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Bible Commentaries
Isaías 61

Los Comentarios del PúlpitoLos Comentarios del Púlpito

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Versículos 1-11

SECCI�N VIII.-SOLILOQU�A DEL SIERVO DEL SE�OR, QUE PROMETE GLORIA Y PROSPERIDAD A JERUSAL�N

( Isa�as 61:1; Isa�as 62:1.).

EXPOSICI�N

Isa�as 61:1

LA MISI�N DEL SIERVO DEL SE�OR. Las palabras de nuestro Se�or en Lucas 4:21, "Este d�a es esta Escritura cumplida en sus o�dos", impiden la aplicaci�n de este pasaje a cualquier otro que no sea el Se�or mismo. Es simplemente asombroso que algunos comentaristas cristianos (Ewald, Hitzig, Knobel) no hayan visto la fuerza de este argumento, pero, con los jud�os, imaginen que el profeta est� hablando de su propio ministerio. Es contrario a todo el esp�ritu de los escritos de Isa�as, as� que glorificarse a s� mismo, y especialmente inadecuado que, despu�s de haber presentado con tanto �nfasis a la Persona del "Siervo" ( Isa�as 42:1; Isa�as 49:1; Isa�as 1:4; Isa�as 52:13; Isa�as 53:1), debe proceder a tomar su lugar y" atribuirse a s� mismo esos mismos atributos oficiales que ya ha expuesto como rasgos caracter�sticos en su retrato del Predicho "(Delitzsch). Por lo tanto, los comentaristas m�s recientes, cualquiera que sea su escuela de pensamiento, han aceptado la interpretaci�n patr�stica, que consideraba que el Siervo de Jehov� hablaba de s� mismo.

Isa�as 61:1

El Esp�ritu del Se�or Dios est� sobre m�; literalmente, el Esp�ritu del Se�or Jehov� (Adonai Jehov�) est� sobre m�. La Septuaginta, la Vulgata y un manuscrito omiten adonai. En el anuncio original de "el Siervo" se afirm� que Dios hab�a "puesto su Esp�ritu sobre �l" ( Isa�as 42:1). La santificaci�n de la naturaleza humana de nuestro Se�or por el Esp�ritu Santo se ense�a muy expl�citamente en los Evangelios. El Se�or me ha ungido. La "unci�n" de Jes�s fue la santificaci�n de su naturaleza humana por el Esp�ritu Santo, que comenz� en el �tero de la Sant�sima Virgen ( Lucas 1:35), que continu� a medida que crec�a hasta ser hombre ( Lucas 2:40, Lucas 2:52), que se manifest� abiertamente en su bautismo, y nunca ces� hasta que llev� su cuerpo y alma con �l al cielo. De esta unci�n espiritual, toda unci�n material, ya sea bajo la Ley (Le Isa 8: 10-12, 30; 1 Samuel 10:1; 1 Samuel 16:13; 1Re 1:39; 1 Reyes 19:15, 1 Reyes 19:16, etc.) o bajo el evangelio (Marco 6:13; Santiago 5:14), era simb�lico o t�pico. Para predicar buenas noticias (comp. Isa�as 40:9; Isa�as 41:27; Isa�as 52:7; y Nah�m 1:15). A los mansos (ver Mateo 5:5; Mateo 11:29; y comp. Isa�as 11:4; Isa�as 29:19). Para atar a los quebrantados de coraz�n. "Atar" es una expresi�n ordinaria en los escritos de Isa�as para "sanar" (ver Isa�as 1:6; Isa�as 3:7; Isa�as 30:26). Proclamar la libertad a los cautivos. Esta fue una de las oficinas especiales de "The Servant" (ver Isa�as 42:7). El "cautiverio" que se pretende es sin duda el del pecado. Y la apertura de la prisi�n a los que est�n atados. San Lucas, siguiendo la Septuaginta, "y recuperando la vista a los ciegos". Algunos piensan que el texto original en hebreo ha sido corrompido. Otros consideran la representaci�n de la Septuaginta como una par�frasis.

Isa�as 61:2

Para proclamar el a�o aceptable del Se�or. Un "a�o aceptable", o "a�o de aceptaci�n", es un espacio de tiempo durante el cual Dios estar�a encantado de aceptar, como arrepentido y dirigido a �l. Por supuesto, no se pretende limitar el espacio a un "a�o". El espacio es m�s bien el t�rmino de nuestra estad�a aqu� abajo. El d�a de la venganza. El "d�a" de venganza se contrasta con el "a�o" de aceptaci�n, para indicar la paciencia y paciencia de Dios hacia los pecadores (comp. Isa�as 34:8; y ver tambi�n �xodo 20:5, �xodo 20:6). Para consolar a todos los que lloran; es decir, todos los que "se afligen por una especie de Dios" ( 2 Corintios 7:11) - todos los que lloran sus transgresiones y defectos, sus "pecados, negligencias e ignorancias", con un sincero deseo de deshacerse de ellos, y para servir a Dios verdaderamente en el futuro.

Isa�as 61:3

Para nombrar ... para dar. La �ltima expresi�n es una correcci�n de la primera, que no era lo suficientemente amplia. El Mes�as es enviado para dar a los dolientes piadosos.

(1) belleza para las cenizas; o "una corona para las cenizas", es decir, una corona de gloria en lugar de las cenizas del arrepentimiento que se sol�a rociar sobre la cabeza;

(2) el aceite de la alegr�a por el luto; o la unci�n del Esp�ritu en lugar de esa abundancia de l�grimas que naturalmente pertenec�a a los dolientes; y

(3) la vestimenta de alabanza para el esp�ritu de pesadez, o un coraz�n alegre inclinado a alabar a Dios, en lugar de uno pesado inclinado a la desesperaci�n. La experiencia cristiana es testigo del logro abundante de todos estos prop�sitos. Para que puedan llamarse �rboles de justicia; literalmente, robles de justicia, o plantas fuertes y duraderas en el jard�n de Dios, plantadas por �l, para que a trav�s de ellas pueda ser glorificado. Nada le da tanta gloria a Dios como la probada justicia de sus santos. La plantaci�n del Se�or; es decir, "lo que �l plant�" y caus� que creciera y se hiciera justo. La justicia, aunque es propia, una cualidad permanente, sin embargo, proviene de �l (comp. Isa�as 60:21).

Isa�as 61:4

EL PROP�SITO DE DIOS DE TRATAR GRACIOSAMENTE CON ISRAEL. Habiendo proclamado los objetos de su propia misi�n, "el Siervo" procede a declarar los amables prop�sitos de Dios hacia Israel. Tomando el per�odo de cautiverio como punto de vista, promete, primero, la restauraci�n de las ciudades de Jud� ( Isa�as 61:4), y luego un tiempo floreciente en el que jud�os y gentiles habitar�n juntos en una comunidad de manera pac�fica y gloriosa. , Israel tiene cierta preeminencia ( Isa�as 61:5).

Isa�as 61:4

Construir�n los viejos desechos. (En la condici�n de "desperdicio", no solo de Jerusal�n, sino de las ciudades de Judith en general, vea Isa�as 44:26; Isa�as 49:8, Isa�as 49:19; Isa�as 64:10, Isa�as 64:11, etc.) El primer paso en la recuperaci�n de Israel de la miseria del cautiverio ser�a un regreso a Palestina y una restauraci�n general de las ciudades en ruinas. Fue una ruina de "muchas generaciones", habiendo comenzado, probablemente, con la invasi�n del fara�n Necho en el a�o a. C. 608, y continuar� hasta el edicto de Ciro.

Isa�as 61:5

Los extra�os se parar�n y alimentar�n a tus reba�os (comp. Isa�as 14:1, Isa�as 14:2; Isa�as 45:14; Isa�as 60:10). Los gentiles que se unen a los jud�os y forman con ellos una comunidad, est�n constantemente representados en los escritos de Isa�as como ocupando una posici�n subordinada. En el Nuevo Testamento, jud�os y gentiles se ponen a la par. Es la explicaci�n de que Isa�as asume que los jud�os generalmente aceptar�n el evangelio y, por lo tanto, hasta cierto punto, conservar�n sus privilegios en la nueva comunidad, mientras que, de hecho, rechazaron el evangelio y, por lo tanto, perdieron su posici�n natural (ver Romanos 11:7)? �O Isa�as espera una fecha posterior? �Y habr� una restauraci�n de "Israel seg�n la carne" despu�s de su conversi�n, y un restablecimiento de ellos en una posici�n de privilegio? Tal condici�n de las cosas parece observada en Romanos 11:23 y en Apocalipsis 7:4; Apocalipsis 14:1. Los hijos del extraterrestre ser�n tus arados y vides. No tan obligados, como los gabaonitas ( Josu� 9:21-6), a realizar cargos serviles, como emprenderlos voluntariamente por buena voluntad.

Isa�as 61:6

Pero ser�is nombrados los Sacerdotes del Se�or. Por el pacto hecho en el Sina�, Israel deb�a ser "un reino de sacerdotes y una naci�n santa" ( �xodo 19:6). Si se hubieran elevado a la altura de su llamamiento cuando nuestro Se�or y sus disc�pulos les ofrecieron la salvaci�n antes de ofrecerla a los gentiles, podr�an haber estado "en medio de los paganos que hab�an entrado en la congregaci�n de Jehov� y se hab�an convertido en el pueblo de Dios". , lo que los granjeros de Aar�n eran en medio del propio Israel "(Delitzsch). �Alguna vez obtendr�n ahora esta posici�n? Comer�is las riquezas de los gentiles (comp. Isa�as 60:5 y Isa�as 60:16). Los gentiles, cuando entraban, ofrec�an libremente a la Iglesia su sustancia.

Isa�as 61:7

Para tu verg�enza tendr�s doble. En lugar de la verg�enza y la confusi�n de la cara que fueron la porci�n de Israel durante el cautiverio (ver Isa�as 51:7, Isa�as 51:23; Isa�as 54:4; Daniel 9:7, Daniel 9:8, etc.), despu�s de su restauraci�n a Palestina deber�an "duplicar" su antigua gloria y duplicar su antiguo territorio. Ya se hab�a profetizado un aumento de territorio ( Isa�as 49:18), un aumento que, sin embargo, no era tanto una extensi�n de los l�mites de Palestina como una extensi�n de la Iglesia en toda la tierra (comp. Zacar�as 9:12). Por confusi�n; m�s bien, en cuanto a la desgracia. Lejos de sentirse deshonrados, se regocijar�n, o se regocijar�n, en su porci�n; es decir, en el territorio que se les asign�. Ser� amplio; y su vida en ella ser� de gozo eterno. El orador pasa en su pensamiento al tiempo de los "cielos nuevos y la tierra nueva", que �l considera como continuo con el regreso de Israel.

