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Saturday, September 28th, 2024
the Week of Proper 20 / Ordinary 25
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Bible Commentaries
Comentario del Pobre Hombre de Hawker Comentario del Pobre Hombre
Declaración de derechos de autor
Estos archivos están en el dominio público.
Texto Cortesía de BibleSupport.com. Utilizado con Permiso.
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Información bibliográfica
Hawker, Robert, D.D. "Comentario sobre Romans 13". "Comentario del Pobre Hombre de Hawker". https://beta.studylight.org/commentaries/spa/pmc/romans-13.html. 1828.
Hawker, Robert, D.D. "Comentario sobre Romans 13". "Comentario del Pobre Hombre de Hawker". https://beta.studylight.org/
Versículo 1
CONTENIDO
Aqu� hay varias direcciones sobre las gracias cristianas, y el Cap�tulo concluye con un llamado conmovedor del Ap�stol desde la brevedad de la vida, a estar siempre revestidos de Cristo.
Versículos 1-10
Que cada alma est� sujeta a los poderes superiores. Porque no hay poder sino de Dios: los poderes existentes son ordenados por Dios. (2) Cualquiera, pues, que se resiste al poder, se resiste a la ordenanza de Dios; y los que resistan, recibir�n condenaci�n para s�. (3) Porque los gobernantes no son terror para las buenas obras, sino para las malas. Entonces, �no tendr�s miedo del poder? Haz lo bueno, y recibir�s alabanza de ello. (4) Porque �l es para ti ministro de Dios para bien.
Pero si haces lo malo, ten miedo; porque no lleva espada en vano; porque es ministro de Dios, vengador para ejecutar ira sobre el que hace el mal. (5) Por tanto, es necesario que est�is sujetos, no s�lo a la ira, sino tambi�n a la conciencia. (6) Por esto pagad tambi�n vosotros tributo, porque son ministros de Dios, y atienden continuamente a esto mismo. (7) Pagad, por tanto, a todos sus derechos: tributo a quien se deba tributo; costumbre a quien costumbre; miedo a quien temer; honor a quien honor.
(8) No deb�is a nadie nada, sino amaros unos a otros; porque el que ama al pr�jimo, ha cumplido la ley. (9) Por esto, no cometer�s adulterio, no matar�s, no hurtar�s, no dar�s falso testimonio, no codiciar�s; y si hay alg�n otro mandamiento, se comprende brevemente en este dicho, a saber: Amar�s a tu pr�jimo como a ti mismo. (10) El amor no hace mal al pr�jimo; por tanto, el amor es el cumplimiento de la ley.
La obediencia que el Ap�stol impone a los poderes civiles se intensifica abundantemente en la consideraci�n de que lo que Pablo recomend� aqu� a la Iglesia entonces en Roma, de una pac�fica sumisi�n a los poderes superiores, que eran paganos; Vuelve a casa con doble argumento, considerado como a Pr�ncipes cristianos. Y, en efecto, los motivos que adopta el Ap�stol al recomendar esos deberes son en s� mismos incontestables.
Todo gobierno debe ser el resultado de la ordenaci�n divina. Y el dise�o del Se�or en esa ordenaci�n es misericordioso. Su Iglesia no puede dejar de derivar bendici�n de ella, sin embargo, puede ser administrada, de acuerdo con esa promesa integral, Romanos 8:28 . Y, si el Se�or orden� a su Iglesia, como lo hizo, al ir al cautiverio, que buscara la paz de la ciudad adonde fueron llevados, y que orara al Se�or por ella, porque en la paz de ella, tendr�an paz. ; �Cu�nto m�s bajo el cuidado adoptivo de un gobierno cristiano, se cumplen esos deberes? Jeremias 29:7 .
Versículos 11-14
Y que, sabiendo el tiempo, ya es hora de despertar del sue�o: porque ahora est� m�s cerca nuestra salvaci�n que cuando cre�mos. (12) La noche est� avanzada, el d�a est� cerca: desechemos, pues, las obras de las tinieblas y vist�monos con las armas de la luz. (13) Caminemos honestamente, como de d�a; no en disturbios y borracheras, no en rec�mara y desenfreno, no en contiendas y envidia. (14) Pero vest�os del Se�or Jesucristo, y no hag�is provisi�n para la carne para satisfacer sus concupiscencias.
Habr�a una dificultad considerable en la comprensi�n correcta de lo que el Ap�stol dice aqu�, de despertar del sue�o, si no hubiera mostrado suficientemente en la parte anterior de esta Ep�stola que la Iglesia no s�lo estaba en un estado despierto, sino en un estado verdaderamente convertido y justificado ante Dios. Pero, contemplado desde este punto de vista, todas las dificultades se eliminan de inmediato, y las palabras del Ap�stol, en esos pocos vers�culos, aparecen con toda la hermosura de la exhortaci�n a la Iglesia de Dios.
