tronos". Abbir, sin embargo, la palabra traducida "poderoso", como a menudo significa "un toro" (ver Salmo 22:12; Salmo 50:13; Salmo 68:30; Isa�as 34:7; Jeremias 1:11).

Isa�as 10:14

Mi mano ha encontrado como nido las riquezas de la gente; m�s bien, de los pueblos. A los asirios les gusta comparar a sus enemigos con las aves; pero la met�fora exacta aqu� utilizada, creo, no aparece en las inscripciones. Los tesoros de las naciones son como huevos encontrados en nidos desiertos, que el cazador recoge sin ning�n riesgo, ni siquiera el m�s m�nimo. Toda la tierra. Hip�rbola oriental. Los monarcas asirios a menudo dicen que "han sometido a todas las razas de hombres", o "llevaron la gloria de su nombre a los confines de la tierra", o "derrocaron a los ej�rcitos del mundo entero en la batalla". Se asom�; m�s bien, chirrido (ver nota en Isa�as 8:19). Ninguno de los habitantes ofreci� una resistencia tan d�bil como la de un p�jaro cuando le roban el nido.

Isa�as 10:15

�Se jactar� el hacha? Aqu� el profeta toma la palabra y reprende a Asiria por su locura al olvidar, o no percibir, que ella es un mero instrumento, como un hacha, una sierra, una vara o una cosa. La sierra ... el que la sacude; m�s bien, el que lo mueve de aqu� para all�. Se alude a la acci�n de aserrar. Como si la varilla se sacudiera contra los que la levantan; m�s bien, como si una varilla los moviera de un lado a otro para levantarlo. Que Asiria se afirme como si fuera independiente de Dios es como una vara que intenta balancear la mano que la sostiene. Es una inversi�n completa del orden natural de las cosas. O como si el personal se levantara solo, como si no fuera madera. Traducir, o como si el personal d levantara lo que no es madera; es decir, "como si un personal deber�a tomar medidas y levantar a su titular, que no es madera, sino carne y sangre".

Isa�as 10:16

Por eso el Se�or ... enviar� entre sus gordos la delgadez. Una continuaci�n de Isa�as 10:12, que muestra cu�l ser� la naturaleza del castigo de Asiria. El profeta lo expresa con dos im�genes: primero, la de una enfermedad degenerativa; y en segundo lugar, el de un incendio. La primera imagen expresa esa decadencia gradual del esp�ritu nacional que mina la fuerza vital de una naci�n; el segundo es m�s adecuado para denotar alg�n ataque externo bajo el cual la naci�n debilitada deber�a sucumbir. Hay rastros, en la historia posterior de Asiria, tanto de una creciente debilidad interna a trav�s del lujo y el afeminamiento, como de violentos ataques externos que culminaron en la invasi�n combinada de Mediana y Babilonia, antes de la cual su poder colaps�.

Isa�as 10:17

La luz de Israel Un nuevo nombre de Dios. La idea en la que se basa se puede encontrar en los Salmos (Salmo 27:1; Salmo 84:11), y nuevamente en Isa�as ( Isa�as 60:19). Dios ilumina a su pueblo, lo anima, lo consuela espiritualmente, como la luz del sol ilumina, alegra y consuela a los hombres f�sicamente. Cristo, como Dios verdadero, es "la verdadera Luz, que ilumina a todo hombre que viene al mundo" ( Juan 1:9). Ser� por un incendio. Como el mismo fuego material que da luz, calor y comodidad puede arder y destruir, as� la luz espiritual, al encontrar material adecuado, se quema y consume. El fuego que devora Asiria debe ser encendido por Dios. Su santo; es decir, "el Santo de Israel" (ver Isa�as 1:4). Quemar� y devorar� sus espinas y sus zarzas. La destrucci�n de Asiria se parecer� a la de Israel, en el que Asiria fue el instrumento ( Isa�as 9:18). Ser� tan completo, tan terrible y tan definitivo. En un d�a. Apenas "en una batalla" (Cheyne); porque la destrucci�n de Asiria se vio afectada por muchas batallas, muchos asedios y muchos estragos agotadores. "En un d�a" significa "al mismo tiempo", "dentro de un breve espacio". No es para �l tomado literalmente.

Isa�as 10:18

Bosque ... campo fruct�fero. "Bosque" y "campo fruct�fero" (carmelo) a veces est�n unidos, a veces contrastados. Literalmente, denotan bosques silvestres y cultivados. Usados ??simb�licamente, como aqu�, no tienen la intenci�n de designar diferentes partes de la gloria de Asiria, sino transmitir la idea de que la destrucci�n ser� universal. Tanto el alma como el cuerpo. Aqu� la met�fora se cae repentinamente, e Isa�as muestra que est� hablando del pueblo asirio, no de la tierra o sus productos. Su destrucci�n, por malvados que fueran, ser�a tanto de cuerpo como de alma. Como cuando un portador de estandarte fainteth; m�s bien, como cuando uno es tenuemente d�bil. Se indica postraci�n y agotamiento, de cualquier forma que se traduzca el pasaje.

Isa�as 10:19

El resto de los arboles; es decir, estos que escapan del incendio ser�n pocos; literalmente, un n�mero; es decir, tan pocos que su n�mero sea evidente.

Isa�as 10:20

CONSOLACI�N PARA LOS FIELES EN ISRAEL. La destrucci�n de Asiria ser� seguida �cu�n pronto, no se dice� por el regreso de un "remanente de Israel", no tanto a su propia tierra, como a Dios ( Isa�as 10:20, Isa�as 10:21). Sin embargo, el remanente no ser� m�s que un remanente: el juicio habr� superado el obst�culo del pueblo ( Isa�as 10:22, Isa�as 10:23). A�n as�, hay razones para que los fieles se animen y sean de buen coraz�n; Asiria pronto recibir� un cheque ( Isa�as 10:24-23) - cuando sus ej�rcitos se abalancen sobre Jerusal�n, Dios se abalanzar� sobre ella ( Isa�as 10:28-23).

Isa�as 10:20

En ese dia; es decir, "en ese momento", el momento de la destrucci�n de Asiria. El remanente de Israel (ver Isa�as 1:9). Isa�as hab�a indicado su firme creencia en la existencia de este remanente fiel y su regreso, en el nombre que le hab�a dado a su hijo, Shear-Jashub (ver nota en Isa�as 7:3). El escapado. Los que escapan de la destrucci�n causados ??por la invasi�n asiria. Nunca m�s se quedar� sobre el que los hiri�. Se nos dice en el Segundo Libro de Cr�nicas ( Isa�as 28:23) que Abaz "sacrific� a los dioses de Damasco que lo hirieron", y sabemos que tambi�n confi� en Tiglat-Pileser, quien "lo angusti� y no lo fortaleci� "( 2 Cr�nicas 28:21). Entre el "remanente" no habr� tales confianzas equivocadas. Pero permanecer� sobre el Se�or; es decir, "depositar�n su confianza en Dios, y solo en �l".

Isa�as 10:21

El Dios poderoso (comp. Isa�as 9:6). Sin embargo, el nombre no es mesi�nico en este lugar.

Isa�as 10:22, Isa�as 10:23

Estos vers�culos son exeg�ticos del t�rmino "remanente" y resaltan toda su fuerza. La promesa hab�a sido hecha a Abraham de que su simiente deber�a ser "como la arena del mar para la multitud" ( G�nesis 22:17). Esta promesa se hab�a cumplido ( 1 Reyes 4:20); pero ahora los pecados de la gente producir�an una inversi�n de �l. Ser�a un remanente, y solo un remanente, de la naci�n que escapar�a. Jud� tendr�a que comenzar de nuevo a partir de un nuevo comienzo (ver Esdras 2:64).

Isa�as 10:22

El consumo decretado desbordar� de justicia; m�s bien, la consumaci�n ( Daniel 9:27) determinada es una que rebosa de justicia (comp. Isa�as 28:22). El profeta significa que Dios est� a punto de visitar la tierra con un esp�ritu de justicia severa que no se puede esperar que m�s de un remanente sobreviva a la horrible visita.

Isa�as 10:23

El Se�or ... har� un consumo; m�s bien, una consumaci�n, un final final y decisivo de las cosas. Incluso determinado; es decir, "determinado de antemano". En medio de toda la tierra. "En toda la tierra", no solo en algunas partes de ella.

Isa�as 10:24

Oh mi pueblo ... no tengas miedo. Dios ahora se dirige a los que le son fieles entre la gente; no tienen que temer, �l los llevar� a salvo a trav�s de todos los problemas venideros. �l te herir�; m�s bien, si te golpea; o, aunque te hiera. A la manera de Egipto; es decir, como hicieron los egipcios en la opresi�n que precedi� al �xodo. El yugo de Asiria era pesado incluso sobre las naciones que se sometieron a ella. Ella afirm� que marchaba con sus ej�rcitos a trav�s de sus territorios a su gusto, y probablemente presion� a hombres y ganado a su servicio. Ella exigi� un gran tributo, y de lo contrario "angusti�" a sus muchos vasallos.

Isa�as 10:25

La indignaci�n cesar�; m�s bien, habr� un final de ira; es decir, "mi ira contra Israel llegar� a su fin": Israel ha sido castigado lo suficiente. Y mi barrena en su destrucci�n; m�s bien, y mi ira ser� por su destrucci�n; es decir, a la destrucci�n de los asirios.

Isa�as 10:26

El Se�or ... despertar� un flagelo para �l; o levanta un flagelo sobre �l. Isa�as usa la met�fora del "azote" nuevamente en Isa�as 28:16, Isa�as 28:18. Es raro en las Escrituras, aunque com�n entre los escritores griegos y latinos. Seg�n la matanza de Madi�n en la roca de Oreb (comp. Isa�as 9:4). La "matanza de Madi�n en la roca de Oreb" fue esa gran destrucci�n de los madianitas que fue iniciada por los trescientos bajo Gede�n, y completada por los hombres de Efra�n, de los cuales tenemos una cuenta en Jueces 7:19-7 . Su contraparte en la historia de Asiria parece ser la destrucci�n del ej�rcito de Senaquerib, como se relata en 2 Reyes 19:35. Como su vara estaba sobre el mar. Una alusi�n al ahogamiento del anfitri�n del fara�n en el Mar Rojo. Este fue un paralelo m�s cercano a la destrucci�n del ej�rcito de Senaquerib que la matanza de los madianitas, ya que fue completamente milagroso. Por "su vara" podemos entender la vara de Mois�s, dotado por Dios con poderes milagrosos ( �xodo 4:3, �xodo 4:4; �xodo 14:16, �xodo 14:27). A la manera de Egipto; es decir, "seg�n la manera de su acci�n en Egipto".

