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Saturday, September 28th, 2024
the Week of Proper 20 / Ordinary 25
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Bible Commentaries
Comentario del Pobre Hombre de Hawker Comentario del Pobre Hombre
Declaración de derechos de autor
Estos archivos están en el dominio público.
Texto Cortesía de BibleSupport.com. Utilizado con Permiso.
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Información bibliográfica
Hawker, Robert, D.D. "Comentario sobre 1 Thessalonians 1". "Comentario del Pobre Hombre de Hawker". https://beta.studylight.org/commentaries/spa/pmc/1-thessalonians-1.html. 1828.
Hawker, Robert, D.D. "Comentario sobre 1 Thessalonians 1". "Comentario del Pobre Hombre de Hawker". https://beta.studylight.org/
Versículo 1
CONTENIDO
El ap�stol abre su ep�stola con sus saludos habituales. Les dice a los tesalonicenses cu�n fervientes fueron sus oraciones por la Iglesia. Y les ense�a a observar las Marcas de su Elecci�n, por los benditos Efectos de ella.
Versículos 1-3
(1) Pablo, Silvano y Timoteo, a la iglesia de los Tesalonicenses que est� en Dios Padre y en el Se�or Jesucristo: Gracia y paz a vosotros de Dios nuestro Padre y del Se�or Jesucristo. . (2) ?� Siempre damos gracias a Dios por todos ustedes, mencion�ndolos en nuestras oraciones; (3) Recordando sin cesar su obra de fe, y obra de amor, y paciencia de esperanza en nuestro Se�or Jesucristo, ante los ojos de Dios y nuestro Padre;
Es digna de observaci�n, la gran humildad de la mente de Pablo. Aunque tan eminentemente distinguido por el Se�or, como Ap�stol; no deja de unirse consigo mismo, los hermanos fieles. �Oh! �Cu�n dulce es contemplar los testimonios de la gracia manifestados en los afectos del pueblo del Se�or!
Versículos 4-10
(4) Sabiendo, hermanos amados, su elecci�n de Dios. (5) Porque nuestro evangelio no vino a ustedes solamente en palabras, sino tambi�n en poder, y en el Esp�ritu Santo, y con mucha certeza; como sab�is qu� clase de hombres fuimos entre vosotros por causa de vosotros. (6) ?� Y os hicisteis imitadores de nosotros y del Se�or, habiendo recibido la palabra en mucha aflicci�n, con gozo del Esp�ritu Santo: (7) De modo que fuisteis ejemplos para todos los que creen en Macedonia y Acaya.
(8) Porque de ti ha sonado la palabra del Se�or no solo en Macedonia y Acaya, sino tambi�n en todos los lugares donde se difunde tu fe en Dios; para que no necesitemos hablar nada. (9) Porque ellos mismos nos muestran de qu� manera entramos en vosotros, y c�mo os volvisteis a Dios de los �dolos para servir al Dios vivo y verdadero; (10) y esperar a su Hijo del cielo, a quien resucit� de los muertos, Jes�s, que nos libr� de la ira venidera.
Cuando el lector haya meditado debidamente las marcas y los caracteres por los cuales la elecci�n, seg�n la gracia, se conoce en el alma, como el Ap�stol los ha notado aqu�; Solicitar� su atenci�n sobre el tema en s�. Es un testimonio sumamente decidido, que Dios el Esp�ritu Santo ha dado en otra parte, por el cual se conoce a los elegidos de Dios. Porque a los que antes conoci�, tambi�n los predestin� para que fuesen hechos conformes a la imagen de su Hijo, para que �l sea el primog�nito entre muchos hermanos.
Adem�s, a los que predestin�, a �stos tambi�n llam�; y a los que llam�, a �stos tambi�n justific�; y a los que justific�, a �stos tambi�n glorific�. Romanos 8:29
Primero. - Ruego al lector que observe, una por una, las marcas y caracteres de la elecci�n, que Dios el Esp�ritu Santo, ha mostrado aqu� como la verdadera norma, por la cual la Iglesia de Dios, as� como la Iglesia de los Tesalonicenses, podr�a conocer la bendita verdad. El Ap�stol comienza con ese testimonio decidido, en el sentido de que el Evangelio no vino solo en palabras, sino en poder, y en el Esp�ritu Santo, �y con mucha seguridad! �Lector! No dej�is de anotar esto en los memorandos m�s profundos de vuestro coraz�n.