El sue�o que ten�a en mente el Ap�stol es ese sue�o demasiado com�n entre los creyentes, al que los amados hijos de Dios son demasiado adictos. No el sue�o de la muerte, porque han pasado de muerte a vida. A vosotros ha vivificado a los que estaban muertos en delitos y pecados: Efesios 2:1 . Pero significa un estado de �nimo somnoliento, adormecido, como el que la Iglesia se quej�, y del cual el Se�or la llam�, Cantares de los Cantares 5:2 , ver Comentario all�.
Las v�rgenes prudentes, as� como las insensatas, se describen como ca�das en un estado de sue�o mientras el novio se demor�, Mateo 25:5 , v�ase tambi�n el Comentario. Si detengo al Lector sobre la visi�n de las palabras del Ap�stol, s�lo ser� para observar que la Iglesia de Dios en todas las edades ha sido descubierta con demasiada frecuencia en este estado; y, quiz�s, en ninguno m�s que en el presente.
Y, por lo tanto, si con la vista puesta en el relato, como aqu� dice el Ap�stol, consideramos el momento elevado que menciona Pablo, del despertar del sue�o, como si el Esp�ritu Santo lo dirigiera personalmente a cada hijo de Dios, a quien este Puede que llegue el comentario del pobre, espero que el Se�or lo comisione para que sea �til.
Cada hijo de Dios, aunque en un estado justificado ante Dios, en la sangre y la justicia de Jesucristo, puede decirse que est� en un estado de �nimo somnoliento y adormecido, cuando la gracia no se ejerce con vivacidad, y los movimientos sobre el La persona, la sangre y la justicia del Se�or Jesucristo no son continuas. Hubo un tiempo en que el amanecer de lo alto amaneci� por primera vez sobre el alma, y ??la luz del conocimiento de la gloria de Dios brill� por primera vez en el rostro de Jesucristo; que su nombre era como el m�s rico ung�ento derramado.
El alma corri�, s�, huy� a Cristo, como en los carros de Amminadib. Y el coraz�n se sinti� impulsado a preguntar por todos los que conocimos: �Visteis al amado de mi alma? Si este no es el caso ahora, �no es porque el sue�o se ha apoderado del alma? Si el pan de vida no se busca a diario con el mismo deseo vivo de antes, �puede haber algo m�s sencillo que faltar el apetito? �Lector! �Qu� opini�n tiene de este estado del caso? Ciertamente, si usted y yo no sentimos nuestra necesidad diaria de Jes�s, s�, si un sentido de nuestras necesidades, y su total suficiencia para suplir, no lo haga cada vez m�s precioso, de alguna manera est� tristemente desafinado en el coraz�n.
Aunque arraigada en Cristo, es una estaci�n invernal, cuando las ramas no tienen hojas ni frutos. Esta fue la acusaci�n que el Se�or mismo hizo contra su Iglesia en �feso. Aunque el Se�or conoc�a sus obras, su labor y su paciencia, y le daba testimonio de ella como de �l; sin embargo, Jes�s la carg� de frialdad. Ella no hab�a perdido todo su amor por �l, pero hab�a dejado su primer amor, Apocalipsis 2:1 .
�Oh! mi pobre corazon! �Qu� reproche es que Aquel a quien tanto le debo, tenga tan poco de mis afectos! Y, mientras lo necesito m�s, �deber�a manifestar ese amor menos! �Lector! �Es tu caso? Si es as�, �no es como dice Pablo, que es hora de despertar del sue�o?
Pero vayamos un paso m�s all�. �De d�nde viene esta fuente y d�nde est� el foco de la enfermedad? Es muy claro que la mente se rebela contra ella, y el alma regenerada se reprocha continuamente a s� misma como consecuencia de ello. El hijo de Dios siente principios evidentes de diferente naturaleza y tendencia dentro de �l. La carne codicia contra el esp�ritu, y el esp�ritu contra la carne. Como Pablo, con la mente servimos a la ley de Dios, pero con la carne, la ley del pecado.
De modo que hay dos Yoes en la naturaleza de todo hombre renovado. Est� el yo que sirve a la ley de Dios. Y est� el yo que sirve a la ley del pecado. Y por dolorosa y humillante que sea esta revisi�n, sin embargo, es un descubrimiento bendito, y que nunca se podr� hacer sino mediante la ense�anza del Esp�ritu. El hombre carnal, no despierto, no regenerado no lo sabe; s�, de hecho, es imposible que lo haga, porque no lo siente, ni existe en �l.
