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Bible Commentaries
Proverbios 2

El Ilustrador BíblicoEl Ilustrador Bíblico

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Versículos 1-5

Para que inclines tu o�do a la sabidur�a.

Sabidur�a

Esto est� constantemente relacionado con la religi�n. Un temor religioso de Dios es el primer paso hacia la verdadera sabidur�a. El que quiera conocer a Dios correctamente debe amar la Sabidur�a y buscarla con humildad y vigor. Se habla tanto de la sabidur�a como de una virtud como de la veracidad, la caridad o la sobriedad. Se identifica con la bondad. Hay un sentido real y verdadero en el que la sabidur�a se puede poner por religi�n: el hombre temeroso de Dios es el hombre sabio; sin el temor de Dios es imposible llamar a un hombre verdaderamente sabio.

Tomando el punto de vista m�s bajo de las cosas, solo un punto de vista ego�sta, mirando solo lo que se puede ganar, el hombre religioso es un hombre sabio. Si el buen hombre se equivoca, al final no pierde nada, porque aqu� ha tenido su propia felicidad: paz mental, una conciencia tranquila y buenas perspectivas para el futuro. Para tener una visi�n m�s alta del tema. El hombre religioso se preocupa por cosas mucho m�s grandiosas y exaltadas que cualquier otro hombre.

El principal atributo de un hombre sabio y perspicaz es ser capaz de ver las cosas como realmente son, traspasar las apariencias externas y llegar al meollo de las cosas, y no dejarse enga�ar por falsas apariencias. Hacer esto es un signo de sabidur�a. La religi�n de Jesucristo trata de preocupaciones tan poderosas que es imposible dar el nombre de sabio a quien lo piensa a la ligera. La sabidur�a es algo por lo que hay que trabajar; no debe buscarse simplemente para divertirse, sino que la b�squeda debe ser el asunto mismo de la vida del hombre. ( H. Goodwin, M, A. )

El esfuerzo por obtener la verdadera sabidur�a

El sabio ha llegado ahora a la cima de la escalera que nos lleva a la verdadera sabidur�a. El paso m�s bajo fue un coraz�n d�cil ( Proverbios 2:1 ). La siguiente instrucci�n humana ( Proverbios 2:2 ). El siguiente por encima de eso, oraci�n a Dios ( Proverbios 2:3 ).

El �ltimo, estudio y esfuerzo doloroso a trav�s de la bendici�n de Dios para obtenerlo ( Proverbios 2:4 ). No debemos acostarnos en una zanja y gritar: "�Dios, ayuda!" No debemos confiar tanto en nuestras oraciones que entreguemos nuestros esfuerzos.

I. La sabidur�a celestial es de gran valor.

II. La sabidur�a celestial est� muy remota y oculta para nosotros. Est� m�s all� de nuestra invenci�n y de nuestra aprehensi�n.

III. Debemos buscar los medios para obtener la sabidur�a celestial.

IV. Debemos utilizar los medios cuando los encontremos. ( Francis Taylor .)

La verdadera sabidur�a

I. La naturaleza de la verdadera sabidur�a. Es diferente de lo que el mundo llama sabidur�a. Su naturaleza es diferente; su objeto y fin son diferentes. Es un conocimiento relacionado con el temor de Dios y la obediencia a su voluntad. La sabidur�a mundana puede ser �til para dirigirnos en aquellas cosas que conciernen a la vida presente, pero la sabidur�a espiritual nos dirigir� en aquellas cosas que conciernen a la vida venidera.

II. Los medios que se utilizar�n para obtener sabidur�a.

III. Si se utilizan los medios, sin duda vendr� el �xito. La sabidur�a mundana est� muy a menudo relacionada con el orgullo; la sabidur�a espiritual siempre va acompa�ada de humildad.

IV. La fuente a la que debemos atribuir ese �xito. Dios y solo Dios es el autor de esto. La ense�anza de este pasaje se puede resumir as�:

1. Hay una sabidur�a que el hombre no posee naturalmente, pero sin la cual nadie puede ser feliz.

2. Esta sabidur�a no consiste en las profundidades de la ciencia y el saber, sino en el temor del Se�or.

3. Esta sabidur�a es un don de Dios.

4. Puede ser obtenido por todo el que lo desee y lo busque diligentemente en la forma que Dios ha designado. ( JS Pratt, BC L. )

Reglas para el logro de la sabidur�a

I. Debe haber un h�bito de atenci�n activo y pr�ctico. La sabidur�a terrenal se adquiere mediante el estudio; sabidur�a celestial por la oraci�n. La oraci�n pone el coraz�n bajo una tutela celestial.

II. La oraci�n no debe reemplazar la diligencia. Que m�s bien le d� energ�a. Los infatigables dolores del minero, su invencible resoluci�n, su incansable perseverancia. La regla del �xito es: excave hacia arriba y hacia abajo en el campo y, si la b�squeda es desalentadora, vuelva a excavar. La paciente industria de la lectura y la repetici�n abrir� el tesoro en relieve. El h�bito de vivir en el elemento de las Escrituras es invaluable.

Sin embargo, esta ganancia solo se puede cosechar en su totalidad en la jubilaci�n. Para escudri�ar las Escrituras debemos estar a solas con Dios. Este enriquecedor estudio da una vena m�s pura de buen juicio. Todos los errores y herej�as fundamentales en la Iglesia pueden atribuirse a declaraciones parciales e inconexas de la verdad. La verdad separada de la verdad se convierte en error. Pero la mente ocupada en oraci�n en busca de la verdad Divina - "clamando y alzando la voz" - nunca dejar� de discernir los dos grandes principios de la piedad, el "temor y conocimiento de Dios". No hay casualidad ni decepci�n en esta b�squeda. Nunca se ha relacionado la apostas�a de la fe con un estudio diligente y en oraci�n de la Palabra de Dios. ( C. Puentes .)

La indagaci�n sobre la verdad divina

I. Debe ser sincero, sincero. Se dice de los "necios" que "desprecian la sabidur�a y la instrucci�n". Pero los hijos de la Sabidur�a "reciben" sus palabras. Les dan lo que les corresponde, una atenci�n seria y deliberada. Escuchan, recuerdan, meditan, examinan, aceptan, preparan para su uso. Si siente el valor de su privilegio de tener la Palabra de Dios en su poder, prestar� atenci�n a las instrucciones y consejos, las amonestaciones, los est�mulos, los mandamientos que en la Biblia se le presentan.

Hay quienes se niegan a escuchar en absoluto. Esto es irrazonable, poco candoroso, poco masculino y muy encaprichado. Hay algunos que solo parecen o�r; el esp�ritu de asentimiento no tiene sinceridad ni coraz�n. Cuando hay sinceridad de coraz�n, "esconder�s contigo" los consejos y mandamientos divinos; esconde el contenido de la Palabra en la memoria, en el entendimiento, en la conciencia, en el coraz�n.

II. Debe ser serio. Una indagaci�n determinada por la gratificaci�n y que no escatima esfuerzos en su consecuci�n. La Sabidur�a Divina est� seriamente en impartir sus instrucciones, y la alumna debe esforzarse seriamente en buscar sus instrucciones. El que se percata de su incapacidad para encaminarse por los caminos desconcertantes de la vida, ser� todo solicitud de un conductor, un gu�a divino que lo lleve por el camino correcto y lo mantenga en �l.

III. Con seriedad debe reunirse la perseverancia importuna. Esto est� impl�cito en la variedad de expresiones que se utilizan en sucesi�n. Los hombres descubren el valor que asignan a los tesoros de este mundo por su incansable diligencia al buscarlos. No abandonan la b�squeda de inmediato porque no lo logran de inmediato. El conocimiento divino se compara adecuadamente con el tesoro. La comparaci�n es natural y com�n.

Pero cu�n pocos, incluso del pueblo de Dios que profesa haber aprendido el valor de esta sabidur�a y conocimiento por una feliz experiencia, descubren el anhelo, la investigaci�n vehemente y perseverante, por el logro de una cantidad cada vez mayor de lo que podr�a esperarse. de ellos I No hay manera en que la Palabra pueda �estar� en nosotros abundantemente sin una b�squeda ansiosa de ella, o �habitar� abundantemente en nosotros sin una cuidadosa y celosa observancia de ella.

Se presentan poderosos incentivos espirituales. �Entonces comprender�s el temor del Se�or�, etc. Con estos t�rminos se expresa la verdadera religi�n. El conocimiento de Dios es la primera lecci�n de sabidur�a celestial. De la correcta comprensi�n de esta lecci�n, todo lo dem�s depende necesariamente:

"No puedes tener raz�n en el resto

A menos que pienses correctamente en �l ".

Los puntos de vista incorrectos de Dios viciar�n todos los dem�s aspectos de su conocimiento. El �temor del Se�or�, fundado en el conocimiento de �l, es algo para el correcto entendimiento de lo cual la experiencia es indispensable.

IV. La fuente de la que se obtiene la verdadera sabidur�a. "El Se�or da sabidur�a". De dos maneras: por Su Palabra y por Su Esp�ritu. Estos dos son realmente uno, porque Dios no da sabidur�a por Su Palabra sin Su Esp�ritu ni por Su Esp�ritu sin Su Palabra. La palabra traducida como "sana sabidur�a" es de importancia general, y significa cualquier cosa real, s�lida, sustancial. Dios tiene reservas de sabidur�a reservadas para uso presente; �l siempre dar� manifestaciones m�s amplias y claras de s� mismo, de sus verdades, de sus caminos y de su voluntad de sus inagotables reservas, y tambi�n hay un tesoro de invaluable sabidur�a y conocimiento en reserva para su pueblo en un futuro y mejor. mundo.