S�, ruega a Dios el Esp�ritu que lo haga por ti. �Oh! cu�n incontestablemente concluyente es cuando un hijo de Dios es vivificado bajo la palabra de Dios, que es la espada del Esp�ritu. Cuando, como Lidia, el Se�or abre el coraz�n y da el o�do que oye y el ojo que ve; de modo que encuentra la palabra, r�pida y poderosa, y m�s cortante que cualquier espada de dos filos. Todo antes de esto, no dej� ninguna impresi�n en su mente.
Pero, cuando vino el Se�or en palabra, y por palabra; encuentra las ense�anzas poderosas, vivificadoras, iluminadoras, santificadoras y renovadoras; y clama con David: Nunca me olvidar� de tus mandamientos, porque con ellos me has vivificado. Salmo 119:93 ; 2 Corintios 10:4 ; Hebreos 4:12; 1 Corintios 14:23
En segundo lugar. Otra evidencia, que sigue a la primera, la ha se�alado el Ap�stol aqu�, como el camino por el cual el hijo de Dios conocer� su elecci�n; es decir, cuando el coraz�n regenerado est� capacitado para discernir que los fieles siervos de Dios vienen a ellos en el nombre del Se�or. Sab�is (dice Pablo) qu� clase de hombres �ramos entre vosotros. Las almas verdaderamente despiertas, conocen el alegre sonido; y andad a la luz del rostro de Dios.
Mis ovejas oyen mi voz, dice Jes�s, y me siguen. Al extra�o no seguir�n, porque no conocen la voz de los extra�os. Juan 10:3 . Es una marca muy decidida, por la cual conocemos nuestra elecci�n de Dios, cuando no podemos recibir doctrinas falsas, ni seguir a maestros, sin el env�o del Se�or. Las verdades gloriosas y discriminatorias de la gracia, en las que se deleitan los elegidos de Dios.
Son regenerados y, por lo tanto, saben, por la experiencia de sus propias almas, qu� clase de hombres son aquellos entre ellos que sostienen a Cristo, como la �nica Ordenanza del Cielo: Quienes inculcan entre su pueblo la salvaci�n en su sangre y justicia. , sin obras: Quien excluye todos los dem�s temas, como Cristo y su Ap�stol los excluyeron; determinando no saber nada entre los hombres, sino a Jesucristo, ya �l crucificado.
Y por las mismas razones que hizo Pablo; porque saben que Cristo, y solo Cristo, es la sabidur�a de Dios y el poder de Dios para salvaci�n a todo aquel que cree. Los hombres, que no est�n familiarizados con la plaga de su propio coraz�n, y que est�n en vano envanecidos con su mente carnal, intentar�n por s� mismos, y recomendar�n a otros, felicitar a Dios, hablando de los restos de algo interno, que es bueno.
Pero los verdaderamente regenerados han aprendido, y est�n aprendiendo diariamente, tanto en s� mismos como en todos los dem�s, que el coraz�n es enga�oso m�s que todas las cosas, y desesperadamente perverso; s�, tan malvado, que nadie puede saberlo; en las profundidades de la maldad, en su cuerpo de carne sin renovar, pero el que escudri�a el coraz�n y prueba las riendas. Jeremias 17:9 ; Apocalipsis 2:23 ; Apocalipsis 2:23 .
�Lector! no pase por alto esta segunda marca, por la cual los hermanos amados conocen su elecci�n de Dios, siguen esa predicaci�n pura, que es la verdad como es en Jes�s; y siguen a los tales s�lo bajo la ense�anza del Se�or los Esp�ritus, que predican a Cristo, y s�lo a Cristo, la Ordenanza �nica de la provisi�n de Dios, para los elegidos de Dios.
