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Bible Commentaries
Isaías 33

Los Comentarios del PúlpitoLos Comentarios del Púlpito

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Versículos 1-24

SECCI�N X. UNA PROFEC�A DE JUICIO SOBRE ASIRIA ( Isa�as 33:1.).

EXPOSICI�N

Isa�as 33:1

EL JUICIO SOBRE ASIRIA Y LA ENTREGA DE JERUSAL�N, EN GENERAL. Los acontecimientos hab�an progresado desde que se entregaron las profec�as anteriores. Las negociaciones llevadas a cabo con Senaquerib hab�an sido in�tiles ( Isa�as 33:7), la fuerte multa impuesta y pagada ( 2 Reyes 18:14) hab�a sido en vano ( Isa�as 33:18 ); el monarca asirio segu�a insatisfecho y amenaz� con un segundo asedio. Ya estaba en marcha, estrope�ndose y arrasando ( Isa�as 33:1). La gente de los distritos del pa�s se hab�a mudado a la ciudad ( Isa�as 33:8); en poco tiempo se esperar�a que el gran anfitri�n apareciera ante los muros. Todo era terror, pena y confusi�n. Bajo estas circunstancias, Isa�as es una vez m�s comisionado para declarar la inminente incomodidad del poderoso conquistador y la liberaci�n de Jerusal�n de su mano (vers�culos 3, 4). La liberaci�n da paso a un reino de justicia (Vers�culos 5, 6).

Isa�as 33:1

�Ay de ti que m�s malcriado! El "spoiler" est� aqu�, evidentemente, Asiria, el poder mundial de todo este grupo de profec�as (ver especialmente Isa�as 30:31; Isa�as 31:8), y el mayor "spoiler" de El tiempo de Isa�as. No fuiste malcriado; es decir, "que a�n no se ha echado a perder". Una amenaza encubierta se transmite en las palabras. Y dealest traicioneramente; m�s bien, usen la violencia (compare el comentario en Isa�as 21:2). Cuando dejar�s de echarte a perder, etc. Las naciones conquistadoras no pueden, con seguridad, detenerse en su carrera. Sus agresiones han suscitado tantas enemistades que les permiten dejar de atacar, y de inmediato son atacadas a su vez. Los baudios de cada hombre est�n en contra del spoiler cuya mano ha estado en contra de cada hombre.

Isa�as 33:2

Oh Se�or, etc. La mezcla de la oraci�n con la profec�a es muy inusual e indica un sentimiento muy excitado. Isa�as se da cuenta completamente del peligro de su pueblo y naci�n, y sabe que sin la oraci�n no hay liberaci�n. Su oraci�n es a la vez una efusi�n de su propio coraz�n, y un ejemplo para los dem�s. Te hemos esperado (comp. Isa�as 8:17; Isa�as 26:8). Su am; es decir, "el brazo de tu pueblo". Cada ma�ana. Continuamente, d�a a d�a, ya que su necesidad de tu apoyo es continua.

Isa�as 33:3

Al ruido del tumulto, la gente huy�; m�s bien, los pueblos; Es decir, los contingentes de muchas naciones que formaban el enorme ej�rcito de Senaquerib. El "ruido" es el causado por Dios "levant�ndose a s� mismo" (comp. Salmo 29:3).

Isa�as 33:4

Tu bot�n ser� recogido. El "despojo" de Asiria comenzar�a con la incomodidad del gran anfitri�n. En la narrativa hist�rica ( 2 Reyes 19:35; Isa�as 37:36) no se dice nada al respecto; pero, sin lugar a dudas, cuando el anfitri�n fue destruido en gran medida y el resto huy�, debe haber quedado un enorme bot�n que los enemigos de los asirios tomar�an naturalmente. Probablemente se produjo un nuevo deterioro de los fugitivos; y, habiendo desaparecido el prestigio del gran rey, las bandas de merodeadores probablemente asolar�an el territorio asirio por todos lados. Como la reuni�n de la oruga. La "oruga" (khasil) es probablemente el gusano del que se desarrolla la langosta, un insecto muy destructivo. �Deber�a correr? Ser�a mejor rendir si corren. La palabra, de hecho, est� en singular; pero se usa distributivamente, de los diversos spoilers.

Isa�as 33:5

El Se�or es exaltado. Su destrucci�n del ej�rcito asirio es una exaltaci�n de Dios; es decir, hace que se exalte en los pensamientos de aquellos que tienen conocimiento del hecho (comp. �xodo 15:14-2; Salmo 96:3, etc.). Es una indicaci�n para ellos de que �l tiene su morada en lo alto, y que es el verdadero Rey del cielo. �l ha llenado a Si�n de juicio, etc. (comp. Isa�as 32:15). La destrucci�n es, en parte, el resultado, en parte la causa, de que los jud�os se vuelvan una vez m�s a Dios, desechen sus iniquidades y establezcan el reino de la justicia y la rectitud en la tierra (ver Isa�as 1:26 )

Isa�as 33:6

La sabidur�a y el conocimiento ser�n la estabilidad de tus tiempos; literalmente, y la estabilidad de tus tiempos ser� (es decir, consistir� en) una rica reserva de salvaciones, sabidur�a y conocimiento. El profeta aqu� se dirige al pueblo de Jud� en segunda persona, aunque en la siguiente cl�usula vuelve a la tercera. Tales transiciones son comunes en composiciones antiguas, y caracterizan especialmente los escritos de Isa�as. El temor del Se�or es su tesoro; es decir, la sabidur�a que se pretende es aquello que se basa en "el temor del Se�or" (Salmo 111:10). Esto ser� a la vez el "tesoro" de Jud� y una garant�a de estabilidad para su gobierno e instituciones (comp�rense los Homil�ticos en Isa�as 32:15).

Isa�as 33:7

EL PROFETA ENTRA ADEM�S EN PARTICULARES. Habiendo "bosquejado los contornos principales de su revelaci�n", Isa�as procede a "completar y aplicar los detalles" (Cheyne). Primero describe la desesperaci�n y la baja condici�n de Jud�: los hombres de guerra llorando en voz alta; los embajadores acaban de regresar kern Laehish llorando por el mal �xito de su embajada; todos los viajes se detuvieron; la tierra se desperdici� e hizo un desierto; los asirios segu�an asolando y destruyendo, a pesar de la paz que se hab�a hecho ( 2 Reyes 18:14-12). Entonces, de repente, ve que Jehov� se est� despertando (vers�culo 10), y los asirios se condonaron, como con fuego (vers�culos 11, 12).

Isa�as 33:7

He aqu�, sus valientes llorar�n sin �l. "Sus corazones de le�n" (Cheyne); "h�roes" (Delitzsch). Literalmente, leones de Dios (comp. Isa�as 29:1). Lanzan un grito de luto en las calles, con efusividad infantil (comp. Herodes; 8:99; 9:24). Los embajadores de la paz. Ezequ�as probablemente envi� varias embajadas a Senaquerib en el curso de la guerra. Uno fue a Laquis, ofreciendo sumisi�n, en B.C. 701 ( 2 Reyes 18:14); otro a N�nive, con homenaje y regalos, en el mismo a�o o el siguiente. Un tercero probablemente intent� desaprobar la barrena de Senaquerib, cuando hizo su segunda invasi�n ( 2 Reyes 18:17) en B.C. 699 (?). Estos �ltimos parecer�an ser los "embajadores" de este verso.

Isa�as 33:8

Las carreteras se encuentran desperdicios {crup. Jueces 5:6). El significado es que estaban desocupados. El miedo a los asirios impidi� que los hombres viajaran. �l ha roto el pacto. Senaquerib, cuando acept� la suma de dinero que le envi� Ezequ�as, debe haber consentido en dejarlo sin molestias para el futuro. Pero en muy poco tiempo lo encontramos, aparentemente sin ning�n pretexto razonable, enviando una nueva expedici�n contra Jerusal�n, requiriendo que sea admitido dentro de los muros e incluso amenazando con destruir la ciudad ( 2 Reyes 18:17-12; 2 Reyes 19:10). Isa�as, por lo tanto, lo grava con haber roto su pacto. Ciudades despreciadas. "Senaquerib", dice Delitzsch, "continu� asaltando los lugares fortificados de Jud�, en violaci�n de su acuerdo". No tiene a nadie; es decir, "no presta atenci�n a las protestas que se hacen contra su infracci�n del tratado, no le importa lo que se diga o piense de �l".

Isa�as 33:9

La tierra est� de duelo; m�s bien, la tierra. El L�bano est� ... tallado; m�s bien, como en el margen, se marchita (comp. Isa�as 19:6). L�bano, Sharon, Carmel y Bashan son las cuatro regiones m�s bellas de Tierra Santa, tomando la palabra en su mayor extensi�n. El L�bano es la cadena monta�osa del norte, de ciento veinte millas de longitud, revestida de cedros y abetos, y generalmente coronada de nieve, de donde proviene el nombre (de lab�n, blanco). Sharon es "la amplia y rica extensi�n de tierra" que se extiende hacia el sur desde el pie del Carmelo, y se derrite en el Shefelah, conocido por sus flores (Cantares de los Cantares 2:1) y sus bosques (Josephus, 'Ant. Jud., '14.13, � 3). Carmel es la tierra alta que separa a Sharon de la llanura de Esdraelon, famosa por sus "dells rocosos" y sus "selvas profundas de bosquecillo". Finalmente, Bashan es el altiplano transjordano, que se extiende desde los flancos de Herm�n hasta Galaad, celebrado por sus "altibajos" y "llanuras amplias", por sus "bosques de robles" y en la antig�edad por sus manadas de ganado salvaje. Se dice que todos son "desperdicios", "marchitos" y similares, en parte debido a los estragos asirios, pero tal vez m�s simpatizantes de la naci�n jud�a en su angustia, "avergonzados" por ellos y vestidos de luto. su cuenta Sacude sus frutos; m�s bien, tal vez, agite sus hojas. El Sr. Cheyne conjetura que la profec�a se entreg� en oto�o.

Isa�as 33:10

Ahora me levantar�. La extremidad de Jud� es la oportunidad de Jehov�. "Ahora" por fin ha llegado el momento de que Dios se muestre, el tic se levantar� de su trono y mostrar� activamente su poder; se exaltar� a s� mismo por encima de los paganos, se elevar� por encima de las naciones.

Isa�as 33:11

Debes concebir paja. Los planes asirios contra Jerusal�n ser�n meras "paja" y "rastrojo". Se quedar�n en nada. No, la furia del enemigo contra Jerusal�n ser� el fuego para destruirlos.

Isa�as 33:12

La gente; m�s bien, los pueblos, como en Isa�as 33:3; es decir, las naciones que componen el ej�rcito asirio. Como las quemas de cal; como espinas Las cosas que el fuego consume total y r�pidamente.

Isa�as 33:13

REFLEXIONES SOBRE EL REVESTIMIENTO DE ASSYRIA VISTOS COMO CUMPLIDOS. El primer pensamiento del profeta es, cu�n maravillosamente el derrocamiento ha manifestado el poder de Dios ( Isa�as 33:13). Luego, c�mo debe emocionar con miedo los corazones de los malvados entre su pueblo ( Isa�as 33:14). En tercer lugar, c�mo los justos son colocados en seguridad, y pueden mirar hacia atr�s con alegr�a a su escape, y pueden esperar con confianza un futuro de felicidad y lirio tranquilo ( Isa�as 33:15). Las ideas mesi�nicas se entremezclan con estos �ltimos pensamientos ( Isa�as 33:17, Isa�as 33:23), la imagen de un Jud� feliz y tranquilo que se funde con el del glorioso reino del Mes�as.

Isa�as 33:13

Escuchen, ustedes que est�n lejos, etc. Jehov� habla por boca de su profeta, y llama a las naciones de la tierra, lejanas y cercanas, a considerar y reconocer su poder, como se muestra en su juicio sobre Asiria (comp. �xodo 15:14-2).

Isa�as 33:14

Los pecadores en Sion tienen miedo. El profeta procede a hablar en su propia persona. El juicio sobre Asiria, dice, no puede dejar de infundir terror en los corazones de los inmorales e irreligiosos en Si�n. No pueden dejar de darse cuenta de su propio peligro y temblar ante �l. �Qui�n de nosotros, dir�n, puede habitar con el fuego devorador? �Qui�n de nosotros habitar� con las llamas eternas? Reconocer�n a Dios como "un Fuego consumidor" ( Deuteronomio 4:24), cuyo pr�ximo brote puede ser sobre ellos mismos, y se estremecer�n ante la perspectiva.

Isa�as 33:15

El que camina con rectitud, etc. El profeta responde la pregunta que se supone que se le debe hacer. Nadie puede soportar la revelaci�n de la presencia de Dios sino los santos y los rectos: "el que tiene las manos limpias y el coraz�n puro; el que no ha alzado su alma a la vanidad, ni ha jurado enga�osamente" (Salmo 24:4; comp. Salmo 15:2). La verticalidad se explica como consistente en seis cosas principalmente:

(1) Solo conducta;

(2) discurso justo;

(3) odio a la opresi�n;

(4) rechazo de sobornos;

(5) cerrar el o�do contra sugerencias asesinas;

(6) cerrar los ojos contra las vistas pecaminosas.