Isa�as 61:8

Porque yo, el Se�or, amo el juicio. O "el Siervo" aqu� se identifica con Jehov�, o cita una declaraci�n de Jehov� que tiene autoridad para anunciar. Jehov� restaurar� a los israelitas a su tierra porque "ama el juicio" (equivalente a "justicia") y odia la injusticia. La conquista de Babilonia, aunque un juicio enviado por �l, es, en lo que respecta a los babilonios, un error y un "robo". Odio el robo por holocausto; m�s bien, odio el robo con maldad (comp. Job 5:16; Salmo 58:3; Salmo 64:7; 92:16). El trasplante de naciones fue un grave abuso de los derechos de conquista. Dirigir� su trabajo en verdad; m�s bien, les dar� su recompensa fielmente. Como han sido perjudicados, ser�n enderezados; ser�n compensados ??fiel y exactamente por lo que han sufrido. M�s a�n, adem�s de esto, Dios les dar� la bendici�n de un "pacto eterno" (comp. Isa�as 55:3).

Isa�as 61:9

Su simiente ser� conocida; o, ser� ilustre (Lowth), reconocido (Cheyne). Un halo de renombre a�n, a los ojos de muchos, se une a la ascendencia jud�a. Entre la gente; m�s bien, entre los pueblos. La simiente que el Se�or ha bendecido; m�s bien, una semilla. La bendici�n ha pasado principalmente al "Israel de Dios" ( G�latas 6:16).

Isa�as 61:10, Isa�as 61:11

JERUSAL�N ACEPTA LAS PROMESAS Y GLORIAS EN JEHOV�. Entonces el Targum y Rosenmuller. Otros piensan que "el Siervo" todav�a est� hablando, o que Isa�as habla en nombre de la gente. Para nosotros, la exposici�n del Targum nos parece la m�s satisfactoria. Es a la manera de Isa�as que de repente presenta un nuevo orador.

Isa�as 61:10

Me alegrar� mucho en el Se�or (comp. Habacuc 3:18). Las promesas hechas fueron tales como, naturalmente, invocar por parte de Israel la alegr�a y el regocijo m�s sinceros, incluida, como lo hicieron, la restauraci�n, el gobierno sobre los gentiles, un sacerdocio universal, un amplio territorio, "alegr�a eterna", un gran renombre, y un "pacto eterno. �l me ha vestido con las vestiduras de la salvaci�n (comp. Isa�as 59:17 y Isa�as 61:3). La met�fora tambi�n ocurre en los Salmos (Salmo 71:6; Salmo 109:18). Dios viste a Israel con "justicia" derivada de s� mismo ( Isa�as 54:17, ad fin.), Y luego con su consecuencia natural� "salvaci�n "El resultado es hacer de Israel como un novio que se engalana con una corona sacerdotal, y como una novia que se adorna con sus joyas. Ese novio usualmente lleva coronas que aparecen de la Mishn�.

Isa�as 61:11

Como el jard�n; m�s bien como un jard�n. El hebreo es sin el art�culo. Justicia y alabanza. El resultado esencial de la justicia es la "salvaci�n" (ver vers�culo 20); su resultado accidental es "alabanza" o "renombre". Los hombres no pueden sino reconocer los beneficios que se derivan de la bondad en los dem�s; y una naci�n perfectamente justa atraer�a para s� alabanza universal (comp. Sofon�as 3:20, "Te har� un nombre y una alabanza entre todas las personas de la tierra, cuando vuelva tu cautiverio ante tus ojos, dice el Se�or ").

HOMIL�TICA

Isa�as 61:1

Los prop�sitos de la misi�n del Mes�as.

No debemos suponer que el profeta nos revela en el pasaje presente todo el prop�sito de Dios al enviar a su Hijo al mundo. Tal exactitud l�gica es ajena al esp�ritu de profec�a, y especialmente inadecuada para el tono ret�rico que caracteriza a Isa�as en todas partes. A�n as�, como el tema es de inter�s trascendente, y como nuestro propio Se�or cita el pasaje como descriptivo de su misi�n, puede ser �til observar cu�ntos y qu� prop�sitos nos presenta como incluidos en los consejos del Padre. , y destinado a ser realizado por la venida de Cristo. Parecen ser unas nueve o diez.

I. LA PREDICACI�N DE BUENAS NOTICIAS. Cristo "no vino al mundo para condenar al mundo, sino para que el mundo sea salvo por �l" ( Juan 3:17). Los �ngeles que anunciaron su nacimiento insinuaron que era un tema de alegr�a y regocijo: "Gloria a Dios en las alturas, y en la tierra paz, buena voluntad hacia los hombres" ( Lucas 2:14). Su precursor declar� que era el objeto de su venida, "que toda carne vea la salvaci�n de Dios" ( Lucas 3:6). �l mismo vino con "palabras graciosas" ( Lucas 4:22), y llam� a los hombres a su reino. Por lo tanto, desde una fecha muy temprana, su mensaje al hombre era conocido como el evangelio, es decir, "las buenas nuevas". �Qu� podr�an ser mejores noticias que el anuncio del perd�n gratuito del arrepentimiento, de la salvaci�n, de la expiaci�n, de la liberaci�n del pecado, de un Consolador para sostener, sostener y limpiar el coraz�n, y dar a los hombres paz y alegr�a al creer? El hombre, perdido sin �l, fue buscado y salvado por �l, y sacado de la oscuridad y la miseria hacia la luz y la felicidad.

II LA CURACI�N DE LOS CORAZONES ROTOS. Por "los quebrantados de coraz�n" parecen entenderse, no tanto aquellos a quienes la desgracia y la calamidad han afligido y reducido al abatimiento, como aquellos que est�n profundamente afligidos por sus pecados. Entre los objetos de la venida de Cristo estaba la curaci�n, o restauraci�n de la salud, de tales personas. �l "cur� a los quebrantados de coraz�n y les at� las heridas" (Salmo 147:3). �l hizo expiaci�n por sus pecados, y as� les asegur� el perd�n; les asegur� la misericordia y la disposici�n de Dios para perdonar; les dijo "vengan a �l" y les prometi� "darles descanso" ( Mateo 11:28). A trav�s de sus acciones y su ense�anza, todos los contritos de todas las edades tienen sus heridas atadas; son fortalecidos, sostenidos y consolados; obtener, incluso en esta vida, una "paz que sobrepase todo entendimiento".

III. EL DAR DE LA LIBERTAD A LOS CAPTIVOS. "Los cautivos" son los sirvientes del pecado, los desafortunados a quienes Satan�s ha hecho prisioneros, y los obliga a trabajar en su servicio. Cristo vino a "proclamarles" la "libertad", para hacerles una oferta de liberaci�n. "Cristo Jes�s", nos dice San Pablo, "vino al mundo para salvar a los pecadores" ( 1 Timoteo 1:15). �l mismo declar�: "No vine a llamar, �l es justo, sino los pecadores al arrepentimiento" ( Mateo 9:18). Es una de sus mayores glorias que libera a los hombres "de la esclavitud de la corrupci�n a la gloriosa libertad de los hijos de Dios" ( Romanos 8:21). �l ofrece hacer esto para todos; pero a menos que se acepte su oferta, no puede hacer nada. Los hombres no solo deben ser pecadores, sino que deben pasar a la clase de los pecadores arrepentidos, antes de que pueda ayudarlos. Entonces, sin embargo, su ayuda es efectiva. Todos los lazos del pecado pueden ser eliminados; el servicio de Satan�s puede ser renunciado y renunciado; y desde entonces los cautivos solo tienen que "mantenerse firmes en la libertad con que Cristo los hizo libres" ( G�latas 5:1).

IV. EL DAR DE VISTA AL CIEGO. (Ver Lucas 4:18.) Nuestro Se�or, cuando estuvo en la tierra, recuper� la vista, en el sentido m�s literal, a varias personas que estaban literalmente ciegas. Pero esto es apenas el "dar de vista", que fue uno de los principales prop�sitos de su venida. �l vino a abrir los ojos de la comprensi�n de los hombres, para darles inteligencia espiritual y perspicacia espiritual, para permitirles discernir entre lo correcto y lo incorrecto, entre el bien y el mal. Los hombres en ese momento estaban tan lejos de la justicia original, que estaban en gran medida ciegos a las distinciones morales: "amargo por dulce y dulce por amargo, oscuridad por luz y luz por oscuridad" ( Isa�as 5:20), eran" vanos en su imaginaci�n y ten�an "sus corazones tontos oscurecidos ( Romanos 1:21). Cristo disip� esta oscuridad espiritual. Ense�� una moralidad pura y amplia, que restableci� las distinciones morales en la conciencia general, y al mismo tiempo, a trav�s de su Esp�ritu, dio a cada cristiano individual una luz interior, que el hombre no pose�a antes, por la cual podr�a dirigir sus caminos.

V. LA RECLAMACI�N DE UN TIEMPO DE ACEPTACI�N. Cristo proclam� un "tiempo de aceptaci�n" de varias maneras. Para los jud�os en general, los tres a�os de su ministerio formaron "el tiempo aceptable", durante el cual, si lo hubieran recibido ( Juan 1:11), habr�an mantenido su posici�n como naci�n y habr�an ocupado -eminencia en la Iglesia de Cristo. Para las personas que lo escucharon, el "momento de aceptaci�n" fue aquel entre tal audiencia y un endurecimiento del coraz�n como consecuencia del rechazo de su mensaje amable. Para la humanidad en general, el "tiempo de aceptaci�n" es el momento de su estancia aqu� abajo, durante el cual siempre es posible que se arrepientan y se vuelvan a �l, a menos que por casualidad hayan sido culpables del "pecado contra el Esp�ritu Santo". Tal pecado probablemente todav�a es posible; pero puede esperarse que pocos lo hayan cometido, y que la declaraci�n del ap�stol, que hizo a todos sus conversos ( 2 Corintios 6:2), a�n pueda repetirse a los cristianos profesos en general, "He aqu�, ahora es el tiempo aceptado; he aqu�, ahora es el d�a de salvaci�n ".

VI. La proclamaci�n de un d�a de venganza. Fue uno de los prop�sitos de la venida de nuestro Se�or que �l deber�a "proclamar un d�a de venganza".