Otra promesa es la seguridad. "Un escudo para los que andan en integridad". Jehov� es seguridad en medio de todos los asaltos de los enemigos de los rectos, y especialmente en medio de "los dardos de fuego del inicuo", que, cuando se interpone el escudo del poder de Jehov�, no pueden tocarlo, sino que caen, apagados y sin sentido, para el terreno. ( R. Wardlaw, DD .)

Las promesas de la sabidur�a

El hombre debe escuchar a la Sabidur�a si quiere ser sabio; su actitud debe ser de atenci�n; debe volver su o�do hacia los cielos y escuchar cada susurro que pueda provenir de los cielos, y mientras su o�do est� escuchando, su coraz�n debe ser aplicado con atenci�n inquebrantable a la comprensi�n. Todo depende de nuestro esp�ritu en cuanto a los resultados de nuestro estudio en la escuela de la Sabidur�a. El �clamar por conocimiento y alzar la voz por entendimiento� equivalen a un ejercicio de oraci�n.

Tambi�n debe haber actividad o energ�a de la m�s intensa calidad. Buscar plata es una alusi�n a la miner�a. Se han descubierto restos de minas de cobre en la pen�nsula del Sina� y restos de minas de oro en una parte del desierto de Egipto. La sabidur�a no se encuentra en la superficie. Es para ser excavado. Buscar un tesoro escondido recuerda la inseguridad de la propiedad en Oriente y su frecuente entierro.

Dios ha escondido deliberadamente tanto la sabidur�a como el entendimiento para que la energ�a del hombre pueda desarrollarse en su b�squeda. La sabidur�a se esconde en los libros antiguos; en la experiencia del mundo entero; en todos los lugares dif�ciles; y debe buscarse con perseverancia y celo; el mismo acto de buscar va acompa�ado de una bendici�n. Solo el Se�or puede dar sabidur�a. �l es la �nica fuente de sabidur�a.

En otros lugares hay revelaciones parciales, experiencias rotas, indicios de significado, satisfacciones temporales, pero hasta que no hayamos descubierto al Se�or y lo tengamos siempre delante de nosotros, estaremos trabajando sin un centro. La verdadera religi�n precede a la verdadera filosof�a. La rectitud de car�cter es necesaria para disfrutar de los tesoros de la sana sabidur�a. Por "sana sabidur�a" debemos entender el adelanto o el avance.

Dios est� siempre del lado de los justos, rectos o santos. La sabidur�a entra en el coraz�n y as� mantiene pura toda la vida. El conocimiento no es simplemente una adquisici�n, se convierte en un verdadero placer para el alma, y ??hasta que no se ha convertido en tal placer, no estamos realmente en posesi�n de �l. La discreci�n y la comprensi�n se representan como los guardianes del alma, sus protectores y gu�as, salvando el alma del camino del malvado y protegi�ndola del hombre que se deleita en cosas perversas, literalmente, en la tergiversaci�n y distorsi�n de la verdad. ( J. Parker, DD .)

Excelencia espiritual

I. Excelencia espiritual descrita. Es "el temor del Se�or" y el "conocimiento de Dios". La piedad tiene que ver tanto con el intelecto como con el coraz�n. Es conocimiento y miedo. En la verdadera excelencia espiritual hay una combinaci�n de amor reverente y luz teol�gica, tal combinaci�n que ambos se vuelven uno; el amor es luz y la luz es amor. Este no es el medio para llegar al cielo, es el cielo, en todos los tiempos, circunstancias y mundos.

II. Excelencia espiritual alcanzada.

1. Por la recepci�n de la verdad Divina. Debe emplearse la facultad receptiva.

2. Por la retenci�n de la verdad Divina. Lo que recibimos de la mente Divina debemos aferrarnos.

3. Por la b�squeda de la verdad divina. El o�do debe apartarse de los sonidos del placer terrenal, el estruendo de la mundanalidad y las voces de la especulaci�n humana, y debe escuchar atentamente las comunicaciones de lo espiritual y lo eterno.

4. La b�squeda debe ser seria y perseverante. Tanto como la excelencia espiritual es m�s valiosa que todos los tesoros mundanos deber�a ser nuestra ardiente e incansable diligencia en su b�squeda. ( D. Thomas, DD .)

Versículo 3

S�, si clamas por el conocimiento.

Todo conocimiento es bueno

Ning�n tipo de conocimiento debe ser despreciado. La abeja recolecta miel de cada flor. �Qu� orilla tan desolada, qu� p�ramo tan �rido, qu� rocas tan desnudas de las que no podemos llevar a casa alg�n objeto interesante, en forma de planta o mineral? Entonces no hay circunstancias en las que estemos colocados, ni personas, los m�s humildes, con quienes podamos asociarnos, sin aprender algo que no sab�amos antes; algo de valor que, si bien es interesante, puede que alg�n d�a no resulte �til, un ejemplo del conocido proverbio: "Conserva una cosa durante siete a�os y encontrar�s la utilidad". ( T. Guthrie, DD .)

B�squeda ferviente de virtudes

Un hombre ha perdido un t�tulo de propiedad o alg�n documento que decidiera una demanda a su favor y no en su contra. �Y con qu� prontitud la busca! �C�mo atraviesa la casa en su b�squeda! "Querida, �has visto ese rollo de papel con un gran sello rojo?" "�Qu� era? �Un peri�dico?" "�No no! no un peri�dico. Perder� un traje si no puedo encontrarlo. Y busca en cada caj�n y en cada ba�l, en cada armario e incluso debajo de las alfombras.

Ambos buscan d�a y noche, recorriendo el mismo lugar veinte veces, diciendo: "Quiz�s no mir� bien". Y no pueden renunciar a ella. El hombre casi llora, lo quiere tanto. �l lo tendr�, mucho depende de ello. Y por fin lo encuentra, y dice: "Preferir�a que me quemaran la casa antes que no haber encontrado este papel". Ahora, cuando los hombres buscan virtudes victoriosas en sus almas como buscar�an un documento legal importante, �supones que dir�n: �Quiz�s otros puedan vivir una buena vida cristiana, pero yo no puedo�? Usted puede. Y cuando desee la religi�n verdadera, cuando su alma tenga hambre de ella, la encontrar�. ( HW Beecher. )

Versículo 4

B�scala como plata.

Buscar tesoros escondidos

Incluso en Job, el libro m�s antiguo del mundo, leemos que los amargados de alma buscan la muerte con m�s empe�o que los tesoros escondidos ( Job 3:21 ). No hay otra comparaci�n dentro de toda la gama de acciones humanas tan v�vida como esta. He o�do hablar de excavadores que de hecho se desmayan cuando se han topado con una sola moneda. Se vuelven positivamente fren�ticos, cavando toda la noche con desesperada seriedad, y contin�an trabajando hasta que est�n completamente agotados.

There are, at this hour, hundreds of persons thus engaged all over the country. Not a few spend their last farthing in these ruinous efforts. I heard a respectable man in Sidon declare that if he had been one of those fortunate diggers in the garden he would have killed all the rest and fled with the treasure out of the country. These operations are carried on with the utmost secrecy, accompanied with charms and incantations against the jan and other spirits which are said to keep guard over hid treasures.

La creencia en la existencia de estos guardias, y de su car�cter peligroso, prevalece tanto ahora como en la �poca de las Mil Noches. Personas inteligentes y respetables me han asegurado que se han topado con losas de piedra, cerrando puertas a c�maras secretas, que ning�n poder en la tierra podr�a eliminar, porque se perdi� la contrase�a o el encanto adecuados. Otros afirman sobriamente que han sido expulsados ??por hombres terribles, que los amenazaron con la muerte instant�nea si intentaban forzar las puertas. Los dep�sitos secretos siempre se encuentran por accidente. ( WM Thomson, DD .)

La gran b�squeda de la vida

Se personifica la sabidur�a, o la adopci�n intelectual de principios buenos y piadosos, y la aplicaci�n pr�ctica de tales principios al orden de la vida, la conducta y las relaciones. La escritora se ha ocupado de la llamada de la Sabidur�a a los j�venes y de su advertencia a los negligentes; ahora presenta sus instrucciones a quienes se muestran dispuestos a prestarle atenci�n. Se dirige a quienes tienen una visi�n seria de la vida. La vida est�, para todo hombre, llena de posibilidades sublimes. Debe haber una gran b�squeda en la vida, algo que debemos vivir para buscar, algo que podamos esperar ganar.

I. �Qu� parece ser? Se llama "conocimiento", "entendimiento", "sabidur�a". El deseo de saber nunca fue m�s absorbente. La b�squeda del conocimiento nunca pareci� m�s alentadora. Las facilidades para la b�squeda nunca abundaban tanto. Las recompensas para aquellos que lo logran nunca fueron tan ricas. Y, sin embargo, los graves misterios de la vida nunca se espesaron y oscurecieron tanto en torno al esp�ritu humano como lo hacen hoy.

La b�squeda del conocimiento nunca puede detenerse en las cosas, debe preocuparse por cuestiones morales. Desde la �poca de Bacon ha crecido una demanda extravagante de la verificaci�n sensorial de todo. La pregunta suprema del hombre es: �Bien, �qu� es? �D�nde est�? �C�mo se puede lograr? " Apelaci�n: usted sabr�a c�mo los libros pueden ense�ar; como pueden ense�ar los l�deres cient�ficos; como la experiencia puede ense�ar. Pero ninguno de ellos, ni todos juntos, te satisfar�n jam�s. Debes saber que Dios, y solo Dios, puede ense�arte.

II. �Qu� prueba ser? El conocimiento y el temor de Dios. Si la b�squeda de un hombre es sincera y completamente seria, conduce a eso; no puede quedarse sin eso.

1. Es posible que una b�squeda de la vida no se lleve lo suficientemente lejos. Puede que se detenga en lo que solo parece ser.