Podemos comparar con esta suma, y ??las de los Salmos arriba citados. Ninguna enumeraci�n est� completa, o pretende ser completa. Isa�as tiene una referencia especial a los pecados favoritos de la �poca: injusticia ( Isa�as 3:15; Isa�as 5:23), opresi�n ( Isa�as 1:17, Isa�as 1:23; Isa�as 3:12, Isa�as 3:14; Isa�as 5:7; etc.), la recepci�n de sobornos ( Isa�as 1:23; Oseas 4:18; Miqueas 3:11) y derramamiento de sangre ( Isa�as 1:15, Isa�as 1:21; Isa�as 59:3).

Isa�as 33:16

Habitar� en lo alto; literalmente, habitan en las alturas, viven, por as� decirlo, en la presencia perpetua de Dios. Su lugar de defensa ser�n las municiones de rocas; m�s bien, las fortalezas de las rocas (es decir, las fortalezas rocosas) ser�n su refugio. �l volar� a Dios, como su "Roca y su Fortaleza" (Salmo 18:2), no desde �l, como su "Enemigo y Vengador" (Pc. Isa�as 8:2). Pan ... aguas; es decir, todo lo que es necesario para su apoyo y sustento. Se le dar� ... estar� seguro; m�s bien, se le da ... es seguro. La piedad tiene "la promesa de la vida que es ahora", as� como la de la vida "que est� por venir" ( 1 Timoteo 4:8).

Isa�as 33:17

Tus ojos Otra transici�n Aqu�, de la tercera persona a la segunda, el profeta se dirige ahora a los justos de los que ha estado hablando en los dos vers�culos anteriores. Ver� al Rey en su belleza. El Rey Mesi�nico, quienquiera que sea, y siempre que haga su aparici�n. Se ha dicho que la belleza no se predica del Rey celestial (Cheyne); pero Zacar�as 9:17; Salmo 45:2 .; y C�nticos, passim, contradicen esta afirmaci�n. "Cu�n grande es su belleza". "Eres m�s justo que los hijos de los hombres"; "Su boca es muy dulce; s�, �l es completamente encantador". La tierra que est� muy lejos; literalmente, la tierra de las distancias lejanas. El obispo Lowth dice: "Tu propia tierra est� muy extendida", y as� Delitzsch y el Sr. Cheyne. Pero si "el Rey" es mesi�nico, sin duda es "la tierra", el tramo mundial sobre el cual reinar� el Mes�as ( Apocalipsis 21:1).

Isa�as 33:18

Tu coraz�n meditar� el terror; es decir, "recordar�s el pasado del terror, el terrible per�odo del asedio, y lo contrastar�s con tu felicidad actual". El Sr. Cheyne cita como una ilustraci�n, como es l�gico, "Et haec olim meminisse juvabit" de Virgilio. �D�nde est� el escriba ... el receptor? ... el que contaba las torres? �D�nde est�n ahora los funcionarios asirios? El escriba, que registr� la cantidad del tributo y el bot�n; el receptor, que sopes� cuidadosamente el oro y la plata en una balanza; y el ingeniero oficial que inspeccion� el lugar a ser asediado, estim� su fuerza y ??cont� sus torres? Todos han perecido o han huido consternados.

Isa�as 33:19

No ver�s a gente feroz, etc .; m�s bien, no ver�s m�s que las personas b�rbaras, los asirios, una gente gru�ona que no puedes o�r, tartamudeando con la lengua que no puedes entenderlos (comp. Isa�as 28:11). La generaci�n que presenci� la destrucci�n del ej�rcito de Senaquerib probablemente no volvi� a ver a los asirios. No fue hasta alrededor de B.C. 670 que Manas�s fue "tomado con ganchos por los capitanes del rey de Asiria, y llevado a Babilonia" ( 2 Cr�nicas 33:11).

Isa�as 33:20

Mira a Sion, etc .; es decir, cambia tus pensamientos, oh Jud�, del pasado al presente, desde el momento del asedio hasta el momento en que termin� el asedio. La ciudad de nuestras solemnidades; o, de nuestras reuniones festivas; la ciudad donde celebramos nuestras Pascuas, nuestras Fiestas de las Semanas, nuestras Fiestas de Recolecci�n y dem�s. Una carpa que no se desmontar�. Hay, tal vez, una referencia a la amenaza de Senaquerib de sacar a toda la poblaci�n de Jerusal�n a un pa�s lejano ( Isa�as 36:19). Esta amenaza no deber�a tener efecto. Ninguna de sus estacas ser� eliminada. Por "las estacas" se entiende "las clavijas de la tienda", a las cuales se atan las cuerdas que mantienen la tienda firme (comp. �xodo 27:10; �xodo 38:18, �xodo 38:31; Jueces 4:21). La promesa de que "nunca" se eliminar�n debe entenderse como condicional a que las personas caminen erguidas ( Isa�as 33:15), o como una promesa de una larga continuidad.

Isa�as 33:21

Pero all� el glorioso Se�or ser� para nosotros un lugar de anchos r�os; m�s bien, all� en majestad el Se�or es nuestro; [el Se�or que es] un lugar de r�os anchos, etc. Algunos cr�ticos piensan que "un lugar de r�os anchos" puede ser exeg�tico de la farsa, "all�", y as� aplicarlo a Jerusal�n; pero la mayor�a considera que la frase se aplica directamente a Jehov�. Como �l es "un lugar para esconderse" (Salmo 32:7; Salmo 119:114), tambi�n puede ser "un lugar de r�os anchos", lleno, es decir, de refrigerio y bendici�n espiritual . En donde no debe ir galera. El r�o de la gracia de Dios, que "alegra la ciudad de Dios", no tendr� enemigo en su superficie, no permitir� que ning�n invasor lo cruce.

Isa�as 33:23

Tus atajos est�n sueltos. La comparaci�n de Dios con un r�o ha llevado a la representaci�n de los enemigos de Jud� como buques de guerra ( Isa�as 33:21). Esto hace que Jud� misma sea vista como un barco, un barco mal designado, que tiene que lidiar con uno cuyo equipo es perfecto. Los pensamientos del profeta han regresado al estado actual de las cosas. No pod�an fortalecer bien su m�stil; m�s bien, no pueden mantener firme la parte inferior de su m�stil. El m�stil ten�a su extremidad inferior insertada en un agujero en una viga transversal, y se requer�a que las cuerdas lo mantuvieran en su lugar. Si estuvieran sueltos, podr�a salirse del agujero y caerse por la borda. No pod�an extender la vela; m�s bien, no pueden extender la insignia. El estandarte parecer�a haberse pegado a la parte superior del m�stil. Si el m�stil se cayera, ya no se desplegar�a, para ser visto. Entonces se divide la presa de un gran bot�n. La palabra "entonces" es enf�tica. Ahora la nave deshabilitada parece incapaz de hacer frente a su enemigo. Entonces (despu�s del derrocamiento de Asiria) Jud� obtendr� un inmenso bot�n (ver Isa�as 33:4). Incluso los cojos tendr�n su porci�n.

Isa�as 33:24

Y el habitante no dir�, estoy enfermo. No habr� enfermedad en la Jerusal�n restaurada al menos, no habr� "enfermedad hasta la muerte". Las personas que habitan all� ser�n perdonadas por su iniquidad. Una vez m�s, el profeta flota en anticipaciones mesi�nicas.

HOMIL�TICA

Isa�as 33:6

El temor del Se�or, el tesoro de Jud�.

El mejor tesoro de una naci�n es un esp�ritu religioso. Judea hab�a sido devastada por la hueste de los asirios bajo Senaquerib, hab�a tomado todas sus "ciudades cercadas" ( Isa�as 36:1), hab�a sido despojada de sus tesoros m�s preciosos en plata y oro por el rey rapaz, y se qued� con un tesoro vac�o, vi�edos pisoteados y campos sin sembrar ( 2 Reyes 19:19); pero su mejor tesoro a�n le quedaba: era rica en "el temor del Se�or". El temor del Se�or le dio

(1) sabidur�a, para dirigir sus pasos correctamente, para evitar alianzas enredadas y abstenerse de provocar ataques;

(2) energ�a, para deshacerse de su depresi�n y luchar valientemente contra sus desgracias, para limpiar y sembrar sus tierras, replantar sus vi�edos ( 2 Reyes 19:19) y reconstruir sus aldeas y pueblos del campo; y

(3) completa confianza en Dios, para apoyarla en medio de todas las pruebas y problemas por los que podr�a tener que pasar, y asegurarla contra el desaliento que es el peor enemigo de los estados en declive. Despu�s de la liberaci�n que hab�a experimentado, debe haber sido claro para ella que "Dios estaba en medio de ella"; que su poder no ten�a l�mite; y que, siempre que lo temiera y confiara en su protecci�n, estar�a a salvo de todos y cada uno de los enemigos. Una naci�n as� circunstanciada es mil veces m�s rica que una que tiene innumerables reservas de plata y oro depositadas en sus tesoros, graneros desbordados, tierras repletas de cultivos, magn�ficas ciudades llenas de mercader�a, revistas y arsenales bien almacenados, pero sin confianza en un Divino Protector, ni depender de aquel que est� solo "poderoso para salvar".

Isa�as 33:10

La oportunidad de los juicios de Dios.

Es caracter�stico de las interposiciones divinas que tengan lugar en el momento de mayor necesidad. Isaac est� a punto de ser sacrificado cuando el �ngel llama a Abraham desde el cielo ( G�nesis 22:10, G�nesis 22:11). Eliseo est� rodeado de jinetes y carros, y est� a punto de caer en manos de sus enemigos, cuando son heridos de ceguera ( 2 Reyes 6:15-12). Los israelitas est�n encerrados entre los egipcios y el mar, y deben perecer al d�a siguiente, cuando las aguas se dividen por ellos, y se les abre un camino para escapar ( �xodo 14:10-2). M�s especialmente es la idoneidad del tiempo notable, cuando la interposici�n tiene la forma de un juicio. Los juicios son oportunamente dobles:

(1) con respecto a aquellos en quienes caen;

(2) con respecto a aquellos a quienes relevan.

I. LOS JUICIOS SON OPORTUNOS CON RESPECTO A AQUELLOS DE LOS QUE CAEN. Dios es tan misericordioso que no juzgar� a los hombres "antes de tiempo", o hasta que hayan "llenado la medida de sus iniquidades". Por lo tanto, es la regla general que sus enemigos est�n en su m�xima altura de exaltaci�n, y en la mism�sima arrogancia y orgullo, cuando el golpe fatal cae sobre ellos. Asiria hab�a alcanzado el cenit de su grandeza bajo Senaquerib en B.C. 700. �l mismo hab�a alcanzado un tono de arrogancia desconocido para los antiguos reyes ( 2 Reyes 19:23, 2 Reyes 19:24; 2 Reyes 19:8), cuando sali� el �ngel destructor. Entonces Nabucodonosor fue abatido en el apogeo de su gloria y su gloria ( Daniel 4:29-27); y Am�n hab�a alcanzado la mayor elevaci�n posible para un sujeto ( Ester 5:11) cuando fue capturado y ahorcado frente a su casa. Herodes Agripa ( Hechos 12:21) es otra instancia; y entonces, tal vez, es Arius.

II LOS JUICIOS SON OPORTUNOS CON RESPECTO A AQUELLOS A LOS QUE RELIEZAN. Generalmente, aunque no siempre, una liberaci�n acompa�a a un juicio. Dios, cuando "derriba a uno, establece a otro". Ezequ�as y la naci�n jud�a fueron liberados por la destrucci�n del anfitri�n de Senaquerib. Mardoqueo fue salvado cuando Am�n sufri� la muerte. Alejandro y los cat�licos de Constantinopla volvieron a respirar cuando Arrio expir� repentinamente. La Iglesia descans� cuando Galerio pereci� miserablemente. Es en su mayor necesidad, especialmente que Dios ayuda a los hombres, tal vez porque luego se vuelven hacia �l con la mayor sinceridad, y le ofrecen sus s�plicas con la mayor seriedad. Cuando lo llaman "fuera de lo profundo", su necesidad y su fe los defienden, y �l "escucha su voz" (Salmo 130:1, Salmo 130:2).

Isa�as 33:17

El rey en su belleza.

