Lectionary Calendar
Saturday, September 28th, 2024
the Week of Proper 20 / Ordinary 25
Attention!
Take your personal ministry to the Next Level by helping StudyLight build churches and supporting pastors in Uganda.
Click here to join the effort!

Bible Commentaries
Apocalipsis 10

Comentario de Coke sobre la Santa BibliaComentario de Coke

Search for…
Enter query below:

Introducción

Aparece un �ngel fuerte y poderoso, con un libro abierto en su mano; jura por el que vive por los siglos, que no habr� m�s tiempo. A Juan se le ordena tomar y comerse el libro.

Anno Domini 96.

Versículos 1-11

Vi descender a otro �ngel poderoso, etc.� San Juan, en la conclusi�n del �ltimo cap�tulo, habiendo mencionado la corrupci�n de la iglesia occidental, procedi� ahora a entregar algunas profec�as relacionadas con este lamentable evento: pero antes de entrar en este tema, y la iglesia con �l, est�n preparados para ello por una visi�n augusta y consoladora. Otro �ngel poderoso baj�, descrito algo as� como el �ngel o Personaje en los �ltimos tres cap�tulos de Daniel y en el primer cap�tulo de este libro. Ten�a en la mano un librito; ( Apocalipsis 10:2 ) Este peque�o libro (???????????), o codicilo, era diferente del ???????, o libro, mencionado antes, cap. Apocalipsis 5:1 y estaba abierto, para que todos los hombres pudieran leerlo y considerarlo libremente.

De hecho, era un codicilo del libro m�s grande, y se incluye apropiadamente bajo la sexta trompeta para describir el estado de la iglesia occidental despu�s de la descripci�n del estado de la oriental: y esto es con raz�n hecha una profec�a separada y distinta, a causa de de la importancia del asunto, as� como para atraer la mayor atenci�n.

El �ngel puso su pie derecho sobre el mar, etc. ( Apocalipsis 10:2 ) Para mostrar el alcance de su poder y comisi�n; y cuando hubo clamado en voz alta, siete truenos emitieron sus voces. San Juan habr�a escrito las cosas que pronunciaron los siete truenos, pero estaba prohibido hacerlo, Apocalipsis 10:4 . Como no conocemos los temas de los siete truenos, tampoco podemos conocer las razones para suprimirlos; y pretender saber uno u otro, es ser sabio por encima de lo que est� escrito. Entonces ( Apocalipsis 10:5 .) El �ngel levant� su mano, etc.

como el �ngel en Daniel 12:7 y sweres por Aquel que vive por los siglos de los siglos, el gran Creador de todas las cosas, para que ya no haya tiempo, o m�s bien, para que el tiempo no sea todav�a; pero ser� en los d�as de la s�ptima trompeta, que el misterio de Dios ser� cumplido, y el estado glorioso de la iglesia se perfeccionar�, conforme a las cosas buenas que prometi� a sus siervos los profetas, Apocalipsis 10:7 .

Esto se dice para consuelo de los cristianos, que aunque el librito describe las calamidades de la iglesia occidental, tendr�n un per�odo feliz bajo la s�ptima trompeta. Entonces se le ordena a San Juan que se coma el librito, como lo hizo el profeta, Ezequiel 3:3 en la misma ocasi�n: y se lo comi� ( Apocalipsis 10:10 ). Lo consider� minuciosamente y lo digiri�, y lo encontr� para ser, como se le inform� que ser�a, Apocalipsis 10:9 .

Dulce como la miel en la boca, pero amargo en el est�mago."El conocimiento de las cosas futuras al principio fue agradable, pero el contenido triste del librito despu�s llen� su alma de dolor". Sin embargo, estos contenidos no deb�an sellarse como los de los siete truenos; este peque�o libro iba a ser publicado, as� como el libro m�s grande del Apocalipsis; y como se refer�a a reyes y naciones, as� se har�a p�blico para su uso e informaci�n.

Sir Isaac Newton observa que esta descripci�n de un �ngel que desciende del cielo, Apocalipsis 10:1 tiene la forma en que Cristo apareci� al comienzo de esta profec�a; y puede dirigirnos a�n m�s a comprender a este poderoso �ngel de Cristo; que apareci� con un librito abierto en la mano.

Tambi�n observa que por tierra los jud�os entienden el gran continente de toda Asia y �frica, al que ten�an acceso por tierra; y por las islas del mar comprendieron los lugares a los que navegaban por mar, o las diversas partes de Europa; y aqu� en esta profec�a se ponen la tierra y el mar, seg�n �l, para las naciones de los imperios griego y latino.

