Lectionary Calendar
Saturday, September 28th, 2024
the Week of Proper 20 / Ordinary 25
Attention!
Tired of seeing ads while studying? Now you can enjoy an "Ads Free" version of the site for as little as 10¢ a day and support a great cause!
Click here to learn more!

Bible Commentaries
Isaías 32

Los Comentarios del PúlpitoLos Comentarios del Púlpito

Buscar…
Enter query below:

Versículos 1-20

SECCION VIII. UNA PROFEC�A DEL REINO DE MES�AS ( Isa�as 32:1).

EXPOSICI�N

Isa�as 32:1

UNA PROFEC�A DEL REINO DE MES�AS. Generalmente se permite que esta profec�a sea mesi�nica; pero algunos cr�ticos insisten en que no es as� "en un sentido estricto". Consideran que Isa�as espera que el reino del Mes�as siga inmediatamente a la incomodidad de Senaquerib, y que espera que Ezequ�as lo inaugure. Seg�n este punto de vista, Ezequ�as, renovado en car�cter, iba a ser el Mes�as, y podr�a haber sido as� si hubiera sido "igual a las demandas providenciales sobre �l". Pero �l no estaba; y la tarea de establecer el reino cay� a "otro", en una fecha posterior. Es m�s simple considerar que el profeta busca a un mayor que Ezequ�as (comp. Isa�as 7:14; Isa�as 9:6), pero ignora cu�n pronto o cu�n tarde ser� su venida.

Isa�as 32:1

Un rey ... pr�ncipes. Delitzsch y el Sr. Cheyne traducen: "el rey ... los pr�ncipes"; pero el hebreo no da ning�n art�culo. El anuncio es vago y corresponde a los de otros profetas, como el de Jerem�as (Jeremias 23:5), "He aqu�, vendr�n d�as en que levantar� a David una rama justa, y un rey reinar� y prosperar� ; " y de Zacar�as ( Zacar�as 9:9), "Al�grate mucho, hija de Sion ... mira, tu Rey viene a ti". Los "pr�ncipes" del texto son las autoridades menores que el rey establecer�a sobre su reino, es decir; los ap�stoles y sus sucesores. En justicia ... en juicio. El gobierno del Mes�as ser� una regla de estricta justicia y derecho, ofreciendo el contraste m�s fuerte con el que los jud�os han estado viviendo desde la �poca de Josafat (ver Isa�as 1:15; Isa�as 3:1, etc.)

Isa�as 32:2

Un hombre ser� como un escondite del viento, etc. Los cr�ticos de m�dem en su mayor�a expresan "cada hombre", es decir. el rey y cada uno de sus pr�ncipes. Pero es, por decir lo menos, permisible, con Vitringa y Kay, considerar que la palabra se refiere solo al rey (comp. Zacar�as 6:12, donde ish, un hombre, se usa en el mismo vago camino de Aquel que claramente es el Mes�as). Nunca hubo sino un hombre que pudiera ser para otros hombres todo lo que se predica en este vers�culo del "hombre" mencionado (comp. Isa�as 25:4, donde casi los mismos ep�tetos se predican de Dios). Un encubierto; es decir, una protecci�n contra la ira divina. Tal es el Mes�as en su car�cter mediador. R�os de agua; es decir, refrescante y estimulante (comp. Isa�as 55:1; Juan 4:14; Juan 7:37). La sombra de una gran torre. A la vez refrescante y protector (ver Isa�as 25:4).

Isa�as 32:3

Los ojos de los que ven no ser�n tenues. En el reino del Mes�as no habr� ceguera judicial, como la amenazada en Isa�as 6:9, Isa�as 6:10, y descrita en Isa�as 29:10, Isa�as 29:11; pero los hombres ver�n la verdad claramente (comp. Isa�as 29:18; Isa�as 35:5; Mateo 13:16, etc.). Las orejas.; escuchar� es decir, "oir� y subestimar�" (comp�rese "El que tiene o�dos para o�r, que oiga").

Isa�as 32:4

El coraz�n tambi�n de la erupci�n; es decir, de aquellos que eran precipitados y apresurados, que no se daban tiempo para comprender las advertencias dirigidas a ellos, o para pensar en el verdadero car�cter de sus acciones. Estos, en el reino del Mes�as, "tendr�n el don del discernimiento para percibir las cosas en su verdadera naturaleza" (Delitzsch). La lengua de los tartamudos. La lengua de aquellos que hasta ahora han hablado vacilante e inconsistentemente sobre temas morales y religiosos estar� lista, es decir; r�pido y con ganas de hablar sobre ellos con claridad y elegancia. La gracia dada a los pescadores sin educaci�n de Galilea les permiti� predicar y ense�ar la verdad del Evangelio, no solo con claridad, sino con refinamiento.

Isa�as 32:5

La persona vil ya no se llamar� liberal; m�s bien, la persona tonta, como se traduce com�nmente nabal ( Deuteronomio 32:6; 2Sa 3:33; 2 Samuel 13:13; Salmo 14:1; Salmo 39:8; Salmo 74:22, etc.) - un hombre como el" Nabal "de 1 Samuel 25:1. Los hombres tienden a confundir las distinciones morales y a llamar a los "tontos" que desperdician su sustancia en festejos y juergas "generosos" o "liberales", y a los negros (churls) que atesoran sus riquezas "hombres c�lidos", "hombres ricos", "" hombres bien para hacer en el mundo "(ver Isa�as 5:20; y comp. Arist., 'Eth. Nic.,' 2.8, � 3; Thucyd; 3.82). Esta perversi�n de la verdad no se obtendr� en el reino del Mes�as. Abundante; m�s bien, rico (comp. Job 34:19, donde la misma palabra se traduce como "rico").

Isa�as 32:6

Porque la persona vil hablar� villan�a, etc .; m�s bien, porque el necio habla necedad, y su coraz�n hace maldad, practica blasfemias y pronuncia errores contra Joacab, haciendo vaciar el alma de los hambrientos; s�, la bebida de los sedientos har� que falle. El profeta parece tener el retrato de Nabal en su mente y tomarlo como el tipo de clase.

Isa�as 32:7

Los instrumentos. El Sr. Cheyne traduce "las maquinaciones", lo que da un mejor sentido; pero la interpretaci�n apenas se ve confirmada por el uso paralelo del t�rmino c'li en las Escrituras o en otros lugares. C'li propiamente significa "vasijas", "armas", "implementos". El dise�a dispositivos perversos; m�s bien, dise�a tramas. La palabra "�l" es enf�tica. A diferencia del tonto, que pasivamente hace el mal a trav�s de la irreflexi�n, el negro dise�a activamente planes astutos contra sus semejantes. �l busca enga�ar a los pobres de sus derechos mediante falso testimonio (comp. Isa�as 1:17, Isa�as 1:23; Isa�as 3:14, Isa�as 3:15; Isa�as 5:28, etc.), incluso cuando el necesitado habla bien; es decir, "tiene derecho a su lado". La traducci�n en el texto es preferible a la del margen.

Isa�as 32:8

Por las cosas liberales se mantendr� firme; o, a las cosas liberales. El hebreo tendr� cualquier sentido.

Isa�as 32:9

SECCION IX. DENUNCIAS ADICIONALES DE ISRAEL, UNIDAS A LAS PROMESAS ( Isa�as 32:9).

UN REBUKE DE LAS MUJERES. A primera vista, podr�a parecer como si tuvi�ramos aqu� un discurso separado del profeta, unido accidentalmente con el pasaje anterior ( Isa�as 32:1). Pero Isa�as 32:15 proporciona un enlace de conexi�n entre las dos partes del cap�tulo y hace probable que se hayan entregado al mismo tiempo. El Sr. Cheyne supone que la indiferencia de un grupo de mujeres, reunidas a poca distancia de los hombres a quienes Isa�as hab�a dirigido los vers�culos 1-8, provoc� que el profeta se volviera repentinamente hacia ellas y les hablara en t�rminos de advertencia.

Isa�as 32:9

Levantate. Las "hijas descuidadas" est�n sentadas o recostadas en los sof�s, a gusto. El profeta les pide que se pongan de pie para escuchar un mensaje de Dios (comp. Jueces 3:10). Vos mujeres que est�n a gusto; es decir, "que est�n satisfechos de s� mismos y autocomplacientes". La palabra empleada casi siempre tiene un mal sentido (ver 2 Reyes 19:28; Job 12:5; Salmo 123:4; Am�s 6:1; Zacar�as 1:15). Oye mi voz. Esta cl�usula debe adjuntarse a la primera mitad del verso. El orden de las palabras en el original es: "Ustedes, mujeres tranquilas, lev�ntense y oigan mis palabras; hijas descuidadas, escuchen mi discurso".

Isa�as 32:10

Muchos d�as y a�os estar�is turbados; m�s bien, en un a�o y d�as; es decir, "en menos de dos a�os". El objetivo del profeta no es fijar la duraci�n del problema, sino marcar el momento de su comienzo (comp. Isa�as 29:1). �Te turbar�s? m�s bien, temblar�s o te estremecer�s ( Deuteronomio 2:25; Salmo 77:18; Salmo 99:1; Isa�as 5:25; Isa�as 64:2; Jeremias 33:9, etc.). Mujeres descuidadas; m�s bien, ustedes confiados. La palabra es diferente de la empleada en Isa�as 32:9 y Isa�as 32:11. La cosecha fracasar�; literalmente, ha fallado: "el perfecto de la certeza prof�tica" (Cheyne). Algunos cr�ticos entienden un fracaso literal o destrucci�n de la cosecha a trav�s de la invasi�n de los asirios. Otros sugieren una referencia �nica a Isa�as 5:4. La vi�a del Se�or (Jud�) ha fallado por completo en producir uvas, no hay recolecci�n, por lo tanto, la destrucci�n caer� sobre ella.

Isa�as 32:11

Temblar ... estar preocupado. La repetici�n de este vers�culo es, como siempre, enf�tico. Su objetivo es impresionar a aquellos a quienes el profeta se dirige con la certeza del juicio venidero. Desnudarte y dejarte desnudo; es decir, "desnuda tus pechos", en preparaci�n para la paliza que sigue (ver el comentario en el siguiente verso).

Isa�as 32:12

Se lamentar�n por las tetinas, etc .; m�s bien, golpear�n los senos por los campos agradables, etc. (as� la LXX; la Vulgata, Jarchi, Gesenius, Ewald, Maurer, Knobel, Delitzsch y el Sr. Cheyne). El Dr. Kay prefiere la presentaci�n de la versi�n autorizada, entendiendo por "los pezones" tales "senos secos" como habla Oseas ( Oseas 9:14). Pero nada se ha dicho en este lugar de tal aflicci�n. Para los campos agradables, etc .; es decir, por su p�rdida (ver vers�culo 10).

Isa�as 32:13

UNA MEZCLA M�S COMPLETA DE AMENAZAS CON PROMESAS CONFORT. Las mujeres requieren, como los hombres, ser advertidas y consoladas, por lo que el profeta se dirige a ellas, como a los hombres en Isa�as 30:1. y 31; una mezcla de amenazas ( Isa�as 30:13, Isa�as 30:14) con promesa ( Isa�as 30:15).

Isa�as 32:13

Sobre la tierra de mi pueblo subir�n espinas y zarzas. Este fue el castigo con el que la vi�a infructuosa fue amenazada en Isa�as 5:6. Puede entenderse literalmente o de la maldad que abundar�a cuando llegara el momento del juicio. S�, sobre todas las casas de la alegr�a (comp. Isa�as 5:9). Si Senaquerib se llev�, como declara, m�s de doscientos mil cautivos de Judea, debe haber dejado muchas casas sin habitantes. La soledad iniciada por �l fue completada por los babilonios. La ciudad alegre (ver Isa�as 22:2). La palabra utilizada generalmente tiene el sentido de alegr�a imp�a (comp. Isa�as 23:7; Isa�as 24:8; Sofon�as 2:15; Sofon�as 3:11).

