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Bible Commentaries
Apocalipsis 10

El Comentario Bíblico del ExpositorEl Comentario Bíblico del Expositor

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Versículos 1-11

CAPITULO VII.

PRIMERA VISI�N CONSOLATORIA.

Apocalipsis 10:1 .

En el punto ahora alcanzado por nosotros, el progreso regular de los juicios de las Trompetas se interrumpe, precisamente de la misma manera que entre el sexto y el s�ptimo Sellos, por dos visiones consoladoras. El primero est� contenido en Apocalipsis 10 , el segundo en Apocalipsis 11:1 .

En Apocalipsis 11:14 se reanuda la serie de las Trompetas, llegando desde ese punto hasta el final del cap�tulo.

"Y vi a otro �ngel fuerte que descend�a del cielo, vestido con una nube; y el arco iris estaba sobre su cabeza, y su rostro como el sol, y sus pies como columnas de fuego; y ten�a en su mano un poco de rollo de libro abierto; y puso su pie derecho sobre el mar y el izquierdo sobre la tierra; y grit� con gran voz, como ruge un le�n; y cuando clam�, los siete truenos dieron sus voces.

Y cuando los siete truenos emitieron sus voces, estaba a punto de escribir; y o� una voz del cielo que dec�a: Sella las cosas que han pronunciado los siete truenos, y no las escribas. Y el �ngel que vi de pie sobre el mar y sobre la tierra, levant� su mano derecha al cielo y jur� por Aquel que vive por los siglos de los siglos, que cre� los cielos y las cosas que est�n en ellos, y la tierra y la tierra. cosas que est�n en �l, y el mar, y las cosas que est�n en �l, para que no haya tiempo m�s; pero en los d�as de la voz del s�ptimo �ngel, cuando est� a punto de sonar, entonces se ha cumplido el misterio de Dios. , seg�n las buenas nuevas que anunci� a sus siervos los profetas.

Y la voz que o� del cielo, la o� de nuevo hablando conmigo y diciendo: Ve, toma el rollo de libros que est� abierto en la mano del �ngel que est� sobre el mar y sobre la tierra. Y me acerqu� al �ngel y le dije que me diera el peque�o rollo de libro. Y me dijo: T�malo y c�melo; y te amargar� el vientre, pero en tu boca ser� dulce como la miel.

Y tom� el peque�o rollo de libro de la mano del �ngel y me lo com�; y era dulce en mi boca como la miel; y cuando lo hube comido, se me amarg� el vientre. Y me dijeron: Es necesario que profetices otra vez sobre muchos pueblos, naciones, lenguas y reyes ( Apocalipsis 10:1 ) ".

Muchas preguntas de profundo inter�s, y sobre las cuales se han entretenido las opiniones m�s divergentes, nos encontramos en relaci�n con este pasaje. Intentar discutir estas diversas opiniones solo confundir�a al lector. Bastar� con aludir a ellos cuando parezca necesario hacerlo. Mientras tanto, antes de intentar descubrir el significado de la visi�n, se pueden hacer tres observaciones; uno de tipo general, los otros dos relacionados con la interpretaci�n de cl�usulas particulares.

1. Como casi todo lo dem�s en el Apocalipsis de San Juan, la visi�n se basa en un pasaje del Antiguo Testamento. �Y cuando mir�, dice el profeta Ezequiel, �he aqu�, se me envi� una mano, y he aqu�, hab�a en �l un rollo de libro. Adem�s me dijo: Hijo de hombre, come lo que encuentres; come este rollo, y ve y habla a la casa de Israel. Abr� mi boca y me hizo comer ese rollo.

Y me dijo: Hijo de hombre, haz comer tu vientre, y llena tus entra�as de este rollo que yo te doy. Entonces lo com�; y estaba en mi boca como miel para dulzura. Y me dijo: Hijo de hombre, ve, vete a la casa de Israel y hablales con Mis palabras ". * (* Ezequiel 2:9 ; Ezequiel 3:4 )

2. En una expresi�n de Apocalipsis 10:6 es dudoso que la traducci�n de las Versiones Autorizada y Revisada, o la traducci�n marginal de esta �ltima, deba adoptarse, si debemos leer, "Habr� tiempo" o " No habr� m�s demora ". Pero el primero no es solo el significado natural del original; casi parecer�a, por el uso de la misma palabra en otros pasajes del Apocalipsis, 1 que es empleada por St.