Isa�as 10:27

El yugo ser� destruido a causa de la unci�n; literalmente, antes del aceite; es decir, "el Ungido", principalmente Ezequ�as, "el ungido del Se�or" (2Sa 19:21; 2 Reyes 11:12; Lamentaciones 4:20) por el momento, pero con m�s rem�tase una vez al Mes�as, que rompe todas las bandas del malvado y se deshace de �l (Salmo 2:2, Salmo 2:3); y qui�n est� representado por cada pr�ncipe de la casa de David, como lo fue el mismo David.

Isa�as 10:28-23

Este retrato gr�fico de la marcha de un ej�rcito asirio en Jerusal�n probablemente no sea hist�rico, sino prof�tico. Isa�as lo ve en visi�n ( Isa�as 1:1) y lo describe como un testigo ocular. Actualmente no hay medios suficientes para decidir a qu� ataque en particular se refiere, o de hecho si la marcha es realizada por Senaquerib o Sarg�n. Sargon se llama a s� mismo en una inscripci�n "conquistador de la tierra de Jud�" (Layard, 'Inscripciones', Isa�as 33:8), y los detalles de la profec�a actual, especialmente el vers�culo 9, se ajustan al reinado de Sarg�n en lugar de la de su hijo, de modo que, en general, tal vez sea m�s probable que se describa alguna expedici�n de Sarg�n.

Isa�as 10:28

�l ha venido a Aiath. "Aiath" es probablemente Ai ( Josu� 8:1), con una terminaci�n femenina. Se encontraba a unas tres millas al sur de Betel, que se hab�a convertido en asirio con la conquista de Samaria. Si un ej�rcito asirio se reuniera en Betel, entrar�a naturalmente en territorio jud�o en Ai. Lo pasan a Migron; m�s bien, ha pasado por Migron. "Migron" se menciona como una aldea en el territorio de Gabaa de Benjam�n ( 1 Samuel 14:2); pero el Migron de este pasaje debe haber estado m�s al norte. �l ha acomodado sus carruajes; es decir, "ha dejado su tren de equipaje". Michmash estaba a unas siete millas al norte de Jerusal�n. El equipaje pesado podr�a dejarse all� convenientemente, especialmente porque era dif�cil de atacar ( 1 Samuel 14:4), mientras que un cuerpo de tropas ligeramente equipado corri� hacia Jerusal�n.

Isa�as 10:29

Se han ido por el pasillo. El "paso de Michmash" ( 1 Samuel 13:23) - el valle profundamente hundido, llamado ahora Wady Sutveinit, entre Michmash (Mukkmas) y Geba (Jeba). Se han alojado en Geba; o, en Geba descansan por la noche. Habiendo cruzado el wady, acampan en la cresta de las colinas que lo encierran en el sur. Ram� ... Gabaa de Sa�l. Ramah es, sin duda, Er-Ram, un pueblo en una eminencia, como su nombre lo indica, a unas seis millas al norte de Jerusal�n, y en el camino directo desde Beitin. Se cree que Gabaa de Sa�l ocup� el sitio del moderno Tuleil-el-Ful, dos millas m�s cerca de Jerusal�n. Ciertamente es un lugar distinto de Geba. Los habitantes evacuan estos dos lugares durante la noche.

Isa�as 10:30

Alza tu voz, hija de Gallim. Gallim y Laish deben haber sido aldeas entre Geba y Jerusal�n; pero es imposible arreglar su sitio. Anathoth (ahora Aaata) obtiene menci�n en Joshua como una ciudad de refugio en el territorio de Benjamin ( Josu� 21:18). Era el lugar de nacimiento de Jeremiah (Jeremias 1:1). Gallim fue el lugar de nacimiento del hombre que se convirti� en el segundo esposo de Michal, la hija de Sa�l. Laish no se menciona en otra parte. Haz que se escuche a Laish; m�s bien, escucha, oh Laisha.

Isa�as 10:31

Madmenah ... Gebim. Estos son, como Gallim y Laisha, pueblos por lo dem�s desconocidos. Deben haber estado a una milla o dos de Jerusal�n, hacia el norte. Sus habitantes vuelan cuando se acercan los asirios.

Isa�as 10:32

Hasta ahora permanecer� en Nob ese d�a; literalmente, sin embargo, ese d�a (es �l) en Nob para detener. Los asirios acampan en Nob, la ciudad sacerdotal destruida por Sa�l ( 1 Samuel 22:19), 1 que evidentemente estaba a la vista de Jerusal�n. La conjetura del mayor Wilson, que ocupaba el sitio del Scopus posterior, es probable.

Isa�as 10:33

El Se�or ... desgarrar� la rama con terror. Se pretende un control de las armas asirias, pero de qu� naturaleza no est� claro. El "aplastamiento de la rama con terror" podr�a indicar un p�nico, como el que se apoder� de los sirios e hizo Benhadad II. levanta el asedio de Samaria ( 2 Reyes 7:6, 2 Reyes 7:7). Pero las expresiones usadas m�s adelante, "talladas", "cortadas", "caer�n", m�s bien implican una derrota.

Isa�as 10:34

�l cortar�; o, uno comer� abajo; Jehov� siendo, sin duda, destinado. L�bano (comp. Ezequiel 31:3, "He aqu�, el asirio era un cedro en el L�bano"). Aqu� la comparaci�n se ampl�a, y Asiria aparece como el propio L�bano con todos sus bosques de cedros. Por uno poderoso; m�s bien, uno glorioso (comp. Isa�as 33:21, donde la palabra aqu� usada �adir� es un ep�teto de Jehov�).

HOMIL�TICA

Isa�as 10:3

Dios es el �nico refugio seguro del hombre en el d�a de la calamidad.

"Dios es nuestro refugio y fortaleza, una ayuda muy presente en problemas. Por lo tanto, no temeremos, aunque la tierra sea removida, y las monta�as sean llevadas al medio del mar; aunque sus aguas rujan y se turben, aunque las monta�as tiemblan con su hinchaz�n "(Salmo 46:1). As� cant� el salmista, y as� lo sintieron Israel y Jud�, siempre que se aferraran a la adoraci�n a Jehov�, y lo sirvieran, y se esforzaran por cumplir sus leyes. A medida que su fidelidad flaqueaba, y se enfriaron en su servicio, y se dejaron atraer por las religiones sensuales de las naciones a su alrededor, su confianza en Jehov� se fue, y ya no pod�an mirarlo como un Refugio. �A d�nde, entonces, deber�an mirar? �Deber�a ser para los dioses de las naciones? o a alianzas extranjeras? o a sus propios brazos fuertes y corazones intr�pidos?

I. DIOSES FALSOS SIN SEGURO REFUGIO. Acaz en un tiempo "sacrific� a los dioses de Damasco que lo hirieron" ( 2 Cr�nicas 28:23), pensando en obtener ayuda de ellos; pero "fueron la ruina de �l y de todo Israel". Otros reyes de Jud� e Israel confiaron en Baal, o Chemosh, o Moloch, o Beltis, o Ashtoreth. Pero ninguno de ellos encontr� un "refugio seguro". De hecho, �c�mo deber�an ayudar los dioses falsos, cuando son ficciones de la imaginaci�n, meras entidades o esp�ritus malignos, rebeldes contra el Todopoderoso, arrojados por �l desde el cielo? Si es lo primero, no pueden tener ning�n poder, porque �c�mo deber�a salir algo de la nada? Si estos �ltimos, son impotentes, en cualquier caso contra Dios, que ha demostrado su incapacidad para resistirse a �l, y podr�a en cualquier momento aniquilarlos con una palabra.

II LOS REYES DE LA TIERRA SIN SEGURO REFUGIO. "No conf�es en los pr�ncipes, ni en ning�n hijo del hombre, porque no hay ayuda en ellos" (Salmo 146:3). Oseas confi� en Shebek de Egipto (So), Ezequ�as en Tirhakah, Sedequ�as en Fara�n-Hophra; pero todos estaban igualmente decepcionados. Incluso Acaz no obtuvo ninguna ventaja real de su apelaci�n a Tiglat-Pileser, quien "lo angusti�, pero no lo fortaleci�" ( 2 Cr�nicas 28:20). La ayuda exterior es siempre algo pobre en lo que confiar; porque el extranjero necesariamente consulta principalmente su propio inter�s, que puede encontrar en conflicto con el nuestro en cualquier momento. Deje que todo vaya bien y se incurre en una obligaci�n, que puede costarnos m�s de lo que negociamos para pagar. Dejemos que las cosas salgan mal, y tal vez experimentemos el destino del caballo cuando pidi� ayuda al hombre contra el ciervo. En el mejor de los casos, las potencias extranjeras solo pueden ayudarnos contra el hombre, no contra Dios. Nunca pueden ser un "refugio seguro". "Cesaos del hombre, cuyo aliento est� en sus fosas nasales, porque �de d�nde se le debe tener en cuenta?" ( Isa�as 2:22).

III. PROPIOS BRAZOS FUERTES Y CORAZONES FUERTES PARA HOMBRES SIN SEGURO REFUGIO. Sin duda, es mejor confiar en ellos que en dioses falsos o pr�ncipes volubles. En muchos aspectos, esto nos ayudar� mucho. Pero que llegue un momento de graves problemas, de una fuerza hostil abrumadora presionando sobre una naci�n, o un profundo dolor o una enfermedad peligrosa sobre un individuo, y su debilidad e insuficiencia se muestran de inmediato. En un caso, el hombre fuerte se ha encontrado con uno m�s fuerte, y todas sus luchas no hacen m�s que aumentar sus sufrimientos. En el otro, el coraz�n y las manos fallan cuando se les llama. El marco incondicional est� abatido por el dolor o la enfermedad; el coraz�n est� "marchito como la hierba" (Salmo 102:4), o se vuelve "como cera derretida" (Salmo 22:14). El hombre descubre, en estas circunstancias, que no tiene fuerza ni un "s� mismo" y, a menos que pueda encontrar un refugio externo, se pierde por completo. Felices aquellos que en esos momentos pueden sentir con David, El Se�or es mi Roca, y no Fortaleza, y mi Libertador; no Dios, no fuerza, en quien confiar�; mi Buckler, y el Cuerno de la salvaci�n y la Torre no "(Salmo 18:2)." El Se�or es mi Pastor; Nada me faltar�. Me obliga a acostarme en pastos verdes: me gu�a junto a las aguas tranquilas. �l restaura mi alma: me gu�a por los caminos de la justicia por amor de su Nombre. S�, aunque camino por el valle de la sombra de la muerte, no temer� mal alguno, porque t� est�s conmigo; tu vara y tu bast�n me consuelan "(Salmo 23:1).