En tercer lugar. Se dice que los elegidos de Dios conocen esta misericordia distintiva sobre ellos, al haber recibido la palabra en mucha aflicci�n, con el gozo del Esp�ritu Santo. Este es un testimonio muy valioso y decisivo. Y m�s a�n, porque es personal y peculiar de los elegidos de Dios. Aquellos que est�n por arrojar en segundo plano, tanto como sea posible, esas gloriosas pruebas de la soberan�a de Dios, al elegir la gracia, y predestinar a sus escogidos, para la adopci�n de hijos por Jesucristo para �l; Efesios 1:4 .
No s� nada de lo que el Ap�stol ha dicho aqu�, de recibir la palabra en mucha aflicci�n y, sin embargo, en el gozo del Esp�ritu Santo. Estas son contradicciones en el punto de vista de tales hombres. Porque no saben nada m�s de recibir ni la palabra escrita ni la Palabra no creada, sino con un coraz�n �ntegro e inquebrantable, inconscientes de la profundidad de la plaga de la misma; e inconsciente de que Cristo es el �nico sanador. �xodo 15:26 .
Y, donde hay visiones leves del pecado, habr� una peque�a aflicci�n en el recuerdo de �l. Los tales nunca pueden recibir la palabra que es r�pida, poderosa y m�s cortante que cualquier espada de dos filos, Hebreos 4:12 . en mucha aflicci�n. Y, como los que est�n enteros de alma, no pueden recibir la palabra en mucha aflicci�n; de modo que el gozo del Esp�ritu Santo no es percibido y desconocido por todos esos personajes; porque nunca han aprendido, de ese Esp�ritu Todopoderoso, que la salvaci�n no est� en otro sino en Jesucristo.
�Lector! ser� tu misericordia, si no has aprendido as� a Cristo. Si conoces tu elecci�n de Dios, por haber recibido la palabra en mucha aflicci�n; puedes decirme, o m�s bien a tu propia alma, cu�n profundamente est�s bajo las convicciones del pecado, y tu propia conciencia, cuando viste el pecado en todas sus tremendas consecuencias, como estabas en ti mismo, ante Dios. Y tambi�n puedes decir qu� clase de gozo del alma fue esa cuando te visit� por primera vez el amanecer de lo alto.
Gozo, en verdad, del Esp�ritu Santo, cuando el Se�or muestra a un pobre pecador, que hay m�s en Cristo para justificar ante Dios, que pecado en el alma para condenar. Los tales conocer�n su elecci�n, habiendo recibido la palabra en mucha tribulaci�n y con gozo del Esp�ritu Santo. Pero un coraz�n que no ha sido quebrantado por el pecado, no puede conocer la redenci�n de Cristo de �l, ni el amor exaltado de Dios en �l.
Por cuartos. Un hijo de Dios conoce su elecci�n de Dios, al ser guiado por el Esp�ritu, para convertirse en un ejemplo para todos los que creen. Este es un testimonio muy bendecido del car�cter de adopci�n del pueblo del Se�or. Porque el Esp�ritu Santo lo puso como prueba m�s decidida de filiaci�n; que todos los que son guiados por el Esp�ritu de Dios, son hijos de Dios. Romanos 8:14 .
Y esto, y solo esto, se convierte en la seguridad de un hijo de Dios, ser ejemplo de los creyentes en palabra, conversaci�n, caridad, fe, pureza, 1 Timoteo 4:12 . No puede haber dependencia, para el ejercicio de una sola gracia, sino en el Esp�ritu. Si vivimos en el Esp�ritu, tambi�n caminaremos en el Esp�ritu.
Pero sin el Esp�ritu, ni un solo afecto de nuestra naturaleza pecaminosa ca�da, podemos mortificar o someter. Romanos 8:13 . Los que hablan de otra manera no conocen la plaga de su propio coraz�n. Dirigirse a los imp�os con exhortaciones a las buenas obras, manifiesta la ceguera de sus mentes. El testimonio del Ap�stol en esta escritura, de un estado de elecci�n, y la prueba de ello, al ser ejemplos, son ejemplos para todos los que creen. �Qu� tiene esto que ver con los no regenerados? �Lector! tenga en cuenta estas cosas y considere su importancia.