1. A la naci�n de los jud�os, que al rechazarlo caus� su propio rechazo de la posici�n asignada bajo el primer pacto, y fue entregado para castigo a los romanos. Esto lo hizo mediante varias profec�as notables (por ejemplo, las siguientes: Mateo 21:40; Mateo 24:4; Lucas 13:34, 85; Lucas 21:20), que anunci� que Jerusal�n deb�a ser destruida, y que deb�a haber "gran ira sobre el pueblo" ( Lucas 21:23).

2. A los enemigos de Dios universalmente. El d�a general de venganza sobre los enemigos de Dios es ese "�ltimo d�a", que nuestro Se�or anunci� tan a menudo, cuando "vendr� nuevamente con gloria para juzgar a los r�pidos y a los muertos" (ver Mateo 7:22, Mateo 7:23; Mateo 24:29; Mateo 25:31; Mateo 26:64, etc.). Entonces todos sus enemigos ser�n "puestos bajo sus pies". Entonces se cumplir� la visi�n apocal�ptica: "Vi a los muertos, grandes y peque�os, pararse ante Dios; y se abrieron los libros; y se abri� otro libro, que es el libro de la vida: y los muertos fueron juzgados por esas cosas". que estaban escritos en los libros, de acuerdo con sus obras. Y el mar entreg� los muertos que estaban en �l; y la muerte y el infierno entregaron los muertos que estaban en ellos: y fueron juzgados cada hombre seg�n sus obras. Y la muerte e infierno fueron arrojados al lago de fuego. Esta es la segunda muerte. Y el que no se hall� inscrito en el libro de la vida fue arrojado al lago de fuego "( Apocalipsis 20:12).

VII. EL CONFORT DE LOS MOURNERS. Era indicativo de la ternura de Jes�s, que en su vida en la tierra tuvo una gran compasi�n por los dolientes. En su serm�n del monte, les asign� la segunda bienaventuranza: "Bienaventurados los que lloran, porque ser�n consolados" ( Mateo 5:4). Tres veces solo en su ministerio parece haber encontrado la muerte real, y cada vez que tuvo tanta l�stima por los que lloraron a sus muertos, que hizo milagros en su nombre y los consol� al resucitar a los perdidos. Marco 5:22; Lucas 7:12; Juan 11:32). Despu�s de su resurrecci�n, se apresur� a consolar a las mujeres que lo lloraron, mediante apariciones especiales para ellas. Estos, sin embargo, no eran m�s que muestras de su poder y de su buena voluntad. A trav�s de las largas edades que han transcurrido desde que fund� su Iglesia, los dolientes han encontrado en �l un verdadero y potente Consolador. A trav�s de �l es que los cristianos "no se afligen como los que no tienen esperanza" ( 1 Tesalonicenses 4:13); a trav�s de �l que tienen resignaci�n y pueden decir: "El Se�or dio, y el Se�or quit�: bendito sea el Nombre del Se�or"; a trav�s de �l que buscan recibir a sus muertos resucitados ( Hebreos 11:35), y unirse a ellos en una tierra donde no hay separaci�n.

VIII LA CORONA DE LOS SANTOS EN BLISS. "De ahora en adelante", dijo San Pablo, mientras se acercaba al final de su vida, "hay una corona de justicia para m�, que el Se�or, el Juez justo, me dar� en ese d�a; y no a m�". solo, pero a todos los que aman su aparici�n "( 2 Timoteo 4:8). Recibiremos, dice Santiago, "la corona de la vida" ( Santiago 1:12). "Cuando aparezca el pastor principal", dice San Pedro, "recibir�s una corona de gloria que no se desvanece" ( 1 Pedro 5:4). Tales coronas fueron vistas por el disc�pulo amado como las llevaban los ancianos en la regi�n del cielo ( Apocalipsis 4:4), y fueron prometidas a todos los que deber�an permanecer "fieles hasta la muerte" ( Apocalipsis 2:10) por el que es" Fiel y Verdadero "( Apocalipsis 19:11). Una parte de la intenci�n de la misi�n de Cristo era purificarse a s� mismo un pueblo al que tales coronas podr�an otorgarse sin falta de aptitud en su reino celestial. El t�rmino "corona" es, sin duda, una met�fora; pero significa un cierto grado de gloria definido y positivo, tener un valor sustancial y formar un objeto propio del deseo del cristiano.

IX. LOS UNGI� CON EL ACEITE DE ALEGR�A. Cristo mismo deb�a ser "ungido con el aceite de la alegr�a sobre sus semejantes" (Salmo 45:7). Su misi�n en la tierra era, en parte, extender la bendici�n de esta unci�n a sus disc�pulos. El "aceite de la alegr�a", sea lo que sea lo que signifique, no puede sino principalmente simbolizar el don del Esp�ritu Santo, que San Juan llama una "unci�n del Santo" ( 1 Juan 2:20), y que era, de hecho, la unci�n con la cual Cristo mismo fue ungido (ver el comentario en el vers�culo 1). Dar el Esp�ritu Santo a los cristianos fue un objeto muy importante de su venida. El Esp�ritu era esencial para la santificaci�n de los cristianos; y �l debe "enviar el Esp�ritu", y no puede enviarlo hasta que �l mismo haya sido "glorificado" ( Juan 7:39; Juan 16:7). San Lucas nos dice qu� tan pronto despu�s de su ascensi�n se le dio el Esp�ritu ( Hechos 2:4); y nuestro Se�or prometi� que, una vez que viniera, cumplir�a con la Iglesia "para siempre" ( Juan 14:16). De todas las consecuencias inmediatas de la misi�n de nuestro Se�or, el don del Esp�ritu fue quiz�s el m�s precioso, abarcando como lo hizo la regeneraci�n, la santificaci�n, el consuelo, la fuerza, la alegr�a.

X. LOS CAUSANDO QUE SE LLAME, Y POR LO TANTO, QUE SEA JUSTO. Todos los otros objetos ten�an este final final a la vista. Se predicaron las buenas nuevas, y los quebrantados de coraz�n sanaron, y los cautivos fueron liberados, y la visi�n opaca recibi� discernimiento moral, y se proclam� el tiempo aceptable, y se amenaz� el d�a de la venganza, y se reconfort� a los dolientes, y se prometieron las coronas de gloria. , y el Esp�ritu Santo dado, para que se puedan plantar "robles de justicia" en el jard�n del Se�or, para que los hombres rompan los lazos del pecado y se vuelvan justos, "perfeccionando la santidad en el temor de Dios" ( 2 Corintios 7:1). Cristo "se entreg� por nosotros", dice San Pablo, "para poder redimirnos de toda iniquidad y purificarse a s� mismo un pueblo peculiar, celoso de las buenas obras" ( Tito 2:14). Este fue el objetivo principal de la venida de nuestro Se�or: "salvar a los hombres de sus pecados". Otros objetos eran m�s bien medios para besar. Este fue el gran final. El cristianismo es un �xito tan pronto como aleja al hombre del pecado, y crea y mantiene en el mundo una "compa��a de hombres fieles", que merecen "ser llamados robles de justicia", que persisten y determinan "evitar el mal y bueno, "que llevan vidas santas, que" brillan como luces en el mundo "," adornando la doctrina de Dios su Salvador en todas las cosas "( Tito 2:10).

Isa�as 61:10, Isa�as 61:11

Regocij�ndose en el Se�or.

"Regoc�jate siempre en el Se�or", dice el ap�stol: "y otra vez digo, regoc�jate" ( Filipenses 4:4). Refleja la verg�enza en los cristianos de que su religi�n deber�a aparecer, tanto como lo hace, a los que no la tienen como una religi�n de tristeza y melancol�a. En las Escrituras, la verdadera religi�n tiene un aspecto completamente diferente. El fiel Israel se regocija constantemente en el Se�or, est� perpetuamente alegre en su Dios. El Libro de los Salmos es un j�bilo casi continuo. La adoraci�n de David, de Salom�n, de Ezequ�as, de los santos del Antiguo Testamento en general, es una adoraci�n alegre ( 2 Samuel 6:12; 1 Cr�nicas 29:9; 2 Cr�nicas 5:2; 2 Cr�nicas 29:20-14; 2 Cr�nicas 30:21-14, etc.). En los Evangelios encontramos que la venida de Cristo a la tierra es la ocasi�n inmediata de c�nticos de alabanza ( Lucas 1:46-42, Lucas 1:68-42; Lucas 2:14, Lucas 2:29). La pr�ctica apost�lica se nos entrega en las siguientes palabras: "Ellos, continuando diariamente con un acuerdo en el templo, y partiendo el pan de casa en casa, comieron su carne con alegr�a y solter�a de coraz�n, alabando a Dios y teniendo el favor de todas las personas "( Hechos 2:46, Hechos 2:47). Y tal alegr�a y regocijo ciertamente parecer�n razonables, si consideramos:

I. LAS CAUSAS QUE LOS CRISTIANOS TIENEN PARA TAL ALEGR�A.

1. En el pasado. Todo el esquema de la redenci�n es algo por lo que debemos estar alegres y agradecidos, incluso como lo hace la expiaci�n, el perd�n, la reconciliaci�n, la renovaci�n de la imagen Divina en el hombre, la revelaci�n de la verdad salvadora, la gracia de asistencia, etc. para que sus bendiciones sean suyas, es motivo de especial agradecimiento y alegr�a, ya que se les ha otorgado el privilegio sin ser merecido por ning�n m�rito propio, y no se les ha quitado a pesar de sus dem�ritos posteriores. La concesi�n de una revelaci�n escrita, y la preservaci�n de ese precioso dep�sito en pureza, es otro motivo especial para regocijarse; como tambi�n es la instituci�n y la continuaci�n de la Iglesia hasta nuestros d�as como un cuerpo corporativo organizado.

2. En el presente. Los cristianos tienen un terreno abundante para regocijarse en la bondad de Dios para con ellos individualmente, en su cuidado providencial de ellos, en la paciencia y la paciencia que ha demostrado hacia sus defectos, en el disfrute de los privilegios cristianos y en los muchos otros asuntos temporales y espirituales. bendiciones les fueron otorgadas.

3. En el futuro. Tienen una esperanza imperecedera, una expectativa segura de la vida eterna a trav�s de los m�ritos de Cristo, una garant�a de una herencia que es "incorruptible y sin mancha, y que no se desvanece, reservada en el cielo para ellos" ( 1 Pedro 1:4).

II LOS RESULTADOS QUE FLUYEN NATURALMENTE DE TAL ALEGR�A.