Isa�as 10:5

Asiria, un notable ejemplo de orgullo y su castigo.

La historia no ofrece mejor ejemplo de orgullo y castigo que el de Asiria. El orgullo de los asirios es igualmente evidente en las Escrituras y en los monumentos nativos.

I. EL ORGULLO DE ASIRIA COMO SE MUESTRA EN LA ESCRITURA.

1. En la embajada de Rabshakeh 2 Reyes 18:19-12) Rabshakeh no solo se burla del poder militar de Judea y Egipto, sino que ridiculiza la idea de que Jehov� puede liberar a Jerusal�n si los asirios la atacan. "No escuches a Ezequ�as", dice, "cuando te convenza, diciendo: El Se�or nos librar�. �Alguno de los dioses de las naciones libr� en toda su tierra de la mano del rey de Asiria? �D�nde est�n los dioses de Hamath y de Arpad, �d�nde est�n los dioses de Sefarvaim, Hena e Ivah? �Han librado a Samaria de mi mano? �Qui�nes son ellos entre todos los dioses de los pa�ses que han librado su pa�s de mi mano? para que el Se�or libere a Jerusal�n de mi mano?

2. En las palabras por las cuales Isa�as expresa lo que estaba en el coraz�n de los reyes asirios, en Isa�as 10:8, Isa�as 10:13, Isa�as 10:14 y Isa�as 37:24, Isa�as 37:25.

II El orgullo de Asiria seg�n lo indicado por los monumentos. Aqu� podemos notar:

1. Los t�tulos asumidos por los reyes, que son los siguientes: "el gran rey", "el rey poderoso", "el rey de reyes", "el se�or de los se�ores", "el monarca supremo de los monarcas", "el favorito de los grandes dioses", "el ilustre jefe armado con el cetro y ce�ido con el cintur�n del poder sobre la humanidad", y cosas por el estilo.

2. El desprecio se derram� sobre los adversarios, que son "personas malvadas", "herejes imp�os", "enemigos de Asshur", "traidores" y "rebeldes".

3. La reclamaci�n de una serie de �xitos ininterrumpidos, sin notificaci�n de una sola derrota, o incluso un cheque, como alguna vez sufrieron las armas asirias. Su orgullo proh�be a los monarcas permitir que alguna vez experimenten un rev�s.

III. El castigo de Asiria. La ca�da de Asiria es repentina, extra�a, anormal. Parece en el cenit de su poder, extendiendo su brazo por un lado a Etiop�a, por el otro a Lydia y las costas del Egeo, cuando, casi sin previo aviso, su gloria sufre un eclipse. Una naci�n salvaje del norte, anteriormente casi desconocida, invade su tierra, devasta sus campos, amenaza sus pueblos, destruye su prosperidad material. Apenas ha pasado esta visita, cuando es atacada desde el este. Un viejo enemigo, contendido y despreciado durante mucho tiempo, de alguna manera maravillosa ha aumentado en fuerza y ??asume una actitud amenazante. Ella tiembla, pero pone una cara audaz y se enfrenta al peligro. Invocando en su ayuda a las fuerzas de sus aliados, se retira dentro de los fuertes muros de su ciudad capital, y all� espera el ataque. Pero el jefe de los aliados sujetos abandona su est�ndar, se liga con su enemigo principal y se une al asedio de N�nive. Despu�s de una obstinada defensa, la ciudad cae, y con ella el imperio, que ha durado casi siete siglos. La ca�da es extra�a, repentina, tr�gica, asombrosa. La escritura sola revela su causa. Las Escrituras nos lo presentan como la obra de Dios: su juicio sobre el orgullo de Asiria, su castigo predeterminado y claramente predicho. Porque "el hacha se jact� contra el que cortaba con ella, y la sierra se engrandeci� contra el que la mov�a" ( Isa�as 37:15), "por lo tanto, el Se�or, el Se�or de los ej�rcitos, envi� entre los gordos flacos de Asiria , y bajo su gloria encendi� un ardor como la quema de un fuego ", y ella fue consumida," alma y cuerpo ", y dej� de ser una naci�n.

La advertencia puede ser tomada en serio por los pa�ses modernos, que se oponen a Dios; por cient�ficos modernos, quienes en el orgullo de su intelecto niegan a Dios; y por los irreligiosos en general, que pr�cticamente lo niegan y lo desaf�an.

Isa�as 10:27

Bendiciones a trav�s de la unci�n.

Las bendiciones llegan a los hombres "a trav�s de la unci�n" de dos maneras:

(1) indirectamente, a trav�s de la unci�n de Jes�s;

(2) directamente, a trav�s de su propia unci�n.

I. A TRAV�S DE LA UNCI�N DE JES�S. La unci�n de Jes�s fue esa completa santificaci�n de su naturaleza humana por el Esp�ritu Santo, que result� de su uni�n m�s cercana y perfecta con las otras Personas de la siempre bendecida Trinidad, por la cual su naturaleza humana nunca qued� un instante sin la gracia del Esp�ritu. influencia, pero siempre, a medida que se desarroll�, se santific� en todas las partes en el mayor grado posible.

1. Por lo tanto, nos llega la bendici�n de tener un Patr�n perfecto y uno personal. Los est�ndares abstractos de virtud son todos m�s o menos imperfectos y son d�biles para conmovernos; no crean entusiasmo; No sacan amor. Necesitamos un est�ndar personal: un ejemplo a quien podamos imitar, un maestro a quien podamos admirar, un amigo a quien podamos apreciar en nuestro coraz�n. Los fil�sofos antiguos le dijeron a los hombres que se esforzaban por ser buenos, que buscaran al hombre m�s virtuoso que pudieran encontrar y luego lo imitaran. Pero cada modelo meramente humano era imperfecto; cada uno llev� a sus seguidores m�s o menos por mal camino. Es nuestra felicidad tener un Modelo perfecto, una Persona real; Uno cuyo car�cter est� tan claramente representado que no podemos confundirlo; Uno a quien podamos sentir que es realmente un amigo; Alguien a quien podamos reverenciar y amar a la vez.

2. Tenemos, adem�s, a trav�s de la unci�n de Jes�s, la bendici�n de una completa y completa satisfacci�n y expiaci�n por todos nuestros pecados. No se pod�a hacer expiaci�n por los pecados de otros sino mediante un sacrificio inmaculado. Jes�s estaba impecable, "a trav�s de la unci�n". Por lo tanto, es "a trav�s de la unci�n" que tenemos nuestra confianza perfecta en la reconciliaci�n que se ha hecho por nosotros, nuestros pecados borrados y nuestro perd�n obtenido de un Dios ofendido, que nos recibir� en su Hijo y por los m�ritos de su Hijo.

II A TRAV�S DE LA PROPIA UNCI�N DE LOS HOMBRES. "Tenemos una unci�n del Santo" ( 1 Juan 2:20), si somos cristianos, y a trav�s de esa unci�n obtenemos m�s bendiciones de las que podemos enumerar; como

(1) consuelo y aliento de aquel que es "el Consolador" ( Juan 14:26), que alienta a las almas humildes y anima a los que est�n deprimidos e infunde esperanza en aquellos que est�n listos para desesperarse de su salvaci�n;

(2) la fuerza de Aquel que es m�s fuerte que el hombre, que puede entrar en nuestros corazones y darnos el poder tanto para querer como para hacer lo que le plazca;

(3) liberarnos de la esclavitud del pecado a trav�s del "Esp�ritu libre", que es capaz de vencer a Satan�s, y liberarnos de la esclavitud a los malos h�bitos, y hacernos siervos libres y dispuestos de Dios;

(4) luz y conocimiento de la verdad del que es "el Esp�ritu de verdad", entre cuyos dones est�n la sabidur�a, el conocimiento, la fe, el discernimiento de esp�ritus y la profec�a ( 1 Corintios 12:8);

(5) santidad del "Santificador", el Esp�ritu Santo, el "Esp�ritu de santidad" ( Romanos 1:4). La unci�n del Esp�ritu Santo una vez recibida por la misericordia de Dios, natural y casi necesariamente, a menos que entristezcamos y venguemos al Esp�ritu por nuestra perversidad, permanece en nosotros ( 1 Juan 2:27), y nos ense�a y gu�a nosotros, y nos fortalece y nos sostiene, y purifica nuestros corazones y nuestras vidas, y nos permite crecer en gracia, y presionar siempre hacia la marca de nuestro alto llamamiento en Cristo, y ser m�s y m�s conforme a la imagen de aquel a quien Dios no dio su Esp�ritu "por medida" (Jn 3: 1-36: 84).

HOMILIAS DE E. JOHNSON

Isa�as 10:5

Asiria la vara de Jehov�.

I. UN PODER DE GUERRA PUEDE SER EL INSTRUMENTO PENAL DE LA PROVIDENCIA. Aqu� se describe a Asiria como el "bast�n de la ira de Jehov�", la "vara de su ira", designada para marchar contra un pueblo que ha excitado la indignaci�n divina. Mientras saquea y mima, y ??contin�a su camino devastador, puede ser en efecto como Atila, el "flagelo de Dios", destinado como una tempestad saludable para purificar el aire moral de una era corrupta y prepararse para una mejor sanidad. estado.

II AUNQUE EL QUE ES PERO UN INSTRUMENTO DE OTRO PUEDE IGNORAR SU OFICINA Y TRABAJO. Los pensamientos del asirio est�n empe�ados en la destrucci�n. Su motivo es la ambici�n personal. Con orgullo altivo, no solo sobrevalora su poder, sino que tambi�n confunde su naturaleza. Sus cortesanos, se jacta, son iguales a los reyes. Todas las tierras extranjeras sin distinci�n deben cumplir con la misma condena de �l. Como los reinos paganos del norte han sido sometidos por �l, poderosos y muchos como los dioses, as�, el peque�o reino de Jud�, con sus pocos dioses o �dolos, no podr� resistirlo. Como pagano, el asirio reconoce, aunque de manera equivocada, el poder de la religi�n como el pilar de un estado. Los �dolos o fetiches son para �l los signos de un verdadero poder sobrenatural que reside en la naci�n.

