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Bible Commentaries
Job 9

Comentario de Coke sobre la Santa BibliaComentario de Coke

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Versículo 1

Job, reconociendo la justicia de Dios, muestra que no hay contienda con �l. La inocencia del hombre no debe ser condenada por las aflicciones.

Antes de Cristo 1645.

Job 9:1 . Entonces Job respondi� y dijo :En respuesta a Bildad, Job comienza insinuando que sus opiniones parec�an un poco chocar; Elifaz hab�a insistido por revelaci�n, que las faltas comunes de los hombres eran una justificaci�n suficiente de la Providencia, incluso en las dispensaciones m�s afligidas. Bildad dice que si fuera puro y recto, Dios se interpondr�a en su favor. Job responde que todo esto es muy cierto; pero la dificultad es ser as� puro y recto; "Porque no estoy exento de las faltas comunes de los hombres: si, por lo tanto, son suficientes para explicar las grandes calamidades que me han sobrevenido, todav�a estoy sin remedio. En cuanto al poder y la sabidur�a de Dios, estoy completamente convencido , y puedo dar tantos ejemplos como t�, y, por lo tanto, s� que es en vano para m� contender con �l; Job 9:2 . No me queda m�s que reconocer mi propia vileza y suplicarle, Job 9:14 .

Pero, sin embargo, en cuanto a los cr�menes atroces, m�s all� de las debilidades comunes de la naturaleza humana, lo rechazo; y sea lo que sea, prefiero separarme de mi vida que acusarme injustamente. Y mientras afirmas que la aflicci�n es una marca infalible de culpa, te equivocas por completo; porque las aflicciones se asignan indiferentemente como parte del justo y del culpable. Dios, en verdad, a veces, en su ira, destruye a los malvados; pero �no aflige a los justos con tanta frecuencia? Las dispensaciones de la Providencia en este mundo son frecuentemente tales que, si no fuera porque Dios de vez en cuando desata su furia contra ellas, uno estar�a casi tentado a imaginar que el gobierno de este mundo fue entregado en manos de hombres malvados; Job 9:21. En cuanto a mi parte, mis d�as casi llegan a su fin; por tanto, es trabajo perdido para m� defender la causa de mi inocencia. Adem�s, ante los ojos de Dios debo parecer toda vileza; de modo que no es para alguien como yo pretender ponerme a la altura de �l: y aunque pudiera hacerlo, no hay nadie que tenga autoridad suficiente para juzgar entre nosotros; Job 9:25 .

Sin embargo, si tuviera el placer de concederme un peque�o respiro, dir�a mucho en mi propia reivindicaci�n; pero, tal como est�n las cosas, no me atrevo; por lo cual mi vida es una carga para m�, y mi deseo es que pronto llegue a su fin; Job 10:1 hasta el final. Sin embargo, quisiera protestar un poco con el Todopoderoso; "- Y aqu� entra en los ruegos m�s hermosos y tiernos que el coraz�n pueda concebir; terminando, como antes, con una oraci�n, para que sus sufrimientos y su vida pronto lleguen a un punto. y que Dios le conceder�a un peque�o respiro antes de su partida. Heath.

Versículo 3

Si va a contend- Para contender es un t�rmino judicial, y significa propiamente a la ley de salario. Responderle uno de mil, significa justificarse a s� mismo por uno de los mil delitos que se le imputar�n. Aunque la falta de caridad y los reproches de los amigos de Job lo transportaron a algunas expresiones apasionadas y audaces de su propia inocencia e integridad, sin embargo, apenas percibi� que se aprovecharon de esas expresiones para acusarlo de presunci�n, como si Dios lo hubiera afligido injustamente, pero se apresur� a liberarse de esa imputaci�n. �C�mo puede un hombre ser justo con Dios?y quien est� mejor preparado para una cuenta con �l, no puede pagarle nada m�s que su propia moneda; y eso, m�s bien guardado en una servilleta, que esposado y empleado como deber�a haber sido.

Si pod�a ofrecerle un buen pensamiento, un prop�sito y una intenci�n honestos, los hab�a recibido de �l y, puede ser, quer�a valor para mejorarlos y ejecutarlos; y as� el mundo no tuvo m�s fruto de ellos, que si su coraz�n hubiera sido tan perverso como el de su pr�jimo. De modo que, cuando haya dicho lo mejor que pueda por s� mismo, no habr� que soportar el juicio que a�n debe ser desaprobado; se debe implorar misericordia; ninguna satisfacci�n o pago pretendido; pero una liberaci�n y un perd�n completos suplicaron y confiaban en ellos.