1. Tal regocijo es bueno para los cristianos mismos. Les hace darse cuenta de sus bendiciones y sus privilegios, y los toma como un control m�s firme. Les ayuda a tomar en cuenta las peque�as pruebas y obst�culos que m�s o menos acosan a cada uno, y que, si se dedican exclusivamente, pueden magnificarse hasta que asuman proporciones muy indebidas. En realidad, aumenta el sentimiento de alegr�a y, por lo tanto, el sentimiento de felicidad, porque cada principio activo dentro de nosotros se fortalece al ser ejercitado.

2. Tal regocijo tiene un efecto beneficioso en los dem�s. Los atrae al cristianismo en el mismo grado en que una presentaci�n sombr�a de la religi�n cristiana los repele. Despierta ecos receptivos en sus corazones. Agita anhelos latentes e indefinidos en sus almas. A veces conduce a la investigaci�n y la conversi�n.

3. Tal regocijo es, adem�s, para la gloria de Dios. Dios quiere que sus santos lo alaben y se regocijen en �l. Tal regocijo expone su poder y su bondad. Es una proclamaci�n para los �ngeles y para los hombres de que "el Se�or es bueno y que su misericordia perdura para siempre" (Salmo 136:1). Nace a trav�s del empireo, entra en las cortes del cielo y despierta simpat�as angelicales e intensifica las devociones angelicales. Es una ofrenda de un dulce sabor a Dios.

HOMILIAS DE E. JOHNSON

Isa�as 61:1

Mensaje de gracia a Sion.

I. LA UNCI�N DEL MENSAJERO. Seg�n la Ley, los sacerdotes fueron ungidos ( �xodo 29:7; Lev�tico 7:36), y tambi�n los reyes ( 1 Samuel 9:16; 1 Samuel 10:1 ; 1 Samuel 16:13). Era la se�al de nombramiento para un alto cargo o comisi�n de Dios. Por lo tanto, seg�n una figura, se aplica al nombramiento de Eliseo para el oficio prof�tico ( 1 Reyes 19:16), y a la designaci�n de Ciro como el instrumento del prop�sito de Jehov�. Del mismo modo, en 1 Juan 2:20, el uso es figurativo. La idea es la dedicaci�n consagrada (cf. Salmo 45:7; Hebreos 1:9).

II EL PROP�SITO DE LA UNCI�N.

1. Para que pueda evangelizar o predicar el evangelio. �A quien? Para aquellos que necesitan buenas noticias: los afligidos, los angustiados y los necesitados, los pobres ( Lucas 4:18), o los que se ven afectados por un largo cautiverio u otra calamidad (cf. Mateo 11:5) .

2. Atar a los quebrantados de coraz�n. En referencia temporal o espiritual, "�l sana a los quebrantados de coraz�n y ata sus heridas" (Salmo 147:3). Y esto por la proclamaci�n de la libertad. El sonido de las palabras recordar�a el gran "a�o de jubileo" ( Lev�tico 25:10; cf. Ezequiel 46:17; Jeremias 34:8). Si no se dice nada en la ley del jubileo sobre la liberaci�n de prisioneros o la remisi�n de deudas, todas las asociaciones de la �poca llevaron a que se hablara de �l como un s�mbolo de manumisi�n, emancipaci�n y, por lo tanto, de alegr�a universal.

3. Proclamar un tiempo de gracia y de retribuci�n. Un "a�o" de misericordia, un "d�a" solo de venganza. El castigo desciende a la tercera y cuarta generaci�n, pero la misericordia a la mil�sima ( �xodo 20:5, �xodo 20:6; cf. Deuteronomio 7:9). Pero la venida o liberaci�n siempre debe significar tambi�n la venida en destrucci�n (cf. Mateo 25:31; 2 Tesalonicenses 1:7).

4. Para consolar a los dolientes. Especialmente los de Sion. Pero una aplicaci�n de las promesas evang�licas debe ser igualmente mayor con la necesidad humana, la receptividad humana, la voluntad humana, el poder humano para recibir, es decir, la fe. Sobre ellos se colocar� la "corona" en lugar de cenizas; las asociaciones de la boda ( 1 Juan 2:10) son para reemplazar las del funeral ( 2 Samuel 13:19), la canci�n nupcial de la lamentaci�n anterior. En lugar del esp�ritu que falla ", se describe bajo la imagen de una mecha que se quema, o de tenue o d�bil ( Isa�as 42:3; 1 Samuel 3:2; Lev�tico 13:39 ), habr� un "manto de renombre". En Oriente, especialmente, la indumentaria expresa el estado de �nimo de la mente. Vea una ilustraci�n en Jueces 10:3, Jueces 10:4: ella "se puso sus vestimentas de alegr�a, con lo que estuvo vestida durante la vida de Manasses, su esposo".

5. Producir una vida vigorosa y bella. Los hombres los llamar�n "robles de justicia, la plantaci�n de Jehov� para mostrarse glorioso" (cf. en el s�mil, Salmo 92:12, "El justo florecer� como la palmera", etc .; Salmo 1:3; Jeremias 17:8). Una plantaci�n m�stica bajo el cuidado del Divino Jardinero (cf. Mateo 15:13). Los exiliados regresar�n, "construir�n las ruinas de la antig�edad, y levantar�n las desolaciones de los antepasados, y renovar�n las ciudades en ruinas. Como las ruinas sugieren todo el patetismo de la decadencia de las familias y las naciones, as� lo recuerda el acto de reconstrucci�n". de esa energ�a siempre recreativa que se encuentra en el coraz�n religioso de la humanidad, y que brota de nuevo despu�s de cada �poca de calamidad. Bendiciones mesi�nicas. El pueblo de Israel ser� llamado los "sacerdotes de Jehov�". Porque los sacerdotes, como clase �nica, representaban la idea de Israel, como una naci�n consagrada al servicio del Eterno, destinada a realizar un ministerio sagrado. para el resto de la humanidad. Los hombres se apoderar�n de las faldas del jud�o ( Zacar�as 8:23). Habr� compensaci�n, doble compensaci�n, en la posesi�n de la tierra en mayor fertilidad y con l�mites ampliados.

III. LA CONFIRMACI�N DE JEHOV�.

1. El principio de justicia y compensaci�n. "Odia las cosas arrancadas injustamente" y compensar� a su pueblo por sus sufrimientos pasados. �Qu� grandiosa y consoladora esa verdad de la compensaci�n! "Todas las cosas son morales. Esa alma que dentro de nosotros es un sentimiento, fuera de nosotros es una ley. Sentimos su inspiraci�n; all� en la historia podemos ver su fuerza fatal". "Est� en el mundo, y el mundo fue hecho por �l. La justicia no se pospone. Una equidad perfecta ajusta su equilibrio en todas las partes de la vida. Los dados de Dios siempre est�n cargados. Cada secreto es contado, cada crimen es castigado, cada virtud recompensada, cada error reparado, en silencio y certeza. Lo que llamamos retribuci�n es la necesidad universal por la cual el todo aparece donde aparece una parte "(Emerson).

2. El pacto eterno. ( Isa�as 55:3.) Parte de la condici�n de ese pacto es asegurar una posici�n ilustre para Israel entre las naciones; ser "conocido" es ser honrado, como en Salmo 67:2; Salmo 76:1; Salmo 79:10. Llegar� el momento en un sentido m�s amplio, cuando los amigos del humilde y despreciado Nazareno ser�n considerados como los favorecidos del Se�or; en lugar de ser perseguido y despreciado, toda la tierra los considerar� con confianza y estima. La Providencia arroja un velo de oscuridad sobre sus dise�os m�s profundos, y la semilla de futuros gloriosos yace dormida en la c�scara �spera hasta el momento se�alado para su germinaci�n y crecimiento. J.

Isa�as 61:10, Isa�as 61:11

Alegr�a espiritual en lo eterno.

Podemos considerar a la ciudad como el orador, y la ciudad puede tipificar a la Iglesia.

I. SU ROPA. Como las prendas son para protecci�n y adorno, tambi�n puede ser una figura de una comunidad dispuesta en la fuerza y ??la justicia de Jehov�. Y as� la Iglesia todav�a canta

"Jes�s, tu t�nica de justicia es mi belleza, mi vestido glorioso".

Hay una alusi�n al vestido del novio y del sacerdote; porque en un momento el novio llevaba una corona, y el sacerdote llevaba una mitra, con el plato o la corona de oro delante ( �xodo 29:6). Tales porciones del vestido marcan al usuario en su car�cter sagrado y en sus funciones solemnes. No son para el mero adorno. La Iglesia, los santos en general, son designados como un "real sacerdocio", para ofrecer alabanzas y oraciones continuamente.

II PAR�BOLA DE LA NATURALEZA DE LA ALEGR�A ESPIRITUAL. (cf. Isa�as 42:9; Isa�as 43:19; Isa�as 45:8; Isa�as 55:10, Isa�as 55:11; Isa�as 58:11.) La alegr�a con la que vemos a la tierra convertirse en "una esmeralda" con el nuevo verdor de la primavera; El florecimiento de los �rboles, la revelaci�n de los rudimentos de futuras hojas y flores, es en cierto sentido prof�tico de alg�n proceso an�logo en el mundo espiritual. Porque la realizaci�n personal es el poder de la Palabra Divina. E incluso cuando el aspecto de la Iglesia y el estado es m�s oscuro y deprimente, la vida se agita, las semillas de un mejor desarrollo est�n germinando y se est�n poniendo en marcha eventos que estimular�n a los hombres a alabar a Israel y al Dios de Israel. � J.

HOMILIAS DE W.M. ESTATAM

Isa�as 61:1

El Salvador que viene.

"El Esp�ritu del Se�or Dios est� sobre m�", etc. Estas palabras son especialmente memorables como las que el Salvador ley� en la sinagoga de Nazaret. Nos lo han descrito "con su p�rtico con columnas de arquitectura griega, con sus excrementos en un lado para los hombres; en el otro, detr�s de una celos�a, est�n sentadas las mujeres, envueltas en sus largos velos". Cuando termin� la lecci�n del Pentateuco, Jes�s subi� los escalones del escritorio, y el chazzan, o empleado, "apart� la cortina de seda del arca pintada, que conten�a los manuscritos sagrados", y del rollo del profeta Isa�as. , lea la lecci�n del d�a o elija la porci�n �l mismo. Apenas podemos leer estas palabras aqu� sin pensar en �l all�, toda la congregaci�n se pone de pie para escucharlo. Las palabras contienen

I. EL ABUELO MESI�NICO DE CRISTO. Ungido del Padre. No solo un profeta o maestro, sino el Santo de Israel. Esta profec�a, escrita unos setecientos a�os antes, y as� atestiguada por el Salvador como est� escrita acerca de s� mismo, da testimonio divino de la antigua inspiraci�n.