Su parte espiritual no ha despertado, pero permanece como naci�, muerto en delitos y pecados. Para que no haya conflicto en su coraz�n. Un alma muerta no puede oponerse a un cuerpo vivo, totalmente empleado de una forma u otra, en hacer provisi�n para la carne, para satisfacer sus deseos. Solo cuando por las influencias vivificadoras y regeneradoras del Esp�ritu Santo, el alma, que por naturaleza est� muerta en delitos y pecados, cobra vida, comienza la guerra, que nunca termina hasta que el cuerpo cae en la tumba. .
�Lector! no descartes el tema sin llevar contigo las mejoras adecuadas. Hay mucho en �l para humillar a los mejores y m�s fieles seguidores del Se�or. Y hay algunas cosas conectadas con �l, que bajo la gracia, pueden conducir a otras mejoras. Perm�tanme suplicarle a mi Lector que ofrezca algunas palabras sobre cada uno. En primer lugar, hay mucho que humillar al hijo de Dios, tanto ante Dios como en su propio coraz�n, cuando contempla en s� mismo esos restos de corrupci�n que mora en �l, y que lleva consigo tal cuerpo de pecado y muerte. , que hostigan y afligen el alma.
�Qu� pobreza, qu� flaqueza en los goces espirituales ocasiona! �Cu�n est�riles son las ordenanzas cuando la gracia es baja y la corrupci�n alta? El coraz�n es como un cautivo en la c�rcel, cuando ni un sentimiento de pecado, ni de misericordia, por el momento, afecta. Un sentimiento de necesidad avivar� el deseo; y cuando Dios el Esp�ritu Santo crea hambre en el alma y extiende a Jes�s con su banquete abierto a la vista, todo es bendito entonces en el disfrute.
Pero, cuando el Se�or el Consolador est� lejos, y el alma duerme; los medios de la gracia, aunque todav�a se siguen, degeneran en una mera forma; y, por mucho que quede la sombra, falta la sustancia. Adem�s, la maldad de esta somnolencia no se limita �nicamente a la persona del hijo de Dios, que est� bajo su angustiosa influencia, toda la Iglesia se ve perjudicada por ella, Cristo es deshonrado y, con frecuencia, con ello se brinda ocasi�n para el enemigo para blasfemar.
Mientras los hombres dorm�an, dice Jes�s (en esa hermosa par�bola de la buena semilla), el enemigo sembr� ciza�a. Y �a qu� causa tan probable es en la hora presente, que podemos atribuir las horribles herej�as que han surgido entre nosotros, incluso a la negaci�n del Se�or que las rescat�? como el esp�ritu tibio e indiferente, que se ha manifestado en las Iglesias, a las grandes y distintivas doctrinas de nuestra sant�sima fe? Esa conducta contemporizadora, ese deseo de no ofender, ese empe�o por hacer que el hierro y el barro se unan, reuniendo a hombres de los principios m�s opuestos, con el pretexto enga�oso de promover la gloria del Se�or, propagando su santa palabra; mientras oculta y mantiene en segundo plano una profesi�n abierta de algunas de sus verdades m�s benditas, que verdaderamente lo honran; que son todos estos, pero algunos de los tristes,
Pero dije, hay algunas cosas conectadas con esta visi�n de un marco adormecido en la Iglesia, o en cualquier individuo de la Iglesia, que, bajo la gracia, pueden conducir a otras mejoras. Y le ruego que mencione algunos de ellos. Y primero. Nada puede ser m�s evidente que el �nico prop�sito misericordioso que el Se�or quiso de �l: hacer que el pecado parezca sumamente pecaminoso. Ning�n hombre, ning�n �ngel, ninguna, ni todas las criaturas de Dios, pueden decir qu� es el pecado; o tienen alguna concepci�n adecuada de su horror.
Por tanto, al hijo de Dios se le ense�ar�, y tambi�n se le ense�ar� con sentimiento, algo de su terrible naturaleza, a partir de los restos de la corrupci�n innata y interna en s� mismo; y como dice el Profeta, tu propia maldad te castigar�, y tus rebeliones te reprender�n; conoce, pues, y ve que es cosa mala y amarga que hayas abandonado al Se�or, tu Dios, y que mi temor no est� en a ti, dice Jehov� Dios de los ej�rcitos, Jeremias 2:19
En segundo lugar. Esta conciencia de un cuerpo de pecado consangu�neo, interno, del cual el alma, aunque renovada por la gracia, no puede desenredarse, ni podr�, hasta que la vida termine, sirve, bajo la gracia, para mantener abierto un manantial constante. de verdadero dolor y arrepentimiento en el coraz�n. Pablo el ap�stol, aunque hab�a sido arrebatado al tercer cielo, y �l mismo era un vaso escogido ante Dios; sin embargo, estaba tan consciente de este estado de angustia, que se fue con gran luto de coraz�n.