III. DENUNCIACI�N DIVINA DE LA GLORIA VANOSA. Cuando Jehov� ejecute sus juicios en el momento adecuado, este orgullo insolente ser� castigado.

1. Su locura expuesta. El profeta lee el coraz�n del vano y glorioso conquistador. Se dice a s� mismo: "Fue la fuerza de mi mano, fue la claridad de mi propia inteligencia, la que logr� estas victorias, lo que derrib� a mis poderosos enemigos. Era como un ni�o que saqueaba un nido desierto".

2. Su falacia reprendi�. Es como si el hacha se jactara de que hace el trabajo del abanico, o como si la sierra se jactara contra el aserrador, o el bast�n se jactara de que balancea la mano del que lo sostiene, que el sin vida El instrumento levanta la mano viva. �Cu�n profundamente estos pensamientos atraviesan la tradici�n de Israel hasta Pablo, quien usa la imagen del alfarero y el barro de manera similar! Dice Lord Bacon: "Fue dise�ado con precisi�n por AEsop; la mosca se sent� sobre el arbol de la rueda del carro y dijo: '�Qu� polvo levanto!' As� que hay personas vanidosas de piedra, que todo lo que va solo o se mueve por medios m�s grandes, si tienen tan poca mano en �l, piensan que son ellos quienes lo llevan ". Pero

"Todo servicio tiene el mismo rango con Dios: con Dios, cuyos t�teres, mejores y peores, somos nosotros; no hay �ltimo ni primero". - J.

Isa�as 10:16

Juicio y conversi�n.

I. CIFRAS DEL JUICIO. El asirio se ve bajo la imagen de un cuerpo robusto y bien alimentado, en el que aparece una enfermedad degenerativa. Juicio divino Una vez m�s, ese juicio se representa como un fuego llameante, encendiendo y devorando espinas y acabando r�pidamente con la imponente belleza de los �rboles del bosque, la agradable sonrisa del fruct�fero campo. El remanente del hu�sped pronto se contar� "en los dedos", ya que un ni�o podr�a contar los tallos a�n en pie en un bosque devastado por el elemento ardiente. La decadencia de un hombre enfermo, por �ltimo, puede representar la ca�da del poder de una naci�n. En el mejor de los casos, �qu� es la humanidad sino una flor que se desvanece en su orgullo? Como leemos en el 'Prometeo' de Esquilo, "Su fuerza, es fuerte; su belleza, �es justo? �Qu� esperanza tienen ellos, estos moribundos, viviendo un d�a? �C�mo un sue�o que van, esta pobre ciega? virilidad, derivado de su final! " Y a la luz de la desaprobaci�n moral, del juicio divino, una naci�n en decadencia parece estar bajo una plaga, cuyos estragos no pueden ser controlados. �D�nde est�n las civilizaciones antiguas, Asiria, Babilonia, Egipto, Grecia, Roma? Su ra�z fue atacada hace mucho tiempo, y su flor se convirti� en polvo. El explorador, desenterrando una estatua aqu� o descifrando una inscripci�n, nos ayuda a construir la imagen de ciudades que eran magn�ficos poemas en piedra, de una vida a la que no se le neg� ning�n secreto de placer o de poder. �Se alcanzaron en vano tales alturas para la humanidad? �Fueron las obras de reyes poderosos los esfuerzos de gigantes que lucharon contra Dios? M�s bien digamos que es �l quien levanta y baja, levanta para ilustrar la grandeza del esp�ritu del hombre, su aliento; se arroja para mostrar la amargura del orgullo humano y la vanidad de las ambiciones humanas. A medida que examinamos los restos de las "torres cubiertas de nubes y palacios magn�ficos" de N�nive y Pers�polis, se nos recuerda que todo el esplendor de la tierra no es m�s que un sue�o, del cual debemos despertarnos una y otra vez para encontrarnos en lo espiritual. lo unico eterno; a la derecha el �nico trono duradero de potentados; en la dulce felicidad de millones, no en la multitud de hombres armados, el espejo de la voluntad de Dios en la tierra.

II CONVERSI�N A TRAV�S DEL JUICIO. Fueron las falsas confianzas las que corrompieron a Jud� e Israel. Como la fe en los verdaderos objetos de la fe no es m�s que fuerza, la ilusi�n que nos tienta a confiar donde no hay nada en lo que apoyarnos realmente debe traicionarnos. Los hombres bajo tales ilusiones confiar�n en su enemigo mortal como un amigo �ntimo; invitar� a la punta del arma dirigida al coraz�n; "se mantendr�n sobre los que los hieren". Somos criaturas fl�cidas y ca�das. Rara es la persona que camina con la cabeza bastante erguida, con el ojo imparablemente fijo en lo invisible, con el coraz�n atado en principio solo. Si anhelamos semblante en nuestras debilidades, mucho m�s en nuestros proyectos serios. Y nunca hubo locura, debilidad, tonter�a o pecado, por lo que no se puede encontrar a los c�mplices. Nunca hemos buscado la confirmaci�n en puntos de vista que nunca deber�an haber sido entretenidos, pero la hora del desencanto ha llegado, tarde o temprano. La ca�a se rompe, la cisterna gotea; los cimientos suaves dan, y la grieta siniestra aparece en nuestra vivienda. Y luego volvemos a "permanecer fieles en el Santo de Israel". O eso es lo que el profeta pronostica el efecto del desencanto de su pueblo. "El remanente regresar�, el remanente de Jacob al Dios-H�roe". �l, el �nico Jefe, el �nico l�der de batalla, como el �nico Pr�ncipe de paz, se encontrar� de nuevo en el d�a de la adversidad, al menos por unos pocos. Al igual que en la antig�edad, pero unos pocos se salvaron en el arca de la gran inundaci�n, por lo que de estos juicios desbordados que deben descender, unos pocos, aunque solo unos pocos, podr�n escapar. Se debe hacer un fin p�blico y tomar una decisi�n sobre estas controversias entre Jehov� y su pueblo, y no se puede retrasar ni evitar.

1. Para la conciencia prof�tica parece, en cualquier �poca, que "el mundo entero yace en la maldad", y que los justos son un remanente muy peque�o.

2. Hist�ricamente, tal punto de vista parece ser bueno. En �pocas cr�ticas, Inglaterra probablemente ha sido salvada por los pocos virtuosos, cristianos, que se niegan a s� mismos.

3. Pero la historia es demasiado profunda para cualquier lectura o interpretaci�n mortal. Si las naciones han fallecido a pesar de que ten�an un n�cleo de corazones verdaderos entre ellas; Si Israel a�n permanece, aunque su l�mpara ha sido retirada de su puesto, hay, sin duda, un significado m�s profundo en las palabras del profeta. Es el "remanente" que nos ha dado nuestras Escrituras hebreas. Del caldero del sufrimiento, el exilio, la tristeza externa, sali� el oro fino del gran profeta del cautiverio y de muchos de los salmistas. Toda naci�n que deja pensamientos nobles y divinos para la posesi�n de la humanidad para siempre; cada individuo que, fuera del desastre de los errores de la vida, lega un legado de verdad a la posteridad, cumple de alguna manera las profec�as de la recuperaci�n del remanente.

Isa�as 10:24-23

El poderoso yac�a bajo.

I. ANIMACI�N CONTRA EL TEMOR. Que Jud� no tema a la asiria, que, como el egipcio en los d�as de anta�o, empu�a sobre ella la vara del esclavo. En poco tiempo, la marea caliente de la ira divina pasar� de Israel, y los asirios la sentir�n. El azote que se estableci� en la antig�edad en la parte posterior del opresor egipcio ser� blandido sobre las cabezas de los asirios. Su carga caer� del hombro de Jud�, del cuello de Jud� el yugo. El proverbio dice: "Un joven est� arruinado por la grasa", y tambi�n la masa hinchada del cuerpo asirio se derrite. Hay una obra de teatro en hebreo sobre las palabras "yugo" y "juventud". El profeta en un cuadro de palabras pinta la marcha hacia adelante del gran anfitri�n. R�pidamente se acerca, extendi�ndose tembloroso y causando huida ante �l. Clamores impactados por el p�nico suenan a trav�s de los valles, y de colina en colina se da la alarma. Los fugitivos entran por las puertas de la ciudad. El invasor ya est� en Nob, cerca de Jerusal�n, y tiene la mano en alto, por as� decirlo, para golpear la colina sagrada con un golpe mortal. Entonces, de repente, su propia corona es hendida por la mano de Jehov�; los altos guerreros con cresta caen como los �rboles en el bosque ante el hacha del le�ador. Este L�bano de lanzas guerreras, este moles lelli, est� postrado ante el "Majestuoso" cuyo asiento est� en Si�n.

II LECCIONES GENERALES Hab�a un rey ungido en Si�n, la representaci�n de la majestad de Jehov�, entonces; hay fuerzas espirituales, representativas del poder divino y la voluntad, que gobiernan en el mundo ahora. Hubo momentos de visi�n prof�tica en los que se vio claramente el vac�o del poder mundano, el destino de los reinos que no eran reinos de justicia. Son esos momentos ahora. �Qu� es fuerza sin justicia, n�meros sin principio? Un soplo de los labios de la Verdad eterna ser� suficiente para alejarlos. Todo eso fij� los ojos de la gente en terror fascinado, llen� sus o�dos de tumulto, sus corazones con conmoci�n, consternado, no el profeta. Parece mirar hacia arriba, con los pies firmemente plantados en un acantilado, sobre la oleada hirviente de abajo. Hay una mano que puede detener estas olas, una voz que puede ordenar: "Hasta ahora y no m�s; aqu� se mantendr�n tus orgullosas olas". Entonces, estos anfitriones se convertir�n en "cosas de las que est�n hechos los sue�os", estas columnas que se mueven hacia adelante se derriten en coronas de nubes, se vuelven delgadas y "no dejan atr�s nada".

"�El poder de los gentiles, desarmado por la espada, se ha derretido como la nieve en la mirada del Se�or!"