Versículo 5

Y no saben ... Y no est�n hechos pedazos: un ejemplo del poder del Todopoderoso, que puede remover monta�as enteras tan f�cilmente como el m�s m�nimo guijarro. Ver Heath y Jueces 8:16 . Schultens y Houbigant lo interpretan, de repente, desprevenidos. Ver Salmo 35:8 .

Versículo 6

Y sus columnas tiemblan. La imagen le ha sido quitada a un hombre con tanto miedo, que todos sus miembros tiemblan y se sacuden como una hoja.

Versículo 7

Que manda al sol y no sale, el obispo Warburton supone que esto alude a la historia milagrosa del pueblo de Dios; como la oscuridad egipcia y la interrupci�n del curso del sol por parte de Josu�. Pero ciertamente no hay necesidad, a partir de las palabras mismas, de suponer alguna alusi�n de este tipo, o, de hecho, algo milagroso, ya que Dios, al arrojar una nube sobre el sol y las estrellas, puede oscurecerlos y los oscurece cuando le place; y as� es como lo entiende el parafrasto caldeo; y sella las estrellas con nubes: o, si tomamos la exposici�n del obispo Patrick, es as�, que los cielos est�n sujetos al poder de Dios, y ni el sol ni las estrellas pueden brillar si �l lo proh�be.Hay un hermoso fragmento de P�ndaro que nos conserv� Clemens Alexandrinus; donde lo da como un ejemplo del "poder de Dios", que puede, cuando quiera, hacer que la luz pura brote de la oscuridad espesa, o cubrir con una nube l�gubre el lustre claro del d�a.

Versículo 8

Y pisa sobre las olas del mar: el Sr. Heath (siguiendo la lectura del hebreo que se encuentra en una copia correcta) est� de acuerdo con Houbigant en traducir esto, que pisa sobre las alturas de las nubes; lo que, como observa con justicia, hace una imagen m�s elegante. Ver cap. Job 22:14 . Isa�as 14:14 .

Versículo 9

Que hace Arcturus, etc.� Que hace la constelaci�n del hemisferio norte, as� como las c�maras ocultas del sur, es decir, la parte m�s lejana del sur, o aquellas constelaciones que est�n hacia el polo sur. Los diversos e insatisfactorios intentos de los eruditos para determinar las diversas constelaciones aqu� mencionadas, son suficientes para convencer a cualquier persona de que no conocemos lo suficiente de la astronom�a antigua como para determinarla con certeza; solo que, como estos tres parecen estar en oposici�n con las c�maras del sur, creo que es mejor, dice el Sr.

Heath, para traducirlo en general, las constelaciones del hemisferio norte. Parkhurst lo renderiza, haciendo el fuego, el esp�ritu o aire y la luz; lo cual supone darnos una idea m�s noble del poder de Jehov�, que afirmar la formaci�n de estas tres constelaciones; y observa que todas las estrellas fijas se hab�an reclamado como obra de Jehov� s�lo dos vers�culos antes. Vea su L�xico sobre la palabra ???? kimah, y Peters, p. 136.

Versículo 11

He aqu�, �l pasa a mi lado, etc.� quien, si pasa a mi lado, no puedo verlo; s�, mientras �l se aleja r�pidamente, no lo percibo. Houbigant y Heath.

Versículo 12

He aqu�, �l quita, etc.� Pero si quita algo, �qui�n lo impedir� o har� que restituya? Houbigant y Heath.

Versículo 13

Si Dios no retira su ira , no es un Dios que refrena su ira; se rebajan por debajo de �l, que se han rodeado de fuerza: es decir, su majestad es la m�s terrible e inaccesible, a la que nada puede resistir, y a la que todo lo que se atreva a oponerse debe someterse. Houbigant y Schultens.

Versículo 14

Y escoge mis palabras para razonar con �l ... Y escoge argumentos en su contra. Esto est� en el estilo judicial y significa los alegatos de la persona acusada. A mi juez, en el siguiente vers�culo, debe rendirse, a mi adversario. Brezo. Houbigant traduce la palabra que traducimos como respuesta, en este vers�culo y en el siguiente, por disputa.