2. La b�squeda de una vida puede desviarse. "Corriste bien, �qui�n te estorb�?" Las almas j�venes pueden ser atra�das a un lado por los placeres mundanos; desterrado por los cuidados mundanos; o desechado por falsas ense�anzas. "Entonces sabr�is, si segu�s conociendo al Se�or". Cuando hayas encontrado lo que es el mayor bien para los hijos de los hombres, s�guelo, a trav�s de las riquezas, el aprendizaje, el placer, todav�a sin descanso, siempre sin descanso, hasta que el alma sea conducida a los pies de Jes�s y encuentre en �l el verdadero conocimiento. y el verdadero temor de Dios. ( P�lpito semanal .)

Busca y encontrar�s

El asunto de todo este pasaje consiste en un mandato de buscar y una promesa de otorgar. Un padre habla y habla a los hijos, exige un servicio razonable y promete una rica recompensa. En la cu�druple repetici�n del comando parece haber un orden de sucesi�n.

Yo "recibe mis palabras". La instrucci�n pr�ctica comienza aqu�. La base de toda religi�n y moralidad es la Palabra del Se�or, llevada al entendimiento y al coraz�n. La Palabra de Dios es una semilla vital, pero no germinar� a menos que est� escondida en un coraz�n receptivo y ablandado. El lugar y el uso de la visitaci�n providencial en la administraci�n divina del reino de Cristo es romper el camino de la Palabra a trav�s de las incrustaciones de mundanalidad y vanidad que encierran un coraz�n humano y mantienen la Palabra dura y seca sobre la superficie.

II. "Inclina tu o�do". La entrada de la Palabra tiene un efecto inmediato sobre la actitud de la mente y la fuente de la vida. La llegada de la Palabra hace que el o�do se incline a la sabidur�a; y la inclinaci�n del o�do a la sabidur�a deja entrar y deposita mayores tesoros de la Palabra. Aquellos que esconden la Palabra en sus corazones adquieren una inclinaci�n habitual hacia las cosas espirituales. El gran obst�culo para el poder y la difusi�n del evangelio radica en la actitud desviada de los corazones humanos.

Un hombre inclina su o�do a los sonidos que ya desea su coraz�n. Volver el o�do a la palabra de sabidur�a mediante un ejercicio de voluntad, es la manera misma de inocular el coraz�n con un amor a esa palabra pasando el amor a las cosas terrenales. El o�do inclinado a la sabidur�a divina atraer� el coraz�n; el coraz�n dibujado inclinar� la oreja.

III. "Llora por el conocimiento". Esto representa la inclinaci�n del coraz�n hacia el cielo en una etapa m�s avanzada. El anhelo de la salvaci�n de Dios, ya engendrado en el coraz�n, estalla ahora en un clamor incontenible. Los hombres pueden ofenderse con el fervor de un alma seria, Dios nunca. La compresi�n solo aumentar� la fuerza de la emoci�n que lucha en su interior.

IV. "B�scala como a la plata". Otro y un escal�n m�s alto. El �ltimo fue el llanto ferviente; este es el esfuerzo perseverante. La oraci�n ferviente debe ser probada con dolores perseverantes. "Esfu�rzate por entrar". La b�squeda de la sabidur�a se compara con otra b�squeda con la que estamos m�s familiarizados. El celo de los adoradores de Mamm�n reprende a los siervos del Dios viviente. Estamos invitados a tomar una hoja del libro del buscador de fortuna.

�No se levantar�n los planes de largo alcance, los sacrificios heroicos y la labor duradera de los buscadores de oro de California y Australia y condenar�n a los que hemos probado y conocido la gracia de Dios? Se requieren dos cosas en nuestra b�squeda: la direcci�n correcta y el impulso suficiente. Aquellos que buscan as�, no buscar�n en vano. No fallan los que buscan seg�n la prescripci�n de la Palabra y siguiendo el ejemplo del mundo. ( W. Arnot, DD .)

Meditaci�n en la b�squeda

Salom�n, hablando de conocimiento y entendimiento, nos invita a "buscarla como a un tesoro escondido". Sabes que las joyas no se encuentran sobre la superficie del suelo, sino que est�n escondidas en los recept�culos de la tierra; debe buscarlos antes de poder disfrutarlos. La verdad est� en lo profundo y nuestra comprensi�n es oscura. El que viaja por correo a trav�s de un pa�s nunca es capaz de hacer una descripci�n completa de �l; y el que tiene una visi�n transitoria de las verdades del evangelio nunca llegar� al pleno conocimiento de ellas. Esta meditaci�n los hace aparecer ante nuestros ojos en su belleza y brillo. ( HG Salter. )

Una b�squeda penetrante

Hace algunos a�os, el mundo cient�fico se sorprendi� con el anuncio de que muy abajo en el abismo de las aguas, por debajo de los l�mites aparentes de la vida y la luz, hab�a existido un nuevo mundo de organismos animales. Hab�a peces y muluscos, esponjas y corales, aunque el hombre hab�a imaginado en vano que no se pod�a encontrar ning�n ser vivo. No hab�a dragado lo suficientemente profundo. Una l�nea m�s larga sac� a la luz nuevas maravillas. Y as� con las Escrituras. Nunca pueden agotarse. Somos nosotros los que no buscamos, y al buscar, nunca encontramos . ( WH Groser. )

Versículo 5

Encuentra el conocimiento de Dios.

Los beneficios de la religi�n

La religi�n, ya sea natural o revelada, tiene siempre la misma influencia ben�fica sobre la mente. En la juventud, en la salud y la prosperidad, despierta sentimientos de gratitud y amor sublime, y purifica al mismo tiempo lo que exalta; pero es en la desgracia, en la enfermedad, en la vejez, que sus efectos se sienten m�s verdadera y ben�ficamente; cuando la sumisi�n se acaricia con la fe y la humilde confianza en la voluntad divina, cuando los deberes se convierten en placeres, fuentes inquebrantables de consuelo, entonces crea poderes que se cre�an extintos y da una frescura a la mente que se supon�a hab�a fallecido por siempre, pero que ahora se renueva como una esperanza inmortal.

Su influencia sobrevive a todos los placeres terrenales y se vuelve m�s fuerte a medida que los �rganos se deterioran y la estructura se disuelve; aparece como esa estrella de luz vespertina en el horizonte de la vida que estamos seguros que se convertir�, en otra estaci�n, en una estrella de la ma�ana, y arrojar� su resplandor a trav�s de la penumbra y la sombra de la muerte. ( Sir Humphrey Davey. )

El conocimiento de Dios es el resultado de la revelaci�n.

No miro a la Biblia para que me ense�e lo que yo o mis sucesores podamos descubrir alg�n d�a mediante el uso de las observaciones y las facultades inductivas; Acudo a la Biblia para aprender lo que no puedo descubrir por m� mismo. Aparte de la revelaci�n, �qu� s� sobre el mundo venidero, sobre cualquier cosa que no sea lo que puedo tocar, saborear y manejar? �Qu� esperanza tengo para el futuro si miro solo a la naturaleza? La naturaleza me dice que cuando muera probablemente ser� como el perro, el caballo o cualquier otro animal.

"Todos inmortales, ninguno inmortal", parece decir. Por tanto, debo obtener luz de la revelaci�n. Incluso debo buscar en la revelaci�n los motivos que influyen en la conducta, porque personalmente no estoy satisfecho con estos sistemas de �tica que se basan en motivos utilitarios. No veo c�mo se puede decir que tengo conocimiento de Dios a menos que �l se me revele de alguna manera. ( Prof. Bonney. )

Versículo 6

Porque el Se�or da sabidur�a.

La fuente de la sabiduria

I. Que Dios es la �nica fuente de toda verdadera sabidur�a. Los hombres dicen que la Deidad no es la �nica fuente de ella, pero que gran parte de ella puede lograrse conversando con los seres m�s opuestos a �l, incluso con esp�ritus malvados y reprobados. Tales eran los or�culos y dioses de los gentiles, que los hombres m�s sabios entre ellos, sin excepci�n del mismo S�crates, consultaban para aprender de ellos c�mo emprender y administrar sus asuntos m�s importantes.

Su error surge de confundir las nociones de sabidur�a y oficio. Un hombre sabio no puede mantener su car�cter sin hacer siempre lo que es justo y correcto. Nadie podr� nunca persuadirlo de que un mal puede ser un beneficio real, o la parte de un sabio o un verdadero amigo. Un hombre astuto y astuto se atribuye esto a s� mismo como regla general, que por todos los medios debe ganar su punto y llegar al fin al que apunta.

En su b�squeda, proceder� por la senda de la justicia si eso le lleva m�s directa y f�cilmente a ella. Pero cuando la verdad est� en el lado opuesto, primero la salpica con todas las difamaciones imaginables, y luego la ataca furiosamente con el disfraz en que la ha puesto. La diferencia entre el sabio y el astuto es esta: el sabio estudia para ser completa y sustancialmente bueno; el hombre astuto se contenta con la sombra y la apariencia de la bondad. Y esto confirma la conclusi�n de que solo Dios es la fuente de toda verdadera sabidur�a.

II. La �nica forma de extraer sabidur�a de esta fuente es mediante el estudio y la pr�ctica de los sagrados or�culos de Dios.

1. �C�mo parece que los libros que se llaman la Palabra de Dios contienen los preceptos de la sana sabidur�a? �C�mo pueden esos libros que se llaman Verbo Divino contener direcciones tan sabias que lleven a los hombres a la felicidad? Est� en el poder de todo hombre ser feliz el que se gobierna a s� mismo por las instrucciones del Mundo de Dios, porque eso le ense�a a poseer su alma con paciencia, confiando en Dios, cuyo mandato obedece, que lo conducir� en el camino. manera correcta.