Cuando Cristo apareci� en la tierra en su primera venida, "no ten�a la belleza de que los hombres lo desearan" ( Isa�as 53:2). Aproximadamente vestido y fatigado, cualquiera que sea la expresi�n celestial de su semblante, no le pareci� a los hombres tan hermosos, majestuosos o incluso "bonitos" ( Isa�as 53:2). Pero en su segunda venida ser� diferente. San Juan el Divino lo describe tal como lo vio en visi�n: "En medio de los siete candelabros era uno como el Hijo del hombre, vestido con una prenda hasta los pies, y ce�ido alrededor de los papeles con una faja dorada. Su cabeza y sus cabellos eran blancos como la lana, tan blancos como la nieve; y sus ojos eran como una llama de fuego; y sus pies parec�an bronce fino, como si ardieran en un horno; y su voz como el sonido de muchas aguas. Y ten�a en su mano derecha siete estrellas: y de su boca sali� una espada afilada de dos filos: y su semblante era como el sol brilla en su fuerza " Apocalipsis 1:13). La descripci�n en Canticles est� moldeada en un molde m�s terreno, pero igualmente indica una belleza m�s que terrenal: "Mi amado es blanco y rojizo, el m�s importante entre los diez mil. Su cabeza es como el oro m�s fino, sus mechones son espesos, y negro como un cuervo. Sus ojos son como los de las palomas junto a los r�os de aguas, lavados con leche y colocados adecuadamente. Sus mejillas son como un lecho de especias, como flores dulces; sus labios como lirios, que dejan caer la mirra de olor dulce. . Sus manos son como anillos de oro engastados con el berilo: su vientre es tan brillante de marfil cubierto de zafiros. Sus piernas son como columnas de m�rmol, colocadas sobre z�calos de oro fino: su semblante es como el L�bano, excelente como los cedros. Su boca es muy dulce: s�, es completamente encantador "(So Cantares de los Cantares 5:10). La siguiente adaptaci�n del Dr. Pusey de las palabras de un escritor antiguo dice todo lo que se puede decir con una pluma humana sin asistencia sobre un tema que trasciende el poder del pensamiento o el habla del hombre: "Si pudi�ramos ascender desde la forma m�s bella que el alma podr�a aqu� imag�nese, para el cuerpo menos glorioso de los beatificados, una y otra vez a trav�s de los innumerables miles de cuerpos gloriosos, en comparaci�n con el cielo oscuro, y el sol pierde su brillo; y, m�s a�n, del alma deificada m�s bella, como visible aqu�, a la belleza del alma incorp�rea, cuya imagen apenas ser�a reconocida ... s�, deja que el alma iluminada por Dios siga y siga, a trav�s de todos los coros de las jerarqu�as celestiales, vestidos con el vestido de la Divinidad, de coro en coro , de jerarqu�a en jerarqu�a, admirando el orden, la belleza y la armon�a de la casa de Dios; s�, que, ayudado por la gracia y la luz divinas, ascienda a�n m�s y alcance el l�mite y el t�rmino de toda la belleza creada, pero debe saber que el poder divino Er y la sabidur�a podr�an crear otras criaturas, mucho m�s perfectas y hermosas que todas las que ha creado hasta ahora. No, permita que el m�s alto de todos los serafines sume en uno toda la belleza por naturaleza, gracia y gloria de todas las criaturas, pero no podr�a estar satisfecho con esa belleza, pero debe, porque no estaba satisfecho con ella, concebir una belleza superior . Si Dios, en todo momento, creara esa belleza superior a su antojo, a�n podr�a concebir algo m�s all�; por no ser Dios, su belleza no puede satisfacer su concepci�n. As� que d�jelo quieto, y en cien mil, cien mil mil a�os con el m�s r�pido vuelo de comprensi�n, multiplique continuamente esos grados de belleza, de modo que cada nuevo grado pueda duplicar lo que precede, y el poder Divino deber�a, con la misma rapidez, concurrir en creando esa belleza, como al principio dijo: 'Que haya luz, y que haya luz'; despu�s de todos estos millones de a�os volver�a a estar al principio, y no habr�a comparaci�n entre esto y la belleza divina de Jesucristo, Dios y el hombre. Porque es la dicha de lo finito no alcanzar el Infinito ".

HOMILIAS DE E. JOHNSON

Isa�as 33:1

Jehov� un refugio.

Es "el extremo de Israel, pero la oportunidad de Dios". La retribuci�n est� a punto de caer sobre Asiria; la salvaci�n y todos los recursos se encuentran en Jehov�.

I. �Ay de Asiria! Esta tierra aparece bajo la imagen de un spoiler rapaz. El tiempo es sobre B.C. 700, y la alusi�n es a Senaquerib y su ej�rcito, que hab�an avanzado en un curso de saqueo y destrucci�n. Las tablas deben ser cambiadas, y el codicioso conquistador (de. 2 Reyes 18:14, 2 Reyes 18:15) se convertir�a en el objeto de la codicia de los dem�s. No est� claro si las palabras implican una queja de agresi�n no provocada y de perfidia. Pero para el ojo prof�tico en todas las �pocas est� claro que los imperios fundados en la fuerza, el fraude y la rapacidad no pueden perdurar; que los que toman la espada perecer�n por la espada. Era el destino de Asiria caer bajo los poderosos poderes de Media y Babilonia.

II LA ACTITUD DE LA ORACI�N Y LA CONFIANZA. "�Oh Jehov�, ten piedad de nosotros! Por ti hemos esperado". Es la actitud de calma y confianza; es el estado de �nimo en el que se realizan cosas distantes e invisibles. Aqu� el profeta ve lo que es improbable a la vista de los c�lculos mundanos: la ca�da del poder m�s orgulloso de la �poca. No es menos una actitud en�rgica: todo el esfuerzo del esp�ritu esforz�ndose despu�s de ese punto de vista m�s elevado, donde las confusiones del tiempo caen en la unidad del prop�sito Divino. Es una actitud aparentemente d�bil, pero realmente poderosa; el enemigo tiembla cuando nos ve de rodillas. El brazo de Jehov� es el s�mbolo de la fuerza, presentado en tiempo de peligro, interponi�ndose y liberando (cf. �xodo 15:16; Job 40:9; Salmo 44:3; Salmo 77:15; Salmo 89:21; Salmo 98:1). No solo en emergencias particulares, sino "todas las ma�anas", es decir, constantemente y para siempre, que ese brazo sea nuestro para apoyarnos, y seremos fuertes y no conoceremos miedo. Y tal es el efecto de este acto de oraci�n y contemplaci�n, que ya se escuchan los s�ntomas del cambio en el aire. Hay un sonido confuso en la distancia, como el rodar de muchas aguas; la gente se apresura en el vuelo. Se ve a Jehov� levant�ndose (cf. N�meros 10:35; Salmo 68:1), y sobreviene una gran derrota de las naciones; y se ve a los conquistadores pululando sobre el bot�n, como las orugas en su comida.

III. LOS ATRIBUTOS DE JEHOV� COMO SON REVELADOS EN PENSAMIENTO PROF�TICO, COMO EST�N CONFIRMADOS POR EVENTO HIST�RICO.

1. Su fuerza inviolable. El es seguro; �l es Aquel que habita en la altura (Salmo 97:9). Los cielos caer�n antes que ser destronado, su dinast�a sobre todas las naciones llegar� a su fin.

2. Sus abundantes recursos del bien. Un coro aqu� parece estallar en su alabanza. �l ha llenado a Si�n de tesoros espirituales, estos siempre unidos con bendiciones temporales en la teocracia. Justicia y rectitud. El efecto de la liberaci�n temporal ser� que los hombres recurrir�n al Libertador, y caminar�n en sus caminos y de acuerdo con sus leyes (cf. Isa�as 30:22, etc .; Isa�as 31:6 ; Isa�as 32:15, etc.). En medio de las vicisitudes de estos tiempos, la gente tendr� un principio de constancia. Habr� una "reserva de salvaciones" para cada momento de necesidad en la "sabidur�a y conocimiento" religioso difundido entre la gente. Compare con esto la imagen del reinado de Ezequ�as ( 2 Reyes 18:1.). En una palabra, el "tesoro" de la naci�n ser� el temor de Jehov�, es decir, la verdadera religi�n, a diferencia de las guerras exitosas o la prosperidad comercial. Quiz�s el amor al material atesorado por parte de los reyes de Jud� sea indirectamente reprendido. La verdadera riqueza de un pueblo, como de un individuo, debe ser siempre la masa de su sabidur�a y piedad disponibles. J.

Isa�as 33:7

El levantamiento de Jehov�.

I. SU SORPRENDENCIA ES UNA FIGURA DE INTERPOSICI�N PROVIDENCIAL. Hay momentos en los que parece estar quieto, sentado y mirando, y el curso de los acontecimientos para desafiar su voluntad ( Isa�as 18:4). Los hombres gritan: "�Hasta cu�ndo, Se�or? �Despierta, ag�tate para liberar!" Pero �l conoce su propio tiempo; No es un d�a demasiado pronto ni demasiado tarde. Cuando llega la hora de la providencia, la escena cambia instant�neamente. "Ahora me levantar�; �ahora me levantar�!" No nos corresponde saber los tiempos y las estaciones. Nuestra parte es demorar, esperar, trabajar y rezar.

II Dios se levanta cuando el hombre es arrojado. La condici�n de la tierra parece desesperada y desesperada. Los h�roes con coraz�n de le�n se derrumban en llanto y lamentaci�n, y. los mensajeros, lamentando las duras condiciones de paz, los acompa�an. La escena es oriental y apasionada. Los caminos est�n desiertos; la tierra a merced de un p�rfido conquistador, que desprecia su promesa. La tierra que languidece en la decadencia del a�o, y las hojas ca�das de Bashan y Carmel, parecen simpatizar silenciosamente con la desgracia humana. Sin embargo, una palabra del Eterno es suficiente para cambiar toda la situaci�n: es una palabra de supremo desprecio por todas las maquinaciones del hombre. Sus concepciones son como "heno", sus pretensiones como "rastrojo", su aliento furioso como fuego devorador de s� mismo; y en una gran conflagraci�n la gente perecer�. Pasiones mundanas y poder mundano, el que se sienta en los cielos se burla; su palabra elimina al orgulloso, mientras apoya al humilde. J.

Isa�as 33:13

Viviendo cerca de Dios.

Jehov� ha levantado; �l ha revelado su poder en la destrucci�n del ej�rcito asirio; �l llama a trav�s del profeta a todas las naciones para que lo reconozcan.

I. LA PODERIDAD DE DIOS. Lo vemos reflejado en los rostros horrorizados de los imp�os y los profanos. De hecho, se lo ve como un "Fuego consumidor", que tiene su "horno en Jerusal�n" (Isa�as 31: 1-9: 19). Y todos los inmorales y sin principios, los desatentos y los mundanos, se sienten a s� mismos como combustible para su ira: aquellos a quienes los continuos retornos de la Palabra predicaron no alteran, de modo que sus viejos pecados permanecen firmes, enteros y sin trabas, la bajeza. de sus inclinaciones sin cambios, la ligereza de su discurso y comportamiento; aquellos cuyas antiguas angustias y desastres no se han asentado en los valles de la humildad, ni han circunscrito las ataduras de su lujo; aquellos cuyas miserias y restricciones pasadas solo dan un gusto en lugar de un cheque para presentar orgullo e intemperancia; aquellos a quienes todas las caricias de la Providencia no han podido ganar, con el fin de hacerlos adorar a una rigurosidad virtuosa, o disuadirlos de una extravagancia viciosa; todos ellos, a menos que el gran Dios sea trivial y sin preocupaci�n en sus grandes transacciones con nuestras almas inmortales, durante esta condici�n, hasta donde podemos juzgar, se est� formando ira. "Es un per�odo de prueba del infierno, y lleva consigo los s�ntomas desesperados y las se�ales de peste de una persona a la que Dios puede jurar y apresurarse a una triste eternidad" (Sur).

II VIVIENDO CERCA DE DIOS. �Qui�n puede soportar la vecindad de este fuego devorador? Solo aquellos que tienen un valor espiritual intr�nseco, que cuando se prueba con fuego, aparecer�n como "alabanza y gloria". "Solo lo que se entrega voluntariamente a ser el �rgano de Dios puede soportar esas llamas (cf. en la zarza ardiente, �xodo 3:2)". De todo lo dem�s, como zarzas y espinas, el "final debe ser quemado" ( Isa�as 10:17; Isa�as 30:27). El fuego que siempre arde en el altar (Le Isa�as 6:13) es el s�mbolo de aquel en cuya naturaleza se unen la ira y el amor; La ira es el s�ntoma del amor, que siempre debe brillar contra el mal. La respuesta a la pregunta se da en la imagen del buen hombre que sigue; su car�cter positivo y negativo, su consecuente seguridad.

III. IMAGEN DE LA VERDADERA PIEDAD.

1. Su integridad. �l camina en "perfecta justicia". No as� la justicia de los "escribas y fariseos", parcial e imperfecta, sino que se completa con los requisitos completos de la Ley Divina. El hip�crita "destaca algunas partes, que mejor se adaptan a sus ocasiones y menos frustran sus corrupciones". El hombre orgulloso o impuro puede ser liberal con los pobres, puede aborrecer la mentira y la traici�n, y puede estar listo para el cumplimiento de deberes que no empujan su querido pecado. Pero "no ser� suficiente cortar y cambiar un deber por otro; no puede pagar sus deudas pagando parte de la gran suma que debe" (Sur). Ofender a uno es ser culpable de todos ( Santiago 2:10). La cadena del deber se rompe al eliminar un solo enlace. "Entonces no me avergonzar�, cuando tenga respeto a todos tus mandamientos" (Salmo 119:6). No es una caracter�stica atractiva o un miembro atractivo lo que hace al hombre atractivo, sino la simetr�a y la proporci�n de todos. Entonces, no la pr�ctica de esta o aquella virtud, sino una tez completa de todas, puede hacer que un hombre sea justo ante los ojos de Dios.