Isa�as 32:14

Los palacios ser�n abandonados; literalmente, el palacio; pero la palabra se usa en un sentido gen�rico. El profeta ve en visi�n a Jerusal�n abandonada por sus habitantes, las grandes casas de los ricos vac�os, las fortalezas perseguidas por bestias salvajes y las laderas de las colinas alimentadas por ovejas, e incluso ocasionalmente visitadas por el t�mido y amante de la soledad. . La descripci�n se adapta bien a la �poca del cautiverio babil�nico, pero no a ning�n per�odo anterior. Probablemente no se le revel� al profeta cu�n pronto se alcanzar�a la condici�n. La multitud de la ciudad quedar�. El verdadero significado es, como lo expresa el obispo Lowth, "La ciudad populosa quedar� desolada". Pero todo el pasaje es. Como Delitzsch observa, "gramaticalmente extra�o, el lenguaje se vuelve m�s complicado, desarticulado y dif�cil, cuanto mayor es la ira y la indignaci�n del poeta". Los fuertes y torres; m�s bien, colina y torre, con (quiz�s) una referencia especial a la parte de Jerusal�n llamada Ophel ( 2 Cr�nicas 27:3; Nehem�as 3:26, etc.), el largo espol�n que se proyecta desde el este colina, que apunta un poco al oeste del sur, y separa el valle de Kedron del Tyropoeon. Ser� para guaridas; literalmente, para cuevas; pero las guaridas para las bestias salvajes parecen estar destinadas (comp. Isa�as 13:21; Isa�as 34:14; Jer 1: 1-19: 39). Siempre. Esta expresi�n no debe ser presionada. La hip�rbole es una caracter�stica reconocida de la poes�a escrita con gran entusiasmo. Una alegr�a de culos salvajes. El asno salvaje ahora no se encuentra m�s cerca de Palestina que Mesopotamia, o tal vez el norte de Siria. Es extremadamente t�mido y nunca se acerca a las habitaciones de los hombres.

Isa�as 32:15

Hasta. La expresi�n "hasta" modifica el anterior "para siempre", mostrando que la desolaci�n no siempre deb�a continuar. El Esp�ritu sea derramado sobre nosotros desde lo alto. Una efluencia del Esp�ritu Santo de Dios en individuos de eminencia, profetas, reyes, art�fices, para que se ajusten a sus tareas, se reconoce en muchos de los primeros libros de las Escrituras, y especialmente en los salmos dav�dicos. Pero una efluencia general del Esp�ritu de santidad en una naci�n, para producir un cambio de coraz�n, parece ser anunciada por primera vez por Isa�as. La profec�a casi contempor�nea de Joel ( Joel 2:28, Joel 2:29) es, tal vez, tan amplia en su alcance, pero limitada al don prof�tico, que no est� necesariamente unido a lo espiritual. mentalidad o santidad de la vida. Isa�as, el "profeta evang�lico", primero ense�a que la conversi�n de una naci�n es obra de Dios, efectuada por el Esp�ritu Santo, y efectiva para todo el cambio del coraz�n de un pueblo. Y el desierto sea un campo fruct�fero; es decir, "la comunidad maldecida por la esterilidad de las buenas obras" (vers�culo 10) "se vuelve una vez m�s fruct�fera". Y el campo fruct�fero se cuenta para un bosque. Parece que aqu� se pretende un orden de cl�max. La barra media, el terreno de pasto desnudo, se convierte en un Carmelo, es decir, cuidadosamente cultivado; El Carmelo se convierte en el L�bano, un bosque rico y lujoso. No hay un gran paralelo entre este vers�culo y el vers�culo 17 de Isa�as 29:1. El profeta no est� atado por sus met�foras anteriores.

Isa�as 32:16

Entonces el juicio morar� en el desierto. En todas las partes del reino de Cristo, prevalecer�n tanto el m�s bajo como el m�s alto, el "juicio" y la "justicia" (comp. Isa�as 32:1).

Isa�as 32:17

La obra de justicia ser� la paz. La paz, una paz verdadera, no falsa (Jeremias 6:14), ser� el resultado del reino de la justicia. La guerra, las disputas, la enemistad, los sentimientos hostiles, son todos fruto de la injusticia. En el reino del Mes�as, tan adelante como est� completamente establecido, "el fruto de la justicia se siembra en paz de los que hacen la paz" ( Santiago 3:18). El efecto de la justicia; literalmente, el servicio de la justicia, que tal vez significa aqu� "la paga de la justicia". Tranquilidad y seguridad; o, tranquilidad y confianza (comp. Isa�as 30:15). La felicidad final de los bendecidos en el reino de Cristo siempre se menciona como un estado de "descanso y tranquilidad" (ver Salmo 95:11; Job 3:17; Jeremias 6:16 ; Mateo 11:28; Hebreos 4:9, etc.). El sentimiento de "confianza" ser�a una confianza asegurada, no imprudente y tonta, como la de las mujeres de Isa�as 32:10, Isa�as 32:11.

Isa�as 32:19

Cuando granizar�, bajando al bosque; m�s bien, pero granizar� en la ca�da (es decir, la destrucci�n) del bosque. "El bosque" se ha considerado com�nmente como Asiria, en virtud de Isa�as 10:18, Isa�as 10:19, Isa�as 10:33, Isa�as 10:34 . El Sr. Cheyne, sin embargo, sugiere a Jud�, o los altos y altivos de Jud�, cuya destrucci�n fue un preliminar necesario para el establecimiento del reino de Cristo. �No pueden ser generalmente los enemigos de Dios? La ciudad. N�nive (Lowth, Gesenius, Rosenm�ller); Jerusal�n (Delitzsch, Knobel, Cheyne, Kay); "La ciudad en la que la hostilidad del mundo hacia Jehov� se centralizar� en los �ltimos d�as" (Drechsler, Nagel), de hecho, el "poder mundial". La �ltima vista parece dar el mejor sentido.

Isa�as 32:20

Bienaventurados los que siembras junto a todas las aguas. La imagen id�lica, comenzada en Isa�as 32:15, termina aqu�. La gente del reino tiene una tierra bien regada ( Isa�as 30:25), donde viven pac�ficamente, sembrando sus semillas al lado de los cursos de agua y teniendo abundantes pastos para sus bestias pac�ficas: el buey y el asno (comp. Isa�as 30:24). Un significado espiritual sin duda subyace al sentido literal.

HOMIL�TICA

Isa�as 32:1

La justicia estricta es una caracter�stica del reino del Mes�as.

Sea lo que sea que se diga, y se diga con verdad, de la Divina Misericordia, a�n no hay cualidad m�s caracter�stica del gobierno de Dios sobre el hombre que su justicia. "�No har� bien el juez de toda la tierra?" ( G�nesis 18:25); "Dios es un juez justo" (Salmo 7:11); "�l juzgar� al mundo con justicia, y ministrar� el juicio al pueblo con rectitud (Salmo 9:8). Si esto no fuera as�, los fundamentos de la moral caer�an. Y el gobierno del Mes�as ser�a como el de Dios "Era, en verdad, ser de Dios. Por lo tanto, ten�a que ser estrictamente justo. Lo m�s maravilloso de ese maravilloso esquema de salvaci�n, que la sabidur�a infinita concibi� y decret� desde la eternidad, es que en �l se ide� un camino por el cual "misericordia y verdad" podr�an "reunirse" y "la justicia y la paz se besan" (Salmo 85:10). Los atributos de Dios, aparentemente contradictorios, obtuvieron una reconciliaci�n maravillosa por medio del sacrificio de Cristo, que, aunque toda su importancia puede trascender nuestras facultades, fue sin lugar a dudas un n�mero entero en la ecuaci�n en la que la misericordia y la verdad se unieron, y se hizo la reconciliaci�n. entre "la ira del hombre" y "la justicia de Dios". La justicia del reino del Mes�as se mostr�:

I. EN LA CONDENACI�N GRAVE DE CRISTO DE CADA FORMA DE MAL MORAL. "�Ay de vosotros, escribas y fariseos, hip�critas!" ( Mateo 23:13); "Ap�rtate de m�, que haces iniquidad" ( Mateo 7:23); "Cada palabra ociosa que los hombres hablen, dar�n cuenta de ello en el d�a del juicio" ( Mateo 12:36); "Del coraz�n salen los malos pensamientos ... y estos contaminan al hombre" ( Mateo 15:19, Mateo 15:20). Cristo no se comprometi� con el pecado. En su acto de misericordia m�s se�al, sus palabras fueron: "Tampoco te condeno; vete y no peques m�s" ( Juan 8:11).

II EN LA DISCIPLINA ESTRICTA PRIMERO ESTABLECIDA EN SU IGLESIA. "Purgar ... la vieja levadura" ( 1 Corintios 5:7); "Alejen de entre ustedes a esa persona malvada" ( 1 Corintios 5:13); "Ahora te he escrito que no hagas compa��a, si alg�n hombre que se llama hermano sea fornicario, codicioso, id�latra, railer, borracho o extorsionador; con tal no, no debes comer "( 1 Corintios 5:11). Los ap�stoles "entregaron a Satan�s a los que pecaron gravemente ( 1 Corintios 5:5; 1 Timoteo 1:20) - los separaron de la comuni�n de los fieles ( G�latas 5:12) , y solo los restaur� despu�s de la confesi�n y la penitencia. "Los pr�ncipes gobernaron en juicio" ( Isa�as 32:1).

III. En las declaraciones solemnes hechas de un juicio final de acuerdo con los trabajos. "Vi a los muertos, grandes y peque�os, de pie ante Dios; y se abrieron los libros; y se abri� otro libro, que es el libro de la vida: y los muertos fueron juzgados por las cosas que estaban escritas en los libros, seg�n a sus obras. Y el mar entreg� a los muertos que estaban en �l, y la muerte y el infierno entregaron a los muertos que estaban en ellos: y fueron juzgados cada hombre seg�n sus obras "( Apocalipsis 20:12, Apocalipsis 20:13; comp. Mateo 7:23; Mateo 12:37; Mateo 13:39; Mateo 25:31, etc.) .

Isa�as 32:2

Lo que Cristo es para su pueblo.

El profeta enumera (en Isa�as 32:2) algunas de las principales relaciones en las que el Mes�as, cuando vino, se parar�a ante su pueblo. Todos sus anuncios se cumplen en Cristo.

I. CRISTO ES UN LUGAR OCULTO DEL VIENTO. Cuando soplan los vientos de la aflicci�n, cuando "la explosi�n de los terribles" est� sobre nosotros, sobre todo, cuando el aliento de la ira de Dios parece arrastrarnos y quemarnos, hay un Refugio solo al que nosotros puede huir, un "lugar para esconderse", Cristo. En tiempos de aflicci�n y problemas naturales, nos permite encontrar un refugio en �l; cuando nuestros enemigos amenazan, �l "nos esconde en el secreto de su presencia del orgullo del hombre" y "nos mantiene en secreto en un pabell�n del conflicto de lenguas" (Salmo 31:20); cuando nos alejamos del pensamiento de la ira de Dios, y el aliento que es "como una corriente de azufre" ( Isa�as 30:33), se nos ofrece como nuestro Refugio. �Cu�ntos santos no han encontrado consuelo? consuelo indescriptible, en las benditas palabras

"Rock of Ages, hendido por m�, �me dejas esconderme en ti?"