Versículo 16

Si hubiera llamado, y �l me hubiera respondido ... Pero si yo llamara, para que �l pudiera contestarme, no podr�a creer f�cilmente que �l escuchar�a mi voz; Job 9:17 . Puesto que me quebr� con tempestad y me infligi� muchas heridas sin causa, Job 9:18 . Ni me ha dado espacio para respirar, por eso me ha llenado de amargura. Houbigant. Esta versi�n muestra la conexi�n y parece darnos el verdadero sentido del pasaje. Ver Prelecciones de Lowth, p. 455. 8vo.

Versículo 19

Si hablo de fuerza, si suplicamos con fuerza, �l es el m�s fuerte; si por ley o por juicio, �qui�n me dar� testimonio? Houbigant. El significado es, dice Heath, "si pienso en corregirme por la fuerza, es en vano; porque �l es infinitamente m�s fuerte que yo: si elijo decidir nuestra disputa por ley, �qui�n tiene autoridad para llamarnos ante �l?"

Versículo 20

Si me justifico, si me llamo justo, mi boca me condenar�; si soy inocente, me resultar� perverso; Job 9:21 . Inocente, o siendo inocente, sin embargo, no me someter� a juicio; ni mi alma se cansar�a menos de la vida. Houbigant y Schultens. El significado del vers�culo 21 queda suficientemente aclarado para el 22. Aunque fuera perfecto, no conocer�a mi alma ni mi vida; es decir"No lo tomar�a en cuenta, lo despreciar�a; (como sigue) porque no considerar�a esta perfecci�n una seguridad para una vida larga o pr�spera; mucho menos, si nunca fuera tan perfecto, deber�a adular yo mismo con la vana esperanza que me infundir�as, de ser liberado de esta profunda angustia en la que ahora estoy hundido, y de la cual nada m�s que un milagro puede restaurarme. Porque, una cosa he aprendido por experiencia, que Dios destruye el tanto perfectos como malvados ". Y de esto da una demostraci�n en el siguiente verso: Si el azote mata de repente, etc.

es decir, "En tiempos de calamidad com�n, los justos y los imp�os perecen en su mayor parte indiscriminadamente". Este es aparentemente el curso general de la Providencia; y si se hacen excepciones, son raras y extraordinarias, por designaci�n especial y direcci�n del gran Se�or y gobernante del mundo, por razones extraordinarias de las que solo �l es juez. Pero ning�n hombre sabio construir�a jam�s grandes esperanzas sobre estos casos extraordinarios y excepcionales; al menos, nunca pueden ser una base justa para la confianza y la seguridad. Este parece ser claramente el sentido de Job en este asunto; pues, es muy observable, que construye sus argumentos sobre el curso general de la Providencia; los otros argumentan principalmente a partir de las excepciones extraordinarias a la misma. Hab�an visto a un buen hombre de vez en cuando notablemente entregado; hab�an visto a muchos malvados castigados notablemente. Estas cosas notables, como son las demostraciones m�s sensatas de una Providencia actual, llevaron a los amigos de Job, cuyos pensamientos estaban llenos de ellas, a llevar demasiado lejos el asunto de una Providencia exactamente remuneradora en esta vida; de modo que dif�cilmente permitir que un buen hombre sea finalmente infeliz en el mundo presente, o que un malvado prospere en general.

Y supongo que su propia prosperidad, que quiz�s les gustaba demasiado atribuir a la bendici�n de Dios sobre su piedad, (porque, excepto sus duras censuras a Job, no hay nada m�s que lo que les muestra que han sido buenas personas religiosas en general,) podr�a ayudar a confirmarlos en esta noci�n; porque es una vieja observaci�n, que tomamos prestados nuestros mismos pensamientos y razonamientos a veces del estado y temperamento en el que nos encontramos. Por lo tanto, Job, por otro lado, est� en un estado de lo m�s profundoangustia, no debemos extra�arnos de que sus pensamientos fueran negros y nublados; que, incluso con la conciencia de un coraz�n recto y una vida recta, no pod�a disfrutar durante el d�a con pensamientos alegres, ni evitar los sue�os m�s espantosos durante la noche, especialmente considerando la oscura dispensaci�n bajo la cual viv�a. Ver el cap. Job 7:13 . La misma disposici�n melanc�lica fue, sin duda, la que le hizo detenerse en el curso general de la Providencia, sin tener en cuenta esos casos extraordinarios y excepcionales, en los que Dios, por as� decirlo, desnuda su brazo para librar a un buen hombre de la angustia, y del cual �l mismo fue al final un noble ejemplo.

