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Saturday, September 28th, 2024
the Week of Proper 20 / Ordinary 25
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Bible Commentaries
Comentario del Pobre Hombre de Hawker Comentario del Pobre Hombre
Declaración de derechos de autor
Estos archivos están en el dominio público.
Texto Cortesía de BibleSupport.com. Utilizado con Permiso.
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Información bibliográfica
Hawker, Robert, D.D. "Comentario sobre 1 Corinthians 16". "Comentario del Pobre Hombre de Hawker". https://beta.studylight.org/commentaries/spa/pmc/1-corinthians-16.html. 1828.
Hawker, Robert, D.D. "Comentario sobre 1 Corinthians 16". "Comentario del Pobre Hombre de Hawker". https://beta.studylight.org/
Versículo 1
CONTENIDO
El Ap�stol cierra su Ep�stola con este Cap�tulo. Se dan varias amonestaciones muy serias, seguidas de saludos a la Iglesia.
Versículos 1-4
(1) En cuanto a la colecta para los santos, como he ordenado a las iglesias de Galacia, as� haced vosotros. (2) El primer d�a de la semana, que cada uno de ustedes haga un dep�sito junto a �l, como Dios le ha prosperado, para que no haya reuniones cuando yo venga. (3) Y cuando yo venga, a todos los que aprob�is por medio de vuestras cartas, les enviar� para que traigan vuestra generosidad a Jerusal�n. (4) Y si conviene que yo tambi�n vaya, ellos ir�n conmigo.
No ser� necesario ofrecer mucha observaci�n sobre lo que recomienda el Ap�stol en la colecta para los pobres. Cada Iglesia, como Corinto, tiene pobres entre ellos, porque el Se�or ha dicho que nunca cesar�n de salir de la tierra. Y el Se�or manda que la mano se abra de par en par a sus pobres. Y cuando el Se�or da una mano ancha y un coraz�n ancho juntos, no se necesitar� nada m�s para hacer cumplir las colecciones.
Deuteronomio 15:11 ; Sofon�as 3:12 . Hay algo muy dulce y oportuno en el ejercicio de la ternura y la compasi�n hacia los pobres del Se�or, como los pobres del Se�or todos los d�as, pero eminentemente m�s en el d�a del Se�or.
Ese d�a damos una tregua a todas las preocupaciones mundanas y estamos preocupados, o se supone que debemos estar preocupados solo por la �nica cosa necesaria. �D�a dulce! que conmemora todo en uno, el descanso del Se�or de las obras de la creaci�n, la resurrecci�n de Jes�s y el primer descenso del Esp�ritu Santo, en la exhibici�n abierta de su Persona en la fiesta de Pentecost�s. Qu� d�a tan apropiado para que el coraz�n fluya con amor hacia nuestros hermanos m�s pobres, como cuando celebramos el amor de Jehov� por nosotros, en su car�cter triple de Persona, Padre, Hijo y Esp�ritu Santo, manifestado en la creaci�n, la redenci�n, la gracia, y gloria?
Versículos 5-12
(5) Ahora vendr� a vosotros cuando pase por Macedonia, porque paso por Macedonia. (6) Y puede suceder que yo quede, s�, e invernar� con ustedes, para que me lleven en mi viaje adondequiera que vaya. (7) Porque no te ver� ahora por el camino; pero conf�o en quedarme un rato con ustedes, si el Se�or lo permite. (8) Pero me quedar� en �feso hasta Pentecost�s. (9) Porque se me ha abierto una puerta grande y eficaz, y hay muchos adversarios.
(10) Ahora bien, si viene Timoteo, mirad que est� con vosotros sin temor, porque �l hace la obra del Se�or, como yo tambi�n. (11) Por tanto, nadie lo desprecie, sino cond�zcalo en paz, para que venga a m�, porque lo espero con los hermanos. (12) En cuanto a nuestro hermano Apolos, le deseaba mucho que viniera a ustedes con los hermanos; pero su voluntad no estaba por venir en este tiempo; pero vendr� cuando tenga tiempo conveniente.
Cuando leemos este relato del Ap�stol, con respecto a su ministerio en �feso, y que est� registrado ( Hechos 19:1 ), deber�a parecer que Pablo ten�a una fuerte visi�n de que el Se�or bendijo su ministerio all�. En verdad, era una puerta grande y eficaz, la que le fue abierta; y, como hab�a previsto, encontr� muchos adversarios.
Demetrio y los artesanos se le opusieron mucho. Quiz�s Pablo aludi� a esas transacciones, cuando compar� sus conflictos con los de pelear con las bestias en �feso, 1 Corintios 15:32 . Ver Hechos 19:20 . �Lector! T� y yo, s�, la Iglesia de Dios en todas las edades, tenemos motivos para bendecir al Se�or por el conocimiento de Pablo con los Efesios. Esa bendita ep�stola, que, bajo la inspiraci�n del Esp�ritu Santo, envi� a la Iglesia en �feso, y que nos ha sido transmitida, surgi� del ministerio de Pablo all�.