II CRISTO ES UNA CUBIERTA DE LA TEMPESTAD. Cristo no solo nos esconde del viento y la tormenta, la tempestad y el mal de todo tipo, sino que tambi�n es nuestra Cobertura. �l es "un tabern�culo para un encubierto de la tormenta y de la lluvia" ( Isa�as 4:6). Sus m�ritos "cubren" nuestros pecados y hacen expiaci�n por ellos. Su justicia es el "vestido blanco" que nos viste, de modo que "la verg�enza de nuestra desnudez no aparece" ( Apocalipsis 3:18).

III. CRISTO ES COMO R�OS DE AGUA. Los r�os dan refresco. Son la gran fuente de vida, fertilidad, deleite, en una tierra seca y des�rtica. En el desierto de esta vida, en el �rido y seco desecho que nuestros pies cansados ??tienen que atravesar, cualquier refresco que disfrutemos proviene de Cristo: es Cristo. �l derrama sobre nosotros el refrescante "roc�o de su bendici�n". Nos da de beber de s� mismo; y luego "de nuestro vientre fluyen r�os de agua viva" ( Juan 7:37, Juan 7:38). El agua que nos imparte es "un pozo de agua que brota en la vida eterna" ( Juan 4:14). �l es para nosotros "un lugar de r�os y arroyos anchos" ( Isa�as 33:21), refrescante, vivificante, inagotable.

IV. CRISTO ES COMO LA SOMBRA DE UNA GRAN ROCA EN UNA TIERRA CERRADA. El mundo es "una tierra cansada". Somos viajeros a trav�s de sus residuos. Un sol ardiente golpea nuestras cabezas; Un suelo abrasador est� bajo nuestros pies. Pero tenemos una Roca con nosotros, una Roca que "nos sigue" y "esa Roca es Cristo" ( 1 Corintios 10:4). A la sombra de esa roca podemos encontrar en cualquier momento y en todo momento descanso, renovaci�n, refrigerio, protecci�n, deleite. El viajero en el desierto se encuentra, una y otra vez, sobre "una gran roca", mientras avanza con cansancio por la vasta soledad, y se regocija ante la vista, y trabaja duro durante horas para alcanzar el bendito refugio de su sombra. Nuestra "Roca" est� lista para darnos sombra cuando queramos, est� cerca de nosotros constantemente; no tenemos m�s que huir a �l, aferrarnos a �l, permanecer a su sombra.

Isa�as 32:9

La necesidad de despertar a las mujeres en tiempos cr�ticos desde un estado de autosatisfacci�n y autocomplacencia.

Las mujeres son menos aprensivas que los hombres, m�s propensas a suponer que el estado de las cosas a las que est�n acostumbradas, por supuesto, no cambiar�. Tienen, como regla general, menos conocimiento hist�rico que los hombres y menos conocimiento de la condici�n del mundo en el que viven. La autocomplacencia y la falta de confianza de Mar�a Antonieta y las damas de su corte, cuando la Revoluci�n Francesa se estaba acercando, ha sido una sorpresa para los historiadores; pero es simplemente una instancia sorprendente de lo que es, de hecho, la condici�n ordinaria de las cosas cuando los grandes cambios son inminentes. Jezabel no esperaba ni apreciaba la revoluci�n iniciada por Jeh�; ni Atal�a que llev� a cabo bajo los auspicios de Joiada el sumo sacerdote ( 2 Reyes 11:4). La creencia instintiva en la "continuidad", de la cual habla el obispo Butler ('Analog�a', parte 1. Isa�as 1:1.), Por la cual esperamos que "todas las cosas contin�en tal como las experimentamos, en todos los aspectos, "y" ma�ana ser� como hoy ", solo quiz�s" m�s abundante "( Isa�as 56:12), es especialmente fuerte en las mujeres y explica su falta de aprensi�n. El resultado es:

1. Que los reveses les sobrevienen repentina e inesperadamente, sin que est�n preparados para encontrarse con ellos, y por lo tanto son pruebas m�s severas, bajo las cuales a menudo caen en la desesperaci�n y la imprudencia, ante su gran dolor.

2. Que los hombres, que son sus asociados, a trav�s del contagio de su seguridad, se vuelven menos aprensivos y, en consecuencia, menos propensos a darse cuenta del peligro inminente y a protegerse contra �l mediante sabias medidas de precauci�n. En estas circunstancias, se convierte en el deber del predicador en tales momentos dirigirse especialmente a despertar a las mujeres de su "descuido" y seguridad, tanto por su propio bien, y a�n m�s por el bien de la comunidad, cuya prosperidad o cuyo La propia existencia ponen en peligro.

Isa�as 32:15

Los frutos del Esp�ritu en una comunidad.

El primer resultado de la efluencia del Esp�ritu Santo en el hombre es la fecundidad: "el desierto se convierte en un campo fruct�fero, y el campo fruct�fero en un bosque". La tierra seca de un coraz�n pedregoso se transforma en un jard�n cultivado, que "produce mucho fruto". El coraz�n que ya dio algunos frutos est� "purgado, para que pueda producir m�s frutos" ( Juan 15:2). Entonces, cuando los individuos han sido cambiados y "purgados" y perfeccionados uno por uno, el juicio y la justicia "habitan" en la tierra: el Rey "reina en la justicia", y sus "pr�ncipes gobiernan en el juicio" a lo largo y ancho. reino de justicia, derecho, equidad. Luego viene una consecuencia adicional. "La obra de justicia es paz", paz subjetiva y objetiva, en el coraz�n y en la vida: la paz de las conciencias tranquilas aseguradas del favor de Dios, sabiendo que sus pecados son expiados y sintiendo que son uno con Dios; y la paz de la concordia interna y el acuerdo entre todos los miembros de la comunidad, el respeto mutuo de clase hacia clase y del hombre hacia el hombre, la buena voluntad general de todos hacia todos, la amabilidad, la cortes�a, la ayuda inmediata, la simpat�a, la consideraci�n. A�n no se ha visto el resultado completo, porque los hombres se han resistido al Esp�ritu de Dios, y el abundante derramamiento de �l, que �l est� dispuesto a dar, nunca se ha dado. Pero si se eliminara este impedimento, si el Esp�ritu de Dios tuviera un curso libre, y una vez se formara un reino o sociedad de hombres perfectamente virtuosos, entonces deber�amos ver las consecuencias adicionales que se�ala el Obispo Butler en su 'Analog�a': "En tal un estado no existir�a tal cosa como facci�n, pero los hombres de mayor capacidad, por supuesto, siempre tendr�an la direcci�n principal de los asuntos voluntariamente cedida a ellos, y la compartir�an entre ellos sin envidia. la parte que le asign� a la cual su genio estaba especialmente adaptado, y otros, que no ten�an ning�n genio distinguido, estar�an a salvo y se considerar�an muy felices al estar bajo la protecci�n y gu�a de aquellos que s� lo hicieron. resultado de la sabidur�a unida de la comunidad; y ser�an ejecutados fielmente por la fuerza unida de ella. Algunos contribuir�an de manera m�s elevada, pero todos contribuir�an de alguna manera, a la prosperidad p�blica; y en ella, cada uno disfrutar�a de los frutos de su propia virtud. Y como la injusticia, ya sea por fraude o por fuerza, ser�a desconocida entre ellos, por lo que estar�an suficientemente protegidos de ella en sus vecinos. Por astucia y falso inter�s propio, las confederaciones en injusticia, siempre leves, y acompa�adas de facciones y traiciones intestinales, estas, por un lado, se encontrar�an en una mera locura y debilidad infantil, cuando se oponen a la sabidur�a, el esp�ritu p�blico y la uni�n. inviolable y fidelidad por el otro; permitiendo a ambos una cantidad suficiente de a�os para probar su fuerza. Agregue la influencia general, que tal reino tendr�a sobre la faz de la tierra, a modo de ejemplo en particular, y la reverencia que se le pagar�a. Ser�a claramente superior a todos los dem�s, y el mundo debe ir gradualmente bajo su imperio; no por medio de la violencia sin ley, sino en parte por lo que debe permitirse que sea solo conquista, y en parte por otros reinos que se someten voluntariamente a ella, a lo largo de los siglos, y reclaman su protecci�n, uno tras otro, en exigencias sucesivas. La cabeza de la misma ser�a un monarca universal, en otro sentido que cualquier mortal ha sido hasta ahora; y el estilo oriental ser�a literalmente aplicable a �l, que todas las personas, naciones e idiomas deber�an servirle "(parte 1. Isa�as 3:1. � 5).

HOMILIAS DE E. JOHNSON

Isa�as 32:1

Un ideal de bien pol�tico.

Cuando el Esp�ritu Divino haya sido derramado, cuando los �dolos hayan sido desechados y el yugo asirio haya sido desechado, los d�as felices amanecer�n.

I. LA REALIDAD SER� SIN�NIMA CON LA JUSTICIA. Se ver� al Rey en su belleza, no en el esplendor de las t�nicas moradas y el alto trono y la corte brillante, sino en la equidad y la justicia que imitan el Cielo. Dios lo llamar� por su nombre, lo har� rico con posesiones ocultas, ir� ante �l para enderezar los caminos torcidos ( Isa�as 45:1). A pesar de todas las fallas de los reyes, la masa de la gente tiene una profunda reverencia y afecto a la realeza. Incluso en la falsificaci�n reconocen alguna relaci�n con lo real. "Una divinidad protege a un rey". Esto no solo es po�ticamente, sino tambi�n religiosamente cierto, si el rey responde de alg�n modo a la verdad de su posici�n. En los d�as m�s felices responder� as�.

II LAS CLASES SUPERIORES SER�N LOS SUPERIORES ESPIRITUALES DE LAS PERSONAS. La aristocracia comenz� con un valor personal, y por eso solo se puede mantener. Vemos en la descripci�n lo que la nobleza deber�a ser en relaci�n con las personas. Patronos, protectores; "escondites del viento", un "encubierto de la tormenta de lluvia, riachuelos en una tierra seca, la sombra de un enorme acantilado en una tierra sedienta". Noblesse obliga. Deber�an ser admirados; toda causa popular debe encontrar en ellos a sus defensores y defensores activos; cada esquema filantr�pico en ellos sus l�deres; cada miseria de los pobres en ellos son sus celosos remedios. Lugar alto sin cualidades altas es una burla; estaci�n elevada junto con modales bajos, un esc�ndalo y un abuso. �Pobre de m�! Con demasiada frecuencia en la historia de las "clases dominantes" estas verdades han sido olvidadas, estas relaciones se han revertido. Una y otra vez Dios los ha llamado a juicio: "Has comido los vi�edos, el saqueo de los afligidos est� en tus casas. �Qu� quieres decir con que aplastas a mi pueblo y mueles la cara de los afligidos?" Cabe destacar que en la �poca de la gran Revoluci�n Francesa.