Juan para designar toda la era cristiana. Esa edad est� ahora muy cerca. La �ltima hora est� a punto de dar. El drama de la historia del mundo est� a punto de terminar. "Porque el Se�or ejecutar� su palabra en la tierra, la terminar� y la acortar�". 2 (1 Comp. Apocalipsis 6:11 ; Apocalipsis 20:3 ; Apocalipsis 2 Romanos 9:28 ).

3. El �ltimo vers�culo del cap�tulo merece nuestra atenci�n por un momento: Y me dicen: Debes profetizar otra vez sobre muchos pueblos, naciones, lenguas y reyes. Aunque se habla de la profec�a en s� misma en varios pasajes de este libro, * leemos solo una vez m�s de profetizar: cuando se dice en Apocalipsis 11:3 de los dos testigos que profetizar�n.

Una comparaci�n de estos pasajes mostrar� que ambas palabras deben entenderse en el sentido de proclamar las acciones justas y los juicios del Todopoderoso. El profeta del Apocalipsis no es solo el mensajero de la misericordia, sino del justo gobierno de Dios. (* Comp. Apocalipsis 1:3 ; Apocalipsis 22:7 ; Apocalipsis 22:10 ; Apocalipsis 22:18 )

Desde estos puntos subordinados nos apresuramos a hacer preguntas m�s inmediatas que nos conciernen en nuestro esfuerzo por comprender el cap�tulo. Hay que hacer varias preguntas de este tipo.

1. �Qui�n es el �ngel que se nos presenta en el primer vers�culo de la visi�n? Se le describe como otro �ngel fuerte; y, como el ep�teto "fuerte" se ha utilizado s�lo una vez antes, en Apocalipsis 5:2 , en relaci�n con la apertura del rollo de libro sellado con siete sellos, tenemos derecho a concluir que se dice que este �ngel es " otro "en comparaci�n con el �ngel de que se habla en lugar de con los muchos �ngeles que rodean el trono de Dios.

Pero el "�ngel fuerte" en el cap. 5 se distingue tanto de Dios mismo como del Cordero. En cierto sentido, por lo tanto, aqu� debe trazarse una distinci�n similar. Por otro lado, los detalles mencionados de este �ngel llevan directamente a la conclusi�n no solo de que tiene atributos divinos, sino que no representa a otro que al Hijo del Hombre contemplado por San Juan en la primera visi�n de su libro. Est� vestido con una nube; y en cada pasaje del Apocalipsis donde se menciona tal investidura, o en el que una nube o nubes est�n asociadas con una persona, es con el Salvador del mundo cuando viene al juicio.

1 Un lenguaje similar tambi�n marca los otros libros del Nuevo Testamento. 2 El arco iris estaba sobre su cabeza; y el art�culo definido empleado nos remonta, no al arco iris del que se habla en el libro del G�nesis, o al arco iris que de vez en cuando aparece, un objeto bien conocido, en el cielo, sino al de Apocalipsis 4:3 , donde se nos ha dicho, en la descripci�n del trono divino, que "hab�a un arco iris alrededor del trono, como una esmeralda para mirar.

"Las palabras su rostro era como el sol no prueban por s� mismas que la referencia sea a Apocalipsis 1:16 , donde se dice del Uno semejante a un hijo de hombre que" Su rostro era como el sol brilla en su fuerza; "pero la propiedad de esta referencia se hace casi indudable por la menci�n de sus pies como columnas de fuego , porque esta �ltima circunstancia s�lo puede ser una alusi�n al rasgo del que se habla en Apocalipsis 1:15 ," Y Sus pies semejantes a bronce fino , como si se hubiera refinado en un horno.

"La combinaci�n de estos detalles muestra cu�n cercana es la conexi�n entre el" �ngel fuerte "de esta visi�n y el Divino Redentor; y la explicaci�n tanto de la diferencia como de la correspondencia entre los dos se encuentra en la observaci�n hecha anteriormente que en el Apocalipsis el "�ngel" de cualquier persona o cosa expresa esa persona o cosa en acci�n. Aqu�, por lo tanto, tenemos la acci�n de Aquel que es Cabeza, Rey y Se�or de Su Iglesia.