Peters. Y nunca debemos olvidar que Job vivi� bajo una dispensaci�n muy inferior a la nuestra. Schultens traduce el vers�culo 23, Si el azote mata de repente, [el azote] se reir� del juicio de los inocentes. La figura es atrevida, pero no demasiado atrevida para la poes�a elevada de este libro.

Versículo 24

Cubri� los rostros de los jueces ; cubri� el rostro de los juicios que en �l se hacen; pero la causa de su ira, �qui�n la declarar�? Es decir, �qui�n puede exponer las razones por las que Dios est� enojado con los miserables mortales y por qu� permite la tierra a los malvados? Houbigant. Heath, despu�s del sir�aco, hace la �ltima cl�usula, si no fuera por su furia, �qui�n lo considerar�a ? es decir, este ser�a el lenguaje de los imp�os, si el Todopoderoso no soltara algunas veces su furor y les mostrara que no son m�s que hombres.

Versículo 26

Como naves veloces, etc. � Hay s�lo dos lugares que recuerdo, dice el Sr. Peters, en el libro de Job, donde hay alguna alusi�n a la navegaci�n. Uno en el pasaje actual, donde Job compara el curso de la vida humana, y la rapidez con que pasa, a los barcos veloces, [ barcos m�s r�pidos, excelente para navegar, Houbigant,] o, como est� en el margen de nuestro ingl�s Biblias, barcos del deseo; es decir , los que se anhelan, y anhelan estar en el puerto de destino, y llenan todas las velas que pueden para ese fin.

Esto da, de hecho, una imagen muy po�tica. Pero, si tomamos el juicio de Schultens, nos dice, deber�a ser m�s bien traducido, barcos de ca�a o el papiro; es decir , embarcaciones ligeras como las que usaban para pasar el r�o Nilo y otros grandes r�os y brazos del mar. Este, sin duda, fue el primer ensayo hecho por la humanidad hacia la navegaci�n y, quiz�s, el m�ximo que su habilidad hab�a alcanzado en la �poca de Job. Ver el cap. Job 28:4 y Peters.

Versículo 28

Tengo miedo de todas mis penas , tiemblo en todos mis miembros. Heath, despu�s de la LXX.

Versículo 29

Si soy imp�o, etc. , ser� estimado culpable; �Por qu�, pues, debo hacer tanto esfuerzo? Houbigant. D�jame ser condenado, �por qu� deber�a ? Brezo.

Versículos 30-31

Si me lavo, etc., es decir, aunque deber�a apelar a mi vida anterior, pasada de una manera religiosa, santa y virtuosa, sin embargo, ser� en vano; como descubro, por el aumento de mis calamidades, que perecer� debajo de ellas; y, sumergido en una muerte inmadura, ser� contaminado todo mi antiguo ornamento de justicia y justicia; yo mismo siendo estimado, al menos a los ojos de mis amigos, como un monstruo impuro y malvado.

Versículo 33

El hombre de cualquier d�a: no hay nadie que pueda juzgar entre nosotros; que ponga la mano, etc. Houbigant. La imposici�n de la mano sobre ambas partes, implica un poder coercitivo para hacer cumplir la ejecuci�n de sus decretos. Nadie podr�a tener esto sobre el Todopoderoso; por tanto, era en vano contender con �l. Brezo. En algunas partes del norte de Inglaterra, a cualquier �rbitro, �rbitro o juez electo se le denomina com�nmente hombre muerto o hombre del d�a. El Dr. Hammond, en sus Anotaciones sobre Hebreos 10:25 , observa que la palabra d�a, en todos los modismos, significa juicio.

Versículo 35

Pero no es as� conmigo, porque as� no soy yo mismo. Houbigant. Pero no soy suficiente due�o de m� mismo. Brezo.

REFLEXIONES.� 1�. Sin reflexionar sobre las insinuaciones de su cruel amigo, Job entra directamente en la discusi�n.