En quinto lugar. El Ap�stol agrega otro testimonio muy delicioso, por el cual los hermanos amados conocen su elecci�n de Dios, cuando dice que de ellos reson� la palabra del Se�or en todo lugar, para que su fe hacia Dios se difundiera por todas partes. Esto no se limita simplemente a los predicadores de la palabra, cuando es enviado por el Esp�ritu Santo; pero significa la conversaci�n de los piadosos en todo lugar, cuando, de la abundancia del coraz�n, habla la boca.
Cada hijo de Dios, cuando se regenere a s� mismo, se deleitar� en conversar con todos los que son regenerados. Y el lenguaje de su coraz�n se expresa en las palabras del Esp�ritu Santo: Venid y o�d, todos los que tem�is a Dios, y contar� lo que �l ha hecho por mi alma. Salmo 66:16 . Esto es para pronunciar la palabra del Se�or y dar testimonio de nuestra elecci�n de Dios.
Y, si bien esto marca los rasgos del car�cter, en todos los que son regenerados: todos los que son enviados a predicar el Evangelio por el Esp�ritu Santo (y es terrible en cualquiera predicarlo sin haberlo enviado), sostienen la palabra de Dios. la vida, predicando, no ofreciendo a Cristo. Es su competencia predicar a Cristo. Le pertenece �nicamente al Esp�ritu Santo ofrecer y dar poder para aceptar a Cristo a su pueblo. Por lo tanto, el serm�n de Pablo fue predicado a todos los que lo escucharon; pero fue enviado a los hijos del linaje de Abraham, ya cualquiera que entre ellos temiera a Dios.
Hechos 13:26 ; G�latas 3:29
Espero que en este momento el lector se sienta guiado a ver cu�n benditamente el Esp�ritu Santo, por su siervo el Ap�stol, ha dado las marcas y evidencias, en este Cap�tulo, por las cuales la Iglesia entonces, y por las mismas se�ales ahora, puede conocer su elecci�n de Dios. Pero, mientras encontramos motivos para bendecir a Dios, tanto por la revelaci�n de la doctrina misma como por la manera en que todos sus hijos en la gracia pueden descubrir su inter�s personal en ella; Aprovechar� la ocasi�n, por la manera muy clara y decidida en que el Esp�ritu Santo lo ha marcado aqu�, para ofrecer una observaci�n o dos al respecto.
Y confieso, que me siento m�s impulsado a este servicio, por la consideraci�n del terrible d�a en el que ahora mora la Iglesia de Dios; cuando las gloriosas verdades de nuestra santa fe, en la que consiste toda la vida y el esp�ritu del Evangelio de Cristo, son tan poco estimadas y consideradas.
Primero. Ruego al lector que me comente que la elecci�n, y la elecci�n de la Iglesia en Cristo, se revela en ya trav�s de toda la palabra de Dios, como el acto distinguido de Dios Padre; y como resultado de su propia soberan�a, voluntad y placer. La Biblia est� llena de pruebas para testificar que la multiforme sabidur�a de Dios debe ser dada a conocer a la Iglesia de esta manera, seg�n el prop�sito eterno que �l se propuso, en Cristo Jes�s Se�or nuestro.
Efesios 3:10 . Para que cada Persona gloriosa, en estos actos elevados y solemnes, en lo que se refiere a la Iglesia, sea conocida, en sus diversos actos de gracia, hacia el pueblo del Se�or. Dios Padre en elecci�n, Dios Hijo en redenci�n y Dios Esp�ritu Santo en regeneraci�n, seg�n el benepl�cito de su voluntad.
Me quedo en no hacer citas como prueba, porque esto ser�a poco m�s que sacar a la luz toda la Biblia. Deje que el lector consulte algunos. Deuteronomio 10:14 ; Isa�as 43:21 ; Malaqu�as 1:2 ; Efesios 1:4
En segundo lugar. Es una gran bendici�n observar c�mo Cristo habl� de la elecci�n, la predic� y se deleit� en ella. Hablando de su pueblo, los llama los propios elegidos de Dios. Lucas 18:7 . Hablando de ellos como preciosos a sus ojos, Jes�s hace esto de una manera peculiar, dulce y llena de gracia, como un regalo de su Padre. Tuyos eran, y t� me los diste.