II LA OBRA MESIANICA DE CRISTO.

1. Fue una proclamaci�n. "Buenas nuevas." Piensa en el poder de hierro de Roma; el ego�smo de los ricos; el orgullo del patricio; la impotencia del esclavo; La desesperanza del fil�sofo. Cristo vino a los mansos, no a los poderosos.

2. Fue un consuelo. "Para vendar a los quebrantados de coraz�n". Para sanar con el toque de su simpat�a, y para salvar por el poder de su cruz.

3. Fue una liberaci�n. "Para proclamar la libertad a los cautivos", etc. Sin hab�a tejido sus cordones de seda en bandas de hierro. Los hombres eran esclavos de la lujuria y la costumbre. La prisi�n fue abierta; y los grillos que no pod�an librarse de Cristo arrancaron de sus almas. � W.M.S.

Isa�as 61:3

Comodidad y alegr�a.

"Para nombrar a los que lloran en Si�n", etc. Se habla de un triple intercambio en estas palabras, que deber�a acelerar el pensamiento.

I. CAR�CTER. "Belleza para las cenizas". El penitente se levanta del polvo. En lugar de estar ante Dios en una triste confesi�n, con todas las manchas de pecado en su coraz�n y la liturgia del dolor en sus labios, �l tiene una nueva vida. La belleza del Se�or le es dada: hay transformaci�n.

II EMOCI�N. "El aceite de la alegr�a para el luto". Ya no mira el lado oscuro de la historia personal y la perspectiva personal. El mismo rostro est� ungido con aceite fresco, un tipo de lo que ha tenido lugar dentro del hombre. Porque no puedes forzar la alegr�a, ni puedes fingirla. La naturaleza se opone a todas las falsificaciones. La alegr�a que experimenta un hombre piadoso solo puede venir del buen tesoro de su coraz�n.

III. EXPRESI�N. "La vestimenta de alabanza para el esp�ritu de pesadez". La vida exterior es muy diferente. Como se dice que Dios se viste de luz como con una prenda de vestir, los del Este entendieron que la prenda de luz era la expresi�n del hombre mismo, incluso cuando ahora consideramos que los dolientes del doliente dan testimonio de su dolor. El esp�ritu de pesadez es angustiante. No es un esp�ritu agradecido, ni un esp�ritu esperanzador, ni un esp�ritu inspirador. Pero la vestimenta de alabanza es como la melod�a del coro del templo; como la m�sica del r�o; como la "alondra que canta a las puertas del cielo". "Despierta, salterio y arpa; yo mismo me despertar� temprano". - W.M.S.

Isa�as 61:4

Restauracion.

"Construir�n los viejos desechos". Todo desperdicio es perverso. As� es en la guerra. Incluso tomado en su estimaci�n m�s baja, piense en la ruina de templos gloriosos y esculturas exquisitas, y obras de arte, todo molido, como dice el Sr. Ruskin, por simple ira humana. Florencia, y muchas de las ciudades del sur, han sido los campos de guerra de Europa. �Qu� desperdicio! Hay genio trabajado; all� multitudes, sudorosas, construyeron el acueducto y decoraron el capitolio; y all�, de vez en cuando, ha llegado la mano grosera del despojador. La historia ha hecho un registro de victorias y conquistadores glorificados, y algunos juglares han contra�do la infecci�n y han cantado los laicos. �Qu� s�tira para el hombre! �Por qu� sonre�r al ni�o que construye casas para que el mar se hunda? El hombre construye, y luego, con las oleadas de enloquecidas ansias de guerra, sus mejores obras. As� es. La historia de Europa ha sido, en este sentido, una historia de desperdicio, y en lugar de las gloriosas obras de Fidias para contemplar, tenemos brazos rotos, columnas fracturadas. En distritos devastados buscamos reliquias. Este es solo el lado material del desperdicio de la guerra. Yo digo que todo desperdicio es perverso. Y tengo que hablar de corazones y vidas humanas. Mucho m�s valioso que la columna esculpida o el alto fane. Si; No olvidemos que las palabras de Cristo se refieren tanto a la vida presente como a la vida futura. "�De qu� le beneficiar� a un hombre, si gana el mundo entero y pierde su propia vida?"

I. TODAS LAS VIDAS FUERON DISE�ADAS PARA TENER UN DIVINO IDEAL EN ELLAS. No podemos entender el "por qu�" de la creaci�n en absoluto aparte de eso. "He aqu�, esto solo he descubierto que Dios ha hecho al hombre recto; pero han buscado muchos inventos" ( Eclesiast�s 7:29). De hecho, han inventado muchos ideales para s� mismos, y han desperdiciaron en estos inventos las excelentes facultades de sus almas creadas por Dios. Si se pierde el final, se pierde todo. Si la columna no se mantiene erguida y sostiene el edificio, no es nada para m� que lo decore cuando est� en el suelo. no es su lugar, su uso; es un pilar o nada. As� que el hombre fue hecho en este extremo m�s alto para glorificar a Dios; y su vida est� arruinada, si es rica en cultivo, elevada en sabor, de estilo art�stico, integral en erudici�n, �til en la mec�nica aplicada, si no glorifica a Dios. Nuestro Salvador dijo: "Mi carne y mi bebida son hacer la voluntad del que me envi� y terminar su trabajo".

1. Las vidas est�n arruinadas, si ciertas estaciones de la primavera y el tiempo de siembra, que no pueden regresar, pasan sin hacer nada. Los hombres pueden ser salvos; porque la preciosa sangre de Cristo puede limpiar de todo pecado, incluso en la vejez. Pero no pueden dar el fruto de una virilidad espiritual, o de una infancia cristiana.

2. Las vidas est�n arruinadas, si no est�n llenas del poder de la inmortalidad. Por nobles y gloriosos que puedan parecer, sus frutos se marchitan; no hay suelo profundo; Las ra�ces no golpean la vida eterna.

3. Las vidas est�n arruinadas, si no influyen como buen suelo para ser utilizado en las cosechas. El hombre no vive para el mero disfrute y admiraci�n de la belleza espiritual en horas de meditaci�n. Debe haber fruta en el �rbol para que otros la recojan. Es decepcionante en oto�o levantar las hojas y no encontrar una rica floraci�n de fruta p�rpura, "Permaneced en m�". "Entonces", dice Cristo, "dar�is mucho fruto".

II TODO PERDIDO DE VIDA ES TRAZABLE. �Qu�? Bueno, puedes rastrear la plaga hasta algo en la atm�sfera, algo en la ra�z, o alg�n confinamiento del libre aliento del cielo. Entonces puedes rastrear el desperdicio humano y el desperdicio moral.

1. A veces proviene de la ausencia de fe. Ha habido energ�a o determinaci�n heroica para conquistar el mal, perseguir el bien, pero esto ha sido solo hacer, no ser; los hombres necesitan fe para ganar a Cristo; tenerlo en ellos, la Esperanza de gloria. "Si un hombre no permanece en m�, es arrojado como una rama y se marchita".

2. A veces proviene de la ausencia de amor. Es el amor lo que hace que las otras gracias crezcan y den fruto. El amor es calidez y vida cuando est� inspirado por Cristo. Perm�tanme decir tambi�n que quer�a hablar de vidas en un sentido humano arruinado, y hay algunas de esas. �Por qu�? Porque el amor est� ausente; son tratados con frialdad, desprecio, cruelmente; el fuego del amor, al principio amortiguado, ahora se ha extinguido en sus corazones; ellos saben, sienten que es as�. Emparejados con la rudeza y la groser�a, con el primer refinamiento superficial y la ternura desgastados, encuentran que la vida es peor que un blanco: es una amarga amarga atadura al ego�smo y la tiran�a de los dem�s. �Pobre coraz�n! Dios te ayude donde sea que est�s. El amor puede soportar mucho y esperar. Pero cuando las cenizas del amor son blancas, la vida se arruina.

3. A veces proviene de la indiferencia. D�jalo en paz. Es suficiente. Deja que la religi�n se cuide sola. Luego, como el mejor jard�n, pronto se vuelve desolado.

III. LAS VIDAS PERDIDAS SON REPARABLES SOLO POR REDENCI�N. En el cuerpo hay una especie de autocuraci�n despu�s de la enfermedad. No es as� con el alma; eso requiere un m�dico divino.

1. Cristo hace m�s que perdonar. �l renueva y restaura. Quiz�s desee ahora que Dios le restaure la alegr�a de la salvaci�n. Est�s triste por tu propia inutilidad. Tan poca paz y alegr�a en el Esp�ritu Santo. Entonces, justo cuando llega la primavera, la dulce primavera, llega el tiempo, aparece la tierna hierba, y la Naturaleza se pone su nueva prenda de belleza, regocij�ndose de que su copa de incienso vuelva a llenarse de la mano del Alt�simo, por lo que desea que nuevas gracias deben brotar. Cristo puede hacerte abundar de vida a trav�s de la abundante gracia que �l espera otorgar.

2. Cristo us� que ense�a. El vivir� en ti. El fruto no es tuyo, sino de Cristo. �l es la vid, nosotros somos las ramas. Una uni�n m�s estrecha con �l es lo que necesitamos. Si buscamos ser injertados en la Vid verdadera, entonces, y solo entonces, daremos fruto en nuestra temporada. Cristo a veces es seguido por el gran Maestro. �As� que �l es! Toda su ense�anza es la de la mente infinita. "En �l se esconden todos los tesoros de la sabidur�a y el conocimiento". �Cu�l es, entonces, su primera ense�anza? �Cree en m�! Luego nos convertimos en uno con �l, y nuestro personaje tiene vida.

3. Cristo hace m�s aun que comenzar esta vida. El lo completa. Lo lleva a la perfecci�n. Para que nosotros, pecadores y d�biles como somos, seamos perfectos en toda buena obra. El desperdicio, entonces, no debe ser llorado solamente; Es para ser restaurado. El sat�rico habla desde�osamente del mal cuando lo ve y lo vive. El optimista dice que todo es lo mejor posible en el mejor de los mundos, �podr�amos entenderlo todo? El cristiano dice: "No; el mal est� aqu� y el mal no es de Dios". Y luego, con la ayuda del Esp�ritu Santo, busca crucificar al viejo hombre con Cristo y vivir para Dios. �Que la renovaci�n nos llegue a todos! �Que el tiz�n y el desperdicio den lugar a la vida y al fruto! �W.M.S.

Isa�as 61:10

La plenitud de la alegr�a.