Nuestras preocupaciones y problemas pueden ser para nosotros personalmente como la invasi�n de un anfitri�n asirio. Si quisi�ramos conocer la confianza prof�tica, debemos vivir la vida prof�tica; el o�do atento, el coraz�n obediente: "arreglado, confiando en el Se�or". Nada puede traernos la paz, sacarnos de la degradaci�n de los temores que unman, sino la fe en nuestros principios. Deben triunfar al final; solo en ellos hay fuerza, libertad, victoria. J.

HOMILIAS DE W. CLARKSON

Isa�as 10:1

La impotencia del hombre bajo la ira de Dios.

Aqu� se declara expresamente la ira del Se�or contra el opresor. Nuevamente se nos recuerda:

1. Que Dios juzga a los que tienen autoridad sobre los hombres; que, sin embargo, estos puedan colocarse por encima del alcance de la justicia humana, no escapar�n de la retribuci�n divina.

2. Que Dios requiere especialmente una cuenta de nuestro tratamiento del sufrimiento y el dependiente. Quien hace da�o a la viuda o al hu�rfano debe esperar un ajuste de cuentas terrible con el lastimoso y justo ( Mateo 18:6). Pero la verdad especial que se nos proporciona en este pasaje es la absoluta impotencia del hombre y la certeza y severidad de su destino cuando Dios "se levanta para juzgar". Aprendemos-

I. QUE EL PECADO SE MUEVE A UN D�A DE JUICIO DIVINO. "El d�a de la visita" ( Isa�as 10:3) seguramente vendr�. La desolaci�n que est� almacenada puede tener que "venir de lejos"; puede estar fuera de la vista ahora; puede venir "como uno que viaja", puede ocultarse interviniendo d�as y semanas; Pero est� en camino. No es m�s seguro que el sol se mueva hacia el cielo occidental, la primavera se mueva hacia el verano, la juventud se mueva hacia la masculinidad y la virilidad hacia la edad y la muerte, que el pecado se mueva a un d�a de ira, de visita divina. Todo pecado toma este triste curso; no solo un pecado tan audaz y presuntuoso como el del texto, un mal cruel de parte de los designados para administrar justicia, sino toda desviaci�n de la voluntad revelada de Dios, y tambi�n el rechazo deliberado y persistente de ingresar a su servicio.

II QUE EN ESE D�A EL PECADO SE APOYAR� EN VANO EN SUS ANTIGUOS APOYOS. No solo las alianzas nacionales le fallar�n a la naci�n que Dios est� visitando con su disgusto, sino que todos los apoyos y consuelos con los que se han rodeado las almas individuales ser�n in�tiles. "�A qui�n huir�is por ayuda?" ( Isa�as 10:3). �Qu� brazo humano detendr� la mano levantada de Dios? �De qu� sirven las amistades humanas, los abundantes "recursos", las propiedades magn�ficas, el patrocinio real o principesco, los dispositivos del astuto consejero? �C�mo ser�n eliminados por la tempestad de su santa indignaci�n!

III. QUE EL PECADO SER� EXPUESTO A UNA PENALIDAD TRES.

1. P�rdida irreparable. "�D�nde dejar�s tu gloria?" ( Isa�as 10:3). Nuestros tesoros terrenales, nuestros poderes corporales, nuestros honores y posiciones mundanas, son cosas que la providencia punitiva de Dios nos quitar�; �Y d�nde est� el custodio a cuyas manos les podemos confiar? �Qui�n los recibir� de nosotros y nos los devolver�?

2. La esclavitud espiritual. "Se inclinar�n bajo los prisioneros" o "se inclinar�n entre los cautivos" ( Isa�as 10:4). El pecado lleva a una esclavitud cruel. Disposiciones malvadas, malos h�bitos, lujurias vergonzosas, "tienen dominio sobre nosotros" ( Romanos 6:16).

3. Muerte espiritual. "Caer�n bajo los muertos". Agregamos la verdad de bienvenida, no declarada o insinuada aqu�, pero revelada en otra parte:

IV. QUE AHORA HAY UN REFUGIO INIGUALABLE PARA EL ESP�RITU PENITENTE Y CREYENTE. � C.

Isa�as 10:5

El hombre en su locura y Dios en su justicia.

Tenemos una imagen gr�fica aqu� de:

I. HOMBRE EN SU FOLLY. Bajo el dominio de la locura que nace del pecado, el hombre.

1. Se entrega a dise�os que est�n m�s all� de su fuerza. ( Isa�as 10:7.) Est� "en su coraz�n" hacer cosas mucho m�s grandes, a menudo para trabajar maldades mucho m�s grandes, de las que tiene poder para ejecutar. Bajo el pecado, los hombres se entregan a una gran e incluso exagerada autoexageraci�n; La culpa es algo obsesivo.

2. Mira con peligrosa complacencia sus peque�os triunfos. ( Isa�as 10:8, Isa�as 10:9.) Tiene el "coraz�n corpulento" y las "miradas altas" ( Isa�as 10:12) que provienen de una conciencia de �xito , y cu�les son los precursores seguros de una mayor insensatez. Pocos hombres pueden soportar incluso los triunfos m�s peque�os, y a�n menos los m�s grandes. Cuando un hombre se encuentra complaciendo el esp�ritu de complacencia, es mejor que se cuestione severamente, ya que est� caminando en un "lugar resbaladizo".

3. Se atribuye a s� mismo lo que es suyo en un grado muy leve. ( Isa�as 10:13; vide 1 Corintios 4:7.) El hombre solo puede trabajar con los materiales que ha recibido de Dios, en las condiciones que Dios determine, dentro de los l�mites que Dios impone. "Todas nuestras fuentes est�n en �l". La actitud de autor arrogante es tan absurda como ofensiva.

4. Llega a conclusiones apresuradas e ignorantes. ( Isa�as 10:10, Isa�as 10:11, Isa�as 10:14.) El asirio ciego asoci� ignorantemente a los �dolos de otras tierras con "los �dolos de Jerusal�n". Ignoraba el nombre de Jehov� o lo colocaba al mismo nivel que otros dioses. Iba adelante con una confianza ciega que deber�a ser sacudida bruscamente, que deber�a romperse por completo. El hombre en su locura culpable asume que muchas cosas son verdaderas y que son absolutamente falsas; �l no hace preguntas, y su ignorancia lo enga�a total y fatalmente. Y no hay nada con respecto a que esto sea tan cierto como la naturaleza, el car�cter y la voluntad de Dios.

5. Es ciego hasta el final y el problema de sus acciones. "No quiere decir eso", etc. ( Isa�as 10:7). Bajo el dominio del pecado, el hombre se mueve por un camino que cree que lo llevar� al honor, al disfrute, al �xito, al triunfo; pero "el final de ese camino es la muerte". El ego�smo tiene su propio prop�sito a la vista, y cree con confianza en lograr su fin; pero detr�s o arriba es un Poder que no puede resistir, y que lo convierte en otro fin anti muy diferente.

II DIOS EN SU JUSTICIA. En todas partes presente, observando sin dormir, interponi�ndose poderosamente, es el gobernante justo de todos.

1. Castiga a su propia gente cuando se descarr�an. "Lo enviar� contra una naci�n hip�crita", etc. ( Isa�as 10:6); "Cuando el Se�or ha realizado toda su obra en el Monte Si�n" ( Isa�as 10:12). El juicio a menudo "comienza en la casa de Dios", con el pueblo de Dios. A quien el Se�or ama, �l castiga. Dios tiene un prop�sito amable en sus visitas; �l desea y dise�a el arrepentimiento y la restauraci�n, pero no escatima. �l habla de su propio pueblo como "el pueblo de su ira" ( Isa�as 10:6). Que ninguna "naci�n cristiana", "iglesia cristiana" ni hombre cristiano se envuelva (a s� mismo) en seguridad imaginaria. Dios puede tener una vara en la mano, incluso para Jud�, as� como para Asiria.

2. Abrumar� con humillaci�n a aquellos que se oponen imp�amente a su santa voluntad. ( Isa�as 10:15.)

3. Utilizar� a los imp�os como instrumentos en su mano de justicia y poder. ( Isa�as 10:5.) Senaquerib deber�a ser la vara con la cual la mano de Dios golpear�a. Dios puede hacer y har� que la ira y la ambici�n de los hombres sirvan al elevado prop�sito que tiene en mente. Por lo tanto, utiliz� a Fara�n, Ciro, Pilato y muchos otros, quienes pensaban que sus propios objetivos eran el problema final que se estaba forjando.

(1) �Cu�n indescriptiblemente humillante es el tributo involuntario que Dios puede obligarnos a rendir!

(2) �Cu�n inmensamente preferible es el servicio dispuesto que nos invita a ofrecer!

Isa�as 10:20

Salida y regreso.

El pasaje sugiere:

I. QUE AQUELLOS QUE CONOCEN A DIOS BIEN PUEDEN SER INDUCIDOS A RENUNCIARLO. Israel hab�a sido bien ense�ado por Dios; hab�a sido instruido cuidadosa y constantemente en la verdad divina; hab�a recibido algunas lecciones que bien podr�an haber sido profundamente plantadas en la mente. Sin embargo, Israel abandon� a Jehov�; dej� de confiar en su brazo de entrega y busc� alianza con Asiria. Entonces, nosotros, que deber�amos saber mucho mejor, abandonamos al Se�or, de cuyo poder, fidelidad y amor hemos aprendido tanto. En lugar de encontrar nuestra alegr�a y nuestra herencia en su servicio y amistad, recurrimos a las fascinaciones de un mundo seductor; En lugar de confiar en su ayuda prometida, recurrimos a la ayuda humana o a valores materiales.

II QUE CADA REFUGIO TERRESTRE SEA PRECARIO. Descansando en Asiria, Israel solo estaba "apoy�ndose en el que los hiri�". El bast�n sobre el que se apoyaban result� ser una vara que los lastim�. As� ha sido, una y otra vez, con alianzas nacionales y pol�ticas. Lo mismo ocurre con nuestras confidencias individuales en la tierra que en el cielo. Los valores materiales nos fallan; el barco se hunde, el banco se quiebra, la mina est� agotada, la empresa est� defraudada y tiene que liquidarse, el comercio declina y nuestro accesorio terrenal se ha ido. La ayuda humana sobre la que construimos desaparece; nuestro amigo enferma, o lo matan en el fatal accidente, o �l mismo es despojado e indefenso, o se aleja de nosotros y nos descarta. Nuestra esperanza se convierte en nuestra decepci�n, nuestro orgullo se convierte en nuestra verg�enza; nos hemos quedado en lo que nos golpea (ver Jeremias 17:5; Salmo 118:6; Isa�as 31:1).