Juan 17:6 . Ruego por ellos, no ruego por el mundo, sino por los que me diste, porque son tuyos; y todo lo m�o es tuyo, y lo tuyo es m�o, y yo soy glorificado en ellos. Juan 17:9 . Jes�s les dijo: No me hab�is elegido a m�, pero yo os he elegido a vosotros.
Si el mundo te odia, sabes que me odi� a m� antes que a ti. Si fuerais del mundo, el mundo amar�a a los suyos; pero como no sois del mundo, sino que yo os escog� del mundo, por eso el mundo os aborrece. Juan 15:18 ; Juan 15:18
As� tambi�n en su predicaci�n. El primer serm�n que Cristo predic� en la sinagoga jud�a, despu�s de tomar su texto de la profec�a de Isa�as y aplicar las palabras del Profeta a s� mismo; Inmediatamente abri� su discurso con la doctrina de la elecci�n. Muchas viudas (dijo Jes�s) hab�a en Israel en los d�as de El�as, pero El�as no fue enviado a ninguna de ellas, excepto a Sarepta, una ciudad de Sid�n, a una mujer que era viuda.
Y hab�a muchos leprosos en Israel en la �poca del profeta Eliseo, y ninguno de ellos fue sanado, salvo Naam�n el sirio. Y lo que le ruego al lector que observe conmigo acerca de esta predicaci�n de la elecci�n por Cristo; Es esto, que trajo sobre �l la misma condenaci�n que invariablemente sobre todos sus siervos enviados, tanto entonces como ahora. Mientras el Hijo de Dios expres� las palabras del Profeta acerca de la salvaci�n y las aplic� a s� mismo, se dice que todos le dieron testimonio y se maravillaron de las palabras llenas de gracia que sal�an de su boca.
Pero tan pronto como Cristo predic� la doctrina de la elecci�n, mostrando que Dios envi� a su siervo s�lo a una viuda pobre ya un leproso pobre en Israel; entendieron lo que Cristo quer�a decir, y leemos que todos los que estaban en la sinagoga se llenaron de ira, y se levantaron y lo echaron de la ciudad, y lo llevaron a la cima de la colina, con la intenci�n de derribarlo de cabeza. Lucas 4:16 .
Tal es la amargura en el coraz�n de todo hombre por naturaleza contra la preciosa doctrina de la elecci�n, aunque Cristo mismo sea el predicador. �Lector! �Conoces la misma amargura contra ella ahora en ti? �Ciertamente fue as� una vez?
Y si no es as� ahora, es la gracia soberana la que lo ha desarraigado. Bien lo recuerdo, y en el recuerdo bendigo a Dios por el cambio, cuando mi orgulloso y humilde coraz�n se levant� en una atrevida rebeli�n contra �l. Y bien, por tanto, que ahora pueda abstenerme de la ira contra los que se oponen a ella, cuando recuerdo cu�nto tiempo la misericordia de mi Dios se abstuvo de m�. Sin embargo, lamento cuando, en cualquier momento, oigo hablar de hombres j�venes y presuntuosos, reci�n salidos del caparaz�n de la educaci�n humana, que predican audazmente contra una doctrina de la que no saben nada, aunque muchos de ellos se han suscrito a apoyar eso.
Es terrible escuchar a tales personas que ponen su opini�n audaz en contra de la soberan�a de Dios, y presumen de acusar a aquellos a quienes Dios ha ense�ado y enviado a predicar el amor eterno e inmutable de Dios a su Iglesia, por mostrar demasiado respeto por las doctrinas de Dios. elecci�n, predestinaci�n y decretos de Dios. En todas esas ocasiones, oraba pidiendo gracia para seguir las instrucciones del Esp�ritu Santo con respecto al ministerio.