III. LOS RESULTADOS DE UN CAMBIO ESPIRITUAL. Ninguna reforma de modales, ninguna feliz reconciliaci�n de clase con clase puede ocurrir, excepto por un cambio de mente y coraz�n. Y ese cambio en s� mismo solo puede venir de donde provienen todos los cambios en el �mbito de la naturaleza y el esp�ritu: de la energ�a creativa y re-creativa de Dios. El cuerpo es el �rgano del esp�ritu en sus m�ltiples actividades. Cualquier nueva sensibilidad de los �rganos f�sicos es t�pica, por lo tanto, de una conciencia despierta y viva. El ojo cerrado es t�pico de la ceguera de los que no ven. Para cerrar los ojos al mal, apartar la cabeza de lo desagradable, esto puede parecer por un tiempo equivalente a cancelar el mal mismo. No tan; y la reforma comienza a partir de esa hora cuando los hombres est�n dispuestos a enfrentar los hechos m�s dolorosos, a dejar que la luz entre en los rincones m�s oscuros de la existencia. Las orejas fueron hechas para escuchar, no para ser detenidas. Que se escuche el amargo clamor; sus tonos emocionan a trav�s de cada fibra de nuestro ser simp�tico; ni que se descarte su s�plica hasta la pregunta: �Qu� puedo hacer? ha encontrado alguna respuesta distinta. La lengua estaba hecha, no para tartamudear, sino para fluir con un discurso sincero y amable. El silencio puede significar que no tenemos ayuda para ofrecer; tartamudeando acentos de que somos de una mente dividida, de h�bitos oscuros de pensamiento. Lo que necesitamos es lucidez: la lucidez del ojo �nico, el organismo sensible lleno de luz. �Y qu� significa nuestra precipitaci�n precipitada y febril, pero falta de esa previsi�n deliberada y esa circunspecci�n que es un deber constante? "El coraz�n de los apresurados percibir� claramente". Aunque no podemos referir todo pecado, como S�crates, a falta de perspicacia, sin embargo, ning�n pecado implica esa falta. Las bendiciones m�s profundas y de mayor alcance de Dios deben ser para el coraz�n, en el sentido amplio en que la Escritura usa la palabra, incluyendo toda facultad o actividad mental. Las mejoras materiales no deben ser descuidadas. La cordura y el bienestar del cuerpo tienen una relaci�n directa con el bienestar de la mente; sin embargo, por otro lado, no habr� mejoras materiales hasta que la mente en mejora haya sido despertada y verdaderamente educada.

IV. LA CONSTITUCI�N DE LAS COSAS QUE NECESITAN REFORMA. Es una confusi�n que debe eliminarse. Es un mundo al rev�s que necesita ser enderezado. El pie y el brib�n pueden designar las clases dominantes de la �poca. �Tonto! �Cu�n pesada es la condena, cu�n profunda es la marca, que pertenece al uso de la palabra en las Escrituras! El mundo puede llamarlo por excelencia el tonto que se ocupa de todos los negocios menos el suyo; el profeta lo llama el tonto que piensa en s� mismo, el murci�lago olvida a su Dios El pecador, en resumen, es el tonto. La suya es la peor y menos ignorante excusa. Puede ser llamado "noble" en la convenci�n de la sociedad, es despreciable en el juicio de Dios. Las caracter�sticas del tonto son que habla necedad, y esto "fuera de la abundancia" de un coraz�n malvado: una fragua y un taller donde la producci�n del mal siempre est� ocurriendo; que se deleita en propagar la herej�a y el ate�smo como centro de oscuridad religiosa. Las almas hambrientas miran a esos Nabals, y no son alimentadas, sino privadas de su sustento; y las aguas que se�alan demuestran ser como el espejismo del desierto al acercarse. La denuncia de tales l�deres espurios del pueblo recuerda la invectiva de Milton:

"Las ovejas hambrientas miran hacia arriba y no se alimentan; pero, hinchadas por el viento y la neblina que arrastran, se pudren hacia adentro y se contagia el contagio asqueroso".

Y el brib�n, con sus astutas tramas y maquinaciones, sus mentiras insidiosas, atrayendo a su red a los indefensos, los pobres honestos. La �poca realmente necesitaba verdaderos nobles, no de t�tulo y rango, sino de la menta y sello de Dios: hombres de principios; hombres tan perspicaces en sus buenos dispositivos como los dem�s en mal; hombres de coraz�n firme y constante; sin esp�ritus que sirvan el tiempo, camioneros, que esperan la marea, oportunistas y vacilantes; pero constante a sus convicciones, directo en sus objetivos, consistentes con ellos mismos. Todo el tiempo necesita tales hombres. Dios nos conserve la nobleza de la tierra: los corazones amables que valen m�s que las coronas, la simple fe que vale m�s que la sangre normanda; la semilla santa, el elemento vital de una naci�n. � J.

Isa�as 32:9

Hasta que se derrame el Esp�ritu.

�Cu�n constantemente habla la Escritura de cada reforma feliz debido al "derramamiento del Esp�ritu", o al env�o o la respiraci�n del Esp�ritu sobre la humanidad! Lenguaje, sin embargo, expresivo porque misterioso. Esas �pocas no se pueden pronosticar: ninguna meteorolog�a puede explicarnos estos movimientos "desde lo alto". Pero pueden ser esperados y preparados, sin temor a la decepci�n. Una y otra vez hab�an llegado al coraz�n del profeta; y desde su coraz�n sab�a que en alg�n momento deben venir tambi�n en una esfera de operaci�n m�s amplia.

I. HASTA ENTONCES, �QU�? Se dirigen a las mujeres, las hijas de Sion. Los modales de las mujeres deben ser un �ndice seguro del estado de una naci�n. Nuevos sentimientos religiosos se encienden r�pidamente en sus corazones; son bienvenidos y m�s avivamientos. Su indiferencia hacia las cosas espirituales parece creer su naturaleza; El ate�smo en la mujer es monstruoso. Las mujeres jud�as est�n en un estado de despreocupaci�n despreocupada. Esta actitud de "facilidad", de despreocupaci�n ap�tica, despierta la indignaci�n y la alarma de los profetas, quiz�s m�s que vivacidad en el pecado. Es un s�ntoma ominoso en la vida corporal, no menos en el alma. Ofrece una resistencia aburrida y prosaica al entusiasmo de cualquier tipo, que tiene en un desprecio sensual y sonriente. El alma de un salmista est� "extremadamente llena" de perturbaci�n ante esta actitud (Salmo 123:4); Am�s denuncia el infortunio ( Am�s 6:1), y Zacar�as el gran disgusto de Jehov� contra los que "est�n c�modos". Quiz�s la cosecha de la vendimia hab�a terminado cuando el profeta habl�. Llegar�a el momento en que un estremecimiento pasar�a por esos lujosos cuadros; se arrancar�a la prenda exterior, supon�a la tela de saco, los pechos que una vez se agitaban solo con el suspiro de placer ser�an golpeados en lamentos salvajes por los "d�as que ya no existen", por los campos agradables y la vid fruct�fera. Esos campos estar�n cubiertos de espinas y brezales; Las casas de la ciudad estaban desiertas, su alegr�a sofocada. El ganado salvaje se divertir� alrededor de la colina del templo, los palacios ser�n abandonados. Imposible disociar en nuestras mentes la desolaci�n de escenas una vez pobladas del pecado del hombre y la retirada del esp�ritu de gracia de Dios. Tome estas descripciones como figuras del estado del alma; entonces el poder y la belleza permanecen. El jard�n bien cuidado, los dulces campos en la �poca de la cosecha, la alegr�a de los segadores y los recolectores; Estas vistas, estos sonidos, proporcionan una expresi�n no solicitada para el alma que se siente "a gusto". Los campos labrados, los signos de la naturaleza salvaje que se arrastra hacia la antigua ascendencia sobre las obras del hombre, tales vistas tienen un significado simb�lico que deprime el coraz�n m�s alegre. "Hasta que el Esp�ritu sea derramado desde lo alto", ese es nuestro estado, y que debe permanecer.

II DESPU�S ENTONCES, �QU�?

1. "La justicia habitar� la tierra de pastoreo, y la justicia morar� en la tierra del jard�n". "Los hombres no deber�an ser como el ganado, que buscan nada m�s que comida y abundancia de cosas externas. No debemos, como los cerdos en una pocilga, juzgar la felicidad de la vida por la abundancia de pan y vino (Calvin). Solo la justicia exalta, solo la justicia puede elevar a una naci�n ca�da.

2. "El fruto de la justicia ser� la paz". Esto es interior y exterior, subjetiva y objetivamente cierto. La paz en el coraz�n es la compa�era de la rectitud; fluye del orden correcto en el hogar y la familia, y de la administraci�n justa en el estado. Paz, tranquilidad, confianza: una triple floraci�n en una; una triple banda de prosperidad y condici�n de todo bienestar. "Casas de paz, moradas de confianza, lugares de descanso c�modos, estas son las im�genes que todos los hombres dibujan con fantas�a; esta es la vida para la que sue�an que fueron hechas. Tal estado depende de la piedad, de la moralidad personal y social. "Es tan cierto ahora como lo fue en la �poca de Isa�as. La verdadera religi�n pondr�a fin a las luchas y litigios; a disturbios y turbas; a opresiones y tumultos; a alarmas y robos; a la batalla, al asesinato y al conflicto entre las naciones ".

3. Estas bendiciones no pueden venir sin sufrimiento. El granizo del juicio caer� sobre el bosque y sobre la ciudad. El refugio de las mentiras y el escondite de la mentira deben ser barridos. Las fuerzas renovadoras y reformadoras trabajan de manera destructiva por un lado, como creativamente por el otro. Sobre qui�n caer�n estos juicios no es evidente en el texto. El granizo es una imagen del juicio divino ( Isa�as 28:2, Isa�as 28:17; Isa�as 30:30).

4. La felicidad del tim�n. Siembra junto a todas las aguas, una referencia a la costumbre oriental de arrojar la semilla sobre las aguas de r�os y arroyos desbordados, de modo que, cuando las aguas disminuyan, se vuelva a encontrar en la cosecha de primavera y la abundante cosecha. El buey y el asno se emplean para pisar la tierra humedecida y prepararse para la siembra (cf. Eclesiast�s 11:1, Eclesiast�s 11:6). En un sentido figurado, felices aquellos que contin�an constantemente con un trabajo �til, el trabajo que se encuentra m�s cerca de ellos, la siembra que busca un "inter�s lejano del bien", en medio de los tiempos m�s dif�ciles. Ning�n problema con la lima deber�a desviarnos de nuestra tarea diaria, o perturbarnos del h�bito del trabajo �til continuo. J.

HOMILIAS DE W.M. ESTATAM

Isa�as 32:2

El descanso del alma.

"La sombra de una gran roca en una tierra cansada". Esta es una foto oriental. Dios es descrito como nuestra sombra. En el resplandor de un d�a demasiado estridente nos ponemos en peligro; El sol de la prosperidad nos hiere. La luz del sol tiene sus penalidades y sus placeres. �Entonces tiene �xito! El coraz�n humano no puede soportar demasiado brillo. Necesitamos sombras para que la mente descanse tanto como para el cuerpo.

I. UN HOMBRE ES AQU� DESCRITO. El dios-hombre. Alguien que, conociendo nuestras enfermedades y tentaciones, puede socorrer a los que son tentados. El verdadero Rey que reinar� en justicia es profetizado. "Un hombre lo ser�". Cristo ha sido el refugio y el resto de corazones cansados ??del mundo y quemados con sus rayos radiantes. Somos guiados a Cristo. No a los sistemas teol�gicos; no a credos humanos; pero a Cristo �La sombra! Si. Sombra de una cruz, donde podemos encontrar perd�n y. paz. Sombra de la hermandad, donde podemos encontrar verdadera simpat�a en nuestras horas de soledad y decepci�n. Sombra, donde podemos reclinarnos y descansar como lo hizo el patriarca bajo los robles de Beerseba, y Mois�s lo hizo bajo las monta�as de la antig�edad. Y la Divinidad de Cristo se proclama en las palabras, "una gran Roca" Alta como el cielo, que tiene sus ra�ces en los propios a�os eternos de Dios. Tan grande que ofrece refugio para todos los corazones cansados ??de los hombres.

II UNA PEREGRINACI�N AQU� EST� IMPL�CITA. "Una tierra cansada" Los peregrinos pasan a trav�s del calor abrasador, los camellos caminan entonces, como lo hacen ahora, en la sombra proyectada por estos "barcos del desierto". Ante ellos se extienden millas sobre millas de arena ardiente. El sol cegador est� por encima de ellos. Con sus fajines blancos y su ligero vestido oriental, alivian la carga de calor todo lo que pueden. Y ahora las grandes monta�as aparecen a la vista. Algunos con gentiles inclinaciones y otros con rocas cortadas que sobresalen del camino de peregrino. �Qu� benditas sombras proyectan! Dichos lugares sombr�os son nuestros d�as de reposo, sacramentos y santuarios, nuestros momentos sagrados de comuni�n divina, cuando Dios se acerca y nos arroja la sombra protectora de su graciosa presencia.