III. QUE DIOS ESPERA EL REGRESO DE SU PUEBLO A S� MISMO. "Se quedar�n sobre el Se�or"; "El remanente volver� al Dios poderoso" ( Isa�as 10:20, Isa�as 10:21). Dios no solo no estaba dispuesto a que su pueblo volviera a �l, sino que les envi� su adversidad para que pudieran ver su locura e inclinar sus corazones hacia �l.

1. Dios est� afligido por nuestra partida de s� mismo, pero est� dispuesto a darnos la bienvenida.

2. �l env�a la adversidad que sugiere nuestro regreso. Cuando llega la hora oscura, cuando el alma se sienta desolada, cuando nuestro coraz�n est� herido por la mano que esper�bamos ayudar�a y nos curar�a, en ese d�a podemos escuchar la voz del Padre que hemos abandonado, llam�ndonos y diciendo , "Vuelve a m�"; "Sanar� tus reca�das, te amar� libremente" - C.

Isa�as 10:24-23

Rut y restablecimiento: interposici�n divina.

I. LA APARIENCIA DEL PODER SOBRESALIENTE EN EL LADO DEL PECADO. El profeta da una v�vida descripci�n en Isa�as 10:28 -38 de la marcha triunfante de los asirios. Todos y todo ceden ante su enfoque; la oposici�n se derrite ante �l; su adversario est� en su poder; su mano ya est� en el premio que busca. El pecado a menudo parece estar en una marcha que es irresistible y estar seguro de la victoria. N�meros, riqueza, aprendizaje, rango, riqueza, costumbre, h�bito, las fuerzas m�s poderosas conforman su anfitri�n conquistador. �No debe la verdad, la virtud, la piedad, capitular ante su convocatoria y dejar sus tesoros en manos imp�as? As� fue con el pecado en general cuando apareci� el Salvador, para levantar el est�ndar de la cruz contra su poder. As� ha sido, una y otra vez, con las fuerzas de la superstici�n, el escepticismo, el vicio, la impiedad, ya que estos han asaltado a alguna Iglesia de Cristo o alg�n siervo de Dios.

II Su arresto y derrocamiento por poder de buceo. Por irresistible que pareciera el ej�rcito invasor, su curso victorioso deber�a ser arrestado y sus anticipaciones confusas se desvanecieron (vers�culos 26, 33, 34). La mano del guerrero jactancioso, extendida en una amenaza despectiva (vers�culo 32), debe ser derribada y colgar indefensa. El golpeador deber�a ser azotado, la orgullosa palma desarmada, el gran bosque talado. La impiedad arrogante debe ser humillada, y "por el camino que vino, deber�a regresar". As� ha sido y as� ser�, en ocasiones a�n m�s serias y cr�ticas, Dios les dir� a los adversarios espirituales: "Hasta ahora ... y no m�s". Levantar� al profeta (Samuel, El�as, Juan, Pablo, Lutero, Wesley) o presentar� el despertar espiritual y el poder moral que encontrar� y vencer� los peores esfuerzos del pecado y el mal, e inminente. la derrota se transformar� en gloriosa victoria.

III. EL REESTABLECIMIENTO DE LA JUSTICIA. (Vers�culo 27.) La carga se quitar� del hombro, el yugo se tomar� del cuello; Habr� consuelo y libertad para el pueblo de Dios, para que puedan caminar nuevamente en los senderos de la justicia, para que puedan servir nuevamente en la vi�a del Se�or. Aprendemos tres lecciones:

1. Ese pecado exitoso puede dudar en su camino y temblar por el problema. Sin embargo, las apariencias pueden favorecerlo, y aunque el bot�n pueda parecer que ya est� en sus manos, hay un Poder a tener en cuenta que detendr� su marcha y consumir� sus esperanzas.

2. Esa amenaza de rectitud puede ser tranquilizada. No debe tener miedo de ning�n asirio (vers�culo 24), si contin�a o regresa a su integridad espiritual. El amor de Dios por los fieles permanecer�; cesar� su indignaci�n hacia los errantes que son penitentes (vers�culo 25).

3. Que la eliminaci�n de la servidumbre pecaminosa debe ser contempor�nea con la aceptaci�n del servicio santo y feliz. ( Mateo 11:28) .� C.

HOMILIAS POR R. TUCK

Isa�as 10:2

El vengador divino de los pobres.

La idea de un goel, o vengador, pertenece a las condiciones primitivas de la sociedad. Cuando no hab�a un gobierno establecido, ni polic�a, ni magistratura, cada individuo ten�a que proteger su vida, libertad y propiedad lo mejor que pod�a. La primera y m�s simple forma que adopt� la protecci�n mutua fue "la familia", y se estableci� el principio de que el pariente m�s cercano a una persona herida o asesinada deber�a vengar la lesi�n o la muerte. Como esto condujo a disputas entre las familias y las tribus que duraron por generaciones, y como era una especie de justicia dura que a menudo se convirti� en injusticia, Mois�s puso la vieja costumbre bajo limitaciones, nombrando tribunales apropiados para la soluci�n de disputas y protegiendo al homicida del vengador hasta el debido examen podr�a hacerse en las circunstancias de su delito. En una sociedad completamente civilizada, se organiza un sistema regular de derecho y magistratura; el individuo compromete su derecho de venganza personal a las autoridades reconocidas Por lo tanto, es de suma importancia para el bienestar de cualquier naci�n que la justicia sea libre para todos, sea perfectamente justa y sea un vengador pr�ctico de los pobres, los angustiado y agraviado. La naturaleza que Isa�as nos presenta en este pasaje revela una condici�n muy peligrosa de la sociedad. "Todas las formalidades de la justicia se observaron puntualmente. La decisi�n del juez injusto fue debidamente dada y registrada, pero el resultado de todo fue que los pobres, la viuda y los hu�rfanos no obtuvieron reparaci�n". "Ninguna gente ten�a estatutos y juicios tan justos como ellos, y sin embargo, los jueces corruptos encontraron formas de 'desviar a los necesitados del juicio', para impedir que vengan a su derecho y recuperen lo que les correspond�a, porque eran necesitados y pobres. , y de tal manera que no puedan obtener nada ni esperar ning�n soborno ". "No hay un signo m�s seguro de la miseria de un pueblo que el que se encuentra en la administraci�n corrupta de la justicia". Y se puede agregar que un pa�s est� en las fronteras de la revoluci�n, o de la calamidad, cuando la justicia ha abandonado sus esca�os de juicio, y no hay vengadores de males sociales.

I. EL ESTADO DE LA SOCIEDAD EN EL QUE LOS POBRES NO ENCUENTRAN AYUDA EN EL HOMBRE. Se sugieren dos casos.

1. Falta de obtener un juicio justo.

2. La condici�n dolorosa de las viudas.

Donde hay riqueza y lujo, seguramente habr� pobreza en caracter�sticas marcadas y terribles a su lado, como puede ilustrarse en las grandes y ricas ciudades europeas de nuestros d�as. La riqueza tiende a ir en la direcci�n de las clases; se drena de algunas clases, por lo que las enajena y las amarga, especialmente porque el resultado de la autocomplacencia es endurecer el coraz�n de un hombre contra su pr�jimo. La condici�n de las viudas en el Este es extremadamente dolorosa, porque no tienen derechos sobre la propiedad de su esposo, no tienen estatus social y son presa de los hombres malvados y dise�adores. La vida jubilada que llevan no les sirve para luchar por sus propios derechos o los de sus hijos. La imagen de una vida nacional en la que los agraviados no tienen juez, los pobres no son ayudantes y las viudas no tienen amigos, es extremadamente dolorosa. Los prejuicios ego�stas, de lujo y de clase deben haber sacado el coraz�n de tal reino.

II EN TAL ESTADO DE LA SOCIEDAD, LOS POBRES HAN AYUDADO EN DIOS. Esto puede ilustrarse a lo largo de las siguientes l�neas. Dios los ayudar� al:

1. El funcionamiento de sus leyes de juicio. En Grecia, los ilusos despreciados se multiplican y se convierten por fin en una fuerza destructiva, por un tiempo desintegrando la sociedad. Los esclavos al fin aprenden a combinarse y a vengarse de sus perseguidores. Las razas pisoteadas caen por un tiempo, como los terremotos dormidos, y actualmente estallan en revoluciones que son, en realidad, juicios divinos.

2. Por los ordenamientos de la providencia divina, que ponen a la naci�n en tal condici�n que la reforma de sus errores se vuelve inmediatamente necesaria para asegurar su existencia continua.

3. Por el levantamiento de ayudantes humanos. Hombres que defienden la causa de los pobres, y hacen que su voz y su condici�n sean escuchadas incluso en los lugares altos de una tierra. De inmediato el pensamiento se dirige a hombres como Wilberforce, el amigo del esclavo, y Howard, el amigo del prisionero.

4. Por consolaciones divinas especiales. Los pobres tienen sus mejoras, e incluso sus ventajas superiores; y no menos importante es esto: tienen pocos prejuicios que obstaculizan la recepci�n de la verdad Divina. A "los pobres se les predica el evangelio", y en cada �poca se descubre que "la gente com�n escuch� a Cristo" y oy� hablar de Cristo "con gusto".

Isa�as 10:5

Las anulaciones divinas.