2. Sus caracter�sticas principales. Une lo que la corrupci�n humana tiende a diseminar, religi�n y moralidad. Imita al Padre en el cielo en la justicia de su Ser perfecto. Rechaza ganancias injustas, arroja el soborno como una cuesti�n de contaminaci�n de la mano. Se abstiene de la avaricia de oro, ese vicio m�s degradante y descendente, que hace del alma toda tierra y tierra, enterrando esa cosa noble que nunca puede morir. "" No tomar�s un regalo, porque un regalo ciega los ojos de los sabio "( Deuteronomio 16:9; cf. 1 Samuel 12:3; Eclesiast�s 7:7). La codicia es una cosa directamente contraria al esp�ritu mismo del cristianismo; que es una libertad , un esp�ritu grande y abierto, abierto a Dios y al hombre, y siempre llevando caridad en una mano y generosidad en la otra (Sur). Es exclusivo en referencia al mal, como inclusivo en referencia al bien. El hombre bueno camina con los o�dos y los ojos cerrados contra el contagio moral a su alrededor. Como la levadura de la enfermedad no se desarrollar� salvo en el cuerpo insalubre, el mal moral no crecer� hasta convertirse en una cabeza en el alma antip�tica. �l "sella las avenidas de la enfermedad. enfermo ". Al escuchar y mirar vienen nuestras mejores y peores inspiraciones. Muerto al pecado, �l" no oye ni ve "vivo para Dios, �l es todo o�dos y ojos. por sus palabras, sus inspiraciones. La castidad del esp�ritu se extiende a los sentidos, y si la mente est� llena del amor a la pureza, "cada cosa del pecado y la culpa" se aleja de ella. Permanece intacto mientras los rayos del sol miran el mont�n de basura.

3. Su seguridad y satisfacci�n. El hombre bueno se detiene en las alturas (cf. Salmo 15:1; Salmo 24:3, Salmo 24:4), inaccesible para miasmata desde los pantanos venenosos de abajo, sostenido por el aire diferente, animado por perspectivas gloriosas. Tendr� comida, y eso en abundancia. "Comer y estar satisfecho" es la figura m�s simple y m�s fuerte para la satisfacci�n intelectual, para una vida interior rica; como el hambre de un esp�ritu vac�o, angustiado y auto torturado. Pero como la comida no sirve sin un apetito por ella, as� que esta satisfacci�n espiritual solo puede ser de ellos que tienen hambre y sed de justicia, que han fijado sus mentes en un Objeto, que todav�a invita al apetito m�s ilimitado e ilimitado. Los sentidos m�s nobles nunca est�n cansados ??del ejercicio sobre los objetos que los deleitan. No nos sobra la m�sica noble, ni tampoco las im�genes raras empalagosas. Los deseos de los justos son tan agradables a los caminos de Dios que encuentran una continua frescura creciendo sobre ellos en el desempe�o del deber; como una corriente que, cuanto m�s corre, m�s fuerza y ??fuerza tiene para correr m�s (Sur) .� J.

Isa�as 33:17

El reinado de Ezequ�as.

En medio de toda la agitaci�n causada por la invasi�n de Senaquerib y su perfidia, "las voces de los verdaderos profetas se alzaron con poder, se�alando los elementos imperecederos de la verdadera comunidad y proclamando el enfoque de una gran crisis, cuyo peso aplastante debe recaer solo en los infieles, ya sea entre los asirios o en Jud� "(Ewald). Aqu� encontramos un reflejo de la emoci�n de la �poca.

I. LA GLORIA DEL REY. Su belleza es una belleza moral: la de una regla justa ( Isa�as 32:1); una "belleza ideal: la evidencia del extraordinario favor de Dios". La imagen debe compararse con la de Salmo 45:1. Los ojos de la gente ver�n una tierra de distancias. Mirando hacia el norte y hacia el sur, y hacia el este y hacia el oeste, los l�mites del reino a�n se extender�n, hasta donde alcance la vista.

II TERRORES DESAPARECIDOS. Los funcionarios asirios que registraron las cantidades del tributo, que probaron la plata y el oro, que contaron las torres de la ciudad a punto de caer su presa, habr�n desaparecido. Las personas mismas enumerar�n con orgullo y agradecimiento esas torres intactas (Salmo 48:13). Los acentos discordantes de la lengua tartamudeante del extranjero ya no caer�n sobre sus o�dos.

III. LA FUERZA Y ESPLENDOR DE SION. �M�rala! Una vez m�s las multitudes festivas se reunir�n all�. Una vez m�s, ella ser� una casa de paz, o una morada de confianza, un tranquilo lugar de descanso. De hecho, parec�a la tienda de los vagabundos, las clavijas listas para sacar, las cuerdas para alquilar, a instancias del conquistador. La gente hab�a sido amenazada con la remoci�n ( Isa�as 36:17). Este miedo habr� pasado. La majestad de Jehov�, como un registro que todo lo protege, aterrorizando a sus enemigos, asegurando a sus amigos, se revelar� en el estado de Si�n. Esa presencia, que es "gloriosa en santidad, temerosa en alabanzas, haciendo maravillas", habr� regresado all�; esa mano derecha, que es gloriosa en poder, nuevamente se habr� extendido para liberar y proteger. Jehov�, y solo �l, es la defensa de Jerusal�n. �Qu� pasar� si ella no es como "populosa" No, si�ntate entre los r�os, con las aguas a su alrededor y la muralla del mar "( Nah�m 3:8), o Babilonia," sentada en las aguas "(Jeremias 51:13), - �l ser� en lugar de r�os y canales a su ciudad santa. Son las corrientes de un r�o espiritual que "alegrar�n la ciudad de Dios" (Salmo 46:4).

IV. LA DIVINA REGLA. Por �l reinan los reyes y los pr�ncipes decretan la justicia. El rey terrenal no es sino representante de aquel que est� entronizado en el cielo, el "gran Rey". Ezequ�as no es m�s que su vicegerente, su sirviente inspirado. El d�bil poder pol�tico se fortalece a trav�s de �l. Aunque Zion sea como un barco desmantelado, prevalecer� sobre los barcos orgullosos y bien armados de sus enemigos. El pecado cesar�, el castigo terminar� y, con �l, el sufrimiento y la enfermedad corporal. "Un pueblo, humillado por el castigo; penitente y por lo tanto indultado, morar� en Jerusal�n. La fortaleza de Israel y toda su salvaci�n descansan sobre el perd�n de sus pecados".

V. LECCIONES.

1. Los juicios nacionales solo cesar�n con los pecados nacionales. "El arrepentimiento humilde es curarnos de nuestros pecados y miserias; y no se puede curar a menos que el yeso sea tan ancho como la llaga".

2. La forma m�s efectiva de evitar juicios nacionales es la enmienda personal. Los pecados particulares a menudo derriban los juicios generales. El pecado, como una lepra, comienza en una peque�a br�jula, pero r�pidamente sobrepasa todo.

3. El abandono de los pecados engendra esperanza en la misericordia de Dios. Porque ha prometido con esa condici�n eliminarlos; porque en realidad a menudo los ha eliminado; porque, cuando los hombres se humillan as�, Dios ha alcanzado el final de sus juicios (Sur) .� J.

HOMILIAS DE W.M. ESTATAM

Isa�as 33:17

La gloriosa visi�n.

"Tus ojos ver�n al Rey en su belleza". Hay mucha belleza en este mundo. Y por Cristo Jes�s Dios cre� los mundos. Para que �l sea el arquetipo de toda belleza. Todo lo encantador fue primero un pensamiento de Cristo antes de convertirse en un hecho en la vida. Estos ojos nuestros han visto gloriosos espect�culos: el sol saliendo para correr su carrera; los tiernos verdes y p�rpuras de los mares; La magnificencia del Carmelo y el L�bano. �Cu�nto hemos visto tambi�n de la belleza moral! �La gentileza de la piedad; el hero�smo de la resistencia; La sublimidad del sacrificio. Sin embargo, todos estos se han mezclado con algunos elementos de mundanalidad y pecado.

I. ESTA PROFEC�A SE CUMPLE EN CRISTO COMO EL REY VERDADERO. Piensa en los reyes de todas las �pocas: los faraones; Los C�sares. All� vemos poder, boato y, �ay! Con demasiada frecuencia, criminalidad y crueldad. Aqu� vemos al verdadero Rey. Uno cuyo gobierno es Divino, porque est� dentro, manteniendo en supremac�a la conciencia y el coraz�n. Alguien que es un Rey que "reina en justicia, poderoso para salvar".

II UNA PROFEC�A CUMPLIDA EN LA BELLEZA DEL CAR�CTER DE CRISTO. La belleza yace en la simetr�a y la integridad; Era perfectamente santo, sin mancha ni mancha. La belleza yace en armon�as sutiles; y en Cristo justicia, amor y sabidur�a estaban todos unidos en uno. La belleza yace en conformidad con la ley moral; y �l era "inofensivo, sin mancha y separado de los pecadores". La belleza no se encuentra solo en el sentimiento. El car�cter no debe ser probado simplemente por un sentimiento exquisito o una ense�anza profunda, sino por una vida donde la verdad sentida y la verdad hablada y la verdad vivida est�n todas encarnadas en una. El que habl� como nunca habl� el hombre tambi�n podr�a decir: "�Qui�n de ustedes me convence de pecado?"

III. UNA PROFEC�A CUMPLIDA A TRAV�S DEL PODER DE LA VISI�N ESPIRITUAL. "Tus ojos ver�n". La belleza de Cristo solo puede verse a trav�s del lente de la disposici�n moral. "Bienaventurados los puros de coraz�n, porque ellos ver�n a Dios". Se dice claramente de los malvados, con respecto a su visi�n de Cristo: "No ver�n belleza en �l para desearlo". Podemos tener el ojo art�stico para ver la belleza del capitolio griego y el arco romano, pero es posible que no tengamos el ojo espiritual por el cual solo discernimos las cosas espirituales.

IV. UNA PROFEC�A CUMPLIDA EN LA EXPERIENCIA PERSONAL. "Tus ojos". Los poderes de la visi�n no se pueden transferir. �Cu�nto anhelamos, tal vez, que quienes amamos tambi�n vean esta belleza! Tampoco pueden ser intelectualmente deseados. Debemos tener el coraz�n espiritual antes de poder disfrutar del ojo espiritual.

V. UNA PROFEC�A A SER PERFECTAMENTE CUMPLIDA EN LA REVELACI�N FINAL DEL CIELO. Sea lo que sea que veamos all� de nuevas muestras de la energ�a y el poder creativo de Dios, por justos y adorables que sean nuestros seres queridos, ahora que est�n "sin culpa ante el trono de Dios", podemos estar seguros de esto, de que Cristo lo har�. ser "el encantador en conjunto". El ojo estar� perfectamente purgado del pecado, y el alma perfectamente viva para Dios. Entonces se cumplir� la oraci�n de Cristo: "Para que puedan ver mi gloria, que me has dado" - W.M.S.

HOMILIAS DE W. CLARKSON

Isa�as 33:1

Mal agravado.

I. QUE EL PECADO A MENUDO SE ENCUENTRA EN FORMA AGRAVADA. Puede tomar las formas de las cuales el profeta se queja aqu�.

1. Agresi�n no provocada. "Te malcrias, y (aunque) no te malcriaban". Los hombres pueden llegar a asaltar a sus semejantes sin la menor justificaci�n; Esto puede ser en forma de guerra abierta, de brutal asalto individual, de apropiaci�n ilegal o de calumnia vergonzosa.

2. Traici�n inexcusable. "Y traicionan traidoramente, y (aunque) no trataron", etc. Los hombres llegar�n tan lejos en la iniquidad como para enga�ar, atrapar e incluso arruinar, y eso no solo en un pecuniario, sino incluso en un sentido moral, a aquellos que son inocentes y poco sospechosos; tomar�n una ventaja media y execrable de la inocencia que no deber�a apelar en vano por la protecci�n de los fuertes. Aquellos as� culpables sin sentido y atrozmente pueden enga�ar a otros de los caminos de

(1) fe y piedad;

(2) virtud;

(3) la sabidur�a pr�ctica de la que depende el mantenimiento y la comodidad del hogar.

II QUE CUANDO SE ENCUENTRA EXCITA EL PROFUNDO DESPLAZAMIENTO DE DIOS. El "ay" Divino se pronuncia contra �l. Y este "ay" es solo una nota en un gran y completo derramamiento de indignaci�n divina en todas las partes de las Sagradas Escrituras. Profeta y salmista y ap�stol, s�, y el Se�or del amor mismo (v�ase especialmente Mateo 23:1.), �nanse para pronunciar la terrible ira de Dios "contra los que cometen tales cosas". Incluye:

1. Su santa indignaci�n dirigida contra los malvados mismos; no el pecado, sino el pecador (Salmo 7:11; Romanos 2:8, Romanos 2:9).

2. Su odio ilimitado por el mal hecho; no el agente, sino el acto (Jeremias 44:4; Habacuc 1:13). Todo pecado es una cosa leprosa, repugnante, a la vista de Dios: �cu�nto m�s esas formas agravadas en las que el hombre hiere y arruina a su pr�jimo!

III. QUE ES CIERTO CUMPLIR CON LA RETRIBUCI�N RESPONDER A LA OFENSA. Sabemos:

1. Ese pecado impenitente ser� seguido por los juicios de un Dios justo. El "ay" Divino se�ala un castigo severo: p�rdida, tristeza, ruina, muerte ( �xodo 34:7; Proverbios 11:21; Romanos 2:6, etc.).

2. Esa retribuci�n ser� proporcional a la magnitud del delito ( Lucas 12:47, Lucas 12:48; Juan 9:41; Juan 15:22; Romanos 2:12).