De Timoteo y Apolos, no necesitamos extendernos en observaciones acerca de ellos. Las ep�stolas de Pablo a los primeros captar�n nuestra atenci�n cuando lleguemos a nuestro Comentario del hombre pobre sobre esas Escrituras. Y este �ltimo ya ha sido presentado ante nosotros, en todo lo que se dice de �l, Hechos 18:1 y 1 Corintios 1:12 , y 1 Corintios 3:4 .
Versículos 13-18
(13) Velad, estad firmes en la fe, dejad como hombres, sed fuertes. (14) Que todas tus cosas se hagan con caridad. (15) Os ruego, hermanos, vosotros (conoc�is la casa de Est�fanas, que son las primicias de Acaya, y que se han enviciado al ministerio de los santos), (16) que os somet�is a tales, y a todo el que nos ayuda y trabaja. (17) Me alegro de la venida de Est�fanas, Fortunato y Acaico: porque han provisto lo que faltaba de tu parte. (18) Porque han refrescado mi esp�ritu y el vuestro; reconoce, pues, a los tales.
Hay algo realmente interesante en esta breve pero sorprendente exhortaci�n del Ap�stol. Velad, estad firmes en la fe, dejad como hombres, sed fuertes. Pablo no simplemente los mira, o les ense�a a mirar en s� mismos; como si una o la totalidad de estas gracias cristianas fueran obtenidas por ellos mismos, o dependieran de su propia fuerza para hacerlas efectivas. La exhortaci�n es m�s como el Profeta en la torre de vigilancia, dirigi�ndolos a estar atentos a las manifestaciones diarias, cada hora y minuciosamente de la gracia del Se�or, para perfeccionarse en la debilidad humana; para que, conscientes de su nulidad, pudieran ser fortalecidos en el Se�or y en el poder de su fuerza, Efesios 6:10
Nunca podr� decir lo suficiente a m� mismo, ni al lector de esta humilde obra, sobre el tema de esta vigilancia y la firmeza en la fe, y cosas por el estilo. La constancia en la fe no se comprende tan bien como exige su importancia. La buscamos eternamente en nosotros mismos y en nuestros propios logros; mientras que las Escrituras nos ense�an uniformemente que solo se puede encontrar en el Se�or.
Ese precioso hijo de Dios, sea quien sea, s�lo puede decirse que es firme en la fe, cuando cuenta el estado de gracia en el que se encuentra, saca sus conclusiones, no de lo que siente en s� mismo, sino de lo que Cristo es. . No por lo que pas� en �l, sino por lo que pas� por �l, en el concilio de paz ante todos los mundos, y por los compromisos y cumplimientos de garant�a de Cristo para su Iglesia y su pueblo en el tiempo.
Un hijo de Dios a veces puede agrandarse y a veces estrechar, a veces en el monte y a veces en el valle. Pero ninguno de estos estados se convierte en el est�ndar para juzgar por su inter�s en Cristo. Ser� libre de confesar que es c�modo, como es nuestro privilegio, estar siempre regocij�ndose en la esperanza de la gloria de Dios, sin embargo, la esperanza y la gloria de Dios no dependen de nuestro sentido de regocijo de ellas.
Pablo quiso decir algo m�s que la mera acomodaci�n del cuerpo, cuando dijo, s� c�mo ser humillado y s� abundar, Filipenses 4:12 . Es una bendici�n ser fuertes y firmes en la fe, cuando las cosas son oscuras y desalentadoras, y confiar en Cristo y sus promesas, cuando no podemos ver a trav�s del camino hacia el cumplimiento de esas promesas.
Versículos 19-24
(19) Las iglesias de Asia te saludan. Aquila y Priscila os saludan mucho en el Se�or, con la iglesia que est� en su casa. (20) Todos los hermanos os saludan. Saludaos los unos a los otros con beso santo. (21) El saludo de m�, Paul, de mi propia mano. (22) Si alguno no ama al Se�or Jesucristo, sea Anathema Maranatha. (23) La gracia de nuestro Se�or Jesucristo sea con ustedes. (24) Mi amor sea con todos vosotros en Cristo Jes�s. Am�n.
Habr�a sido innecesario detenerse en los saludos con los que el Ap�stol cierra su Ep�stola; todo el mundo sabe cu�n decidida es la parte que forman en la comuni�n y el compa�erismo cristiano. Pero tenemos en este p�rrafo, con el que el Ap�stol se despide de la Iglesia en esta primera Ep�stola, expresi�n que no encontramos en ninguna otra parte de la palabra de Dios, pero que Pablo entrega en una especie de denuncia que exige nuestra atenci�n. .
Si alguno no ama al Se�or Jesucristo, sea anatema maranatha. Para una correcta comprensi�n de las palabras, se debe considerar qu� significan y a qui�n se aplican.
En cuanto a su significado, deber�a parecer que fue una forma utilizada por los jud�os, cuando pretend�an expresar algo m�s de lo ordinariamente severo, para decir, sea anatema maranatha, es decir, que el Se�or determine su castigo, porque no podemos, su crimen es tan grande y grave. Los jud�os ten�an una palabra para excomuni�n, a saber, Cherem, que implicaba una separaci�n total para siempre de todas las esperanzas de recuperaci�n, y lo que nunca se us�, pero para implicar el estar dedicado a la ira eterna.