1. Admite la justicia de Dios como una verdad segura, ni se atrevi� a cuestionar lo desigual que era para su Hacedor. Incapaz de comparecer ante su tribunal, el hombre pecador no pod�a responder a uno de los mil cargos que Dios pod�a presentar contra �l, sino que deb�a declararse culpable; ni puede resistir la ejecuci�n de su merecida sentencia. Si se atreviera a abogar por s� mismo, Dios es sabio de coraz�n, y detectar�a la locura y silenciar�a los sofismas de sus argumentos: si se atreviera a resistir, Dios es poderoso en poder, s�, todopoderoso para poner en vigor su sentencia, y toda lucha es en vano; porque �qui�n se endureci� contra �l, en justificaci�n propia o en oposici�n imp�a, y prosper�? Nota;(1.) El conocimiento de nuestra propia pecaminosidad, y especialmente de nuestra naturaleza ca�da, silenciar� toda dependencia en nosotros mismos y nos llevar� a Dios a trav�s de los m�ritos infinitos y �nicos de Jes�s, para la justificaci�n para la vida. (2.) Aunque los malvados y los demonios se endurezcan en rebeli�n contra Dios, como si �l fuera d�bil para castigarlos, o descuidado por su iniquidad, unos pocos d�as detectar�n su insensatez y los pondr�n temblando bajo la vara del juicio en el vientre del infierno.

2. Se expande sobre las gloriosas evidencias de la sabidur�a y el poder de Dios: tan lejos estaba de maldecir a Dios, que pod�a, en medio de sus dolores, deleitarse en meditar en la contemplaci�n de sus perfecciones divinas. (1.) �Su poder, qu� asombroso! A su palabra, los montes saltan desde sus cimientos, y no saben a d�nde son arrojados; si su ira arde, son derribados como la colina de la topo. Sacudidos por su brazo, los pilares sueltos de la tierra tiemblan, y toda la pesada carga sobre ellos sufre sacudidas como la hoja, y se quita con la misma facilidad. El sol, que se elev� en gloria por su palabra, se hundir�, a su voluntad, en la oscuridad primigenia, o, permaneciendo quieto en su curso, retirar� de nuestro hemisferio la luz del d�a.

Negro con espesas tempestades, el cielo que desciende vela las estrellas brillantes, y su luz se sella en la oscuridad. Tales obras de asombro obr� Dios, cuando en el diluvio los poderes de la tierra y el cielo fueron sacudidos; y obra igualmente maravillosa, siempre que le plazca, todav�a puede repetir, para azotar a los mortales culpables y dar a conocer su poder. (2.) � Cu�n grande es su sabidur�a ! �l solo extendi� los cielos sobre nosotros con tan admirable artima�a, y las olas del mar bajo sus pies se retiran al abismo se�alado: s�, aunque alcen sus encrespadas cabezas, su l�mite es fijo, el cual no pueden traspasar.

Cada constelaci�n se mueve en su orden designado, y las estrellas del sur, invisibles para nosotros en este hemisferio, ascienden y se ponen en una sucesi�n regular, a medida que regresamos y salimos de nuestras c�maras. Nota; Los cielos son un volumen expandido, las estrellas son caracteres legibles, donde el hombre debe leer la sabidur�a, el poder y la gloria de Dios. (3.) Su albedr�o es invisible y sus obras inescrutables. No podemos comprender su n�mero, o sondear sus misteriosos caminos. Pasa junto a nosotros y no lo vemos. Los efectos de su sabidur�a y poder son evidentes, mientras que �l, sus consejos, su albedr�o, est�n ocultos y secretos. (4.) Su soberan�a es incontrolable. Todo lo que quiere, lo hace en las huestes del cielo y entre los habitantes de la tierra.

Si quita todos los dones que ha otorgado, � qui�n puede obstaculizarlo o hacer que lo devuelva ? �Qui�n se atrever� a suplicarle y decirle: �Qu� haces? �No podr� hacer lo que quiera con los suyos? (5.) Su ira es terrible: si Dios no la retira, los soberbios ayudantes o los ayudantes del orgullo, los pecadores m�s tenaces, los m�s exaltados de los hijos del orgullo, no podr�n sostenerse a s� mismos, ni dar a otros el menor socorro. : se inclinan debajo de �l, hundi�ndose en la tierra en la aflicci�n, o m�s abajo, aplastados en el infierno bajo la carga insoportable de su ira. Nota; Entonces, �c�mo debemos temer ofenderlo, si tal es el poder de su ira?