3. Es probable que esa retribuci�n tome una forma que corresponda al delito. "Cuando dejes de echarte a perder, ser�s echado a perder", etc.

(1) La violencia provoca violencia; los que toman la espada com�nmente perecen con la espada ( Mateo 26:52).

(2) El arte ser� socavado; contra el sutil intrigante los hombres se combinar�n y usar�n su ingenio para derrocarlo.

(3) La avaricia encuentra su propia riqueza como una carga insoportable.

(4) El rechazo de lo sobrenatural termina en la aceptaci�n de lo supersticioso, etc. "Con qu� medida medimos, se nos vuelve a medir". - C.

Isa�as 33:2

Las misericordias menores y mayores.

Esta oraci�n incluye la petici�n llamativa: "S� t� su brazo todas las ma�anas, nuestra salvaci�n tambi�n en tiempos de problemas". Las palabras sugieren la pregunta pertinente y no rentable: �estamos sujetos a una obligaci�n mayor por las misericordias menores de Dios que recibimos continuamente o por las m�s grandes que ocasionalmente recibimos de sus manos? Nos fijamos en ambos

I. LAS MENOR MERCIAS QUE ESTAMOS RECIBIENDO CONTINUAMENTE. Dios es para nosotros "nuestro brazo todas las ma�anas"; �l es nuestro apoyo d�a a d�a, de hora en hora; "En �l vivimos, nos movemos y tenemos nuestro ser". Podemos pasar muchos d�as en los que no se nos otorga ninguna misericordia sorprendente o impresionante; pero no pasamos una sola hora, no pasamos ning�n minuto fugaz, en el que algunas bondades no provienen de su generosa mano. Nuestro endeudamiento derivado de estos puede estimarse cuando consideramos:

1. Su regularidad. La naturaleza de las bondades de Dios se suele pasar por alto debido a su regularidad; se les llama "ley", como si la ley tuviera alg�n poder, en s� misma, para originar o sostener. En consecuencia, no se remontan, como deber�an ser, al amor y cuidado de un Padre Celestial. Pero su valor es enormemente mejorado por su regularidad. �Cu�nto m�s "misericordioso para con nosotros" es nuestro Dios, ya que �l es "nuestro brazo todas las ma�anas!" en eso podemos contar con confianza en la luz de la ma�ana, en las sombras de la tarde, en las mareas entrantes y salientes, en las estaciones de regreso, y podemos organizar y actuar en consecuencia, que si el Autor de la naturaleza nos diera sus bendiciones de manera irregular, espasm�dicamente, en �Intervalos tan inciertos que no podr�amos hacer arreglos, mantener oficinas permanentes y tener dudas constantes sobre si se requerir�a o no nuestra agencia!

2. Su constancia. Nos apoyamos en el brazo de Dios continuamente. No es simplemente una cuesti�n de frecuencia; no es por una hip�rbole permisible que el salmista dice: "la bondad de Dios perdura continuamente" (Salmo 52:1); ni es sin raz�n que le pide a Dios "que su bondad amorosa y su verdad puedan preservarlo continuamente" (Salmo 40:11). Cada a�o Dios est� coronando con su bondad; �l "nos carga diariamente con beneficios"; �l es nuestro brazo cada ma�ana de nuestra vida; cada noche nos pone la mano dormida y "restaura nuestra alma". Bien podemos unirnos para cantar

"Las alas de cada hora dar�n alg�n tributo agradecido a tu o�do".

Porque en las alas de cada hora que pasa vienen muchas misericordias a nuestros corazones y a nuestros hogares de la protecci�n y el amor de Dios; y podemos ir a�n m�s lejos y decir, o cantar, "Los minutos llegaron r�pido, pero las misericordias fueron m�s r�pidas y veloces que ellas". El poder creativo de Dios nos da nuestra vida, y su constante visita preserva nuestro esp�ritu ( Job 10:12).

II LAS MERCIAS M�S GRANDES QUE A VECES RECIBIMOS. Dios es "nuestra salvaci�n tambi�n en tiempos de problemas". La grandeza de nuestro endeudamiento con �l por estas sus bondades amorosas m�s grandes, especiales y peculiares, podemos estimar si consideramos:

1. Su frecuencia. Aunque son poco frecuentes en comparaci�n con sus favores constantes, no son infrecuentes en s� mismas, si las consideramos todas: nacionales, eclesi�sticas, familiares, individuales.

2. Su preciosa preciosidad para nosotros que los recibimos. �Qui�n puede calcular el valor de una sola liberaci�n de

(1) el abismo de la incredulidad negra; o de

(2) el poder de alguna pasi�n imp�a: avaricia, lujuria o venganza; o de

(3) la miseria de alguna soledad amenazada o (lo que es mucho peor que eso) alguna alianza enredada y ruinosa; o de

(4) la sombra oscura de alguna calumnia falsa y cruel? Solo aquellos que han sido salvados en el momento de la angustia, que han sido levantados y colocados en la s�lida roca de seguridad, y obligados a caminar nuevamente bajo el sol de la paz y la esperanza, pueden decir cu�n grande es esa misericordia de la mano. de Dios.

3. Su costo para el Divino Dador.

(1) Si en toda simpat�a humana hay un gasto de s� mismo, que, si bien se presta voluntariamente, es doloroso y opresivo para el esp�ritu, �no creemos que hay tambi�n este elemento en �l cuya simpat�a es mucho m�s fuerte? y cuya sensibilidad es mucho m�s fina que la nuestra (ver Isa�as 63:9; Lucas 19:41; Juan 11:35; Hebreos 4:15)?

(2) Un gran acto redentor, la salvaci�n que est� en Cristo Jes�s, se realiz� a costa de una encarnaci�n divina, de tristeza, de verg�enza, de muerte. Se entreg� por nosotros. Concluimos que,

(a) teniendo en cuenta este �ltimo pensamiento, las misericordias especiales de Dios superan incalculablemente a las constantes;

(b) que juntos constituyen una raz�n abrumadora para la adoraci�n, la obediencia, la consagraci�n;

(c) que hacemos bien en apelar a Dios en oraci�n sincera por las misericordias especiales que necesitamos, y esperar con expectaci�n por ellas. "Oh Se�or, ten piedad de nosotros; te hemos esperado" - C.

Isa�as 33:5, Isa�as 33:6

Una naci�n sabia (Iglesia).

Estos vers�culos nos proporcionan tres caracter�sticas por las cuales se caracterizar� una naci�n o Iglesia que posee sabidur�a verdadera.

I. Un sentido penetrante de Dios: de su grandeza, su poder, su justicia. "El Se�or es exaltado; �l habita en las alturas; ha llenado a Si�n de juicio y justicia". El resultado de la liberaci�n forjada por Jehov� ser�a la creaci�n de este sentimiento devoto. La naci�n santa, la Iglesia seg�n el coraz�n de su Divino Autor, se esforzar� por mantener esto como un sentido religioso permanente; Apreciar� ese sentimiento de asombro reverencial que llena el coraz�n cuando se da cuenta de la grandeza del Exaltado, cuando se siente el poder del que hace conocer sus juicios, cuando la justicia del que anula la iniquidad est� presente en la mente. . Bien habla por la comunidad, civil o sagrada, cuando este sentido sagrado de Dios "lo ha llenado" de extremo a extremo, de menor a mayor. Esta convicci�n dominante es, de hecho, una cosa esencial; sin ella, las protestas m�s vehementes, los credos m�s honrados, los fermentos m�s ext�ticos, pronto se encontrar�n como "lat�n que suena o un platillo tintineo".

II UN PROFUNDO SENTIDO DE LA VERDADERA FUENTE DE ESTABILIDAD Y FUERZA. "Sabidur�a y conocimiento", etc. Siempre ha sido el caso que las comunidades han imaginado que su estabilidad y fuerza descansaban en cosas materiales y visibles: en mares y monta�as, en ej�rcitos y armadas, en tierras y casas, en grandes cantidades de hombres. y mujeres, en bienes y donaciones. Pero todas estas cosas resultan in�tiles cuando hay podredumbre interna, cuando la desuni�n se ha infiltrado en el estado o en la Iglesia, cuando el proceso de desmoralizaci�n ha comenzado para que no pueda ser arrestado. Ning�n recurso externo de ning�n tipo, por numerosos o fuertes que sean, salvar� a una sociedad que se entrega a lo que es falso y asqueroso. Su derrota y disoluci�n son solo una cuesti�n de a�os o d�as. La verdadera fuente de estabilidad y fortaleza est� en la sabidur�a celestial: ese "conocimiento" de Dios que significa, no solo una percepci�n de la verdad sino un amor por ella, un deleite en ella, una aceptaci�n de ella como la �nica cosa que limpia el coraz�n, y eso deber�a regular la vida.

III. UN ESTIMADO CORRECTO DE PROSPERIDAD. "El temor del Se�or es su tesoro". �Qu� es lo que constituye riqueza o prosperidad? Seg�n la respuesta que damos a esta pregunta, nuestra posici�n espiritual puede estar bien determinada. Si nos permitimos la ilusi�n de que nuestra prosperidad consiste principalmente en dinero, en acciones, en minas o en acres; o si lo buscamos en n�meros, o en reputaciones, o en el patrocinio de los titulados y los fuertes, estamos viviendo en un "para�so de tontos". "Seguramente nuestras riquezas no est�n donde pensamos, y el coraz�n amable es m�s que toda nuestra tienda". �Si! y no simplemente el coraz�n amable, sino el coraz�n puro, el coraz�n

(1) que ha sido purificado del amor y la tolerancia del pecado por la verdad y por el Esp�ritu de Dios;

(2) que ha sido llevado a esconderse en la Divina Misericordia y a perderse en el amor de un Divino Amigo y Se�or;

(3) que vive para dar testimonio de su verdad, y para magnificar su Santo Nombre. Esa Iglesia cristiana que se hace rica, que encuentra su tesoro en el temor del Se�or, en el amor consecuente y complementario de Jesucristo, es la Iglesia que es divinamente sabia. "El temor del Se�or es el principio" �y una parte muy grande tambi�n� "de la sabidur�a". - C.

Isa�as 33:10

En presencia del Santo.

La gran pregunta que, en una forma algo diferente de la del texto, Balak propuso a Balaam ( Miqueas 6:6) es una que siempre ha conmovido los corazones de los hombres en todas partes y en todas las edades. Debemos encontrar una respuesta si queremos disfrutar de "descansar en nuestras almas".

I. EL TRES SANTO SE�OR NUESTRO DIOS. Lo que hace que el prop�sito de intervenci�n de Dios ( Isa�as 33:10) sea tan serio para sus criaturas es que cuando �l se levante se encontrar� como "el Fuego devorador", como "Quemaduras eternas"; es decir, demostrar� ser el Santo de Israel:

(1) Cuyo Esp�ritu es absolutamente intolerante con la iniquidad, odi�ndolo con odio perfecto, a quien es tan aborrecible que "no puede mirarlo". Y

(2) cuya acci�n se opone inflexiblemente a ella;

(a) poner l�mites a su �xito temporal ( Isa�as 33:11);

(b) llevar sus decretos y sus logros a la nada, ya que el horno de cal reduce todo a cenizas;

(c) consumir la fuerza del imp�o y el rebelde tan f�cilmente y tan r�pido como las llamas ardientes queman las espinas ( Isa�as 33:12). Al hombre ca�do y culpable, cuyo car�cter ha sido depravado y cuya vida ha sido manchada por el pecado, Dios est� obligado a darse a conocer y a ser temido como "el fuego devorador", como "el eterno ['lo continuo'] quemaduras, "consumiendo iniquidad en el ardor sagrado de su insaciable pureza.

II LA PRESENCIA DEL SANTO. �Qui�n de nosotros habitar� con este Santo, este fuego consumidor? �Qui�n morar� en su presencia y morar� en su santo monte? (Salmo 15:1; Salmo 24:3)? Hay diferentes sentidos en los que estamos ante Dios, o estamos en su presencia.

1. Su presencia observante, que es constante, de la que hacemos bien para recordarnos a menudo, con el pensamiento de que nuestras mentes y corazones pueden estar llenos.

2. Su presencia interpuesta. Esos momentos y ocasiones en particular cuando se presenta a juicio ( Isa�as 33:10); cuando extiende su mano en castigo o en recompensa; cuando env�a de vuelta al monarca asirio en un vuelo humillante, y al mismo tiempo levanta la cabeza de Jerusal�n, inclinada y temblorosa; cuando rompe el brazo del opresor y las cadenas del cautivo; cuando dispersa a sus enemigos y redime a su pueblo.

3. Su presencia en el santuario. Cuando se manifiesta a los que esperan como no lo hace al mundo.

4. Su presencia m�s cercana en otro mundo. Cuando en el sentido m�s solemne "nos pararemos" delante de �l, y en el sentido m�s bendecido, "moraremos" con �l.

III. LOS QUE PUEDEN PERMANECER EN SU PRESENCIA. La respuesta es negativa y positiva.

1. Negativo.

(1) No los culpables entre los no privilegiados. A aquellos que "no tienen la Ley", pero que son culpables de transgredir la ley no escrita; a todos los que act�an como Asiria en esta ocasi�n, malcriando a los que no los hab�an malcriado, etc. ( Isa�as 33:1), Dios medir� su indignaci�n (ver Isa�as 33:11).