2. �No ordena esta Palabra de Dios a los hombres en ciertos casos padecer cosas muy penosas para la carne y la sangre? Lo hace, y sin embargo, estos proverbios de Salom�n, que rara vez llevan nuestros puntos de vista m�s all� de esta vida, nos inculcan con vehemencia una estricta adherencia a las reglas de piedad y virtud, ya que lo que conducir� m�s eficazmente a nuestro bienestar presente, permitan que las oportunidades y los accidentes de nuestra condici�n sean lo que ser�n.

Las m�ximas sagradas son sumamente beneficiosas, tanto para el gobierno p�blico como para la vida privada, sin respetar nada m�s all�. Confiemos en la palabra del predicador real, que esta ciencia de la sabidur�a divina requiere una aplicaci�n de la mente muy intensa y seria para comprenderla. ( W. Reading, MA .)

Religi�n y cultivo del intelecto

Es un mal grave si las mentes mejor preparadas de la comunidad son hostiles o indiferentes a las demandas de Dios. Los estudiantes corren un peligro peculiar con respecto a la religi�n. Existe una noci�n predominante entre las personas con poca educaci�n de que la cultura m�s elevada de la mente tiende a la destrucci�n del esp�ritu religioso. Ahora hay un antagonismo entre la escuela que se enorgullece de su racionalismo y la escuela que est� igualmente arraigada en su fuerte fe.

Los h�bitos de la vida estudiantil no son del todo �tiles para la preservaci�n del car�cter religioso. Los estudios, los compa�eros, el trabajo y la recreaci�n, a menudo operan perjudicialmente sobre el tono espiritual de los hombres. Muchos, en el curso de su estudio, han perdido la fe.

I. La religi�n en relaci�n con los fines de estudio. Hay temas de estudio espec�ficos que guardan relaci�n directa con la obra de vida de un hombre. Pero el verdadero objeto de estudio es disciplinar los poderes y fortalecer la mente. El estudio que tiene como objetivo aumentar el conocimiento y recopilar datos comienza cuando cesa la vida estudiantil. El mejor estudiante es el hombre que "es" m�s, no el que m�s ha aprendido.

El ideal m�s elevado de estudio debe ser aquel que asegure, o al menos tenga como objetivo asegurar, la rigurosidad de la disciplina y la totalidad de la visi�n. La perfecci�n, como el trabajo armonioso y libre de todas las partes y poderes de la mente, debe ser la meta a la que tiende el estudiante. Aprender todo no se le da al hombre, pero ser su mejor yo en todo lo que puede ser, este es su privilegio. Es aqu� donde el estudiante pasa a considerar el tema de la religi�n.

La naturaleza que posee es claramente religiosa. Si un hombre no atiende a esa facultad por la cual considera a Dios, descuida la parte de s� mismo que es m�s importante e influyente. Ning�n hombre puede permitirse el lujo de pasar a la ligera las exigencias que le impone la religi�n. La naturaleza religiosa debe ser disciplinada y cultivada si queremos reclamar la plenitud del ser. Vea la influencia que la religi�n ha ejercido sobre nuestra vida e historia humanas.

Elimina la religi�n de la historia del mundo y �qu� queda? Los cr�ticos acusan a la religi�n de ser un obst�culo para el progreso humano. Pero esta es la falacia l�gica com�n de poner lo universal en lugar de lo particular. Ciertas formas de pol�tica religiosa pueden haberlo hecho, pero no la religi�n. La religi�n, m�s que ninguna otra cosa, ha ayudado al hombre en su larga y fatigosa peregrinaci�n por el progreso. Aquellos que se dedican al cultivo de la mente no pueden dejar de lado f�cilmente la religi�n.

Todos los hombres se ocupan de temas religiosos. El ejemplo m�s sorprendente se encuentra en los profesores de ciencia modernos. Apenas hay un solo hombre de ciencia de alguna reputaci�n que se ocupe de estos puntos absorbentes del pensamiento humano y, de hecho, no puede evitarlo. La religi�n es humana.

II. La religi�n como influencia de un poder profundo y de gran alcance. El estudiante no puede hacer su trabajo como un hombre com�n. El cultivo intelectual, por regla general, est� asociado con el refinamiento moral. La destrucci�n de toda la naturaleza se puede ver entre los estudiantes. Esto generalmente est� precedido por el descuido del lado religioso de su naturaleza: la fe socavada ya sea por las operaciones de la duda intelectual, o bien a�n m�s seriamente atacada por las influencias entumecedoras de los h�bitos pecaminosos, pero todo procede en primera instancia del descuido de los h�bitos pecaminosos. religi�n pr�ctica, los deberes de la oraci�n y la comuni�n con lo Invisible.

1. La religi�n hace que el estudiante sea reverente. Nada es tan inadecuado para el hombre que desea una mente cultivada como la arrogancia y la autoestima. Toda sabidur�a es humilde. La reverencia ha sido la marca de los investigadores profundos y pacientes de la naturaleza en todas las �pocas. La religi�n y sus deberes producen reverencia.

2. La religi�n asegura la armon�a interior de los poderes. El hombre no puede ganar vigor intelectual cuando todo su ser est� destrozado por fuerzas en conflicto. La tranquilidad f�sica exterior es la condici�n necesaria para el estudio. La paz espiritual interior es tan necesaria como la religi�n se la dar�. Al establecer una relaci�n adecuada con Dios, encontramos todo lo dem�s en su lugar. Volver a Dios es volver al equilibrio de nuestra vida.

La vida religiosa s�lo se sustenta en el conocimiento de Aquel que es la imagen expresa del Padre y el rayo resplandeciente de la luz central de Dios. La religi�n de Cristo es la religi�n de la inteligencia. ( Llewelyn D. Bevan, DD .)

El Se�or da sabidur�a

I. En cuanto a la excelencia de la sabidur�a de las Escrituras; que ciertamente puede ser contado como tal que ilumina el entendimiento con la verdad m�s noble y bendita, y dirige la voluntad a la elecci�n del mayor bien. Y estas verdades que conciernen al primero, mejor y m�s excelente de los Seres, son las m�s adecuadas para iluminar y mejorar, para elevar y ampliar el entendimiento de una criatura razonable; y siendo las verdades que tienen la evidencia m�s completa y clara seg�n las declara Dios mismo, el Dios de la verdad, son las m�s adecuadas para satisfacer una mente que desea el conocimiento verdadero.

II. C�mo ya qu� tipo de personas se da esta sabidur�a de Dios.

1. Ahora, la manera en que Dios nos da esta sabidur�a es por Su Esp�ritu Santo, el Iluminador y Santificador de la Iglesia, por una ense�anza externa e interna.

(1) Exteriormente nos ense�a al dar una regla de fe y pr�ctica en las cosas que pertenecen a Dios para la salvaci�n de nuestras almas. Dios tambi�n nos instruye externamente por el ministerio de Su Iglesia y el ejemplo de hombres y mujeres santos.

(2) Pero estas instrucciones y motivos externos no pudiendo por s� mismos inspirarnos con sabidur�a religiosa, Dios se complace en ense�arnos interiormente, tambi�n, por Su Esp�ritu Santo.

2. Queda por preguntarse a qui�n da Dios esta sabidur�a celestial.

(1) Al humilde asistente de Su Palabra.

(2) Al verdadero creyente de Su Palabra.

(3) Al practicante sincero de Su Palabra. Una buena vida es la mejor clave para las Escrituras. ( T. Tamson, DD )

Versículo 7

�l atesora sana sabidur�a para los justos.

Buenos hombres y su dios

I. El car�cter de los hombres buenos.

1. Se habla de ellos como los "justos". El c�digo moral del universo puede reducirse a dos palabras: "S� justo". Sean justos con ustedes mismos, con los dem�s y con Dios. La virtud, la moralidad y la religi�n constituyen un hombre justo.

2. Se habla de ellos como "caminar rectamente". La bondad en todas las criaturas morales no es estacionaria, sino progresiva.

3. Se les llama "santos". Est�n consagrados al servicio de Dios, apartados para Su uso; son los templos vivientes e imperecederos del Esp�ritu Santo.

II. El Dios de los buenos.

1. Su relaci�n con la creaci�n en general. Es la gran fuente original, central e inagotable de inteligencia. El "Padre de las luces" - la luz del instinto, la raz�n, el genio, la conciencia. Dondequiera que haya un rayo de verdad, un rayo de inteligencia, un destello de virtud, est� Dios, y en ellos debe ser reconocido y adorado.

2. Su relaci�n con el bien en particular. �l hace una provisi�n especial para ellos. �l provee para su instrucci�n. �l es su escudo, su escudo, y sus enemigos deben atravesarlo para herirlos. �l supervisa su carrera. �l da fe de su m�xima perfecci�n. ( David Thomas, DD )

Importancia de la sabidur�a

No es m�s necesario el suministro constante de agua para el crecimiento de la vegetaci�n en las bochornosas regiones de Oriente que la influencia de la verdad divina en la existencia de la felicidad humana. Si un �rbol, plantado al margen de un r�o refrescante, es resistente al calor del sol o a las desfavorables estaciones, tambi�n el que, en un coraz�n bien preparado, recibe continuas infusiones de sabidur�a religiosa, est� floreciente y feliz. en medio de todos los inconvenientes de la vida. ( Mons. Jebb. )

Un escudo para los que caminan rectamente.