III. La fatiga es la caracter�stica del camino, "una tierra cansada". A menudo estamos cansados. �Cu�ntos corazones han dicho, "Oh Dios, estoy cansado!" y luego, en lugar del triste grito, "�Oh Dios, que estaba muerto!" escuchamos las voces de las almas espirituales que gritan: "�Oh, si supiera d�nde podr�a encontrarlo!" y la bendita respuesta viene de los labios del mismo Dios encarnado: "Vengan a m� todos los que trabajan y est�n cargados, y yo les dar� descanso", cansados ??de la carga del pecado; cansado con el cuidado y la preocupaci�n de la vida diaria; cansado de los conflictos internos; cansados ??de la vigilancia incesante, porque nuestros enemigos �rabes pasan de repente y apuntan su rifle mientras vuelan. El dolor nos cansa. La p�rdida de amigos queridos y sinceros nos cansa. La duda, con todos nuestros conflictos mentales oscuros, la duda, que a veces es la acci�n exquisita de una mente sincera, nos cansa. Entonces llegamos al gran Padre, y descansamos en la amable respuesta al grito: "Se�or, mu�stranos al Padre", en la revelaci�n que nos ha sido dada por nuestro Divino Se�or, quien nos ha ense�ado cuando oramos decir: "Nuestro Padre ", y tambi�n ha declarado:" El que me ha visto a m�, ha visto al Padre ". - WMS

HOMILIAS DE W. CLARKSON

Isa�as 32:2

Refugio en Cristo y el uno en el otro.

En este pa�s apenas podemos esperar sentir los tres y la belleza de esta ilustraci�n. Para hacer eso debemos haber visitado las regiones tropicales. All�, con los rayos del sol brillando directamente hacia abajo, el calor se vuelve tan intenso e intolerable que no puede ser soportado, y a menudo "la sombra de una gran roca" significa, no solo refrigerio, sino salvaci�n. Y al igual que con el calor, tambi�n con la tormenta: el torbellino, la tempestad, el simoom: �qu� desolaciones no producen? �Qu� terrores no excitan? �Qu� precioso en tales tierras, en tales ocasiones, el escondite del viento, el secreto de la tormenta! Pero levantando nuestros pensamientos de la ilustraci�n a la cosa misma que se muestra aqu�, a ese coraz�n humano y a la vida de los cuales toda la naturaleza visible solo proporciona los tipos y las pistas, no atenuamos el cambio de escena; porque los rayos abrasadores de la tentaci�n caen tan ferozmente y los vientos de la pasi�n soplan tan furiosamente en Inglaterra como en Judea, o en Babilonia, o en la India. De hecho, tales son las confusiones y complicaciones de nuestro tiempo, tan sutiles y tan seductoras son las tentaciones de errar desde la l�nea recta de rectitud, que m�s que menos hay necesidad de un escondite para el coraz�n, un secreto del tormenta de tristeza y de pecado. �Un hombre ser� para un escondite! �Un hombre en particular? o cualquier hombre en cualquier momento en cualquier tierra? En ambos sentidos, se pueden tomar las palabras. Podemos considerar:

I. CRISTO EL REFUGIO DEL ALMA HUMANA.

1. Tal fue en los d�as de su carne, porque sus disc�pulos tuvieron que compartir algo de la enemistad y oposici�n que encontr�, y siempre encontraron un escudo efectivo en su protecci�n. Como evangelistas le trajeron su �xito y su decepci�n, para que uno pudiera ser santificado y el otro ser aliviado ( Lucas 10:17). Cuando el enemigo los estacion�, volvieron a sentir su poder y encontraron la derrota absorbida en la victoria ( Mateo 17:14). Cuando el peligro inminente amenazaba sus vidas, apelaron a su voz de control total ( Mateo 8:23).

2. Tal se convirti�, en un sentido m�s profundo, despu�s de su ascensi�n. Era conveniente que se fuera. "Antes de su partida, �l estaba con ellos, luego estuvo en ellos". La muerte y la resurrecci�n del Se�or iluminaron sus mentes y cambiaron sus esp�ritus. Luego se acercaron a �l como nunca podr�an haberlo hecho durante su presencia; confiaron en �l, se entregaron a �l, se apoyaron en �l, se perdieron en �l, como no lo habr�an estado: se convirti�, en un sentido m�s profundo y completo, en el lugar de ocultaci�n de sus corazones.

3. Tal es ahora para todos los corazones creyentes.

(1) Como pecadores, cargados de un sentimiento de culpa y ansia de misericordia y reconciliaci�n, queremos alg�n otro refugio que podamos encontrar en los mejores y m�s sabios de la humanidad; y con qu� alegre entusiasmo, con qu� profundo agradecimiento, con qu� alivio inexpresable, recurrimos a �l y lloramos.

"Rock of Ages, hendido por m�, �D�jame esconderme en ti!"

(2) Como hijos de la tristeza, �necesitamos m�s que ayuda humana! Hay profundidades de desilusi�n, extremos de p�rdida, intensidades de dolor y sufrimiento, desechos de soledad, abismos de oscuridad y aflicci�n, por los cuales la simpat�a humana es totalmente inadecuada, en lo que lo �nico que podemos hacer es apresurarnos a ese Hijo del hombre. quien se conmueve con el sentimiento de nuestras pruebas y dice:

"�Jes�s, amante de mi alma, d�jame volar a tu pecho!"

II EL REFUGIO PODEMOS SER A UNO OTRO. Cualquier hombre puede ser, y cada hombre debe buscar ser, un escondite, un secreto. La vida dom�stica de remo nos muestra c�mo puede ser esto, y proporciona la primera instancia y la mejor imagen del refugio humano. Nuestra vida social deber�a brindarnos muchas oportunidades de socorrer a los necesitados y a los probados. La vida de nuestra Iglesia deber�a hacer lo mismo; Toda iglesia cristiana debe ser un asilo para los pobres, los d�biles, los tristes, los ansiosos, los angustiados. �A qui�n no le gustar�a vivir as�, con tan r�pida y pronta simpat�a de esp�ritu, con tanta amabilidad y esperanza de palabra, con tanta amabilidad de levantar la mano y sostener el brazo, que su vida sugiera las palabras: "Un hombre ser� un escondite? "- C.

Isa�as 32:3, Isa�as 32:4

Discapacitados y restaurados.

Las palabras sugieren la incapacidad espiritual de la que Israel era demasiado a menudo culpable (ver Ezequiel 12:2), y la recuperaci�n que, en d�as mejores, experimentar�an.

I. HOMBRE DISCAPACITADO POR EL PECADO. Hay cuatro direcciones en las que sufrimos un triste deterioro e incapacidad como consecuencia de nuestro pecado.

1. Percepci�n espiritual. Despu�s de algunas transgresiones, despu�s de la continua desobediencia y alejamiento de Dios, fallamos en "ver la luz en su luz"; nuestra visi�n de su verdad es menos clara y completa; Las verdades sagradas pierden sus verdaderas proporciones en nuestra opini�n. Luego viene el error positivo, la falsa concepci�n, la ceguera moral; y finalmente llega esa terrible distorsi�n mental de la cual el Maestro habl� tan tristemente y el profeta escribi� con tanta fuerza ( Mateo 6:22, Mateo 6:23; Isa�as 5:20).

2. Reconocimiento de la voz divina. La comisi�n del pecado termina en, primero, una sordera espiritual parcial y, en �ltima instancia, completa. Al principio, los tonos m�s tranquilos y habituales en los que Dios nos est� hablando (bondades amorosas diarias, privilegios sab�ticos, etc.) se vuelven inaudibles para nosotros, no nos transmiten ning�n mensaje de parte de Dios; entonces voces m�s distintas e inconfundibles del cielo son ignoradas y no escuchadas; por fin, las demandas m�s fuertes que Dios hace nunca dejan de producir alguna impresi�n en el o�do del alma.

3. La elecci�n de lo que es sabio. El coraz�n imprudente (del texto) es el coraz�n que elige precipitadamente y, por lo tanto, tontamente. Bajo el dominio del pecado llegamos a elegir lo visible con preferencia a lo invisible, lo material a lo espiritual, lo transitorio a lo permanente, lo humano a lo Divino.

4. La expresi�n de la verdad divina. La visi�n nublada conduce naturalmente a la "lengua tartamudeante". A medida que el hombre se ve m�s afectado por el pecado que mora en su interior y trabaja sobre �l, pronuncia la verdad de Dios de manera menos clara, menos fiel, m�s parcial, con una divergencia cada vez mayor de la mente del Eterno.

II EL TOQUE DEL PODER DIVINO. Cuando el hombre queda discapacitado, no hay esperanza para �l sino en Dios. La ense�anza humana es lo suficientemente valiosa, pero no se debe. Solo el despertar, el toque revividor del poder Divino, puesto en contacto inmediato con el alma, puede recuperar estos poderes dormidos. Pero puede y lo hace; El Esp�ritu renovador de Dios irrumpe sobre la mente discapacitada, sobre la naturaleza degenerada, y lo que se perdi� se recupera; reviven las facultades del alma. Entonces tenemos-

III. RESTAURACI�N ESPIRITUAL. Revivido por el poder de Dios:

1. Vemos claramente. Aprendemos la voluntad de Dios en Jesucristo con respecto a nosotros, la excelencia de su servicio, las bellezas de la santidad, el lujo de la utilidad.

2. Escuchamos claramente la voz de Dios cuando nos habla en su Palabra, en su providencia, en los privilegios de la Iglesia Cristiana.

3. Elegimos sabiamente. Nos volvemos reflexivos, reflexivos, estudiosos del deseo Divino, obedientes y, por lo tanto, sabios; nosotros "entendemos el conocimiento".

4. Hablamos con claridad. Discerniendo lo que es aceptable a los ojos del Se�or, hablamos de manera simple, fiel y sin miedo, "con toda la audacia que debamos hablar", "el evangelio eterno", tanto las verdades elementales que hacen sabio a la salvaci�n como a aquellos " cosas m�s profundas de Dios ", que enriquecen la mente y santifican el esp�ritu. � C.

Isa�as 32:5

Una marca de buen gobierno, etc.

Aqu� se establecen tres l�neas de pensamiento. Tenemos-

I. UNA MARCA DE BUEN GOBIERNO. El desplazamiento de lo indigno y la elevaci�n de lo bueno y lo sabio. Bajo el reinado del Rey justo ( Isa�as 32:1) al "tonto ya no se le llamar� noble", el hombre de car�cter mezquino pero de alto rango se har� conocer su verdadero lugar en la comunidad; Por otro lado, el hombre que tiene en �l las cualidades de nobleza ( Isa�as 32:8) tendr� la oportunidad de tratar con gracia y generosidad. No hay se�ales m�s seguras de desmoralizaci�n, no hay indicios m�s seguros de acercarse a la ruina en ninguna comunidad, que la promoci�n de lo no apto y lo indigno; y no hay s�ntoma m�s saludable que el avance de los rectos y los capaces. Que las naciones, las sociedades, las iglesias lo vean.

II UNA SUGERENCIA SOBRE LAS GRANDES DIMENSIONES DEL PECADO.

1. Su tenacidad de prop�sito. "La persona vil [continuar�] hablando villan�a, y su coraz�n [para] obrar iniquidad" ( Isa�as 32:6). Puede ponerlo en una posici�n en la que pueda esperar que el respeto propio m�s com�n garantice la propiedad de la conducta, pero se equivocar�; el �rbol corrupto dar� frutos malvados en cualquier suelo.