Versículo 10

Y se lo comi�, etc. � V�ase Jeremias 15:16 . Nuestro bendito Salvador usa la misma expresi�n metaf�rica con el profeta y San Juan, cuando habla de s� mismo como el pan de vida, en muchos pasajes del sexto cap�tulo del Evangelio de San Juan. El autor de las Observaciones sobre las Sagradas Escrituras comenta, "que, a pesar de que la miel es deliciosa para el paladar oriental, a veces se ha pensado que produc�a efectos terribles.

As� que Sanutus nos dice que los ingleses que asistieron a Eduardo I en tierra santa , muri� en gran n�mero mientras marchaban en junio para demoler un lugar; lo que �l atribuye al calor excesivo y a su inmoderado consumo de frutas y miel. Esto, tal vez, puede darnos el pensamiento de Salom�n, seg�n el sentido literal, cuando dice,No es bueno comer mucha miel, Proverbios 25:27 .

Antes, en el mismo cap�tulo, hab�a mencionado que un exceso en el consumo de miel provocaba n�useas y v�mitos; pero si a veces se pensaba que produc�a efectos mortales, hab�a una mayor energ�a en la instrucci�n. Sea como sea, esta circunstancia parece ilustrar el pasaje prof�tico que tenemos ante nosotros, donde se dice que el libro es dulce como la miel en la boca, pero amargo despu�s de haberlo tragado; produciendo dolores amargos como los quejidos que el ej�rcito de Eduardo sinti� en tierra santa, desde el consumo de miel hasta el exceso: porque de los des�rdenes que son los efectos comunes de la intemperancia con respecto a las frutas en esos climas, Sanutus parece estar hablando; y el flujo de sangre, acompa�ada de fuertes dolores en los intestinos, es bien conocido por ser su gran demanda." Ver observaciones,pag. 161.

La profec�a que ten�amos ante nosotros era revelar las providencias de Dios durante el per�odo del s�ptimo �ngel; en el cual, como hubo una revelaci�n de gran oposici�n a la verdadera religi�n, y persecuci�n de los fieles profesantes; as� tambi�n hubo una revelaci�n de la protecci�n divina durante el tiempo de la prueba, y del cumplimiento seguro del prometido estado glorioso y feliz de la iglesia al final. La meditaci�n de tal estado de providencia bien podr�a ocasionar una mezcla de gozo y dolor en la mente del ap�stol, como es probable que ocurra en la mente de todos los que as� lo entienden y lo consideran.

Inferencias.�Si otras partes de este cap�tulo parecieran estar menos pre�adas de importantes instrucciones pr�cticas, tal vez el plan fue que podr�amos estar comprometidos a fijar nuestra atenci�n completa e indivisa en las horribles palabras de este ilustre �ngel; cuya apariencia se describe en colores tan extraordinariamente hermosos y llamativos; con el resplandor del sol que brota de su rostro; los colores abigarrados del arco iris que rodeaban su cabeza; de una estatura tan vasta y majestuosa, que a la vez mont� sobre la tierra y el mar; con su mano levantada solemnemente al cielo; con voz terrible como un trueno, apelando al venerable nombre de Dios, Creador de los cielos, de la tierra, del mar y de todos sus habitantes, para a�adir la sanci�n de un juramento inviolable a una declaraci�n, que en s� mismo, de un mensajero tan divino, era digno de cr�dito absoluto y completo; una declaraci�n,ese tiempo ya no deber�a ser: que es una verdad cierta, en el sentido m�s sublime e interesante del que son capaces las palabras.

El tiempo, distinguido en d�as, semanas, meses y a�os, por la revoluci�n de las luminarias celestiales, cuando las m�s abundantes de ellas se extinguen en sus orbes, como pronto lo har�n; cuando el sol se convierta en tinieblas y la luna en sangre; entonces el tiempo , digo, se absorber� en una eternidad inconmensurable . Y �oh, qu� eternidad!Una eternidad, ya sea de felicidad perfecta e inconcebible, o de miseria desesperada y sin remedio. Pero, adem�s de esta construcci�n general, hay un sentido importante en el que la proclamaci�n de este heraldo celestial se cumplir�, con respecto a los individuos; ese tiempo ya no ser�; el tiempo de la paciencia divina al esperarnos; el tiempo en que seremos continuados bajo el sonido del evangelio, y las ofertas de misericordia y los medios de salvaci�n; el tiempo en que estaremos familiarizados con estas escenas de la mortalidad y con las personas que aqu� nos son m�s familiares, al menos en las circunstancias actuales de su existencia.