El siervo del Se�or no debe contender; mas s� amable con todos, apto para ense�ar, paciente, con mansedumbre, instruyendo a los que se oponen a s� mismos; si Dios tal vez les conceda arrepentimiento (como yo bendigo su santo nombre me tiene), para el conocimiento de la verdad; y que se recobren de las trampas del diablo, que son llevados cautivos por �l a su voluntad. 2 Timoteo 2:24
Una vez m�s. Observ� que nuestro querido Se�or no solo habl� de la elecci�n y la predic�, sino que se deleit� en ella. Y qu� prueba m�s alta podemos tener de su gran placer en ello, que en el caso que tenemos registrado, cuando se expres� a su divino Padre, para la manifestaci�n de su amor electivo a sus disc�pulos, en esas memorables palabras: En ese Jes�s respondi� y dijo: Te doy gracias, Padre, Se�or del cielo y de la tierra, porque escondiste estas cosas de los sabios y entendidos, y las revelaste a los ni�os.
Aun as�, padre, porque as� te pareci� bien. Mateo 11:25 . �Lector! �Haz una pausa, te lo suplico, sobre el tema solemne, porque es de lo m�s solemne! �Le pareci� bien a Dios Padre, hacer pruebas tan distintivas de su voluntad y su agrado elegidos y predestinados, como para ocultarlo de los sabios en su propia opini�n, y de los prudentes en su propia vanidad, y revelar sus preciosas verdades a beb�s en Cristo? �Se deleit� Jes�s tanto en este amor de elecci�n, como para agradecer al Padre por tales demostraciones de �l? �Abunda el Esp�ritu Santo para con la Iglesia elegida de Dios en Cristo, como para habernos dado a conocer el misterio de su voluntad, seg�n su benepl�cito, que se ha propuesto en s� mismo? Efesios 1:8 .
Y la Iglesia de Dios, a quien se dan a conocer estas preciosas verdades, mientras est� oculta al mundo, �no se deleitar� en ellas y dar� gracias a Dios tambi�n por ellas? �Habr� alguien a quien, mediante la gracia regeneradora, el Se�or haya dado a conocer este misterio de su voluntad, que se quede callado y sin tener en cuenta esa misericordia inefable? �No deber�amos, por el contrario, mientras abrumados por la contemplaci�n, clamaremos con el ap�stol asombrado: Se�or! �C�mo es que te has manifestado a m� y no al mundo? Juan 14:22
Si se me permite sobre un tema tan interesante transgredir un poco m�s, agregar�a a todo lo que se ha dicho, que la doctrina de la elecci�n de Dios, tan verdaderamente b�blica, tan verdaderamente bendecida y tan plena, en confirmaci�n de la soberan�a de Dios. , lleva consigo un cierto grado de evidencia, independiente de todos los dem�s, del odio universal, que todos los hombres en un estado de naturaleza no renovada tienen uniformemente contra �l.
Desde que el Se�or en misericordia me llev� al conocimiento de s� mismo y a familiarizarme con la plaga de mi propio coraz�n, tambi�n he sido conducido a este descubrimiento. Parece m�s decididamente que el odio anterior que tuve a esta soberan�a de Jehov� en la elecci�n, y el odio universal de todas las mentes no regeneradas a la misma verdad divina, es un testimonio adicional a su favor. �Oh! Cu�n bienaventurado es, cuando a todas las dem�s gloriosas seguridades de nuestra sant�sima fe, el Se�or nos da a ver, que por gracia no solo nos diferenciamos de nosotros mismos en lo que �ramos antes, sino del mundo.
Cu�n afortunada es hasta este punto la oraci�n de Jes�s. Yo les he dado tu palabra, y el mundo los ha aborrecido porque no son del mundo, como tampoco yo soy del mundo. Juan 17:14
�Lector! tal vez los sorprenda con lo que voy a observar, pero el hecho es muy cierto y seguro. En medio de todo el odio de la humanidad, en cada caso de los que no han despertado y no han sido regenerados, en toda la tierra, a la doctrina de la soberan�a de Dios en la elecci�n, Dios ha construido la mente humana de tal manera y manera, que anula absolutamente a cada hijo. e hija de Ad�n, desde los primeros albores de la raz�n hasta el final de la vida, en actuar o pensar, para practicar la elecci�n en todo lo que dicen o hacen; y esto todos los d�as y horas del d�a, durante toda su existencia en la tierra.