Dios, la salvaguardia de la sabidur�a

Somos malos guardianes de nuestra propia bondad y sabidur�a. Por tanto, Dios se complace en guardarlo para nosotros, y para que est� seguro, �l mismo es el escudo y salvaguardia de �l. Pero debe ser sana y verdadera sabidur�a y bondad, o de lo contrario, no le importa. La palabra traducida como �sana sabidur�a� significa esencia o ser; pero tambi�n se usa para significar virtud, sabidur�a y la ley de Dios, porque otras cosas pasan, pero tienen un ser duradero: hacen el bienestar del hombre, sostienen el ser de todas las cosas que existen.

Como un escudo recibe los golpes sobre s� mismo que se dirigen a otro, as� Dios toma los agravios hechos a los justos como hechos a s� mismo, y as� los recibe, como para quitar el da�o de sus siervos. El escudo tambi�n muestra que aquellos que vivir�n con rectitud deben esforzarse y luchar. Que cada uno resista valientemente al enemigo, porque el que resiste tendr� un ayudante incansable, y el triunfador no necesitar� un generoso recompensador.

Dios defender� y preservar� a los que andan con rectitud de caer en errores al buscar sabidur�a. Es de Dios, al temerle, que se obtiene la sabidur�a, y que la sabidur�a as� obtenida es la �nica sabidur�a sana. Las sendas del juicio que Dios guardar� para s� mismo, los caminos de santidad que preservar� para sus santos; y El preservando los caminos de santidad, los caminos preservar� a los que andan en ellos.

Sin embargo, las palabras pueden significar que �l guardar� el juicio de tal manera que conservar� la misericordia; �l preservar� la misericordia de tal manera que guardar� el juicio. Los caminos no se cruzan tanto en s� mismos sino que pueden encontrarse en �l. Tenga en cuenta que no son sino sendas, sendas estrechas de juicio, que el Se�or guarda, pero es un camino amplio de misericordia que �l preserva. La fuerza de Proverbios 2:8 es que Dios, quien es la justicia exacta, gu�a a sus siervos por caminos de justicia.

La palabra "entendimiento" puede parecer que se deriva de estar de pie, seg�n la palabra griega tambi�n tiene su derivaci�n. Clemens Alexandrinus da la raz�n de la derivaci�n, porque la comprensi�n permanece y calma la mente que, antes de no resolverse, fue llevada de aqu� para all�. Pero aunque esto sea cierto para un entendimiento natural, sin embargo, un entendimiento espiritual consiste m�s bien en recorrer los senderos que conducen de las cosas terrenales a las celestiales. Entender la justicia es de una justicia civil a caminar a una justicia religiosa. ( M. Jermin. )

Versículo 11

La discreci�n te preservar�.

Humildad

Esta es la primera gracia que se busca y la que se gana por �ltima vez. Tales son las dificultades en la adquisici�n de la humildad que rara vez se encuentra realmente. Es un deseo com�n de la actualidad. Vea la cortes�a ordinaria de la sociedad moderna. Vea la trampa especial en las carreras intelectuales. En estas dos �reas de la vida se ha prestado especial des�nimo durante el per�odo reciente al crecimiento en nosotros de la verdadera humildad.

I. La abyecci�n no es humildad. Depresi�n, abatimiento, humillaci�n, de ninguna manera agotan toda la conmutaci�n de este conocido t�rmino cristiano. La abyecci�n y la humildad pueden tener algunas caracter�sticas en com�n. Pero la humildad presupone un esp�ritu elevado. La tranquila dignidad de la santidad cristiana debe quedar atr�s. Esta hermosa gracia ayuda y promueve aspiraciones genuinas. Nuestro Se�or hizo tres contribuciones a la ciencia de la �tica, y cada una de ellas llevaba la huella de la Cruz: humildad, fe, amor.

Estos, al menos, los elev� a lugares de gran importancia. Nuestro Se�or coloca la humildad al frente de Su ense�anza. Ver sermones en el monte y en la llanura. No hay nada vano o falso en la humildad. "La humildad es el sello distintivo de la sabidur�a".

II. Los comienzos de la humildad deben hacerse en una cuidadosa auto-represi�n. Estamos tan ligados a nosotros mismos que no podemos llegar a una estimaci�n justa y equitativa de nuestros propios asuntos sin rechazar una gran cantidad de sugerencias e insinuaciones que nos hacemos. La abnegaci�n puede, al volverse habitual, desechar toda conciencia. El arrepentimiento debe comenzar con la humillaci�n. No puede haber contrici�n sin humildad.

La dificultad est� en conseguir que este sentimiento sea la postura permanente del alma. Aqu� debemos depender de la acci�n de la conciencia. Las siguientes son algunas de las provincias en las que tenemos que ejercer la auto-represi�n.

1. La buena fortuna, los �xitos, el avance, el elogio, la alabanza, traen un sentido demasiado satisfecho de nuestra propia exaltaci�n.

2. Se dice que el �xito prueba la humildad, la desgracia la produce. "Dif�cilmente podemos aprender la humildad y la ternura lo suficiente, excepto sufriendo".

3. Piense en la ira, las disputas y los resentimientos que surgen de la ansiedad nerviosa acerca de nosotros mismos y nuestra posici�n. El obispo Wilson dice: "El que es verdaderamente humilde nunca se cree agraviado".

4. La humildad a menudo parece alejarse persistentemente de la vida intelectual.

III. La humildad requiere que fijemos nuestra atenci�n en las personas y las cosas que est�n fuera de nosotros. Esto incluye una postura firme de reverencia. La vida reverente confiere gracia y refinamiento a nuestro car�cter. Constituye el encanto inextinguible de la religi�n. En la pr�ctica de la vida reverente tenemos el cultivo consciente de la humildad. Pasamos de la autocontemplaci�n y el autocomplacencia a la regi�n superior del sacrificio y a la dignidad de dar, al ofrecer homenaje al Dios Todopoderoso y al prestar la debida atenci�n a otras personas.

IV. La humildad est� regulada por nuestro comportamiento hacia la verdad. La verdadera humildad est� marcada por una sencillez de mente de la que el yo es desterrado. La introspecci�n desordenada es m�rbida y malsana. Pero la humildad es dif�cil de alcanzar. Apenas es posible hasta que el car�cter est� completamente asentado para evitar una cantidad de timidez que es incompatible con la verdadera humildad. De hecho, hay mucha debilidad intelectual y moral que se interpone en el camino de la adquisici�n de la humildad. Adem�s de la falta de poder de concentraci�n, generalmente existe una falta de imaginaci�n. Vea la ilustraci�n en la vida de humildad de nuestro Se�or con aspiraci�n en ella.

1. Las elevadas aspiraciones y los alt�simos objetivos de nuestro Se�or nunca fueron abandonados por �l, sino que se mantuvieron en un segundo plano.

2. � Con qu� consistencia se reprimi� a s� mismo, y cu�n completamente su ense�anza coincidi� con su ejemplo!

3. Mostr� reverencia hacia todos. Su respeto por los hombres es muy conmovedor.

4. � Qu� abnegaci�n y negligencia de uno mismo son visibles a lo largo de Su carrera! Ning�n trabajo es demasiado para �l. Siempre estaba listo para cumplir con el deber. �El camino de la humildad todav�a parece dif�cil? All�, en esa colina en las afueras de Jerusal�n, al pie de esa cruz que est� levantada hacia el cielo, atrayendo a todos los hombres hacia ella, podemos llegar a aprender lo que no podemos aprender en ning�n otro lugar: c�mo rebajar nuestro orgullo y fomentar la humildad. en nuestras almas. ( Edward Miller, MA .)

La influencia ben�fica negativa de la religi�n

Existe una distinci�n importante entre la comprensi�n del significado de los descubrimientos Divinos y la percepci�n de su excelencia y verdad. El conocimiento de las Escrituras, con el que se conecta la salvaci�n, incluye a este �ltimo. El conocimiento de cualquier cosa significa el conocimiento de sus propiedades reales y distintivas. El ap�stol habla de "discernimiento espiritual". "Discreci�n" y "comprensi�n" en este sentido significan los celos de uno mismo que surgen del conocimiento de uno mismo.

El conocimiento de nosotros mismos incluye el conocimiento, te�rico y experimental, del enga�o ilimitado de nuestro propio coraz�n. Y esto, conectado con un conocimiento correcto de las fuentes de tentaci�n tal como existen en tal abundancia y variedad a nuestro alrededor, inspirar� y mantendr� la discreci�n. �l �velar� en oraci�n� y no simplemente confiar� en su propia discreci�n. La desconfianza en uno mismo y la confianza en Dios constituyen la discreci�n del hombre espiritual.

Las dos fuentes de tentaci�n para los j�venes son los hombres malvados y las mujeres malvadas. El "hombre malo" habla cosas perversas, es decir, palabras de perversa rebeli�n, de esp�ritu obstinado, refractario, despectivo, obstinado. �stos funcionan de manera seductora en mentes j�venes de un temperamento particular; especialmente en aquellos que tienen una locura por la independencia. Los caminos del "hombre malo" son caminos torcidos, cambiando de prop�sito a inclinaci�n descarriada. La "mujer extra�a" representa a todos los seductores de la inmoralidad y las indulgencias sensuales, y estos tienen una especial influencia en la juventud. ( R. Wardlaw, DD )

El joven ayud� a formar sus sentimientos religiosos.

I. Deje que su mente se impresione con este sentimiento de que existe la religi�n; y que es de gran importancia.

II. Recuerde siempre que la religi�n est� de acuerdo con la naturaleza de Dios. Como es un servicio que le debes a �l, tus ideas deben corresponder con Su car�cter moral.

III. Para juzgar qu� es la religi�n, siempre debes considerar que es algo racional.

IV. La religi�n debe ser una obra adecuada a la naturaleza y condici�n del hombre.

V. Debes recordar siempre que la religi�n es algo ben�volo y �til; y que, donde sea que tenga lugar, hace que los hombres sean mejores de lo que eran antes.