La figura de Asiria como un poder engrandecedor se presenta aqu� ante nosotros. "Alrededor del a�o 1100 aC, el gobierno de Asiria, bajo Tiglat-Pileser I; se hab�a extendido desde Kurdist�n hasta el archipi�lago griego, incluido todo el L�bano y Fenicia. Pero una fuerte liga de los reyes hititas de Siria lo hab�a humillado y desgarrado efectivamente lejos de los sucesores del gran rey todos sus dominios en este lado del �ufrates. Despu�s de ciento cincuenta a�os de oscuridad, Asiria, una vez m�s, a mediados del siglo IX aC; bajo su rey guerrero, Assur-Nazirhabal, entr� en una carrera de conquista, y despej� sus territorios de origen de sus guarniciones babil�nicas. Fue sucedido por su hijo, Shalmaueser II; quien demostr� ser el Napole�n de su �poca. Despu�s de conquistar Babilonia, march� triunfante a las costas del Golfo P�rsico, y exigi� tributo de los peque�os reyes de Caldea. Pero estos triunfos solo encendieron su ardor militar. Ahora decidi� extender su imperio a la antigua grandeza que hab�a obtenido bajo Tiglat-Pileser I. El reino de Damasco y el estado s de Palestina corr�an as� peligro inminente. Lleg� a ellos una nueva era de lucha mortal, una lucha solo para terminar, despu�s de una agon�a de m�s de cien a�os, en la destrucci�n de Damasco y Samaria, y el vasallaje degradante de todas las naciones desde el Eufrates hasta el Levante. De aqu� en adelante, toda Asia occidental tembl� con el nombre de Asiria. Los cielos estaban negros de tempestades, conduc�an, con momentos de calma moment�neos, a lo largo de toda la extensi�n de Siria y Palestina "(Dr. Geikie). Observando a Asiria, observamos:

I. ASIRIA DISPUESTA, REALIZANDO SUS PROPIOS PLANES. Describe los hechos hist�ricos. El poeta parece estar mirando a este rey engrandecido decidido a impulsar sus conquistas hacia el Mediterr�neo y convertirse en due�o del mundo. La carrera y el esp�ritu del primer Napole�n est�n llenos de comparaciones efectivas. La lujuria de la conquista siempre crece con �xito, y el rey asirio no pens� m�s en Dios que Napole�n. Simplemente ten�a la intenci�n de servir a sus propios fines. Estos grandes conquistadores del mundo son ejemplos destacados de "tomar la vida en nuestro propio orden y moldearla resueltamente para nuestros propios fines". y tambi�n son ejemplos de la maldici�n para todos y la ruina para el hombre mismo, de toda vida obstinada.

II ASIRIA ANULADA REALIZANDO LOS PLANES DE DIOS. �Qu� suprema humillaci�n por conquistar Asiria fue esta declaraci�n prof�tica! En realidad, Asiria solo cumpl�a el prop�sito de Jehov�, conocido por los asirios, pero como el Dios de uno de los peque�os estados que se ver�an obligados a invadir. Asiria y su orgulloso rey eran solo la vara y el bast�n de Jehov�, ejecutando para �l la ferocidad de su indignaci�n. Asiria ahora era tanto la sierva de Dios que juzgaba y castigaba a Siria e Israel, como los hebreos hab�an sido siervos de Dios al exterminar a los cananeos, cuya copa de iniquidad se hab�a llenado y estaba atropellando. Dios hace que "la ira del hombre lo alabe, y el resto de la ira la frena".

III. HAY ALGUN CONSOLACI�N PARA LAS PERSONAS DE DIOS EN LAS ANULACIONES DE DIOS. Siempre debemos tratar de mirar m�s all� del peque�o plan del hombre y ver c�mo encajan las cosas en el gran plan de Dios. Puede que nunca estemos satisfechos con c�mo son las cosas, deber�amos pedirle a Dios que nos ense�e lo que son. No hay fuerzas trabajando en el mundo moral o intelectual de hoy que est�n fuera del alcance de Dios. Nunca necesitamos estar abatidos. Los prop�sitos de la gracia son prop�sitos dominantes. Siempre es cierto que "el hombre propone, y Dios dispone". Como atractivo pr�ctico, demuestre cu�n importante para nosotros es que debemos ser parientes con Dios, encajar en sus prop�sitos y hacer su voluntad, no solo por su dominio y dominio, sino por nuestro propio esp�ritu de entrega, sumisi�n y servicio alegre. ; nunca diciendo: "�Qu� debo hacer?" pero siempre mirando a Dios y diciendo: "Se�or, �qu� quieres que haga?" - R.T.

Isa�as 10:12

Los juicios de Dios sobre el orgullo.

"Estos son los sentimientos y las jactancias de Senaquerib, un orgulloso monarca asirio, que vio y trat� a las ciudades tal como nosotros en �frica vimos y tratamos a los nidos de avestruces, cuando se interpusieron en nuestro camino; tomamos los huevos como si hubieran sido nuestros. , porque los hab�amos encontrado, y porque no hab�a poder que nos lo impidiera. Sennacherib tambi�n se apoder� y saque� las ciudades con tan poca compulsi�n como incautamos los huevos del avestruz ausente; sin pensar nunca en la miseria para la vida que �l trajo. en muchas familias pac�ficas, que no hab�an hecho nada para herirlo u ofenderlo "(Campbell). Asiria hizo m�s que otros reinos conquistadores al fusionar nacionalidades independientes en un gran imperio. Ser un "eliminador de l�mites y puntos de referencia" era el t�tulo en el que un rey asirio se regodeaba m�s.

I. EL PELIGRO DEL �XITO EN LA VIDA ES EL ORGULLO. Ilustrado en Nabucodonosor, Salom�n, etc. Vea las jactancias en este pasaje.

II EL ORGULLO, MANTENIDO DENTRO DE LOS L�MITES, PUEDE SER CORREGIDO POR AGENCIAS ORDINARIAS. Como el fracaso, la desilusi�n, cae en la tentaci�n, temporadas de aflicci�n. Hay algo de orgullo en todos nosotros, que nos pone bajo la mano de Dios.

III. CUANDO EL ORGULLO VIENE A TOMAR EL HONOR QUE SE DEBE A DIOS SOLO, DEBE SER ABUELAMENTE ABIERTO. Como en los casos de Nabucodonosor, Herodes en Tiro, etc. Y si Dios parece retrasarse en sus humildes, podemos estar seguros de que es solo que el hombre orgulloso puede terminar el trabajo que, desconocido para s� mismo, Dios lo est� haciendo. hacer. Entonces bien podemos aprender a estar siempre agradecidos por la gracia recibida, los talentos confiados, las oportunidades dadas y los logros ganados; pero nunca se jacte, nunca piense ni diga: "Lo he hecho"; "Mi brazo me ha conseguido esta victoria". Al�grate, si debes jactarte, como Pablo, de lo que Dios ha forjado en ti y por ti; pero nunca presumas de lo que has forjado, ya que es una ley siempre necesaria y necesaria que "el orgullo debe caer" y que "el Se�or ser� exaltado en ese d�a".

Isa�as 10:15

El hombre, el instrumento de Dios.

Este pasaje es muy humillante para el orgullo del hombre que lo lleva a decir: "Soy m�o; puedo hacer lo que quiera con mis propios poderes y vida". Ese orgullo se rompe al decir: "No es as�; no eres tuyo; eres de Dios; �l te hizo; �l te da todo; te usa para sus propios prop�sitos". El hombre m�s orgulloso, rico y poderoso del mundo puede parecer algo. En realidad, �qu� es �l? Un hacha, una sierra, un bast�n en manos de Dios, para cumplir su voluntad. �Qu� tonto es que el hacha se jacte contra el trabajador o el personal para resistir al hombre vivo que lo usa! La verdad que proponemos ilustrar es que el hombre nunca puede ser otro que el instrumento de Dios, usado por �l para el logro de sus prop�sitos divinos. No podemos encontrar nada m�s que Dios haya creado sin un prop�sito y un fin para su existencia. Vientos y aguas, metales y rocas, flores y �rboles, sol y lluvias, verano e invierno, d�a y noche, enfermedades y muerte, todas son herramientas de Dios. Ning�n insecto zumba en la noche de verano, pero ha recibido su comisi�n del Se�or del cielo y la tierra. No una flor abre su seno te�ido en el seto, sino que obedece la voz de Dios. Ni un p�jaro aviva el aire con su ala ondulante, sino que se apresura a cumplir las �rdenes del Se�or. El mundo est� lleno de herramientas en las manos de Dios. A medida que ascendemos en la escala de la creaci�n, solo encontramos que los seres superiores tienen un trabajo superior que hacer; son herramientas m�s sutiles, preparadas para hacer un trabajo m�s h�bil, pero nunca dejan de ser herramientas. El hombre puede ser la corona de la creaci�n, pero solo es una criatura y est� listo para hacer el trabajo m�s delicado y particular de Dios. Hasta donde podemos entender la historia de nuestro mundo, podemos ver que grandes naciones han sido levantadas para hacer ciertas cosas por Dios, y las han hecho, ya sea con su voluntad o en contra de ellas. Egipto fue criado para educar a la infancia del pueblo elegido de Dios. Asiria fue levantada, como vemos en este cap�tulo, para ser la vara de Dios con la que podr�a castigar a su pueblo por su pecado. Babilonia fue comisionada para proteger los a�os de cautiverio jud�o. Grecia fue exaltada para mostrarle al mundo que "lo bello" no es necesariamente "lo bueno". Roma demostr� al mundo que la "restricci�n de la ley" nunca puede tomar el lugar de la "libertad de justicia". Las naciones g�ticas fueron comisionadas para derrocar una civilizaci�n degradada y desgastada. Francia muestra c�mo la pasi�n por la "gloria" puede llevar a los hombres por mal camino. Am�rica ilustra los principios del autogobierno. Inglaterra cuenta lo que se puede lograr bajo la inspiraci�n del deber. Todo hombre prominente, que sobresale notablemente de sus compa�eros, es una herramienta de Dios. Del fara�n se dice: "Por esta causa te he levantado, para dar a conocer mi poder en ti". De Ciro, quien fue designado para organizar el regreso del cautiverio, se dice: "Te ce��, aunque no me has conocido". La individualidad de cada hombre est� dispuesta precisamente para el prop�sito de Dios en �l. Se convierte en el pensamiento m�s opresivo que cada uno de nosotros no es solo una herramienta, sino una herramienta de un tipo espec�fico, y forma, y ??peso, y fuerza, y agudeza, adaptados y atendidos para ese trabajo preciso que Dios quiere hacer mediante nosotros. Entonces, �qu� haremos con este hecho de que el hombre es el instrumento de Dios? �En qu� relaci�n lo mantendremos?

I. PODEMOS NEGAR EL HECHO Y HACER ESTE APOYO NUESTRA REBELI�N. Tal vez nadie haya dicho, sobria y pensativamente, "No hay Dios". Los hombres lo dicen alardeando de su orgullo, como excusa por su maldad; y por el agrado de sus vidas; pero la Escritura revela su secreto cuando dice: "No les gusta retener a Dios en sus pensamientos". La dificultad es moral, no intelectual. Incluso un hombre malo dif�cilmente se atrever�a a decir: "Incluso si hay un Dios, �l no tiene derechos en m�; soy m�o; me gobierno a m� mismo; me cuidar� para siempre". Y, sin embargo, la vida de muchos hombres, en efecto, dice: "No soy hacha, ni sierra, ni bast�n, de Dios; no ser�". "El hacha se jacta contra el que con ella corta, y la sierra se magnifica contra el que la sacude". La escritura se refiere a tales hombres. Nabucodonosor; Jon�s Asiria; Herodes en Tiro. �Y qu� debe seguir siempre cuando el "potsherd lucha contra su Creador?"