(2) No el insincero entre los hijos del privilegio. "El temor sorprender� a los hip�critas" ( Isa�as 33:14). Que todos los que cantan alabanzas y pronuncian las palabras del Redentor consideren si la gratitud y la dedicaci�n est�n en sus corazones y tambi�n en sus labios.

2. Positivo. Pueden morar con el Santo que posee moral debido a la integridad espiritual. "El que camina con rectitud", etc .; es decir, el que es de buen coraz�n, y por lo tanto de una vida pura. Con nosotros, en esta era cristiana, se puede decir de la integridad espiritual.

(1) que su fundamento se establece en un arrepentimiento genuino, en un cambio de coraz�n hacia Dios;

(2) que toma la forma de una fe viva en el Se�or Jesucristo;

(3) que se manifiesta en la excelencia del car�cter. Y esto �ltimo se ve en las marcas, que el profeta aqu� indica: en conducta recta (caminando rectamente, rechazando sobornos); en la solidez del habla; en rechazar todo acceso al mal (detener los o�dos y cerrar los ojos para que no escuchen y vean lo que es perjudicial y contaminante); en un gran odio a la injusticia (despreciando la ganancia de la opresi�n).

IV. LA BENDICION DE LOS QUE HABLAN CON DIOS. Ya sea aqu� o en el m�s all�, pero en un grado m�s alto y una forma m�s perfecta en el m�s all�, se prometen estas dos grandes bendiciones.

1. Seguridad. "Habitar� en lo alto: su lugar de defensa", etc. Nada lo da�ar�, ning�n pecado tendr� dominio sobre �l; En los brazos del cuidado protector de Dios, su hogar ser� inexpugnable para el asalto.

2. Suficiencia. "Se le dar� pan", etc. Puede que no tenga todo lo que desear�a, pero tendr� todo lo que necesita para su verdadero bienestar y su verdadera alegr�a.

Isa�as 33:17

El rey en su belleza.

"Tus ojos ver�n al Rey en su belleza". De esto podemos tomar:

I. LA VISTA CONTEMPOR�NEA. Aquellos que escucharon estas palabras de los labios de Isa�as o las leyeron del rollo en el que las escribi� pensar�an naturalmente en Ezequ�as. Pero, �en qu� aspecto pensar�an de �l vestido de belleza? No, seguramente, como uno vestido con hermosas t�nicas reales, o como uno rodeado de la pompa de una corte real; pero como quien empu�aba el cetro real en justicia y sabidur�a. El rey en su belleza, a los ojos del hombre que habla por Dios, es ese soberano que

(1) honra a Dios en todos sus actos y tratos con el hombre;

(2) usa su posici�n y su poder para promover la verdad Divina;

(3) se expone a s� mismo por el bien de los dem�s en lugar de por su propio disfrute o el engrandecimiento de su casa. Y estas cosas, mutatis mutandis, constituyen la belleza de toda autoridad y poder terrenales.

II La vista mesi�nica. Si remitimos las palabras del profeta a aquel a quien, en s� mismas y fuera del contexto, son las m�s apropiadas: a ese Hijo del hombre que lleg� a ser el Salvador-Soberano de la humanidad, tenemos dos puntos de vista ante nosotros.

1. La de Jesucristo cuando vivi� en la tierra: el manso Rey de los hombres ( Mateo 21:5), el que afirmaba ser un Rey incluso mientras estaba atado ante Pilato ( Juan 18:33). Aqu� vemos al Rey en su belleza como lo vemos en su pureza de coraz�n, en su dedicaci�n a la obra que su Padre hab�a puesto en sus manos, en su sumisi�n a la voluntad de ese Padre, en su r�pida y tierna simpat�a por el dolor y la pena. el abandonado, en su inagotable paciencia con los que no lo merecen y lo que est� mal.

2. La del Divino Redentor mientras reina en el cielo. As� visto, vemos en �l la belleza de quien

(1) una vez entreg� todo lo que era y ten�a para poder redimir a una raza ca�da, la belleza del sacrificio m�s perfecto;

(2) ahora da la bienvenida a su reino a lo peor de todo lo que se ha rebelado contra su voluntad, la belleza de la magnanimidad perfecta;

(3) ahora tiene con sus sirvientes en todas sus m�ltiples enfermedades e insuficiencias de servicio, la belleza de la paciencia perfecta;

(4) ahora distribuye gracia y ayuda a cada uno de sus seguidores de acuerdo con sus necesidades y peticiones individuales, la belleza de la beneficencia perfecta.

III. LA VISTA DISTANTE. Nuestros ojos ver�n al Rey en su belleza cuando lo veamos "�l tal como es", el Se�or ascendido y reinante. Entonces lo haremos

(1) contemplar las glorias de su administraci�n celestial; deber�amos

(2) reflexionar sobre la excelencia trascendente de su car�cter Divino; y luego lo haremos

(3) ser atra�do hacia �l en semejanza espiritual ( 1 Juan 3:2), vivir bajo su reinado en un servicio incansable e incansable ( Apocalipsis 7:15; Apocalipsis 21:25), morar con �l y reinar con �l en gozo eterno ( 2 Timoteo 2:12; Apocalipsis 2:26; Apocalipsis 3:21; Apocalipsis 22:5) .� C .

Isa�as 33:17

La amplitud del reino.

"Contemplar�n la tierra de las distancias lejanas". Nosotros miramos a-

I. EL PAN DEL REINO HIST�RICO. Jud� deb�a ser liberada de su opresor asirio. En la actualidad estaba asediada, encerrada en todas partes, por el ej�rcito invasor; sus ciudadanos no ten�an un rango de tierra que pudieran atravesar: estaban confinados al c�rculo estrecho creado por los hostigadores hostiles de Senaquerib. Pero pronto esos l�mites ser�an eliminados, el ej�rcito se dispersar�a y desaparecer�a. Entonces el pa�s estar�a abierto en todas partes; en cualquier direcci�n que miraran ver�an colinas que podr�an escalar y valles que podr�an cultivar a voluntad; hasta donde alcanzaba la vista, el pa�s ser�a gratuito para el viajero y el labrador. Contemplar�an una "tierra de distancias lejanas", un amplio reino que podr�an llamar suyo.

II EL PAN DEL REINO ESPIRITUAL. Ese reino de Cristo, en el que estamos firmes y en el que nos regocijamos tanto, es una "tierra de distancias lejanas", una regi�n de gloriosa amplitud de visi�n y rango de movimiento y acci�n. No hay nada en �l que sea limitante, nada que limite; Todo est� en una escala ampliada. Hay sobre esto una libertad noble y acogedora; la l�nea del horizonte retrocede perpetuamente a medida que avanzamos. Esto se aplica en su totalidad a sus caracter�sticas distintivas.

1. La gracia de Dios que se nos muestra en Jesucristo. La amplitud, la plenitud, del amor del Divino Padre al darnos a su Hijo ( Juan 3:16; Romanos 8:32); la plenitud del amor de los salvadores al hacer tal sacrificio de dignidad celestial, gloria y gozo ( Juan 1:1; Filipenses 2:6, Filipenses 2:7; Filipenses 2:1 Cur. 8: 9), y agach�ndose a tales profundidades de oscuridad, verg�enza y aflicci�n, humill�ndose hasta la muerte: �qu� gloriosas amplitudes, profundidades y alturas tenemos aqu�!

2. La misericordia de Dios ahora se nos extendi� en Jesucristo; llegar a aquellos que han ido m�s lejos en el pecado presuntuoso, en el vicio, en el crimen, en inmensidades indescriptibles; extendi�ndose a aquellos que han pecado contra la luz m�s clara y las influencias m�s graciosas; tocando a aquellos que han llegado al borde de la vida humana: �qu� nobles anchos, qu� distancias lejanas tenemos aqu�!

3. La paciencia de Cristo con sus seguidores errantes e imperfectos.

4. La utilidad de una vida cristiana devota y generosa. �Qui�n puede calcular hasta qu� punto una vida de amor sagrado, de servicio abnegado, se extiende y fluye, hacia la distancia remota del espacio, hacia el futuro lejano del tiempo?

III. El nacimiento del reino celestial. Con confianza esperamos encontrar en el pa�s celestial una "tierra de distancias lejanas".

1. En sus dimensiones espaciales; si, de hecho, se puede decir realmente que tiene dimensiones ilimitadas en su longitud y amplitud. A ninguna esfera estrecha, calculada en yardas o millas, all� estaremos limitados. Nuestra perspectiva ser� inmensamente grande, ya que el pa�s de los bendecidos es, "para nuestro coraz�n y nuestra esperanza", una tierra de distancias muy lejanas.

2. En las excelencias y glorias del car�cter de su Rey. �Cu�ndo llegar� el momento en que habremos cubierto todo el terreno en esa gran exploraci�n, que habremos examinado todas las alturas y atravesado todos los anchos del glorioso y hermoso car�cter del Hijo de Dios? Hay regiones m�s all� de las regiones, cumbres m�s all� de las cumbres, all�.

3. En las capacidades de sus sujetos. Hay algo de gran inter�s y de valor genuino en el crecimiento de la mente humana desde la infancia hasta la madurez; algo bien digno de ser observado y de todas las formas que desear. Pero llega un punto m�s all� del cual ese desarrollo puede no ir; Hay una l�nea meridiana, alcanzada a diferentes edades por diferentes hombres, a trav�s de la cual no podemos pisar, en la que es imperativo que regresemos, que disminuyamos. Nos atrevemos a esperar que, en la "tierra de distancias lejanas", esa l�nea lim�trofe est� indefinidamente lejos; que "edad tras edad, para siempre", continuaremos adquiriendo no solo conocimiento sino tambi�n poder, la l�nea del horizonte de madurez espiritual que retrocede continuamente a medida que avanzamos en sabidur�a y fuerza.

4. En la gama de su servicio. "Sus siervos le servir�n". �Y de qu� manera no podemos esperar servirle all�? Aqu� el servicio de Dios y del hombre toma muchas formas: podemos servir mediante la acci�n y el sufrimiento, con el ejemplo y la persuasi�n, en palabras y hechos, en cosas seculares y sagradas, solos y en compa��a de otros. Buscamos una tierra, esperamos una vida, en la cual las oportunidades de servir al Padre Eterno y de bendecir a sus hijos ser�n mucho m�s numerosas, mucho m�s variadas, mucho mayores y m�s nobles en su naturaleza. Esperamos una tierra de tan gloriosa amplitud por todos lados que, no solo en nuestras capacidades ampliadas, sino tambi�n en nuestras oportunidades multiplicadas y magnificadas, la encontremos como una "tierra de grandes distancias".

(1) Tenga cuidado de estar all�.

(2) Est� listo para comenzar bien en el curso celestial, ya que seg�n nuestro comienzo ser� nuestro progreso en cada punto en todas las edades sucesivas.

Isa�as 33:18

Tiempos felices.

Una imagen muy agradable es la de una naci�n o una Iglesia en la que descansa la bendici�n completa de Dios. Hay varios elementos en su prosperidad.

I. UN SENTIDO DE LA DIVINA MISERICORDIA. "Al pueblo ... se le perdonar� su iniquidad" ( Isa�as 33:24). Una sensaci�n de pecado perdonado y de reconciliaci�n con Dios es la base de toda paz verdadera, todo gozo sagrado y toda utilidad sagrada.

II EL MANTENIMIENTO O H�BITOS DEVOCIONALES. Si�n debe ser siempre conocida como "la ciudad de las solemnidades" ( Isa�as 33:20). Continuamente se encuentran oraciones reverentes y alabanzas agradecidas y una investigaci�n sincera del Se�or.

III. LA PRESENCIA PERMANENTE Y EL GRAN PODER DE DIOS. La palabra que se escuchar� con mayor frecuencia en los labios, porque con m�s frecuencia se levanta del alma, ser� "el Se�or". "Jehov� es nuestro juez". "Jehov� es", etc. ( Isa�as 33:22). Todo es sugerirle, debe referirse a su voluntad, debe atribuirse a su gracia.

IV. Un agradable recuerdo de los malos que han pasado. ( Isa�as 33:18.) Feliz la Iglesia o el hombre cuando los d�as oscuros que han pasado y se han ido est�n lo suficientemente alejados de la experiencia actual como para hacer que el recuerdo de ellos sea una fuente de alegr�a y no de dolor. Ese momento a menudo llega, y podemos alegrarnos y alegrarnos. El hogar es el m�s querido y el m�s encantador por las privaciones que han pasado por el camino.

V. ABUNDANCIA PARA CADA DESEO PURO. El "Se�or glorioso" asegurar� abundantes suministros para cada necesidad imaginable, incluso cuando el amplio r�o y las corrientes extendidas proporcionan verdor y grano sobre toda la superficie de la tierra bien regada, incluso cuando el ej�rcito asustado y huyendo deja presas que incluso se detienen y el cojo ser� lo suficientemente fuerte como para soportarlo. En el d�a de la bendici�n de Dios habr� alimento para los pensativos, y tambi�n para aquellos que sienten m�s de lo que piensan; verdad para el sabio y para el simple, para la mente madura y para el ni�o peque�o; puestos de servicio para el cristiano avanzado y tambi�n para aquellos que acaban de comenzar su curso; tal plenitud, incluso para desbordarse, de todo lo que satisface las necesidades y deseos del coraz�n, que tanto los m�s d�biles como los m�s fuertes encontrar�n su lugar y tomar�n su parte.