No hay acci�n ni dise�o; no hay un motivo de conducta en pensamiento, palabra o hecho, m�s o menos, sino lo que se manifiesta en toda la raza de los hombres, su elecci�n por un camino y no por otro; ya sea que caminen o hablen, vayan de aqu� para all�, se asocien con esto en lugar de aquello, coman de un alimento en lugar de otro y, en resumen, en todo el tenor de sus actividades diarias, h�bitos, vestimenta y todas las circunstancias de la vida; elecci�n, y la elecci�n los gu�a en todos.
Entonces, mientras todo hombre, s�, todo ni�o es guiado por el capricho caprichoso y el prop�sito de su propio coraz�n, para hacer su elecci�n diaria, como lo gu�a su humor descarriado; el Se�or, que es el �nico Ser que, por su infalible sabidur�a, no puede hacer una mala elecci�n, ser� el �nico, seg�n la atrevida presunci�n del hombre, que no podr� hacer su elecci�n. �No es este el estado real del caso? �Y puede algo demostrar m�s plenamente la espantosa ca�da del hombre por el pecado, que ha provocado efectos tan tremendos en su misma naturaleza? Y esta maravillosa demostraci�n de sabidur�a divina, al dominar la mente humana para que haga lo que �l niega que haga su Creador, �no parece decir, como si el Se�or quisiera convencer a los pecadores audaces en su propia cara, haci�ndolos practicar continuamente ellos mismos?
Y cuando consideramos que es en elecci�n s�lo el Se�or obliga a toda la tierra a practicarla, en cualquier pa�s o clima, en cualquier forma o constituci�n de religi�n, o en ninguna; dondequiera que se encuentre un ser humano, la naturaleza misma del hombre es tal que practicar� la elecci�n; �No parece, digo yo, insinuar que el Se�or est� dominando un evento tan maravilloso para su propia gloria? que si bien toda la raza de los hombres por naturaleza odia la elecci�n de Dios, se condenar�n a s� mismos por su propia pr�ctica diaria de ella, y as�, por inconsciente que sea, dar�n su testimonio involuntario de la gran verdad. �Lector! compruebe una vez m�s si las marcas del Ap�stol est�n en su propio testimonio, y que puede decirse a s� mismo, como �l lo hizo con la Iglesia; �Sabiendo, hermanos amados, su elecci�n de Dios!
Versículo 10
REFLEXIONES
�LECTOR! �Es nuestro privilegio, como esta Iglesia, dar gracias a Dios siempre por la gracia divina, la misericordia y el amor que nos ha sido otorgado? �Se les puede decir a ustedes y a m�, como el Ap�stol lo hizo a los Tesalonicenses, en el recuerdo de nuestra obra de fe, y obra de amor y paciencia de esperanza en nuestro Se�or Jesucristo, ante los ojos de Dios nuestro Padre? ? �Podemos, con plena certeza de fe, y en el disfrute de los mismos testimonios que Pablo se�al� aqu�, tomar la confianza bien fundada de nuestra elecci�n de Dios? �Oh! luego, asegur�monos de que nuestra fe en Jes�s sea una fe que obra, que obra por el amor.
Que nuestra esperanza es la esperanza fundada en Cristo, y su sangre y justicia, que no averg�enza. Que nuestra paciencia es la que el Ap�stol en otra parte describe y que obra la experiencia. Y en cuyo ejercicio, esperamos el regreso del Hijo de Dios del cielo, que nos ha librado de la ira venidera. Este ser� un testimonio honorable de la obra del Esp�ritu en nuestro coraz�n, y mostrar� claramente, en medio del terrible d�a en que vivimos, qu� manera de entrar en la palabra de gracia ha tenido en nuestras almas; y c�mo, mediante el poder regenerador del Esp�ritu, el Se�or ha apartado nuestro coraz�n de los �dolos para servir al Dios vivo y verdadero. �Bendito sea el amor electivo de Dios Padre, la redenci�n por Cristo y la vivificaci�n de Dios el Esp�ritu Santo!