El per�odo durante el cual vamos a habitar esta tierra y disfrutar de nuestras ventajas espirituales, o de nuestras posesiones y placeres mundanos, est� confinado dentro de l�mites muy estrechos. El juramento de este �ngel poderoso, quiz�s, est� listo para cumplirse, y el tiempo se est� cerrando y la eternidad se est� abriendo sobre nosotros. �Oh, que consideremos que el tiempo y todas sus preocupaciones se desvanecer�n muy pronto, que nuestros pensamientos y nuestras preocupaciones se dirijan cada vez m�s a nuestro propio inter�s eterno y al de nuestros semejantes! El Juez est� incluso a la puerta: esforc�monos, por tanto, por estar preparados, mejoremos cada momento transitorio para los fines para los que nos fue dado; y en estos puntos de vista de la brevedad del tiempo y la importancia de prepararnos para la eternidad, detestamos todos los placeres y encantos del pecado; porque pronto aparecer�n como losbocado misterioso del ap�stol, amargo como ajenjo en el vientre, aunque con indulgencia enga�osa y fatal es posible que, por unos momentos, los hayamos enrollado , como un bocado dulce, bajo nuestras lenguas; deseando en vano prolongar esos placeres, que s�lo pueden servir para a�adir una sensibilidad m�s aguda y exquisita a nuestro dolor futuro.

REFLEXIONES.� 1�, Otra visi�n interviene entre la sexta y la s�ptima trompeta, como antes entre el sexto y el s�ptimo sello.

1. Un �ngel glorioso, el mismo Personaje divino cuya voz se escuch� antes, dando a los �ngeles su comisi�n (cap. Apocalipsis 7:2 ), desciende del cielo vestido de una nube; y alrededor de su cabeza resplandec�a el arco iris, la se�al de su atenci�n al pacto con sus fieles santos, incluso en las edades m�s oscuras: su rostro era como el sol, alentando los corazones de su pueblo; y sus pies como columnas de fuego, firmes para apoyar los intereses de su sagrada causa y terrible para pisotear a sus enemigos.

En su mano sosten�a un librito, el �ltimo volumen del rollo que hab�a abierto, y estaba a punto de revelar su contenido; y, poniendo un pie en la tierra y el otro en el mar, para dar a entender su dominio universal, pronunci� su voz fuerte como el le�n ruge, y al instante siete poderosos truenos, los emblemas de los juicios que est�n por seguir, hicieron eco a la sonar. Estando a punto de minutar las denuncias articuladas pronunciadas por estos truenos, San Juan es refrenado por una voz del cielo, diciendo: Sella esas cosas, y no las escribas.

2. El �ngel que estaba en la tierra y en el mar, luego levant� su mano al cielo y, con un juramento solemne, jur� por el gran Creador de todas las cosas, que el tiempo ya no ser�a; pero que cuando el tiempo, los tiempos y la mitad de un tiempo, ( Daniel 12:7 ) expiren, los 1260 a�os del reinado del Anticristo, entonces se pondr� fin a la tiran�a anticristiana para siempre; y que dentro del per�odo de la s�ptima trompeta, el misterio de Dios deber�a estar terminado, su dise�o de gracia cumplido, y su gran salvaci�n esparcida de un polo a otro; como en la antig�edad hab�a sido mostrado a sus profetas, ( Daniel 7:25 ; Daniel 12:6 . Zacar�as 14:9 )

2do, La misma voz que hab�a o�do desde el cielo,
1. Le ordena que vaya y tome el libro de la mano del �ngel, que estaba sobre la tierra y el mar, quien se lo dio, y le pidi� que lo comiera, y digerir los espantosos contenidos all� revelados; dici�ndole que, aunque dulce en su boca, le amargar�a el est�mago; Por deseable que fuera conocer los acontecimientos del futuro, las terribles desolaciones que estaban por sobrevenir sobre la tierra y los sufrimientos de la iglesia no pod�an sino entristecerlo y afligirlo internamente.
2. El ap�stol obedeci� y hall� verdadera la palabra que hab�a sido dicha; dulce como era el libro en su boca, incluso como la miel, su vientre se amarg� como la hiel, y los carnes que previ� lo afligieron profundamente; pero no debe ocultar los secretos que se le comuniquen; se le ordena profetizar acerca de los acontecimientos que deben suceder sucesivamente ante muchos pueblos, naciones, lenguas y reyes. Nota; Los predicadores deben, en primer lugar, digerir y sentirse profundamente afectados por las verdades que transmiten a los dem�s.

Información bibliográfica
Coke, Thomas. "Comentario sobre Revelation 10". Comentario de Coke sobre la Santa Biblia. https://beta.studylight.org/commentaries/spa/tcc/revelation-10.html. 1801-1803.
 
adsfree-icon
Ads FreeProfile