"Me alegrar� mucho en el Se�or, mi alma se alegrar� en mi Dios". Esto ciertamente no parece la facilidad con el anacoreta y el asceta y el ermita�o. Una religi�n que falla en la direcci�n de la felicidad parecer�a perder el derecho, en todo caso, de ser considerada un verdadero ideal del evangelio. El mediaevalismo se regocij� en las im�genes de los santos, de quienes no se pod�a decir que ten�an una aureola, de alegr�a por sus cabezas.

I. HAY GRANDES RAZONES PARA DISFRUTAR.

1. Dios ha perdonado y olvidado nuestro pecado. Lo ha borrado de su libro de recuerdos. "Me ha vestido con las vestiduras de la salvaci�n".

2. Dios nos ha hecho uno consigo mismo. Los placeres m�s elevados son los de comuni�n con la mente. Conocer al autor es m�s que leer el libro; conocer el coraz�n de una naturaleza hermosa es descubrir un mundo m�s grande que el de Col�n. �Qu� es, entonces, caminar como Enoc hizo con Dios, y conocer a quien conocer es la vida eterna! Aqu� hemos introducido la relaci�n de novia y novio, por lo que condescendiente es el amor de Cristo.

II Hay grandes profundidades de alegr�a. "Mi alma." La alegr�a puede ser superficial. Es ocioso negar el hecho de que hay placeres que tienen su ra�z en las pasiones, o en la imaginaci�n, o en la facultad acumulativa. Pero todas estas alegr�as tienen sus reacciones, sus limitaciones, sus agotamientos. Pero la alegr�a espiritual est� conectada con el alma, y ??como tal es

(1) siempre capaz de aumentar;

(2) nunca susceptible de agotamiento;

(3) e inmortal en su esfera de desarrollo.

A la diestra de Dios hay placeres para siempre. � W.M.S.

HOMILIAS DE W. CLARKSON

Isa�as 61:1, Isa�as 61:2

La misi�n ben�fica.

Estas palabras son innegablemente mesi�nicas; esa es su importaci�n secundaria, si no su principal. De la misi�n de Cristo nos recuerdan:

I. QUE JESUCRISTO FUE ENVIADO A DIOS. Nuestro Se�or no solo declar� sino que insisti� en que sali� de Dios. Constantemente tom� la posici�n aqu� afirmada, "el Se�or me ha ungido" ( Juan 4:34; Juan 5:19, Juan 5:30; Juan 8:28; Juan 9:4; Juan 12:49).

II QUE ESTABA LLENO DEL ESTRECHO DE DIOS. "El Esp�ritu del Se�or Dios" estaba sobre �l, y habit� en �l como en ning�n otro hijo del hombre. Dios no le dio el Esp�ritu "por medida" a �l ( Juan 3:34; Juan 14:10, etc.).

III. QUE FUE CARGADO CON UNA MISI�N DE BENEFICIOS DIVINOS. "Ungido para predicar buenas noticias". Bien podr�a el mundo humano haber esperado que un mensajero especial del cielo viniera con malas noticias en sus labios; vendr�a a anunciar ira, pena, destrucci�n; pasar�a por la ciudad y el pueblo con una "carga" como la de Jon�s para los miles de N�nive ( Jon�s 3:4). Pero la venida de Cristo fue el advenimiento de la gracia; vino a prometer paz, a publicar la salvaci�n. Los pensamientos y formas del Supremo no son como los nuestros; son inconmensurablemente magn�nimos.

IV. QUE LA BENEFICENCIA DE CRISTO FUE ESPIRITUAL Y PROFUNDA. Lleg� a lograr algo m�s y mejor que el derrocamiento de un gobierno tir�nico y el establecimiento de un reino terrenal, que la eliminaci�n de la pobreza abundante y el suministro de prosperidad material, que la introducci�n de cualquier bien visible y transitorio. �l vino:

1. Conferir libertad espiritual a aquellos que estaban esclavizados. "Para proclamar la libertad a los cautivos". abrir las puertas de la prisi�n y emancipar a las almas humanas de la esclavitud del pecado, del vicio, del error, de la locura, y conducirlos a la gloriosa libertad de los hijos de Dios: la libertad de la verdad y la justicia.

2. Transmitir consuelo a los tristes. "Para vendar a los quebrantados de coraz�n:" para consolar a todos los que lloran. �l vino a proporcionarnos esos hechos y principios que pueden iluminar las sombras oscuras de la m�s profunda aflicci�n con rayos de paz y esperanza. (Ver pr�xima homil�a).

V. QUE INCLUSO LA LUZ DE LA BENEFICENCIA DIVINA LANZA UNA SOMBRA DE CONDENACI�N. El d�a de la liberaci�n a los justos es un "d�a de venganza" o retribuci�n a los culpables. La luz m�s brillante de la verdad debe arrojar la sombra m�s oscura de responsabilidad y condena. La piedra angular de la salvaci�n para el penitente y el creyente debe ser un obst�culo para el impenitente y el incr�dulo. � C.

Isa�as 61:3

Cristo nuestro consolador.

Pensamos en nuestro Se�or como en nuestro Divino Amigo; y no hay forma de que alguien pueda mostrarse tan verdadero amigo como en tiempos de problemas. Bien dice el viejo adagio: "Un amigo necesitado es un amigo".

I. NUESTRA NECESIDAD URGENTE DE SU DIVINO SUCCOR. "Los que lloran en Si�n". En virtud de su relaci�n con nosotros como nuestro Salvador, Jesucristo nos libera del poder y la esclavitud del pecado, y as� del remordimiento que asiste a su presencia y constituye una parte principal de su castigo. Pero hay otras cosas de las que no profesa salvar a su gente en este mundo; Estos son sufrimiento y tristeza. Sus mejores disc�pulos pueden heredar una constituci�n corporal que contiene semillas de debilidad y dolor, y que puede desarrollar estos males en su forma m�s aguda; o pueden ser v�ctimas de alg�n terrible accidente o de crueldad humana; o se les puede pedir que pasen por situaciones dif�ciles, que soporten la desilusi�n de los bateadores o que sufran graves p�rdidas y una larga soledad. No hay ninguna marca en el dintel de sus puertas para decirle al �ngel del dolor que pase. �l entra a cada hogar; �l tiene un mensaje para cada coraz�n, y los hijos del reino escuchan su voz y sienten el toque de su mano, al igual que los ciudadanos del reino mundano.

II LA SUFICIENCIA DEL SUCCOR DE NUESTRO SALVADOR. Cristo nos salva en el sufrimiento y la tristeza, aunque aqu� no nos libra de �l. Tal es el poder transformador de su poderoso toque, que lo convierte en otra cosa; bajo su mano cambia su aspecto y es otra cosa; las cenizas desfigurantes se convierten en una diadema de belleza; en lugar de los signos de duelo, se ve la unci�n con el aceite de la alegr�a; despojado del esp�ritu de pesadez, el alma est� vestida con la bendita vestimenta de alabanza. El poder del maravilloso Trabajador ( Isa�as 9:6) ha transfigurado todo, ha convertido la maldici�n en una bendici�n. �Y c�mo?

1. Por un sentido de su graciosa presencia. El esp�ritu afligido se regocija al sentir que su Se�or est� cerca, est� m�s cerca que el pariente m�s cercano que el amigo m�s querido.

2. Por una conciencia de su tierna piedad. La compasi�n conocida y sentida, la simpat�a asegurada del Se�or del amor, llena el coraz�n de paz.

3. Por las influencias directas y sostenidas de su Esp�ritu Santo.

4. Por la seguridad de que est� buscando nuestro mayor bien; que las cosas no suceden por accidente o error; que el Se�or amable y sabio de todos los corazones y vidas est� resolviendo un problema, oscuro y lejano, tal vez, pero amable y bueno, justo y ben�fico; que �l est� plantando y nutriendo "�rboles de justicia", y que estos solo se pueden cultivar con lluvias torrenciales y vientos penetrantes, as� como con la dulce luz del sol y los aires c�lidos.

5. Por la promesa de una bendici�n sin sombra un poco m�s adelante.

Isa�as 61:6

Privilegio, reputaci�n, esperanza.

Tenemos aqui-

I. UN PRIVILEGIO ABIERTO para ser empleado con entusiasmo. "Ser�is nombrados Sacerdotes del Se�or". Seg�n la Ley, el sacerdocio se limitaba a una familia de una tribu; El resto de la naci�n ten�a derechos y deberes externos e inferiores. All� est�n, de hecho, las antiguas palabras: "Ser�is para m� un reino de sacerdotes", pero esta promesa no encuentra cumplimiento completo en la historia de Israel. Se realiza solo en el reino de Cristo. Bajo �l, toda la comunidad es un "sacerdocio sagrado", un "sacerdocio real". Cristo "nos ha hecho (todos) reyes y sacerdotes para Dios". Est� abierto a cada uno de nosotros acercarnos a Dios en comuni�n espiritual m�s cercana; interceder con �l en oraci�n sincera y creyente; presentarle "sacrificios espirituales" de obediencia, resignaci�n, consagraci�n. El camino est� abierto ahora al m�s sagrado de todos, y complacen a Dios m�s que se le acerca con m�s frecuencia, y le ofrecen el sacrificio que proviene de manos limpias y un coraz�n puro y amoroso.

II UNA REPUTACI�N ENVIABLE que ser� muy codiciada. "Los hombres los llamar�n Ministros [siervos] de nuestro Dios". �Qu� es lo que quisi�ramos que los hombres dijeran sobre nosotros? �Por qu� deseamos m�s ser distinguidos y recordados? �Por nuestra fuerza corporal o habilidad muscular? �Por nuestros poderes intelectuales? Por nuestras posesiones? Estas cosas "se benefician un poco"; ellos "tienen su recompensa" en satisfacci�n moment�nea, en placer que vive un tiempo y muere. Pero no son significativos de lo mejor y lo m�s valioso, de lo que perdura en medio del naufragio y el paso de las cosas que perecen. La �nica reputaci�n que vale la pena poseer es la de ser un verdadero "siervo de Dios". Vale la pena hacer mucho y esforzarse mucho, si es necesario, que lo que nuestros contempor�neos asociar�n con nuestro nombre, y por lo que aquellos que sobrevivan a nosotros nos distingan de los dem�s, es nuestro servicio fiel y devoto del Divino Maestro. As� que vivamos que el primer pensamiento que surgir� en la mente de los hombres con respecto a nosotros es que somos siervos de nuestro Dios.