VI. DIVINA TUTELA La prosperidad es peligrosa, pero, con el Esp�ritu de Dios en la Iglesia, no ser� da�ina. En el amplio r�o de �xito y satisfacci�n no se ver�n las velas del enemigo espiritual ( Isa�as 33:21). "El sol no herir� de d�a". se iluminar� y calentar�, pero no se quemar� ni se marchitar�. En consecuencia, habr�

VII. SONIDO Y SEGURIDAD. El habitante no estar� enfermo ( Isa�as 33:24); "Jerusal�n ser� una habitaci�n tranquila", etc. ( Isa�as 33:20). La solidez espiritual, la integridad moral, la pureza de coraz�n prevalecer�n. Anal esto abunda, no habr� reducci�n de la prosperidad; las estacas no se eliminar�n, la tienda permanecer�; no habr� necesidad de exiliarse; Habr� una feliz permanencia y fijaci�n de la morada. La imagen es ideal m�s que real; es lo que toda Iglesia debe aspirar a presentar. Solo el favor de Dios puede asegurarlo. La pregunta vital es: �c�mo se puede ganar ese favor? Y esa pregunta se resuelve en otras preguntas: �Hay alguna ocasi�n para la humillaci�n y un cambio de esp�ritu y de comportamiento? �Hay necesidad de m�s uni�n interna (Salmo 133:3)? o para m�s oraci�n ( Lucas 18:1; Santiago 4:3)? �O por m�s amor a Cristo y al hombre ( 1 Corintios 13:1; Apocalipsis 2:4)? o por m�s celo ( Apocalipsis 3:15)? - C.

HOMILIAS POR R. TUCK

Isa�as 33:2

Renovaciones constantes de la ayuda divina.

"S� t� su Ann todas las ma�anas". Se hace referencia prof�tica a esa maravillosa ma�ana, cuando los habitantes de Jerusal�n se levantaron y, mirando desde los muros de la ciudad, vieron al ej�rcito sitiador de Senaquerib una multitud de cad�veres ( Isa�as 37:36). La oraci�n es que todas las ma�anas de la vida puedan brindar su testimonio de ayuda, entrega y defensa de Dios como real, si no tan impactante. La referencia al "brazo" es especialmente apropiada, ya que se tiene en cuenta la defensa militar de la ciudad. El profeta y otros pueden hacer lo que puedan con el coraz�n y la cabeza; pero en vista de la defensa contra un enemigo externo, aquellos que sirven con el brazo son especialmente importantes. Por lo tanto, oramos para que el Se�or mismo sea el brazo de aquellos que han dedicado su brazo al pa�s. Matthew Henry parafrasea as�: "Ezequ�as y sus pr�ncipes y todos los hombres de guerra necesitan continuos suministros de fuerza y ??coraje de ti; suplir sus necesidades, por lo tanto, y ser para ellos un Dios completamente suficiente. Cada ma�ana, cuando salen el negocio del d�a, y tal vez tenga un nuevo trabajo que hacer, y nuevas dificultades que enfrentar, d�jelos nuevamente animados y vigorizados, y 'como el d�a as� sea la fuerza' ". Tratar el texto como una base para la meditaci�n , observamos que Dios se ha complacido graciosamente de organizar nuestra vida en la tierra, no como un espacio de tiempo continuo e ininterrumpido, sino como una sucesi�n de breves per�odos, separados cuidadosa y regularmente el uno del otro; Una serie de d�as, los llamamos, divididos por noches de sue�o cada vez m�s recurrentes. La vida de un hombre no es propiamente una cosa de tanta longitud; Se compone de tantos d�as. Mirando hacia atr�s sobre la vida, el patriarca Jacob dice: "Pocos y malos han sido los d�as de los a�os de la vida de mi peregrinaci�n, y no han alcanzado los d�as de los a�os de la vida de mis padres". Si nuestra vida en la tierra fuera una escena continua e ininterrumpida, seguramente ser�a imposible para cualquiera de nosotros llegar a ser verdaderamente bueno. Gran parte de nuestra esperanza de ganar siempre bondad radica en que podamos intentar una y otra vez, comenzar una y otra vez con cada d�a de regreso. Sin embargo, sin esperanzas que podamos terminar alg�n d�a, podemos avanzar alegremente hacia nuevos esfuerzos a medida que llegue cada ma�ana. �Entonces cu�n tiernamente �til es la seguridad de que podemos tener el "brazo del Se�or" para nuestra ayuda cada ma�ana! La idea que Dios tiene de la vida para nosotros es que nos ser� dada en pedazos, separados unos de otros, piezas formadas y creadas a su gusto, y cada pieza que nos dan tan fresca como si realmente hubi�ramos nacido de nuevo todos los d�as. Dios nos da as�, ma�ana a ma�ana y d�a a d�a, para que nuestros pensamientos puedan concentrarse plenamente en el d�a de hoy. Hoy es nuestro. A la noche no es nuestra. El ma�ana no es nuestro. Ning�n hombre tiene ma�ana hasta que Dios se lo d�, y entonces debe llamarlo hoy. No podemos captar una vida entera; Podemos comprender los deberes de hoy. Qu� es la "gracia" para una vida larga y cambiante que no conocemos, no podemos saber. Dios nos ofrece gracia para el d�a que comienza con esta ma�ana. Y el brazo del Se�or es precisamente lo que necesitamos d�a a d�a. Al reunir las asociaciones b�blicas de esta figura, especialmente en el Libro de Isa�as, se pueden ilustrar los siguientes puntos.

I. CADA MA�ANA NECESITAMOS LA GARANT�A DEL BRAZO DE DIOS PARA APOYARSE. La distinci�n entre el hombre piadoso y el imp�o no puede definirse m�s claramente que diciendo: "El hombre imp�o trata de sostenerse por s� mismo, y al hombre piadoso le encanta apoyarse en otro". El cambio, la renovaci�n, el nuevo nacimiento de un hombre, encuentra su expresi�n en este "amor por inclinarse". No es sino la amable respuesta de Dios a esta disposici�n amable, que ofrece su brazo nuevamente cada ma�ana para que el buen hombre se apoye. "En mi brazo confiar�n".

II CADA MA�ANA NECESITAMOS LA GARANT�A DEL BRAZO DE DIOS PARA GUIARNOS. Es el hecho de la vida, pero es mucho m�s que eso: es la experiencia de la vida, que "no es en el hombre que camina para dirigir sus pasos". Entonces Isa�as, hablando de los viajes del pueblo de Dios, se refiere a Dios que "los gui� con su brazo glorioso". Ese brazo es como una se�al extendida, que muestra nuestro camino diario. Es incluso el brazo y la mano lo que nos mantiene firmemente en la derecha, el camino estrecho. Se pueden usar las figuras del viaje desconocido, o viaje. Este viaje se realiza por etapas, y cada ma�ana nuestro Gu�a sabio, seguro y fuerte est� esperando, listo para brindarnos su buena ayuda.

III. CADA MA�ANA NECESITAMOS LA GARANT�A DEL BRAZO DE DIOS PARA DEFENDERNOS. "Ese brazo no se acorta, eso no se puede salvar". �Cu�n poco nos damos cuenta de nuestra dependencia diaria de la divina providencia! "Los peligros se mantienen espesos y rondan". Por lo que llamamos "accidentes", hombres y mujeres que nos rodean son asesinados o heridos todos los d�as. Alguien nos defiende. Ser�a bueno para nosotros si vi�ramos m�s claramente el brazo salvador de Dios defendi�ndonos continuamente. Luego est�n nuestros enemigos; algunos son por circunstancias enemigos, y otros son por voluntad voluntaria. �Pero qu� poco hacen que realmente nos duele! Ruidosamente habitan a nuestro alrededor, como los ej�rcitos de Senaquerib, pero nuestro Defensor est� all� cada ma�ana, Escudo para cada nuevo d�a. Pero es m�s dif�cil pensar en nosotros mismos y en c�mo necesitamos defendernos de ellos. Todas las ma�anas se despierta el viejo yo, con algunas de las viejas debilidades, h�bitos, prejuicios, pasiones. Por encima de todo, necesitamos, d�a a d�a, la presencia y el poder de aquel que solo puede defendernos de nosotros mismos.

Isa�as 33:6

El secreto de la estabilidad para todas las edades.

Esto se presenta al mostrar cu�l ser�a el secreto de la estabilidad en el reino de Ezequ�as, cuando la seguridad y la paz se restablecieran nuevamente. El profeta anticipa la eliminaci�n de los grandes y graves males nacionales, que hab�an provocado en el pueblo juicios divinos, y se regocija ante la perspectiva de que "la justicia exaltar�a a la naci�n". Bien podemos pensar que, al pensarlo, pas� a los tiempos del Mes�as, cuando solo sus grandes esperanzas pod�an realizarse perfectamente. Tenemos cuatro palabras dadas como las grandes fuentes de seguridad y estabilidad nacional: "juicio, rectitud, sabidur�a y conocimiento". Si atribuimos significados precisos y apropiados a cada uno de estos, aprenderemos cu�les son los secretos de la estabilidad en todo momento.

I. JUICIO. No aqu� equivale a "decisiones sabias", "planes h�biles" o "buenos consejos". La idea es m�s bien la del trato fuerte y vigoroso con el pecado. No hay seguridad para ninguna comunidad o sociedad que sea d�bil en su manejo del pecado. Y esto es cierto tambi�n de la vida individual; debemos ser resueltos y firmes para dominar nuestros propios h�bitos y pasiones, "cortarnos las manos derechas y arrancarnos los ojos derechos". Para que una naci�n prospere, debe ser fuerte y firme en sus juicios.

II JUSTICIA. Aqu� ordenamos la vida y las relaciones por principios y reglas buenos y sabios. La injusticia es desorden, el caos que sigue cuando "cada hombre hace lo que es correcto a sus propios ojos". La justicia, para un pueblo, es la rectitud, la fortuidad de las buenas reglas, la copia de buenos modelos. Y este es un primer e importante sentido de justicia para el individuo. Es la justicia que un hombre puede alcanzar; pero existe la justicia adicional que un hombre puede recibir de Jehov� Tsidkenu, "el Se�or nuestra justicia".

III. SABIDUR�A. Esto, en su lado pr�ctico, es el ordenamiento h�bil y la regla de las circunstancias, para sacarles el m�ximo provecho y resistir los males que pueden estar relacionados con ellos. "La sabidur�a rentable para dirigir". La sabidur�a que puede ilustrarse para la vida social y pol�tica del hombre de negocios siempre vigilante, que busca convertir todo en buena cuenta; o del ansioso ama de casa, que trata de sacar lo mejor de todo.

IV. CONOCIMIENTO. Lo que, a este respecto, es el ajuste cuidadoso de las cosas que los hombres pueden hacer sobre la base de la experiencia. Conocimiento que demuestra una ayuda pr�ctica. El hombre que conoce es lo opuesto al hombre simple o inexperto, que est� desconcertado y en peligro por circunstancias dif�ciles.

Isa�as 33:14

�Qui�n puede soportar los incendios de prueba?

Los t�rminos "fuego devorador", "quemaduras eternas" no significan infierno; se refieren a Dios en juicios visibles y materiales, como puede simbolizarse por la destrucci�n del ej�rcito asirio; y tal como la presencia de ese ej�rcito se convirti� en el pueblo de Jerusal�n. El atractivo de Isa�as parece ser este: ver el miedo en el que la gente ha ca�do ante la presencia de este ej�rcito hostil. Vea qui�n ha estado tranquilo y fuerte en esta hora de peligro nacional. �C�mo, entonces, ser�a con los hombres en los tiempos m�s terribles de los juicios de prueba de Dios? El hombre que solo puede morar en el "fuego devorador" es el hombre bueno. El que puede soportar "las llamas eternas" es "el hombre que camina con rectitud y habla con rectitud". Dice Maclaren; "El profeta ha estado llamando a todos los hombres, lejanos y cercanos, a contemplar un gran acto de juicio Divino, en el que Dios se ha manifestado en una gloria llameante, consumiendo el mal; ahora representa a los" pecadores en Si�n ", los miembros indignos de la naci�n, asediada por el terror repentino, y ansiosamente haciendo esta pregunta, que en efecto significa: "�Qui�n de nosotros puede vivir pac�ficamente, alegremente, alimentado y iluminado, no consumido y aniquilado, por ese destello de brillo y pureza?" La respuesta del profeta es la respuesta del sentido com�n: "Me gusta atrae a me gusta". Un Dios santo debe tener compa�eros santos ".

I. LOS INCENDIOS DE PRUEBA. Estos son futuros, pero no son del todo futuros. Quiz�s en este momento lleguemos a ver que las pruebas aprobadas son m�s serias que las futuras. Toda obra vital debe ser probada con fuego; Est� siendo probado con fuego. Todos los d�as estamos en las "quemaduras eternas". La vida es el fuego de prueba de Dios. Esto se ilustra por la influencia que las calamidades nacionales tienen sobre las naciones. A trav�s de bautismos de sangre y fuegos devoradores, las naciones salen purificadas. "A trav�s de mucha tribulaci�n [la prueba de Dios para nosotros] todos debemos entrar al reino"

II EL EFECTO DE LOS INCENDIOS DE PRUEBA EN LOS MALVADOS. Simbolizado es el p�nico de la gente imp�a en Jerusal�n cuando Senaquerib se acercaba. Ante el sonido de la amenaza, se alarmaron y se apresuraron a Egipto en busca de ayuda. Sus vanas autoconfianzas cayeron sobre ellos tan pronto como se aplic� la prueba. �Podemos enfrentar la acci�n judicial y punitiva de esa Divina Providencia que funciona incluso aqu�? �Y c�mo podemos enfrentar la acci�n judicial y punitiva en el futuro?