(1 Apocalipsis 1:7 ; Apocalipsis 14:14 . En Apocalipsis 11:12 "la nube" es la nube conocida en la que Cristo ascendi� y en la que viene al juicio; 2 Mateo 24:30 ; Marco 13:26 ; Lucas 21:27 ; 1 Tesalonicenses 4:17 ).

2. �En qu� car�cter aparece el Se�or? En cuanto a la respuesta a esta pregunta, no puede haber dudas. Aparece en juicio. El arco iris sobre Su cabeza es de hecho el s�mbolo de la misericordia, pero se explica suficientemente por el hecho de que �l es Salvador adem�s de Juez. Tan lejos est� el Apocalipsis de representar las ideas de juicio y misericordia como incompatibles entre s�, que a lo largo de todo el libro la caracter�stica m�s terrible de la primera es que procede de Uno que se distingue por la segunda.

Si incluso en s� misma la ira divina ha de ser temida por el pecador, el pavor que deber�a inspirar alcanza su punto m�s alto cuando pensamos en ella como "la ira del Cordero". Las otras caracter�sticas de la descripci�n hablan directamente del juicio: la "nube", el "sol", las "columnas de fuego".

3. �Qu� noci�n debemos formarnos del contenido del peque�o rollo de libro ? Ciertamente no son los mismos que los del rollo de libro del cap. 5, aunque la palabra aqu� usada para el rollo, un diminutivo del otro, puede sugerir la idea de que existe una conexi�n �ntima entre los dos libros, y que el segundo, como el primero, est� lleno de juicio. Otras circunstancias mencionadas conducen a la misma conclusi�n.

As�, la gran voz, como el rugido de un le�n, no puede dejar de recordarnos la voz del "Le�n que es de la tribu de Jud�" en el cap. 5. El pensamiento de los siete truenos que emitieron sus voces profundiza la impresi�n, porque en ese n�mero tenemos la concepci�n general del trueno en todos los variados terrores que le pertenecen; y, cualesquiera que sean los detalles pronunciados por los truenos, un punto en el que es in�til indagar, ya que su escritura estaba prohibida, su tono general debe haber sido el de juicio. Pero estos truenos son una respuesta al �ngel fuerte cuando estaba a punto de actuar con el librito, " cuando llor� , los siete truenos emitieron sus voces", y la respuesta debi� estar relacionada con la acci�n.

Por lo tanto, est� claro que el contenido del librito no puede haber sido noticias de misericordia para un mundo pecador; y que ese libro no pudo haber tenido la intenci�n de decirle al Vidente que, a pesar de la oposici�n de los poderes de las tinieblas, la Iglesia de Cristo iba a abrirse camino entre las naciones, creciendo desde la peque�a semilla hasta el �rbol majestuoso, y finalmente cubriendo la tierra con la sombra de sus ramas.

Incluso suponiendo que una concepci�n de este tipo pudiera rastrearse en otras partes del Apocalipsis, estar�a en desacuerdo con los detalles que lo acompa�an aqu�. Podemos concluir sin vacilar que el peque�o rollo de libro tiene, por tanto, el car�cter general de juicio, aunque, como el rollo m�s grande del cap. 5, tambi�n puede incluir en �l la preservaci�n de los santos.

Por tanto, estamos en condiciones de preguntar cu�l era el contenido especial del peque�o rollo de libro. Antes de hacerlo, conviene tener en cuenta una consideraci�n.

Recordando la estructura sim�trica del Apocalipsis, parece natural esperar que la relaci�n entre las dos visiones consoladoras que caen entre las Trompetas y las Copas corresponda a la de las dos entre los Sellos y las Trompetas. Sin embargo, las dos compa��as de las que se habla en estas dos �ltimas visiones son las mismas, siendo los ciento cuarenta y cuatro mil "de cada tribu de los hijos de Israel" id�nticos a la gran multitud "de cada naci�n"; mientras que los contenidos de la segunda visi�n son sustancialmente los mismos que los de la primera, aunque repetidos en una escala m�s completa y perfecta.