En segundo lugar, Job aplica a su propio caso los puntos de vista de las perfecciones de Dios que �l hab�a descrito, como una base de auto-humillaci�n ante �l. Sin embargo, pudo mantener su causa ante el hombre, como no siendo en modo alguno un hip�crita, como se aleg�, no pudo vindicarse ante Dios por no ser un pecador.
1. Reconoce su incapacidad para resistir la contienda con Dios: es demasiado sabio para que el hombre le suplique; demasiado poderoso para ser retirado; y de su sentencia no cabe apelar a ning�n tribunal superior. Nota; No hay posici�n ante Dios sobre la base de nuestros propios m�ritos: en un pacto de gracia, solo, no por obras, puede el pecador ser justificado. Por lo tanto,

2. Por justo que fuera como magistrado y sincero en su profesi�n de buen hombre, resuelve m�s bien clamar por misericordia que defender sus m�ritos: no es que esperara ser escuchado por causa de su oraci�n; pero, si se le responde, debe atribuirlo �nicamente a la rica gracia de Dios, y no al valor de sus propias s�plicas. Nota; Misericordia, no desierto, debe ser nuestra s�plica; ni nuestras mejores oraciones pueden convertir a Dios en nuestro deudor.

3. Job hab�a hablado correctamente hasta ahora; pero su debilidad aparece ahora en la conclusi�n que saca, que si bien sus aflicciones no fueron eliminadas, sus oraciones no pudieron ser contestadas; y, aunque se reconoce pecador, parece pensar que sus sufrimientos excedieron sus m�ritos. Me quebranta con una tempestad de aflicciones y multiplica mis heridas sin causa, cualquiera de esas causas al menos hab�an sugerido sus amigos censuradores.

No permitir� que me quede sin aliento, apenas puedo orar o hablar a trav�s de la violencia de mi enfermedad; pero me llena de amargura. Nota; No debemos juzgar que nuestras oraciones son rechazadas, porque nuestros sufrimientos permanecen: aunque ahora no podemos ver por qu� Dios nos trata as�, pronto nos convenceremos de que la mayor bondad que Dios podr�a hacernos fue la continuaci�n de nuestra aflicci�n.

En tercer lugar, el gran punto en disputa es si los malvados son siempre miserables y los inocentes pr�speros. Esto lo afirman sus amigos, y �l lo niega resueltamente. Esta es una cosa, por singular que pueda parecerles, pero cierta y segura, y que, desde la m�s completa convicci�n, propongo, Dios destruye a los perfectos y a los malvados; eternamente, en verdad, los fieles no pueden perecer; pero a menudo caen en la ruina promiscua, cuando surgen juicios desoladores; y si el azote mata de repente, se reir� del juicio de los inocentes. No es que Dios se deleite en las miserias de su pueblo, pero si parece indiferente a sus sufrimientos, es porque tiene la intenci�n de sus pruebas para el aumento de sus gracias y el brillo de su corona. La tierra,en general, se entrega en manos de los malvados; prosperan, dominan y dominan. Cubre los rostros de sus jueces; los entrega a la ceguera de coraz�n, y los deja ejecutar sus injustos decretos, a la opresi�n de los inocentes: si no, si esto no es un hecho y una verdad, � d�nde y qui�n puede refutarme? Dios tiene el gobierno del mundo, y estas cosas no se pueden hacer sino con su permiso: los sufrimientos, por lo tanto, no son prueba de su ira, ni la prosperidad de su favor.

Nota; (1.) Aunque los justos aqu� sufren con los malvados, no sufren como los malvados; sus aflicciones son correcciones misericordiosas, no juicios airados, y su fin no es su ruina, sino una gloria m�s abundante. (2.) Debe silenciar nuestras quejas bajo la opresi�n, y suprimir toda envidia por la prosperidad de los malvados, que est� permitido para fines sabios, que, aunque no lo sepamos ahora, lo sabremos en el futuro.

En cuarto lugar, sus quejas se mezclan con sus argumentos.
1. Se lamenta de que su prosperidad pasada haya desaparecido, de que sus dolores presentes sean incurables. M�s veloces que un poste a toda velocidad, sus d�as de alegr�a se apresuraron, y ahora son sucedidos por d�as de miseria, que hicieron olvidar a los primeros, como si nunca hubieran sido: se fueron, como barcos que navegan con el viento; y, como si buscara una expresi�n que indicara su velocidad, huy� como el �guila al lanzarse sobre su presa. En vano trat� de recuperar un atisbo de consuelo anterior, o de recomponerse a las aflicciones actuales; Si digo, olvidar� mi queja, dejar� mi pesadez y me consolar�, el intento fue infructuoso; los dolores lo segu�an de cerca como su sombra, y tem�a que finalmente lo abrumaran.