2. Su astucia. "Practicar la hipocres�a". profesando justicia y pureza, promulga todo lo que es injusto y malvado.

3. Su falsedad. "Pronunciar el error", etc. El pecado, especialmente cuando se encuentra en lugares altos, es m�s travieso porque dispersa en todas partes las fruct�feras semillas del error; envenena la mente con fantas�as enga�osas, con nociones superficiales que pueden sonar bien pero que son esencialmente falsas y que conducen al mal y a la ruina. Por lo tanto, lleva a los hombres a actuar "contra el Se�or", porque siguen un camino que �l ha prohibido, y difunden principios que son hostiles a su reinado.

4. Su crueldad. ( Isa�as 32:6.) �Qu� pasa si el problema de esas malas acciones es que los corazones de los hombres tienen hambre y sus almas tienen sed? �Qu� pasa si provocan el empobrecimiento, la indigencia �corp�rea o espiritual, o ambas cosas a la vez�, que se drene la copa, que se juegue el juego!

5. Su falta de escr�pulos. Sus "instrumentos son malvados" ( Isa�as 32:7).

6. Su descaro. ( Isa�as 32:7.) Aquellos a quienes est� perjudicando pueden ser los pobres y, por lo tanto, los objetos apropiados de compasi�n; pueden ser inocentes, aquellos que tienen raz�n y, por lo tanto, los objetos apropiados de consideraci�n; Nada m�s que la falsedad puede ser suficiente para prevalecer contra ellos (Acab y Nabot). No importa; �Que se establezca el caso, que se ejecute la sentencia!

III. UNA COMENDACI�N DE GENEROSIDAD. "El liberal dise�a cosas liberales", etc. ( Isa�as 32:8).

1. Un hombre de naturaleza noble encontrar� oportunidades para hacer cosas generosas. Lo bien que un hombre sirve a la Iglesia o al mundo no es una cuesti�n de circunstancias, sino una cuesti�n de car�cter. Dado un hombre libre, generoso y de coraz�n abierto, puede confiar con confianza en actos repetidos y continuos de utilidad desinteresada. 'Jes�s "hizo el bien, porque Dios estaba con �l", y porque Dios estaba en �l; porque, en �l, como en una fuente perenne, habitaba el amor divino, la piedad, el sacrificio personal. Necesitamos cuidado comparativamente poco sobre la organizaci�n de oportunidades de servicio, aunque eso no es una cuesti�n de indiferencia; lo que es de suprema consecuencia es que aquellos a quienes ense�amos y entrenamos deber�an haber plantado dentro de ellos las semillas sagradas de la generosidad santa y cristiana.

2. Las medidas generosas le dar�n a un coraz�n noble estabilidad: por ellas "�l se mantendr�".

(1) Lo felicitar�n por el afecto y el apoyo de los receptores directos de su bondad ( Job 29:11).

(2) Producir�n prosperidad general ( Proverbios 11:24; Lucas 6:38; 2 Corintios 9:6).

(3) Lo har�n. ordenar la bendici�n de Dios (Salmo 41:1; Salmo 112:9; Lucas 6:35; Hebreos 13:16) .� C.

Isa�as 32:17, Isa�as 32:18

El fruto pac�fico de la justicia.

Se puede suponer que la justicia y la paz son cosas completamente separadas; por aquellos que solo miran en la superficie, incluso se puede imaginar que se oponen entre s�. De hecho, est�n estrechamente e incluso vitalmente relacionados entre s�.

I. AQUELLOS QUE SON INCAPACIDADES DE JUSTICIA NO SON RECIBIDOS A LA PAZ. Para ellos, la paz es simplemente incomunicable; no entra en el rango de sus facultades. El caballo, la golondrina, el salm�n, el animal poco inteligente e irresponsable, puede tener tranquilidad y comodidad, pero no puede disfrutar de la paz, en el sentido m�s pleno y verdadero en el que usamos esa palabra. Solo es capaz de esa sensaci�n de satisfacci�n que acompa�a un ajuste perfecto de sus circunstancias a su naturaleza corporal; Pero eso no es paz. La paz es esa satisfacci�n espiritual que resulta de la armon�a interna y externa, de un sentido de rectitud, una conciencia de que todo est� bien en sus relaciones m�s importantes y sagradas. Aquellos que est�n por debajo del sentido de la responsabilidad y, por lo tanto, son incapaces de justicia, nunca podr�n alcanzar la posesi�n de la paz; est�n constitucionalmente por debajo de �l.

II LOS QUE HAN PERDIDO LA JUSTICIA DEBEN RECUPERARLO ANTES DE QUE PUEDAN TENER EL PATRIMONIO DE LA PAZ.

1. Esto es as� con la esquina, la unidad. Cuando el pa�s, la compa��a o la Iglesia han ca�do en el desorden porque ha ca�do en el error y la comisi�n del mal, solo hay una forma de recuperar la armon�a que se ha perdido. El absolutismo nunca lo rendir�. La fuerza no lo asegurar�. El compromiso no lo restaurar� permanentemente. Nada servir� hasta que se restablezca la justicia. Se debe hacer justicia a aquellos a quienes se les ha negado. Los derechos deben concederse a quienes los hayan ganado de manera justa. Las relaciones deben ajustarse a las condiciones cambiadas; cada uno y todo debe dar paso a la rectitud. De ninguna otra manera se encontrar� el camino de la paz.

2. Es as� con el alma humana. Todos nos hemos alejado del camino de la sabidur�a y de la justicia; le hemos rehusado a Dios el amor, la reverencia, el servicio que le corresponde y que es nuestro mayor inter�s prestar. De este modo nos hemos vuelto desordenados, inquietos, confundidos; en lugar de vivir en "una habitaci�n apacible", en "lugares tranquilos de descanso", nos hemos convertido en habitantes de un reino de condena, reproche, peligro, agitaci�n, miseria. No hay camino de regreso al hogar de descanso que hemos dejado atr�s, sino por un retorno a la justicia; es decir, por arrepentimiento, darle la espalda al ego�smo pecaminoso en el que hemos estado viviendo, y volvernos rectos con Dios, aceptando la generosa oferta de su Hijo nuestro Salvador ( Mateo 11:28, Mateo 11:29).

(1) El rechazo de la verdad puede dar una falsa seguridad;

(2) la absorci�n en actividades mundanas o en excitaciones placenteras puede proporcionar indiferencia temporal; pero solo la justicia, solo la restauraci�n del alma a su verdadera relaci�n con Dios, por arrepentimiento y fe, dar� paz.

III. LA JUSTICIA ASEGURAR� LA PAZ TANTO EN LA POSESI�N Y ES POSIBLE. Efectuar�:

1. La reconciliaci�n con Dios, y la consecuente "paz que sobrepasa el entendimiento", un "reposo para el alma" maravilloso y satisfactorio, que es incomparablemente m�s precioso que cualquier satisfacci�n terrenal para el cuerpo o el esp�ritu.

2. El descanso interno y permanente que pertenece a la armon�a espiritual; Esta es la consecuencia invariable de que el alma est� en una relaci�n correcta con el Supremo y con sus semejantes, y de que todas sus facultades est�n correctamente relacionadas entre s�.

3. Una salida pac�fica de la vida presente.

4. Un hogar en el tranquilo lugar de descanso de la tierra celestial.

Isa�as 32:20

Trabajo fruct�fero.

"Bienaventurados los que siembras junto a todas las aguas". "All� habr� una desolaci�n generalizada", dice el profeta; "los campos ser�n labrados, la tierra se cubrir� con zarzas y espinas; pero se producir� un cambio glorioso en la escena", el 'desierto se convertir� en un campo fruct�fero' ( Isa�as 32:15), el feliz Las escenas de la industria volver�n a presenciarse, las artes y las industrias de la agricultura revivir�n y florecer�n en toda su plenitud anterior. Feliz ser� la tierra que desplegar� toda su fuerza en el campo; "Bienaventurados los que siembran junto a todas las aguas. ' 'Dos verdades generales surgen de este pasaje.

I. QUE EST�N BENDECIDOS QUE PONIERON TODOS LOS PODERES CON LOS QUE EST�N DOTADOS. Deber�a ser la felicidad de Israel en su tiempo de restauraci�n no dejar ning�n suelo sin cultivar que produzca; ellos sembrar�an junto a todas las aguas. Todos sus habitantes, con todos sus implementos agr�colas, estar�an ocupados en los campos abiertos; no queda fuerza sin ejercitar en los hogares; no quedan armas sin usar en los almacenes. Infeliz de hecho es

(1) el pa�s cuya poblaci�n est� condenada a la ociosidad forzada, cuyos telares todav�a est�n, cuyos arados se est�n oxidando en la granja;

(2) la familia en la que los hijos y las hijas dejan que sus diversas facultades permanezcan inactivas, cuando se les puede ofrecer una gran ventaja y para el bien de los dem�s;

(3) el hombre cuyos poderes individuales est�n dormitando en su alma, sin gastar y sin desarrollar. Bienaventurados los que gastan todos los recursos que poseen, los que cultivan todas sus habilidades manuales, los que desarrollan toda su fuerza mental, los que exponen todos sus talentos para que se empleen, aumenten y perfeccionen todas las energ�as de su naturaleza espiritual. Sembrar junto a todas las aguas significa sembrar semillas en un suelo bien regado y, por lo tanto, fruct�fero. La expresi�n en consecuencia contiene la idea:

II QUE EST�N BENDECIDOS QUE EST�N COMPROMETIDOS EN TRABAJO REMUNERATIVO. Esto es particularmente cierto en el obrero cristiano.

1. Ten�a la mejor semilla para sembrar: la verdad, que Dios tard� siglos en preparar, que es la compra de las l�grimas y la sangre de un Salvador, que est� exquisitamente adaptada al suelo para el que est� destinada.

2. Tiene un suelo bien regado, es decir, f�rtil y sensible en el que colocarlo. �l tiene, entre otros:

(1) El suelo virgen de la juventud. Los j�venes a menudo pueden ser desatentos, fr�volos, inestables; sin embargo, es d�cil, cari�oso, confiado, de buen coraz�n.

(2) El suelo preparado de la aflicci�n. Cuando Dios ha castigado el alma con su mano paterna, hay una suavidad de esp�ritu, una impresi�n de coraz�n que hace que las palabras de consuelo, de exhortaci�n, de advertencia sean particularmente bienvenidas.

(3) El suelo productivo de la pobreza. Desde los d�as en que "la gente com�n escuch� a Jes�s alegremente", y cuando se dijo "a los pobres se predica el evangelio", hasta estos tiempos en que vivimos, los pobres han sido comparativamente ricos en fe y esperanza. Por aquellos a quienes se les niega la riqueza y el disfrute de la tierra, es probable que los tesoros de la verdad y la bendici�n del reino de Dios sean apreciados y ganados

. "Se har�a una debida discriminaci�n de car�cter en los tiempos del Mes�as, y las personas y las cosas ser�an llamadas por sus nombres apropiados (comp. Malaqu�as 3:18; Mateo 23:13; Efesios 5:5) "(Henderson). "Las diferencias entre el bien y el mal, la virtud y el vicio, se mantendr�n, y no ser�n confundidas por aquellos que ponen la oscuridad por luz y la luz por oscuridad" (Matthew Henry). Estas oraciones muestran que el tema introducido es la influencia de un reinado justo al ayudar a los hombres a ver las cosas como realmente son, y a estimar a las personas seg�n su verdadero valor, y no seg�n el mero espect�culo que puedan hacer. Nos ocupamos especialmente de esas confusiones que surgen de juicios falsos de personas, y �stas toman lo siguiente, entre otras formas.