Ahora veremos en breve que la segunda de nuestras visiones consoladoras actuales, la del cap. 11 - saca a relucir la victoria y el triunfo de un fiel resto de creyentes dentro de una Iglesia degenerada, aunque profesante. Cu�n probable es que la primera visi�n consoladora, la del cap. 10 - �se relacionar� con el mismo remanente, aunque en un plano inferior tanto de batalla como de conquista!

As� visto, tenemos buena base para suponer que el peque�o rollo de libro conten�a indicios de juicio a punto de descender sobre una Iglesia que hab�a ca�do de su alta posici�n y pr�cticamente repudi� a su Divino Maestro; mientras que al mismo tiempo aseguraba al fiel resto dentro de ella que ser�an preservados y glorificados a su debido tiempo. El librito hablaba as� de la m�s dura de todas las luchas por las que los creyentes tienen que pasar: la de los enemigos de su propia casa; pero, hablando as�, tambi�n habla del juicio sobre estos enemigos, y de un resultado glorioso para los verdaderos miembros del Cuerpo de Cristo debido al trabajo y sufrimiento.

Con esta visi�n del contenido del peque�o rollo de libro, todo lo que se dice de �l parece estar en armon�a.

1. As� entendemos enseguida por qu� se nombra por una forma diminutiva de la palabra usada para el rollo de libro en el cap. 5. Este �ltimo conten�a todo el consejo de Dios para la ejecuci�n de sus planes tanto en el mundo como en la Iglesia. El primero se refiere �nicamente a la Iglesia. Por lo tanto, un rollo m�s peque�o, naturalmente, ser�a suficiente para sus noticias.

2. La acci�n que se le ordena al Vidente que realice con la tirada recibe una explicaci�n adecuada. Deb�a quit�rselo de la mano del �ngel fuerte y com�rselo . El significado es obvio y es admitido por todos los int�rpretes. El Vidente est� en su propia experiencia actual para asimilar el contenido del rollo para que pueda conocer su valor. El mandato est� en armon�a con lo que sabemos sobre el car�cter y los sentimientos de St.

Juan. El poder de la experiencia cristiana para arrojar luz sobre la verdad cristiana y sobre la suerte del pueblo de Cristo es una de las caracter�sticas m�s notables del cuarto Evangelio. Penetra e invade el todo. Escuchamos la expresi�n de los propios sentimientos del evangelista cuando est� a punto de presentar al mundo la imagen de su amado Maestro, y clama: "Vimos su gloria, gloria como del unig�nito del Padre"; �De su plenitud recibimos todos, y gracia sobre gracia.

"Notamos su comentario sobre las palabras de Jes�s oscuras para sus compa�eros ap�stoles y para �l mismo en el momento en que fueron dichas, y dice:" Por tanto, cuando resucit� de entre los muertos, sus disc�pulos se acordaron de que hab�a dicho esto; y creyeron a la palabra que Jes�s hab�a dicho ". 2 ( 1 Juan 1:14, Juan 1:16 ; 2 Juan 1:2 : 22)

Finalmente, lo o�mos al recordar la promesa del Esp�ritu de verdad, que iba a instruir a los disc�pulos, no mediante nuevas revelaciones de la voluntad divina, sino desplegando m�s ampliamente la plenitud que se encontraba en Cristo: "Sin embargo, cuando Ha venido el Esp�ritu de verdad, �l os guiar� a toda la verdad; porque no hablar� de s� mismo, sino que todo lo que oyere, esto hablar�; y os anunciar� lo que es. venir.

�l me glorificar�, porque tomar� de lo m�o y os lo har� saber ". * En todas partes y siempre la experiencia cristiana es la llave que abre lo que de otro modo estar�a cerrado y arroja luz sobre lo que de otro modo estar�a oscuro. A tal experiencia , en consecuencia, el contenido del peque�o rollo, si fuera tal como lo hemos entendido, debe haber atra�do con un poder peculiar. Al contemplar el juicio ejecutado en el mundo, el creyente puede que solo necesite quedarse quieto y maravillarse, como Mois�s e Israel estaba en la orilla del Mar Rojo cuando el mar, volviendo a su lecho, abrumaba a sus enemigos.