VI. Juzga las cosas dudosas por las claras. VII. Si un asunto que se le propone, a modo de instrucci�n o consejo, parece dudoso, suspenda su resoluci�n hasta que haya realizado m�s investigaciones. ( J. Lathrop, DD )

Versículo 12

Para librarte del camino del malvado.

Maldad y sabidur�a, la perdici�n y el ant�doto

I. Una descripci�n terrible de las personas malvadas.

1. Su car�cter. Su discurso es corrupto. Su h�bito es corrupto. Su coraz�n est� corrupto. Su influencia es corrupta.

2. Su peligro. El hechizo de la lujuria paraliza las garras de sus v�ctimas. Todo muere bajo la influencia de la maldad: el respeto por uno mismo, la sensibilidad espiritual, la libertad mental, la frescura, el vigor y la belleza de la vida.

3. Su perdici�n. Est�n desarraigados de la estima del bien, del �mbito de la mejora, del �mbito de la misericordia y del �mbito de la esperanza.

II. El ant�doto. La maldad es terriblemente poderosa, pero la sabidur�a es m�s poderosa. Su poder�o en el hombre, sin embargo, depende de su correcta recepci�n.

1. La sabidur�a protege al inocente. La forma de alejar el mal es llenar el alma de bondad.

2. Libera a los ca�dos. La sabidur�a celestial en el alma es la �nica fuerza redentora del alma.

3. Gu�a a los redimidos. Como la estrella del marinero, si esta sabidur�a brilla en nuestro interior, nos guiar� con seguridad en el viaje de la vida. ( David Thomas, DD .)

La influencia de los asociados

La rana arb�rea adquiere el color de cualquier cosa a la que se adhiera por un corto tiempo. Si se encuentra en el roble, es de color marr�n; en el sicomoro o el cedro, es de un color marr�n blanquecino; pero cuando se encuentra en el ma�z en crecimiento, seguramente ser� verde. Lo mismo ocurre con los hombres j�venes. Sus compa�eros nos dicen cu�les son sus personajes; si se asocian con lo vulgar, lo licencioso y lo profano, entonces sus corazones ya est�n manchados con su culpa y verg�enza, y ellos mismos se volver�n igualmente viciosos.

Nuestras leyes morales y f�sicas muestran lo importante que es tener asociaciones adecuadas de todo tipo, especialmente en la juventud. �Qu� peligroso es contemplar una imagen o una escena que contamina la imaginaci�n o embota las percepciones morales, o que tiende a amortiguar el sentido de nuestro deber hacia Dios y el hombre! ( Tesoro cristiano. )

Del hombre que habla maldad. -

Perverso

Esta es una palabra que aparece m�s de una vez en estos vers�culos, y que aparece con frecuencia a lo largo de este libro, y de la cual no he encontrado un significado exactamente definido. Algunos entienden por mal humor o perversidad. Si consultara su etimolog�a, m�s bien concebir�a que es "desde adelante"; y as�, impetuoso, testarudo, actuando por impulso de cualquier sentimiento que prevalezca en la mente, desencadenado por el c�lculo o la conciencia, y lo contrario, por tanto, de la discreci�n.

En Proverbios 2:12 deber�a traducir la palabra por �infiel�; en Proverbios 2:14 , por "perverso"; en Proverbios 3:32 , por "il�cito" o "transgresor de la ley". Pero no es f�cil recopilar el significado preciso de la palabra "perverso", ya que las palabras originales para ella son varias. ( T. Chalmers, DD )

Versos 13. Andar por caminos de tinieblas. -

Peligros en las profundidades

Aqu� un brazo del mar de la vida se extiende ante nosotros, y somos conducidos a una eminencia de donde podemos contemplar su furor. Debemos, uno por uno, descender a estas grandes aguas. Vemos a muchos de nuestros camaradas hundirse bajo el oleaje. Es bueno contar el n�mero y medir la altura de estas filas de olas furiosas, para que podamos ser inducidos a sostenernos m�s r�pido por el ancla del alma, que es segura y firme. Los peligros est�n delineados en orden exacto.

I. "el camino del mal". Ya sean personas o principios, la palabra no lo dice expresamente. El camino del mal es el camino que sigui� Satan�s y por el cual todos sus siervos lo siguen.

II. "El hombre que habla maldad". Es uno de los mayores peligros para los j�venes. En un taller, almac�n o c�rculo de amistades privadas, alguien con una lengua sucia es un serio causante de travesuras. Puede ser que las cosas perversas sean juramentos; o impurezas, o insinuaciones infieles; o mera tonter�a que llena de vanidad y tiende a debilitar la fibra moral. Incluso cuando una persona no simpatiza con el mal y lo imita, su conciencia se lastima. No es bueno para nosotros, de manera experimental, conocer el mal.

III. "Que dejan las sendas de la justicia". Cuando se contamina la imaginaci�n y se suelta la lengua, los pies no pueden seguir el camino de la justicia. Pensar, o�r y hablar mal pronto ser� seguido por hacerlo. En todos nosotros est�n las semillas del crimen, y en muchos las pl�ntulas crecen r�pidamente. Aquel que quiera ser guardado del camino del destructor debe crucificar la carne, con sus afectos y concupiscencias. En lo que respecta a velar por el alma, la verdadera sabidur�a es cuidar los comienzos.

IV. �Andar por caminos de tinieblas�. El hacer el mal produce tinieblas, y las tinieblas producen el mal. Los deseos complacidos apagan la vista de la conciencia; y bajo la conciencia oscurecida las concupiscencias se regocijan sin freno.

V. �Quienes se regocijan en hacer el mal�. Un paso m�s avanzado en la culpa. Al principio, el descarriado se averg�enza de su ca�da. Palia, alega la fuerza de la tentaci�n y promete enmienda. A medida que avanza el endurecimiento, comienza a sentirse m�s tranquilo y se regocija en el mal.

VI. Quienes "se deleitan en la perversidad de los imp�os". Estos est�n m�s abandonados que los mismos malvados. Disfrutar del pecado es una caracter�stica de la humanidad ca�da; deleitarse en ver a otros pecar es completamente diab�lico. Para completar el cuadro de los peligros a los que est�n expuestos los j�venes, otro peligro de las profundidades del mundo est� marcado en la carta que afortunadamente se coloca en las manos del viajero: es �la mujer extra�a�.

�El enga�ador se llama as�. El matrimonio es honorable en todos. Las relaciones ilegales de los sexos significan pasiones salvajes y ego�stas, que seguramente ser�n seguidas por se�ales visibles de la venganza de Dios. La ira de Dios rastrear� la lujuria a trav�s de todas sus duplicaciones secretas. Hace que el pecado genere su propio castigo. Y la aflicci�n de un sensualista empedernido es un "infierno" en verdad. ( W. Arnot, DD )

Versículo 16

Para librarte de la mujer extra�a.

Tentaci�n sensual

No mires demasiado la belleza, no sea que te arruine; ni mucho tiempo, para que no te ciegue; ni demasiado cerca para que no te queme. Si te gusta, te enga�a; si lo amas, te perturba; si la persigues, te destruye. Si la virtud la acompa�a, es el para�so del coraz�n; si el vicio lo asocia, es el purgatorio de los necios. Es la hoguera del sabio y el horno del necio. ( Peleas .)

La seducci�n de las mujeres

La liberaci�n de los hombres malvados se describi� antes; ahora sigue la liberaci�n de las mujeres malvadas, que son tan peligrosas para el joven, si no m�s, en lo que respecta a sus astutas tentaciones. Los hombres se presentan como seducci�n para obtener una ganancia il�cita; las mujeres ofrecen placer ilegal.

I. Hay una medicina en las Escrituras para cada enfermedad del alma. Aqu� un ant�doto contra el veneno de las mujeres malvadas.

1. Hay una valla contra varios grados de pecado. Contra los malos pensamientos; malas palabras, malas acciones.

2. Hay muchos remedios para el mismo pecado. Prohibiciones, ejemplos, juicios.

II. El peligro de las mujeres malvadas es grande. Ilustre a Sans�n y Salom�n. As� como las mujeres buenas son modestas, las mujeres malas son ruidosas y atrevidas. As� como las mujeres buenas son tiernamente afectadas, las malas son m�s crueles. Tenga cuidado de dejarse vencer por un lenguaje suave. Te dir�n que no aman a nadie m�s y que morir�n por ti, pero aman tu riqueza y tu belleza, y te dejar�n cuando estas fallen. ( Francis Taylor .)

La mujer extra�a

Seguramente uno no puede declarar todo el consejo de Dios y dejar de lado un tema que est� entretejido con casi todos los cap�tulos de la Biblia. Soy plenamente consciente de la delicadeza de introducir este tema en el p�lpito.

1. Una dificultad surge de la sensibilidad de la pureza no afectada.

2. Otra dificultad surge de la naturaleza de la lengua inglesa, que dif�cilmente se ha enmarcado en una escuela en la que pueda enrollarse y adaptarse a todas las fases de la impureza.

3. Otra dificultad radica en los ecos confusos que los hombres viles crean en cada comunidad, cuando el p�lpito los perturba.

4. Existe otra dificultad en la meticulosidad criminal de la comunidad sobre este tema. Los proverbios de Salom�n est�n dise�ados para proporcionarnos una serie de m�ximas para cada relaci�n de la vida. Naturalmente, se hablar� m�s donde m�s se necesite. Si la frecuencia de las advertencias contra cualquier pecado mide la responsabilidad del hombre por ese pecado, entonces ninguna es peor que la impureza.