Nota; (1.) El tiempo es r�pido, nuestro d�a expira, todo bien temporal transitorio; seamos prudentes al redimirlo, para que cuando el momento presente se pierda en la eternidad, como la gota en el oc�ano ilimitado, nuestra porci�n feliz all� est� asegurada. (2) Es m�s f�cil saber que debemos someternos y pedir a los miserables que olviden sus quejas, que ejercer esa silenciosa resignaci�n que es tan evidentemente nuestro deber obligado.

2. Desespera poder suplicar a Dios: o es el lenguaje de la humildad, que expresa su inutilidad, o de su impaciencia y pensamientos duros de Dios, como si se hubiera lavado las manos en vano. S� que no me considerar�s inocente; Empiezo a desesperar por la recuperaci�n y espero, en la continuaci�n de mis aflicciones, ser tratado como si fuera un malvado, lo cual ser� cre�do, sin duda, si muero en mi sufrimiento. �Por qu� entonces trabajo en vano para limpiarme, cuando las calamidades que sufro me defender�n a los ojos del mundo, m�s fuerte que cualquier argumento que pueda impulsar me reivindicar�? Si me lavo con agua de nieve y nunca me limpie tanto las manos,Usa todos los esfuerzos para mantener mi inocencia, y mostrar mi conversaci�n nunca tan libre de culpa, sin embargo , me sumergir�s en el hoyo de profundas aflicciones, y mis propias ropas me aborrecer�n; Mis m�s queridos amigos interpretar�n mi caso como abominable, y mis sufrimientos me convertir�n en una carga para m�.

Nota; (1.) Los mejores hombres tienen los pensamientos m�s bajos de s� mismos. (2.) Cuanto m�s se esfuerza el pecador por establecer su propia justicia, en lugar de someterse a "la justicia de la fe", [ Romanos 4:13 ], m�s desesperado se vuelve su caso.

3. Se queja de la competencia desigual. No es un hombre como yo; los tiestos pueden luchar con los tiestos de la tierra, pero es imposible que yo, un gusano, le responda a �l, el Dios glorioso e infinito, y que nos unamos en juicio, o lo mismo, en igualdad de condiciones. No puede tener superior, ni hay tribunal donde se pueda juzgar la causa; tampoco hay ning�n hombre del d�a, o �rbitro, a quien se pueda referir la causa, y cuyas decisiones debamos acatar.

O, puede decirse, � Oh , que hubiera un mediador que pudiera poner su mano sobre nosotros a los dos para resolver y ajustar la disputa de manera efectiva! Nota; El Se�or Jesucristo parece ser el hombre del d�a que Job quer�a: su mano est� puesta sobre ambos, para acercar a un Dios ofendido en misericordia al hombre pecador, e inclinar al hombre, un pecador, a volver en humillaci�n a un Dios que perdona. .

4. Desea un breve respiro para poder hablar por s� mismo. Quite de m� su vara de castigo que lo oprim�a, y no me aterrorice su temor, ese temor de su terrible majestad que ahora lo abruma; entonces hablar�a, en oraci�n y s�plica, o suplicar�a por �l mismo, y no le temer�a, como en su estado actual lo hac�a, Dios apareciendo como un enemigo; o tal vez, por atrevido que fuera el desaf�o, entonces mantendr�a su causa sin temor y, aunque un pecador confesara, razonar�a con �l sobre la enorme grandeza de sus sufrimientos; pero no es as� conmigo; Sus terrores me incapacitan para hablar delante de �l; y no tengo hombre de d�a; o, yo no soy as� conmigo mismo,tan due�o de s� mismo, como para poder, en su estado desordenado, mantener correctamente su causa. Nota; Incluso hombres verdaderamente piadosos, sometidos a duras pruebas, han hablado sin avisar con sus labios; por tanto, ten�amos necesidad de orar siempre para que no seamos inducidos a la tentaci�n.

Información bibliográfica
Coke, Thomas. "Comentario sobre Job 9". Comentario de Coke sobre la Santa Biblia. https://beta.studylight.org/commentaries/spa/tcc/job-9.html. 1801-1803.
 
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