Esta palabra correspond�a a la expresi�n usada aqu� por Pablo de anatematizar. Y en aplicaci�n a las personas que el Ap�stol ten�a en mente, el sentido es que, si alguno vivi� y muri� sin ser regenerado y, en consecuencia, sin amar a Cristo, porque un estado de naturaleza en la mente carnal es enemistad contra Dios, �l estaba por necesidad en este estado y, como tal, est� justamente expuesto a la ira eterna.
Y, si Pablo us� la expresi�n como la usaron los jud�os, entonces se seguir�a que por ella, el Ap�stol dej� la naturaleza y el grado del castigo al Se�or. Si alguno no ama al Se�or Jesucristo, sea anatema maranatha.
Pero, en referencia a los tiempos modernos, puede que no est� mal preguntar �a qui�n se aplican las palabras? Puede que haya, de hecho debe haber, multitudes entre los profanos y no despiertos, de quienes se puede decir verdaderamente que no aman en la actualidad al Se�or Jesucristo y, sin embargo, tal sentencia no se les puede imponer. �Cu�ntos miembros del pueblo del Se�or hay ahora en las tinieblas de la naturaleza y que, por lo tanto, no aman al Se�or? pero, sin embargo, de pertenecer al Se�or, cuando llegue el cumplimiento del tiempo y Dios env�e el Esp�ritu de su Hijo a su coraz�n, clamar�n �Abba! �Padre!
Ahora, el anatema, maranatha nunca les puede pertenecer. Tampoco, si durante el tiempo de su no regeneraci�n, afligieran gravemente y persiguieran a la Iglesia de Dios, como lo hizo el mismo Pablo, mientras estaban en un estado de inconversi�n; sin embargo, como en estos casos, el Se�or est� mostrando toda paciencia, y mientras tanto, aunque persiguen a Cristo en sus miembros, ellos mismos son los miembros inconscientes tambi�n del cuerpo de Cristo; �Aqu� no se puede pronunciar un anatema contra ellos!
�Lector! Sin embargo, hay un caso de gran claridad, en el que los fieles no pueden equivocarse, y usted y yo podemos, (y de hecho deber�amos), probar nuestra fe y amor al Se�or Jes�s por la norma. Supongamos que vemos y conocemos a una persona o personas que viven y mueren en un odio a Cristo, y supongamos que esta persona nos es cercana y querida por los lazos de la naturaleza, aunque llena de malignidad, con respecto a las doctrinas de la gracia; �Podemos unirnos al Ap�stol? �Podemos decir lo que hizo Pablo: Si alguno no ama al Se�or Jesucristo, sea un anatema maranatha, aqu� est� la prueba de la fe y el amor!
Dulcemente el Ap�stol concluye su Ep�stola, como tenemos motivos para concluir cada d�a y cada noche, cada acto y oraci�n, ordenanza y servicio; la gracia de nuestro Se�or Jesucristo, y nuestro Se�or Jesucristo sea con todo su pueblo. Am�n.
Versículo 24
REFLEXIONES
�LECTOR! No nos despidamos de esta hermosa y bendita Ep�stola del Ap�stol, sin antes alabar al Se�or el Esp�ritu Santo por una porci�n tan preciosa de verdades inspiradas, y sin agradecerle por los servicios y el ministerio que le brind� un siervo tan fiel.
Y, mientras ambos miramos al Gran Autor de su Santa Palabra, para que sus ense�anzas divinas acompa�en nuestra lectura de todo el contenido de la misma, tan a menudo como seamos favorecidos con la oportunidad, perm�tanos, al pasar del cap�tulo al cap�tulo, estad eternamente al acecho de Aquel a quien Pablo predic�, y a quien Pablo determin� no saber nada m�s; incluso Jesucristo, y �l crucificado; Jesucristo, y �l glorificado; el enviado de Dios, el Cordero de Dios, la palabra de Dios, el poder de Dios y la sabidur�a de Dios, para salvaci�n a todo aquel que cree; s�, el �nico y �nico plan de misericordia de Jehov�, en el amor conjunto de los Santos Tres en Uno; Padre, Hijo y Esp�ritu Santo, por toda la eternidad.
�Adi�s Paul! �para el presente! Bendecimos a tu Se�or y al Se�or nuestro por haberte tenido por fiel, poni�ndote en el ministerio. Que el Se�or rinda tus servicios todav�a bendecidos, como el Se�or lo hizo en las edades pasadas, y en la hora presente, as� sucesivamente a miles que a�n no han nacido. �Oh! que el Se�or comisione esas dulces y sagradas Ep�stolas para la edificaci�n y el establecimiento de la Iglesia en la tierra, mientras quede el tiempo, hasta que todos los redimidos de los Lon sean tra�dos a casa para unirse a la Iglesia en el cielo.
Am�n.