I.�Se puede encontrar un lenguaje que pueda dibujar una belleza corrupta tan v�vidamente como este: �Que abandona la gu�a de su juventud y olvida el pacto de su Dios�? �F�jate en esa criatura ca�da cuya alegre salida por la calle provoca la risa significativa de los hombres malos, la piedad de los hombres buenos y el horror de los puros! �No era su cuna tan pura como la de un ni�o amado? El amor apaciguaba sus gritos, las hermanas ve�an su apacible sue�o, �y una madre lo apretaba con cari�o contra su pecho! Si despu�s, cuando las flores de primavera cubrieron la tierra, y cada vendaval era olor y cada sonido era m�sica, la hubieras visto, m�s hermosa que el lirio o la violeta, escudri��ndolos, no hubieras dicho: "M�s pronto crecer� la rosa. venenoso que ella; ambos pueden marchitarse, pero ninguno corrompe �? �Y cu�ntas veces, por la noche, juntaba sus manitas en oraci�n! Pobre de m�, �Abandon� la gu�a de su juventud! Primero aparecieron d�biles pensamientos de maldad, como nube lejana que dora el crep�sculo; ni la rosada puesta de sol se sonroja m�s profundamente en el cielo que su mejilla ante el primer pensamiento de maldad.

Ahora, oh madre, y t�, hermana mayor gu�a, �podr�as haber visto el esp�ritu acechante en relieve en esa nube, una oraci�n santa podr�a haber roto el hechizo, una l�grima habr�a lavado su mancha? �Pobre de m�! no lo vieron; ella no lo dijo; estaba abandonando la gu�a de su juventud. Ya no piensa en el cielo. Ella no respira m�s oraciones. Has abandonado el pacto de tu Dios. �Bajar! caer para nunca levantarse! �El infierno se abre para ser tu hogar!

II. El siguiente mandato de Dios para los j�venes es sobre el peligro de la belleza. "No desees su hermosura en tu coraz�n, ni dejes que te tome con sus p�rpados". Dios no dio tanta importancia a la naturaleza con una belleza exquisita, ni puso en nosotros el gusto por ella, sin objeto. Quer�a decir que deber�a deleitarnos. Hizo cada flor para encantarnos. Nunca hizo un color, ni un p�jaro volador gracioso, ni un insecto plateado, sin querer complacer nuestro gusto.

Cuando viste de belleza a un hombre o una mujer, confiere un favor, �sab�amos c�mo recibirlo? La belleza, de car�cter amable e inteligencia madura, es para cualquier mujer m�s que la corona de una reina. As� como las polillas y los insectos diminutos revolotean alrededor del resplandor brillante que se encendi� sin causar da�o, as� los j�venes tontos caen quemados y destruidos por el resplandor de la belleza. Si Dios te ha dado belleza, tiembla; porque es como el oro en tu casa; ladrones y salteadores merodear�n y buscar�n poseerlo.

Si Dios ha puesto la belleza ante tus ojos, recuerda cu�ntos hombres fuertes han sido heridos por ella. �Eres m�s fuerte que David? Sea tu sabidur�a la destrucci�n de otros hombres; porque es dif�cil cosechar prudencia en el campo de la experiencia.

III. En la descripci�n minuciosa de esta peligrosa criatura, marque a continuaci�n cu�n seriamente se nos advierte de sus artima�as.

1. Sus artima�as de vestir. Suyos son los tapices y el lino fino de Egipto; los perfumes de mirra, �loe y canela. Sedas y cintas, encajes y anillos, oro y equipajes; �Ah, qu� mal precio por la condenaci�n! El infeliz al que colgar�an por el simple hecho de ir a la horca en un carro de oro, vestido con ropas de rey, �qu� tonto era!

2. Sus artima�as al hablar. Las bestias no pueden hablar; este honor es demasiado alto para ellos. Al hijo de la imagen de Dios le pertenece esta prerrogativa: expresar el pensamiento y el sentimiento en sonidos articulados. Podemos llevar nuestros pensamientos a mil o�dos e infectar a una multitud con las peores porciones de nuestra alma. Entonces, �c�mo se ha pervertido el aliento de esta alma, este eco de nuestros pensamientos, esta �nica imagen de nuestros sentimientos, para que de los labios del pecado tenga m�s persuasi�n que de los labios de la sabidur�a? La pureza suena malhumorada y enfadada; pero de los labios de la ramera las palabras brotan como miel, y fluyen m�s suaves que el aceite; su palabra es bella, su risa es alegre como m�sica. La eterna gloria de la pureza no tiene brillo; �pero la condenaci�n profunda de la lujuria se hace tan brillante como la puerta del cielo!

3.Sus artima�as del amor. El amor es la luz y el calor de la mente; es ese aire tenue en el que existen todas las dem�s facultades como existimos en la atm�sfera. Una mente de la mayor estatura sin amor es como la enorme pir�mide de Egipto: fr�a y triste en todos sus pasillos y pasillos oscuros. Una mente con amor es como el palacio de un rey iluminado para una fiesta real. �Qu� verg�enza que el m�s dulce de todos los atributos de la mente sea sobornado al pecado! �Tentador de diablos! �Tu veneno nunca cesar�? �Ser� envenenada la belleza? �Se encantar� el lenguaje? �Se har� que el amor se contamine como brea y se queme como las brasas? Conf�a en el mar con tu peque�a barca, conf�a en el viento inconstante, conf�a en los cielos cambiantes de abril, conf�a en la generosidad del avaro, en la misericordia del tirano; pero, �ah! hombre sencillo, no te f�es de la mujer astuta, armada con su hermosura, sus atuendos astutos,

4. Luego tenga cuidado con la artima�a de sus razonamientos. �Al que quiere entendimiento, ella dice: Las aguas robadas son dulces, y el pan que se come en secreto, delicioso. Sal� a encontrarte y te encontr� �. �Qu� dice ella al o�do cr�dulo de la inexperiencia? Ella le dice que el pecado est� a salvo; ella le jura que el pecado es puro. Fuera de la historia, ella lo seducir� y dir�: ��Qui�n ha rechazado mis ofrendas y libaciones? �Qu� rey no he buscado? �A qu� conquistador no he conquistado? Los fil�sofos, con toda su sabidur�a, no han aprendido a odiarme.

He sido invitado de los hombres m�s grandes del mundo. �Tienes miedo de pisar donde pis� Plat�n y el piadoso S�crates? �Eres m�s sabio que todos los que han vivido? �No, ella le lee la Biblia; retrocede por la l�nea de la historia y lee de Abraham y de sus gloriosos competidores; pasa de largo a Jos� con mirada desviada, y lee de David y de Salom�n. O, si la Biblia no te enga�a, �c�mo defender� tu propia naturaleza? �C�mo susurrar� ella: �Dios te ha hecho as�?

"�C�mo, como su padre, atraer� a arrancar la manzana, diciendo:" No morir�s de seguro "? Se�alar� s�lo otra artima�a. Cuando la inexperiencia ha sido enga�ada por sus infernales maquinaciones, c�mo, como una bandada de p�jaros asustados, surgir�n tard�os remordimientos, verg�enza y miedo; y, lo peor de todo, �c�mo te azotar� la conciencia con su l�tigo de escorpi�n y te azotar�, profiriendo con semblante severo: �Deshonrado eres, eres un miserable, est�s perdido?� As� que, dice Dios, la mujer extra�a la asegurar� atrapada v�ctimas si luchan.

"Para que no medites el camino de la vida, sus caminos son movibles y no los podr�s conocer". Tiene miedo de verte pensando seriamente en dejarla y entrar en el camino de la vida; por tanto, sus caminos son movibles. Multiplica artima�as, estudia mil nuevas artima�as, tiene una palabra dulce para cada sentido: obediencia para tu orgullo, alabanza para tu vanidad, generosidad para tu ego�smo, religi�n para tu conciencia.

IV. Habiendo revelado sus artima�as, perm�tanme mostrarles lo que Dios dice acerca de las posibilidades de escape de quienes alguna vez la siguieron. "Ninguno de los que van a ella vuelve, ni toma las sendas de la vida". La fuerza de este lenguaje no pretend�a excluir absolutamente la esperanza. Algunos pueden escapar, como aqu� y all�, un marinero destrozado sale del agua a la playa, el �nico o dos de toda la tripulaci�n.

Hay muchos males que retienen a sus v�ctimas por la fuerza del h�bito; hay otros que los afianzan rompiendo su regreso a la sociedad. Muchas personas nunca se reforman, porque la reforma no traer�a ning�n alivio. Hay otros males que los atraen a los hombres, porque son como el comienzo de un fuego; tienden a arder con llamas m�s feroces y anchas, hasta que se consume todo el combustible, y se apagan s�lo cuando no hay nada que quemar. De este �ltimo tipo es el pecado del libertinaje; y cuando la conflagraci�n estalla una vez, la experiencia ha demostrado lo que la Biblia declar� hace mucho tiempo, que las posibilidades de reforma son realmente pocas.

V. Se nos advierte repetidamente contra la casa de la mujer extra�a. Su casa ha sido planeada astutamente por un arquitecto malvado para atraer y complacer la atenci�n. Se encuentra en un vasto jard�n lleno de objetos encantadores; brilla con colores resplandecientes y parece lleno de paz y placer. Todos los signos son de disfrute ilimitado: seguro, si no inocente. Aunque cada viga est� podrida, y la casa es la casa de la muerte, y en ella est�n todas las vicisitudes de la miseria infernal, sin embargo, para los j�venes parece un palacio de deleite.

No creer�n que la muerte pueda acechar detr�s de una tela tan brillante. La parte del jard�n que bordea el camino de la inocencia est� cuidadosamente plantada. No hay all� ni una hierba venenosa, ni una espina, ni un cardo. Florecen diez mil flores y desprenden mil olores. Una v�ctima lo inspecciona con cautela; pero se ha modelado demasiado cuidadosamente sobre la inocencia para que pueda detectarse f�cilmente. �El simple, que entre ac�.