III. UNA ESPERANZA INVALUABLE para ser devotamente apreciada. "Todos los que los vean [su descendencia] los reconocer�n, que son la simiente que el Se�or ha bendecido". �Cu�les son nuestras solicitudes m�s profundas con respecto a nuestros hijos? �Que se levantar�n, se enriquecer�n, ser�n honrados de los hombres? Estos podr�an probar maldiciones en lugar de bendiciones. El padre sabio esperar�, vivir� y se esforzar�, rezar� para que sus hijos sean tan en esp�ritu, en car�cter, en comportamiento, que todos los que los vean sientan por ellos que la bendici�n de Dios est� en su coraz�n y sobre su cabeza. .-C.

Isa�as 61:10, Isa�as 61:11

Sabio j�bilo.

I. NUESTRA CAPACIDAD DE EXULTACI�N. Nuestro esp�ritu humano es capaz de una gran emoci�n. Nuestro sentimiento puede hundirse en grandes profundidades de tristeza, o puede elevarse a grandes alturas de alegr�a. No tenemos un lenguaje que exprese los grados de angustia espiritual y agon�a que son posibles para los afligidos y desesperados, o que medir� los grados de alegr�a y �xtasis posibles para los bendecidos y los victoriosos.

II NUESTRA TENTACI�N en este asunto. La advertencia del profeta del Se�or (Jeremias 9:24) prueba que en otras tierras y otros tiempos adem�s del nuestro, el hombre sabio (erudito) ha sido tentado a gloriarse en su sabidur�a, el hombre rico en su riqueza, el hombre poderoso en su poder y destreza. Pero tal glorificaci�n es nuestra debilidad y nuestra locura; no se basa en la verdad; conduce a la complacencia; termina en desilusi�n, si no en verg�enza.

III. NUESTRA SABIDUR�A Esto es para regocijarnos en Dios, para "gloriarnos en esto, que lo entendemos y conocemos", y estamos clasificados entre su pueblo. No podemos ir demasiado lejos en nuestro deleite en �l.

1. Su car�cter proporciona una fuente de satisfacci�n espiritual absolutamente inagotable. Decimos todo en una palabra en cuanto a su suficiencia cuando decimos que �l es "nuestro Dios".

2. Ha hecho grandes cosas por nosotros. �l tiene

(1) forj� para nosotros la mayor de todas las liberaciones: la salvaci�n; y

(2) nos otorg� la mayor de todas las bendiciones: rectitud, rectitud interna y espiritual.

3. Se compromete a lograr aquello en lo que triunfaremos enormemente ( Isa�as 61:11). Como el jard�n bien cultivado tiene fuerzas vivas que se mostrar�n en las flores m�s hermosas y los frutos m�s ricos, as� tambi�n tiene el Se�or nuestro Dios en s� mismo toda la sabidur�a, gracia y poder que se manifestar�n en justicia y alabanza, brotando en la vista de todas las naciones. � C.

HOMILIAS POR R. TUCK

Isa�as 61:1

La misi�n del Mes�as, a los atribulados.

Aquellos m�s especialmente dirigidos por el Mes�as son llamados los "mansos", los "corazones rotos", los "cautivos" y los "atados". De inmediato me viene a la mente que precisamente esas personas fueron abordadas en el serm�n de la monta�a: y se puede observar, como distinguir a Cristo de todos los maestros humanos comunes, que tienen en cuenta su propio beneficio y �xito personal, que nunca busc� el grande, el rico o el erudito, pero dio lo mejor de s� a los dolores del coraz�n, a los dolores del cuerpo y a los humildes de la vida. Nuestro Se�or hace una referencia muy llamativa a este pasaje en su serm�n en Nazaret ( Lucas 4:18). Antes de entrar en el tema apropiado de esta homil�a, puede ser bueno notar que las �nicas credenciales que nuestro Se�or quer�a presentar eran las se�ales y pruebas manifiestas de que el Esp�ritu de Dios estaba sobre �l. �Y qu� mejores credenciales desear�a ofrecer cualquier hombre sincero? Se pueden encontrar figuras materiales de las condiciones morales en el estado deprimido, afligido y casi desesperado de los cautivos en Babilonia.

I. LA MISI�N DEL MES�AS AL MEEK. Este t�rmino se usa en varios sentidos en las Escrituras. A veces representa a los humildes, que piensan cosas humildes sobre ellos mismos. A veces representa a los desinteresados, que est�n dispuestos a renunciar a sus propias cosas por el bien de los dem�s. Aqu� representa a los aplastados y sin esperanza, que han perdido todo esp�ritu, y piensan que no hay luz, ni alegr�a, en esta vida para ellos. La batalla contra el pecado a veces deja a los hombres duros, y luego es de poca utilidad traer "buenas noticias". Pero a veces hace que los hombres sean mansos, amables, impresionables, y para ellos el Mes�as viene con "buenas nuevas": para ellos nace un Salvador.

II LA MISI�N DEL MES�AS AL CORAZ�N ROTO. Este t�rmino expresa mejor el estado de convicci�n y penitencia. Es el signo de ese dolor supremo que un hombre sabe cuando se ve a s� mismo tal como es y cuando Dios lo considera. Para tal hombre, el Mes�as viene con el mensaje de un perd�n libre y completo, que es un v�nculo, una curaci�n; La alegr�a de la aceptaci�n y la bienvenida del amor.

III. LA MISI�N DEL MES�AS A LOS CAPTIVOS. Aquellos entre cuyas circunstancias y cuyas almas hay un conflicto constante. El pecado obtiene poder para esclavizar a trav�s del cuerpo. "Quien comete pecado es esclavo del pecado". El Mes�as viene a energizar las almas para la victoria sobre los cuerpos esclavos y las circunstancias esclavizantes. Dando vida a las almas, da libertad. "Donde est� el Esp�ritu del Se�or, hay libertad".

IV. LA MISI�N DEL MES�AS AL L�MITE. La sugerencia moral es de aquellos que son dominados por viejos h�bitos malvados, que acosan f�cilmente los pecados. Estos se convierten en la angustia de las almas que han sido perdonadas y aceptadas. Y el Mes�as viene a dar "m�s gracia", para que puedan "resistir a la sangre, luchando contra el pecado". Entonces el Mes�as se encuentra con todos nuestros problemas humanos m�s graves. �l es portador de carga y levantador de carga.-R.T.

Isa�as 61:2

El a�o de aceptaci�n y el d�a de la venganza.

Muy sorprendente es la frecuencia con la que este y otros profetas unen los dos lados de la obra del Mes�as. La liberaci�n de aquellos que conf�an en �l va junto con el juicio sobre aquellos que lo rechazan. De la manera m�s impresionante, el canon del Antiguo Testamento se cierra con este aspecto dual de los tratos divinos: "Porque, he aqu�, llega el d�a, que arder� como un horno; y todo el orgulloso, s�, y todo lo que hace malvadamente, ser� rastrojo". Pero para ustedes que temen mi Nombre, el Sol de Justicia se levantar� con la curaci�n en sus alas "( Malaqu�as 4:1, Malaqu�as 4:2). Y el Nuevo Testamento comienza con la exclamaci�n prof�tica de Sime�n, mientras sosten�a al peque�o Salvador en sus brazos: "Este Ni�o est� listo para la ca�da y la resurrecci�n de muchos en Israel". Algunos hacen una distinci�n entre el largo a�o de aceptaci�n y el corto d�a de venganza. Sin duda, la primera referencia del texto es a la indignaci�n divina contra aquellos jud�os infieles o ego�stas que no responder�an al llamado del Se�or de regresar a su antigua tierra. Por lo tanto, puede significar la indignaci�n divina contra aquellos que est�n "condenados ya, porque no han cre�do en el Nombre del unig�nito Hijo de Dios". Este tema se trata con tanta frecuencia y variadamente, que aqu� nos limitamos a dos puntos.

I. LA ACEPTACI�N SIGUE EL PERD�N. El Mes�as proclama aceptaci�n porque trae perd�n. Es de suma importancia que no haya un sonido incierto en cuanto a la necesidad de "perd�n". Los sentimientos vagos prevalecen con respecto a la aceptaci�n divina; y existe la noci�n de que todo lo que podemos necesitar es una especie de educaci�n hacia la bondad. El hombre, cada hombre, necesita ser perdonado. Ning�n hombre puede ser aceptado hasta que sea perdonado. Esto puede llevar a una consideraci�n completa de la obra del Mes�as que se refiere a garantizar el perd�n. Es una obra mediadora, que tiene relaciones de propiciaci�n hacia Dios y relaciones de convicci�n hacia el hombre. El tiempo de aceptaci�n se proclama a los rebeldes culpables que dejan las armas y piden piedad.

II EL RECHAZO SIGUE A LA DUREZA QUE NO BUSCAR� PERD�N. Ese es el "d�a de venganza de nuestro Dios". Si se pone en una palabra, esa palabra puede ser esta: se les deja a su suerte. Si se pone en una figura, puede ser esto: est�n fuera de los pasillos iluminados, en la "oscuridad exterior". Si est� formado en im�genes humanas, el rey ofendido debe matar a aquellos que se reh�san rebeldemente a tocar su cetro dorado ofrecido. Hay un misterio de significado profundo y horrible en la expresi�n, "la ira del Cordero" - R.T.

Isa�as 61:3

Dios glorific� en lo alegre y lo bello.

"Una guirnalda para las cenizas, el aceite de la alegr�a para el duelo, la prenda de alabanza para el esp�ritu de pesadez ... para que pueda ser glorificado". Las figuras utilizan un arco extra�do de costumbres y sentimientos orientales. Los afligidos se visten de cilicio, se sientan en cenizas y se tiran polvo a la cabeza. Con alegr�a y fiesta, los hombres se coronan con guirnaldas o coronas. En la enfermedad, los hombres no usan aceite en el ba�o; cuando recuperan la salud, reanudan el aceite que "hace que la cara brille". Los d�as festivos requieren prendas de colores brillantes; las estaciones problem�ticas encuentran a los hombres agachados en el suelo sin prestar atenci�n a las t�nicas que los cubren. Pero Dios no es honrado con cenizas; �l quiere guirnaldas. Tampoco se le honra con ba�os descuidados; �l quiere el aceite de la alegr�a. Por cierto, pide canciones a todos los que viajan a Sion. Su llamado siempre es: "Levanta la cabeza, porque tu redenci�n se acerca".