�Oh! Miserable de m�, dijo �l, �qui�n me librar� del cuerpo de esta muerte? Romanos 5:21 . Es una gran bendici�n tener la sentencia de muerte en nosotros mismos, para que no confiemos en nosotros mismos, sino en Dios que resucita a los muertos, 2 Corintios 1:9
En tercer lugar. Quiz�s apenas haya una causa, que se relacione con el estado del alma redimida, que gime bajo los restos de la corrupci�n, m�s sorprendente de mostrar, c�mo el Se�or anula el mal por el bien, que cuando por este proceso el creyente se divorcia de todo ego�smo. justicia. Nada, excepto las continuas humillaciones del pecado bajo la gracia, puede lograr este bendito prop�sito. Estamos tan aferrados a alguna bondad imaginaria en nuestra pobre naturaleza ca�da, que requiere frecuentes mortificaciones de las enfermedades humanas para ense�arnos lo que somos.
Y muy bienaventurado es, cuando se humilla hasta el polvo ante Dios, ser desarraigado de �l. El hijo de Dios est� viviendo m�s cerca del Se�or, cuando es humillado por alg�n caso renovado de debilidad, que cuando es exaltado, en alguna obra imaginaria de justicia propia. Y mucho mejor es el que se hace vigilante y celoso de su propio coraz�n, a causa del pecado consciente, que el que se enorgullece y se siente seguro al imaginarse algo cuando no es nada.
Pero en cuarto lugar y sobre todo. Todo lo que tienda a agradar a Cristo y realce en el alma la preciosidad de Jes�s, debe ser bendecido. Y, �qu� puede lograr este prop�sito m�s que un sentido de nuestra necesidad diaria y moment�nea de �l? �Precioso Se�or! d�jame ser cualquier cosa, o nada, s�, peor que nada, para que mi alma sea humillada y mi Dios sea exaltado como el Se�or mi justicia. �Oh! por gracia para ganar a Cristo y ser hallado en �l: no teniendo mi propia justicia, que es por la ley, sino la que es por la fe de Cristo; la justicia que es de Dios por la fe. Filipenses 3:8
�Lector! ser� bendito, si su alma, y ??la m�a, se les ense�a a llorar en secreto, por una naturaleza, que en sus m�s altos logros, es todav�a el tema del pecado. �Y no olvides cu�nto debemos a la gracia, al habernos familiarizado con nosotros mismos, para ocultar el orgullo de nuestros ojos! Y, cu�n bienaventurado es en Dios, darnos gracia, reconocer ante Dios, esas corrupciones restantes. Y perm�tanme suplicarle al lector que lo anote, como una regla infalible de gracia en el coraz�n, cuando seamos inducidos a ver nuestras corrupciones y a reconocerlas.
De no haber sido por la gracia, no deber�amos haberlos conocido. �Bendito sea Dios! que mientras somos inducidos a ver, conocer y sentir qu� pobres criaturas somos en nosotros mismos; somos llevados a ver, conocer y disfrutar tambi�n nuestro inter�s en Jes�s. �Oh! la preciosidad de esa Sagrada Escritura: Donde abund� el pecado, abund� mucho m�s la gracia? para que as� como el pecado rein� para muerte, as� tambi�n la gracia reine por la justicia para vida eterna por Jesucristo Se�or nuestro.
Versículo 14
REFLEXIONES
Seguramente el buen orden de la sociedad y la paz general de los estados y reinos son promovidos por sabias leyes y reglamentos; y feliz la naci�n, que tiene al Se�or por Dios.
�Pero, alma m�a! como buscas una ciudad que tiene fundamento, cuyo Constructor y Hacedor es Dios; mantente en la torre de vigilancia, para la venida del Se�or. Y, consciente de que para ti la noche de este estado de desierto est� muy avanzada, y se acerca el d�a del mundo inmortal, que como la marea de un vasto oc�ano se apresura a cubrir toda la tierra; �Oh! para que la gracia sea destetada de todas las cosas aqu� abajo, y para estar listo en el momento de la advertencia para subir y encontrar al Se�or en el aire.
�Bendito Se�or Jes�s! sea ??mi felicidad, ser encontrado esperando! Y que Dios el Esp�ritu se ponga en Cristo, y su justicia en mi alma, para que cuando venga mi Se�or, yo tenga confianza y no me averg�ence de �l en su venida.