��Entrar�n los j�venes? �Buscar� su casa? Se dice a s� mismo: ��Entrar� s�lo para ver el jard�n, sus frutos, sus flores, sus p�jaros, sus glorietas, sus fuentes trinantes!� Est� resuelto en la virtud. �Busca sabidur�a, no placer! �Enga�ar! ya est�s enga�ado; y esta es tu primera lecci�n de sabidur�a. �Pasa, y el portero mira detr�s de �l! �Est� dentro del jard�n de un encantador! Recorre el jard�n exterior cerca de la carretera, pensando mientras camina: ��Cu�n tontamente me han alarmado las piadosas mentiras sobre este hermoso lugar! Escuch� que era el infierno: �Encuentro que es el para�so! �Envalentonado por la inocencia de sus primeros pasos, explora el jard�n m�s alejado de la carretera.

Las flores se hacen m�s ricas; sus olores regocijan. �Sacerdote rid�culo, decirme que la muerte estuvo aqu�, donde todo es belleza, fragancia y melod�a! �Seguramente, la muerte nunca acech� con ropa tan hermosa como esta! Cuando nuestras pasiones nos encantan, �qu� hermoso es el camino a la muerte! �D�nde est�n sus resoluciones ahora? �Este es el joven virtuoso que vino a observar! �Ya ha visto demasiado! pero ver� m�s; probar�, sentir�, lamentar�, llorar�, lamentar� y morir�. �Es muy tarde! Ha entrado, quien no volver� jam�s.

��l va luego tras ella como un buey va al matadero; o como un necio para corregir el cepo. ... y no sabe que es por su vida. " Entra conmigo, en la imaginaci�n, a la casa de la mujer extra�a, donde, Dios te conceda, nunca podr�s entrar de otra manera.

Hay cinco pabellones: Placer, Saciedad, Descubrimiento, Enfermedad, Muerte.

1. Resguardo del placer. El ojo se deslumbra con la magnificencia de su indumentaria: terciopelo el�stico, sedas brillantes, sat�n bru�ido, cortinas carmes�, alfombras de felpa. Exquisitos cuadros resplandecen en la pared; El m�rmol tallado adorna cada nicho.

2. Resguardo de la saciedad. Abrumados por la danza, saciados de vino y frutas, un somnolencia intermitente los irrita. Se despiertan para anhelar; ellos saborean, detestan; duermen, sue�an; se despiertan de nuevo de visiones inquietas. Anhelan el sabor penetrante del placer, tan agradecido ayer. El jard�n resplandeciente y el banquete ahora parecen desnudos y sombr�os.

3. La sala del descubrimiento. En el tercer pabell�n no queda ning�n enga�o. Los pisos est�n desnudos; las paredes desnudas gotean inmundicias; el aire es venenoso con vapores enfermizos y resuena con alegr�a, ocultando espantosas miserias. Nadie supone que haya sido feliz. El pasado parece el sue�o del avaro que recoge oro derramado como lluvia sobre el camino, y se despierta agarr�ndose a su cama y gritando: "�D�nde est�?"

4. Pabell�n de enfermedades.

5. Pabell�n de la muerte. La miserable encarnada ya no pretende ocultar su crueldad. Empuja, s�, como si fueran tierra, saca a los desgraciados con una pala. Algunos caen de cabeza a trav�s del suelo podrido, una larga ca�da a un fondo ardiente. El suelo tiembla con profundos truenos que ruedan por debajo. Aqu� y all� brotan chorros de llamas que dan una luz espeluznante a la sala turbia.

�Ojal� los j�venes vieran el fin del vicio antes de ver el principio!

1. Le advierto solemnemente que no se deje llevar por una imaginaci�n morbosa. En esa facultad atareada y traviesa comienza el mal.

2. Junto a las malas imaginaciones, advierto a los j�venes de los malos compa�eros. La fruta en descomposici�n corrompe la fruta vecina.

3. Pero les advierto, con un �nfasis a�n m�s solemne, contra los libros y los cuadros perversos.

4. Una vez m�s, d�jeme persuadirle de que ning�n ejemplo en los lugares altos puede justificar la imitaci�n en los lugares bajos.

5. Perm�tame suplicarle, por �ltimo, que guarde la pureza de su coraz�n. Nunca lo pierda. Si desaparece, ha perdido del ata�d el regalo m�s precioso de Dios. ( HW Beecher .)

Versículo 17

Que abandona la gu�a de su juventud.

El peligro de tomar la vida bajo nuestro propio control

Todos nos encogemos de horror ante la profundidad m�s baja de la depravaci�n humana aqu� descrita; pero, por tanto, no podemos perder las lecciones de esta descripci�n solemne y magistral. Abandonar y olvidar a Dios es el �nico peligro de la vida; abandonando esa gu�a que viene de �l y conduce a �l, y olvidando ese pacto que nos une a �l. El curso de degradaci�n y travesura de la persona infeliz aqu� retratada se deriva de los dos hechos del texto.

�Qui�n no recuerda, qui�n no se arrepiente, de la fresca y templada ma�ana de la juventud? Entonces fuimos guiados por los caminos de la justicia. Hay una temporada en la que la juventud se vuelve independiente e intolerante, y se irrita bajo la gu�a m�s suave. Estos son los d�as de los segundos pensamientos, d�as en los que se saborea la dulzura de las aguas prohibidas, en los que se cruza la frontera de la tierra debatible. Estos son d�as cr�ticos en la vida de todo hombre.

Algunos se han resbalado y recuperado los escalones que casi se hab�an ido. Con algunos, la raz�n de la auto-orientaci�n y la independencia nunca ha desaparecido. Han abandonado la gu�a de su juventud. As� se da la raz�n de esta lamentable partida y alejamiento. �Se olvida del pacto de su Dios�. �Y nuestros j�venes no est�n sujetos por pacto? El bautismo y la confirmaci�n son sus sellos. �Pobre de m�! que tantas se�ales del olvido del pacto de nuestro Dios son evidentes en la misma superficie de la sociedad de hoy, y se encuentran en asociaciones comunes. ( Dean Alford .)

Versículo 20

Andad en el camino de los hombres buenos.

La verdadera forma de caminar

Aqu� est� la aplicaci�n general de los consejos del cap�tulo para el bien que vendr� a aquellos que evitan la sociedad de hombres y mujeres malos.

I. Los hombres no pueden andar por caminos buenos a menos que dejen los malos. Debido a que el bien y el mal son contrarios, el uno mantendr� alejado al otro: como el fr�o aleja al calor y el calor al fr�o. Los malos pensamientos alejan todos los pensamientos buenos.

II. No basta con evitar el mal, en realidad debemos hacer el bien. Porque abandonar el mal no es m�s que el fundamento de un edificio mayor, y nadie puede morar sobre un fundamento.

III. Un fin principal y principal de la sabidur�a es hacer el bien. Ninguna bendici�n depende del mero conocimiento. Una maldici�n sigue al conocimiento sin pr�ctica.

IV. Es m�s seguro imitar a los hombres buenos que a los malos. Porque el camino de los buenos es mejor y mejor su fin. A veces prevalece el buen ejemplo para atraer a otros a la piedad. Porque la verg�enza se quita con buenos ejemplos anteriores. Y el miedo tambi�n desaparece. Debemos seguir los ejemplos m�s selectos de bondad. �Por qu� no has de seguir m�s bien el ejemplo de Abraham, Job, Jos�, David, que el de Ismael, Esa� y otras personas profanas? Las ovejas no seguir�n a los lobos, pero se seguir�n unos a otros. As� que sigues a los buenos al cielo, en lugar de a los malos al infierno. ( Francis Taylor. )

Versículo 22

Los transgresores ser�n desarraigados de ella.

Los actuales castigos de los hombres malvados

La met�fora "arrancada de ra�z" se toma de un �rbol. Si un �rbol silvestre y ofensivo crece en un jard�n, y el jardinero le corta la copa, si da brotes nuevos, tan malos como el anterior, �l mismo desentierra la ra�z. As� trata Dios a los imp�os. �l se los lleva, y si su posteridad sigue su curso, procede a desarraigar todo el nombre y la familia.

I. Dios a veces en este mundo pondr� una diferencia entre los hombres buenos y los malos. Para que los hombres vean qui�n es Dios y aprendan qui�n es.

II. Los malvados se inquietan por el mal. Porque tienen un cuerpo de pecado en ellos y abundancia de oportunidades a su alrededor; y Dios los deja para correr hacia la perdici�n. De modo que nunca se cansan de pecar.

III. La vida de los hombres malvados a menudo se ve truncada por sus malos caminos. La embriaguez engendra hidropes�a; la glotoner�a engendra fiebres; el desenfreno engendra enfermedades repugnantes. Los problemas de conciencia a veces hacen que los hombres terminen sus d�as. Los justos juicios de Dios caen sobre ellos.

IV. Los transgresores tratan traidoramente a Dios. Porque fallan en la confianza que se les ha encomendado; actuar en contra de su confianza; traicionar el honor de Dios; y trabaja para deshacer la Iglesia de Dios.

V. El pecado desarraiga la posteridad de los hombres malvados. Porque el pecado pasa por propagaci�n y tambi�n por imitaci�n.

VI. Si los hombres no abandonan el pecado por su propio bien, deber�an hacerlo por el bien de sus hijos. Mucho mal puede venir sobre nuestra posteridad de nuestros pecados: como enfermedades hereditarias, pobreza, p�rdidas, cruces. ( Francis Taylor. ).

Información bibliográfica
Exell, Joseph S. "Comentario sobre "Proverbs 2". El Ilustrador Bíblico. https://beta.studylight.org/commentaries/spa/tbi/proverbs-2.html. 1905-1909. Nueva York.
 
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