I. EL MES�AS DE DIOS ENCUENTRA A LOS HOMBRES TRISTE. Y ten�an abundantes razones para estar tristes. Ilustrar desde el estado de la naci�n jud�a cuando lleg� la liberaci�n del cautiverio; Tambi�n del estado del mundo cuando Jes�s el Salvador vino. "La oscuridad cubri� la tierra, y la oscuridad la gente". El Dr. Kane y su tripulaci�n naufragada podr�an estar tristes cuando, en las regiones polares, nunca vieron el sol durante ciento cuarenta d�as largos y cansados. Los que est�n fuera de Cristo tienen buenas razones para estar tristes. Incluso es una se�al de esperanza de que lo sean. Los fil�sofos y los maestros cient�ficos a los que no "les gusta retener a Dios en sus pensamientos" siempre est�n tristes, impactantes e impresionantemente tristes. El gancho m�s triste jam�s escrito es la autobiograf�a de John Stuart Mill.

II EL MES�AS DE DIOS HACE A LOS HOMBRES GLAD. Jesucristo no puede hacerlo con personas que, en sentido moral, permanecen en las cenizas, descuidan su ba�o y mantienen gemidos miserables. �l quiere poner una canci�n en el set de los hombres, es, incluso alabar a un Dios redentor, que los obligar� a ponerse guirnaldas y prendas festivas, y hacer que sus rostros brillen. No podemos mantener a Jes�s y la tristeza con nosotros, como tampoco el mundo puede mantener el sol y la niebla. Esta homil�a debe usarse para suplicar contra una religi�n triste y de cara larga, y en nombre de las sonrisas y la canci�n que deben caracterizar a todos los que conocen la gracia en Cristo Jes�s para la vida eterna.

"Vine a Jes�s como era,

Cansado, desgastado y triste;

Encontr� en �l un lugar de descanso,

Y me ha alegrado ".

R.T.

Isa�as 61:6

Los sacerdotes y predicadores del mundo.

"Los hombres los llamar�n ministros de nuestro Dios". Dean Plumptre dice de este vers�culo: "Este hab�a sido el ideal original de la vida de la naci�n ( �xodo 19:6), perdido por un tiempo por los pecados de la gente ( �xodo 28:1), a cumplirse por fin en los ciudadanos de la Nueva Jerusal�n ". Matthew Arnold dice: "Los jud�os, una naci�n de los siervos de Dios designados para iniciar al resto del mundo en su servicio, deben entregarse a este trabajo sagrado y sacerdotal, mientras que el resto del mundo hace su trabajo secular por ellos". Matthew Henry dice: "Todos los creyentes est�n hechos para nuestro Dios reyes y sacerdotes; y deben comportarse como tales en sus devociones y en toda su conversaci�n, con 'santidad al Se�or' escrita en sus frentes, para que los hombres puedan llamar ellos los "sacerdotes del Se�or". Aprendemos de este pasaje cu�les son los puntos de vista que podemos tomar con raz�n de nuestros "sacerdotes y predicadores".

I. PERTENECEN A NUESTRO DIOS. La importancia se une a la apropiaci�n personal indicada en la expresi�n "nuestro Dios". Solo aquellos que est�n en buenas relaciones con Dios pondr�n a los ministros en su lugar correcto, o los mantendr�n en el lugar correcto. Un hombre que no conoce a Dios por s� mismo querr� que su ministro se convierta en sacerdote, y que haga demasiado por �l. El hombre que, en las relaciones de pacto, puede decir "mi Dios", aceptar� con agradecimiento y sabiamente usar� todo lo que los siervos de Dios pueden hacer por �l.

II MINISTRAN PARA NUESTRO DIOS. Y no pueden hacer nada m�s que ministrar. Ellos est�n, como su Se�or y Maestro Jesucristo, entre nosotros "como el que sirve". "Predicamos a Cristo Jes�s el Se�or; y a nosotros mismos sus siervos por el amor de Jes�s". Los ministros nos traen mensajes de Dios, pero nunca debemos dejar que est�n delante de Dios. Existe un peligro para nuestras almas cada vez que el sacerdote oficiante o el predicador popular captan toda nuestra atenci�n y nos impiden tratar directamente con Dios. Nunca debemos permitir que incluso los ap�stoles tengan "dominio sobre nuestra fe"; solo son "ayudantes de nuestra alegr�a". Es muy posible que algunas de nuestras almas se vean obstaculizadas para alcanzar lo mejor en la vida cristiana, porque nuestra visi�n se detiene por la figura de un hombre y no podemos ver a Dios.

III. Nos sirven en el nombre de nuestro dios. Se pone �nfasis en la palabra "nosotros". Es peculiar a todos los ministros fieles y sabios que tienen una "pasi�n por las almas", el "entusiasmo de la humanidad" y siempre est�n buscando adaptarse a nosotros. Algunos hombres est�n m�s interesados ??en la verdad que en las personas; pero los verdaderos sacerdotes, predicadores y pastores de nuestro Dios siguen al gran ap�stol y dicen: "No buscamos a los tuyos, sino a ti". - R.T.

Isa�as 61:9

Benditos hijos.

"Todos los que los vean los reconocer�n, que son la simiente que el Se�or ha bendecido". "Dejen que los hijos de padres piadosos vivan de tal manera que se sepa que son tales, que todos los que los observen puedan ver en ellos los frutos de una buena educaci�n, y una respuesta a las oraciones que se les presentaron. " "Los modelos del este valoran altamente la retenci�n de las bendiciones a trav�s de las generaciones siguientes". Abraham, como el primer padre de la raza, puede ser tomado como el tipo de todos los padres y madres. Entonces el curso de pensamiento puede ser este:

I. EL CAR�CTER PATERNO PIOO. Como se ve en Abraham, incluye:

1. Reverencia. Un sentido debido de lo "invisible" es el secreto del sentido del deber que se encuentra en la base de toda autoridad real.

2. La honestidad. Lo que da cierta firmeza, casi severidad, lo que garantiza un miedo y una confianza combinados.

3. La obediencia. La propia respuesta de un hombre a su filiaci�n con Dios es el secreto de su poder para ordenar la obediencia de sus hijos.

II EL CAR�CTER PATERNO DE SEGURIDAD OFRECE QUE LAS FAMILIAS SER�N REGULADAS. Hay una idea extra�a entretenida, que no hay una regla fuerte en la paternidad. Pero cada hogar debe tener sus leyes. Los hombres m�s poderosos de la tierra no son los gigantes con los pu�os grandes. Los Davids de la fuerza intelectual, moral y emocional son m�s grandiosos que todos los Sauls que est�n por encima de sus compa�eros. El m�s alto poder de influencia atiende al personaje. Pon a un hombre de buen car�cter en cualquier lugar, y �l demuestra ser un rey; �l Mola. Existe una autoridad natural que pertenece a la paternidad. Esto no es suficiente. Puede mantenerse en la virilidad de los ni�os solo cuando los padres adquieren el mayor poder del car�cter moral.

III. EL RESULTADO DE LA BUENA REGLA ES QUE LOS NI�OS SE GANAN BIEN. �C�mo so�amos con el futuro de nuestros hijos! Podemos dejarlo todo con Dios, si estamos cultiv�ndonos a la semejanza de Cristo, y vigilantemente ansiosos de que nuestra semejanza de Cristo brille bien en ellos. Pero, �qu� queremos decir con "que nuestros hijos salgan bien"? �Eso significa "demostrar talento", "casarse con prudencia", "ganar �xitos comerciales"? �O queremos decir mantenernos bien en los caminos del Se�or, cualesquiera que sean sus circunstancias y cualesquiera que sean sus relaciones?

IV. A TRAV�S DE BUENOS PADRES Y BUENAS FAMILIAS SE REALIZAN LOS PROP�SITOS DE DIOS EN EL MUNDO. Compare la expresi�n muy llamativa del Dr. Horace Bushnell, "La poblaci�n de la poblaci�n cristiana". Como son las familias, as� ser� la naci�n. Confiamos en hogares virtuosos, familias bien gobernadas, padres piadosos y madres piadosas. �Bienaventurados aquellos ni�os que crecen limitados a la bondad por el ejemplo, la influencia y la autoridad de los padres piadosos!

Isa�as 61:10

Alegr�a en los adornos divinos.

Richard Weaver da una ilustraci�n efectiva y agradable. "Una se�ora una vez me llev� a su jard�n, y encontr� camas llenas de todo tipo de flores hermosas; pero al final del jard�n llegu� al borde de un empinado precipicio, y mientras me quedaba mirando el gran negro debajo de la roca, pens� que ser�a un lugar terrible caerse. "Ven conmigo", dijo la se�ora, "y te mostrar� algo hermoso". Ella me condujo hasta el pie de la roca y deseaba que mirara hacia arriba, y cuando lo hice no pude ver ninguna roca, estaba completamente cubierta de hermosas rosas blancas. Oh, pens�, eso es solo una imagen de un pobre pecador ; �l es una cosa negra y antiest�tica como esa roca, pero la 'Rosa de Sharon' viene y lo cubre; y cuando Dios mira, no puede ver al pecador, porque en medio est� Cristo, y lo cubre con la t�nica impecable de su propia justicia ".

I. REGALO DE ADORNOS DE CRISTO. Inste a que un pecador, incluso un pecador salvado, no pueda ser llamado bello, y no puede ser apto para un lugar en la fiesta. Traiga al pobre mendigo de la calle, inv�telo gratis y d�jelo responder con todo su coraz�n; y todav�a querr� algo antes de poder sentarse con los invitados. Es algo que no puede ganar, algo que no puede comprar, algo propio del rey, que el propio rey debe dar. Es una t�nica real del tesoro del rey. Es una t�nica, adornos y joyas, como el regalo del novio. Entonces en el Nuevo Testamento se nos ordena "ponernos al Se�or Jesucristo", y las gracias del car�cter cristiano son tratadas como una investidura divina. Aquellos que tengan tales adornos seguramente tratar�n de ser dignos de ellos, por lo que las gracias dadas y las buscadas se combinar�n gentilmente.

II LA ALEGR�A DE CRISTO EN AQUELLOS A LOS QUE HA ADORNADO. Figurado en la alegr�a de un novio sobre la novia cuando es hermosa con prendas y joyas que �l mismo le ha proporcionado, y cada una de ellas es una expresi�n de afecto personal. La alegr�a de cada pastor fiel se encuentra en aquellos a quienes ha llevado a descansar en Dios. "Vosotros sois nuestra gloria y nuestra alegr�a". El gozo de Jes�s, el Salvador y el Novio, se encuentra en la multitud a la que ning�n hombre puede contar, vestido con vestimentas blancas, su regalo, porque finalmente son de alma blanca, por su gracia.

Información bibliográfica
Exell, Joseph S; Spence-Jones, Henry Donald Maurice. "Comentario sobre Isaiah 61". Los Comentarios del Púlpito. https://beta.studylight.org/commentaries/spa/tpc/isaiah-61.html. 1897.
 
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