I. LA ADMIRACI�N DE TALENTOS NEGA A LA MALDAD DEL PERSONAJE. Lo que se piensa que es "genio" con demasiada frecuencia permite excusar todo tipo de laxitud. Los hombres que pueden asombrarnos y divertirnos pueden ser inmundos, falsos, injustos; pero f�cilmente pasamos todo esto por alto. Cuando reina la justicia, el talento tendr� que ir con el car�cter, o los hombres lo considerar�n una agencia sat�nica. Lo que un hombre puede hacer nunca debe separarse de lo que es el hombre.

II EL MANDO DE RIQUEZA TRAE A LOS PADRES A LOS MALOS HOMBRES. No hay se�al m�s dolorosa del deterioro moral de una raza, que su culto a los ricos porque son ricos. El dinero nunca puede hacer bondad. La riqueza no es la estabilidad de una naci�n. Su esperanza yace totalmente en sus buenos hombres. Sin embargo, el hombre rico puede ser violento, grosero, magistral, cruel; sin embargo, multitudes le adular�n y llamar�n a la "persona vil liberal". Cuando reina la justicia, esa confusi�n se rectificar�, y el hombre rico tendr� que adorar solo si lo merece por lo que es.

III. EL RANGO Y LA POSICI�N SOCIAL DE LOS HOMBRES AHORA M�S BAJO SUS SIGUIENTES, Y HACEN ESTIMACIONES VERDADERAS CERCA DE IMPOSIBLE. Bueno, Robert Burns nos recuerda que

"El rango no es m�s que el sello de Guinea, un hombre es un hombre por eso".

No es necesario decir una palabra de amargura sobre aquellos a quienes Dios les ha confiado talentos, riqueza o posici�n social. El punto a imponer es simplemente el peligro de dejar que estas cosas confundan nuestras ideas de car�cter moral y valor moral. El mal es malvado, y debe ser denunciado como malvado, en el genio, el hombre de riqueza y el hombre de t�tulo. Deje que Cristo reine, y el pecado se llamar� pecado, donde sea que se encuentre. Se quitar� todos los disfraces y nos mostrar� las cosas como son y los hombres como son. �El Se�or apresura su venida!

Isa�as 32:8

La estabilidad de los hombres liberales.

"El liberal dise�a las cosas liberales; y por las cosas liberales se mantendr�", o "se establecer�". Es muy posible que Isa�as tuviera en mente al buen rey Ezequ�as, de quien se narran cosas muy nobles y generosas en 2 Cr�nicas 30:22-14. Pasando a los tiempos mesi�nicos, debemos ver que los verdaderos s�bditos del Mes�as, el Pr�ncipe ideal, el Rey que reina en la justicia, se distinguir�n por una benevolencia de mente noble, ingeniosa y perseverante en la ejecuci�n de esquemas de caridad ampliados. En Salmo 110:3 se los describe de manera muy llamativa como "un pueblo de voluntariado". El t�rmino aqu� utilizado, "liberal", es amplio y puede incluir justamente:

I. EL HOMBRE DE MENTE NOBLE. Ese es el hombre que tiene opiniones altas y generosas; quien no se hace a s� mismo, y sus propios peque�os intereses, la medida de todas sus opiniones y juicios. El hombre que est�, en todas partes y en todo, gobernado por lo que es correcto, y no por lo que pagar�. Ese hombre a menudo parece estar en desventaja. Los hombres con inter�s propio lo empujan a un lado y lo empujan ante �l. Realmente no es as�. Dios le dar� las �nicas prosperidades verdaderas y eternas. El dise�a cosas liberales; en cosas liberales persevera; y por cosas liberales se mantendr� firme.

II El hombre de mente amplia. Qui�n no est� limitado en sus puntos de vista por la secta o escuela a la que pertenece, la clase en la sociedad de la que forma parte, o incluso por el sesgo que sigue sus propias preferencias en la lectura. El hombre que conoce el "mundo es amplio" y tiene espacio para todo tipo de hombres y todas las variedades de opini�n. El hombre que est� bastante seguro de que hay un "alma del bien en alguna parte, incluso en las cosas malas". Ese hombre hace lo mejor de la vida, consigue miel por todas partes. �l es un "alma liberal, que engordar�".

III. El hombre de mente caritativa. Alguien que acepta alegremente la gran "ley del servicio" y reconoce que todo lo que tiene es para el uso y beneficio de los dem�s. Todo es para gastar, ninguno para acaparar. "Incluso Cristo no se agrad� a s� mismo". �l podr�a decir: "Yo estoy entre ustedes como uno que sirve". Alguien que es sensible a las necesidades y problemas de sus semejantes, y tiene en �l el alma del samaritano, que se compadece y se burla, en lugar del alma del sacerdote o del levita, que se compadecen y transmiten. Tal hombre pone artilugio, cuidado y negaci�n de servicio a su servicio. Y tal hombre "se mantendr�". "La providencia de Dios lo recompensar� por su liberalidad con una prosperidad establecida y una reputaci�n establecida. La gracia de Dios le dar� abundancia de satisfacci�n y paz confirmada en su propio seno" (comp. Salmo 112:5, Salmo 112:6) .� RT

Isa�as 32:11

Gente que est� a gusto.

Se hace especial referencia a las mujeres de las clases altas en Jerusal�n, que viv�an en la autocomplacencia y la extravagancia, y que daban un ejemplo travieso a todas las mujeres de la tierra. Los problemas venideros los afectar�an a�n m�s seriamente debido a los lujos que hab�an reunido alrededor de ellos mismos, y que se hab�an convertido para ellos en necesidades imaginadas. Sin duda, la conducta ociosa, autocomplaciente y con demasiada frecuencia derrochadora de estas mujeres contribuy� en gran medida a la presi�n de los males existentes. Se nos sugiere considerar cu�nto; En cada �poca, las mujeres representan y aumentan los males de su tiempo. Muchos hombres han sido arruinados por sus esfuerzos por alimentar el orgullo, la vanidad y el lujo de estas esposas e hijas descuidadas y amantes de la tranquilidad. Y las naciones han perdido su virilidad en la decadencia moral de las "madres" de la raza. "Cuando una tierra se arruina, gran parte de la culpa recae sobre las mujeres. Porque son m�s f�ciles de incitar al mal, como lo son al bien". Pero este "estar a gusto" describe la condici�n de lo que se llama un "alto estado de civilizaci�n", cuando el dinero se acumula en manos de unos pocos, y estos pocos, sin necesidad de trabajar, se entregan a la autocomplacencia. , los deseos de fabricaci�n, y constantemente ansiando un poco de emoci�n para aliviar el terrible tedio de la vida.

I. Los hombres y las mujeres no deben estar tranquilos. Hay trabajo por hacer. Trabaja para todos. Se pone cerca de nuestra mano. Hay males para luchar, males tan gigantescos que cada hombre y mujer puede tener un lugar en las filas de soldados. Dios obra hasta ahora; Cristo obra; �y ay de todos los que, por negligencia o por rebeld�a, se niegan a llevar el yugo!

II MUCHOS HOMBRES Y MUJERES DEBEN DOMINARSE A S� MISMOS Y SUS CIRCUNSTANCIAS SI DEBEN DEJAR DE ENFRENTARSE. Por maneras descuidadas pueden haberse convertido en h�bitos fijos. Es posible que nos hayamos enga�ado a nosotros mismos con la idea de que nuestro "no hacer nada", nuestra inactividad ocupada, realmente est� haciendo algo. Comenzamos a tomar la vida en nuestras manos para ordenar, cuando nos enfrentamos a la pregunta: "�Para qu� me da la vida?"

"La vida es real, la vida es seria".

III. Dios lamentablemente se acerca a todos los que se mantienen tranquilos. Nuestro Se�or se lo imagin� en su par�bola del "hombre rico y L�zaro". Ese hombre rico, que vive tranquilo, no debe ser envidiado mientras viv�a, porque el infortunio de Dios recae sobre �l, haciendo amargura por sus muchas horas ociosas. Mucho menos ser� envidiado cuando termine su vida, porque el infortunio de Dios est� sobre �l all�. "En el infierno, levanta los ojos, atormentado". "�Tiembla, mujeres que est�n a gusto!" - R.T.

Isa�as 32:15

El esp�ritu como lluvia que acelera.

Los resultados producidos por las fuertes lluvias en el Este son tan sorprendentes que estas lluvias se convierten en una sugerente figura de la influencia del Esp�ritu de Dios en las almas y en las Iglesias. En tiempos de sequ�a prolongada, el suelo se quema y agrieta, y se destruye cualquier signo de vegetaci�n. Luego vienen las lluvias, la vida en el suelo responde, y en unas pocas horas el mundo vuelve a ser verde. Sin embargo, la figura de "derramar" o "derramar" necesita ser usada con mucho cuidado en relaci�n con el Esp�ritu de Dios. Solo se adapta al �nico aspecto del Esp�ritu como influencia. Puede ser malinterpretado si se aplica a Dios que el Esp�ritu considera como una Persona. Cuando usamos este t�rmino "verter" hoy en d�a, debemos tener muy en cuenta la figura de las lluvias, con las cuales est� asociada adecuadamente. La Iglesia jud�a pens� en el Esp�ritu como una influencia. La Iglesia Cristiana ha recibido la mayor revelaci�n y conoce al Esp�ritu Santo como una Persona Divina, "habitando con nosotros y estando en nosotros". El viene a nosotros. Podemos entristecerlo. El puede partir. Pero solo como figura podemos ahora hablar de �l como "derramado sobre nosotros". La figura de "vertido" tambi�n se da en Joel 3:1.

I. LA IGLESIA DE CRISTO ES A MENUDO COMO UNA COSA MUERTA. Ilustrar desde un campo seco. Solo las malas hierbas nocivas pueden obtener vitalidad de tal suelo. Los campos est�n muertos porque Dios retiene sus lluvias. Las almas est�n muertas, las iglesias est�n muertas, porque Dios retiene su Esp�ritu. Dicha retenci�n se hace en juicio. La muerte de una Iglesia siempre se inicia en descuido de Dios y en la autocomplacencia. El primer amor se desvanece; y luego la muerte espiritual espera, "agachada en la puerta". Muerto, porque no hay expresiones que indiquen la vida de confianza y amor.

II Solo Dios puede acelerar a los muertos. Esta �nica cosa est� siempre fuera del alcance humano. El hombre puede hacer mucho; pero �l no puede hacer que nada viva. Dios aviva las almas muertas y las Iglesias muertas, por el don de su Esp�ritu. La vida despierta la vida. El Esp�ritu de Dios se movi� sobre la faz de las aguas y dio vida. Ese Esp�ritu de Dios desciende, como lluvias refrescantes, sobre los campos sedientos. Ese Esp�ritu de Dios entra en el templo de un alma humana, y la respuesta es la vida, encontrando toda la debida expresi�n en la actividad: "El desierto se convierte en un campo fruct�fero". "El reino del Mes�as fue tra�do, y establecido, por el derramamiento del Esp�ritu; y as� todav�a se mantiene, y ser� hasta el final". Luego, con incesante constancia y seriedad, nos toca orar por la gracia que revive y revive de Dios el Esp�ritu Santo.

Isa�as 32:17

Justicia y paz.