Estaban a salvo. No ten�an ni parte ni suerte con los que se hund�an como plomo en las impetuosas aguas. Ser�a de otra manera cuando el juicio cayera sobre la Iglesia. De esa Iglesia eran parte los creyentes. �C�mo pod�an explicar el cambio que se hab�a apoderado de ella, la purificaci�n que necesitaba, la separaci�n que deb�a tener lugar dentro de lo que hasta ese momento hab�a sido en apariencia la �nica Si�n que Dios amaba? En el primer caso, todo fue hacia afuera; en el segundo, todo es interior, personal, experimental, lo que lleva a la indagaci�n y la b�squeda ferviente del coraz�n y la oraci�n.

Un libro que contuviera estas cosas era, por tanto, un llamamiento a la experiencia cristiana, y bien se le podr�a decir a San Juan que "se lo comiera". (* Juan 16:13 )

3. El efecto producido sobre el Vidente al comer el panecillo tambi�n est� de acuerdo con lo dicho. Te amargar� el vientre, se le dijo, pero en tu boca ser� dulce como la miel; y el efecto sigui�. Estaba en mi boca , dice, dulce como la miel ; y cuando lo hube comido, se me amarg� el vientre. Tal efecto dif�cilmente podr�a seguir a la mera proclamaci�n del juicio sobre el mundo.

Cuando miramos ese juicio a la luz en la que debe ser considerado, y en el que hasta ahora lo hemos considerado, como la reivindicaci�n de la justicia y de un orden divino y justo, pensar en �l no puede impartir nada m�s que gozo. Pero pensar que la Iglesia del Dios viviente, la esposa de Cristo, ser� castigada con el juicio y se ver� obligada a reconocer que el juicio es merecido; pensar que aquellos a quienes se les ha dado tanto deber�an haber dado tan poco a cambio; pensar en el ego�smo que ha prevalecido donde deber�a haber reinado el amor, en la mundanalidad donde deber�a haber habido celestialidad de la mente, y en la discordia donde deber�a haber habido unidad, estas son las cosas que hacen "amargas las reflexiones del cristiano"; " ellos, y ellos sobre todo, son su perplejidad, su carga, su dolor, y su cruz. El mundo puede decepcionarlo, pero de �l esperaba poco. Cuando la Iglesia lo defrauda, ??"se derriban los cimientos" y la miel de la vida se convierte en hiel y ajenjo.

Combinando los detalles que ahora se han notado, parece que tenemos derecho a concluir que el peque�o rollo de este cap�tulo es un rollo de juicio, pero de juicio que se relaciona menos con el mundo que con la Iglesia. Nos dice que esa triste experiencia suya que nos encontraremos en los siguientes cap�tulos no debe dejarnos perplejos ni abrumarnos. La experiencia puede ser extra�a, muy diferente de lo que podr�amos haber esperado y esperado; pero el hilo por el cual la Iglesia es guiada no ha pasado de las manos de Aquel que conduce a Su pueblo por caminos que no conocen a las manos de un poder hostil y sin simpat�a.

Como sus consejos en referencia al mundo, y a la Iglesia en su relaci�n general con �l, contenidos en el gran rollo de libros del cap. 5, permanecer�, por lo que las relaciones internas de las dos partes de Su Iglesia entre s�, junto con los asuntos que dependen de ellas, est�n igualmente bajo Su control. Si el juicio cae sobre la Iglesia, no es porque Dios se haya olvidado de ser misericordioso, o porque con ira haya encerrado sus tiernas misericordias, sino porque la Iglesia ha pecado, porque necesita ser castigada y porque se le debe ense�ar que s�lo en dependencia directa de la voz del Buen Pastor, y no en el "redil" m�s cercano que se pueda construir para ella, est� a salvo. H�gale "conocerle", y ella ser� conocida por �l como �l es conocido por el Padre. * (* Comp. Juan 10:1 )

Información bibliográfica
Nicoll, William R. "Comentario sobre Revelation 10". "El Comentario Bíblico del Expositor". https://beta.studylight.org/commentaries/spa/teb/revelation-10.html.
 
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