III. EL EFECTO DE LOS INCENDIOS DE PRUEBA EN LOS BUENOS MENTES. No pueden escapar de las condiciones terrenales comunes. Los fuegos prueban el esp�ritu de cada hombre y el trabajo de cada hombre. Hay algunos, �no deber�amos estar entre ellos? En quienes incluso la "segunda muerte" no tiene poder.

Isa�as 33:16

El testigo de Dios al car�cter.

Conecte este vers�culo con la descripci�n del hombre justo dada en Isa�as 33:15, observando cu�n pr�ctica es la justicia que Dios requiere y aprueba. El buen hombre camina recto, habla cosas dignas, no quiere nada de su vecino, no ser� comprado ni obligado a hacer lo que est� mal, se niega a escuchar el mal y cierra los ojos para que no lo vea. Dios est� del lado de un hombre tan bueno, y cualesquiera que sean las discapacidades en las que es colocado por sus semejantes, puede estar bastante seguro de su seguridad y provisi�n. "Dios es un refugio para �l". "Ninguno de los que conf�an en �l ser� desolado". "El Se�or provee".

I. El buen hombre debe estar en el mundo, pero estar� por encima de �l. Nuestro Se�or or� as�: "No ruego que los saques del mundo, sino que los guardes del mal". Puesto en la figura oriental, antes de los problemas terrenales, el hombre bueno est� tan seguro como un pueblo escondido detr�s de las "municiones de rocas" cuando el invasor est� en la tierra. Dios no hace nuevos lotes, no hay nuevas circunstancias, para el buen hombre. No le promete a ning�n hombre que alterar� sus condiciones terrenales, ni lo aliviar� por completo de sus problemas. Levanta al hombre bueno por encima de sus escenas terrestres, "fortaleci�ndolo con fuerza en el alma", haciendo que su alma sea m�s grande que sus circunstancias. Un hombre no est� perdido hasta que ha perdido el coraz�n. Pero si Dios provee fuerza interior, nunca nos desanimaremos, y as� nunca nos perderemos. Exteriormente, un hombre puede ser sacudido, desgastado, cansado, herido, casi roto, pero internamente puede mantenerse en perfecta paz, su mente permanece en Dios; puede ser "fuerte en el Se�or y en el poder de su poder". �l puede "habitar en lo alto", "fuera del alcance de los problemas actuales, de escuchar el ruido de ellos; no ser� realmente da�ado por ellos, no, no se asustar� mucho de ellos". Esta es la porci�n del bien; El testigo de Dios al car�cter.

II EL BUEN HOMBRE PUEDE TENER POCO, PERO EST� SEGURO DE SUFICIENTEMENTE "El pan y el agua" representan sus necesidades, no sus indulgencias; una suficiencia, pero no un lujo. Entonces, el buen Agur ora: "Alim�ntame con comida conveniente para m�". La cifra aqu� est� tomada de las limitaciones de un tiempo de asedio. Lo "necesario", a diferencia de lo "lujoso", es muy dif�cil de decidir. Lo que se ha convertido en una necesidad para una persona a otra todav�a lo considera un lujo. Un gran mal de nuestra �poca es el desarrollo de deseos ficticios. Las promesas de Dios nos llaman a la simplicidad. "No ser� bueno que se niegue a los que caminan erguidos". Nos comprometemos todo lo que es necesario, pero para todo lo dem�s dependemos de la gracia Divina; �entonces qu� "monumentos de gracia" debemos ser! �R.T.

Isa�as 33:17

Visiones del rey.

El Targum dice: "Tus ojos ver�n la Shejin� del Rey de los siglos". La idea del profeta probablemente es que el buen hombre ver�, con los ojos de su alma, a Dios mismo liberando y rescatando a la ciudad de sus enemigos amenazadores. El hombre bueno nunca puede contentarse con agencias e instrumentalidades y segundas causas, la mentira debe reconocer al Dios viviente, trabajando su obra de gracia por medio de ellos. No puede estar contento a menos que pueda "ver al Rey en su belleza", la belleza de sus obras redentoras. Algunos ven una referencia a Ezequ�as, vestido con una belleza ideal, la evidencia del extraordinario favor de Dios. Pero como podamos comenzar con eso, no es m�s que un paso hacia algo mucho m�s satisfactorio, la visi�n espiritual de Dios. "�Se puede ver a Dios? Y si es as�, �c�mo? �Cu�l es la verdadera visi�n de Dios? �Es posible para los hombres? �Por qu� medios podemos darnos cuenta? Es una pregunta tan antigua como la humanidad. En mil formas de interrogatorio formal o anhelo inconsciente, siempre lo estamos expresando. En miles de formas de ignorancia, superstici�n o inteligencia, siempre estamos tratando de responderlo ". Podemos pensar en

I. LOS OJOS QUE VEN. Extra�amente encarcelados por sus sentidos corporales, que son sus �nicos medios de comunicaci�n con el mundo de las cosas materiales, los hombres sobrevaloran el conocimiento que los sentidos pueden aportarles, y subestiman aquellos mundos m�s reales y m�s importantes que se revelan solo a los ojos. de la mente y del alma. Ninguna visi�n corporal de Dios puede ser dada a criaturas dependientes; Al cumplir con nuestras condiciones sensoriales, Jesucristo, el Hombre, es, para nosotros, el "Brillo de su gloria, y la Imagen expresa de su persona". Pero las almas pueden tener ese sentido cercano de Dios que solo puede representarse como una visi�n. La fe, el amor, la pureza, el deseo santo, la espera paciente, son las condiciones de los ojos del alma a los que Dios se revela. Cada uno de estos sugiere ilustraciones y aplicaciones pr�cticas.

II Las cosas que se ven. Se indican tres cosas.

1. Los ojos del alma ven al Rey. Son r�pidos para discernir la presencia de Dios. Lo detectan en todas partes y en todo. La vida es seria, la vida es gloriosa para ellos, porque Dios siempre est� "caminando en el jard�n", siempre cerca.

2. Los ojos del alma est�n ansiosos por detectar su belleza o su gracia; especialmente como se ve en la ternura y el cuidado de sus vigilancias, defensas y entregas. Los ojos del alma tienen una visi�n a largo plazo y pueden ver el futuro, que saben que est� en las manos de Dios, y seguramente demostrar� ser la escena del triunfo de Dios. Sea lo que sea lo que los hombres piensen, digan y sientan sobre el presente, esto es cierto: el futuro est� con el bien.

Isa�as 33:22

La verdadera teocracia.

Es muy dif�cil para nosotros darnos cuenta de esa idea de Jehov� como el Gobernador y Gobernador directo de una naci�n, que era el �nico pensamiento caracter�stico de los jud�os, y la gran idea subyacente de la revelaci�n mosaica. Pero este vers�culo nos brinda la mayor ayuda material al establecer una triple relaci�n de Dios con los hombres en la teocracia.

I. DIOS ES EL ABOGADO. "El Se�or es nuestro legislador". Esto es cierto en dos sentidos.

1. Dios dio las leyes formales del Monte Sina�, que fueron escritas por Mois�s, e hicieron la base del pacto nacional. Compare e ilustre con el trabajo de Lycurgus y Justiniano. Las leyes de Dios, seg�n lo dispuesto para los hebreos, fueron solo las adaptaciones a su vida nacional de las condiciones y reglas bajo las cuales Dios puso a la humanidad desde el principio. Esto debe quedar bastante claro, para que no prevalezca la noci�n de que la Ley de Dios para el jud�o fue su primera revelaci�n a los hombres. Fue la redacci�n de la ley esencial para el uso pr�ctico de una persona.

2. Dios da revelaciones de su voluntad, que son ley para todos los que las reciben. No hay finalidad en la revelaci�n de la ley de Dios, por la misma raz�n que Dios mantiene relaciones vivas con nosotros, y esas relaciones implican que la expresi�n de su voluntad es ley para nosotros en cualquier momento dado. Ilustrar por la pronta y completa obediencia de los profetas a la voluntad de Dios, de cualquier manera que se les pueda revelar. Tales revelaciones nos son hechas, y para nosotros la voluntad de Dios es ley.

II DIOS ES EL APLICADOR DE LEY. "El Se�or es nuestro juez". Este es precisamente el trabajo del juez: mostrar c�mo el principio y los t�rminos integrales de la ley influyen en cada caso en particular. Mois�s, Josu�, David, Samuel y Ezequ�as, remitieron cada caso de dificultad directamente al Juez Divino. Pero solo en esto Israel a menudo fallaba; y esto todav�a encontramos que es nuestra dificultad suprema. Podemos aceptar el hecho de que la ley es de Dios, pero queremos presidirnos sobre todas las aplicaciones de la ley. Lo que necesitamos es el h�bito confirmado de referir todas las cosas a Dios nuestro Juez.

III. Dios es el ejecutor de la ley. "El Se�or es nuestro Rey". La idea adecuada de un rey es la que tiene el poder de cumplir con los requisitos de la ley nacional. El rey es el ejecutivo. Dios lleva a cabo sus propias leyes. Las Escrituras est�n llenas de casos sorprendentes dise�ados para impresionar la verdad general. Consideremos casos como Ac�n, Cor�, Uza, Anan�as y Safira. Esta fase de la relaci�n de Dios no es tan dif�cil de comprender como la anterior; y, sin embargo, en estos d�as estamos en peligro de perder el sentido de la franqueza de los juicios divinos.

Isa�as 33:24

No m�s enfermedades.

Esta es claramente una figura, dise�ada para completar la imagen del alivio de la tensi�n, la presi�n y la ansiedad del momento de la invasi�n. La enfermedad es el acompa�ante constante del asedio prolongado. El punto en el que podemos detenernos es que la enfermedad es el signo de la presencia del mal, del pecado; y as� el cielo se representa como el lugar donde no hay m�s enfermedad, porque no hay m�s pecado. Esta conexi�n entre la enfermedad y el pecado se encuentra en la base de algunas de las regulaciones mosaicas m�s importantes. Explica la importancia ceremonialmente atribuida a la �nica enfermedad de la lepra. Trench dice esto muy h�bilmente: "El mismo principio que hizo todo lo que ten�a que ver con la muerte, una tumba, un cad�ver, las ocasiones de una impureza ceremonial, en la medida en que todos estos eran signos y consecuencias del pecado, podr�an de la misma manera, y Con una consistencia perfecta, han hecho de cada enfermedad una ocasi�n de impureza, cada una de las cuales es tambi�n el comienzo de la muerte, ecos parciales de la muerte en el cuerpo de esa terrible realidad: el pecado en el alma. Pero, en lugar de esto, en un gracioso perd�n de hombre, y sin forzar el principio al m�ximo, Dios tom� una sola enfermedad, una de esas salidas visibles de naturaleza contaminada, en la que atestiguar que el mal no era de �l, no pod�a morar con �l; tom� una, con el cual vincular esta ense�anza. La lepra, que de hecho era la enfermedad de las enfermedades, fue seleccionada por Dios hasta el final para que, al dar su testimonio en contra de ella, pudiera dar su testimonio en contra de aquello de lo que crec�an todas las dem�s enfermedades, en contra pecado, como no de �l, como gri evocante a su vista; y contra la enfermedad misma, tambi�n tan grave, ya que era una manifestaci�n visible, una consecuencia directa de la falta de armon�a interna del esp�ritu del hombre, un comienzo de la muerte, que a trav�s de la desobediencia a la perfecta voluntad de Dios hab�a encontrado la entrada en una naturaleza hecha por Dios por la inmortalidad ".

I. TODA ENFERMEDAD ES UNA PEQUE�A MUERTE. Es el comienzo de la muerte. Extra�amente, la muerte acecha en las cosas m�s peque�as: un pinchazo, un resbal�n del pie, un peque�o co�gulo de sangre, la picadura de una mosca, etc.

II TODAS LAS MUERTES SON LA SE�AL DEL PECADO. "El aguij�n de la muerte es el pecado". La enfermedad y la muerte mantienen ante los hombres el hecho de que son pecadores.

III. La enfermedad y la muerte desaparecer�n cuando el pecado desaparezca.

IV. COMO DIOS EST� TRABAJANDO GRACIOSAMENTE POR LA ELIMINACI�N DE LOS PECADOS, SABEMOS QUE EST� TRABAJANDO TAMBI�N POR LA ELIMINACI�N DEL SUFRIMIENTO. Llegar� el d�a en que ser� capaz de "limpiar todas las l�grimas de nuestros ojos".

Información bibliográfica
Exell, Joseph S; Spence-Jones, Henry Donald Maurice. "Comentario sobre Isaiah 33". Los Comentarios del Púlpito. https://beta.studylight.org/commentaries/spa/tpc/isaiah-33.html. 1897.
 
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