El cristianismo significa "justicia", y la "justicia" es un poder activo, siempre trabajando para la producci�n de paz, tranquilidad y confianza mutua. "El elemento de paz es que mediante el cual se establece y perpet�a el orden, las personas se ponen de acuerdo cordialmente y se someten voluntariamente, la unidad se convierte en un hecho vivo y creciente, y se promueven todas las artes de la vida dom�stica y de las comunidades civilizadas". El gran Napole�n dijo: "La guerra es asunto de los b�rbaros". Nuestro propio Wellington dijo: "Los hombres que tienen buenas nociones de religi�n no tienen por qu� ser soldados". Lord Brougham dijo: "Abomino la guerra como no cristiana. Considero que es el mayor de los cr�menes humanos. Considero que incluye a todos los dem�s: violencia, sangre, rapi�a, fraude, todo lo que puede deformar al personaje, alterar la naturaleza y degradar la naturaleza. nombre del hombre ". John Howe escribi� de esta manera: "Es muy claro que la guerra es una marca de la apostas�a y estigmatiza al hombre como ca�do de Dios, en un estado degenerado y rebelde; es el horrible problema de que los hombres hayan abandonado a Dios, y de su siendo abandonado por �l a la prisa de sus propias lujurias y pasiones furiosas ".

I. EL CRISTIANISMO ES, DISTINTIVAMENTE, JUSTICIA. Esta es su caracter�stica esencial y su trabajo necesario. En esto est� solo, diferenci�ndose de todas las dem�s religiones. Matthew Arnold encuentra una expresi�n para Dios que, aunque ha sido bien despreciada, es realmente sugerente y �til. �l habla de �l como "el Eterno que hace justicia", que siempre est� trabajando para este fin, y lo considera el m�s alto de todos los logros. Otras religiones proponen m�todos para propiciar a Dios; En el cristianismo, Dios propone hacer buenos a los hombres. Jesucristo es el primero, el cristiano modelo, y es bueno: "santo, inofensivo, sin mancha, separado de los pecadores". Su requisito, de todos sus disc�pulos, es el car�cter personal: la justicia. Los ap�stoles dicen de esta religi�n: "Aqu� se revela la justicia de Dios, de fe en fe". El llamado personal de Cristo es: "Sed santos, porque yo soy santo". El crecimiento cristiano est� "cambiando a su imagen de gloria en gloria". Debemos "seguir la paz con todos los hombres y la santidad, sin la cual nadie puede ver al Se�or". Los profetas se imaginaron las edades cristianas y vieron la santidad tan penetrante que incluso estaba grabada en las campanas de los caballos. Deje que la fe cristiana llegue a nuestros corazones, y se convertir� en justicia. D�jelo salir a la sociedad, y establecer� principios correctos, mostrar� formas correctas, dar� impulsos correctos, tonificar� con un esp�ritu correcto y trabajar� hasta que la justicia fluya por toda la tierra, como las olas del mar.

II LA JUSTICIA EST� VINCULADA CERCA DE LA PAZ. "El fruto de la justicia se siembra en paz". Estas dos cosas nunca se pueden separar. Encuentra el uno, y pronto encontrar�s tambi�n el otro. La injusticia, la falta de caridad, las pasiones ego�stas y la guerra van naturalmente juntas, de la mano. Comience la "justicia" en cualquier lugar, y ha comenzado a trabajar en un poder activo que hace la paz. Cada soldado que camina por nuestras calles, cada ca��n forjado en nuestros arsenales, es un testimonio de que la maldici�n del pecado a�n se cierne sobre nosotros. Todav�a no somos "todos justos", o la vista y el sonido de la guerra ya no se escuchar�an. Cuando, como individuos, estamos en lo correcto con Dios, la paz llega de inmediato a nuestros corazones, y la paz da tono y car�cter a todas nuestras relaciones. Los conflictos internos se quedan; se controlan las luchas entre la carne y el esp�ritu; el calor febril de la ambici�n se alivia; La caridad y la hermandad nos traen paz con todos los hombres. El evangelio viene, "predicando peniques por Jesucristo". La rectitud, convirti�ndola en el peque�o c�rculo de una vida, pronto comienza a ampliar su esfera. Se irradia por todos lados. Fluye hacia adelante, como un aroma dulce, purificando las atm�sferas donde quiera que vaya un hombre. Las familias tendr�an un "entendimiento de paz" si sus miembros fueran "todos justos". Nuestras Iglesias dejar�an de ser escenas de disensi�n si los miembros fueran "todos justos". La vida social ya no ser�a testigo del amargo antagonismo de las clases, si las personas fueran "todas justas". Las naciones pronto convertir�an el derrochador gasto de guerra en ej�rcitos y armas en fruct�feros canales de comercio, y esquemas graciosos de educaci�n y filantrop�a, si la rectitud no lograra arrancar ambiciones, envidias y rivalidades, y plantar caridad, hermandad y paz. La envidia, el odio, la malicia, el orgullo, la ambici�n, estas cosas injustas provocan la guerra. Caridad, mansedumbre, abnegaci�n, estas cosas justas mantienen una comuni�n feliz con una paz apacible. "Primero puro, luego pac�fico". �Ay de que la imagen prof�tica siga pareciendo una visi�n del futuro lejano! �Pero qu� visi�n es! �Y c�mo nuestros corazones brotan hacia �l! Los profetas lo pintan. Los santos rezan por ello. Dios est� trabajando para lograrlo. Y seguramente vendr�. "Las monta�as traer�n paz a la gente, y las peque�as colinas, por la justicia". "Los reinos de este mundo se han convertido en los reinos de nuestro Se�or y de su Cristo [el Pr�ncipe de la Paz], y �l reinar� por los siglos de los siglos".

Isa�as 32:18

Lugares de descanso tranquilos.

La figura en este verso est� relacionada con el alivio que brinda la destrucci�n del ej�rcito de Senaquerib y el consiguiente retiro de Senaquerib a Asiria. Antes de los invasores, todas las personas que viv�an en el pa�s tuvieron que huir al refugio de las ciudades amuralladas, abandonando la propiedad que no pod�an llevar f�cilmente con ellos. Al expulsar a los invasores, volver�a la sensaci�n de seguridad, y esas personas ir�an a casa y encontrar�an "lugares tranquilos de descanso". Vemos en este pasaje un vistazo a los tiempos en que se debe dar el Esp�ritu Santo, y. �l, gobernando en corazones y vidas, har�a de todas las almas confiables "lugares tranquilos de descanso". Al tratar el texto meditativamente, nos detenemos en los momentos en que, para nosotros, esta promesa se cumple.

I. EL TRANQUILO TRANQUILO DEL TIEMPO DE NOCHE. Tal es para cuerpos cansados ??y mentes desgastadas. Calmante es la calma de la tarde natural, cuando los vientos fallan, el sol arroja rayos amarillos y largas sombras, y los mil ruidos de la tierra son tenues. La noche tiene una graciosa influencia en nuestros esp�ritus. Es el momento de la meditaci�n, con Isaac. Muy valiosos para los corazones cristianos son los lugares tranquilos para la meditaci�n, cuando se puede alimentar el sentimiento sagrado.

II El silencio tranquilo del s�bado. Su primera idea es "descansar". Nos sentimos callados; como si un hechizo se hubiera respirado sobre nosotros. La tensi�n de la vida es relajada. El mundo esta lejos. Pertenecemos al mundo eterno. El bullicio de la vida est� quieto. Podemos dar cabida a otros pensamientos, y as� descansamos, cuerpo, mente y alma.

III. EL TRANQUILO TRANQUILO DE LOS TIEMPOS DE AFLICACI�N. Tales tiempos entran en todas las vidas. Momentos en que debemos estar quietos. En la enfermedad y en la convalecencia, hay muchas horas tranquilas y solitarias. Estas son las escenas a las que Cristo nos invita cuando dice: "Venid a un lugar desierto y descansa un rato".

IV. EL LUGAR TRANQUILO DE LA MUERTE. Se habla de la tumba como el "lugar donde los malvados dejan de molestar, y los cansados ??descansan". Y el lugar donde hay memoriales de los muertos es a menudo el "lugar de descanso m�s tranquilo" para los vivos. Esto puede ilustrarse con la influencia calmante, silenciadora y solemne ejercida sobre nosotros por una visita a la Abad�a de Westminster. En la tierra dif�cilmente se puede encontrar un "lugar de descanso m�s tranquilo". A veces, la c�mara donde vemos la muerte de un santo de Dios es un lugar as�. Hermoso ver que la cara desgastada por el dolor finalmente entra en el reposo de la muerte. "Cuando se hunde el alma cansada para descansar". Podemos agregar que aquellos que han encontrado descanso en Dios demuestran cu�n gentilmente da momentos de descanso en medio del apuro y la preocupaci�n de la vida.

Isa�as 32:20

Sembrando libremente.

Esto es parte de la descripci�n de la prosperidad restaurada cuando se eliminan los problemas nacionales. "Mientras el enemigo sea derribado, los jud�os cultivar�n su tierra en una prosperidad imperturbable". Los asirios deben haber detenido casi por completo todos los procesos agr�colas, y esto implicaba terribles p�rdidas y sufrimientos. En la explicaci�n de la figura del texto, se sugiere que, donde la semilla se siembra en el suelo cubierto por agua, era costumbre enviar bueyes al agua para pisar el suelo antes de que la semilla fuera arrojada, para evitar que se caiga. siendo arrastrado por el hundimiento de las aguas. Esto, sin embargo, se aplica a pa�ses como Egipto, y a cultivos como el arroz. El punto expuesto por el texto parece ser que la continuaci�n silenciosa y persistente del deber, en el trabajo diario, puede ser la expresi�n m�s eficiente de nuestra confianza en Dios. Con respecto al sembrador como un tipo de obrero cristiano, podemos notar las siguientes cosas.

I. El sembrador es un hombre de confianza. �l tiene la semilla de ma�z para la cosecha del pr�ximo a�o. La comida del pueblo depende, en cierta medida, de la fidelidad de cada uno a su confianza. El cristiano es un hombre confiado. �l tiene lo que es para la bendici�n de los hombres. La verdad, m�s preciosa que las semillas. Poderes de simpat�a y amor que traen cosechas abundantes. Riqueza, y conocimiento, y posici�n, y oportunidades, que pueden probar ser vivificantes para los hombres. Sobre todo, tiene la confianza del evangelio.

II EL SEMBRADOR EST� REQUERIDO PARA SEMBRAR TODO LO QUE TIENE CONFIANZA. �l no debe vivir de la semilla. �l no debe almacenarlo de manera segura. No debe usarlo para ning�n objeto propio. No debe demorarse en cumplir la voluntad de su amo con la semilla. Le fue dado que podr�a sembrarlo todo en el suelo. Entonces Dios quiere que el cristiano ponga en uso cada talento, cada confianza que se ha comprometido con �l. En esto nuestro Se�or es nuestro ejemplo. Todo lo que Dios le dio lo regal�: amor, verdad, consuelo, curaci�n, piedad, tiempo, fuerza, car�cter, vida, todo lo regal�. En �l no hab�a forma de quedarse; solo llegando a dar.

III. EL SEMBRADOR DEBE SEMBRAR LIBREMENTE. "Al lado de todas las aguas". No muy bien examinando las condiciones del suelo; no seleccionando solo la tierra profunda y preparada, sino dispers�ndose libremente y dispers�ndose ampliamente. El cristiano nunca sabe d�nde, en los campos de Dios, se cosechar�n las cosechas m�s ricas. Entonces �l siembra en todo el campo, siembra en perseverancia y siembra en fe.

En conclusi�n, se puede demostrar que el verdadero sembrador est� mucho m�s preocupado por la excelencia de su siembra que por los resultados que pueda obtener. Estos deben dejarlos completamente en manos de aquel que seguramente no "dejar� que su trabajo regrese a �l vac�o".

Información bibliográfica
Exell, Joseph S; Spence-Jones, Henry Donald Maurice. "Comentario sobre Isaiah 32". Los Comentarios del Púlpito. https://beta.studylight.org/commentaries/spa/tpc/isaiah-32.html. 1897.
 
adsfree-icon
Ads FreeProfile