II PODEMOS ACEPTAR EL HECHO, PERO LO PERVERTIMOS, Y POR LO TANTO NOSOTROS MISMOS INDIFERENTES A LAS DISTINCIONES MORALES. Un hombre puede decir: "S�, soy una herramienta de Dios; mi vida est� planeada para m�; todo est� predestinado d�nde estar�, lo que har�; por lo tanto, no puede haber una diferencia real entre lo correcto y lo correcto. mal; todo lo que hago no puedo evitar hacerlo, estaba destinado a hacerlo; yo solo soy el hacha o la sierra; la virtud reside solo en aquel que me usa y cuyo poder no puedo resistir ". Todos estamos expuestos a la tentaci�n de tratar este hecho sublime de la relaci�n de Dios con nosotros de la manera m�s triste y equivocada. Al perder la distinci�n entre lo correcto y lo incorrecto de nuestras vidas, corremos el peligro de perder a Dios por completo como un Ser moral, y de transformarlo en la "Jove que empuja la nube" con la que so�aron los paganos. �No podemos ver que cuando Dios habla de los hombres como su hacha o su sierra, es como usar un s�mbolo, que responde solo en parte? El hombre no est� de acuerdo con la naturaleza del hacha o la sierra; pero su inteligencia, sus poderes, su voluntad, entran en una relaci�n de dependencia de Dios y servicio a �l, tal como lo hace la sierra con el hombre. La voluntad superior de Dios toma en cuenta la voluntad del hombre, e incluso desarrollar�a sus planes de gracia a trav�s de esa voluntad humana.

III. PODEMOS RECIBIR ESTE HECHO Y HACER QUE NUTRIMA UNA OBEDIENCIA DIARIA. �Fue la vida del ap�stol Pablo una vida libre, noble y bendecida? �l no era m�s que una herramienta en las manos de Dios. "Ve por tu camino; eres un vaso escogido para m�, para llevar mi Nombre delante de los gentiles". No se resisti�; no dej� que el hecho de ser la herramienta de Dios lo llevara a la indiferencia. Acept� alegremente la voluntad de Dios para �l; �l ajust� su voluntad a la voluntad de Dios, y dijo: "S�, lo mejor para m� es lo que Dios requiere de m�, que yo vaya y predique a los gentiles". �Hay gloria moral en la vida del Se�or Jesucristo en la tierra? Resulta del hecho de que incluso �l, en su manifestaci�n terrenal, era una herramienta en las manos de Dios, y le gustaba ser una herramienta. Encaj� su mente en la mente de Dios para decir: "He aqu�, vengo a hacer tu voluntad, oh Dios". "Mi carne y mi bebida es hacer la voluntad de mi Padre que est� en el cielo". La verdad ante nosotros, en este nuestro texto, nos tambalea y nos aplasta si intentamos resistirnos. Es realmente rico en consuelo y ayuda si lo aceptamos, ajustamos nuestra voluntad y placer a la voluntad y el placer de Dios para nosotros y decimos: "El plan de Dios para m� es mi plan para m�. El lugar de Dios, el trabajo de Dios, las dificultades de Dios , Las penas de Dios, la ayuda de Dios para m�, son las cosas que hubiera elegido para m� mismo, si tuviera la sabidur�a suficiente para elegir ". La verdad del texto ser� un obst�culo para nosotros hasta que verdaderamente conozcamos a Dios. Entonces se vuelve para nosotros una gloria y una jactancia. �Por qu� el beb� de un d�a debe ser configurado para dirigir el barco cuando el Se�or de los vientos y los mares est� a bordo? �Por qu� un extra�o debe conducirse a trav�s de los bosques sin senderos de la vida cuando el Padre Dios que todo lo ve y todo lo sabe ofrece la mano gu�a? �Qu� puede ser mejor para nosotros que ser hacha, sierra, bast�n, en manos de aquel que es bueno, sabio, amoroso, fuerte, nuestro Padre Todopoderoso?

Isa�as 10:20

Permanecer en el Santo.

"El remanente de Israel y la fuga de la casa de Jacob ya no depender�n de smiter, sino de Jehov�, el Santo de Israel, en fidelidad" (traducci�n de Cheyne). El punto del vers�culo es que el remanente de Israel es completamente destetado de sus falsas confidencias y regresa al Dios verdadero. La �nica esperanza para preservar las libertades de Jud�, Israel y Siria era que se unieran contra el creciente poder de Asiria. Pero, en lugar de eso, Israel y Siria se combinaron contra Jud�, y ambos debilitaron sus propias manos, y llevaron a Jud� a buscar la ayuda de Asiria, lo que inevitablemente aceler� el derrocamiento de los tres reinos. Por muy pol�tico que parezca ser el atractivo de Jud� para Asiria, era totalmente indigno del pueblo de Jehov�, que tantas veces hab�a demostrado su fidelidad y poder; as� que, por amarga experiencia, tuvieron que aprender que deb�an "cesar del hombre" y confiar completamente en el Dios vivo (Jeremias 17:5). "Su experiencia del fracaso de esa falsa pol�tica deber�a llevarlos a ver que la fe en Dios era, despu�s de todo, la verdadera sabidur�a". De esto aprendemos por nosotros mismos que las experiencias santificadas de nuestra vida traer�n los mismos resultados; la confianza en uno mismo y la confianza en el hombre se desmoronar�n por completo y la confianza en Dios se establecer� por completo. Podemos detenernos en las siguientes etapas de la experiencia de la vida.

YO PUEDO. Esto expresa el esp�ritu de confianza, fuerza consciente y esperanza que caracteriza a la juventud. Nada parece ser imposible. La vida debe rendir lo mejor a la energ�a.

II Lo har� Este es el primer esfuerzo del hombre para cumplir con la sensaci�n de fracaso. Las cosas no saldr�n como �l desea. No puede alcanzar todo lo que puede desear. Pero al principio no lo admitir�. Por lo tanto, pide voluntad para reforzar la capacidad y hacer un esfuerzo conjunto para dominar la discapacidad. La energ�a misma de la voluntad del hombre es una media confesi�n de la debilidad del hombre.

III. NO PUEDO. Este es el tema de la lucha, tarde o temprano, para cada hombre. Fuerza y ??se esforzar� por moldear la vida de otra manera que Dios designa; y por m�s que los �xitos temporales alentadores puedan probar, cada a�o trae sus desilusiones y angustias, y finalmente el grito se levanta, m�s o menos amargamente, "No es en el hombre que camina para dirigir sus pasos".

IV. PUEDO, A TRAV�S DE �L QUE ME FORTALECE. Este es el tema correcto de la experiencia humana. La gran lecci�n de vida. La ense�anza del Esp�ritu de Dios. La reuni�n para el servicio celestial. La confianza no probada es solo profesi�n. La experiencia nos lleva a "permanecer sobre el Santo". - R.T.

Isa�as 10:27

El poder de la unci�n.

Este vers�culo es extremadamente dif�cil, porque contiene una figura po�tica que las asociaciones modernas no explican f�cilmente. Literalmente, parece decir: "El yugo ser� destruido antes que el aceite" o "la grasa". Para varias explicaciones, vea la parte Expositiva del Comentario. Lo que est� claro es que el yugo mencionado es la esclavitud de Asiria puesta en la casa de David. Este yugo ser� retirado actualmente. La raz�n profunda de la eliminaci�n es que en la casa de David yace el aceite, el aceite de la unci�n que lo consagr� a Jehov�. Jehov� seguramente librar� a aquellos que tienen relaciones de pacto con �l (comp. Isa�as 37:35). La referencia puede ser

(1) por el bien de Ezequ�as;

(2) por el bien de David;

(3) por el bien de su pueblo;

(4) por el bien del Mes�as.

El pasaje que mejor explica la figura del texto es 1 Juan 2:27: "Pero la unci�n que has recibido de �l permanece en ti, y no necesitas que ning�n hombre te ense�e: sino como la misma unci�n ense�a". de todas las cosas, y es verdad, y no es mentira, y tal como te lo ha ense�ado, permanecer�s en �l ". Tomando lo anterior como la vista del pasaje, el tema que se nos presenta es el siguiente: la consagraci�n de un hombre a Dios es una consideraci�n constante que da forma a los tratos divinos. Israel era una raza ungida, la casa de David era una familia ungida, por lo tanto, para ellos ninguna calamidad pod�a ser abrumadora; todos deben estar sujetos a graciosas mitigaciones divinas, y todos deben ser reparados en su influencia.

I. A LAS CARGAS Y YUJOS "UNGIDOS" DEBEN VENIR.

1. Porque no son perfectos.

2. Porque est�n siendo perfeccionados.

3. Porque tales cargas y yugos son agencias morales precisas y eficientes en el trabajo de perfeccionamiento. (Para la configuraci�n cristiana de esta verdad, vea Hebreos 12:4.)

II EN LAS CARGAS Y YUJOS "UNGIDOS" NO PUEDEN QUEDARSE, porque, al tener un objeto definido, tambi�n tienen un tiempo limitado. Se convertir�an en males sin mitigar e in�tiles si permanec�an despu�s de que su prop�sito moral se hubiera forjado. Esto puede aplicarse a todas las calamidades y aflicciones de la vida. El grado, el tiempo, la forma, est�n todos en estricto control Divino. De hecho, toda aflicci�n es "pero por un momento".

III. PARA LOS "UNGIDOS" HAY AYUDA EN LLEVAR CARGAS Y YUKOS MIENTRAS QUE DEBEN QUEDARSE. Dios est� con todos los j�venes hebreos leales cuando est�n en el fuego. "Cuando pases por el agua, estar� contigo". Cuando las espinas perforan, "mi gracia es suficiente para ti". "Por lo tanto, podemos decir con valent�a: El Se�or es mi ayudante; no temer� lo que el hombre pueda hacerme".

Información bibliográfica
Exell, Joseph S; Spence-Jones, Henry Donald Maurice. "Comentario sobre Isaiah 10". Los Comentarios del Púlpito. https://beta.studylight.org/commentaries/spa/tpc/isaiah-10.html. 1897.
 
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